Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Más que Amigos por AkiraHilar

[Reviews - 33]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Shaka se ha ido con Aioria dejando a Saga literalmente embarcado. ¿Será esto lo único que le pasará al gemelo? ¿Y cómo pasara shaka la noche?
Los vio partir…

Los vio partir y se quedó asombrado, dolido… asustado…

El… Saga… Dejado de lado… después de haber dejado a Milo a medio complacer.

El dolor… dio paso a la ira.

Furioso empezó a patear los botes de basura del establecimiento, golpeó la pared. Le pitaron y empezó a maldecir a gente que ni conocía. Finalmente, llegó una patrulla que al verlo golpeando casi lo terminaba llevando a la jefatura y técnicamente tuvo que “mojar la mano” con un poco de billeticos para que lo dejaran en paz. Y todo, todo en absoluto era culpa de Shaka.

--¡MALDITA SEA!! ¿QUIEN ES ESE CASTA—O PERCUDIDO?--refunfuñaba luego de quedar sin efectivo--. ¿Y COMO SE ATREVE A DEJARME AQUI Y SIN EXPLICACIONES?, Y ¡¡MIERDA!!

Encendió el teléfono para tratar de comunicarse con Shaka y apenas iba a buscar el número cuando le llegó un mensaje de Milo junto con el aviso de diez llamadas. Dibujó una cara de espanto cuando leyó la sarta de monstruosidades que su pareja le había destinado con un: ¡Vete al diablo! Que ya había sentenciado el quiebre. Ni modo, otra pareja menos para su larga lista… ¡¡¡Y TODO POR CULPA DE SHAKA!!!

Y a todas estás… ¿dónde estaba Kanon? Fue gracias a él que recibió la noticia… de haber llegado un tantico tarde hubiera dejado a Milo satisfecho… aunque, tampoco hubiera llegado a tiempo. El maldito castaño ya tenía a Shaka acorralado y dispuesto a comer carne hindú… ¡¡MIERDA!! Es que volver a recordar como lo estaba besando le hacía soltar mil improperios. No, definitivamente era mejor dejar de pensar en eso y… ¡¡RAYOS!! ¿Qué más podía hacer que resentir ya no ser el único que conociera ese movimiento de caderas tan propio de Shaka? ¡¡Siempre se había sentido orgulloso de ello!! Aunque, sabía que Shaka estaba en todo su derecho pero… ¡simplemente no quería admitirlo! Admitir que al final él quería ser sólo él único… Quizás y era egoísta por ello…

En fin, sacudió la cabeza harto de pensar en las decenas de posiciones en la que podría Shaka hacerle probar a ese otro hombre el nirvana que sólo a él le había enseñado, y terminó adentrándose al local de nuevo, buscando a su hermanito.

¿Pero en donde estaba Kanon? El marino estaba sumergido, literalmente, en los placeres más profundos con su submarino resintiendo la succión por la presión acuosa de la cueva marina… si, la boca del tibetano. Allí estaba, sostenido con sus dos manos del lavado, temblando, con sus piernas abiertas y su pantalón de la marina en las rodillas, mientras que aquellas manos blancas lo embestían hacía su boca tomándose de sus glúteos y le regalaba una sesión oral inolvidable. ¡¡POR LOS DIOSES!! El calor y el olor a orín del lugar más que asquearlo lo alebrestaba y ver que ya dos personas se habían retirado luego de ver semejante espectáculo simplemente lo habían acelerado de más.

Y esa lengua se movía como quería, pasando de la base a la punta, en un movimiento circundante antes de realizar rítmicas succiones que lo ponían en modo ataque, sintiendo millones de corrientes atravesarle el cuerpo. ¡Pero qué bien se sentía! Y al bajar la mirada y ver el rostro sonrojado del menor, agachado para darle el placer jamás sentido, simplemente lo llevaba a volar muy lejos. ¡Pero qué delicioso! Pasaba sus manos por el cabello violeta del jovencito, sintiendo la suavidad de ellos y el cómo ese simple contacto le encantaba. ¡Estaba seguro que podía pasar toda su vida sólo tocándole esa cabecita! Pero claro, los pensamientos medios tiernos fueron enviados al tártaro cuando una lamida siniestra lo hizo contorsionarse, ahora pegando sus antebrazos al lavado y mirando al techo de anime, ya sin ánimos de seguir callando la gloria que sentía.

--¡¡Oh dioses Mu!!--grito ya extasiado--. Eso… HMMMMM, Si…. ¡¡Dale así!!

