Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Una taza de Café sin Azúcar por Black_Angel_93

[Reviews - 17]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Edito! el servidor estaba con problemas, y por eso me he retrasado ^^U Espero les guste.

Puede que, or mi estilo de tiempo y narración, lo que esperan tardará un poco en aparecer...
Capítulo 2: Reencuentro

Hace varios días que no lo he visto. Me paso, como de costumbre, todas las mañanas para tomar la taza de café que acostumbro, pero no he tenido la suerte de poder volver a ver al muchacho del pelo castaño que hace unos días me atendió…

No solo sentía curiosidad por corroborar su nombre, sino tal vez también de entablar, bajo alguna excusa, alguna conversación amena en que pudiese descubrir un poco más de él. El Trayecto del tren es ahora más largo y aburrido, o al menos así lo siento yo, y pareciera ser que ahora, las calles hasta el Café, son más extensas, además que parecen estar más congestionadas de vehículos y personas…

Hasta que, hoy Miércoles en la mañana, cuando el día estaba más caluroso que de costumbre, salía de la estación subterránea donde por más de 20 minutos estuve ahogándome en el sofocador y pesado aire que lo llenaba. La gente parecía ir más apurada, y se amontonaban en tras la línea que limitaba el acceso al andén. Parecían apretarse como rebaño de ovejas, siendo yo la desafortunada que se hallaba en el centro de su presión. Para colmo, el tren no llegaba jamás…

Luego de una Odisea de personas empujando, mareos, nauseas, incluso un poco de pánico por la falta de aire, llegué a mi destino, Salgo con pasos apurados al exterior del subterráneo, y me apresuro en llegar al Café, donde espero que la suerte me acompañe…

Tomo lugar en el asiento que ocupo de costumbre, sin sacarme el abrigo que llevo puesto, cruzo una de mis piernas sobre la otra, y cruzo también los brazos…espero sin moverme. Pronto empiezo a acalambrarme, y bajo la pierna, manteniéndola apoyada en el suelo. El mesero que atiende afuera se encarga de ir hasta donde yo espero…
-¿Qué tomará, señor?-
-Una taza de café sin azúcar, por favor- contesto
¿Algo más?-
-No, gracias- me arreglo algunos mechones de pelo con la mano –Nada más-
-Entendido- dice con una enorme sonrisa, retirándose al poco rato…

Dentro, escucho como conversan:
-Raito, ha vuelto el hombre de tus pesadillas- suelto una risa -¿Quieres ir y atenderlo tú? Ha pedido algo sencillo…-
-Matsuda, por favor…sabes bien que ese tío me da miedo. Además tú tomaste su orden hoy, ve y atiéndelo tú-
-Pero como se nota que viene para verte, está mirando hacia acá…- doy vuelta disimulado
-¡Por eso mismo, por favor…te lo pido como amigo!-
-Anda, Raito, no seas tímido, que en una de esas tiene algo importante que decirte-
-Ni de coña, así no se puede trabajar tranquilo- dice el joven –En serio, estoy temblando-
-Ni que fuera tanto, tiene pinta de ser simpático…-
-¿Tú crees? ¡Tiene pinta de ser un psicópata! ¿No ves cómo me acosa?-
-No te acosa, hombre. Quizás…quizás quiere ser tu amigo-
-Si, si claro…- distingo ironía en su acento –Primero su amigo, luego el primero que bautiza el cementerio que pretende armar en el patio…¡Míralo!-
-¡¿Qué quieres que vea?!-
-¿Qué pasa si…dentro de ese abrigo trae una metralleta? ¿Eh?-
-Estás exagerando-
-Tiene suficiente estatura para hacerlo, juraría que lo he visto psicopateándome, y no quiero probar siquiera acercarme…-
-Bien…si quieres voy yo. Pero tú le vas a dejar la cuenta…-
-¡Matsuda!-

