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Sin miedo a nada *SongFic* por Science Of Silence

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Notas del fanfic:

son necesarias? haha perdon d antemano por la ortogafia


Sin miedo a nada (Seiya x Ikki) **songfic**


Que es mejor que narrar el cómo se desarrolla una guerra santa? El cómo millones de guerreros mueren para salvar a su diosa? El sentir a flor de piel sus angustias y deseos por triunfar? Y el mantenernos juntos a ellos, a tal punto de volvernos uno con el personaje hasta que la dichosa batalla llegase a su fin y todos puedan vivir tal fuese un cuento de hadas???

Fácil, solo hay que narrar el otro lado de su vida: no el valeroso, fuerte y audaz que todos conocemos; sino adentrarnos un poco más, jugar con su conciencia y explorar cada uno de sus rincones, de sus mayores miedos e ilusiones…
Será posible acaso eso? Si, y para quien no quiera creerlo, tomemos como ejemplo al joven pegasus… una vida perfecta? Si… tal vez para la mayoría, aquellos que solo lo ven como el más joven de los Kido, el alma de la fiesta, el santo de la esperanza, si, porque esa era la denominación que su diosa le había entregado… era solo eso?

La casa de mostraba tranquila, como era costumbre, era un día de verano, pero eso no importaba mucho a los demás. Seiya odiaba esa actitud tan sedentaria que tenían todos, viviendo un autismo único, cada cual por su lado, claro eran amigos, y cuando estaban juntos la pasaban de maravilla, pero cada cual disfrutaba su privacidad. Hubiera pasado entretenido en su habitación observando el techo y meditando acerca de todo esto, pero escucho unos pasos descender las escaleras, era Ikki, lo cual lo animo, quizás si el Phoenix tenía algún plan podía incluirlo.

- Ikki, me preguntaba que ibas a hacer hoy? – le preguntaba al tiempo que bajaba el ultimo escalón y se colocaba tras el
- y puedo saber que te incumbe a ti eso?
- somos amigos, no debería haber ningún problema en que quiera saber sobre tu vida.
- Eres raro, siempre que tratas de pasar tiempo conmigo, tengo la intención de que tramas algo…- lo miro insolente, como queriendo iniciar una discusión, pero observo su reloj, y trago sus palabras - bueno, eso es algo que discutiremos otro día…
- Porque? Te vuelves a marchar?
- Si… solo pase a ver cómo estaban las cosas, en vista que no ha pasado nada, creo que puedo continuar
- Pero el clima últimamente está muy frio, no quieres quedarte más tiempo?
- No, no te preocupes- al predecir que el otro iba a volverle a insistir acoto, algo cansado - ya! Ni Shun es tan sobre protector conmigo… bueno, despídeme de parte de todos.
- Si… espero vuelvas pronto…

Me muero por suplicarte
Que no te vayas mi vida
Me muero por escucharte
Decir las cosas que nunca dirás
Mas me callo y te marchas


A la mañana siguiente todo parecía normal… es como si no hubiese pasado nada, Ikki se había marchado, y? Que más daba! Eso era tan normal como que después del invierno llega la primavera.
Pero porque es que Seiya no podía aceptar ese tipo de cosas de forma tan fácil como el resto del mundo? Porque cada vez que este teatro se repetía, a él le seguía doliendo?
Será que lo quería demasiado como para tenerlo lejos de su ser?
Subió de regreso a su habitación no queriendo hallar respuestas a esas dudas que eran a decir verdad, demasiado obvias. Miro el reloj que tenía en la mesita junto a su cama. Eran recién las dos de la tarde y el día ya había oscurecido para él. Se acostó y cerró los ojos para tratar de olvidar ese dolor que aun no sabía si provenía de su cabeza o su corazón.

El dragón se había cansado de llamarlo sin obtener respuesta, así que decidió entrar a la habitación del pegasus para saber qué era lo que estaba ocurriendo. El verlo en ese estado lo hizo entristecer, sabía que no estaba durmiendo por el cansancio, siempre una vez al mes adoptaba una mini depresión, similar a la de las mujeres cuando están en sus días.

- Seiya, despierta! Hace rato que la comida está servida, se va a enfriar.
- Ehm? Si, disculpa, no me había dado cuenta… estaba pensando…
- con los ojos cerrados y roncando?
- está bien, estaba durmiendo, estaba un poco cansado
- Qué te pasa hombre? Siempre es lo mismo, las únicas cosas que solo se repiten una vez al mes en esta casa son: tu cambio en el estado de ánimo y las partidas de Ikki. Pero ya ambas cosas se están volviendo cada vez más normales – noto como la mirada de Seiya se opaco, pero no se percato de que el motivo fue el nombre del peli azul - acaso no hay algo que quieras contarme? Sabes que puedes confiar en mí, somos amigos desde siempre.
- No tranquilo Shiryu… no es nada serio, descuida, ya te dije que estoy bien, debes confiar en mí.


“solo es un sentimiento que no me deja en paz” se repetía interiormente… cuanto tiempo iba a poder esperar hasta que finalmente grite “basta!” y deje salir todo lo que sentía?

Mantengo la esperanza de ser capaz algún día
de no esconder las heridas que me duelen al pensar
que te voy queriendo cada día un poco más.
¿Cuanto tiempo vamos a esperar?


Pasaron los días y el pegasus volvió a la normalidad, iba escondiendo nuevamente sus sentimientos y volvía a colocarse esa mascara de “aquí no paso nada”.

