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Caí En tus Brazos por AthenaExclamation67

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Caí En Tus Brazos
By AthenaExclamation67

Caí… Lentamente en tus brazos, lentamente en tu mundo, en tu infierno personal. Lo que nunca imaginé, es que me enamoraría, y mucho menos, que tú me llegarías a amar…

Shion, gran patriarca del santuario, había decidido que la noche que daría paso al nuevo año, la pasarían todos juntos. Quería que los Caballeros Dorados, se conocieran más entre ellos. Pero lo que no sabía, era que en las noches atenienses, sus caballeros ya se habían conocido. Y algunos de ellos, muy profundamente.

Esas noches, habían sido casi orgias, se habían creado lazos, uniones muy fuertes, aunque por otro lado, algunos de ellos, aun no lograban declararse.

Felices, unos más que otros. Accedieron a esa cena, sabiendo que el resto de la noche, sobre todo las parejas. Tendrían tiempo de amarse. Amor que casi todos conocían, salvo el patriarca, que parecía no saber, o no querer saber, lo que en los templos por las noches sucedía.

Shion hacía tiempo que les dejaba todo el espacio que necesitaba. Todos le tenían el respeto que merecía desde el primer día, y a pesar de que ya no había guerras, ni batallas que liberar, sentían que debían seguir demostrándole respeto a su líder sin vacilar.

Pero Shion tenía un secreto, un secreto a voces que creía guardar perfectamente, pero del que todos sabían, aunque callaban para no molestarle, para no ofenderle, puesto que era su elección y derecho, hablar de su relación con la uvita pasa cuando ellos quisieran.

En cenas que a veces hacían en algún tiempo, cenas en las que ni Shion, ni Dohko acudían, todos hablaban y rían, imaginando lo que estarían haciendo, ya que se encargaron de comprobar sus sospechas una noche de aquellas cenas.

Pero esa noche, a pesar de que de un modo u otro podían estar ocupados. Quiso pedirles a sus caballeros, que cenaran como hermanos, que cada uno aportara un granito de arena, y prepararan algo, para juntos celebras, la entrada del año.

Y fue así, como acordaron tras la aceptación de la celebración. Que cada uno se encargaría de algo diferente, para que en aquella noche mágica, nada faltase en la mesa.

Mu, Aldebarán y Saga. Se encargarían de los entrantes, de llevar algo que picar para engañar el hambre.
Mask, Aioria y Shaka. Bebidas para toda la noche, incluidas las que se tomarían en el posterior festejo.
Milo, Aioros y Shura. Los postres.
Camus y Afrodita. De la decoración y utensilios necesarios.
Y Dohko junto con el patriarca, se encargarían de preparar ellos mismos las carnes y el resto de viandas para la cena.

Cuando los caballeros supieron sus obligaciones. Se rieron en silencio, viendo que sin lugar a dudas, esa sería una noche especial que celebrar, y cuando estuvieron a solas, intercambiaron las obligaciones, para poder estar emparejados de un modo más adecuado, más divertido para ellos, quedando de esta forma los quehaceres asignados.

Mu y Aldebarán, se encargarían de la decoración, comprando todo lo necesario.
Saga, junto con Aioros, se encargarían de los postres.
Camus, Milo y Afrodita. Comprarían los utensilios para la mesa.
Aioria y Shura, los entrantes.
Y por último, Mask y Shaka, que aceptaron a regañadientes esa asignación. Las bebidas.

Acordaron también, que para cuando el patriarca dijera que debían hacerse las preparaciones, disimularían, y organizarían todo como él les había mandado. Pero a pesar de que ellos creían que no serían descubiertos. Desde el primer minuto en el que cambiaron las obligaciones, quedaron reveladas las parejas para el patriarca.

- Ves, te había dicho Shion… - susurró Dohko abrazándole por la espalda, viendo a través de la ventana enorme del patriarca que dejaba ver los otros templos, como los muchachos, se ocultaban en sus templos. Unos solos, renegando, y otros, acompañados por sus parejas – ellos han elegido a quien amar – sonrió besándole el cuello – ¿Por qué tenemos que ocultarnos? – cerró los ojos apenado, deseando poder darle muestras de cariño aunque estuvieran acompañados.
- Dohko… ¿Por qué tenemos que decirlo? – contestó sin darse cuenta que con esa pregunta le ofendía.
- Entiendo Shion… - se separó frunciendo el ceño – será mejor que me vaya – se giró y camino lento, triste y ofuscado.
- ¡Espera! No, no me has entendido… - le retuvo del brazo.
- Te entiendo perfectamente, te avergüenzas de tus sentimientos, o de mí. En todo caso, ya no es necesario que me quede… - le contestó completamente ofendido, marchándose a su templo, cruzándose con Mask, al que ni saludó que acudía a ver al patriarca.
- ¿Dohko? – se giró el guardián de cáncer al ver pasar a su compañero como si fuera un destello de luz. Siguió avanzando, y al ver al patriarca, entendió que algo extraño pasaba – Señor… - hincó su rodilla derecha en el suelo – necesitaba preguntar algo… - calló esperando a que le dijera que podía erguirse.

Shion le miró triste, sin poder olvidar el malentendido con Dohko, pero como buen Patriarca, escuchó lo que Mask necesitaba preguntar.

- Levantan ate caballero… - susurró triste – ¿en qué puedo ayudarte? – añadió acercándose, posando sus manos en los hombros de Mask.
- Necesitaba saber… - lo miró a los ojos e inspiró – Shion… ¿qué te pasa? – preguntó con total confianza, queriendo saber lo que había sucedido, deseando poder ayudar al patriarca, a su compañero, su líder, su amigo.