El mesero sale del recinto, ya con mi pedido
-Si escuchó las bobadas que decía mi compañero, ignórelo…no ha dormido bien últimamente…-
-(Me imagino…)- pienso. Recibo la taza –Descuide…suelo escuchar esas cosas a diario en mi trabajo-
-Disculpe la curiosidad, pero…¿Por qué en su trabajo?-
-Eh…no sabría responderle, tendría que preguntarle a mis colegas el por qué…-
-No se ha ofendido ¿Verdad?-
-En lo absoluto. Como digo, ya estoy acostumbrado…- sorbo un poco de la taza -¿Puedo preguntarle algunas cosas acerca de él? Claro, si no es molestia…-
-Por supuesto, yo contestaré a menos que sea algo privado- me dice, sonriendo muy amigable
-¿Cómo se llama?- él me arquea dos veces las cejas, con una mirada bastante pícara que hace que me sienta leve y extrañamente avergonzado. Dándose cuenta de eso, se soltó a reír…
-Su nombre es Yagami Raito-
-¿Qué edad tiene?-
-Pues veamos…¡Ah, si! 17…está que sale de secundaria…- me quedo en silencio -¿Algo más, señor…?-
-Eso solamente, no quiero ir demasiado lejos…- sonrío, y bebo otro sorbo de mi café
-Y usted…¿Cómo se llama?-
-Mikami Teru…- contesto sin mirarlo
-¿Teru…? ¿No es usted el abogado fiscal que…aparece en las noticias de vez en cuando?-
-El mismo-
-Un gusto, señor-
-Por favor, solo dime Mikami, o Teru…como quieras-
-Pero usted es abogado de los de arriba, me sentiría muy…-
-Descuida. No me gustan las formalidades. Menos con alguien tan agradable que me habla sin temor- el joven ríe
-A pues…Mikami-san…debo ir a atender a otros clientes también. Con su permiso- me dice, dando unos pasos hacia atrás, y tropezando con una silla cercana. Me levanto, y le tiendo una mano. …l, nervioso, se ayuda de mí para levantarse
-¿Está bien?-
-Si, si…- se sacude el uniforme –Disculpe mi torpeza…-
-¿Por qué te disculpas?- comencé a reír. El joven se sonrojó un poco, y desvió la mirada…-
-Ah…muchas gracias, Mikami-san, por ayudarme…- me hace una señal con la mano, como despidiéndose, y dando la vuelta hacia otra mesa. Antes de eso, me surge la duda…
-¿Cómo se llama?-
-¿Yo?- pregunta, señalándose con el índice hacia el pecho –Matsuda Tatou…-
-Muchas gracias, Matsuda-san, por responder a mis preguntas…- hago una leve reverencia y regreso a mi lugar. El joven sale corriendo hacia el interior del recinto, llamando a Raito con emoción. Yo por mientras, degusto mi amarga bebida, sorbiéndola lentamente

Dentro, escucho
-¡Raito…Raito…! ¡Ya sé cómo se llama tu acosador sexual…!- escupo el café que tenía en la boca, y me atraganto. Golpeo mi pecho para liberarme de la sensación que la impresión me ha dejado
-¡Shhh! ¡Matsuda, por favor, baja la voz!-
-¡Deberías hablar con él! ¡En realidad es muy simpático! ¿Y tú le tienes miedo? ¡Anda, al menos salúdalo!-
-Pero, Matsuda…-
-Mira, los presentaré- veo por la ventanilla que le agarra por el brazo fuertemente y lo arrastra hacia afuera. Mi corazón se acelera de los nervios, y me oculto con la excusa de que aún no acabo mi taza
Dentro de poco, el mesero está con el joven afuera, frente a mi

-Mikami-san, él es Yagami Raito. Raito, él es Mikami Teru-san: Abogado fiscal- dice el joven, señalándonos con enternecedora emoción
-…- no hubo respuesta, por parte de ambos. El mesero animó
-¡Vamos, un apretón de manos, aunque sea!- toma su brazo y el mío, y los extiende hasta que las palmas de rozan. Involuntariamente, engancho mi mano a la suya, en un saludo formal
-U…Un gusto- digo
-Lamento no poder decir lo mismo- me contesta agresivo, aunque nervioso. Matsuda le da un golpe en la nuca
-¡No seas grosero, Raito-kun!- regaña –Yo debo atender unas mesas, antes de perder a los clientes. Mientras hablen de algo- Se va a espaldas de Raito, y me hace una seña con las cejas. De nuevo me siento avergonzado, y bajo la vista

