Era un bonito día, uno de los pocos en Inglaterra en donde el cien por ciento de las probabilidades el clima se vaticinaba esplendoroso.
Pero al contrario de lo que la demás personas solían hacer en un día como ese (salir de paseo) ellos se encontraban encerrados en la biblioteca de la universidad a cal y canto. Ron le dio un vistazo por el tragaluz al exterior- ¡Sería maravilloso tomar un poco de aire fresco!-
-¡Ron! ¡Ron te estoy hablando!- Esa era la voz de Hermione hablando lo más fuerte que podía para no molestar a la señora (o mejor dicho, señorita) Pince, la bibliotecaria.
-¿Qué sucede Mione?- pregunto apático.
-Te estoy preguntando qué opinas sobre esto- le mostró una página de los cientos de libros que estaban desperdigados sobre la mesa para sus consultas.
-No sé-
-Verdaderamente Ron, deberías ponerle más empeño–
Ron se llevo las manos a su cabeza y empezó a jalonear su cabello desesperado –Mione, dame un respiro. Llevamos con esto todo el mes-
-Pues si no perdieras el tiempo otra cosa sería – la chica contestó a pie de guerra –Deberías aprender a Harry y Neville –señalo a éste último que se encontraba a dos lugares del suyo sumergido en su parte del trabajo, mordiendo sus labios aprensivo -Que a pesar de sus ocupaciones siempre encuentran tiempo para el proyecto -
-Yo también tengo ocupaciones ¿Sabes?- respondió molesto ¿Acaso creía que solo se rascaba el ombligo? Sí Mione viera bien, notaría que Nev llevaba más de veinte minutos en la misma página. Suspiró derrotado, era mejor dejarlo por la paz o sino empezarían a discutir y no tenía nada de ganas de hacerlo.
Bendita la hora en la que le pidió a su amiga unirse a su grupo. Era verdad que Hermione era la mejor, eso nadie lo negaba, pero también que era tan obsesiva que había veces que asfixiaba. La prueba más reciente era que desde el momento que se unieron para trabajar, está prácticamente los tenía encerrados cumpliendo con el itinerario de trabajo que había desarrollado.
Suspiró cansino. A todo esto ¿Dónde estaba Harry? Bueno, tenía una idea, no, mejor dicho, tenía la certeza de donde estaba. Desde que comenzaron, Harry había empezado a tener un alud de trabajo por parte de Snape impresionante; el pobre prácticamente se dividía en dos para poder cumplir con su trabajo de becario y con sus deberes para con el equipo.
Frunció la nariz en desagrado; Snape trataba a su amigo como esclavo, apenas el pelinegro llegaba a universidad cuando éste ya lo acosaba con una cosa o con otra y cuando estaba con ellos ultimando planes, el profesor salía de la nada y lo arrastraba a su oficina; pobre de Harry, de verdad lo compadecía.
El tiempo seguía su marcha; ya no podía más ¡Como deseaba en verdad estar junto a Viktor en aquel parque donde estuvieron la otra vez! Si tan solo no tuviera que ir a trabajar.
Un momento ¿Qué había sido ese último pensamiento? Rebobinó – Como deseaba en verdad estar junto a Viktor en aquel parque donde estuvieron la otra vez - Se dio un tope en la mesa; definitivamente el ritmo de trabajo que tenía últimamente le estaba quemando las neuronas. Él no podía desear estar con alguien que lo “obligaba” a estar con él por capricho por muy maravilloso y atento (palabras textuales de su amiga) fuera.
Aunque no podía negar que se divertía con las puntadas melosas de Viktor; sonrío un poco recordando el detalle de Viktor para su cumpleaños. El muy…idiota se había disfrazado de perro con un enorme lazo atado al cuello a manera de regalo y se había plantado afuera del edificio sosteniendo entre sus manos una canasta repleta de regalos y un cartel que decía “Para Ron Weasley: “ADOPTAME, QUIEREME Y MIMAME (No tiene que ser en ese orden)”; hecho que provocó la hilaridad de sus amigos y que el casi se convirtiera en asesino al arrastrar al departamento a Viktor del lazo(casi asfixiándolo)Aunque después Viktor se reivindicó con una noche llena de pasión a manera de disculpa.
El hilo de sus pensamientos se interrumpió al momento que su celular vibró marcando un mensaje por leer.
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Viktor salió de la rectoría de la facultad de Ingeniería con un legajo de papeles en una de sus manos y el celular en la otra; acababa de escribir un mensaje a su gatito avisándole que estaba en la universidad y que pasaba por él.
