– Hoy tampoco vendrá ¿Estará bien? – Dante llevaba días escuchando la misma conversación de sus otros compañeros de clase, después de aquel nefasto día y la improvisada declaración de Bastian nadie lo había vuelto a ver ni saber de el, sabia que era su culpa por haber roto de aquella manera tan cruel las esperanzas e ilusiones de ese joven que además equivocadamente era la persona que mas amaba ¿Acaso solo fueron dos barcos que se encontraron dentro de la espesa neblina? ¿Era todo? Preguntas sin aparente respuesta flotaban en sus pensamientos mientras tomaba su mochila y arrastraba los pies fuera del salón tratando de alejar lo más que pudiera esa sensación de culpa y dolor que no lograba dejarlo
Salio a la calle con las manos en los bolsillos y la vista perdida en el asfalto quería verlo necesitaba hacerlo saber que estaba bien, cada fibra de su ser gritaba e imploraba por observarlo aunque fuese de lejos incluso si solo fueran unos fugaces momentos apresto los puños con impotencia ante lo que no podía ser, se había prometido a si mismo olvidarse de el, trataba de comportarse como si fuera fácil sacar de su mente aquellos ojos del color de la sangre que lo hacían doblegarse y que le producían un ligero y placentero escalofrío por toda la columna vertebral hasta el cerebro, debía fingir que nuca escucho aquella celestial voz que solo lo llenaba de deseos de poder escucharla susurrando su nombre con lujuria y hambre de su cuerpo al oído mientras le decía palabras de amor de un amor tan profundo que ningún mortal lograría comprender, por su bien necesitaba borrar los recuerdos de aquellas manos blancas como el marfil pero al mismo tiempo masculinas que habían escogido la mano y el pecho de otro hombre a los suaves senos de una mujer mismo camino que Dante había decidido desde que se conocieron
Se alejo de aquel lugar, se fue sombrío y triste cargando en su pecho el dulce dolor de aquel amor prohibido por las leyes naturales sin ser conciente de que a lo lejos era observado por alguien un hombre que poseía una mirada mas fría que el hielo y cargada con un poderoso e imparable rencor por haberle echo daño a una persona a la cual apreciaba.
Con un suspiro ese desconocido personaje se dio la media vuelta y comenzó el camino de regreso a su hogar, arrastrando con pesar los pies sin mirar a nadie solo pensado en aquel que estaría esperándolo en casa sin deseos de moverse ni siquiera de vivir después de las crueles palabras de la persona que más amaba
Llego a su destino y lentamente abrió la puerta para inmediatamente escuchar la voz de su hermano Bastian
– ¿Ryo? ¿Eres tú? – Se escucho la sueva voz detrás de una puerta semiabierta al final del pasillo el mencionado camino lentamente hacia aquella habitación y lentamente abrió por completo la puerta
Ahí se encontraba el antes amable y enérgico Bastian que yacía en una cama sin camisa dejando a la vista aquel cuerpo digno de prometeo y con solo una pantalón color negro y una cobija que le llegaba a la cintura no se había movido de aquel lugar Ryo su hermano menor comenzaba a dudar que fuera por la fuerte enfermedad que había sido consecuencia de quedarse bajo la lluvia por horas después de que sueños fueron arrancados de tajo fuera la culpable de el dolor de su hermano la verdad es que algo mucho peor le pasaba era victima de la enfermedad mas cruel y peligrosa de todas el amor sentimiento con el poder de destruir pueblos enteros y llevar a las personas a la mas dulce locura y era ese sentir lo que mantenía en cama a Bastian por primera vez en toda su vida había probado el fragante y mortífero veneno del amor
– Esto es por el ¿Verdad? Solo dímelo no estas así solo por tu enfermedad – susurro el menor sentándose en la cama junto a su convaleciente hermano, Ryo era casi de la estatura que Bastian, a pesar de tener solo dos años de diferencia su rostro mostraba la madurez de un adulto pero no la experiencia sus ojos eran herencia de su difunta madre uno color azul y el otro rojo como el Bastian pero la diferencia mas grande estaba en la mirada la de Ryo era de una inmensa soledad y un profundo mar de dolor que se reflejaba en su ojo azulado y la de su hermano mayor a pesar del dolor que tenia en el pecho aun conservaba en su mirada aquel brillo que reflejaba el amor que guardaba dentro de el
– Bastian sonrío gentilmente y ladeo la cabeza para ver fuera de la ventan como el sol comenzaba a ocultarse en el filo naranja del horizonte y preguntándose en que momento aparecería la luna y la primera estrella esperando pedir el mismo deseo que siempre que el su dulce amor prohibido fuera feliz con el o sin el – Que buena seria que muriera y le dijeran que había muerto por el
– No digas eso – Susurro Ryo apretando la mano de su hermano que correspondió aquel gesto casi por inercia desde que eran unos niños se habían quedado solos nunca conocieron a su padre y su madre murió cuando Bastian tenia doce y Ryo diez desde entonces se tenían el uno al otro y a nadie mas el menor de los dos procuraba que ninguna otra persona entrara a su mundo y había tenido excito hasta que llego Dante al que el ojiazul considero como su enemigo – Sabes que yo…que yo daría mi vida por reemplazarlo en tu corazón – Dijo poniéndose en cuatro sobre la cama y acercando su rostro al del peliplata tan cerca que sentía su piel arder a causa de la fiebre y su respiración agitada y el latir de su corazón el ritmo de este permanecía normal sin ninguna alteración – No quiero volver a oírlo – Dijo apretando las sabanas junto a la cabeza de Bastian y dejando caer la suya al pecho de su hermano – No quiero volver a escuchar el sonido del latir de tu corazón cuando lo ves en cambio si yo me acerco de esta manera el sonido de tus latidos no cambia –¿Por que?
– Lo que haces no esta bien Ryo – dijo el ojirrojo con una voz mas gruesa y severa algo extremadamente raro en el de repente el mencionado se puso de pie de un golpe y se paro junto a la puerta con los puños apretados y la boca torcida a causa de la furia y una fuerte opresión en el pecho muy en el fondo el comprendía los sentimientos de su hermano por aquel chico que no eran muy diferentes a lo que el sentía
– ¿Tu que puedes saber? – grito cada vez mas alterado caminado por toda la habitación como un león enjaulado y lisa para atacar a su presa – Estas enamorado de un hombre eso no es normal
– Esto lo es aun menos – Dijo Bastian incorporándose un poco en la cama – Somos hermanos después de todo – sentencio
– Desearía que no lo fuéremos – Dijo cambiando su comportamiento drásticamente y acercándose a la cama de Bastian y acariciando su rostro – Si no lo fuéremos podríamos estar juntos – comenzó a acercar sus labios a los de Bastian lentamente como saboreando aquel momento tan esperado pero entonces una mano lo detuvo
– Dije que no Ryo no insistas – Corto secamente Bastian pocas veces se atrevía a hablarle así a su hermano pero ahora la situación lo ameritaba
Ryo se puso de pie y lentamente con el cabello cubriéndole parte de la cara se acerco la puerta y sin darse la vuelta apoyando su mano en el marco de esta dijo unas últimas palabras antes de desearle buenas noches a su querido hermano para entonces irse
– Supongo que solo dejaras que el le quite la virginidad a tus labios y a tu cuerpo – despues de eso salio del cuarto dejando a su hermano mayor y a su dolor solos