No hubo palabras por un instante de tiempo que para alguien fuera de mi lugar, habría pasado muy rápidamente. Más para mí, era eterno. Mientras la mirada del castaño me acechaba intimidante, yo balbuceo torpemente. Siento mi rostro arder, aunque dado que me conozco, podría jurar que no estaba sonrojado. Me decido a romper el hielo, aunque con algo bastante tonto…
-Ah…que…Que buen servicio tienen aquí- de no ser porque él estaba en frente, me hubiese azotado la cabeza contra el vitral de mi lado…
-Gracias- me dice fríamente –Así que…Abogado fiscal ¿No?-
-Así es-
-¿Y qué lo trae por aquí todas las mañanas?-
-Eh…simple costumbre-
-¿No come en casa?-
-No me gusta estar solo…¡Digo! Me gusta de vez en cuando, pero verá usted…en fin, usted comprende. No es lo mismo…me gusta venir aquí, dado que en casa me siento…solo- me siento torpe
-Ah. ¿Y no ve usted que aquí también está solo?- señala la silla vacía frente a mí
-No es lo que quiero decir. Me desespera el silencio, y en casa me siento solo, además que está todo en silencio…- ¡Torpe, torpe, torpe!
-Pues…compre un canario que meta ruido, así aparte de cortar el silencio, no estará solo ¿Lo ve? Mata dos pájaros de un tiro…mejor dicho: tres. Se ahorrará el dinero que ocupa en la taza de café que pide todas las mañanas…- sonrío
-Creo…que hemos empezado mal-
-El lenguaje es fuente de malentendidos, como dijo una vez un buen escritor- me dice sombrío. Se sienta en la silla que hay en frente de mí, con una leve sonrisa en el rostro -¿Le parece empezar de nuevo?-
-Es una buena idea-
-Entonces, empiece por mirarme a los ojos cuando hablamos. No me gusta la sensación que me deja, al verlo tan tímido conmigo. Segundo: entablemos algo ameno y lógico, que así da gusto hablar…- sonrío con el dulzor de la satisfacción en la boca
-Pues, entendido-
-Tercero: Sincérese cuanto quiera. Usted es abogado de los de arriba, y tiene aquí a un conocedor del campo donde se desarrolla, por lo que siéntase libre de ser claro y fluido conmigo-
-¿Algo más?- pregunto, acomodándome en la silla, y poniendo ambas manos bajo el mentón, como un soporte
-Si…- imita mi gesto –Cuarto: Me quedo si usted invita una taza de café…-
-Hecho-

Así, fue como empezamos a hablar, comenzando por preguntas un tanto vanas para instalarnos en el mismo plano de relación. Solo eran testigo de nuestras oraciones las tazas con la amargura hecha sustantivo que nos acompañaron durante todo el diálogo, disminuyendo su contenido en cuanto nuestras gargantas se secaban. No especificando los temas tratados, si puedo hacer alcance que me sacó varias carcajadas (ninguna fingida), muchos suspiros, uno que otro murmuro, y hasta una sonrisa sincera…
-Dígame, Mikami-san…¿Por qué el interés en mi? Claro, sin sonar narcisista-
-Pues…hace unos días que vine aquí, y me dio la impresión que le dejé un mal sentimiento. No se cuál habrá sido la razón: quizás le hice sentir incómodo, ofendido, o algo…quería comprobar si esto era efectivo…-
Le aseguro que así fue- sorbió un poco de su taza –Estuve…bastante incómodo cuando me quedó mirando por tanto tiempo…-
-Disculpe…-
-A todo esto...¿Por qué me miraba tanto?-
-No tengo razones- mentí –Le propongo algo: deje de tratarme de “usted”, que ya empiezo a sentirme extraño-
-Entonces…¿”Tú”?-
-Exacto-
-Pues: haz tú lo mismo- bebe otra vez -¿Te parece si te digo “Mikami-san”? Tú puedes llamarme simplemente “Raito”, me gusta más que mi apellido, y nos ahorramos las formalidades-
-Bien me parece-
-Entonces…¿Hace cuánto trabajas en las fiscalías? Mejor dicho ¿Hace cuánto trabajas?-
-Pues…hace más o menos 3 años. Tengo 24- contesto -¿Cuál es tu sueño para el futuro?-
-Entrar a la Policía de Investigaciones, y volverme un gran detective. Por eso me esfuerzo mucho en la escuela, y trabajo en las mañanas media jornada, y así ayudar a mis padres con al menos un granito de arena…-
-Llegarás muy lejos, lo presiento- sorbo un poco de café -¿Jornada escolar nocturna?-
-En efecto, Mikami-san-
-¿Y cómo te va? ¿No te afecta el estrés del trabajo?-
-Para nada. No es por presumir, pero tengo el primer lugar de mi clase, y el nacional también- quedo boquiabierto
-Impresionante…-
-Gracias- me sonríe -¿Y a ti, en el trabajo, qué tal?-
-Nada del otro mundo: juicios, papeleos, una oficina estresante, conferencias, entrevistas…así es la vida de los abogados-
-Tus compañeros han de envidiarte, pues según noticieros, eres de renombre-
-En realidad…no- contesto –Más bien me…detestan-
-¿Mucha envidia?-
-No realmente…Pero hace poco me dieron una oficina solo, con la excusa de que así intervendrían menos con mi trabajo, pero era en realidad para evitar riesgos y para que no escuchara lo que hablaban tras la pared…-
-¿Y eso por qué?- Me quedo estático, y helado
-Creo que he hablado demasiado. Es un tema que no quiero tocar por ahora- digo algo perturbado –Dime más de ti…-
Pues…¿Qué puedo decir? No tengo mucha vida, ni cosas interesantes que decir. Disculpa mi monotonía, pero…creo que no tengo nada que vaya a serte de relevancia- me dice modesto, acabando de vaciar su taza –Por cierto…¿A qué horas ingresas al trabajo?- miro el reloj de mi muñeca. Siento que el corazón se me para
-¡No! ¡Tenía que haberme ido hace mucho!- me levanto, y recojo mis cosas –Disculpa que me tenga que retirar ahora, Raito, pero…ya voy tarde- extiendo mi mano –Un gusto- él la estrecha
-Igualmente, Mikami-san- me dice, sonriendo pícaramente
-Hasta otra…¡Espera! La cuenta…- busco en mi bolsillo
-Descuida, esta corre por mi-
-No me lo puedo permitir- le extiendo un billete, cuyo valor preferí ignorar ates de entrar en minucias –Conserva el cambio-
-Pero…-
-¡Hasta otra!- corro hacia la Fiscalía, con una atadura de tiempo, fuerza y sentimientos que amarra mi garganta, haciendo que esta comience a dolerme…