Era una de esas típicas noches lluviosas, esas que a cualquiera le bajan el ánimo, ya el reloj indicaba que había dejado de ser temprano; fue entonces, cuando se suponía que todos dormían tranquilamente en sus habitaciones que se escucho un pequeño ruido

- Lo que me faltaba, un asqueroso gato para terminarme de quitar el sueño…- renegaba el morocho mientras bajaba rumbo a la cocina- Bien gatito, fuera
- Ah… me pides que me marche? Yo que creí que mi aparición te iba a alegrar.
- Eres tú! No te esperaba tan pronto. – las luces estaban apagadas, pero su voz era suficiente para identificarlo
- He escuchado que casualmente cada vez que yo me marcho tú te deprimes, porque será? – el reflejo de la luna lo ayudo a Seiya a divisar mejor la silueta del mayor. Y su buen olfato le dijo que este había encendido un cigarro, solo para completar con su imagen de chico rudo.
- Casualidad diría yo
- Seguro? No crees que haya manera de que yo pueda cambiar eso? – el cigarrillo había tocado el suelo. Ahora sus manos estaban ocupadas sosteniendo el rostro del menor.
- Ehh… - no sabía siquiera como estructurar correctamente una oración, solo miro fijamente esas orbes tan azules que no se percato el momento en que sus labios rozaron. Hubiera jurado que había sido un sueño a no ser por ese sabor tan real del cigarrillo. El beso carecía totalmente de afecto; fue pasional y agresivo, por lo cual después de unos minutos tuvieron que separarse para tomar un poco de oxigeno
- Ikki. Tu? Que paso? – el nombrado sonrió, y jugueteo con sus cabellos mientras se acerco nuevamente para susurrarle al oído.
- Bueno… quieres una explicación o continuar?

Las labios del Phoenix empezaron a marcar territorio en todo el rostro de Seiya, mientras este solo suspiraba y gemía, dejándose hacer la merced del otros. La lujuria dio como resultado marcas de dientes a lo largo del cuello y hombros del menor que para ese entonces ya se encontraba sin su camiseta para dormir. La lengua de Ikki le enseño a la otra una danza tan frenética que le costó un poco de trabajo aprender y seguir.
El peli azul decidió detenerse cuando noto que las caderas del morocho se movían inconscientemente exigiéndole algo más que unas simples caricias, sonrió y lo llevo a la habitación, no quería que los ruidos que fueran a provocar terminasen despertando a alguien.

Esa noche podría el pequeño recordarla como la más especial de su vida, pero con ella surgían mil preguntas más: era todo real?... Finalmente los dioses lo habían escuchado y estaban haciendo justicia?
La verdad es que en ese momento todas esas interrogantes eran algo irrelevante, solamente disfrutar lo que estaba ocurriendo… sí, eso era lo único que había que hacer…

Ya estando el ambiente un poco más calmado, pero aun con el aroma de la pasión en el aire Seiya se acurruco en el pecho de su amante, pero este no se lo permitió y se puso en pie, buscando su ropa que yacía en algún lugar de esa habitación.

- Me retiro…
- Cómo?
- Ya tienes lo que querías, me voy a mi habitación…
- Entonces eso era todo? Que pretendes?
- Shhhh… no te molestes, tranquilo… hablamos de esto otro día, vale?
- No, yo quiero saber las cosas ahora! – impuso, poniéndose también de pie
- Tengo sueño, pero te prometo que después aclararemos esto, te parece? – le dedico una mirada a la cual no supo como decirle que no – además tenemos que descansar- y tras darle un pequeño beso y juguetear un poco con sus cabellos, se retiro.



Me muero por abrazarte y que me abraces tan fuerte,
me muero por divertirte
y que me beses cuando despierte acomodado en tu pecho,
hasta que el sol aparezca.

Llego el amanecer, de lo ocurrido la noche anterior solo las paredes sabían… pero… seguiría siendo un secreto? O acaso el pegasus se lo contaría a alguien?
Porque esto era algo muy extraño… pero en fin, había que ver que sucedía después…

- Seiya, Seiya, despiértate – eso de que no lo dejaban dormir ya empezaba a molestarlo, solo porque sabía quién era no le decía nada – que habrás hecho anoche para que estés así?
- Ya Shun, ni que fuera tan tarde… déjame dormir un poco mas…
- Pero si ya son las 3 de la tarde! Baja, que el almuerzo ya está servido – y ya en el marco de la puerta, como queriendo motivar a Seiya, recordó mencionar - ah por cierto, adivina, mi hermano ya volvió, que alegría, no? – la sonrisa que esbozo esperaba que el otro la corresponda
- Sí, yo lo escuche llegar… - dijo secamente, no tenia ánimos de mentirle.



Después de sacarse un poco la pereza prosiguió a bajar las escaleras; quien diría que había dormido tanto, Ikki también lo habría hecho?
Y ya en el comedor principal fue cuando lo encontró, cruzaron miradas, pero nada más, el Phoenix se comporto como si nunca hubiese ocurrido nada. “que hipócrita!” fue lo primero que se le vino por la mente… pero no se podía enojar con él.
Ya una vez que todos habían terminado de comer, Seiya tuvo que quedarse, que esa era su semana de lavar los platos. En cierto modo agradeció esa soledad, quería pensar y analizar las confusas deducciones que se estaban formando en su pequeña mente, y con la presencia de Ikki en la mesa no pudo concentrarse.

- Déjame ayudarte…- una voz susurro a su espalda
- Ikki?
- no, Seiya, soy Shiryu… que te pasa? Si me dices que nada, no te creeré
- es que es algo… es algo que no tiene mayor importancia
- pero se te pasara?
- totalmente! Estaré bien más pronto de lo que creas
- bueno, si tú lo dices!!! Y cierto, no me contestaste, quieres ayuda con esos platos?
- no, estoy bien.


Era el último viernes del mes, así que debían ponerse de acuerdo en ver a quien enviar para hacer las compras y poder sobrevivir el mes que se avecinaba; y fue así como después de un muy justo y honrado sorteo, Seiya resulto ser el afortunado elegido.