Y así hacía. El menor veía con un brillo malicioso en sus ojos como el hombre estaba literalmente en la gloria y de seguro sin deseos de terminar aún. Así que lo detenía cada vez que sentía que llegaría y ese momento, en especial, volvió a hacerlo, levantándose mientras presionaba la punta ligeramente. Lo besó con ansías, destinando leves caricias a las bolsas gemelas y caminando sugerente por el vello enroscado de la intimidad, teniéndolo temblado debajo de él, recostado a mitad de cuerpo en el lavado y dándole a probar un poco de ese sabor varonil de su hombría. Kanon viajaba muy lejos, eso estaba destruyendo sus defensas y si, estaba empezando a pensar que no estaría nada mal tener a un amante fijo si sabía ponerlo así como él. Normalmente él era el conquistador, y allí estaba, vilmente seducido por un menorcito que de cordero sólo tenía los ojitos.

--¿Te gusta Kanon?--le preguntó lamiendo el pabellón de la oreja del griego, soltando el mayor un sordo gemido.

--¿Desde cuándo las ovejas comen lobos?--la pregunta hizo que el tibetano se riera a lo bajo, una risa extremadamente sensual, picara. Los dedos blancos apartaron un poco los mechones azules de la frente del griego, siendo ¿delicado? mientras ya empezaba a bombear de nuevo la turgente virilidad. Los labios gruesos del marinero se mordieron alebrestado y el de los puntos rosas lo miró de forma maliciosa.

--Desde que los lobos no se la comen por completo…--le siseó sobre los labios antes de volver a bajar y proseguir con su faena oral.

¿Desde cuándo temblaba en las manos de un menor? Se sentía como un virgen en manos de un experto que sabía muy bien cómo moverle la campana para hacerlo sentir fuera de órbita. Y es que cuando sintió esos labios de nuevo tomando su poderosa erección, Kanon, de forma inequivoca, se olvidó hasta de su nombre.

Entretanto, a unos kilómetros del local, Aioria viajaba en el auto de su padre que le había prestado Aiorios, un Malibu del año 88, bastante antiguo, cierto, pero cuidado como si fuera una tacita de porcelana. Orgulloso le mostró el auto de color vino tinto, con asientos de cuero, un nada desconsiderado equipo de sonido, aire, vidrios ahumados y suficiente espacio como para probar todo el kamasutra si se le antojaba. Pero no, su acompañante y copiloto estaba más interesado en ver los rastros de luz que se marcaban en el vidrio que en sus palabras y leves insinuaciones que le daba. Simplemente estaba totalmente desconectado y para él, un experto en redes, significa que había problemas en el protocolo de comunicación que debía solventar prontamente para poder abrir los puertos.

--Oye Shaka, ¿cuál fue el último proyecto que trabajaste? ¿O estás trabajando en uno en estos momentos?--quiso saber el griego, llamando la atención del hindú. Por alguna extraña razón la mirada del menor era… extraña…

Y es que sí, Shaka por un momento se había olvidado de todo, pensando, meditando, reflexionando y volviendo a armar conjeturas. ¿Por qué Saga lo buscó? Y ¿por qué lo miró de esa forma? Pero la pregunta más importante era ¿Por qué le dolía tanto? Era lo justo, en la lógica de todo el asunto era justo lo que le hizo. Saga no había tenido reparos de pasarle por las narices a cuantas parejas y cuando se trataba de una de ellas su amiguito de más de seis años era dejado de lado, tratado como pañitos de lágrimas, doctor corazón, cocinero y cuando le provocaba, de amante. Era justo lo que le hizo, pero sentía que no había sido su estilo, ni era él, ni… ni quería hacerlo, vale acotar. De alguna forma las ansías de venganza no le supo tan dulce como pensaba.

Pero en ese momento estaba con alguien, el castaño que en medio baile se le insinuó y no, no negaba que le atraía. Sin embargo luego del encuentro con Saga los ánimos se le habían bajado y hasta se había olvidado que iba acompañado. Estaba dentro del auto y no podía pedir que lo llevara a su departamento. Sabía que iban a la casa del castaño y que era lo que esperaba él de esa noche, más no se sentía muy dispuesto. Parpadeó una decena de veces antes de suspirar y buscar la manera de retomar el ambiente.

--Pues, en este momento no tengo un proyecto, pero hace una semana terminé un sitio de venta online para una agencia de publicidad. Duré dos semanas entre diseños, programación y tiempo de pruebas, el cliente quedó satisfecho.

