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Red Moon por Deathrider

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Notas del capitulo:

Este es el último capitulo de este fanfic.

Debo de admitir que me ha costado HORRORES acabarlo y que no estoy muy segura del resulltado e_e espero que almenos esté digerible XD

Ha habido muchos momentos en que casi abandono por que estaba bloqueada y me auto obligué a darles un final a mis pobres niños XD espero que almenos sepais apreciar el esfuerzo y no me apedreeis ;_;

Un saludo a las que han llegado hasta aquí.

Un saludo.

Sus ojos se abrieron pesadamente cuando sintió que los primeros rayos de sol  le deslumbraban. Levantó su brazo derecho intentando cubrirse, hasta que sus ojos se fueron acostumbrando a aquella molesta luz.

No tardó mucho en recordar la situación en la que se encontraba, justo a su lado reposaba aquél demonio que tantos dolores de cabeza (y de trasero) le estaba ocasionando. Dormía plácidamente, con un rostro sereno que el semi-demonio jamás había tenido el placer de contemplar antes. ¿Cómo podía dormir tan ajeno a todo lo que les rodeaba? Estaban durmiendo en una zona para nada escondida, desprovistos de sus ropas, cualquiera que pasase por allí podría averiguar que había pasado si tenía un mínimo de inteligencia.

Se levantó con dificultad, sintiendo una punzada de dolor en su trasero y en su espalda, Koga debía dejar de ser tan brusco y aprender a controlarse, tampoco estaría mal buscar un sitio más cómodo dónde hacerlo, sacudió su cabeza inmediatamente ante tal pensamiento. Aquello no volvería a pasar, había bajado la guardia ante el lobo, pero eso no volvería a suceder.

Recogió sus ropas rápidamente y se vistió intentando no despertar al lobo, era cruel por su parte dejarlo ahí tirado completamente desnudo, pero no estaba dispuesto a que el lobito se despertase e intentase retenerlo o hacerle prometer que se volverían a encontrar, de esta forma las cosas serian más fáciles.

De camino al campamento sentía una mezcla de culpabilidad y tristeza, aquél demonio de verdad estaba poniendo su mundo del revés. Después de haber estado enamorado de Kikio tanto tiempo no había vuelto a sentir esa ansiedad e inseguridad estando con una persona, pero era imposible que eso que sintiese por Koga fuese lo mismo que con la sacerdotisa, eran cosas muy diferentes. Kikio era una mujer hermosa, calmada, pura, le transmitía seguridad y paz en cada gesto, cada expresión… Koga por el contrario era un torbellino, brusco, violento, pícaro, le hacía sentirse nervioso con cada uno de sus sinuosos movimientos y aquellas sexys expresiones.  Cuando se dio cuenta en su mente se estaba formando la imagen de Koga, con su sonrisa picarona, su torso descubierto, dejando ver su bronceada y reluciente piel, tan suave…

Hizo ver que eso nunca había pasado por su mente, aunque en su interior había una vocecita que e gritaba embustero.

Consiguió llegar al campamento más pronto de lo que esperaba, pues todos sus compañeros estaban durmiendo por lo que parecía. Sigilosamente atravesó el campamento y fue a lavarse de  nuevo al lago en el que lo hizo el día anterior.

Cuando regresó Miroku y Sango habían despertado, mientras Kirara y Shipo seguían enroscados el uno junto al otro para darse calor, tampoco había rastro alguno de que Kagome se hubiese levantado.

Se sintió un poco incomodo entre sus compañeros, pues sentía que algo en él lo delataría, que verían algo en el que se lo diría, no quería ni pensar en que pasaría si descubriesen sus pequeños encuentros con el jefe de la manada de los lobos. Intentó parecer lo más calmado posible mientras se sentaba frente la hoguera que Sango acababa de encender. No entendía porque, pero a pesar de hacer sol sentía que el frío le calaba hasta los huesos.

-¿Dónde has pasado la noche InuYasha?

El semi-demonio se sobresaltó ante la pregunta del joven monje, pero viendo la mirada distraída de este recuperó la compostura.

-Dormí en un árbol, es el sitio mas “seguro” en esta época.

-Vaya, que aburrido Inuyasha, todo el bosque lleno de demonias revolucionadas por las hormonas y tu durmiendo en un árbol, muy típico de ti.

El monje satisfecho con la explicación, puesto que no dijo ni preguntó nada más y el peliplateado suspiró aliviado.