- pero yo no quiero…. Es aburrido ir de compras… ni siquiera tengo licencia, como hare?
- deja de quejarte que pareces niña, yo te llevare, además – arrojando una pequeña cajetilla al piso – necesito comprar más cigarrillos
- Eh bueno, si tú quieres, vamos… - los demás solo los observaron algo incrédulos, por algún extraño motivo sentían que algo no estaba bien


Una vez fuera de la mansión Seiya esperaba nervioso las órdenes del causante de su estremecimiento, tal vez no tuvo el tiempo de preparación psicológica que pudo haber deseado, pero tenía más que sea las intenciones de aclarar las cosas. Y a quien iba a engañar? También ese preparamiento psicológico lo necesitaba para estar cerca de él y mantener su postura de persona serena y no un desquiciado que moría por sentir nuevamente su sabor.

- porque no vamos en mi moto?
- Porque no habría espacio para las compras
- Pero solo así podríamos estar más cerca el uno del otro


El pegasus no hizo más que suspirar y aceptar la propuesta, realmente no sabía cómo decirle que no… cuando el Phoenix se sentó en la parte delantera de la moto, Seiya dudo mucho el si subirse o no, finalmente acepto, y en cuanto el peli azul le dijo que lo abrazara para no caerse, el carmesí de sus mejillas se encendió.

Así, el viaje inicio, Seiya no pudo evitar recostar su cabeza sobre la espalda del mayor, era algo tan tentador, que le permitió percibir su agradable y hechizante aroma. No supo en qué momento se sintió tan relajado como para quedarse dormido.

- Seiya, llegamos! – en serio esa manera de ser despertado se estaba volviendo tediosa
- Ehm? … ah? Me quede dormido? Perdón, no era mi intención…
- Tranquilo no hay problema, bueno tienes la lista?- tras la afirmación del otro, continuo- Perfecto! Entonces vayamos.


Porque justamente a él, porque justamente un día viernes a fin de mes cuando todos tenían dinero en el bolsillo, y porque un día donde todo el centro comercial estaba al 50% en todo?
Bebes llorando por todas partes, niños peleando por coger chocolates, padres de familia amontonados en la sección de licores, y señoras con las listas de víveres en la mano.

- Ikki, estas personas me dan miedo, podemos irnos?
- Volviste con las niñerías? Haber, separémonos, tu llévate la mitad de la lista y yo me llevo la otra…al final nos encontramos en la sección de comida vegetariana, nunca nadie está ahí
- Si, solo espero llegar en una sola pieza
- Claro que lo harás… ah cierto, para que no me olvides- y antes de que el pegasus pudiera siquiera reaccionar, el mayor le planto un beso en los labios, después simplemente cogió su parte de la lista y se marcho.


Seiya se reprocho por no decirle nada, y quiso detenerlo, realmente quería saber si Ikki lo correspondía con el mismo sentir. Pero pronto cayó en cuenta que ese monologo mental tenía que guardárselo para otro momento. La cacería por los víveres de la casa Kido había iniciado.
Ikki no tuvo mayor problema, es decir, quien hubiera osado a enfrentarse a él? Solo con sentir sus pasos retrocedían, tenían la certeza de que él era alguien con quien no querían meterse. Este como termino pronto con su labor, fue al lugar acordado a esperar a Seiya, quien después de una hora llego todo golpeado y estropeado. Ikki lo único que pudo hacer fue sobar la mejilla de este la cual aun estaba roja por algún golpe. Sonreírle y continuar al paso final que era pagar todo.

Mas confusión, más ilusión, el sola idea de que Ikki sentía algo por él, iba creciendo cada vez mas y mas en la mente del santo de la esperanza.
El transcurso que hubo de regreso hacia la mansión fue extrañamente silencioso, ninguno se atrevía a cruzar palabra alguna, es como si no hubiera nada que decir, o peor aun es como si el Phoenix hubiera hecho como si no hubiera pasado nada… otra vez.

Ya habiendo retornado a la mansión, bajaron de la moto y empezaron a entrar las fundas con las compras, y Seiya quien ya no podía con ese silencio, empezó a hablar

- Ikki, yo…
- Mmm… que pasa Seiya? Que sea rápido que tengo que salir…
- ah, no nada, solo… gracias.
- Mmm por ir contigo al supermercado? No es la gran cosa, cuando quieras. – llevándose la mano a la frente su semblante cambio – oh diablos!
- Que ocurrió?
- Olvide comprar los cigarrillos – se vieron y solo rieron.

Me voy perdiendo en tu aroma
me voy perdiendo en tus labios que se acercan
susurrando palabras que llegan
a este pobre corazón
voy sintiendo el fuego en mi interior.


Y así la noche llego, pero la calma se que quedo en el camino, nuevamente se escuchaban pasos en la mansión a pesar de ser ya algo tarde. Esta vez era Seiya que sufría de insomnio, y fue a buscar compañía en la habitación de alguno de sus compañeros.

- Shun, necesito tu ayuda- se escucho resonar la voz del pegasus en la penumbra de la habitación de Andrómeda.
- si Seiya, dime qué ocurre?
- es que como tú eres el hermano de Ikki, obvio has de saber mucho sobre el…. y no sé, que es lo más reciente que te ha contado de su vida?
- Mmm no se la verdad, que quieres saber exactamente?
- nada en especial, cambios en su estado de ánimo, ha conocido a alguien especial?
- Es una pregunta muy rara… - haciendo ademan de buscar entre sus pensamientos – bien el puede ser mi hermano, pero aun así a veces se cierra conmigo, es decir, todos tenemos cosas privadas que nadie más sabe
- Pero igual tu lo conoces mucho más que nosotros, supongo habrás notado si se ha portado raro últimamente.
- Sigue siendo el mismo de siempre… Seiya, ya sé cuál es tu punto. Por favor olvídalo, será lo mejor para los dos
- A que te refieres?
- Mi hermano no nació para amar, así de sencillo
- Es imposible, porque lo dices?
- Después de lo que le ha ocurrido… - suspiro, no quería recordar esos eventos que habían lastimado al ser más fuerte que conocía
- esmeralda?
- No, después de ella… Mmm, ahora que pienso, no es buen momento para hablar de eso, mejor descansa y has caso a mi consejo, si?
- Está bien, buenas noches – y se retiro vencido, con una duda más a su cabeza que ya estaba por explotar

