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Jamas olvides que te amo por sabaku no curse

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Notas del fanfic:

Un fic viejo que algunos sabran era arghh una pareja horrible, afortunadamente lo encontre, lo edite y ahora TUT es hermoso.
Dedicado a todos los fans de la pareja Lee-semexGaara-uke.

Notas del capitulo: Solo es un capitulooo asi que no le scostara nada leer XDDD tomatasos por favor al final del fic >__> XDD.
Lo mire algo perturbado, pues había escuchado un sonoro estruendo, debía ser por que nuestro vecino practicaba sus tiros con pistola todas las noches, después mis ojos se sintieron pesados, por que ese día había estado trabajando hasta tarde y estaba sumamente cansado.







Pero algo extraño le sucedía a mi cuerpo, ya no lograba sentir frió, solo calor me invadía, tampoco las heridas que a diario me ocasionaba atrapar delincuentes para poder mantener a salvo mi país, a mi gente, todo ese dolor que a diario entumían mi cuerpo hasta tal grado de dejarme en cama durante varios días, ya no lograba conciliarlo…no, me sentía extremadamente bien.







Durante unos minutos mi cuerpo se vio envuelto entre ese calor, pero mi rostro parecía llorar, por que algo húmedo bajaba por mis mejillas…así como una débil voz que me llamaba, esa dulce voz que parecía no querer detenerse en pronunciar mi nombre…sabia perfectamente de quien se trataba, la única persona que demostró amarme y tanto como yo a el, el chico de bellas esmeraldas aguamarinas del cual me enamore perdidamente, de su seriedad, de su ingenuidad , me encantaba hacerle saber que podía contar conmigo cuantas veces el quisiera, aquél cuerpo frágil que poseía todas la noches, que acariciaba y besaba con pasión desmedida, y el siempre me correspondía y siempre tenia tiempo para mi,asi como yo me entregaba plenamente a cuidarlo, a hacerlo experimentar y sentir el cariño de otra persona.





Mi preciado Sabaku no Gaara.







De un momento a otro ya no pude sentir su calor, así que abrí los ojos y lo mire durmiendo a mi lado, me posicione mas cerca de su cuerpo, y deposite un dulce beso en su mejilla, aquel roce con mis labios me dejaron un sabor salado…¿acaso el estaría llorando? ¿Pero por que?...con el dorso de mi mano acaricie sus parpados cerrados, el se removió un poco en su lugar, su expresión aunque dormida reflejaba una amargura y angustia inimaginables, jamás le había contemplado de aquella manera tan desolada y triste, no desde que mi persona llegara a su vida.







- Gaara…estoy aquí, cuéntame lo que te sucede -. Le digo tratando de despertarlo para que desahogue sus penas en mi, como siempre lo hacia cuando algo le aquejaba…pero solo su cuerpo se remueve evitando querer despertar, como pidiendo no llegar a afrontar la realidad con los ojos abiertos.







- Lee…Lee-sama…- Susurras mi nombre tan débilmente, te arropas mas con las blancas sabanas y de nueva cuenta comienzas a llorar – ¿por que me hiciste esto Lee? -. Yo logro escuchar tu débil voz, casi acallada por el llanto que sale de tu garganta.







Pero estoy contigo… ¿acaso no te das cuenta? O es que sigues enfadado por aquella discusión que tuvimos hace unos días, te juro que jamás quise molestarme contigo, y que te perdonaba…siempre lo haré. Me apego mas a su cuerpo, lo rodeo con mis brazos, pero el no parece querer corresponderlo…aun así no desisto de mi intento y quedo dormido de nuevo junto a el.







Hace unos días discutimos por una tontería, yo regresaba muy tarde del trabajo y lo único que quería era acostarme y descansar, pero Gaara me miraba con sus ojos llenos de deseo…pues últimamente me había comportado distante a su presencia. Se acerco tímidamente a mí y comenzó a besar mi cuello, con todo el amor que en esos momentos sentía por mí. De verdad no quería apartarlo, pero es que el sueño me estaba ganando la batalla, mis parpados ya no resistirían más tiempo abiertos, así que solo le beso la frente y me retiro del lugar…dejándolo completamente solo.







