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Una Noche. por yuki bishonen

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Notas del capitulo: Feliz dia de la madre!, ^^ a las lindas mamas que leen yaoi, Y un beso y un abrazo a mi mami Estre!!, en tu dia amor!, sacare el latigo para festejar :D, Este capitulo esta dedicado a mi amiga querida Kaoru por ser mañana su cumpleaños y a mi querida Chio!!! que ahorita mi pobre nena esta estudiando mucho para sus examenes!, SUERTE!!! te sacare el latigo para que estudies con mas dedicacion XD

LAS ADORO!!!! LINDAS MAMIS PRECIOSAS

Tambien a mis nuevas amigas las adoro niñas! XD En especial a Gamy-chan =aunque a ella ya la conocia desde hace un buen= y Maky

POR FAVOR QUIERO REVIEWS!!!!

Dependiendo de cuantos lleguen ACTUALIZO!!!!
Una Noche

Capítulo 12

******

- ¿Sabes Arian? Todo este tiempo lo he querido y no me había atrevido a declararme porque era heterosexual - un pequeño sollozo sale de sus labios - ¡¡¡Y AHORA ME SALE QUE ES GAY!!!

- Shhh... Cálmate, no grites - dijo Arian - ¿Ya te lo dijo él? - acarició su espalda con cariño para que se tranquilizara, como niño pequeño.

- ¿Qué? - dijo tomando otro gran trago...

- Que es gay - pronunciando con tranquilidad Arian.

- ¡¡¡¡¡¡¡No ves como lo mira!!!!!!! - volteó a ver a Arian casi ofendido y parecía que lo abofetearía en cualquier momento.

- Tranquilo, tranquilo… - lo abrazó, Yuki recargó su cabeza en la de Arian y suspiró - Pues no te tocaba estar con el chico, además que opino que tienes muchos pretendientes.

- Irónicamente me dijo él algo similar, me gustan sus sonrisas y sus carcajadas ¡¡¡¿sabes?!!! - dio una sonrisa amplia y lo volteó a ver - ¡Cuando nos conocimos fue realmente extraño! Yo estaba en el baño haciendo mis necesidades de humano, cuando de repente se oyó un sonido fuerte y agua corriendo, cuando salí, por el suelo había mucha agua, me quedé pensando unos segundos, cosas extrañas. Tengo mente rápida, sabes, no puedo evitarlo - sonrió - cuando llegue a los lavabos, un enorme chorro de agua salía de los lavabos parecía que estaba saliendo a presión... Y no era todo, con el cuadro había una mancha a amarilla (¿o sería un gran pollo?) - subió la ceja pensativo - ...que parecía que nadaba en medio del chorro. Me di cuenta de que era humano porque vi los pequeños brazos haciendo la finta de que nadaba, a pesar de sus esfuerzos y estar en medio del chorro no conseguía estar cerca de los lavabos para cerrarlo o algo así, no sabía cual era su propósito, pero mientas sacaba la cabeza para respirar vi los cabellos rubios, también vi su rostro cuando se dio la tarea de toser escandalosamente el agua que había tragado, creo que allí fue la primera vez que me llamó la atención - más lágrimas salieron de sus ojos y miraba al frente como su pudiera ver las imágenes que describía - Al dar los últimos pasos, mis zapatos se resbalaron con el agua, así que llegue un poco más rápido, choqué con él, caímos al suelo como un gran costal de papas, bueno, al menos él sí, mi cabeza quedó en su pequeño pechito - un suspiro sale de sus labios. Piensa unos minutos que decir y nuevamente voltea a ver a Arian...

- ¿Me creerás si te digo que era más frágil que lo que es ahora? - suspiro - cuando pude sostenerme y verlo a la cara, sus mejillas estaban rojas y sus ojos estaban muy abiertos, agua caía sobre nosotros, parecía lluvia, era como novela mexicana o película cursi gringa, pero...

Arian estaba atento al relato, fijándose cada una de las expresiones de Yuki, ahora una gran sonrisa estaba en su rostro, en realidad era realmente extraña a la situación... - ¿Y qué paso? - preguntó algo intrigado al ver que se quedó callado tan de repente.

- Lo tomé de la mano - miró su mano derecha y la extendió a la nada - Me lo llevé fuera de allí. Lo hubieras visto, era tan patético: mojado de pies a cabeza, parecía pollito porque temblaba de frío, bueno, en realidad, no se veía patético, estaba hermoso, aun no amanecía y era su primer día de clases, pero ¿por qué estaba vestido de amarillo? Aun no tenía el uniforme de la escuela - una gran carcajada salió al nuevamente visualizar la imagen ante él - ¡aun me pregunto como la rompió! ¡si tiene unas manitas muy pequeñas! Es tan pequeño y como puedes a ver alguien tan pequeño y tan... tan - se queda pensando en la palabra correcta.