--No lo negaría--replico el griego contento al verlo conversar--. Se ve que tienes buen gusto, lo digo por tu forma de vestir. Correcto además, debiste cumplir con todas las normas ISO[1> para el control de código…

--Y las de la W3C[2> también.

--Interesante… Oye, tengo hambre, ¿no te gustaría comer a un lugar antes de llegar a casa?

--Me provoca una hamburguesa con un vaso grande de Coca Cola y un helado de dulce de leche con oreo--el griego primero dibujó asombro antes de sonreír plácidamente.

--Wao, ¿y me puedes decir a donde se te va toda la comida?--enarcó una ceja divertido. Shaka lo miró con sus zafiros brillantes, ladeando su rostro mientras el flequillo rozaba ligeramente sus labios.

--Después puedes comprobarlo, Aioria…

Y con esa insinuación el león estaba seguro que ya el protocolo de comunicación estaba entonado y listo para abrir los puertos. ¡Pedirían comida para llevar!

Al mismo tiempo que ya Aioria cruzaba en una venta de comida rápida de la ciudad, Saga había entrado al baño de hombres para ver semejante espectáculo. Su ex, haciéndole servicio oral a su hermano, en pleno baño público y vale acotar que Kanon no tenía el mínimo deseo de pasar desapercibido. El color de inmediato se le subió a las orejas viendo a su hermano gimiendo y embistiéndose en la boca del menor y ya Saga sabía que el tibetano tenía conocimientos muy interesantes del sexo, ya que al igual que Shaka, no desperdiciaban en nada sus raíces ancestrales, y en este caso el budismo del Tíbet eran una de las tantas corrientes que veían el sexo como ruta al placer.

--¡¡¡DIOSES MAS!!!--gritó el marinero con los ojos cerrados, totalmente enloquecido. El escenario y la escena en sí… no, ¡eran los protagonistas lo que tenían a Saga en estado de hibernación!, frío como hielo y tieso sin poder hacer más que ver como su hermano era sometido a una felación tortuosamente placentera--. ¡¡¡OH DIOS!!! MUUU DEJAME… ¡¡¡IR!!!

Y claro que no lo dejaría, aún no. Quería ponerlo al punto que le suplicara de rodillas y con lágrimas en los ojos que lo dejara entrar a las corrientes templadas del orgasmo. ¡Era lo menos que merecía! Y quizás así le entrarían ganas de verse más seguidos y aplicar el paso dos: enamorarlo. Para terminar en el paso tres: rociarle pimienta. Sólo pensarlo e imaginar cómo quedaría le hacía extender aún más su maravillosa actividad bucal para llevarlo a la locura misma. Y así hizo. Cuando vio que otra vez su cuerpo se tensaba, soltó la carne de su boca y apretó la corona con maestría, viendo como aquellas esmeraldinas marcadas por las espesas cejas azules lo veían con suplica.

Una malvada sonrisa en los labios ya inflamados del menor, quien sin darse cuenta aún que estaban siendo observados; se levantó para volver a besar a su presa atrapada, sosteniendo entre sus dedos la potente virilidad.

--Veo que ya estás llegando al límite… ¿tan pronto?--inquirió el menor de forma maliciosa. Kanon temblaba como una hoja de papel en sus manos.

--Apenas termines… te lo meteré hasta que lo saborees en la garganta--le amenazó. Claro, ¡KANON NO PODIA DEMOSTRAR QUE DUDABA QUE SE LE LEVANTARA AL MENOS POR UNAS HORAS!

--Eso quiero verlo…

Y allí vio en el espejo a su testigo ocular, dejándolo hecho piedra. Del tono rosado que ya cubrían las mejillas del menor pasó a un color parecido al mármol, blanco, pálido casi transparente, sintiendo que toda la excitación se le fue de un golpe. El menor de los gemelos aún estaba fuera de posición como para captar con su radal que había una nueva presencia en su perímetro de ataque. Pero la cara de Mu delataba un espanto tal que lo obligó a subir su escotilla y buscar la razón. Y allí estaba, su hermanito mayor pasmado mirándolos con ojos desorbitados.

¿Pero que s ele podía pedir al griego mayor? ¡Era verse a sí mismo siendo asistido samaritanamente! Y vaya que le provocaba, después de haberse quedado a media máquina con Milo, ser prácticamente ignorado por Shaka y ahora darse cuenta que su ex y su hermano estaban jugando al sexo callejero; un poco, si, un poco de calma. Por un momento los esmeraldinos orbes del mayor se tiñeron de un brillo malicioso que el tibetano entendió de inmediato y lo puso duro como piedra. Es que no… ¿no se pensaba integrar o sí? ¡¡Por los dioses, dos griegos para él solo!! Si, si algo así pasaba ¡ni loco se diría a Shaka! Vamos, ¡Mu tenía que recibir recompensa divina por ser tan buen amigo! ¿Le consiguió parejita al rubio y ahora tendría al ex y al hermano gemelo en una sección de sexo sin límites? Es que Mu se sentía asistido por los dioses y daba gracias a la divina providencia que en esa noche planeaba darle altos pago a su caridad humana.