Este, le miró sorprendido, si alguien podía atreverse a tratarle tan cordialmente sin miedo a faltarle al respeto, no podía ser otro que Death Mask, el más atrevido e inconsciente de los caballeros. El que nunca mostraba emociones, aunque estaba lleno de ellas, solo no sabía expresarlas, y por consecuencia, hería a sus compañeros del alma.

Explicó lo que sucedía, sin importarle revelarle la relación que tenia con Dohko desde hacía tiempo, confiando en él, explicándole como se sentía.

- Bueno… Dohko fue… - miró a un lado – Dohko fue paciente, si me hubieras contestado así a mi… - respiró algo avergonzado, admitiendo su orgulloso carácter – seguramente te hubiera golpeado – calló viendo como Shion empezaba a reírse.
- Tienes razón, fui bruto, y desconsiderado… - sonrió y le abrazó, sin darse cuenta de que llegaba Dohko y veía la situación.
- ¡¡CLARO!! – Espetó – Ahora lo entiendo todo – añadió haciendo que brincaran por el susto, poniéndose furioso, sintiendo ganas de matar a un borrego, y también a un cangrejo.
- ¡OYE! – Respondió Mask – ¡Qué a mí no me van tan viejos! – dijo mientras veía como Dohko empezaba a reírse por la respuesta, sin darse cuenta de que Shion, le acorralaba y le besaba – Ahh… ancianos, dejaré que se diviertan… - sonrió feliz por ver que Shion y Dohko quedaban muy entretenidos, demasiado y se marchó, escuchando algunos sonidos que le resultaron familiares, que le hicieron pensar que quizás empezaba a ser hora de dejar la máscara atrás.

Caminó despacio, dejando solos a los enamorados y partió lentamente hacia su templo, corriendo extrañamente cuando llegó al sexto. Lo atravesó como alma que lleva el diablo, queriendo evitar que le viera su guardián. Guardián que le desconcertaba por su extraño modo de actuar.

Cuando estuvo en el umbral de la sexta casa, corrió despavorido. Lo atravesó como si un bicho le recorriera la espalda y salió como si le persiguiera una estampida de animales furiosos. Dejando que el guardián de la sexta casa, que meditaba en la salida, se sonriera al ver la estela que dejó cuando le paso por el lado de ese modo tan rápido.

Death Mask, se metía en su templo después de cruzar el de leo algo más tranquilo, pero igual de rápido, encerrándose en su salón principal que ya no lucia aquellas espantosas caras. Pero aun así, se quedó renegando mentalmente mientras pensaba que al día siguiente, se iría él solito por las bebidas y no con Shaka.

Decidió el mismo, ya que no lo pudo averiguar con Shion, y no pensaba ir a interrumpir su momento de pasión. Que compraría bebidas con alcohol, y algún jugo de frutas, que podía combinarse perfectamente con cualquier otra cosa. También vinos, refrescos y digestivos, para que nada faltase durante la cena y posterior celebración.

En medio de su ofuscamiento, después de tomar esa decisión, se le cruzó por la mente el guardián de virgo, que tenía el don de incomodarle. De hacerle sentir extraño, demasiado extraño. Lo que provocaba que no pudiera dejar de mirarle para averiguar qué demonios era lo que le atraía tanto de él. Y se negaba a sí mismo la idea de que por cualquier motivo, pudiera gustarle, ya que… ¿Cómo era posible que le atrajese una barbie?

Mask y Shaka, peleaban constantemente. Cosa que hacía reír a los demás, ya que Shaka, con toda la calma del mundo, exasperaba a Death Mask que acababa gritando improperios y sandeces al viento mientras zarandeaba sus manos y sus puños que en ocasiones, acababan impactando contra alguna roca o árbol para desahogar la ira que le hacía sentir que le diera la razón como a los locos.

Estas absurdas discusiones, se repetían cada vez más seguido, con mucha más frecuencia. Cosa que les indicaba algo a los otros caballeros, o eso querían pensar. Pero la furia de Death Mask, a veces era desmesurada, y ese bonito pensamiento, variaba y llegaban a pensar que realmente le odiaba. Pero ese mismo motivo, fue el que hizo decidir a sus compañeros, que los dejarían a solas con el encargo de las bebidas

Igual de ofuscado, se metió en su cama y no pudo conciliar el sueño por el simple hecho que si Shaka le acompañaba a hacer las compras. Seguro que acabarían discutiendo, tirándose las botellas a la cabeza y peleando porque seguramente, no se pondrían de acuerdo con la bebida que comprar.

- Ni hablar – renegó en voz alta en la soledad de la noche ateniense – mañana me levanto bien temprano y me voy yo solo – añadió dándose la vuelta, tapando su cabeza con la almohada. Durmiéndose finalmente por el agotamiento.

Como fue de esperar. Su idea de levantarse temprano, no fue llevada a cabo porque agotado. Se durmió hasta bien entrada la mañana en la que Shaka, ni corto ni perezoso, entro en el templo de cáncer como si fuera su casa y avanzó a la estancia privada de Death Mask. Se sentó en la cama, y lo miró dormir, observando su cara relajada, una que le gustaba apreciar, pero todavía más, le agradaba verle enojado, furioso y rabioso. Más, si él mismo, era el que provocaba ese estado.

Sin pena alguna, le acarició una mejilla, recibiendo de respuesta una preciosa sonrisa que hacía más atractivo al guardián de cáncer, seguida de un suspiro que correspondió acariciándole una vez más dibujando los labios del italiano que se movió despacio y empezó a despertar.