- ¿Qué no te has visto en un espejo? – interrumpió Arian.

- ¿¿Qué?? - dijo alzando una ceja incrédulo - ¡Soy un arma mortal! - mueve las manos como si fuera un ave a punto de volar pero en pausas.

Arian lo miró asustado pero de un momento a otro empezó a reír... era tan gracioso estar con él - Préstame tu mano - dijo Arian aun con una gran sonrisa.

- ¿Cual quieres? - dijo mostrándole las manos con el puño cerrado. Tomó la derecha - abrió su mano y puso la suya con la de él.

- ¿Ves que tu mano es pequeña? - Yuki vio con detenimiento los largos dedos.

- ¿A qué viene todo esto? - dijo serio moviendo sus dedos en la mano de Arian, sintiéndola rasposa a su tacto.

- Que te falta por crecer y por experimentar, madurar, llorar, soñar, esto es una parte más de tu vida, que estoy seguro que superarás, al igual que los anteriores obstáculos - fueron segundos que parecían eternos - Además que tienes unas manos pequeñas también... y deberías estar contento de que por fin tu amigo haya conseguido con quien estar...

Al terminar estas palabras Yuki quitó la suya y llevó ambas manos a la cara - lo que no me explico es ¿por qué me beso? - enseguida quito las manos y lo miró con ojitos vidriosos - ¿Por qué que me beso...? - dijo casi con locura - ¿Por qué me utilizo así...?

Arian no supo que decir, solo atinó a abrazarlo mientras el chico se acurrucaba entre su hombro y cuello...

- ¡¡BRAVOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!! - se escuchó un grito de ovación.

- Creo que te estas perdiendo una gran fiesta Arian - dijo Yuki tratando de levantarse, pero Arian se lo impidió abrazándolo más fuerte y acariciando su espalda.

- No lo creo...

*****

Haciendo que todos despertaran de la ensoñación, viendo a la chica rubia que tenía el codiciado ramo y las chicas que esperaban casarse quedaron igual de atónitas.

- ¡¡¡¡¡¡Felicidades a la chica que se acaba de llevar el ramo!!!!!! - el DJ gritó con emoción y todos los presentes empezaron aplaudir aun aturdidos y los primeros hombres de las primeras filas sonriendo y aplaudiendo con más intensidad. La chica de inmediato sonrió y vio incrédula el ramo que tenía en las manos =¡¡¡Tendré la felicidad eterna!!!= Las señoras de adelante maldecían por confiarse tanto y Milerna la miraba aun incrédula... con semejante salto.

- ¡Ahora es hora de un baile más! - dijo el DJ entusiasmado. Enseguida puso una canción romántica.

- Tome señorita, se le cayeron sus lentes - dijo un hombre sonriente al devolverle sus lentes, agregando instantáneamente mientras le miraba seductoramente - ¿Me regala esta pieza?

Lo miró con una ceja alzada, sin querer sus mejillas tomaron de un tono carmesí - Mi...novio me espera - tartamudeó y salió casi corriendo, las miradas lo estaban comiendo vivo o es lo que imaginaba, no le gustaba llamar la atención y menos así, parecía una locura, ERA UNA LOCURA.

De inmediato entró al baño y cerró la puerta tras de sí. Puchiko estaba sentada en el lavabo en ropa interior.

- ¿Que no te da vergüenza? - gruño al verla tan campante sentada con la pierna cruzada. Le aventó el ramo a las piernas.

Sonrió al ver lo nervioso que se había puesto, dejó el ramo en el frío azulejo del lavabo y bajó aun descalza – No. ¿Sabes? Estuve pensando que si fueras mujer no estarías tan bonito - con esto se acerco a él, no había notado que había retrocedido, hasta que se dio un golpe con la puerta, estaba acorralado, un suave escalofrío lo recorrió, estaba intimidado, ella sonrió y pasó sus manos en la estrecha cintura y le susurró muy cerca de su oído - Si hubiera sido hombre créeme que ya estarías en suelo gimiendo por la pasión...

- Ya quisieras - dijo Danny bajando la mirada mientras sentía las manos de su amiga bajando el cierre de la falda.

- Te queda mejor que a mí la falda ¿seguro que no la quieres? - Se agachó para quitarle del todo la falda.

- Yo me puedo desnudar solo - replicó al sentirse ofendido por ser tratado como niño pequeño - Estas loca acaso, no soy un travesti - dijo sarcásticamente mientras le pasaba las botas.

Sonrió Puchiko - Ya lo sé, no puedo creer que hayas tomado el ramo y las viejas inútiles no pudieron contigo, tú eres malísimo en deportes.

- En lugar de alegrarte, que buena amiga eres...

- Cállate o te dejo así pintadito para que sospechen que fuiste tú.

