VAMPIRO por Alhen Lawliet

La luna era hermosa, las nubes de lluvia se estaban acomodando de tal forma que empezaban a cubrir a la hermosa esfera nocturna. Unos ojos zafíro la contemplaban, sus pensamientos estaban centrados en un chiquillo, uno de hermosa sonrisa y mirada alegre. Si, sus sentidos, su mente, todo, estaban centrados en aquel jovencito de enorme ternura e inocencia, aquel que con su sola presencia había logrado que su corazón latiera de nuevo, algo que hace años había dejado de hacer.
 
El viento helado invadía los poros del joven, pero no se movió de donde se encontraba, en aquel balcón de piedra, viendo hacía el mar, más específicaamente, adonde pódía sentir que estaba aquel muchacho, no lo iba a negar, en verdad tenía un fuerte sentimiento hacia aquel joven pelinegro.
 
Miró de nuevo al cielo para ver, efectivamente, el cielo estaba completamente cubierto por nubes. El olor a agua estaba rodeando todo el lugar, el ambiente húmedo enbriagó sus sentidos y aspiró profundamente, llenando sus pulmones de aquel aire.
 
Entre cerró sus ojos, algo estaba a punto de pasar, lo podía sentir, aúnque no supiera bien el qué. Miró de nuevo a donde sentía la presencia del chiquillo.
 
Mientras, Luffy soñaba, si, soñaba con aquel par de ojos azules, era un sueño extraño, pero... algo empezó a cambiar, parecía que... estaba en un lugar extraño, no sabía que sito era, pero era lúgubre, aunque era de día, se sentía una atmosfera pesada y llena de muerte y misterio.
 
El lugar le parecía extrañamente conocido, pero núnca en su vida había cruzado por un sitio parecido, núnca, pero aún así... no lograba comprender nada. Todo le parecía conocido y a la vez no lo era. miró a su alrededor y notó que había más de una presencia,pero no lograba distinguirlas.
 
Todo se oscureció, unos ojos, lo miraban y parecían... Un riodo lo despertó, bricó de la cama por el sobresalto y miró a su alrededor buscando al esponsable de interrumpir su sueño, pero no, no había nadie. De pronto la habitación se iluminó y un relampago dejó su eco en todo el lugar.
 
Entonces comprendió que lo que lo había despetado no fue otra cosa que un rayo. Una tormenta, la lluvia caía y el mar se agitaba cada vez más, vió por la ventana y notó como el agua se agitaba con gran bravura.
 
- Parece que esta noche la tormenta no me dejará dormir.
 
Pasó un minuto en silencio, meditando, aquel sueño era tan extraño, no lo comprendía, algún significado debía tener pero... ¿Cuál? ¿Qué significaba? Todo era tan confuso.
 
- ¿Que significa aquel extraño sueño?
 
Levantó la cabeza y cerró sus ojos, recordando entonces el rostro de aquel hombre. En verdad deseaba volver a verlo, lo anhelaba en verdad. Su corazón se agitó con fuerza al recordar la calidez de aquél beso recibido. Sus labios unidos, su corazón latiendo a mil y su mundo moverse totalmente. Todo, absolutamente todo giraba al rededor de aquel joven tan apuesto. No pudo evitar sonrojarse.
 
Miró de nuevo a la ventana, aún en su cama. Se levantó, despacio, caminó a paso lento, diriguiendose a la ventana y acercando su mano al cristal de esta. Miró al cielo, el hermoso cielo ahora cubierto por las nubes. Dirigió su vista hasta donde se podía distinguir aquel lúgubre castillo, pensando en aquel hombre, pensando que tal vez... pensara en él tanto como lo estaba haciendo en estos momentos.
 
No muy lejos de aquel lugar, una presencia, una figura oscura, parada bajo la lluvia, justo al pie de una montaña, viendo hacia donde estaba el pueblo y el castillo. Una sonrisa, perteneciente a una cara alargada y fina. Una sonrisa malevola. Unos ojos, de un azul tan intenso y oscuro que se confundía con el negro, miraban hacía cierto lugar, más específicamente, al pueblo.
 
- Je, al parecer, hay una nueva victima. Será emocionante, pués al parecer ya se ha topado con él. 
 
Sus cabellos, parecidos a la sangre, volaban libres con el viento, ern largos, más allá de los hombros. Una capa negra cubría la mayor parte de su cuerpo, sus cabellos impedían ver con más detalle su rostro.
 
Mientras, en el castillo. Zhetis descubrió con gran horror que la presencia era cada vez más fuerte, estaba cerca. No lo pudo evitar, una gran sentimiento en su corazón lo obligó a bajar de la torre y deiriguirse veloz y gracial hacía el pueblo, pasando su silueta por cada esquina donde la luz de los relampagos llegaba.
 
Llegó hasta donde se encontraba una posada. Sabía que ahí se encontraba aquel muchacho, más no le importó y se acercó más. En el crital, a travez de este, pudo contemplar al pequeño niño. Miraba hacía el cielo, su mirada parecía triste, pero... había algo más, algo que no lograba entender del todo.
 
Luffy sintió una presencia, algo o alguien observándolo. Abrió la ventana, esperando poder ver lo que ahí afuera había.
Zhetis vio con asombro que el chico había notado su presencia y abrìa la ventana. Ahí, ambas miradas se cruzaron. El corazón de Luffy brincó de alegría, apezar de todo, deseaba ver de nuevo a aquel hombre y ver que se encontraba ahí, parado frente a la ventana, viendolo, lo hacía sentirse añun más dichiso.
 
- Hola, que sorpresa.
 
Dijo casi en un susurro, el apuesto caballero solo lo miró serio. El pequeño sintió la necesidad de brincar el umbral yabrazar a aquel sujeto, apezar de la posibilidad de ser rechazado, añun asñi, deseaba abrazarlo y besarle como en aquellaocación. No lo dudó un instante más, se acercó pero antes de hacer nada más. el muchacho entró a la habitación y contempló al pelinegro menor. Sus miradas se volvieron a cruzar y una extraña sensación de abrazarse y besarse inundó a ambos, aún ante la sorpresa del mayor.
 
- Zhetis...
- No te acerques, solo vine para ver por qué no se han ido.
- Pués, por obvias razones, esta lloviendo y además... no es cualquier lluvia, es una tormenta algo fuerte ydudo que mi barco resista una tormenta así sin hundirse y luego tendrías que salvarme denuevo.
 
Lo último lo dijo con una sonrisita. El mayor lo miró serio, aún así, había algo que simplemente le atraía de ese niño, añun no sabiendo exactamente el qué.