-Pero Inuyasha, seriamente-. Comenzó a decir la exterminadora.- Debes ir con mucho cuidado.

-¿A que te refieres?

-Ya sabes, la luna roja es vuestra época de celo, es decir, es la época que tenéis para reproduciros y tener descendencia. Si no vigilas lo que haces vas a tener que olvidarte de tus planes de venganza y comenzar a cuidar a una pequeña camada de demonios.

Quedó perplejo ante tal razonamiento, si bien no tenía que preocuparse lo más mínimo por eso, puesto que ni el ni Koga podían quedar encintos, se preguntaba ¿cual era el objetivo de que Koga quisiese hacerle aquello todas las noches? Intentar razonar eso le dio dolor de cabeza, pero por mucho que lo quisiese no podía apartar aquellos pensamientos de su mente.

Se sentía tan confuso… maldito Koga, no se conformaba con torturarle física, aunque deliciosamente, sino que también se estaba apoderando de su mente, confundiéndolo más y más.

Decidió que mantenerse ocupado distraería su mente de aquellos pensamientos, así que dedicó el día a jugar con Shipo, quien en un principio se mostró desconfiado ante la oferta del semidemonio, fue a cazar la comida para el día y a hablar de cualquier cosa que se le ocurriera, solo se trataba de no dejar su mente divagar.

-Inuyasha hoy estas raro.

El pequeño demonio le observaba atentamente con sus grades ojos, apoyado la barbilla entre sus manos, atentamente con sus grades ojos.

-¿Mh? ¿Estoy raro? ¿Por qué?

-Hoy has jugado conmigo, has ido a cazar sin rechistar, no has estado callado en ningún momento…

-Está bien, está bien no hace falta que sigas.-Dijo haciendo un gesto con la mano para que se callase.

-Shipo tiene razón, es más propio de ti sentarte a meditar sin mediar palabra con nadie a o ser que sea necesario.-Intervino Kagome sin mirarlo.

-Por lo visto uno no puede intentar ser más sociable.-Mintiendo como un bellaco.

-Oh no, Inuyasha, nos encanta que seas tan abierto con nosotros es solo que nos hace pensar que algo no marcha bien.-Mientras decía esto, Miroku se sentó a su lado, cruzándose de piernas.

-No hay nada mal.-Dijo Inuyasha desviando la mirada.

-Me alegro de que así sea, pero somos tus amigos, sabes que siempre podrás contar con nosotros cuando algo te atormente, no nos unimos sólo para luchar contra Naraku.

El peliplateado dirigió la mirada hacia sus compañeros de viaje y ellos le miraron tiernamente. Le dolía no poder contarles aquello, sentía que las palabras querían salir, pero se agolpaban en su garganta, formando un nudo doloroso que se negaba a deshacerse.

-Muchas gracias chicos… pero de verdad que todo está bien, no tenéis nada de que preocuparos.- Sonrió débilmente  mientras la voz de su interior seguía gritándole que no era más que un mentiroso, que incluso en aquellos instantes su mene estaba plagada de la presencia de Koga.

-Se está haciendo de noche ¿No te vas a ir?

Inuyasha observó a Kagome, que permanecía con la mirada fija a su plato, jugueteando con la comida, pero sin probar bocado.

-Realmente, si no os incomoda… preferiría pasar la noche aquí.

Los ojos de la chica recuperaron su brillo repentinamente, parecía complacida.

-Claro que no,  estaríamos encantados de tenerte nuevamente con nosotros, ¿Verdad Kagome?-.Sango miró a la morena.

Kagome sacudió la cabeza efusivamente, parecía encantada ante la idea.

-Gracias…

Se hizo el silencio durante el resto de la velada, cada uno inmerso en sus pensamientos. El peliplateado se sentía inquieto, todo iba bien hasta el momento, pero ¿Qué haría Koga si no lo encontraba? ¿Se iría a consolarse con cualquiera que esté dispuesto a pasar una noche entregado al placer? Tenía que dejar de darle vueltas al asunto, imaginar a Koga sosteniendo a alguien que no fuese él le estaba matando, no debería, ellos en ningún prometieron exclusividad, e más nunca prometieron nada, simplemente fueron encuentros con quien les había convenido por las circunstancias.

Se rascó la cabeza molesto y observó el cielo, aquella maldita esfera carmesí comenzaba a emerger de entre las nubes, en pocos días había aprendido a odiarla como jamás lo había echo. Desde el comienzo e la semana había conseguido poner su mundo patas arriba.