- Me lavo la cara - contestó molesto.

- OK pero no te sabrás arreglar como venías y eso sería más raro.

- No me amenaces - la miró con odio, mientras ella ponía una sonrisa triunfante.

- Por cierto ¿quieres que lleve el ramo en mi mochila y después te lo llevo a tu casa? - dijo Puchiko mientras se ponía su chaqueta.

- Puedes quedártelo, no puedo tener eso en mi casa, se puede así ¿verdad? ¿O necesariamente lo tengo que tener yo? – se volteó a verla.


=No podría creer que lo haya convencido y mucho menos que haya cedido a transvestirse, es tan ingenuo = pensó para sí, inconscientemente le regaló una mirada dulce - Sólo con una flor bastará para que seas feliz, con cuidado le quitó una flor al ramo y se la entregó mientras tocaba suavemente el cabello - Hay que despintarte.

******

- ¿Dónde estaban? - preguntó viéndolos llegar, a penas Armand se estaba sentado en su mesa.

- Fuimos a dar una vuelta – dijo Puchiko sonriendo.

- Ya vamos por los otros que están en el jardín - con esto se levantó y revolvió el cabello de Daniel - ¿Está húmedo tu cabello?

- Es tu imaginación... - con esto sale casi disparado hacia la puerta.

- ¡Ya son las dos de la mañana! Es justo irnos me moría del sueño – con esto se levanta Aiko y se estira perezosamente.

Todos se dirigen a la puerta, no sin antes llevarse el recuerdito, quien mas Puchiko, el lindo arreglo que estaba en la mesa y si no fuera por las miradas se hubiera llevado hasta el mantel, porque tenía un hermoso bordado.

Al llegar al jardín, Daniel solo atina abrir los ojos de par en par porque no sabía si eran en realidad, porque lo único que había afuera era una pareja de enamorados, y lo decía porque la cabeza de “chica” estaba recargada en el hombro del mayor mientras el otro la rodeaba protectoramente atrayéndola hacia él.

- ¡Aaaaaaaaaaaaaa! – exclamó Puchiko y se acercó más rápido.

Aiko estaba seguro de a quién pertenecía la silueta, así que no dijo nada sólo camino con los demás tranquilamente.

- Kawaiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii - susurró mientras se hincaba y veía a Yuki dormido en el hombro de Arian. Yuki traía la chamarra negra de Arian, eso era seguro porque Yuki no traía chamarra y menos de ese estilo. Hacía mucho frío afuera y con lo enfermo que estuvo, era recomendable evitar una recaída.

Apenas Arian despertó de la ensoñación al ver a la chica, parpadeó varias veces para recordar quien era – Se quedó dormido – le dijo al ver las caras raras que daba la chiquilla.

- Yaoi – dijo casi babeando – ¿Lo vas a cargar verdad? Tienes que cargarlo ¡¡¡no te atrevas a despertarlo!!! – dijo casi con demencia mientras buscaba la manera de intimidarlo o por lo menos convencerlo de eso.

- No te preocupes, no tenia pensando hacerlo – le sonrió amablemente.

- Que bueno porque ya nos vamos de aquí.

- Muy bien, vámonos - con esto acerco más el cuerpo del chico, para cargarlo.

Puchiko casi se infartaba de emoción tanto shonen ai en un solo día y sin pagar ni un solo centavo

– Mueran de envidia todas –

Todos emprendieron la caminata al estacionamiento, Daniel le daba unas miraditas a la pareja que estaba allí, no sabía si sentirse bien o sentirse celoso, pero ninguno de los presentes habló nada.

********

= ¿Dónde estoy? = vio el techo, sentía su cabeza pesada. Cuando volteó al lado izquierdo, no reconocía el lugar pero estaba muy cansado. Cerró los ojos nuevamente. Los volvió abrir. Un cuerpo desnudo de espaldas, podía ver la espalda amplia, sus grandes y redondas nalgas. Volvió a cerrar los ojos. Arian se estaba vistiendo....

= Me siento muy cansado. Espera un momento... ¡¡¡Grandes y redondas!!!... ¡¡¡GRANDES Y REDONDAS!!!= abrió los ojos nuevamente y sentó en la cama.

- ¿Te desperté? - lo dijo porque sintió el gran tumulto en el colchón.

Yuki no dijo nada, sólo podía verlo con los ojos abiertos y con el corazón acelerado, la habitación estaba tenuemente iluminada por la luz que se filtraba por la ventana.

- ¿Fue una pesadilla? - dijo con una ceja alzada al juzgar su rostro, se acercó un poco más a su rostro notándole las mejillas rojas - ¿Otra vez fiebre? - poso su mano en su frente pero al parecer todo normal - ¿Yuki? - las lágrimas caían por el rostro de Yuki estaba confundido y sin perder tiempo lo atrajo hacia él, lo sentó en sus piernas, lo abrazo como si fuera un niño pequeño.

