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Eres tú quién pasa por mi mente por Necoco_love

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Notas del fanfic:

¡Saludos!
Espero que estén de lo mejor ^^
Bueno, ¿como empezar…? Desde hace un par de semanas había tenido ganas de escribir este fic, aunque veo que no me quedó como había esperado, y siento que el resultado es un poco equis… pero bueno xD lo escribí a base de mi deseo sin cumplir de tener un amigo gay, cuando menos uno bisexual. Desde hace muchísimo tiempo he deseado tener un amigo gay—o en su defecto uno bisexual—y hasta el momento no tengo ni uno, lo cual me pone un poco triste…
Hace poco tuve una conversación con un chico que resultó ser bisexual, y yo me sentía muy emocionada. Aunque la verdad no soy capaz de llamarlo amigo por que solo hablé con él una vez y por que no estoy muy segura de si lo volveré a ver. Ese día, ideas extrañas pasaban por mi cabeza, haciéndome sonreír mientras me planteaba muchas cosas que resultan ser más que imposibles.
Y me dije, ¿Qué se sentirá enamorarse de un chico gay? Yo quiero enamorarme de un chico gay; sonará extraño y muy masoquista, pero muchas veces he tenido ganas de amar a un chico que no pueda corresponderme por que le van los hombres, sentir ese rechazo, ese dolor interno, sentir esa desesperación y ese llanto imposible de ahogar al saber que amas a alguien que nunca podrá amarte por que no eres un él.
Creo que estoy mal de la cabeza… xDDD
Como sea. No podía resistir la tentación de escribir algo así. Me parecía tan dramáticamente lindo que terminé por escribirlo y esto fue lo que salió xDD.
Es un one shot muy corto, lo sé, pero creo que yo y mis pocas ideas no dábamos para más. A pesar de eso espero que les guste mucho. ¡Y de antemano gracias por leer! :)


Disclaimer: los personajes de Naruto no me pertenecen, son obra del señor Masashi Kishimoto.

Sonreía tristemente. No hacía falta mencionar la razón, pues resultaba algo bastante vergonzoso para admitirlo tan abiertamente como estaba segura jamás lo haría. Quería llorar pero al mismo tiempo no se lo permitía, esa mirada alegre no se lo permitía. No le restaba más que lamentarse en silencio, para que nadie pudiera notar esa parte de su corazón que se resquebrajaba a cada segundo, para que nadie pudiera notar esa mirada triste que esquivaba todo a su alrededor.



La cabeza baja era signo de derrota. Signo de que sabía rendirse dignamente cuando la situación lo ameritaba. Se sentía triste pero era algo que no quería demostrar a la gente a su alrededor. …l se lo había enseñado: fingir que todo está perfectamente cuando por dentro tu interior se desgarra en un dolor emocional que resulta por momentos irreparables. ¿Tenía ella la culpa? ¿La tenía él? quizá, por ser la primera vez que le ocurría, no había a quién culpar, ni siquiera a ella misma. Las cosas simplemente habían pasado de una inevitable manera.



Siguió caminando sin rumbo fijo, perdiéndose en el mar de gente que había a su alrededor a esas horas por las calles de la ciudad. Perdiéndose en el deseo de ser alguien más para alcanzar la felicidad, sabiendo que incluso eso no servía de nada. Desear ser alguien más era solo muestra de lo poco que uno se valoraba y, aunque no era algo de lo que hablaba frecuentemente, estaba consciente de a subestimación en la que se tenía. Y desear ser alguien que no era solo empeoraba las cosas.



Sonrió ligeramente al mirar el cielo despejado y ver aquella mirada cálida reflejada en el cielo. Aquella calidez en su mirada la hacía sonreír y, al mismo tiempo, era la causa de su tristeza. Había cosas que simplemente estaban destinadas a no ser jamás. Y pensó en la forma en la que vigorosamente latía su triste corazón en aquél día, pensó en los sentimientos que corrían por sus venas y pensó en todos aquellos días en que su mente se impregnaba de inconexos pensamientos que siempre tenían que ver con una sola persona. El motivo de su alegría y de su tristeza. El motivo de que su corazón latiera tan frenéticamente para después detenerse y continuar latiendo con más impotencia.


Su primer amor.



Le restó importancia a ese tipo de pensamientos esperando enfatizar su atención en algo mucho más absurdo pero que lograra despejar su mente de pensamientos que por el momento no le servían de nada. ¿Lo logró? ¿No lo logró? Perdió consciencia de ello tan pronto se sumió en pensamientos sin sentido que intentaban aislarla del sufrimiento de su corazón. Y entonces llegó a casa.



Un poco ausente y distante, saludó a su familia y subió a su habitación, donde inesperadamente encontró a alguien más sentado en su cama. Leía con parsimonia un libro que había sacado de su librero, sin siquiera haber notado su presencia. Sonrió un poco más alegre al ver a su primo ahí, quizá la única persona que lograba hacerle olvidar por un momento el dolor que corroía su corazón. Alcanzó la silla giratoria que estaba frente a su escritorio y se sentó en ella, observando detenidamente los finos y elegantes rasgos y movimientos de su primo.