- Mmmnn… que rico… - susurró abriendo los ojos, pegando un salto en la cama, cayéndose al suelo por el impulso y se sonrojó cuando se encontró en ropa interior inesperadamente ante Shaka, al cual jamás esperó encontrar en su casa, mucho menos, sentado en su cama – ¡pervertido! – Espetó – ¿Qué haces entrando así en mi templo, sin avisar? – preguntó tapándose avergonzado, ocultando cierta parte de su cuerpo que tenía un despertar muy especial.
- Hay Mask – contestó levantándose – cualquiera diría que tienes algo que yo no tenga… - sonrió acercándose a él, tendiéndole la mano para ayudarle a levantarse – se nos hacía tarde, y vi que no llegabas a buscarme, así que pensé en venir hasta aquí y ver si te habías marchado sin mí, o si por el contrario, seguías durmiendo a pierna suelta – esperó medio inclinado, deseando que Mask tomara su mano, dedicándole una sonrisa que aun lo hizo sonrojar más.

Death Mask arqueó una ceja y le miró fijamente, perdiéndose en esos mares azules de las orbes de Shaka y medio temblando, cosa que creyó disimular. Tomo la mano que le ofrecía Shaka, sintiendo una corriente deliciosa recorrer su cuerpo cuando sus pieles se tocaron y sin soltar la sabana, quedó parado frente a él, sin poder dejar de mirarle, sin poder apartar sus ojos de los de Shaka que parecían hipnotizarle hasta que tomo conciencia de nuevo, y dejó relucir su especial carácter.

- No vuelvas a entrar así a mi casa – le dijo soltando la sabana, dándose la vuelta y mientras se vestía, y sin que se percatara. Shaka repasó toda su anatomía mordiéndose el labio inferior, pudiendo apreciar los músculos del italiano y las nalgas que aun eran más dignas de admirar.

Sin desayunar, se marcharon al pueblo para comprar todas las bebidas necesarias, y mientras descendían las escaleras que les separaban del lugar, discutieron sin parar sobre lo que debían comprar.

- Ya veo – dijo Mask para provocar a Shaka – eres tan mojigato que ni el alcohol has probado – sonrió victorioso – seguro que eres virgen – añadió queriendo saber la respuesta, no por simple provocación
- Huy, poquito me conoces… - le miró de reojo – he disfrutado de TODOS – hizo énfasis en la palabra – los placeres de la vida – dejó a Mask completamente sorprendido – de hecho, los disfruto siempre que tengo ocasión – añadió y se adelantó, sintiendo un enorme calor por decir esa pequeña mentira, pero estaba harto de que le consideraran un beato de buda, sin sentimientos, sin emociones como las piedras.

Shaka se sonrojó avergonzado, y estuvo tentado en decirle a Mask que había mentido en parte de lo que acababa de decirle, pero cuando Mask le alcanzó, le contestó con una verdad como un templo sin saber que mientras hablaba, Shaka sentía celos.

- Pues me alegro chico… - le miró incrédulo, rabioso sin demostrarlo – yo también lo hago – dijo y no era mentira, por todos era sabido que Mask había dormido en más de una cama – es lo mejor de la vida, pegar un buen polvo, y despertar relajado – se jactó sin percatarse del daño provocado.

El guardián de virgo corrió escaleras abajo, queriendo alejarse de Death Mask que acababa de clavarle un puñal directo en su corazón sin percatarse, y tomó una nueva actitud. Igual de dañina, igual de desquiciante que la de Death Mask y se cerró en su mundo, tratando de concienciarse a sí mismo para que su corazón dejase de sentir lo que estaba sintiendo.

Mientras ponía distancia, se maldecía a sí mismo por haber empezado a sentir algo por el guardián más arrogante de los doce caballeros dorados. El más creído, el más pervertido, al que le gustaba más ir de cama en cama.

No podía definir cual había sido el momento. Seguramente en alguno de sus enfrentamientos, cuando él mismo le retaba y le trataba de un modo frio e insensible. Cuando quería hacerle tragarse esa arrogancia con las que a todos les regalaba. Hasta que se dio cuenta que ignorándole le ponía más rabioso y cambió de actitud ante las provocaciones del guardián de cáncer.

Provocaciones que no llegaba a entender. Y a las que acabó acostumbrándose. Viendo una diversión ante esos ratos en los que Death Mask llegaba y le gritaba cualquier cosa, o trataba de hacer que perdiera la concentración en sus momentos de meditación. Y fueron esos momentos en los que pasaban los ratos discutiendo. Acabó cayendo. Acabó pensando en él mientras meditaba, mientras veía como con cada provocación, se enamoraba más y más. Y no sabía cómo rechazar ese sentimiento. Menos, cuando el guardián de la cuarta casa llegaba y le miraba con esos ojos llenos de rabia, unos ojos preciosos, adornados con una suave piel bronceada, que combinada con sus cabellos revueltos, y los músculos. Hacían que no pudiera dejar de verlo.

-¡OYE! – Gritó Mask sacando a Shaka de sus pensamientos, alcanzándole con una pequeña carrera – dime Barbie, ya que tengo que pasar la mañana contigo, al menos decidiremos juntos lo que comprar… ¿no? – le miró de reojo, viendo una extraña mueca en la cara de Shaka que no supo descifrar.

Shaka cerró sus ojos. Ojos que a veces le traicionaban y delataban sus emociones. Queriendo evitar que Death Mask descubriera que sus anteriores palabras, le habían lastimado. Tomó aire, exhaló y cruzó sus brazos indiferente, empezando con su estrategia, queriendo olvidar de una vez ese sentimiento que le hacía vacilar y sentirse vulnerable ante el mundo. Sobre todo ante Death Mask.