Decidió que ya había llegado la hora de darse un descanso, así que se metió en la tienda de campaña que iba a compartir aquella noche con Miroku, puesto que todos habían pensado que ante aquella situación era mejor que durmiese a cubierto y acompañado del joven monje.

Cuando entró Miroku estaba tumbado, pero abrió un ojo al oírlo entrar.

-Se hace raro dormir a cubierto ¿verdad?

Al menos así no tendré que observar esa maldita luna ensangrentada, pensó para si mismo Inuyasha.

-Bueno, dadas las circunstancias es lo mejor, solo espero que la noche transcurra sin incidentes.

Ambos se acosaron sin mediar palabra, aquél día había sido agotador para el semidemonio, no tanto físicamente como psicológicamente, ya que su mente no había parado ni un segundo, por mas que el intentase acallarla ocupándose con cualquier cosa.  Ahí estaba de nuevo, los pensamientos con respecto a Koga no dejaban de bailar en su mente.

Se dio la vuelta enfadado, quedando de espaldas a su compañero he intentó por todos los medios dormirse. “Todo estará bien si me duermo” eso quería pensar, quería creer con todas sus fuerzas que si se sumía en un profundo sueño la luna roja no sería capaz de alcanzarlo, que Koga no lo buscaría y que por fin toda aquella confusa situación se pararía.

Un pensamiento muy inocente por su parte.

Era ya muy entrada la noche cuando sus ojos se abrieron repentinamente, no sabría decir cuanto tiempo había dormido, pues se sentía como si hubiese estado días en ese estado de somnolencia. Lo único que tenía claro era que su pulso y su respiración estaban agitados. Sabía muy bien el motivo, y se maldijo interiormente por haber sido tan ingenuo al pensar que si permanecía dormido podría librarse de su naturaleza.

Su excitación era palpable en el aire, pues se sentía un ambiente pesado en toda la tienda, le hacía sentir asfixiado, como si no pudiese respirar. Necesitaba salir de allí inmediatamente, pro se sentía mareado y no podía pensar con claridad.

Se revolvió violentamente sin poder evitar que sus sacudidas despertasen a su amigo, que dormía apaciblemente a su lado.

El joven monje se llevó las manos a la cara y frotó sus ojos pesadamente.

-¿Qué ocurre Inuyasha?-. Su voz estaba ronca, aún seguía adormilado.

-No puedo…. Tengo que salir…

Buscaba desesperadamente la maldita salida, pero esos malditos objetos del mudo de Kagome eran complicados y eso solo conseguía ponerlo mas nervioso.

Miroku se despejó de golpe al ver a su amigo tan ansioso, lo agarró por los hombros y lo obligó a encararle.

-Ei, ei… tranquilízate ¿Qué te pasa?

Los ojos del semidemonio estaban vidriosos por la ansiedad, su rostro estaba notablemente sonrojado y su respiración era entrecortada.

-Miroku… no puedo… la luna…. Debo salir.

El moreno tragó saliva pesadamente y atrajo a su amigo hacia él, abrazándolo.

-Tranquilo Inuyasha vas a estar bien, solo debes resistir.

No, él no lo comprendía, debía salir, esto le estaba matando. Todas y cada una de sus células gritaba por salir bajo aquella luna sangrienta y dejar que su luz roja lo bañase, dejar su mente en blanco, dejar que las cosas siguiesen su curso natural.

-¡No! Miroku por favor déjame salir.

Su mirada era suplicante y lastimera. El monje suspiró.

-Está bien, al fin y al cabo decidiste quedarte aquí por tu propia voluntad, no puedo retenerte.

Mientras aún mantenía su abrazo comenzó a palpar la tela de la tienda, hasta que encontró lo que buscaba, deslizando la cremallera de la tienda.

La fría brisa de la noche se deslizó por la apertura, haciendo que el vello de Inuyasha se erizara, o quizás fue el fuerte olor a feromonas que había en ella.

Se alejó violentamente de Miroku y salió disparado hacia el exterior.

Se alejó más de lo que le hubiese gustado, pero le daba igual, sentía el viento en su cara y esa sensación en aquél momento le parecía lo más maravilloso del mundo.

Todo a su alrededor estaba iluminado por aquella lúgubre luz, pero a la vez era tremendamente hermoso. Levantó la vista hacia ella y alzó su mano, como si le fuese posible alcanzarla.

Se dejó caer de espaldas hasta quedar tendido en la hierba fresca, tenía un olor agradable.