Me acomode en la cama para poder empezar a descansar, note su cuerpo parado en el marco de la puerta mirándome algo enfadado, hice caso omiso a sus replicas, pues de verdad que estaba cansado, pero el comenzó a perder el control, desesperado por mi cariño…me dijo que siempre que yo quería hacr el amor con el, me comprendía y terminaba por aceptar mis deseos, que siempre me recibía con una sonrisa y un amoroso “te amo”…entonces ¿por que yo no podía darle lo mismo cuando el lo necesitaba? ¿Por qué parecía siempre importarme mas el entrenamiento y el trabajo? Y es que eso es una gran mentira, Gaara para mi lo es todo, pero siempre hay prioridades.



Lo mire tratando de calmarlo, de verdad que lo amaba con todas mis fuerzas, con mi cabeza solo podía pensar su nombre, mi cuerpo vibraba de emoción al sentirle cerca, y sus besos me convertían en el ser mas feliz sobre el universo…de verdad que quería decirle todas aquellas palabras que surcaban mi mente en aquellos instantes…pero mi voz no salía.







Solo pude observar como se arrojaba con enfado a la cama, llorando por mi cruel frialdad…estaba seguro que toda la culpa la tenia yo, por que actuaba de manera egoísta…arrepentido de ser tan bestia con el, me acerque, pero me rechazo al instante dirigiéndome aquellas palabras dolidas, esa musitada palabra que me llenaba de culpabilidad…el me había dicho que…







- Ojala te mueras -.







Le deje tranquilo, aunque esas palabras si me dolieron, no hice mas por intentar calmarlo, por que me las merecía…eso y mucho mas, y yo confiaba en que mi amado Gaara no las decía en serio, lo entendía, mas que a nadie en el mundo…bese su mejilla, para apagar la débil luz de la lamparilla en la mesita de noche…y dormí, mucho tiempo, dormí hasta que mis parpados lograron abrirse encontrándome, como estoy ahora, junto a el, junto con sus lagrimas…aquella noche se me hacia eterna, parecía no querer acabar…y yo no quería que acabara, por que implicaría alejarme en las mañanas de su calido cuerpo.







- Gaara, te amo tanto -.







Por las mañanas, siempre encuentro mi desayuno sobre la mesa, bien servido y listo para ser ingerido, a Gaara le encantaba consentirme el estomago, pero aquella mañana no encontré nada, absolutamente nada. Yo lo entendí, Gaara debía seguir enfadado por lo de aquella vez, abrí la nevera de la cual tome un jugo y una fruta, las metí dentro de mi mochila y salí presuroso…no sin antes despedirme de mi adorado pelirrojo, que sorprendentemente seguía dormido.







Me acerque y acaricie sus hermosos cabellos rojos, de nuevo el susurró mi nombre, evitando de nuevo querer abrir los ojos…por la intensidad de la oscuridad de la noche, no note que en el lado de la mesita de Gaara, se encontraban tranquilizantes, medicinas para la depresión y demás pastillas extrañas que jamás en mi vida le vi tomar a mi ojiverde. En ese momento me sentí la peor basura sobre la tierra, por que le estaba haciendo deprimirse, sufrir y decaer a la cosa mas bella en el mundo, quise despertarlo y decirle lo mucho que sentía comportarme así con el, pero el trabajo y obligación urgía.







Salí de la casa, apresuradamente como siempre, cada vez que terminaba de tomar mi desayuno me quedaba jugando con las caricias y mimos de Gaara, pero esta vez me iría sin recibir aquello. Tendría que ver a Kankurou, lo divise parado en la puerta de la oficina de policia, sin preocupación ni nada por el estilo. Me acerqué a el y le salude como de costumbre, al parecer no había notado mi presencia y le espante un poco, su reacción fue tan notoriamente graciosa para mi, el aun permanecía como anonadado, pero al instante me correspondió con un fugaz abrazo. Siempre lo hacia, el había sido un gran apoyo cuando intente declararle mis sentimientos a su hermano, pero esta vez pude sentirlo mas aferrado y cargado de cariño, que solo una media sonrisa se dibujo en mis labios.







Me senté en el escritorio, que debería estar lleno de papeleo y miles de casos que habría comenzar en investigar, pero aquel día lucia vació y sin trabajo, Kankurou me miro de manera extraña, y yo pregunte el por que de su rara actitud, el solo pudo sonreírme con tristeza y abrazarme nuevamente…en ese momento comprendí algo muy importante, debía estar preocupado por la diminuta discusión entre Gaara y yo, ¿Cómo lo sabia? La respuesta era fácil, Kankuro era el hermano de Gaara , y siempre que un problema surgía, mi adorado pelirrojo no dudaba en contárselo.







