-N-no, Bojan, p-para por favor.
-Oh, vamos Nev-ronroneó el rubio búlgaro mientras acorralaba a su adorable chico contra la los mullidos cojines del sofá, aprovechando que su anfitriona tuvo que ausentarse momentáneamente.
-¡Bojan! ¡Estamos en la casa de mi abuela para tomar el té!-chilló Neville mientras se revolvía tratando de escabullirse del afiance de su novio, que cada tanto avanzaba un poco más, desfajando su camisa, acariciando con las yemas tibias de sus dedos los alrededores de su ombligo. -Aahg- Gimió nervioso por ser descubierto por su severa abuela, que por muy open mind se hubiera vuelto tras saber de las inclinaciones de su único nieto, no toleraría en un millón de años que su casa fuera tomada por un “hotel de amor”.
-Immeno shokolad*-Bojan susurró después de lamer tras la oreja del castaño, produciéndole escalofríos al pobre inglés.- ¿No se acostumbra comer golosinas como acompañamiento al té? Que mejor dulce que tú.
Zec supo que dijo las palabras justas al sentir como Neville se derretía bajo suyo, dispuesto a ser devorado, importándole bien poco la posibilidad de ser descubierto ¡Ah, el pequeño perverso!
Pugnó con el resorte de sus bóxers para liberar sus miembros de la prisión hecha de telas, deseoso de un suave y sensual frottage, y, sí daba tiempo, un delicioso oral.
El timbre de su móvil fue algo verdaderamente inoportuno.
-¿No responderás?- A cada timbrazo el sonido distraía más y más a Neville, retornando los nervios de ser descubiertos, dificultando los avances.
-No.
-¡Bojan!
Refunfuñando, el búlgaro abandono su botín, sentándose correctamente. Sacó su celular y revisó la llamada entrante. Era un número desconocido, más sin embargo contestó. No era normal pero tampoco atípico recibir llamadas de ese tipo, sus clientes a veces cambiaban sus números sin avisar.
-Sí ¿Diga?- Habló con cautela, por seguridad - ¿Viktor? ¿Sabes lo oportuno que eres?- gruño con sarcasmo -¿Ah? ¿Qué diablos? ¿Y Ron? –Sorprendido e inquieto -Ok, ok, entiendo. Dime en que estación estás.-masajeó con furia su cabello- Sí, sí, lo tengo. No tardaré.
-¿Qué pasa?- Neville preguntó preocupado irguiéndose hasta quedar sentado.
Bojan se paró –Viktor, al parecer tuvo un pequeño problema- explicó mientras reacomodaba su ropa debidamente.
-¿Está bien? Un momento ¿Y Ron?-Angustia.
-No me explicó bien- frunció su ceño –Ya sabes, con las prisas y eso. Me pidió que fuera por él, ya luego me explicará.
-Te acompaño.- El castaño amagó pararse.
-No es necesario, Nev-Bojan asaltó los labios de su pareja, atajando sus acciones, haciendo que permaneciera sentado- Además que debes quedarte para disculparme con tu abuela, no queremos que se lleve una mala impresión de tu novio ¿Verdad?
No muy convencido, Neville aceptó -¿Me llamarás para informarme?
-Por supuesto- Lanzándole una mirada de de frustrado anhelo al tibio cuerpo del inglés. Le alisó la ropa, acomodándola con esmero y eficiencia -Es solo que Viktor, aunque se vea así de grandote y macho, no puede vivir sin mi ayuda.
-Ujumm- Augusta Longbottom regresaba de la cocina con un servicio de té. Se hizo de la vista gorda al ver a su nieto y su novio muy cerca, en una posición un poco comprometedora –Espero le guste este té hindú, es un regalo de mi hermano.
-Muchísimas gracias madame. Lamentablemente no puedo quedarme y disfrutar de su hospitalidad.
-¿Algún inconveniente joven Zec?-la anciana dejó la bandeja del servicio sobre la mesita.
-Asuntos del trabajo.-Respondió aprisa el rubio.
-¿Este domingo?-suspicaz.
-Para mi desgracia, sí.- Tono pesaroso- Tal parece un cliente se metió en problemas innecesarios y hay que rescatarlo.-Justificó.
-En ese caso, no hay que discutir.- la mujer quedó satisfecha con la respuesta. Al parecer el novio de su nieto era un hombre responsable- Sin embargo, insisto en concertar otra reunión.