Escuchó esa misma hierba crujir por los pases de alguien que se acercaba decididamente, pero esto no le sorprendió lo mas mínimo, se volteó lentamente, recostándose a su derecha, para encararse con Koga.

-Así que aquí estabas-. La mirada  del moreno era seria.

No contestó a esa pregunta, se limitó a levantarse para estar igualado. Su rostro también estaba serio.

-¿No te dije que esconderte de mí no te serviría?

El moreno avanzó decididamente hacia él, su mirada estaba fija en sus ojos, lee miraba intensamente, con un brillo que jamás había visto en aquellos ojos azulados.

Cuando estuvieron frente a frente se aguantaron la mirada unos instantes e Inuyasha s volteó lentamente para darle la espalda y alejarse, pero Koga lo agarró fuertemente por la muñeca, impidiéndole avanzar.

-¿Tanto me odias?-.No hubo respuesta.- ¿Inuyasha?

Koga enfureció y le estiró del brazo, obligándole a darse la vuelta.

-¡No te atrevas a ignorarme!

El semblante del otro era indiferente, con la mirada perdida, ya no le miraba a la cara, eso encendió la furia del moreno aún más.

Gruñó amenazadoramente y se acercó a el hasta tocar su frente contra la suya, intentando mirarle a los ojos nuevamente, pero entonces se detuvo y se apartó violentamente.

Esto llamó la atención del peli plateado y alzó la vista hacia Koga.

-Así que era eso… Muy astuto.

-¿De qué estás hablando?

Koga rio a carcajadas, pero eso le causó escalofríos, sonaba de lo más macabra.

-No disimules sucio mestizo, apestas.

Inuyasha estaba confuso, no podía notar nada extraño en su olor.

Koga fue rápido, apenas dándole tiempo a reaccionar. Se abalanzó sobre Inuyasha derribándolo, el peli plateado por su parte se defendió, provocando que ambos rodasen por la hierba. Un puñetazo impactó violentamente sobre su rostro, aturdiéndole un poco, pero hizo uso de sus garras, los cortes en la cara del moreno fueron lo suficientemente profundos como para hacerlo retroceder un poco. Koga por su parte, no se iba a dar por vencido tan fácilmente.

Arremetió otra vez contra él, pero esta vez sus manos se cerraron entorno a su pálido cuello. Inuyasha clavó fuertemente sus garras en sus brazos mientras pataleaba para zafarse, todo fue en vano, pues Koga parecía poseído por una furia irracional.

-Kizás no te has dado cuenta, patético intento de demonio, pero todo tu apestas… apestas a hormonas… y no son precisamente las tuyas, más bien diría que de un humano, un hombre. Veo que la luna roja hace tanta mella en ti que te da igual quien te joda.

Inuyasha abrió los ojos sorprendido, y volvieron difusamente a su mente los recuerdos de hacía apenas unos minutos antes, en la tienda.

Se dispuso a contestar, pero una mano le tapó la boca y Koga le hizo voltearse contra el suelo.

-No te permitiré que me tomes el pelo, no intentes engañarte, no importa con quien lo intentes, adoras que yo te joda.

Dejó caer su peso contra el cuerpo del semi-demonio, pegándose completamente a él y aplastándolo contra el suelo. Inuyasha descubrió que le dolía horrorosamente la nariz, posiblemente sangraba.

Las ropas estorbaban para su propósito, así que Koga desgarró los ropajes rojos del otro, dejando toda su espalda al descubierto. Lamió la piel expuesta con gula, como probando el sabor de su presa y al parecer le gustó. Mordió su hombro y el peli plateado se agitó bajo el.

Unos finos hilos de sangre se deslizaron por su piel, haciendo estremecerse. Koga se relamió y frotó insistentemente su erección entre las nalgas del semi-demonio.

-Esto es lo único que te importa, ¿Verdad?

-¡No! Koga escu…

-¡Silencio! No quiero escuchar nada de lo que salga de tu boca.

Aplastó su cara contra el suelo mientras le bajaba los pantalones, haciéndolos jirones.

Por primera vez en mucho tiempo estaba asustado, tenía miedo de Koga, de la mirada que le había dedicado. Tampoco entendía aquella actitud, ¿Qué se suponía que tenía que pensar? Parecía casi como si Koga estuviese celoso…

Un contundente dolor lo apartó de sus pensamientos, Koga lo había penetrado sin aviso ni compasión. Gritó, pero quedó acallado entre los dedos del moreno, que continuó  penetrándole profundamente, ahora lo sujetaba por las muñecas. No pudo evitar que un par de lágrimas traicioneras se le escapasen.