Yo le platique que Gaara no quería verme, y también que actuaba como si no existiera, me estaba ignorando por completo. Kankurou me sonrió de nueva cuenta y me comento que Gaara no hacía eso, que el me amaba mas que a nadie en este mundo, y que se moría por verme…no entendía muy bien, pero siempre que estaba con mi pequeño pelirrojo, por alguna extraña razón no abría sus ojos.







Reí un poco, pero la mirada seria de Kankuro me hizo desistir mi diversión, asentí después de un largo suspiro, el me tomo de la mano y no pude sentir su calor, extrañamente, pero ya me encargaría de eso después…al no haber trabajo en mesa, decidí regresar temprano y darle una sorpresa a Gaara, regalarle mis disculpas y demostrarle lo mucho que le amaba…recordando las extrañas palabras de Kankurou antes de salir.







- La mejor manera para que mi hermanito te escuche, es hablándole y tocándole cuándo este dormido – Kankuro me abrazo por ultima vez, como no queriendo que me alejara, pero al final me soltó, sonriéndome como nunca antes, y yo hice lo mismo.







Al llegar pude notar que la casa se percibía solitaria y macabra, pues no estaba aseada como siempre, no reproche por que Gaara debería seguir cansado y fastidiado, así que me dirigí al armario donde guardaba mis cosas de trabajo y las coloque sin hacer tanto ruido, quería que mi llegada temprana le diera una sorpresa, pero al dar la vuelta y entrar en mi sala…la sangre se me congelo al ver a ese sujeto que una vez lucho con migo por el amor de Gaara, ese chico rubio y desmesurada alegria…estaba abrazando de manera consoladora a MI GAARA.







- Naruto…suéltalo ahora mismo -.







Quise acercarme pero la furia me invadía, y el ver a Gaara tan afligido y llorando me destrozaron los pies por completo, que no podía moverme…Naruto se levanto del lugar donde se encontraba abrazando a Gaara, diciéndole que no estaba solo y que volvería, Gaara solo asintió y se recostó de nuevo en el sofá.







Con todo mi odio y desprecio seguí a Naruto hasta la salida, donde quise matarlo a golpes, por que el único que consolaría a “mi Gaara” seria yo y nadie mas. Le grite que regresara para hablar con el o molerlo a golpes, pero completamente me ignoro y siguió su camino, no sin antes voltear a ver afligido mi casa. Encolerizado entre de nuevo, dirigiéndome feroz hacia mi pelirrojo, me limite a tocarlo, gritaba ¿Por qué me hacia esto? Si quería que le suplicara por perdón lo haría, me acomode frente a el y me arrodille, pidiéndole su perdón…pero el seguía dormido, no hice mas que calmar mi rabia y confiar en el, intente llamarlo pero no obtuve respuesta.









De nuevo dices que me amas y que me extrañas, susurras mi nombre entre sueños, y como rayo las palabras de Kankuro me asaltan la mente, hablarle y tocarle cuando estuviera dormido, pues no dude en hacerlo, acaricie su rostro con mis dedos, masajeando sus parpados hinchados por el llanto, delineando sus labios entre abiertos, que no dejaban de sollozar.







- ¿Por que no quieres verme?...yo te amo Gaara, y tu lo sabes muy bien, eres lo mas importante para mi, daría cualquier cosa por tu felicidad… -





Tu comienzas a llorar y tomas mi mano entre la tuya, acaricias tu piel con ella, tratando de sentirme lo mas que puedas, yo coloco mi otra mano en tu pierna y comienzo a acariciarla, te extasías por mis toques, pero no abres tus ojos.







- Lee-san…perdóname, yo tuve la culpa, por desear que desaparecieras…perdóname -.







Me dices con el tono mas arrepentido del mundo, pero no tengo nada que perdonarte, mas bien deberías hacerlo tu conmigo, por todo el daño que te cause, por el sufrimiento por el que te hago pasar…lo lamento mucho. Te hago levantar del sillón para poder estrecharte entre mi cuerpo, te dejas hacer todo lo que yo quiera, y me correspondes el abrazo, esto me pone feliz por que se que me has perdonado, aun con los ojos cerrados te guió hasta la habitación, donde recuestas tu cuerpo con lentitud, sin querer apartarte de mi.