-Por supuesto.-Bojan le dio su sonrisa deslumbrante - Usted ponga el día.
-Le mandaré con Neville la invitación, para ajustar fechas.
-Gracias-tomó la mano de la anciana- Con su permiso, me retiro- se inclinó levemente y besó la marchita mano con galanía.
-A usted-respondió ruborizada ¡Hace años que nadie era tan caballeroso con ella!-¡Neville!
-¿Sí abuela?- El castaño prestó responde el llamado de su antecesora.
-Acompaña al joven Zec a la salida.-Ordenó.
Neville lucha con todas sus fuerzas para no rodar los ojos-Sí abuela.
-Que le vaya bien joven Zec.
-Igualmente madame, que el resto de la tarde sea tan agradable como su compañía.
Salió de la sala después de dejar pasar primero a Neville, como un perfecto caballero.
-Que todo vaya bien. –Neville tenía sus manos en el pecho de Bojan, acariciando las solapas del saco. Ambos parados fuera del portón de entrada de la casona inglesa.
-No te preocupes de más, Nev-le tranquilizó- No sabes la capacidad de Viktor por meterse en los problemas más tontos.-Le tomo de la barbilla, besándolo rápidamente- Al final del día nos estaremos riendo. Ya lo verás.
El inglés asintió. Por lo poco que conocía a Viktor (según los relatos de Bojan, y los de Ron), sumándole el temperamento de su amigo, quizá habían cruzado insultos con algún descerebrado y los había arrestado solo por precaución.
Zec subió a su auto, agitando su mano alegremente en despedida, viendo a Neville por el retrovisor, quien observaba cómo el rubio se iba al rescate.
La figura del castaño ya no era visible conforme avanzaba por la recta calle, así que quitó su semblante alegre, transformándose en uno de desconcierto.- Ahora en que te has metido Viktor.
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Ron miraba al suelo, sentado en el sofá, con los brazos apoyados en sus muslos y sus manos entrecruzadas, sin poder soportar la cara de total estupefacción y reproche de Harry.
-No lo puedo creer, simplemente no me cabe en la cabeza, Ron ¿Qué no veías lo que pasaba?- Harry se levantó del sillón en donde había estado acomodado desde que llegó de la universidad, cansado, aturdido y completamente confundido con su vida. Y ahora Ron llegaba y le contaba sus congojas ¡Como si él no tuviera las propias!
Suspiró largamente mientras se servía un vaso de agua fría de la jarra que sacó de refrigerador de la cocina, sus manos temblando, del frío o de la impresión, no estaba muy seguro –Nunca creí que diría esto, pero Ron, eres un completo idiota.
Ron vio a su amigo como sí le hubiera brotado otra cabeza-¡Qué! ¡¿Yo!? ¡Pero si fue él quien se comportó como un troglodita!
-Y tú como un idiota, lo repito.
Ronald se levantó, caminó por la pequeña sala como animal enjaulado, sus puños abriendo y cerrando obsesivamente- ¿Y qué? ¿No tengo derecho? ¿Cómo querías que reaccionara? – Hizo un gesto de supuesta dulzura- ¡Ah, sí! Me hubiera quedado allí parado con una sonrisita de Barbie, dejando que me gritara. Total, solo soy una muñequita inflable que no necesita explicaciones. Qué más da lo que piense, solo sirvo para ser cogido.
-¡Ron!- Harry se escandalizó- ¡Por Dios! ¿Acaso te estás escuchando? ¿Cómo puedes pensar eso mismo de ti?
-¡Porque eso mismo piensa el imbécil de Viktor de mí!
Los nervios de Harry estaban por romperse – ¿En serio? ¿Y cuándo te lo ha dicho? ¿Hoy? ¿La semana pasada? ¿Cuando empezaron a salir?
-¡Nunca! ¡No me lo ha dicho! ¡Como nunca me dice nada! ¡Pero sé que lo piensa!
-¿Ah?- Esta discusión con Ron acababa de tomar un giro extraño.
-¡Pues eso!- el pelirrojo con los nudillos de su mano hecha puño, golpeó con furia la pared. Caminó con paso firme hasta llegar a la puerta de su habitación. A punto de entrar, habló- Hoy no fue la única vez Harry, pero si la última, se acabo.