-N-no…

En medio del bosque se podía oír perfectamente el choque de la carne de sus dos cuerpos, el sonido húmedo de succión que salía de su entrada y los quejidos que el peli plateado se esforzaba en callar.

Sentía un dolor muy intenso, podía sentir como la sangre brotaba, pero sabía que el lobo no se detendría. Se resignó a que debía aguantar hasta el final.

Entre toda aquella locura algo despertó su atención, desde hacía rato que no escuchaba a Koga emitir ningún tipo de sonido.

Pesadamente, con mucho esfuerzo y dolor giró la cabeza, pudiendo  mirarle a la cara. Se quedó paralizado.

Koga tenia los ojos entrecerrados y las lágrimas se agolpaban en sus ojos, amenazando con salir. Se mordía el labio con fuerza, llegando a hacerse daño, para evitar hacer ruido.

-Koga…

El moreno cerró sus ojos, haciendo que las lagrimas escapasen de sus ojos. Bajó su rostro y le besó, juntó sus labios con los de Inuyasha, no hizo nada más, se mantuvo así mientras seguía penetrándolo, aunque ahora ya con menos violencia.

No pasó mucho hasta que todo su cuerpo se estremeció e Inuyasha pudo sentir como algo caliente entraba en su interior. Supuso que Koga había terminado.

El moreno deshizo su agarre, haciendo que el cuerpo del peli plateado cayese como un peso muerto al suelo. El semi-demonio permaneció en esa pose, inmóvil, sin atreverse siquiera a dirigir la vista al lobo que estaba a unos centímetros de él.

Koga se puso de pie y se marchó, sin mediar palabra.

No entendía nada. ¿Cómo habían llegado a esto? Se suponía que solo estaban pasando el rato, que no significaba nada… ¿O si? ¿Se habían entregado tan desenfrenadamente a la pasión por qué si? ¿Hubiese dado igual quien hubiese pasado por allí en aquél primer momento? Lo dudaba… entonces ¿Por qué?

Se puso de pie, las piernas le temblaban, tenía las rodillas llenas de arañazos y levemente ensangrentadas. Sentía dolor por todo el cuerpo, no podía ni identificar que sitios le dolían.

Buscó su ropa, pero cuando vio el estado en el que se encontraba desistió. Debería volver con sus amigos desnudo, ya inventaría una excusa, ahora solo quería volver.

Se dispuso a emprender el camino de regreso cuando vio que había alguien a unos metros de él.

-Koga…

No dijeron nada. Caminaron lentamente, acercándose. A Inuyasha le fallaron las piernas, pero antes de que cayese al suelo Koga lo agarró entre sus brazos.

-Koga…

-Yo…

Lo abrazó delicadamente entre sus fuertes brazos, rodeando su pálida espalda y sosteniéndolo firmemente para evitar que cayese.

-Perdóname… Me estoy volviendo loco, no sé que me pasa… Cuando olí a ese monje en tu cuerpo…

Inuyasha lo agarró por los hombros, separándose para mirarle a la cara.

-Koga… Yo nunca… he hecho  nada con Miroku… Dormimos en la misma tinda, por eso…

El moreno se quedó inmóvil, pero su cara de asombro lo decía todo.

-Lo siento, lo siento tantísimo… Inuyasha, yo… ¿Por qué huías de mí? ¿Por qué te escondes? Eso me está volviendo loco…

-¡No se lo que siento por ti! Míranos, nos encontramos ahí en medio del bosque y… ¡Estamos en celo! No soy una hembra, no importa cuantas veces acabes dentro de mí ¡No te voy a dar una camada!

Se quedaron callados, mirándose, sus ojos estaban vidriosos y en ellos había un abismo de dudas. Seguían abrazados, parecían que si alguno de los dos deshacía el agarre caerían al suelo.

Y allí, en medio del bosque, rodeados de miedos y dudas se les ocurrió quizás, sin quererlo y sin darse cuenta, se habían empezado a enamorar.

-Yo no quiero cachorritos… te quiero a ti, es de locos ¿Verdad?

-En ese caso… quiero volverme loco de atar.

 

 

FIN

Notas finales:

espero que haya gustado un poco T_T como ya he dicho arriba, me ha costado un montón acabarlo porque estaba completamente bloqueada, tened compasión de mi u_u.

Si teneis alguna queja o sugerencia también podéis hacermelo saber.


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