—Has tardado más de lo que esperaba—dijo Neji, sin levantar la vista del libro.



—Si, lo siento. Quería tomar un poco más de aire fresco. ¿Te molesta?


—En absoluto.


Neji siguió leyendo el libro, absorto en sus propios pensamientos. Ella lo miró con dulzura, esperando sus próximas palabras, que en aquél momento le resultaban bastante predecibles. No quería hablar del tema, pero no podía zanjarlo como si no tuviera importancia. Neji lo sabía, era mucho más importante de lo que aparentaba. Suspiró. A él no podía ocultarle nada.


— ¿sabes que Naruto está en camino? —indagó el castaño.



Asintió a modo de respuesta.


—entonces ¿irás a la fiesta de cumpleaños de Sasuke?



—Sería de muy mala educación faltar, ¿no crees? —miró a su primo, a la espera de que le dijera algo más. Continuó tras un breve silencio—. ¿Tú vas a ir?


—Te acompañaré si es a lo que te refieres. Naruto me ha obligado a ir y no puedo faltar… ese tipo… no se como me convenció de ir—Neji movió negativamente la cabeza.


Soltó una dulce carcajada, que hizo sonreír de medio lado a su primo. Tras despedirse de él salió directamente al cuarto de baño para darse una ducha, y de paso para despejar más su mente. Volvía a necesitarlo de nuevo.


Las gotas tibias de agua acariciaban su cuerpo mientras por su mente pasaban imágenes borrosas de lo que eran sus recuerdos, memorias que sucedían una tras otra de diferentes momentos de su vida, diferentes épocas, diferentes sentimientos en cada una de ellas. Sonrió con nostalgia al pasado. Miró con desánimo el presente. Sintió el temor que le proporcionaba un futuro incierto. Pero pensar en ese tipo de necedades no le ayudaban en lo más mínimo para decidirse y enfrentar todo de una buena vez.


No podía seguir lamentándose en silencio eternamente.



Mientras se vestía casualmente en la calma de su habitación, sin Neji en ella, pasaba por su mente la idea de rehusarse a asistir a la fiesta para no tener que verlo de nuevo. Hacer como si nada pasara, como si no existiera, como si ese dolor dentro no estuviera carcomiéndole el corazón y la poca esperanza que dentro de ella vivía. Pero no era el tiempo de salir con cobardías; por mucho tiempo había sido lo bastante débil y cobarde para tener que refugiarse siempre bajo la protección de su querido primo Neji, más ahora era una adolescente que ya no necesitaba estar bajo la sobre protección de su primo. Era tiempo de madurar y enfrentar la vida, pensó.



Media hora más tarde Naruto había ido a buscarla a su casa, con motivo de ir juntos al restaurante donde se festejaría el cumpleaños de Sasuke. Neji se habia ido hacía rato, asegurándole que pasaría por Lee y se verían en el restaurante tan pronto ella llegara. Y no lamentaba el hecho de quedarse a solas con Naruto, más lamentaba el hecho de sentirse tan triste en un día que para el rubio parecía especial, incluso si no tenía nada que ver con él.


— ¡Hinata! —chilló el rubio cuando al vio salir de su casa— ¡te ves genial! Estás realmente linda el día de hoy.



Sus mejillas se arrebolaron de un tenue color carmín. Juntó y jugó con sus dedos índices antes de desviar la mirada, un poco azorada. Naruto sonreía alegremente y caminaba a su lado despreocupadamente, cruzando sus manos por su nuca.


— ¿Lo dices e-en serio? —preguntó algo cohibida.


— ¡por supuesto que si, Hinata! ¡Estás tan guapa que creo que el día de hoy romperás muchos corazones en el restaurante!


Naruto daba por sentado que sería así, más Hinata sabía la triste realidad: no rompería el corazón de nadie. E, inclusive si tenía la oportunidad, ella no deseaba romper el corazón de nadie. Mucho menos que se lo rompieran a ella. Pero había cosas en este mundo que estaban destinadas a ser.


Caminaron en un desacostumbrado silencio por un par de minutos. Curiosamente, le parecía extraño que Naruto no estuviera hablando de nada en particular, por tonto que esto fuera. No existía manera de callarlo una vez su boca se abría, pero aquél día le resultaba un poco incomodo el silencio sepulcral que se había formado entre ambos.


—Hinata… ¿estás bien? —preguntó el rubio, acercándose a su rostro para mirarla más de cerca.


Sus mejillas se tiñeron de un color carmesí habitualmente intenso.


— ¿Por qué lo preguntas?


—Desde que saliste de casa has estado más callada de lo normal, has estado mirando al cielo y acabas de suspirar por lo menos tres veces seguidas.


