El rito
Puede ser hoy, mañana, el mes que viene.
"Al menos regreso" dices y se supone que me conforme. No me conformo.
Abrazas mi cintura, buscas mi boca, rasgas mi túnica.
"Todo estará bien" "Es por Atena" "El santuario te necesita aquí y a mi lejos" siempre las mismas herméticas justificaciones que trato de comprender hasta llegar al punto en que temo comprender.
-¿Dónde vas Saga?
-Te amo
Dos palabras, una venda de dos palabras
-No dudes de eso nunca Shaka
Te acercas, acaricias mi pecho, mis mejillas, mis labios.
Ciegamente me resigno a creerte, a esperar que regreses a mi.
La espera
La densa lluvia golpeaba su rostro, sin embargo, descendió hasta allí.
Los funerales sencillos y solemnes habían pasado meses atrás pero él no participo, optó en cambio por permanecer en apariencia indiferente en la soledad de su templo. Al pasar por Aries oyó a Mu y Aioria discutir sobre que acciones tomar respecto a Poseidón.
"Quizás el mundo acabe hoy" había reflexionado en su templo antes de incorporarse decidido y salir. Tras meses de dudas acerca del cómo se sentía y como debería sentirse finalmente lo comprendió, se comprendió.
Caminó entre tumbas de tiempos remotos, entre lapidas donde los nombres borroneados por el tiempo apenas se diferenciaban de la roca en que estaban tallados.
Caminó hasta hallarse frente al humilde grabado en piedra del nombre Saga de Géminis.
El agua caía con intensidad, su tunica estaba embarrada, sus labios temblorosos.
"No dudes nunca de eso" su voz le llegaba intacta desde su memoria, casi real, casi presente.
-No lo dudo- afirmó despacio mientras se sentaba sobre el húmedo césped
Poco a poco hilos de Luz surcaron el cielo, una cálida brisa abrazo su frente.
-Quizás y después de todo si regreses ¿cierto?
La lluvia se detuvo.
-Esperare por ti... siempre
Tu mirada
¿Acaso habían venido por la cabeza de Atena? No, él no lo haría, no otra vez. Alzó su vista esperanzado, comprendió.
-Síganme- murmuro abriendo las puertas hacía su jardín
Sus palabras hablaban lo que su mirada negaba... su mirada, su mirada no se daba por vencida, su mirada no se apagaba, su mirada lo acompañaría hasta el final.
Los últimos pétalos rozaron su espíritu, las últimas hojas cayeron. Sintió su tristeza, su rabia, la verdad de su espíritu... ahora lo podía ver todo, ahora no había vendas entre el alma de Saga y la suya. Sin embargo, era el adiós.
Confianza
Parecía la encarnación de un Dios allí sentado en su Eliseo personal. La cálida brisa jugando con sus hilos dorados, entibiando su piel. Lo contempló abstraído del tiempo y espacio, solo él podía arrancarlo de sus dominios.
-Acércate- murmuró de pronto
Sonrió viendo la firmeza con que sus párpados se apretaban, ya lo obligaría a verlo
-¿Acaso no te parezco una buena razón para abrir los ojos, Shaka?
-No- afirmó desafiante el rubio, exagerando el tono de indiferencia para provocarlo. Lo logró.
-¿No?- inquirió rozando el esbelto cuello con la menta de su aliento
Virgo esbozó una ligera sonrisa antes de responder
-No
Saga se arrodilló acechante a su lado, lo recorrió tramo a tramo buscando el punto más débil donde atacar. Se decidió. Llevó sus labios a su cuello y descendió sus insistentes besos por la parte del torso que la tunica hindú no cubría. Lamió con insistencia el rosado pezón, lamió hasta erguirlo, hasta que la música de un gemido llego a sus oídos.
-Quizás si- murmuró entre gemidos mientras rodeaba el cuello del mayor, mientras besaba el atlético cuello.
El lado izquierdo de la túnica fue precipitándose poco a poco sobre su brazo, los besos viraron hacía el otro pezón. Se dejo caer sobre el pasto y bajo el peso de sus labios. Finalmente abrió los ojos. El sol brillaba radiante sobre su cabeza, la túnica descendía por sus piernas acompañada por ágiles caricias.
-Ya no te iras ¿cierto?
Saga abandonó su vientre y se acercó a su rostro. Amaba el brillo de su mirada, amaba el calor de sus labios. Lo besó. Se besaron.
-Solo donde tú vayas- finalmente respondió- nunca lo dudes ¿si?
Shaka se limitó a acariciar el perfil y correr las hebras azules que le impedían contemplar el fuego de su mirada
-Si