- Claro… compraremos todo el alcohol necesario para agarrarnos una buena cogorza – contestó sin siquiera mirarle – pero como tú mismo dices, te tocará llevar el peso de las bolsas. No quisiera romperme una uña… - siguió andando, intuyendo a su alrededor cada árbol, roca o objeto con el que se podía golpear.
- Shaka… - le llamo por su nombre – eres un caradura… - añadió cruzando sus brazos, caminando a su lado.
- Solo me limito a corresponder la fama que me atribuyes – respondió, así que no solo te tocará llevar las bolsas. Sino que además, deberás invitar a comer a la Barbie – sonrió por unos segundos, sintiendo un calor agradable en su estomago, un hormigueo.
- ¡Atrevido! – Contestó furioso – ¡pero bueno! – Añadió sin darse cuenta de que habían llegado a la tienda de licores del pueblo – tienes más cara que espalda – siguió con sus improperios hasta que se dio cuenta de que Shaka ya no estaba a su lado, sino que permanecía mirándole, con sus preciosos ojos azules abiertos mirándole con una postura graciosa.
- ¡Eh! Venga hombre, que no tenemos todo el día – se sonrió al saberse victorioso – es que te obcecas de esa manera y no hay quien te pare – se echó a reír y sin dudarlo, empezó a correr cuando vio que Death Mask quiso atraparle.

Casi olvidando lo que había sucedido, Shaka se divertía teniendo toda la atención del guardián de la cuarta casa como él tanto deseaba, y decidió aprovecharla hasta que el día acabara, ya que sabía, o creía saber, que después de ese día. Mask se marcharia con algún amigo, o amiga, a desahogar la tensión del día.

Corrieron como si fueran niños de un lado a otro, saltando, esquivando obstáculos mientras eran observados desde lo alto de los templos por Shion y Dohko que veían alucinados la escena. Incrédulos porque no se habían dado cuenta de lo que allí sucedía, justo al contrario que sus compañeros que parecían tener un séptimo sentido para esas cosas.

Shaka reía mientras era perseguido por Death Mask que le gritaba sandeces algo más finas y que no ofendían, mientras no se daba cuenta de que Mask estaba disfrutando de esa persecución hasta que quiso comprobar la distancia y vio una sonrisa en la cara del guardián de cáncer que rápidamente quitó. Justo al mismo tiempo que se tropezaba y caía al suelo sin remedio, quedando completamente avergonzado.

- ¡SHAKA! – Gritó Mask alcanzándole, preocupado por si se había lastimado - ¿Estás bien? – se arrodilló a su lado y lo comprobó sin esperar, viendo unas manchitas en el saari de Shaka a la altura de las rodillas que le avisaba de que sangraba levemente.
Mask levantó el saari de Shaka sin pedir permiso alguno, viendo que efectivamente, sus rodillas se habían dañado al caerse y sin dudarlo, lo alzó con sus brazos. Haciéndole sonrojar. Logrando que el hormigueo que recorría su cuerpo aumentara. Más, cuando Death Mask le dejó sentado sobre sus piernas y limpió sus rodillas cuidadosamente con un pañuelo que mojó con agua.

- No… No es necesario… - dijo Shaka en un susurró, logrando pronunciar las primeras palabras desde la caída – e… estoy bien… - logró añadir, tratando de no sonrojarse más.
- Nada de eso. Te lastimaste… ¿es que no lo ves? – Le dijo mirándole a los ojos – ¿cómo puedes pretender que te deje en el suelo sangrando? – añadió sin darse cuenta de lo que significaban esas palabras para Shaka.
- Pensé que te reirías de mi…yo… - se mordió el labio inferior mientras veía como Death Mask acababa de limpiar las heridas de sus rodillas – gracias… - desvió su mirada al suelo y disfrutó de ese momento de atención que nunca creyó que sucedería.
- No soy como todos piensan Shaka… - buscó con sus ojos los de Shaka para que viera que no le mentía – soy mejor persona de lo que piensas… - quedó callado, mirando a Shaka embobado.

Shaka pensó, trató de descifrar el motivo por el cual, Death Mask lo trataba de esa forma. Justo al contrario que sus compañeros, con los que era más amable. Parecía tenerle un odio especial al guardián de virgo.

- Se que no eres mala persona, bueno, no con los demás… - dijo sintiendo su corazón acelerarse – a todos los tratas bien. Excepto a mí, que pareces disfrutar tratando de enojarme – le acusó sin pensarlo, queriendo averiguar el porqué del empeño que le ponía.

Mask le miró dándose cuenta de que todas las disputas y discusiones que habían tenido no tenían sentido. Y se sintió avergonzado, ya que lo que él deseaba, era tener la atención de Shaka por un rato, y al no lograrlo, se pasaba el rato provocándole.

- Tienes razón…discúlpame… - sonrió sin darle ningún tipo de explicación. Explicación que habría expuesto lo que sentía. Y aun no tenía la certeza de ser correspondido si lo hacía – pero nunca lo consigo – sonrió mirando al suelo, levantando a Shaka para dejar después que lentamente apoyara los pies en el suelo – siempre ignoras mis provocaciones, como buen caballero que eres… – finalizó mirándole. Regalándole una sonrisa que acabó de enamorar a Shaka sin que se percatara.
- Sí. Es mejor guardar la compostura… - le devolvió la sonrisa – aunque no negaré – se sonrojó mirando directamente a los ojos de Mask – que me divierto cuando lo haces… - calló y se sujetó un segundo del fuerte brazo de Mask, para después empezar a caminar – tengo hambre… - dijo girándose, llamando a Death Mask con la mano, esperando a que llegara hasta él.