El consejo y las razones de porque Ikki no podía amar empezaban a dar vueltas y vueltas en la cabeza del santo de la esperanza. Realmente quería llegar al fondo de los problemas del mayor, ayudarlo a borrar esas cicatrices que lo atormentaban diariamente. Si el pequeño Seiya con un simple sentimiento que mantenía en silencio sentía que se sofocaba, no quería imaginar el diario vivir del otro.
Se levanto, queriendo ir a la habitación del Phoenix, pero solo contemplo la puerta de la misma suspirando, olvidando todo el valor que en algún momento pudo haber tenido; regreso a su cama y se dispuso a dormir, aunque sin éxito.

Me muero por conocerte saber qué es lo que piensas
abrir todas tus puertas y vencer esas tormentas
que nos quieran abatir

Era sábado por la mañana, todos debían levantarse temprano para entrenar, Seiya estaba ansioso, exceptuando el hecho que no logro conciliar el sueño en toda la noche, era la escusa perfecta para pasar todo el día con Ikki, pero cuando a sus oídos llego la noticia que el Phoenix se encontraba ausente, sintió una punzada en el corazón; en cuanto vio a Shiryu le hizo un pequeño drama para quedarse en cama, quejándose de un presunto dolor estomacal, mas el dragón tanto lo conocía al otro que supo inmediatamente que el motivo del dolor de su amigo no era físico, sino emocional, así que le pregunto que ocurría.

- Seiya ya en serio, que te pasa? Hace tiempo que te pones así, preocupas
- No es nada, estoy bien.
- Soy tu amigo, deberías confiar en mí. Ya dime que o quien te tiene así
- Es Ikki
- Que te hizo? Anda buscando peleas o qué?
- No, no… no me ha hecho nada, bueno creo que si… - empezó a alborotar sus cabellos, tratando de buscar palabras adecuadas – pero es que el me gusta – finalmente lo dijo, instantáneamente cerro la mirada para evitar un encuentro visual, a los pocos minutos miro hacia abajo y concluyo con un susurro - y no sé qué hacer…
- Mmm pero el problema es que yo creo que Ikki es asexual – bromeo para hacer menos tenso el ambiente
- Que es asexual? Una enfermedad?
- Eso quiere decir que no le gustan los hombres ni las mujeres. Acaso no lo has visto? En todo el tiempo que hemos vivido con el no lo hemos visto que se le ablande el corazón.
- Mmm no lo creo… el me ha demostrado lo contrario…
- a que te refieres con esas palabras?
- El… - en ese momento se sonrojo con solo recordar- el me ha besado y también hemos dormido juntos.
- Mmm agradece que eres mi amigo y te estimo y por eso pongo la amistad por sobre mi homofobia… pero si dices que te lo ha demostrado con hechos, entonces no veo problema
- es que no entiendes… yo tampoco lo entiendo, no sé lo que quiere realmente, es demasiado misterioso
- encáralo, es lo más lógico
- no sé si funcione, evita el tema
- no pierdes nada intentándolo
- digamos que también me falta el valor

El dragón abrazo a su amigo, tal vez las reglas en los corazones de los homosexuales eran las mismas que en los de los heterosexuales. El primer amor era siempre el más difícil; le brindo apoyo, lo hizo reír un rato y lo llevo al jardín trasero, donde se iba a efectuar el entrenamiento, para que se distraiga un poco.

- Qué bueno que volvieron, ya me estaba cansando de estar solo – sonreía Andrómeda con su llegada
- Porque solo? Que paso con Hyoga? – el menor preguntaba mientras lo buscaba a Hyoga con la mirada
- Lo vinieron a buscar, esto de la vida “normal” lo afecto mucho, acaso no te das cuenta que casi no pasa en casa?
- Si tienes razón, solo pasa con mujeres, parece que pronto seremos tíos
- Dejen ya las bromas y empecemos, debemos aprovechar la mañana – exclamo Shiryu queriendo poner fin al descanso

No era fácil manejar una casa, Shiryu podía dar fe de eso: el mayor era un niño rebelde que iba y venía cuando le parecía mejor; después Hyoga, quien debía ser su soporte, empezó a vivir la vida loca, metido en fiestas y con mujeres a montón; ahora resultaba que su mejor amigo estaba enamorado; gracias a los dioses que Shun al parecer aun no entraba en la etapa de la adolescencia así que no le causaba problemas.
Con el término de los entrenamientos, las clases de Shiryu estaban por empezar, así que corrió a cambiarse y dejo a los más pequeños solos. El dragón al ser el más centrado supo inmediatamente que si quería ser alguien en la sociedad tenía que tener un título profesional, por eso se metió en una universidad a estudiar, soñaba con ser juez, así como su diosa, quería impartir justicia.
Volviendo al tema de los jóvenes que se quedaron en casa, Seiya veía a Shun como queriendo retomar la conversación que quedo pendiente la noche anterior. Le sonrió y se le acerco disimuladamente, Shun también le sonrió pero se dio cuenta de las intensiones del otro así que se puso de pie y se excuso diciendo que iba a tomar una ducha. Derrotado, también se puso de pie, no iba a quedarse sentado solo en ese jardín, se enojo por esas ganas de evitarlo que tenia Shun, lo que le daba a entender que la indiferencia era cosa de familia y subió a su habitación a darse un baño.
Ya una vez ahí noto algo diferente, un “no sé qué” que antes no estaba, creyó que estaba loco del cansancio y se situó frente al espejo que estaba arriba del lavamanos; observo su rostro, un poco rojo y sudado y cerró los ojos un momento, pero no volvió a abrirlos, empezó a sentir algo atrás suyo que lo inquieto y lo hizo temer.