Yuki traía puesta una camisa larga de seda que le quedaba grande, dio un respingo, pero no trató de apartarse = Lo Hicimos y yo no me acuerdo de nada… Un momento... no me duele allí... Será que yo... ¡¡¡Fui el SEME!!!=

- ¿Lo hicimos? - es lo único que pudo articular mientras era un río de lágrimas.

- ¿Cómo que lo hicimos? ¿Qué hicimos?

=Ahora se hace el idiota = Lloró un poco más fuerte Yuki =A menos que mi cuerpo este drogado =

Arian se asustó al ver que el chico lloraba más fuerte - Shhh - bajó la cabeza y puso su mejilla a lado de la de él, podía sentir la humedad del llanto – tranquilo... no llores, respira y dime ¿qué es lo que soñaste? – lo meció lentamente mientras sus manos hacían que se apegara aun poco más.

=Aunque no creo... soy el SEME ¡JA! Esto le diré a Puchiko para que se trague sus palabras de que soy un Uke = al escuchar la voz de ronca de Arian se relajó, recargó su cabeza en el pecho de Arian y dejo de pensar en tonterías.

Yuki dio un respiro hondo - sexo... - dijo mientras trataba de morderse los labios para no soltarse a llorar.

- Jajajajajajajajaj - se rió Arian mientras lo abrazaba fuerte e intentaba controlarse para no hacerlo a carcajadas - No, Yuki... ¿Conmigo, en el sueño o las dos cosas?

Se sentía como un verdadero idiota, además ¿qué significa esa pregunta? ¿Piensa que le deseo? Está loco, al único que quería era Daniel pero ¿ahora? ¿Qué haría ahora? Era un total fracaso ¿ahora que le quedaba?

Arian tomo una de sus manos, la besó y le susurró - ¿De dónde sacaste eso?

Al sentir los labios de Arian en su mano no supo como interpretarlo, sólo una oleada de calor y vergüenza vinieron a él, ahora sí que se daba cuenta de la posición en que estaba…

- Porque yo te vi que estabas...

- Tu siempre viendo cosas que no debes jovencito jajajajaja - agregó rápidamente deduciendo las cosas.

= ¡¡¡Me quiero morir!!!= más vergüenza lo inundó, si eso era posible...

- Te dije que no te tocaría, sé cumplir mis promesas aunque no lo creas.

- ¡No! ¡¡¡No es eso!!! Yo tengo... tengo una imaginación muy rápida ¿sabes? A mi edad... ¡¡y es que vi tus nalgas!! Grandes y redondas y dije ¡¡¡¡OH por Dios!!!!

- Jajajajajajajajajaja ¿Grandes y redondas? - dijo Arian al punto de que no eran risas sino carcajadas, cuando Arian repitió eso Yuki se quedó con cara de espanto al oír las palabras de Arian o más bien, sus palabras y pensamientos, no sabía lo acababa de decir... él y su gran bocota.

No tardó en entrar Aiko en la habitación con los ojos pequeños, aun dormido, pero al ver la escena, su hermano y Yuki... casi se le cae la mandíbula. ¿Y él era el pervertido? se dijo molesto a ver como Yuki estaba sentado en sus piernas y su hermano se aferraba su cuerpo mientras Yuki tenia las mejillas más rojas de lo normal. Quería una explicación, pero no creo que tuvieran la amabilidad de explicar que estaba pasando allí, así que salió de la habitación.

Cuando se hubo calmado un poco, Arian le dijo con una gran sonrisa y lágrimas en los ojos por burlarse tanto – Quiero sanar tu corazón. Si tú lo deseas, lo sanaré…

Yuki no dijo nada, sólo se quedo en silencio.

- Es mejor que duermas un poco más, yo tengo que cambiarme para ir a trabajar – con esto suelta a Yuki para que se levante.

- Me siento tan avergonzado - es lo único que se podría decir que a su favor.

- Es un halago que me digas que tengo un buen trasero – sonrió al ver que Yuki ni se atrevía mirarlo a la cara - Duérmete ya ¿o quieres que te arrope? – diciendo esto se sentó en la cama.

- ¡No! ¡No! Yo puedo solo - se acuesta nuevamente en las mantas y cierra lentamente los ojos.

- Eres tan lindo Yuki... – sonríe y besa su mejilla – Por favor dame la oportunidad – le susurra y mueve sus cabellos acomodándolos atrás de la oreja.

- ¿Para? - abrió los ojos y lo contempla sintiendo calor y emoción.

- ...enamorarte.