El ambiente quedó tranquilo y relajado. Tanto que ambos disfrutaron por primera vez de la compañía del otro. Sin provocaciones, sin riñas absurdas. Solo ellos dos. Mostrándose tal y como eran, sin un escudo tras el que esconderse, solo conociéndose mejor. Algo que deseaban, pero no se animaban a confesar lo que les pasaba.

Comieron en una cantina del pueblo mientras seguían hablando y bromeando cordialmente. Riéndose cuando Mask, un verdadero glotón se acabó atragantando y casi poniéndose azul por la forma en la que comió hasta que se les hizo un poco tarde. Y al ocultarse el sol. Marcharon a la tienda donde compraron todo lo necesario para la celebración.

Después, regresaron al santuario calmadamente, manteniendo una conversación amena mientras Mask, gentilmente, cargó con todas las bolsas hasta su templo, y acompaño como todo un caballero a Shaka hasta el suyo y se despidieron entre sonrisas y tonteos de los que no eran conscientes.

Los días siguieron, y sin que se dieran cuenta, llegó el día de noche vieja como un suspiro.

Todo había estado tan tranquilo, que todos disfrutaron de la compañía de sus compañeros. Viendo que finalmente, Shaka y Death Mask, habían estrechado un poco la distancia que les separaba, y convivían en paz y armonía. Sin trifulcas o peleas sin sentido, sino todo lo contrario, compartiendo momentos y risas con todos sus amigos, pero también a solas. Cosa que hizo creer a los demás que entre ellos, definitivamente había algo más que amistad, y aunque pudieron comprobar que ninguno de los dos se había decidido a dar el primer paso. Pensaron que quizás podrían propiciar un acercamiento más íntimo en la noche de fin de año.

Así fue, que cuando los dos afectados no estuvieron presentes, tramaron un plan para que estuvieran toda la noche juntos, y que así, finalmente, la situación fuera favorable para que ambos se lanzasen.

Con ese firme propósito, llegó la noche de fin de año, y con todo preparado, solo faltaba que los invitados, acudieran al templo del patriarca que se encontraba muy bien acompañado por Dohko, que podía decirse que prácticamente, vivía con él.

Los otros once caballeros, fueron llegando por separado al gran templo, unos a solas. Otros acompañados, y quedaron muy sorprendidos cuando por último, llegó Death Mask, acompañando a Shaka, que lucía un precioso saari rojo que contrastaba a la perfección con su piel pálida.

Lo que no sabían, era que Death Mask y Shaka, habían decidido acudir a la cena al mismo tiempo, que no juntos, pero todos, entendieron justo lo contrario, y pensaron que habían organizado una especie de cita para esa especial velada.

Empezaron ayudando a los anfitriones a preparar los entremeses y la gran mesa que estaba casi lista. Solo faltaban las copas para servir los vinos y algunas bandejas que llevar a la mesa que una vez dispuesta. Quedó perfectamente preparada y lista para recibir a los invitados.

Estos, se sentaron como Shion les iba acomodando. Tomando lugar sin hacer escándalo, viendo que parecía, que el patriarca ya sabía de los gustos de sus caballeros a los cuales emparejó como debía. Incluidos Death Mask y Shaka a los que toco sentarse al uno al lado del otro.

Comieron tranquilamente. Saboreando los entremeses mientras bebían los deliciosos vinos que Mask personalmente había escogido bajo la atenta supervisión de Shaka. Vinos que fueron alabados junto con la cena que prepararon Dohko y Shion que era deliciosa.

Había preparado un gran manjar. Carne asada y verduras para acompañar. Carne jugosa y verdura sabrosa que combinada con los vinos, les dejó a todos satisfechos y sin apetito. Aunque aun había un pequeño hueco en sus estómagos, para devorar hasta que no quedó una sola miga de la deliciosa torta.

Hinchados después de tanto comer, reposaron un buen rato tomando café, deleitando sus paladares con los licores de distintos sabores, haciendo que la comida descendiera más rápido y dejara sus cuerpos menos pesados.

- ¡QUE EMPIECE EL BAILE! – gritó Milo repentinamente, asustando a casi todos que estaban demasiado relajados, casi dormidos y encendió el reproductor de música, poniendo el volumen al máximo y sacó a Camus a bailar que muerto de la vergüenza, le acompañó porque no era capaz de negarle nada.

El resto de caballeros reía mientras veía como Camus, trataba de seguir los movimientos de Milo, un experto bailarín. Y se fueron animando. Saliendo a bailar para acompañarlos, para acabar de quemar las calorías de la cena mientras movían las caderas al ritmo de la música.

Todos sin excepción, bailaron y brincaron. Unos más desenvueltos, y otros algo más tímidos, sin saber cómo moverse puesto que nunca habían bailado, pero llegó un momento en que el disco, empezó a tocar ritmos más lentos.
Tímidamente, Camus le devolvió a Milo lo que le hizo al sacarle a bailar, y sin dudarlo, se le abrazó y le obligó a bailar abrazados, haciendo que se sonrojase unos minutos hasta que sus compañeros se unieron a las canciones lentas en las que vieron algunos delicados besos que las parejas no pudieron contener, y que a algunos de ellos, les hubiera gustado disfrutar.