Pero Kanon no tenía eso en mente. Incluso, al ver como Mu se puso a temblar compulsivamente ante el acercamiento del mayor que se iba quitando la chaqueta de cuero de encima, de inmediato, se encendieron sus alarmas. Podría saborear de vez en vez las sobras que dejaba su hermano pero no, ¡Kanon jamás compartía sus presas! Menos si estaba en ese punto y estaba tan adiestrado como el corderito que lo tenía cazado. Además, Mu había sido su ex, significaba que todavía había una tantita posibilidad de que las cosas volvieran a encenderse y si era así, ¿a dónde quedaba él? ¡A la banca como Shaka! ¡¡Y eso no era una opción!!

Claro, Kanon a eso jamás lo llamaría celos. Era simplemente, protección de intereses comunes.

Así que sin importarle el cómo estaba medio desnudo, tomó el brazo del tibetano y lo lanzó a sus brazos, cubriéndolo protectoramente y enviándole una mirada fulminante a su hermano que decía claramente: ¡Aléjate de mi cena! Saga se detuvo viéndolo divertido. Conocía esa cara. Era la que ponía de niños cuando se peleaban por el carrito de control remoto, de joven, cuando discutían por usar la misma camisa y ahora la estaba poniendo de adultos, ¿por un amante? ¡Válgame Dios!, pero si Saga no pensaba quitar sino… compartir. De todas maneras, ¿no fue él quien se lo metió primero? Si lo veía de ese modo, él tenía más derechos.

--Vamos Kanon, sólo pienso acompañarlos en la velada--comentó jocoso el mayor mientras ya iba soltando la hebilla de su correa. Ese sonido sacó de orbita al pobre tibetano. ¡Qué noche le esperaba!

--Vete de aquí, ¡tú lo dejaste botado!--y ahora era pisoteado de frente y sin anestesia al suelo.

--Lo sé, pero supongo que esta tan necesitado como nosotros dos como para haber caído

Y para ese punto Mu había dejado de pensar en aleluyas para crear un repertorio de maldiciones a los gemelos. ¿Pero quienes se creían? ¿Y que se creía Saga? Después de haberlo dejado por haberse aburrido ahora se atrevía no sólo a meterse en su vida sexual sino ¿a llamarlo regalado? ¡De no ser porque Kanon era igual a Saga y lo engañó no se hubiera enredado en primer lugar con él! Ahora sí, Mu pasó de la gloria a la depresión y ahora a la ira, todo tan rápido que los colores de su cara cambiaron abruptamente como luces intermitentes.

--Oh Saga, que lastima que no tengo ánimos de meterme contigo--siseó el tibetano abrazando complacido el cuerpo del marinero, dejando a los dos gemelos boquiabiertos, uno por el abrazo inesperado y el otro por ver a un hombre capaz de rechazar un trío--. Es que con tu hermano ya es más que suficiente--una sonrisa maliciosa, los dos hermanos tuvieron un respingo--. Debo admitir que me ha dado el mejor sexo de mi vida--remarcó maliciosamente.

Saga se ahogó con su propia saliva al oír semejante declaración. ¿Qué Kanon le había dado el mejor sexo de su vida? ¿Y es que acaso él no lo había disfrutado con su compañía? ¿Donde quedaban sus apasionadas y maratónicas sesiones de sexo? No, eso era un golpe demasiado para su orgullo y ya Shaka le había abofeteado ese día como para espera otra patada. Viendo la cara de espanto que dibujó su gemelo ex, Mu decidió dar la estocada final. Si, admitía que le guardaba aún rencor por la forma en que lo cortó y claro, un golpe en la entrepierna y un ojo morado no era suficiente. Ya que tenía la dulce oportunidad de hacer un tanto más para su venganza, ¿iba a desperdiciarla? ¡Pues claro que no! Los orbes verdes se llenaron de determinación y maliciosas intenciones.

--Incluso… me atrevo a decir que tu hermano lo mueve mucho mejor--golpe bajo uno--. De seguro debe ser por practicar con tantos marineros, ¡vieras todo lo que aguanta!--golpe bajo dos--. Es que me atrevo a decir que hasta vino con un poco más de carne--golpe bajo tres.