*****
- No puedo dormir - se revuelve nuevamente en la cama.

Los pájaros ya cantaban y no concilió el sueño. Se movió a la derecha, a la izquierda, se hizo bolita, subió una pierna en los cojines, Se cobijó y descobijó, pero nada.

Son las 6 de la mañana, se vuelve acomodar mientras quita los cabellos rubios de sus ojos.

- Armand aun debe estar dormido – susurra para sí, con esto sus ojos se posan en la ventana de su habitación – Hace frío.

Todo esta en silencio, nuevamente se quita los cabellos de la cara, sólo suena las manijas del reloj en la habitación, nuevamente se acomoda para ver por la pequeña hendidura de las cortinas, entrando un poco de luz a la habitación. Cierra sus ojos por unos segundos.

- Huele a rosas de castilla… - =Esto me recuerda los grandes jardines donde corría, el pasto verde y por supuesto los rosales de castilla, la pequeña fuente ¿la sonrisa de mi abuela?, no, mi mamá, la que me crió, no la que me dio la vida, eran días tranquilos y no sentía esta soledad que me come. Y que ahora es mi compañera. Aunque desde que llegó Armand sólo hay confusión y miedo...

Se sienta en la cama, se levanta para buscar en el suelo el pans negro que traía ayer, cuando lo encuentra debajo de la cama se los pone, se deja la playera con la que duerme y sale de la habitación, va descalzo en el pasillo que está oscuro y silencioso, como siempre desde que llegó a esa casa.

Ve su antigua habitación, titubea un poco, pero accede a sus deseos, abre la puerta, Armand esta dormido es lo que supuso al ver al chico con la boca abierta y roncando, una sonrisa se dibujo en sus labios. Nunca lo había visto roncar.

La habitación apestaba a vino, pero por algún motivo se sentía bien en ella, se sentó en el suelo viendo con detenimiento la cara de su maestro, habían pasado tantas cosas desde que se conocieron, tantos cambios drásticos.

Por fin había un poco de color en esa casa, en la que se puede decir que sólo vivía él, porque su madre casi no se paraba en ella. ¿Pero por que no se encuentra en la casa?, es simple...

= Mi madre tiene a un hombre a quien darle su cariño y profesar amor, por eso me deja a solas tanto tiempo, cuando escapa por días su excusa era que cuidaría a mi abuela. Y como me enteré de que eso?, fue hace 5 años... Lo recuerdo muy bien, ese día me dijiste que no irías a dormir a casa, como era de costumbre pensé que era porque era por mí, por mis malas calificaciones y que soy torpe para cocinar.

- Me odian los maestros - dije pero te pareció algo muy ridículo y te alejaste un poco más de mí.

Me esforcé en aprender en un platillo para que te sintieras orgullosa y vinieras a cenar porque me sentía muy solo... Pero nunca te lo dije, me sigue dando pena decírtelo.

Ahora bien, hice el platillo con empeño, sin quemarla ni arruinarla, me había cortado varias veces en los dedos y me quemé en el intento, pero valió la pena, no la había echado a perder y no había incendiado los trapos, tenía buen aspecto y el sabor no era nada malo, para nada malo.

Así que le daría la sorpresa, le llevaría la cena a su trabajo, días anteriores le había sacado una tarjeta de su bolso, así que me aventuré por la ciudad en un busca de la dirección de su trabajo, recuerdo que era un gran edificio. Entré, mi madre estaba en el quinto piso, pero cual fue mi sorpresa al ver a mi madre con un hombre, se besaban, parecían tan felices, no la culpé por buscar a quien amar ¿quién querría estar conmigo?

No le comenté el incidente y ella no me ha dicho nada al respecto. A veces pienso que...=

- Ángel… - la voz lo sacó de sus pensamientos.

Se para rápidamente y una sonrisa se forma en sus labios. Estaba seguro de quien era, la única persona que le decía Ángel era su abuela, aunque decía su madre que estaba muy enferma, generalmente era mentira porque su abuela era más sana que él mismo. Salió de la habitación y entrecerró la puerta.

- Mamá - sonrió, casi corrió al oírla a bajo.

Bajó la escalera con una gran sonrisa, la buscó en la sala, en la cocina, vio en la entrada para ver sus maletas, pero no había nada.

- Ángel... - volvió a oírla, volteó hacia las escaleras y allí estaba, no quedaba duda, esa falda larga hasta los tobillos, su abuela traía su vestido de gala, su corazón latió fuerte por la emoción, quería abrazarla fuertemente, quería presentarle a sus amigos y a Armand.

- ¡Mami! - susurró con emoción – Mami te extrañé mucho.

Ella le sonrió en seguida, pronunciaba unas palabras que no entendió, un pequeño escalofrío lo recorrió, cerró los ojos por un momento y ya no estaba.

- ¿Mami? - dijo corriendo a las escaleras viendo de un lado a otro pero no había nadie.