- Estoy cansado… - dijo Shaka ruborizado por los besos que había visto, por la agitación del baile, y también por el efecto del vino – creo que voy a tomar un poco de aire – susurró caminando despacio, saliendo por la entrada principal, seguido por Death Mask que no quería dejarle solo.
- Has bebido demasiado… - sonrió llegando a su altura, recostando su cuerpo contra un pilar – el alcohol de esta noche seguro es muy diferente al que hayas podido probar – sonrió mirándole, admirando el rubor de las mejillas de Shaka.
- Sh… sí – titubeó avergonzado, era la primera vez que probaba el alcohol, aunque cuando Mask le preguntó le había engañado – este es más fuerte – reacciono rápidamente, acercándose al guardián de cáncer tambaleándose.
- Ya veo – sonrió Mask – es que estos licores son especiales – se inclinó para susurrarle al oído – son deliciosos si puedes compartirlos con gente especial – le sujetó de un brazo porque lo veía demasiado tambaleante – cuidado… jejeje – no pudo evitar reírse mientras aguantaba al guardián del templo de la virgen.
- Chicos… - los miraron algunos de sus compañeros, más el que habló fue Milo – nosotros nos vamos, es tarde… - añadió viendo como se soltaban avergonzados.
- Sí, buenas noches – contestaron al unísono.

Lentamente, sus compañeros fueron descendiendo a sus templos hasta que solo quedaron ellos y los anfitriones de los que se despidieron y también se marcharon. Dejándolos que descansasen, también para poder descansar ellos.

Descendieron las escaleras lentamente, entrando a los templos que les separaban de los suyos despacio, sin molestar, escuchando en algunos de ellos ruiditos y suspiros que indicaban que algunos de sus compañeros, habían acordado fiestas exclusivas y privadas.

Mask, ayudó a Shaka mientras bajaban. El alcohol parecía haberse subido a la cabeza del guardián de virgo, y caminar derecho, le estaba resultando poco sencillo.

En medio de tambaleos y risas avergonzadas, llegaron al templo de la sexta casa. Entraron y Mask se encargó de acompañar a Shaka hasta su cuarto, para asegurarse de que quedaba dormido, y sin posibilidad de lastimarse.

Le acompañó hasta la cama, se inclinó y lo dejo sentado, viendo una sonrisa diferente en los labios de Shaka mientras se incorporaba para alejarse.

Shaka cerró sus ojos e inspiró, volviendo a abrirlos casi en un instante, dejando ver una mirada profunda que se clavó en los ojos de Mask, una mirada decidida, serena, sobria que lo dejó algo extrañado y cuando se dispuso a preguntar. No pudo puesto que sus labios, quedaron capturados por los de Shaka que lo besó y se abrazó rápidamente al cuello de Mask.

- ¿Qué haces? – dijo apartándose completamente sorprendido.
- Quería besarte, y hasta ahora, no encontré el valor necesario para hacerlo Mask.
- Estás borracho - le contestó alejándose más – no sabes lo que estás haciendo, y mañana te arrepentirás – añadió sintiendo un dolor en el pecho.
- No lo estoy – contestó poniéndose en pie con facilidad, avanzando con pasos seguros, nada tambaleantes hasta Death Mask que no podía creer lo que estaba pasando – se perfectamente lo que estoy haciendo, se perfectamente lo que quiero – le miró decidido, acorralándole – y no voy a parar hasta conseguirlo… - susurró a los labios de Death Mask que se erizó cuando volvió a besarle.

Mask se estremeció. Simplemente, no podía creer que lo que tanto deseaba, estuviera pasando. Pero menos creía, que Shaka, el santito del santuario, fuera el que le estaba provocando de ese modo.

Le correspondió sin poder evitarlo cuando las manos de Shaka le acariciaron por debajo de su ajustada camiseta. Cuando sintió lo cálidas que eran cuando acariciaron su pecho, y buscaron excitarlo. Cosa que logró, y ya nada pudo hacer Death Mask para detener lo que estaba pasando.

Enloquecido, le sujetó por la cintura y lo cargó hasta la cama mientras lo besaba, mientras correspondía con las mismas ansias con las que Shaka le besaba y le acariciaba. Empezando a sacarle el saari despacio, desnudándole casi por completo y lo dejó sentado en la cama.

Todo estaba pasando demasiado rápido. Mask, sentía que todo se le iría de las manos si continuaban las caricias de Shaka, que perdería la poca cordura que le quedaba, y que lo haría suyo sin miramientos. Cosa que no deseaba.

Mask, después de pelear consigo mismo, de aceptar que amaba a Shaka, deseaba poder estar con él. Pero estar tranquilamente, sin prisas, sin que Shaka sintiera que para él, eso estaba siendo un revolcón más, sin que sintiera, que después de esa noche, nada volvería a ser igual.

Shaka se sentía morir con aquellos besos, los primeros que le daban y que correspondió lo mejor que supo, esperando que el guardián de cáncer no lo notara. Deseando poder hacer que Mask disfrutara de esa noche con él, como si fuera un experto amante. Pero lo que Shaka no sabía, es que su cuerpo reaccionaria de un modo que ni él mismo pudo controlar.

Lentamente Death Mask se desnudó para Shaka, sacándose toda la ropa, quedando completamente desnudo ante el guardián de virgo que se sonrojo al ver los atributos en plena acción. Dándole una pista a Death Mask de su inexperiencia.

Sonrió al ver la reacción. Le resultaba encantador el modo en que Shaka se estaba comportando, y empezó a pensar, que quizás, le había engañado, aunque quedaba la duda por el beso que antes le había dado. Beso que lo encendió casi hasta enloquecerlo, hasta casi hacerle perder todo rastro de cordura que pudiera haber en su cuerpo.

Arqueó una ceja, y se acercó lentamente, sentándose a su lado, acariciándole las piernas mientras se pegaba a Shaka.

Se inclinó y le olió el cuello, disfrutando de su suave aroma, besándolo después hasta que llegó nuevamente a sus labios y los besó despacio, al tiempo que lo recostaba sobre la cama y le miraba entusiasmado, viendo que Shaka, se sonrojaba y permanecía con sus ojos apretados y sus manos cerradas, nervioso. Inquieto, y quiso relajarlo.