Coloco mis manos debajo de tu ropa, acaricio tu pecho como ya hacia mucho tiempo lo desee, todo tu delicioso cuerpo es mió, despojo tus estorbosas ropas, que siempre lograba resaltar tu delicada y bien formada figura, coloco mi brazo en donde tu cintura y cadera se forma, por que se que posees una, por ello eres el hombre mas hermoso, delicado e inocente…y eres todo mió.







Te dejas hacer de todas las caricias que te profeso, pero no abres tus ojos, ¿temes a algo mi amor? Yo haré que aquél sentimiento desaparezca de tu mente, beso tus dulces labios, haciendo presión contra tu boca, logro que entonces me concedas el acceso para colar mi lengua y masajear todo rincón de esa tibia cavidad. Posas tus brazos alrededor de mi cuello, y me atraes con desesperación, gimes y susurras mi nombre, esos movimientos tan tuyos de mover arriba y abajo tus caderas, ocasionando fricción entre mi miembro y el tuyo, mi excitación no logra contenerse…con alegría observo que la tuya tampoco, y que me deseas.







Te amo tanto, nunca querré separarme de ti, separo lentamente tus piernas y me coloco entre ellas, un sonoro gemido sale de tu garganta, pero lo acallas mordiendo con fuerza tus labios, mas sin embargo yo quiero escucharte, comienzo a masajear tu miembro con locura, beso tu pecho, ningún rincón de tu cuerpo es olvidado, ninguna caricia fue mas placentera que otra, tomas mi mano y comienzas a lamer con sensualidad la punta de mis dedos, yo sonrió, pues ese movimiento me fascina, introduces uno a tu boca, mientras que lo masajeas con tu lengua. Yo saco aquellos húmedos dedos y los cuelo lentamente en tu deliciosa entrada, te arqueas hacia atrás haciéndome mas fácil la intromisión, yo los muevo en tu interior, por que me encantas, todo en ti me resulta delicioso, tu rostro sonrojado, y el delicioso hilillo de saliva que escurre descaradamente por la comisura de tus labios…todo me enloquece de ti.







- Lee…te amo -.







Me dices con el mas grande de los cariños y amor, no aguanto un segundo mas estar fuera de tu cuerpo, así que saco mis dedos de tu entrada para introducir mi miembro, te aferras a las sábanas, por aquel dolor que atraviesa tu cadera en esos momentos, pero se que me deseas tanto como yo a ti…inevitablemente comienzo a embestirte, tus cabellos juegan por tu rostro, saltando cada vez que yo entro y salgo de ti, tu cuerpo se enrojece mas y el sudor de tu preciado cuerpo resbala por el, yo beso tu cuello y hombros, dejando marcas rojizas…no me importa que tu no me des placer con besos o caricias en estos momentos, me lo das con tan solo saber que existes para mi, el solo saber que me amas es el mayor de los placeres para mi.







Entre susurros me pides velocidad, y yo sin chistar lo hago, embistiéndote cada vez mas rápido, sintiendo como tu interior se contrae deliciosamente, y me siento morir al experimentar aquella opresión en mi hombría. Ya no resistes más y desencadenas tu semilla en mi abdomen, me parece terriblemente delicioso que no evito terminar dentro tuyo también, mas no me separo y te abrazo, te aprieto contra mi cuerpo, y correspondes mis toques con la misma intensidad, irremediablemente comienzas a llorar, es el momento en que te susurro que todo esta bien, lamiendo el lóbulo de tu oreja con pasión…de ella salen algunas risillas, que me estremecen y me alegran al verte sonreír de nuevo…







- Lee …te perdono, porque te amo -.con esa sonrisa, un millón de recuerdos vienen a mi mente.