- Hueles bien a pesar de todo, ese toque salado te queda muy bien – logro sentir una cálida lengua pasar por detrás de su oreja
- Ikki… no te habías ido? – trataba de guardar la calma y no dejar escapar un gemido
- Definitivamente no te entiendo, no me querías aquí?
- Si… pero que quieres tu?
- Lo único que quiero en este momento es cumplir con todo lo que esté pasando por tu mente pequeño
- Entonces dime que es lo que realmente pretendes. – pegasus gano valor y se volteo para encarar al otro.
- Pequeño que ocurre? – beso sus labios… ¿tiernamente?
- Tú me quieres?
- Qué crees que es lo que me motiva a estar contigo en este momento?
- Entonces porque t vas siempre de casa, porque cuando estamos con los demás te portas así? – Ikki solo rio
- A ver Seiya veamos cómo son las cosas. Tú me quieres verdad? – tras asentar este continuo – estas bien conmigo verdad? – la misma respuesta – entonces porque te complicas tanto? Nos vemos la pasamos bien y ya
- Pero porque no puede ser así todo el tiempo?
- Simplemente no me siento cómodo cuando todos saben de mi vida personal. Hagamos las cosas a mi modo y todo saldrá bien
- Estarás siempre conmigo?
- Siempre pequeño, nunca dudes de mí…
- Seiya no supo si creerle, tuvo mucho temor, pero hizo caso omiso al consejo de Shun, es decir, estaba al frente de la persona a quien más quería en todo el mundo, aceptaría lo que fuera con tal de estar junto a él.

El cielo dio a entender que habían pasado unas dos horas desde aquella pequeña conversación, el Phoenix anuncio a su pareja que debía retirarse y que mantenga su visita en secreto, no quería que se enterasen que el rondaba por la ciudad. Ikki conocía una salida secreta de la mansión, la cual siempre usaba para pasar desapercibido.

- Conseguiste lo que querías? – alguien lo esperaba del otro lado de la puerta, que lo llevaba al patio trasero de la casa
- Esa rata no puede quedarse con la boca cerrada parece
- No era difícil intuirlo. Digo, es el único en casa. Además estando los demás no creo que vayas a fijarte en Shiryu. O me vas a decir que estas aquí solo para verlo a Hyoga? Sabes que él no pasa en casa, está siguiendo tus pasos
- Tu sabes que no m gusta hablar de ese tema
- El si tiene sentimientos, porque no respetas ello?
- No lo he obligado a nada, le propuse pasarla bien cuando estemos juntos y accedió
- Solo vete hermano

Ikki se fue con la palabra en la boca, entre hermanos era muy difícil hablar de esos temas. El ambiente en la casa empezó a cambiar radicalmente a partir de ese día. Shun había empezado a callar, volverse más pensativo e inclusive un poco de mal humor se había apoderado de él y Seiya cada vez andaba más en las nubes.

- Amor sabes que es lo que m gusta de nuestra relación? – el aura de enamoramiento que lo envolvía a Seiya siempre lo hacía ser optimista
- Qué cosa pequeño?
- Que es tanta la espera que al momento de verte trato de aprovechar el momento al máximo – ya habían pasado 3 meses, y todo estaba resultando
- A mí me ocurre lo mismo, pero debemos mantenernos así para que no sospechen
- Pero ya estamos viendo que las cosas salen bien, no crees que al hacerlo público será más fácil para los dos? – Seiya que se encontraba recostado en el pecho del mayor, se alzo y busco su mirada, esperando una respuesta que logre convencerlo
- No cambiemos lo viejo por lo nuevo, estoy muy bien contigo así, no quiero arriesgarme
- Tienes razón amor, te quiero – Ikki no respondió, solo lo beso.

La mañana llego, y nuevamente Ikki no estaba, Seiya fue al cuarto de este y se recostó en su cama, suspiro; no estaba seguro si ese amor lo hacía crecer o solo lo estaba matando; escucho unos pasos, eran delicados, sabía que era Shun.
- Hace tiempo te dije que te alejes de él, porque no me hiciste caso?
- Porque lo quiero, y a lo mejor pueda hacer algo para ayudarlo.
- Esta muy herido y… - prefirió callar, ser muy sincero devastaría al pobre, como decirle que a su hermano ni siquiera le importaba si Seiya vivía o no?
- Herido? Pero quien? Que le paso?
- Tal parece que nunca te cuenta sobre su vida – el tono fue sarcástico
- Siempre evita tener alguna conversación profunda. – viendo la reacción de Andrómeda intento arreglarla- pero eso es porque sabemos aprovechar el tiempo de manera diferente
- Seiya que pasa contigo, no puedo creer que le creas todo, deja de ser tan niño
- Mira quién habla de ser niño, lo dices porque estas celoso y además nunca has sabido que es amar.


Shun solo sonrió con un dejo de pesar, tal vez era cierto, no sabía que era amar, pero esa desventaja, él la veía como virtud. Se sentó en la cama, a la derecha de Seiya y acaricio sus cabellos, al parecer era el momento ideal para empezar a hablar.
--Flashback—

El hades había terminado hace poco y ya todos se estaban asentando nuevamente en la mansión Kido para lograr rehacer sus vidas, Ikki había decidido cambiar y quedarse con ellos, tenia hogar, comida y a sus mejores amigos, era una oferta realmente tentadora. Pero además de esas cosas había decidido también darse una segunda oportunidad en el amor, Esmeralda le enseño mucho, y estaba seguro que ella lo único que quería era verlo feliz
- Bueno Hyoga que planeas hacer tu?
- Soy joven, soy atractivo, tengo dinero. Nada importante, iré a la universidad me volveré popular y saldré mucho
- Sin ofender eso suena muy rubio.
- Y tú eres muy grande?- rio irónicamente - Que planeas hacer pajarito?
- Así como el Phoenix quiero renacer de las cenizas, en todo sentido, inclusive quiero volverme más sentimental
- Eso suena muy cursi, entonces quieres enamorarte?
- Podría decirse que si
- Así sea del primer rubio idiota que encuentres en tu camino?
- Cualquier persona, solo necesito que sea buen maestro

--Fin del Flashback –

Después de traer al presente ese recuerdo quiso dejar de hablar, pero ya había empezado, y Seiya con su mirada le rogaba continuar.