La suerte hoy ha ido conmigo, sin duda. Me siento tan plano y satisfecho, que lo único que quiero es llegar a la tranquilidad de mi oficina, cerrar la puerta con todos los pestillos y seguros, y gritar lo mucho que amo al mundo ahora mismo…


*Fuera del punto de vista da Mikami*

Raito, una vez que Mikami se fue, miró el dinero que había tomado, con seria detención
-¿Convendrá devolvérselo…?- dijo para sí mismo –Cuando se de cuenta, va a dolerle en el alma no haberse fijado antes…-
-Raito…-
-Pero me urge tanto mirar esa película, y con esto, incluso, me alcanza para llevar a todo mi curso por un batido al local comercial de la ciudad…- suspiró –Estúpida ambición-
-¡Raito, ya déjate de holgazanear!- gritó su jefe desde adentro del recinto
-Disculpe- el muchacho se levantó –Estaba concentrado en otra cosa-
-Estabas hablando solo, muchacho ¿Pasa algo?-
-Un cliente me ha pagado una fortuna por algo muy pequeño, y en realidad, dudo si devolverle el dinero, o quedarme con él, como él dijo…-
-Pues, lo que sea su cariño, muchacho- contestó
-No entiendo-
-Haz lo que creas correcto-
-Entonces, se lo devolveré. Con su permiso- Raito se quitó el delantal de su uniforme
-¡Lo haces otro día, Raito! Tienes clientes que atender- dijo el jefe viendo la reacción del chico –…l viene aquí todos los días, así que tienes oportunidades de verlo cuando quieras-
-Entendido- volvió a ponerse el delantal, y guardó el billete en el bolsillo del pecho –Vuelvo luego- se encaminó a pasos moderados hacia el fondo de local
-¿Dónde vas?-
-Donde no puedes acompañarme-
-¿Planeas saltarte a los clientes?-
-No. Planeo ir a hacer algo que desde niño sé hacer solito-
-Das demasiados detalles, muchacho-
-Iré a lavarme las manos- especificó el castaño, con una sonrisa pícara
-No te tardes, que si no te encargo la vajilla y Matsuda se retirará temprano en tu lugar-
-Como quieras- rió el joven

En el baño, apenas y hubo cerrado la puerta, Raito apoyó la espalda en el tablón de esta, soltando un profundo y largo suspiro. Apretó la mano sobre el pecho, y cerró los ojos
-Mikami…- murmuró, apretando más fuerte -Maldito acosador psicópata…-
Otro par de suspiros
-Una actitud tan impredecible y misteriosa, que llega a dar susto…-
Atrajo las rodillas hacia su pecho, y apoyó la frente en ellas, y rodeó sus piernas con ambos brazos
-¿Por qué…?- suspiró -¿Por qué a mí?...-

-¿Por qué a mí…me pasan estas cosas…? ¿Por qué solo a mí me acosan los tíos que dan susto, que están medios locos…o los que acaban en prisión?- forzó más con los brazos –Pero ¿Por qué todos ellos, menos tú…-

Suspiró melancólico…

-L Lawliet…?-
Notas finales: Esto no es otro L x R, sino que, en este caso, el L x R vendría siendo la oposicion o posible pareja rival a la de mayor relevancia en la historia. Aunque claro, esta no perderá su lecho :3

Nos leemos, colegas

¡Sayo! NYa~

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).