Aquel primer encuentro, cuando marcaste mi existencia echando a perder mi sueño, cuando me di cuenta irremediablemente que me invadían unas tremendas ganas de protegerte de todo, el día en que te propuse ser mío y aceptaste…pues al igual que yo estabas enamorado. Y de repente esa tonta discusión, cuando te negué un poco de cariño…también recordé tus palabras “ojala que te mueras” que salieron de tus adoloridos labios…todo eso se que no me lo dijiste enserio y que estabas enfadado…también como se escucho un estruendo ensordecedor y tu débil voz llamándome, parecía que estuvieras llorando por algo…Sufrías por mi…







Entonces lo comprendí todo…tu dolor, angustia y el por que me ignorabas, el salado sabor de tus lagrimas caer en mi rostro, me sujetabas con fuerza y me pedías que no cerrara mis ojos…pero era inútil pues me sentía muy cansado, y mi cuerpo ya no dolía, esa sensación de paz interna no quería abandonarla, pero insistentemente me pedías que no te dejara…y lo entendí.







Aquel día de nuestra discusión, y de mi frialdad ante tu persona….aquellas palabras que sin quererlo me dirigiste, se habían echo realidad…una bala perdida logro atravesarme el pecho, aquel ruido que escuche fue el disparo…y tu llorabas por que no muriera, pero aquella bala había perforado mi corazón…como un castigo al no prestarte atención ese día…no quiero irme, no quiero cerrar los ojos…pero ya es muy tarde…







La muerte había llegado por mi esa noche.







Las palabras de Kankuro tuvieron sentido para mi, el lograba verme…pero tu ni los demás lo hacia, por que carecía de cuerpo material, solo cargaba con mi alma…¿Por qué no me marche?..Tenia ese perdón pendiente, aquel perdón que quería que me dieras, ahora que lo conseguía todos los recuerdos sellados regresaban a mi cabeza. Comienzo a llorar, por que tu jamás me ignoraste…fui yo el que te dejo en la completa soledad, cuando prometi que nunca lo haria…y la única manera en que me sintieras y escucharas, era con tus ojos cerrados, careciendo de ese sentido, los otros se agudizarían aun mas… y lograrías escucharme y sentirme.







No quiero alejarme de ti, pero una luz en la que miles de siluetas blancas me extienden la mano, me llaman…pero sabes una cosa….te estaré esperando, donde quiera que este, a donde quiera que me manden…siempre te esperare, cuando por fin llegue el día en que tengas que partir de ese mundo, seré yo el que venga a recogerte, y volveremos a estar juntos…y jamás volveré a dejarte solo.







Me sonríes, me siento feliz por que me marcho viéndote dormir tranquilamente, pero antes me acercó a tu oído y te digo aquellas palabras que jamás dude en cantarte.







- No importa que pienses, que te digan…yo te amo, de verdad te amo -.







Béso por ultima vez tus labios, furtivas lagrimas caen de tus ojos, por que ahora sabes que no debes sentirte culpable de lo que me haya pasado, fuiste lo mejor que me sucedió estando con vida, y me iré tranquilo teniendo tu amor y perdón…te dejo un mensaje en la mesa de noche y me dirijo con aquellas siluetas, que me toman y atraen con cariño a ellas…al final termino por desvanecerme de ese mundo material.

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Gaara se levanto de aquella solitaria cama, la noche anterior pudo sentir y escuchar a Lee, también pudo escucharle decir que lo amaba…pero eso era imposible pues Lee ya no se encontraba con el, sabia que todo había sido un sueño….¿o no?...sobre la mesita, se encontraba una nota, la leyó y sus ojos se llenaron de lagrimas, al acabar de leerla, decidió no volver a ponerse triste, que siempre le mostraría una sonrisa…y que al final de su vida el seguiría amándolo. Se alisto, guardo aquella carta en el alhajero con las sortijas que el pelinegro le había regalado a Gaara por cumplir un año de estar juntos, una brisa toco su rostro, con una gran sonrisa al cielo emprendió carrera, hasta llegar el día en que lo volvería a ver.







Aquella nota rezaba las siguientes palabras:







No quiero volver a verte llorar, quiero que cada día, sonrías al cielo y me dediques toda tu alegria, que yo desde aquí estaré cuidándote, y esperando el día en que volvamos a estar juntos. Cuando sientas que la soledad te invade, el viento soplara fuerte por tu ventana, serán mis manos acariciando tu rostro…para que así, sepas que no estas solo y que siempre estaré contigo.



Te amo demasiado Gaara-kun.



Att: Lee
Notas finales: Lo se horrible =__= pero era viejito jajaja XD no sabia escribir o expresar bien (y creo que sigo en las mismas XD) gracias por llegar hasta aqui *_* Raven is happy.

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