Un suspiro salió de sus labios, no dormir le causaba alucinaciones, pensó. Y volvió a encerrarse en su habitación tratando de dormir un rato.

**********

Un gemido sale de sus labios – ¿Qué hora es? - mientras lleva sus manos a la cara y talla sus ojos por tratar de enfocar su vista

- Son como las 12 de la tarde – saltó al oír a Daniel y volteó al lado izquierdo de donde provenía su voz.

- ¿Qué haces aquí?

- ¿Es donde yo vivo lo olvidas?

- Es cierto es tu cuarto – dijo envolviéndose en las mantas.

- Ya está tu desayuno - con esto abrió la ventana para que entrara el aire fresco

Bostezó – OK, ya voy además ya hace hambre ¿tú ya desayunaste?

- Si... - dijo aun viendo por la ventana.

- Esta haciendo frío. Me iré a bañar - con esto empezó a quitarse la camisa blanca, había dormido con todo el esmoquin que había rentado, ahora tendría que llevarlo a la lavandería.

- Eso es bueno, apestas a vino.

- ¿Puedo tomar una toalla? - preguntó Armand esquivando su mirada y de paso el mal humor del chico.

- Sí, yo por mientras limpiaré la casa = No es justo que me desquite con él, si es él quien me hace compañía =

******

- Era tan pesado - dijo agachándose a limpiar abajo del sillón, volteó rápidamente con mechudo en mano, la puerta se abría con un sonido silencioso.

- Mamá - soltó el mechudo al ver a su madre en la entrada, no tardó ella en voltearlo a ver, se veía realmente cansada, pálida como un fantasma y con ojeras negras, era realmente extraño ya que ella no salía sin maquillarse, su madre le regalo una sonrisa amarga, casi corrió para abrazarlo, oprimiéndolo cerca de su pecho, mientras su madre sentía que la voz no volvía y un nudo grande se hacía en ella, mientras su manos oprimían más a su hijo pensando como sería capaz de decirle, su mano derecha toco su cabellos dándole una suave caricia.

- ¿Mamá y mi abuelita? – preguntó con un miedo y sintiendo que sus lágrimas caían en el suéter negro de su madre, estaba tan fría, puso su cabeza en el hueco de cuello.

- Está en un lugar mejor - sollozó y las lágrimas caían de par en par, Daniel empezó a llorar más fuerte mientras sus manos se aferraba a la espalda de su madre.

- Amor cálmate - dijo tratando de consolar frotando su espalda para reconfortarlo.

- Ella, ella me dijo... - se alejo de su madre - ¡¡¡¡Es mentira!!!! - Gritó con desesperación... sus pensamientos estaban fuera de control.

- Daniel fue lo mejor - dijo su madre aun con las lágrimas en los ojos trataba de calmarlo.

- ¿¿¿¡LO MEJOR!??? ¡¡¡¡¡ES LO QUE TU QUERIAS!!!!! - dijo en un arranque - Y SI FUERA POR TI TE GUSTARIA QUE YO TAMBIEN ME MURIERA.

- ¡DANIEL CALLATE! No sabes lo que dices... - dijo tratando de abrazar a su hijo pero éste se negó.

- ¡¡¡¡Somos un maldito estorbo!!!! ¿Verdad? ¡¡¡¡¡ME HUBIERAS DEJADO CON ELLA!!!!! ¡¡¡¡¡ELLA SI ME QUERIA!!!!! - gritó con desesperación y nuevamente empezó a llorar.

Armand bajó de las escaleras asustado al oír los gritos de Daniel.

- No digas esas tonterías Daniel - sollozo su madre - ¡¡¡Era mi madre!!! ¿Cómo puedes pensar que estoy contenta porque falleció? ¡¡¡....y yo te quiero!!!

- ¡¡¡Pero eso no pensabas hace 8 años!!! ¡Ah! Olvidé que te gusta presumirme como ¡MALDITO TROFEO!

- CALLATE O SI NO SOY CAPAZ DE... - gritó ella.

- ¿DE QUE? ¡¡¡¡¡YA NO TIENES EN DONDE DEJARME!!!!! ¿ACASO VAS A BUSCAR A LA MADRE DE MI PADRE PARA ABANDONARME? - sus palabras fueron cortadas por una bofetada que le había dado su madre, sentía el ardor de su mejilla y las lágrimas cayeron con mas intensidad, vio como su mano aun estaba firme y si le volvía contestar le daría otra, cerró sus ojos por unos segundos que parecían eternos y el dolor no desaparecía, sin decir nada caminó hacia las escaleras sin darle una mirada más, por unos segundos la mirada se cruzo con la de Armand, Daniel desvió la mirada.

= Soy patético = Pensó y subió a su cuarto.

Su madre por fin se había dado cuenta de la presencia de Armand.

