Casi real
Por: chibiichigo
Prefacio
Caminó lentamente por la empinada calle, mirando los automóviles pasar a toda velocidad. Ni ellos se percataban de que él estaba ahí parado, ni él podía ver más que la silueta deforme del conductor pasar como una mancha. Era sólo como el borroso segundo en que creía reconocer a alguien, sólo para darse cuenta que no podía distinguir siquiera el color del cabello.
Realmente no le importaba quién fuese, o cómo se veía. No resultaba algo siquiera interesante porque, tras un largo periodo de meditación, Sabaku no Gaara había decidido que no era real. También se había percatado de la irrealidad, o en su defecto surrealidad, de todo aquello que le rodeaba, como las sonrisas de Sai o las entretenidas pláticas sobre sexo que entablaban chicos que apenas y habían besado a algo que no fuera inanimado. Se había percatado, sobre todo, de la falsedad de aquellos que dicen tener un corazón palpitante en su pecho…
…O tal vez aquella idea se debía a que él no tenía uno. O, si lo tenía, se hallaba putrefacto en algún sitio de su pecho, sin esperanzas de ser resucitado.
Devolvió la mirada a la pequeña población en que vivía. Parecía tan tranquila, tan estática. Tan jovial y a la vez tan triste que casi, y sólo casi, he habría importado. Pero él, como se empeñaba en recalcar, no era real. Era sólo un producto de su paupérrima imaginación.
No pudo evitar rememorar una plática que había tenido con cierto amigo una tarde como ésa, poco tiempo atrás.
El viento soplaba débilmente, revolviendo los cabellos de los dos adolescentes que se mecían ligeramente en los columpios del parque. Estaba atardeciendo ya, por lo que el espacio estaba libre de los pueriles y ensordecedores gritos. Sólo quedaban ellos, sumidos en un silencio casi luctuoso.
- ¿Por qué dices que no eres real?- se aventuró a preguntar el castaño, con los ojos fijos en las rojizas nubes.
-Porque es cierto- fue lo que él dio por toda respuesta. No era posible explicarlo…
-Me parece un razonamiento demasiado complejo… Además no me gusta pensar en ti como alguien imaginario.
-No soy imaginario, sólo no soy real- contestó con la misma parsimoniosa frialdad que le caracterizaba.
-Vale…- Haku le devolvió una sonrisa condescendiente y se quedó en silencio con él.
No quedaba nada más por decir. La determinación del turquesa ya había sido tomada, por incomprensible que pudiese resultar para cualquiera que no compartiera sus extraños preceptos sobre la vida.
Se dedicó a sí mismo una lacónica sonrisa, que se extinguió antes de nacer del todo. Y volvió a quedarse impertérrito ante la imagen que se mostraba ante sus ojos. El claro reflejo de la impotencia humana ante los burdos caprichos del destino. Un pueblo que moriría en menos de una generación. Que dejaría de ser real para todo aquel que hubiese vivido ahí, por no mencionar a aquellos que jamás habían puesto un pie sobre sus adoquines o sus plazas. Sí, aquel minúsculo sitio sería tan real como él. Porque ya tampoco tendría un corazón palpitante que lo hiciese moverse… Se guiaría sólo por su propia y monótona inercia.