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VAMPIRO por Alhen Lawliet

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Notas del capitulo:

bueno, aquí el octavo capi, lamento haber tardado mucho para la actualización. el final esta cerca.

El pequeño reno curaba las heridas de Luffy, que afortunadamente no eran muy profundas. Zoro no le quitó la vista de encima ni por un instante. Parecía pensar en las palabras de aquellos seres. Tenía muchas cosas que preguntarse a su pequeño y joven capitán. Cuando el chico de goma estuvo curado, todos lo miraron esperando una explicación. Luffy suspiró antes de contar lo que había pasado aquella noche cuando cayó al mar, pero no sabía como comenzar, se sentía muy nervioso.

- Y ¿Bien? ¿no tienes nada que contarnos, Luffy?

Instó la pelirroja Nami. Zoro esperó a que comenzara con el relato. Luffy dio indicios de que comenzaría con las explicaciones.

- Bien… cuando… caí al mar…

Todos prestaron atención.

- Sentí que iba a morir, mi mente se nubló y pensé que había muerto. Cuando regresé en mí… estaba en un lugar oscuro, frío y daba mucho miedo, entonces fue cuando lo vi. Era muy apuesto, pero no lograba verle bien el rostro, cuando lo hice, quedé encantado con sus ojos y después sentí como si hubiera entrado en algún sueño extraño y placentero. Me pidió que me marchara y cuando lo hice, tuve unos deseos enormes de volver a verlo… fue cuando ustedes me encontraron… yo quería verlo de nuevo…

Zoro escuchó todo con atención y sentía dentro de el algo creciendo con gran rapidez, eran celos y un odio desmesurado.

- Entonces…

Comenzó el peliverde.

- Sentías como si estuvieras enamorado… pero… ese demonio dijo que estas embrujado y que si nos marchamos lo olvidarás.

Luffy pensó en aquellas palabras.

- No es un demonio, me salvó la vida y… yo no quiero olvidarlo…

Zoro se encendió de odio.

- Nos marcharemos de aquí, partiremos en tres horas, tenemos tiempo suficiente para buscar provisiones y lo que haga falta. No habrá peros ni marchas a tras, ¿Quedó claro?

Todos quedaron sorprendidos por aquella reacción de Zoro. Nami sabía por qué se debía, pero nunca creyó que algo así sucediera ni en un millón de años.

- Zoro, debes tratar de calmarte.

Pidió Nami.

- No puedo… la vida e INTEGRIDAD de nuestro capitán están en riesgo y el lo único que piensa es en quedarse, es un egoísta…

Luffy se sorprendió de que Zoro, su amigo, le hablara así.

- Zoro…

- Nos iremos de inmediato. Preparen todo.

Zoro daba ordenes a diestra y siniestra como si él mismo fuera el capitán. Luffy se sintió triste. Prácticamente sentía que todo el mundo estaba enojado con el. No le dirigían la palabra ni lo miraban. Ni un hola siquiera. Pero con el que estaba más herido era con Zoro, su amigo.

- Zoro…

Por alguna razón, su corazón se sentía triste. Entonces, se dio cuanta de algo que lo sorprendió mucho. No había pensado en Zhetis. Si no en Zoro, algo que no había ocurrido desde que conoció al pelinegro, ya que prácticamente pensaba en el las 24/7. Comenzó a analizar muchas cosas y se dio cuenta de que antes de sentir aquella asfixiante sensación por el pelinegro, era casi lo mismo que había estado sintiendo por Zoro pero en una medida más pequeña, casi parecía que con Zhetis fuera más una obsesión… ¿Quizás era por que como había dicho, solo estaba hechizado? Si era así… se sentía extrañamente vacío, como si hubiera descubierto la verdad de una gran mentira.

Quedó en silencio el resto del tiempo, solo escuchando el ruido de los demás y haciendo lo que se le pedía, cuando le pedían algo.

Pronto, la hora de marchar había llegado.

- Es hora, Luffy. Hay que apresurarnos.

- Si, Zoro.

Caminó despacio, casi sin ganas pero sabía que debía hacerlo y hacía un gran esfuerzo por apresurarse y no hacer enojar a los demás, sobre todo a Zoro. Cuando estaba por subir, la cálida mano de Zoro lo sobresaltó. Miró directo a sus ojos y se sorprendió de la calidez que le transmitían aquellos. Sintió su rostro arder.

- Debes tener cuidado. Estas herido y no quiero que algo te pase.

- Gracias…

Subió, desviando su mirada. Zoro no le quitó la vista de encima… tenía miedo, era un miedo a perderlo, a ya no verlo nunca más.

- Luffy…

Mientras, el pelinegro lloraba en silencio. Se había enamorado de Luffy.

- Es mejor que se marche, no puedo condenarlo a una vida miserable y además… ya tiene a alguien que es el dueño legítimo de su corazón… yo no debo intervenir…

Pero algo que no sabían tanto los sombrero de paja como Zhetis, era que Ghornat tenía planeado algo muy distinto y su objetivo era Luffy. Lo iba a perseguir, así fuera tener que buscarlo a las afueras de aquella isla que había sido su pequeño encierro los últimos siglos. Sonrió con malicia.

- Serás mío, “Sangre dulce”.

Notas finales:

espero que les haya gustado, dejen comentarios. adios y que la buena suerte los acompañe siempre.


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