La puerta no resonó tan fuerte al momento de cerrarse como pensó que se escucharía, pero poco importaba. Se echó boca abajo sobre su cama, sin quitarse los zapatos. Su cabeza quedó atrapada entre la almohada y con ella amortiguó el grito de plana frustración que reprimía. Sintiéndose un poco, pero solo un poco mejor, se giró en ciento ochenta grados, quedando sus brazos extendidos en cruz y sus piernas entreabiertas.
Largo rato paso. Ron se dedicó a ver el techo del cuarto, inclusive le había detectado minúsculas humedades; todo para evitar pensar en el quid de la situación.
-Tal vez debería hablar con Harry y comentarle que los vecinos de arriba no cuidan tan bien el piso y eso le está afectando. – Hablar con Harry, con lo enojado que estaba con su amigo, quien hace nada lo había llamado idiota.
¿Realmente era un idiota?
Su fuero interno masculló un profundo “SÍ” que le revolvió las entrañas.
Idiota.
Y no precisamente del tipo por falta de conocimientos.
Aunque… ¿Las relaciones interpersonales no eran definidas como vivencias acaso?
En su caso, sus relaciones amorosas no eran muchas, técnicamente podía contarlas con los dedos de sus manos, así que de mucha experiencia, ni hablar. Pero había de aprendido de ella que un punto siempre se repetía cíclicamente: se necesita comunicación.
Analizándolo a detalle, los niveles de comunicación entre hombres y mujeres nunca serían iguales. Mientras una mujer se comunica (emisión-recepción) más en una relación, un hombre es más de acción, pasando a un leve segundo plano la comunicación.
¿Cómo arreglar esto cuando ambos son hombres?
Puso su brazo izquierdo sobre sus ojos, cubriéndolos completamente. Un tremendo dolor de cabeza amenazaba por explotar.
He aquí el problema, tomando en cuenta que ambos son del género masculino: Para pasar a la acción, primero debe saber cuál es el problema. Para esto necesita información y eso es precisamente lo que no hay ¿Y cómo pasar a la acción si no había comunicación? Dejando a un lado el hecho de ser hombres y que no son precisamente parlanchines, el búlgaro era una caja fuerte llena de secretos que se negaba tajantemente abrir.
La figura de Viktor apareció en la negrura de su mente revuelta, tal como en la vida real. Había aparecido a toda velocidad (Tomando en cuenta que la primera vez que lo vio, conducía como alma que lleva el diablo.), trastocándole la tranquila y monótona vida que siempre, hasta entonces, había llevado.
Uh ahogado gemido brotó de su garganta. La imagen había mutado a la que tenía el moreno en la tarde. Allí fue cuando lo vio como realmente estaba y no como su ira se lo mostraba. Le miro enfermo, asustado, enfadado y herido, todo a la vez. ¡Maldito sea su temperamento! Lo dejó allí, sin importarle su estado. No tenía excusa, realmente era un idiota. Pero le había dolido que le gritara, pero más que lo evadiera como siempre, lanzándole leña al horno de sus temores.
Nunca lo admitía, ni a sus amigos, ni a él mismo y mucho menos a Viktor, que el búlgaro había movido todos sus esquemas, sacudiéndolos en un feroz terremoto, poniéndolos patas arriba.
No sabía si podría tolerar que lo volviera a hacer.
Porque no se puede construir en un lugar lleno de escombros y que no se quiere limpiar.
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Bojan firmaba los últimos papeles para finiquitar la fianza y poder sacar a Viktor de ese espantoso lugar.
Viktor apareció poco después siendo custodiado por un guardia y esposado, al parecer integro. Más Bojan no se engañó, su amigo lucía exactamente como un ser descarnado en los Campos de Asfódelos que se describían en la literatura griega.
Ambos salieron a la ya oscurecida noche inglesa, mudos, uno por no saber cómo abordar el tema y otro perdido completamente en sus pensamientos.
-Viktor… ¿Me podrías explicar que ha pasado?-Allí estaba, directo al grano. De nada serviría postergar la plática.- Además ¿Dónde diablos esta Ron?
Viktor miro a su amigo, con un intenso odio en sus ojos. Era culpa de Bojan por haberle insistido de ir a esa dichosa feria, era el responsable de que Ron no estuviera a su lado.
Mentira.