Estiró a Shaka con sumo cuidado, separándose lentamente de él y acaricio sus labios con los dedos, viendo cómo reaccionaba, sintiendo muchísimo deseo. Se inclinó nuevamente para besarle los labios y sin que Shaka pudiera hacer nada, descendió hasta su pecho, y lo llenó de besos, de caricias con sus dedos, con su lengua que erizó la piel de Shaka. Lengua que descendió hasta su vientre. Y dedos que llegaron a la ropa interior de Shaka para desnudarlo completamente.

Mask, levantó su mirada, y se fue directa a los ojos de Shaka que al verse sorprendido, se sonrojó y mordió sus labios, muriendo de vergüenza, aunque luchó por evitarlo sin lograrlo, Mask se hizo el despistado y prosiguió con su propósito, besando el bajo vientre de Shaka, separando sus piernas, besando sus ingles con cuidado y escuchó los primeros gemidos, suspiros salir de los labios de Shaka que llevó sus manos a los hombros de Mask, queriendo hacer algo, queriendo que no se notara que todo lo que sucedía le ponía muy nervioso, pero cuando quiso hablar, sus labios emitieron un sonido que estremeció a Mask cuando sin aviso, tomo el sexo de Shaka con sus manos y lentamente lo lamió, sintiendo como iba ganando tamaño, sintiendo los dedos de Shaka apretarse contra su piel por culpa del placer.

Shaka se dejo caer vencido por la situación sobre la cama y se relajó con las caricias, las disfrutó plenamente mientras Mask, lamia y engullía su sexo, regalándole deliciosas caricias, succiones que lo llevaron casi al punto donde Mask quería llevarle y le tomo una mano. Dejando que sus dedos se cruzasen, dejando a Shaka completamente sorprendido por el gesto hasta que tras una suave mordida sobre la punta de su miembro, terminó en los labios de Mask y apretó con fuerza sus dedos, transmitiéndole así a Mask, la última prueba que necesitaba para corroborar su presentimiento.

- Shaka… - se tendió sobre él, apartando los mechones rubios alborotados de su rostro – dime… ¿qué debo hacer? – susurró en el oído de Shaka, viendo como abría sus ojos completamente.
- Sigue… no te detengas… - dijo con la voz entrecortada, sintiendo que se le escapaba el alma por la boca por culpa del orgasmo – quiero… deseo sentirte… - añadió avergonzado, sin saber muy bien lo que conllevarían esas palabras, aunque intuyéndolo porque había oído alguna vez a sus compañeros de lo bien que lo pasaban en sus alcobas.

Mask sonrió y le besó despacio, compartiendo con él su propio sabor, dejando que sus dedos, viajaran entre las piernas de Shaka y jugó lentamente con su anillo que se contraía en suaves espasmos, sintiendo por primera vez esas caricias tan intimas, sintiendo muchísimo placer. Placer que volvía a hacer crecer su intimidad. Placer que le llevó a querer más y empezó a querer averiguar cómo darle placer al ser que tanto deseaba y amaba, aunque aun no lo había podido confesar.

Con mucha precaución, dejó que su mano temblorosa se aferrara a la intimidad de Mask y la acaricio como él hizo con la suya, notando como crecía, notando como se humedecía y cuando quiso reaccionar y hacer algo más, Mask se lo impidió. Separándose de él, tendiéndose sobre su cuerpo, sosteniéndole las piernas con sus antebrazos después de que las separara con sus rodillas, dejando el glande de su sexo apuntando a su entrada, esperando la señal.

Shaka respiraba agitado, jadeando, suspirando y le miró a los ojos, sonriendo para que Mask supiera que estaba preparado y puso sus brazos alrededor del cuello de Mask, sonriendo mientras se incorporaba y le besó los labios, llevándoselo con él, empezando a sentir como el sexo de Mask entraba despacio en su cuerpo.

Lentamente, Mask le fue penetrando, sintiendo cuando podía ir más rápido gracias a la presión de las yemas de Shaka sobre su espalda clavándose. Igual que él se adentraba en sus entrañas y con sumo cuidado le penetró completamente, quedándose quieto, esperando que Shaka se acostumbrase a tener su sexo dentro de su cuerpo.

Se apoyó sobre sus codos, cargando a Shaka con un poco de su peso solo para poder acariciarle las mejillas con sus dedos, limpiarle las lágrimas que salían furtivamente de sus ojos con sus labios. Siendo completamente delicado. Entregándose a Shaka como tanto deseaba, sintiendo que él, también se entregaba en esa noche tan especial.

Shaka abrió los ojos, sonriendo feliz para Mask que le devolvió la sonrisa y volvió a acariciar sus mejillas para tranquilizarle, disimulando que intuía que esa era la primera vez que Shaka estaba con alguien y le besó. Deslizando su lengua lentamente a la boca de Shaka que le correspondió y lo besó enredando su lengua jugueteando con la de Mask que suspiraba excitado, sintiendo su sexo apretado en las entrañas de Shaka que se contraían deliciosamente.

- ¿Estás bien? – preguntó al separarse, susurrándoselo al oído, provocándole calor a Shaka.
- S… Sí… - susurró sonriendo – se siente delicioso… - añadió completamente excitado, sintiendo su sexo capturado con el vientre de Mask, mordiendo su labio inferior al sentir un ligero dolor, aunque placentero. Deslizó sus brazos despacio, acariciando toda la espalda de Mask y le besó el cuello justo al mismo tiempo que le acariciaba las nalgas. Y recibía una embestida que no pudo ser contenida – Ahhh… - gimió.
- Mmmnn… perdón… - sonrió – me pillaste desprevenido… y no pude contenerme… - le besó consolando el dolor, sintiendo las manos de Shaka que le incitaban silenciosamente – eres un demonio Shaka… - se movió saliendo de él.