******

Al entrar su cuarto con un suave movimiento cerró la puerta tras de sí recargándose en ella viendo al techo, sintiendo nuevamente que la vista se le nublaba por las lágrimas y unos grandes sollozos salía de sus labios.

- Mamá... - lo dijo con dolor en el alma mientras más temblores venían a él.

Su abuela lo cuidado durante su niñez, ella lo había criado no su madre, que sólo se preocupaba por el dinero y trabajar, según ella... para ser felices. ¿Cómo podría llamarla madre si no estuvo con él la mayor parte? - Mami... - con estas palabras se separó de la puerta y buscó con desesperación en los cajones encontrando con anhelo la foto de su abuelita – Mamita... - queriendo que la foto de alguna manera le hablara lágrimas caían en el cristal y podía ver su reflejo en él, su patético reflejo, se sentó en el suelo abrazando el retrato de su abuela, acurrucándose y lamentando la pérdida.

- Mamita me has pedido que cuide de tu hija pero... ya no puedo más - sollozó más fuerte.

*****

- Armand siento mucho que hayas visto esto - dijo secándose las lágrimas con la mano - Ya sabes como es Daniel de mimado - dijo nerviosamente mientras trataba de hacer una sonrisa.

- No se preocupe...- dijo Armand serio.

- Muchas gracias por cuidarlo yo me encargare desde ahora - dijo dándole la espalda.

- ¿Pero sí lo llevara al funeral verdad? - se atrevió a preguntar.

- Sí, le diré que se prepare pero cuando se tranquilice un poco.

- Voy a subir a buscar mis cosas – lo dijo tono voz seca, subió a la habitación donde había dormido, juntando sus cosas, tenía que hablar con Daniel, tenía que tratar de tranquilizarlo un poco, aunque sabía perfectamente que era un mal momento y no quería que se molestara más. Cargó su mochila pero no se iría sin antes hablarle, entró a la habitación con decisión.

Se le partió el corazón al verlo en un rincón en la esquina de su cama, llorando, con la cabeza recargada en sus rodillas.

- Danny – llamó con voz suave, dejó la mochila en su cama y se sentó junto de él, Daniel no se movió solo lloraba. Armand se limitó a sentarse a su lado. Se quedó en silencio, sólo escuchaba el llanto angustiado de Daniel, lamentaba lo que estaba pasando, no había palabras para llenar el vacío, ni mucho menos el suficiente consuelo, él y solo él podrá salir adelante. Esperaría a que dejara de llorar, se quedaría allí hasta que comprendiera que no esta solo y nunca lo ha estado, no tardó en sentir como Daniel lo abrazaba o más bien se aferraba a él. Correspondió el abrazo y Daniel empezó a murmurar cosas que no entiendo bien porque el llanto le dificultaba.

- Mami – su voz sonaba desgarraba y lloraba sin consuelo, parecía que en un momento a otro su alma se rompería en mil pedazos.

****************

Ya ha pasado una hora desde que se fue Armand, no le dije ni una palabra a mi supuesta madre. Me he bañado y puesto la ropa que me dejó en la cama sin replicar, lo hice porque ya no tengo fuerzas como para volver a discutir, no porque me ella me haya amenazado... eso no importa. Aun no puedo dejar de llorar, no puedo creer que se haya ido así.

Saco de uno de mis cajones la flor de material sintético que le quite al ramo y la pongo en uno de mis bolsillos. Mi tío acaba de llegar, puedo oír su voz, al salir de mi habitación veo que mi madre empacó mis cosas, la maleta esta fuera de mi cuarto. No tardo en recogerla y bajar.

Mi tío estaba de traje de color negro y me sonríe, si se puede llamar una sonrisa porque se nota que hizo un gran esfuerzo por hacerla yo no puedo corresponder la sonrisa y sólo volteo mi rostro.

- ¡Esta en un mundo mejor! - me abraza y mueve mis cabellos cariñosamente, mis lágrimas siguen corriendo, me regaló una mirada de lástima, lo sé, porque siempre ha sido así, causo lástima.

Me toma del rostro y me limpia las lágrimas - tómate esto, necesitas calmarte – Saca unas pastillas de su bolsillo y me da una, no le dije nada solo seguí sus indicaciones, fui a la cocina y me la tomé.

- Ya vamos - dijo mi madre, tomó mi maleta que había dejado abandonada, el carro de mi tío estaba afuera, yo me senté en la parte de atrás, este será un viaje largo. Las imágenes de mi abuela rondaban por mi cabeza y lo que me hizo prometer, aun suena en mi cabeza. Ser feliz...

Parece que voy enloquecer, tiro mi cabeza hacia atrás y miro por la ventanilla del carro... mis ojos vuelven a humedecerse.