El asunto de la beca se le había salido por completo de las manos. Al principio había sido un mero trámite, una pantalla para poder ayudar a Ron sin que se enterara de donde provenía la ayuda que deseaba darle; pero al final se había transformado en todo un evento gracias al rector y ahora les tocaba organizar todo el numerito pues lo habían contratado, todo por la brillante colaboración de Fudge. Lo único bueno de que había sacado de ello, era que podía pasearse por la universidad sin que pareciera que estaba persiguiendo a Ron y poder vigilar que nadie lo flirteara (A todo esto ¿Dónde estaba el italianucho? No que le importará, claro)
Refunfuño molesto al recordar el tema que trataran en esta sesión de planeación teniendo que modificar muchas cuestiones. Le fastidiaba que se hubieran ventilado quienes eran los donantes y ahora muchos benefactores no habían querido quedarse atrás en cooperar. Hipócritas, la mayoría de ellos cuando les había solicitado ayuda en un principio muchos se excusaron alegando que no podían ayudarlo por lo difícil situación que atravesaba la economía actual ¡Y oh sorpresa! Cuando se había hecho público el asunto muchos saltaron ofreciendo su ayuda, y otros hasta se habían indignado por no ser tomados en cuenta y que otras personas si lo fueran. Hmpf, que falsos; según ellos deseaban mostrar su “buena voluntad” y su “caridad” pero en realidad solo querían demostrar que eran “mejores personas” que los que en un principio si le habían dado su ayuda, muchos de ellos eran sus clientes (algunos de los cuales se caracterizaban por su personalidad excéntrica) y verdaderos filántropos –Esto no cambia-pensó –Siempre habrá quienes solo se quieren lucir- Recordó con amargura sus días en Bulgaria, cuando su futuro se veía brillante, como lo rodeaban los promotores como moscas a la miel. Soltó una carcajada amarga, todo eso había sido solo una quimera; después de eso todas esas “buenas personas” habían desaparecido como el humo ante una corriente de aire.
Una mano en su hombro lo trajo de vuelta al presente.
-¿Estás bien?- Pregunto Bojan; no necesitaba ser un genio para saber que le ocurría a Viktor. Sabía lo disgusto que estaba con todo el asunto de la beca a partir de que se publicitara “milagrosamente”.
Viktor asintió, agradecido de la mano de Bojan que siempre se extendía en el momento justo; esa misma ancla en aquel entonces que lo mantuvo cuerdo en ese momento.
-No pareces muy feliz- dijo Bojan si retirar aun su mano.
-No lo estoy en realidad- Confesó. Temía por Ron, él más que nadie sabía lo que era ser tentado por el resplandor.
-Debemos ser cuidadosos. No solo debemos protegerlos a ellos, sino también a nuestros clientes. Esos no dudarán en despedazarlos si algo no les agrada-dijo refiriéndose a ambos, los chicos y sus clientes involucrados–En fin, será divertido ver sus reacciones cuando vean lo que preparamos - Bojan palmeó los hombros de Viktor para quitar tensión al asunto -y que todo esto acabe, claro-
Viktor estrujo la carpeta con convicción, el protegería a sus clientes, pero sobre todo a Ron y a sus preciados amigos (eran buenos chicos y le agradaban), de la misma manera que su abuelo lo protegiera cuando niño antes de morir.
El tufo que invadió su entorno lo sacó de sus cavilaciones.- ¿Es necesario que invadas mi espacio con esa peste?- dijo exasperado.
-Es colonia francesa, ignorante-se defendió Bojan viéndose en el espejo que guardaba en el bolsillo oculto de su traje, arreglándose los inexistentes desperfectos en su imagen.
-No sé para que te emperifollas tanto – tapó su nariz y fue retrocediendo poco a poco tratando de escapar del aroma que desprendía su amigo, no era desagradable, pero si lo mareaba
-Digamos que tengo otros asuntos que atender en este lugar y debo estar presentable-contestó quitado de la pena su socio.
Viktor rodo los ojos por la respuesta, ya se olía (y no precisamente el perfume) que Bojan traía algo entre manos o mejor dicho alguien – ¿Asuntos que atender o personas que acosar?-
-Ah, un poquito de esto, un poquito de aquello- agitó su mano como queriendo disipar los malos pensamientos que de seguro estaban invadiendo la mente de Viktor. -Por cierto ¿Ya te contestó Ronnie?-
-Sí, dice que viene para acá- leyó el mensaje que recién llegaba - ¿De dónde sacas tanta confianza y lo llamas Ronnie?- Le lanzó una mirada envenenada.
-¿Dónde crees que éste ahora?- La manera sutil de Bojan de salirse por la tangente.
-Donde más que en la biblioteca-Bufó arrugando el ceño.
-Entonces me voy- se despidió su amigo–Te veo luego- y se fue.
Viktor agradeció que Bojan abandonara el lugar para poder respirar bien.