Se retiró de Shaka lentamente, pero sin salir por completo, empezando a moverse. Penetrándole con cuidado mientras besaba a Shaka, mientras le acariciaba los costados con las manos cuidadosamente, sintiendo el miembro de Shaka clavarse en su vientre.

Dejó que los movimientos que ejecutaba su cadera fueran lentos, delicados hasta que Shaka se acoplo a su cuerpo perfectamente y empezó a corresponder el vaivén acompasando sus movimientos mientras jadeaba excitado, sin contener todo lo nuevo que estaba sintiendo.

Mask deliraba por el placer, sentía que todo el tiempo de espera había merecido la pena, y sentía ahora perfectamente que Shaka le correspondía, sentía que él, también le transmitía el mismo amor que él estaba sintiendo.

Se dejó llevar y olvidó cualquier sentimiento que quisiera ocultar y se recreó con las caricias, con lo besos para que Shaka disfrutara tanto como él. Para que sintiera el mismo placer y que recordara por siempre esa noche. Noche que él no olvidaría.

- Shaka… no puedo más… - jadeó sintiendo que estallaría, sintiendo que no podía contener más el orgasmo.

Shaka no le pudo contestar, estaba extasiado por el placer, enloquecido y casi desfallecido, deseando sentir como completaba esa noche perfecta, deseando sentir como Mask, se apoderaba de sus entrañas y las marcaba de por vida.

-Mask… aghh… - jadeó apretando su entrada, llevando sus piernas a las de Mask y las enredó, haciendo que las suyas apresaran a Mask y le obligó a penetrarle, a estallar como tanto deseaba, estallando él al mismo tiempo porque no pudo contener más la excitación y el deseo que estaba sintiendo.

Mask, con esa presión le penetro fuerte y completamente, vaciándose en Shaka, quedando completamente enredado a su cuerpo, sintiendo la espesa semilla de Shaka chocar contra él que no pudo evitar abrazarle, y hacerle sentir todo el calor que transmitía su cuerpo.

Desfallecieron por momentos, quedando agotados. Mask encima de Shaka que al darse cuenta de que lo estaba aplastando se apartó y se puso a su lado, apoyándose sobre un costado, mirando como Shaka, trataba de recobrar el aliento con sus ojos cerrados.

Lo miró embobado, sonriente mientras esperaba la ocasión propicia para que hablasen y se abrazó a él. Necesitando que sus cuerpos estuvieran siempre pegados y le cobijó entre sus brazos, casi obligando a Shaka a abrazarse a él aunque no fue una obligación. Sino un placer. Porque sin fuerzas, volvió a enredar sus piernas y escondió su rostro en el fuerte pecho de Mask. Recuperando el aliento que le faltaba. Queriendo hablar y definir ya de una vez toda la situación.

- Shaka… - susurró Mask interrumpiendo sus pensamientos – dime algo… - se separó un poco y le levantó el mentón con sus dedos - ¿Quién fue el primero? – preguntó serio, queriendo una respuesta sincera. Deseando escuchar que todo lo que le dijo aquella mañana era mentira.
- Yo… - trató de esconderse sin lograr soltar su barbilla de los fuertes dedos de Mask – yo… - unas lagrimas salieron de sus ojos – Mask yo quería tenerte para mí, solo para mí. Pero sé que después de esta noche, te irás y seguirás con tu vida, y yo con la mía, deseaba sentirte, pero necesitaba que me respetases, que no te burlaras de mi cuando te dijera que no había estado con nadie – explicó confesándolo – yo sé lo que podía conseguir de ti, y me conformo con eso. No puedo aspir… - Mask le hizo callar con un delicado beso.
- Shaka… - le miró con el ceño fruncido – no pienses por un momento, que para mí esto ha sido un juego. Jamás me habría aprovechado de ti, deberías abrir más los ojos Shaka – se enojó pensando que Shaka creía que le estaba utilizando.
- Mask… - se incorporó y le miró directamente a los ojos – yo… yo caí en tus brazos sin estar en ellos, quería que fueran los primeros, los únicos, yo… yo… te amo Mask, y solo quiero ser tuyo, como ahora, pertenecerte. Pero… - Mask volvió a hacerle callar con un beso más apasionado y se giró. Volteando sus cuerpos, dejando a Shaka debajo de él.
- Con cada provocación buscaba tenerte Shaka. Con cada pelea a la que te arrastraba buscaba tu atención – confesó provocando que Shaka abriera los ojos asombrado – se que no era la mejor forma, pero no se expresarme como quiero, y… y…moría por tenerte en mis brazos, pero no sabía cómo decírtelo… - le secó las lagrimas nuevamente.
- Perdona que te mintiera, me daba vergüenza – levantó su cabeza y le besó, sonriendo cuando se apoyó sobre la almohada.
- No te preocupes, desde el momento en el que te tuve en mis brazos, supe que estaba pasando… - le sonrió liberándole de su peso, acomodándose a su lado, sintiendo como Shaka se le abrazaba rápidamente y sonrió al ver sus preciosos ojos azules mirándole de aquel modo hipnotizante – te amo… te amo… - susurró sin dejar de mirarle, tomándole de las mejillas, llevando la cabeza de Shaka hacía él para poder besarle.

Se fundieron en un abrazo, sabiendo por fin que eran correspondidos. Mirándose sin descanso hasta que quedaron profundamente dormidos abrazándose, cobijándose el uno al otro. Dándose un calor necesario para compensar todo el tiempo que estuvieron separados.


-FIN-

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