- Y así empezó el romance entre ellos, Hyoga siendo mi mejor amigo siempre me hablaba de Ikki, y el otro siendo mi hermano siempre me hablaba de Hyoga; era muy lindo aunque estresante. Nunca confié mucho en ese tipo de relaciones a escondidas, pero habían durado mucho tiempo así que mi paranoia empezó a disminuir, incluso más aun cuando Hyoga menciono que al cumplir los dos años lo harían oficial. Le pidió a mi hermano que vaya a la universidad, quería que todos lo conozcan, iba a anunciar que el chico más sexy del campus estaba felizmente enamorado…
- Y entonces que paso? – el semblante de Shun había cambiado, se notaba el enojo en sus palabras
- Esa bestia lo llevo y lo hizo quedar en ridículo… todo había sido una apuesta, que Hyoga gano, todo había sido simplemente un juego
- Ikki… supongo que después de eso lo dejo a Hyoga en su lugar verdad?
- Ja! Con lo destrozado que quedo? Porque crees que casi no pasa en casa? Aun le duele verlo. Y ese imbécil, porque si, es mi amigo pero es un imbécil, lo recuerda como un trofeo más, en ocasiones cuando al parecer esta aburrido lo busca y por lo general mi hermano termina cayendo. Es por eso que desde ahí se volvió a cerrar.
- Pero el es tan fuerte, realmente es tan frágil?
- Si, por eso déjalo, por el bien de todos
- Dejarlo solo será peor para el
- Si tu lo dices… solo te digo que él es sincero conmigo, nunca me ha dicho que te quiere ni nada

Centrar en tus ojos mi mirada
cantar contigo al alba
besarnos hasta desgastarnos nuestros labios
y ver en tu rostro cada día crecer esa semilla
crear, soñar, dejar todo surgir aparcando el miedo a sufrir.

Era de noche, una de esas noches ardientes donde Ikki iba a buscar a Seiya, pero en esta ocasión, el menor le pidió que no se repita la misma rutina, había finalmente terminado con ese preparamiento psicológico que había empezado unos 3 meses antes. Quería hablar. Al inicio el Phoenix se mostro reacio, finalmente no pudo ante las suplicas de su joven amante así que acepto.

- Amor, quiero decirte algo muy importante
- Que ocurre pequeño? – se encontraban de pie, Ikki le indico que mejor sentarse
- Es algo que he descubierto y quería compartirlo contigo
- Soy todo oídos para ti
- Pues… me he dado cuenta que te quiero demasiado
- Eso suena muy tierno pequeño – sonrió, en cierto modo le enternecía su inocencia, le recordaba a el mismo unos años atrás
- Pero mas allá de eso siento que ya te amo – Ikki se levanto precipitadamente
- Tú no tienes idea de que estás hablando
- Amor te estoy diciendo la verdad

Ikki quiso salir corriendo, temiendo tal palabra, se le ponía la piel de gallina con solo recordar cuando él la pronunciaba y también cuando recordó nunca más volverla a usar. Pudo haberlo abandonado, pero por primera vez en todo el tiempo que estaban juntos se quedo junto a él toda la noche, pero simplemente el uno abrazado del otro, sin contacto íntimo o de palabras. Solo comunicándose en secreto.
Seiya estaba muy feliz, puesto que hasta cuando se quedo dormido sintió la presencia de Ikki, pero ya al despertarse se dio cuenta que no estaba, sabía que era demasiado perfecto para ser real, suspiro y bajo a desayunar.
Después de una semana se repitió la escena: Ikki llegando, Seiya intentando hablar, el lo callaba con un beso y pasaban abrazados. Se había acabado el sexo y la lujuria, y la comunicación si antes era poca, ahora era inexistente.
Lo cierto es que esa era una técnica del Phoenix para sutilmente deshacerse del pegasus, pero no estaba dando resultado. Ese trato más allá de apagar la llama de su amor, parecía que la avivaba y confirmaba cada vez más de que probablemente el amor del que hablaba el joven no era tan falso como este creía.
Pero todos tienen sus límites, y nuestro morocho amigo no es la excepción, realmente quería saber que pasaba por la mente de Ikki, decidió encararlo.

- Ikki, que está ocurriendo?
- Nada, que podría ocurrir?
- Irónicamente estas mas afectivo, más humano pero hay algo que te detiene
- A que te refieres?
- Ya no me buscas solo para sexo o para besarnos apasionadamente, ahora al parecer te contentas con estar a lado mío.
- Ay pequeño…
- Y porque solo m dices pequeño? Nunca t he escuchado un te quiero. Yo te amo, acaso no sientes lo mismo por mi?
- Tú no me amas y no sé cuando lo entenderás. Esa palabra es algo hermoso, sagrado, no debes usarla por así
- Es que yo estoy totalmente seguro de lo que siento y no me importaría gritarlo a los cuatro vientos, es tu egoísmo lo que me hace callar, no ves que sufro realmente? Es tu sola presencia lo que me hace continuar sin desfallecer. – Ikki ya no podía con toda esa farsa, decidió que era el momento ideal para volver a su vida de antes
- Sabes, perdóname, debo decirte que realmente nunca te tome en serio, solo quería que cumplas tu capricho de estar conmigo, y yo también quería pasar bien acompañado. La verdad es que no te quiero, y no te quise, por eso nunca te lo dije, no m gusta jugar con esas palabras. Pero al parecer mi juego ha ido muy lejos. No era mi intención que te termines enamorando de mí, pero no puedo corresponderte. Creo que lo mejor es marcharme.

