¡Inocencia al rescate!
By Hashiba Sora.
Era medianoche y el aun tecleaba desenfrenadamente su laptop tratando de apresurarse para terminara a tiempo su novela y tener tiempo libre para pasarlo junto a su torbellino rosa.
El reloj seguía su marcha tranquilo, el estúpido árbol que el pequeño había puesto en la sala había dejado de sonar, nadie llamaba, el olor del café embriagante, cigarrillos en la palma de su mano, Shuichi dormido, ¡Paz! ¿Podía haber algo más perfecto?
Hasta que el timbre de la puerta sonó, lo ignoro pensando que seria Touma queriéndolo fastidiar.
Pero fue insistente y en ves de eso, comenzaron a golpear la puerta, llevándose a la mierda su poca paciencia.
-¡Ya voy! ¡Touma! ¿¿Puedes dejar de golpear la puerta?? ¡La vas a tirar!– dijo levantándose de su lugar, dirigiéndose a la entrada.
Pero al abrirla, se llevo una gran sorpresa.
-Eiri-sama, buenas noches…- saludo con una sonrisa la mujer que estaba parada frente a el.
Y no una agradable sorpresa.
-S..Señora Shindo..- dijo tartamudeando
Claro, las suegras siempre son de mal augurio.
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-¿Puedo saber a que se debe su visita? – dijo sentándose en el sofá siendo imitado por la señora
-¿Sabe que día es hoy? – pregunto sorbiendo un poco de la taza que sostenía en las manos.
-¿Martes?- respondió mirando el calendario
-¡¡No!! – Respondió azotando la taza en la mesa, partiéndola en dos - ¡¡Es 5 de enero!! – dijo aventando la mesa a un confundido Eiri que se escondía detrás del sofá.
-¡¡¿Y eso que tiene que ver?!!
-Maldito animal…- dijo susurrando y cerrando con fuerza su puño – Aun de llevarte a mi hijo hace unos meses…- dijo poniendo pose dramática y comenzando a llorar.
-¡¿A que viene todo esto?!
-¡¡mañana será día de reyes!!
-¿Qué?
-¡¡Día de reyes!! ¡¡Un día donde a los niños pequeños y bien portados los reyes hacen una visita dejándoles juguetes!!
-¡¡Se que es eso!! ¡¡¿Qué tiene que ver con nosotros?!! Que yo sepa no tenemos hijos, vieja loca – dijo dudando de la integridad mental de su suegra.
-¡Idiota! – dijo comenzándole a aventar todas las cosas que encontraba a su paso. -¡No lo hago por ti! ¡Lo hago por Shu-chan!
-¿Shuichi?
-Si, mi pequeño Shuichi – dijo con corazones en los ojos – es solo un niño
-Ya no es un niño, si tan solo supiera – suspiro recordando todas las noches de sexo desenfrenado que había pasado con Shuichi- oh si
-¡Pervertido! – grito amenazándolo con una katana y persiguiéndolo por todo el departamento.
-Bueno, ya se que será día de reyes, ¿Puede irse? ¡Tengo cosas que hacer!
-Ese no es el punto – dijo volviéndose a sentar – Shu aun cree que existen
-¿Es broma verdad? – pregunto al creer que nadie seria tan estúpido como para tener mas de 19 y seguir creyendo
-Mi pequeño Shu aun sigue siendo inocente
-Si, claro – dijo sarcásticamente, mientras otra vez recordaba escenas xxx con Shu.
-¡¡Usted tendrá que hacerse cargo de eso de ahora en adelante!!
-Ah…- suspiro – esta bien, saldré a comprar los malditos juguetes ¿Contenta?
-Ese tampoco es el punto
-¿Entonces?
La señora puso su bolsa en el suelo, poniendo un pie a cada lado, sacando un mechón rojo y comenzándolo a jalar poco a poco.
-¡Duele! – grito Hiro con la cara fuera de la bolsa
De un solo tirón, de la bolsa, salieron disparados, Hiro, y el rubio manager de Bad Luck.
-¡Demonios! – gritaron K y Hiro, ambos, amarrados por la espalda
-¡Desáteme vieja loca! – grito K – ya le he dicho que ese es problema de Eiri-san ¡No se meta!
-Serán ustedes tres, ¡Andando! ¡Tenemos que llegar a tiempo!
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Las personas corrían de un lado a otro cargadas de bolsas negras, aunque era de noche, había más vida que aun siendo de día.
Dentro de las tiendas de juguetes, algunos anaqueles lucían desolados, estaban vacios.
-Bien, esto, esto, y también esto – decía la señora Shindo metiendo muchos peluches a su carrito de supermercado.
-¿No esta muy grande el pink boy para jugar con peluches? ¿Por qué no le preguntamos a Eiri-san a que suelen jugar por las noches?
-¡K!- grito Hiro golpeándolo con un bate de peluche – por cierto ¿Dónde esta?
Muy cerca de ahí, en una sex-shop…
-Bien, esto, esto, y también esto…- dijo tomando unas esposas rosas, un látigo de cuero negro y un collar con una cadena, mientras una sonrisa maliciosa se apoderaba de su rostro, imaginando las cosas que haría con Shu después de sus compras.
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Shu parecía dormido, bueno, en realidad no lo parecía, ya que dormía roncando deliberadamente y moviéndose de un lado a toro, diciendo incoherencias y pronunciando el nombre de Yuki.
-Esta dormido – dijo saliendo a donde lo esperaban Hiro, K y su “querida suegra”
-Entremos...- dijo Hiro parándose después de estar sentado en el piso.
-¡Esperen! ¡Deben ponerse esto! – De la “Barny bolsa” saco unos disfraces, unas largas capas, barbas y pelucas.
-Debe de ser otra broma. – dijeron todos con miles de gotas en la cabeza
-Bueno, yo seré el rey rubio – dijo K tomando el disfraz
-¡No! ¡Seré yo! – dijo Hiro arrebatando el disfraz de las manos.
-¡Están dementes! ¡Todavía de que hare el ridículo de disfrazarme, no caeré mas bajo! ¡Yo seré el rey rubio! – grito Eiri quitándoles el mentado disfraz.
-¡No!- dijeron K y Hiro al mismo tiempo.
Los tres se comenzaron a pelear formando una gran nube gris de donde salían patadas, golpes y Kumagoro de un lado a otro.
Después de un laaaargo rato peleando…
-¡¡Alto!! - grito la señora Shindo separándolos y tomándolos del cuello de sus abrigos y agitándolos.
Los azoto en el piso dándole un disfraz a cada uno.
-Este es para ti, este para ti y el último para ti
-¿Por qué yo tengo que ser el moreno? – grito Hiro.
-¡¡Ven!! ¡¡Yo soy el rubio!! Perdedores – dijo Eiri triunfante.
-Idiotas…
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Entraron haciendo el menor ruido posible, bla bla bla, dejaron las cosas en su lugar y lo demás que hayan hecho.
-Señora Shindo…- pregunto Hiro
-¿Qué ocurre Hiro-chan? – respondió tomando te
-¿Usted siempre vestía así?
-No, solo fue para molestar al estúpido con el que vive mi hijo.
Eiri solo la miro con ganas de querer matarla, pero, tenía mucha flojera para hacerlo.
-Bueno, tengo que irme, adiós, Hiro-chan, K-san, y tu
Después de que todos se fueran…
Eiri caminaba sigilosamente a la habitación, entrando y cerrando la puerta con seguro, pensando que seria buen momento de estrenar su propio regalo…
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