= ¿Cuando mi alma se sacará?= Los parpados me pesan y mi cuerpo se siente muy cansado, por más que quiero mantenerme despierto no puedo.

- Daniel es mejor que te acuestes en el asiento la pastilla te esta haciendo efecto

Es lo último que escuche para caer en un profundo sueño.

Me dormí por varias horas, cuando desperté ya habíamos llegado a la entrada de la casa. No pude evitar pensar que había llegado a mi casa por fin.

Las hojas caían, el invierno estaba presente hojas secas por todo el pasto verde, los rosales con unos botones otros ya estaban marchitas, en ese mismo momento el tiempo se detuvo, deje de caminar para observar con atención en la mecedora de madera que era de mi madre, pude visualizarla con un libro en mano, mis cuerpo se sacudió y un enorme escalofrío me recorrió.

- Camina Daniel te resfriarás - dijo ella entrando a la casa sin entender mis sentimientos, no tardé en caminar tras ella.

La entrada de la puerta estaba abierta, los rezos se oían, el ataúd estaba en la sala, había sufrido fuertes modificaciones para hacer el velorio, ante mis ojos estaba el ataúd gris y las cuatro velas en cada esquina de él, me aventuré con paso lento para verla, no podía creer que mi abuela luciera así, lágrimas cayeron de mis ojos pero no me di cuenta cuando empezaron a bajar, limpié su rostro con una media sonrisa, por que mis lágrimas empapaban su carita.

- Mami... – susurro, parecía que sólo quería que ella lo escuchara - Tu angelito acaba de llegar - con mano temblorosa saqué la flor, la puse entre sus manos frías, traía tu vestido de gala...

- Mami te traje un pequeño presente – con esto Daniel inclinó su cara para besar su mano fría - la felicidad eterna - la volteó a ver pero su mamá no le agradeció su presente. Ni le sonrió como lo hacia calidamente y es más, ni si quiera lo volteó a ver.

Nuevamente empezó a llorar con mas intensidad, quería abrazarla contarle todo lo que había pasado, sus piernas fallaron, estaba sentado llorando, igual como lo había hecho más de una vez cuando era pequeño, su madre corría cada vez que le oía llorar, pero ahora... ¿que pasaría ahora?

Mi tío nuevamente intervino, me abrazó y cargó e hizo que mi rostro se apoyara en su hombro, todos dejaron de rezar para ver al chico que estaba enloquecido por el dolor, me miraban con tristeza y con lástima. Algunos me miraban con indeferencia ¡¿cómo me ponía hacer semejante acto?!

- Quería llamar la atención -aseguraba más de uno.

Mi tío me llevó a mi antigua habitación, me susurraba palabras de amor y comprensión, para que me tranquilizara pero ¿cómo tranquilizarme? Cuando mi tío se sentó en la cama aun estaba en sus brazos me di cuenta que mi madre me miraba.

Por fin me di cuenta que ella también lloraba, sus ojos cansados y ojerosos me miraba con dolor profundo, preocupación y comprensión, se acercó a mí y besó mis mejillas, mi cabello.

Solo me dejaron bajar cuando estaba más relajado, mis primos me miraban, unos se acercaron a saludarme y otros hablaban a mis espaldas, me senté cerca de ella y traté de controlarme.

Pasé todo el resto de la tarde y la noche junto a ella, negándome a descansar, llegó el momento que más me aterraba: la santa sepultura, la misa fue corta y llegaron más de mis familiares, no a todos los reconocía, es demasiada familia y amigos. No pude creer cuando vi al amante de mi madre llegar con un traje negro y unas enormes gafas de color negro, el odio fue grande cuando se abrazaron y ella lagrimeó un poco al verlo y cuando me vio se acercó a abrazarme diciéndome que lo sentía demasiado. Yo no lo abrase me repudiaba demasiado...

- Te ves muy cansado pequeño, es mejor que cuando la entierren te vayas a dormir - con esto me revolvió el cabello. No dije nada, solo me limité a salir del templo para seguir a la carroza y saber donde sería enterrada. Caminamos por unos minutos, ya que el cementerio era amplio. Las personas que traían el ataúd llegaron a la gran fosa donde estaría el cuerpo, eran varios metros abajo.

Pronto con cuerdas empezaron a bajar el ataúd y yo estaba a punto de perder el poco autocontrol.

- Mami ¿por qué están aventando tierra a mi abuelita? – lo dijo una pequeña niña de tres años, sacudiendo levemente su falda para que la escuchara y le diera una explicación.

- Ángel mío - escuché claramente, pero esta vez no gritaría. Lloraré tu muerte pero sé que estarás feliz donde quiera que estés, aun así no puedo evitar llorar, lloraré aunque mi alma se seque y esperaré hasta que nos volvamos a ver…

Por mientras cumpliré lo que me pediste….

Te quiero….

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