Me muero por explicarte lo que pasa por mi mente
me muero por intrigarte
y seguir siendo capaz de sorprenderte

Y la escena concluyo con las fuertes pisadas de un Phoenix retirándose de esa habitación, y un pegasus que ya no podía seguir y se encontraba arrodillado, con unos ojos acuosos y sin palabras. Ni siquiera tenía voz para rogarle cualquier cosa, solo le quedaba el silencio como consuelo.
Después de salir del shock, corrió a buscarlo, pedir una explicación o por lo menos decirle un adiós, pero ya no se encontraba en ningún lugar de la mansión. Lo único que le quedo fue esperar.
Opción que no le dio muchos resultados, solo habían pasado dos días y su rostro ya estaba demacrado, pasaba encerrado en su habitación que se encontraba toda desordenada, quiso dejarla así, pues era como la escena del crimen, en donde su corazón fue apuñalado vilmente.
Shun quería ver la manera de poder ayudar, la no quería ver a Seiya convertirse en lo que su hermano ya era. Todos los días hablaba con él, tratando de aconsejarlo, pero parecía no servir, el castaño era demasiado terco. Lo único que consolaba a Andrómeda era que el tiempo sanaba las heridas e iba a reponer a su amigo, tarde o temprano.
Existe una canción que dice que no hay mal que dure 100 años ni idiota que lo soporte, bueno pues Seiya era el idiota que hacia excepción a la regla. A decir verdad el tiempo pasado no había sido tanto, pero a Shun le asustaba que cada día anidara más ese amor de Seiya hacia Ikki en lugar de matarlo como debía ser normalmente.
Por otro lado a Ikki también le estaba incomodando la situación, era bonito ser un hombre errante pero de vez en cuando tenía la necesidad de ver a su hermano y descansar, aunque muchos lo olviden, seguía siendo un ser humano; pero había prometido no regresar hasta que Seiya esté bien, no quería que la recuperación de este fuera más difícil, aunque ya estaba empezando a impacientarse. Una tarde cualquiera decidió que llamaría a su hermano para tener un informe general de la situación.

- Y el burro como sigue?
- Amándote a la distancia
- Demonios, que le ocurre?
- Creo que las personas normales le llaman “estar enamorado”
- Ay, deja de ser ridículo que a mí no me gustan las películas d Disney
- Solo soy sincero, es algo que me asusta. Y todo esto es tu culpa, por ser un gran idiota
- Lo hecho está hecho y ya me canse de esperar la merced de él. pronto me veras nuevamente por los alrededores.

Shun solo colgó el teléfono, temiendo lo peor.

- Fue un tonto, pero yo también por seguirle el juego – Seiya había adquirido el habito de pensar en voz alta, según él lo ayudaba a relajarse – y a decir verdad sigo siendo un tonto por darle importancia, seguir pensando en el, quererlo tanto… maldición! Quisiera que todo vuelva a ser como antes – y con un pensamiento así y tras un cansancio emocional se echó a dormir con la ilusión que al despertar Ikki estuviera a su lado, porque para que pedirle un favor al olvido? Si sabía que sacarlo sería imposible.

Sentir cada día ese flechazo
al verte

La mansión se había acostumbrado a estar vacía por el nuevo sistema de vida de todos, el único que permanecía fielmente era Seiya que era considerado un fantasma.
Seis de la tarde: Shiryu en clases, Hyoga con sus amigos, Shun en clases de manejo; le pareció raro oír la puerta abrirse sabiendo que no debía porque ser así, fue a investigar creyendo que había sido un animalillo en busca de compañía o algo así. Mientras iba bajando los escalones su memoria empezó a traerle al presente esa ocasión en la que un sonido similar lo llevo a encontrarse con Ikki, empezando aquella aventura que termino en tragedia. Se detuvo al darse cuenta de esa posible advertencia, pero soltó una ligera sonrisa, era más que obvio saber que no iba a detener su paso, quería volver a ver al Phoenix, sin importarle las circunstancias y la reacción de este.
Al terminar esos escalones agudizo los sentidos, quería saber de dónde provenía el sonido, al no obtener respuesta se puso a buscar por su propia cuenta. Probablemente era solo su imaginación; probablemente esa teoría pudo ser cierta hasta el momento que lo vio en la sala principal buscando el control remoto para el televisor, según lograba deducir. Junto a él se encontraba el teléfono, que empezó a sonar, siendo también parte de esa casa no vio ningún problema en contestar.

- Residencia Kido, Ikki habla
- Hermano, ya en casa? Todo bien? Dime que no ha muerto nadie
- Porque debería ser así? Estoy como perro guardián, llego y no hay quien me reciba
- Y Seiya?
- Ah.. esta aquí…
- Sí, pero por favor calma, en media hora estoy ahí por favor estén tranquilos
- No sé por qué tanta advertencia, no soy un asesino en serie. – rio un poco
- Está bien, espero llegar y que todo sea normal
- Bueno, odio que me des tantas órdenes siendo yo el mayor. Adiós

Colgó el teléfono y empezó a estirarse un poco, realmente esa noticia lo había tomado por sorpresa, a decir verdad una de las cosas que lo habían obligado a no acercarse a la casa era el saber cómo iba a reaccionar cuando volviese a ver al pequeño. Lo había dejado de la manera más canalla posible, que le iba a esperar? Una repelada, unos insultos? O a lo mejor un golpe? Se lo merecía fuera lo que fuera. Pero lo que mas temía era que en el peor de los casos termine teniendo la misma reacción que el ante Hyoga. La total indiferencia. Estaba consciente que al cisne le dio igual ese método de defensa, pero en este caso no iba a ser igual. Ikki no quería ver a un tierno pegasus todo frio e indiferente; es que a pesar de no quererlo aceptar, le había llegado a coger un poco de cariño.