Sonrió tristemente, avergonzada ante lo persuasivo que aquél día se mostraba Naruto. Sentía la mirada azul sobre su persona, lo cual le resultaba en cierta forma un poco desagradable, pero a fin de cuentas no iba a callárselo por más tiempo. Había llegado al punto de que tenía que decir las cosas como las sentía por dentro, incluso si al final nada resultaba ser lo que esperaba.



— ¿Vas a decirme? —Naruto le sonrió para transmitirle confianza, a lo cual no pudo evitar corresponder con el mismo gesto, un poco más tímido.



—Hay un chico del cual estoy enamorada…—susurró cohibida.



— ¿En serio? ¡Eso es estupendo! —Exclamó el rubio con una enorme sonrisa en el rostro—Debe sentirse afortunado de que estés enamorada de él, por que tú vales mucho y eres una de las mejores personas que he conocido, de verdad que…



—El problema es…—le interrumpió—que es gay. Y nunca va a poder fijarse en mí más allá de la simple amiga que soy.


La sonrisa eterna del rubio se esfumó al instante de sus labios. Ella le sonrió tristemente, tan forzosa y frágilmente que Naruto no pudo evitar sentirse completamente mal por su amiga. Casi podía sentir el dolor de su amiga como suyo propio.



¬— ¿Y por que no le dices lo que sientes? No es muy conveniente que te guardes los sentimientos solo para ti. ¿Qué tal que el chico resulta ser bisexual y tu piensas que no te corresponderá?


—Por que tiene novio—respondió por lo bajo, casi ausente.


Naruto miró de soslayo a su amiga. No le gustaba que estuviera así de triste, pero quizá no había mucho que hacer al respecto. Abrazó a Hinata por los hombros, sonriendo alegremente, exclamando casi en un grito que no se preocupara, en algún momento aparecería esa persona indicada que la sabría valorar como aquél chico gay no la sabía valorar. Y era precisamente lo que había esperado.



Llegaron poco después al restaurante en que habían quedado todos de verse. Todos estaban ahí, sonrientes, ajenos a lo que sucedía dentro de su corazón. Ajenos al dolor que comenzaba a carcomer de nueva cuenta la poca felicidad que horas antes había sentido dentro de sí. Ajenos a lo que acababa de pasar minutos atrás. No podía seguir finiendo que todo estaba bien.


Naruto vio a Sasuke un poco más alejado de los demás, esperándolo. Sonrió felizmente, corriendo en su dirección para abrazarlo efusivamente mientras gritaba a todo pulmón «Feliz cumpleaños, teme». Sasuke lo apartó de si bruscamente, frunciendo el ceño ante al efusivo gesto. Lo golpeó ligeramente y cuando Naruto juguetonamente depositó un casto beso en sus suaves labios, no pudo evitar atraerlo de nuevo para besarlo mucho más cariñosamente de lo que estrictamente se permitía en publico.


Observó con detenimiento la escena que más adelante se daba. Habiéndose quedado atrás, no podía evitar que sus ojos se empañaran de las lágrimas que luchaban por salir de sus ojos. Escuchaba perfectamente aún el sonido que había provocado su corazón al romperse y el vacío que dejaban esas ilusiones rotas en mil pedazos.




Y es que la ingenuidad de Naruto era tan dolorosa…



Cuando no pudo soportarlo más y dejó sus lágrimas correr por sus mejillas, sintió una mano que apresaba la suya y la atraía en un abrazo protector, de esos que solían calmarla cuando sentía miedo y no sabía como continuar sin sentirse débil. Neji trataba de tranquilizarla, pero por momentos parecía que las cosas solo empeoraban. Sus pequeñas y finas manos apresaron con fuerza la camisa de su primo, arrugándola en la desesperación y en la frustración de no poder hacer nada al respecto. De no poder confesar un amor secreto como el que sentía. Llorando la impotencia de no poder decirle a Naruto que lo amaba…
Notas finales: Una vez alguien me dijo que mi ingenuidad era dolorosa, por que yo al igual que Naruto no era capaz de comprender ciertas cosas incluso con la indirecta más directa del mundo… soy un poco idiota, lo admito…
En fin. Espero sinceramente que les haya gustado el fic. Al principio iba a ser un songfic ambientado en el vagón de un tren, pero no tuve inspiración suficiente para poder escribirlo así, por lo que terminó siendo esto, corto y triste. Ahora que lo pienso bien creo que podría llorar… xD
De cualquier manera gracias por leer. Siempre me emociona saber que las personas se toman un poco de su tiempo para leer alguna tonta idea mía, y me emociona mucho más que me dejen reviews ^^ siempre me dejan sonriendo los reviews, por que me gusta saber lo que piensa la gente de las cosas que escribo…
Y bueno, es todo. Que tengan un muy lindo día n_n Besos & abrazos, Necoco.

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