Bajó los ojos avergonzado por pensar eso del rubio.
Solo él tenía la culpa.
-Venga hombre-El rubio jaló a Viktor, subiéndolo al auto, aparcado en la contra acera, como si su amigo fuera un autómata desconectado.
Estar arriba del auto de Bojan le supo amargo. Guardó silencio.
-Pues vaya con el gatito rojo, mira que dejarte solo.-Despotricó su compatriota, ya conduciendo - Así, nada más, sin explicaciones. Sé que es testarudo y veleidoso pero no pensé que fuera a actuar así.
-¡No hables así de Ron!- defendió el moreno presto.- No es su culpa…yo…le grité.
-Pues esa no es excusa, Viktor.-Le reprimió. -Si tenían una discusión, lo más normal era apartarse de la multitud y buscar un lugar más privado. No era necesario armar un alboroto en medio de la feria, llamar a la policía y dejar que te lleven los agentes, al menos en este caso. Por qué si hablamos de los casos en donde los tipos se ponen violentos…
-Bojan ¿De qué diablos estás hablando?
-Pues del asunto, ya que tú no quieres hablar. En serio, Viktor. Mejor me explicó el policía el asunto que tú. Mira que enterarme por boca de otros lo que te pasa hiere mis sentimientos, se supone que somos amigos.-Sin apartar la vista del camino.
-¡Eso no fue lo que pasó!
-¡Pues explícame entonces tú!
Silencio…
-Entonces sí fue así…
-¡Qué no Bojan!-gritó exasperado- No fue en lo absoluto así- su voz bajo tanto que apenas se distinguía del jaleo del tráfico.- Todo iba bien, hasta que lo vi, los vi.
-Mira Krum, no soy vidente para saber a quién viste.- El rubio solo sabía de dos personas de quienes Viktor hablaría así; pero necesitaba presionarlo para que soltara todo, o de lo contrario Viktor recluiría todo dentro de sí mismo y terminaría como un guiñapo, como hace años.
-A Dimitar y Matei ¿Tú sabías que Dimitar es chelista?
-Mi Dios- musitó Bojan- Pues no, bueno sí. Sabía que tocaba el violonchelo, pero lo había dejado por presión de su padre ¿Estaban los dos en la feria? Vaya coincidencia.-se lamentó.
-No fue una coincidencia, fue planeado- Viktor le contó todo lo ocurrido en la feria a Bojan.
Krum calló, mirando pasar las luces desde su asiento, vio de reojo como su amigo sostenía con más fuerza de la necesaria el volante.
-Tendré que disculparme con Ron por haber pensado mal de él.-Sentenció Bojan, completamente enojado con Viktor- No me gusta decirlo Viktor, pero te lo dije. Era obvio que tarde o temprano Ron se cansaría de tus evasivas. Y tú, todo lindo, en lugar de darle una escueta explicación y prometerle una mientras salías del atolladero, vienes y le gritas que no es de su incumbencia.- Severo- En lugar de minimizar los daños, se expandió y explotó. Y todo por tu terquedad. Sí Zabini fue capaz de contactar con ellos dos, de seguro sabe lo de las drogas y ya se lo contó a Ron ¿Cómo puedes pedir que te tenga confianza sí tu no se la tienes en lo más mínimo? –Siguió conduciendo, dando de vez en vez sonoros claxonazos a los conductores imprudentes que se le cruzaban.
-Lo sé, es solo que no me sentía preparado para contárselo.
El auto dio un giro brusco en una intersección, tomando rumbo el contrario a su destino.
-¿Qué diablos haces?- Krum se sujetó del tablero por lo violento del giro.
-Iremos a ver a Ron. Con suerte te escuchará.
-No Bojan.
-¡¿Qué?! No me digas que te vas a dar tan fácil por vencido.
-No, no lo haré. Ronald es mío, el me devolvió la vida, aunque no lo sepa-le respondió.- Pero antes de hacerlo, debo arreglar las cuentas que deje pendientes en el pasado.
El rubio se orilló, poniendo las luces intermitentes. Giró completamente su tronco, enfrentando a Krum- ¿Seguro?
-Seguro.- Asintió a la pregunta, se podría decir que era una de las poquísimas cosas que ostentaban tal seguridad en su vida.
Solo espero que estés tomando la decisión correcta Viktor.
-Lo estoy, créeme, lo estoy,