- Bien Seiya – se deicidio a hablar – aquí estoy, porque no sales? Es de mala educación no atender a las visitas. – espero por algunos minutos, sus piernas empezaron a temblar
- Si, aquí estoy yo también, se dejo ver el otro
- Bueno.. – realmente no sabía que decirle – no quieres decirme algo?
- Y que te hace pensar quiero decirte algo?
- No sé, algún insulto, no quieres desahogarte porque me he comportado como un idiota?
- No gano nada haciendo eso. Si no ibas a decir nada importante para que me llamaste? Solo baje para ver que estaba pasando. Regresare a mi habitación. – ya le había dado la espalda y pensaba en irse cuando escucho.
- Ya t lo he dicho, pero perdóname nuevamente. Y sé que aun me quieres, por favor olvídame y busca a alguien mejor que yo. Lo mereces

No se la esperaba, esas palabras habían sido un golpe bajo, muy bajo al cual no sabía cómo contestar, se estaba haciendo el fuerte pero no sabía por cuánto tiempo más iba a poder con la farsa. Mientras pensaba en que respuesta inteligente darle sin exponer su vulnerabilidad se percato como el otro empezó a moverse, se puso alerta pero se extraño al ver que en lugar de acercarse, como lo hubiera deseado, se estaba alejando, se preocupo especialmente cuando lo vio abrir la puerta principal.

- Veo que mi presencia te incomoda, tal vez volví muy pronto. Perdón también por los inconvenientes – dijo sin voltear para verlo. Solo abrió la puerta y se marcho, de manera tan sencilla como apareció.

Pronuncio el nombre de ese hombre con cabellos azules, y se dirigió hacia la puerta como siguiendo un camino marcado por el otro. Sostenía la chapa de la puerta con una mano, con temor de abrirla, como si al hacerlo lo llevara a un mundo desconocido. Si había olvidado decirle algo a Ikki, pero a lo mejor ya era muy tarde, ese puñado de segundos habían sido realmente quince minutos de estar frente a una puerta sin saber qué hacer.
Se decidió a abrirla, no para encontrarlo, sino para más que sea poder hallar un rastro y seguirlo hasta dar con su paradero. Abrió la puerta y estaba Ikki, Shiryu, Hyoga y Shun. Estaban los cuatro conversando.
En cuanto Ikki había salido de la casa se encontró con el dragón y empezaron a hablar, poco a poco se sumaron los otros dos y se quedaron ahí, más que nada insistiéndole al Phoenix que se quedase más tiempo, este decía que no podía porque había surgido un inconveniente, el cual nadie conocía y era un poco difícil creerle porque él no estudiaba ni trabajaba ni nada de eso.
En cuanto volteo para encontrarse con el pegasus se apresuro a despedirse de los demás, fue la voz de este joven del que estaba huyendo lo que lo hizo detenerse.

- Ikki – todas las miradas se postraron sobre el portador de estas palabras – recordé que si tengo algo que decirte.
- En hora buena, dilo, estoy por partir.
- Tú te equivocaste al decir que te quiero, se ve no me conoces
- Seiya no se dé que hablas – Ikki mediante gestos le daba a entender que estaban los demás presentes, que eso lo podían hablar los dos solos, en pocas palabras: que se calle
- Estoy cansado de esconder todo esto que siento y tú puedes decir lo que quieras, pero si no volverás hasta que te olvide creo que no te volveré a ver. Tu aun no te das cuenta que te amo. – los demás expresaron una sorpresa mayor que la de Ikki, sorpresa que no se estaba muy en claro si era por la declaración en sí o por haberlo hecho tan públicamente.
- Seiya… yo

Qué más dará lo que digan
que más dará lo que piensen si estoy loca es cosa mía
y ahora vuelvo a mirar el mundo a mi favor
vuelvo a ver brillar la luz del sol.


no tenia palabras, solo permaneció hay viendo al menor, viéndose a el mismo reflejado cuando hacia una confesión algo parecida; se asusto porque recordó las burlas de los demás, y fijo su atención en el rostro de sus compañeros, estaban callados, y algo incómodos, como si estuvieran en el lugar equivocado en el momento equivocado. Ninguna burla, suspiro de alivio; alivio que se marcho al devolver su atención a Seiya y ver como este empezaba a sollozar, la fortaleza que tanto mostraba finalmente estaba flaqueando, sin saber qué hacer, se guio por su lado humano e hizo lo que creyó correcto: fue a abrazarlo.
Mantuvo la fuerza de ese abrazo hasta que el pequeño termino de soltar sus lágrimas, cuando fue así, este alzo la cabeza y le sonrió, el mayor en respuesta beso rápidamente sus labios. Pero antes de que Seiya se emocione mucho acoto.

- Es en serio cuando digo que debes conseguirte a alguien mejor que yo.
- Para mi tu eres perfecto
- Y también era en serio cuando te dije que no te quería
- Entonces porque me besaste?
- Tu sabes, tú querías cumplir un capricho y yo también quería sentirme bien, no halle problema
- Tonto! – esta vez fue él quien lo beso – me arriesgare a amarte y no ser correspondido.

Me muero por conocerte saber qué es lo que piensas
abrir todas tus puertas y vencer esas tormentas
que nos quieran abatir centrar en tus ojos mi mirada
cantar contigo al alba
besarnos hasta desgastarnos nuestros labios
y ver en tu rostro cada día crecer esa semilla
crear, soñar, dejar todo surgir aparcando el miedo a sufrir.

Fin.






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