Para ese momento el ego de Saga estaba literalmente en el piso, aplastado, humillado, vilmente despreciado mientras, además, veía la cara de Kanon con ese brillo en sus ojos con lo que lo miraba con supremacía. Si, Kanon con sólo el semblante le estaba restregando que era mejor en el sexo y ¡la tenía más grande además! Sólo eso había sido suficiente, junto a claro, lo que pasó con Milo y el desprecio de Shaka; para querer correr a buscar un mecate y abandonar el mundo con una carta de despedida. ¿Pero cómo puede ser posible tener tan mala suerte en una noche? Claro, Saga en esa noche iba a comprobar que las cosas se pueden poner peores… Murphie no falla… y lo verificaría, cuando al escuchar el teléfono de inmediato contestó esperando que fuera Milo y lo sacara del aura de depresión que lo estaba acosando. Más sin embargo, más que alivió recibió un espanto.

Mientras tanto, Aioria resentía mil veces haber llevado a Shaka a su casa y encontrar a Aiorios, su hermano, deprimido porque había tenido una fuerte discusión con su pareja. Y es que ahora no sólo su hermano apenas al llegar y presentarse contó como si se trataran de viejos amigos todas sus penas y culpas sino que Shaka resultó ser demasiado buen samaritano, escuchando e interpelando al mayor para desmarañar las dudas y ayudarle a conseguir alivio a su terrible suplicio. Y si no fue suficiente comer con él hermanito mayor en el medio mientras le robó las papitas fritas a su virtual pareja, ahora estaba allí, sentado al otro lado de su acompañante mientras le invitaba a ver albúmenes de fotos de cuando Aioria era niño, avergonzándolo conforme contaba todas las anécdotas que recordaba, que vale acotar, no eran sino las más vergonzosa que jamás en la vida le contarías a la persona con la que ligas en la primera cita.

--Y entonces, se hizo en todo el pantaloncillo de deporte blanco, era asqueroso, se veía una enorme mancha amarilla…--¿y a quien rayos se le ocurría hablar de la textura, color y consistencia de las heces humanas en un relato cómico? Shaka había reconocido el susodicho, luego de casi una hora dándole a la memoria hasta entender que era uno de los prospectos que estuvieron evaluando Saga y él en el bar My Parade, ¡qué pequeño era el mundo! Y si, Shaka ahora le estaba bajando la calificación de un 7 a un 0,1--. Las niñas se burlaron, mientras que Aioria lloraba sin parar. Pobrecita, hasta una pelirroja que le gustaba se burló de él.

--¡Basta Aioros!--reclamaba el menor apenado al extremo y con ganas de quitárselo de encima para ver a donde se le fue la comida al rubio, que es bueno aclarar, se comió todo sin dejar rastro y con una elegancia envidiable. Pensó que dejaría comida, más luego de ver que había pedido una hamburguesa full equipo donde todo el equipamiento le salía por los lados. Pero no, ese rubio engañaba; se comió todo y hasta el postre, todavía quedándole espacio para comer las papitas que él había dejado.

--¿Pero qué? ¡Te veías tierno, en serio! De seguro a Shaka le gustara saber más de lo tierno que eras de niño. ¿Te acuerdas cuando vomitaste en plena cancha? ¿Ese día que te dije que no comieras de más o reposaras antes de jugar futbol y no me hiciste caso? Hasta el maíz se veía--Shaka dibujó una mueca asquerosa, tapándose el rostro con la mano y tratando de despejar su mente de tan apetitosa situación. ¿Desde cuándo hacer de doctor corazón le había resultado tan pesado? Aioria veía los gestos del rubio y supo de inmediato que si no hacía algo, Aioros terminaría por asustarlo y ¡hacerlo correr kilómetros a la redoma!

--Sí, ya basta, ¡suficientes cuentos por hoy!--una mirada furiosa le dio indicios al mayor de que era hora de callar su grande bocona. Veía que su hermano quería ligar y ya los había entretenido mucho. Quizás, debería ayudarlo en compensación al tiempo que les había quitado y ¿qué mejor para una cita que una película?

--¡Alquilé películas!--saltó el castaño mayor como un resorte. Shaka lo miraba con cara de: “¿qué le pasa a este engendro?” mientras Aioria se preguntaba que hizo en su vida para tener a semejante hermano mayor. Lo amaba, si, pero a veces sabía muy bien hacerlo pasar la pena del siglo--. Conseguí la última película de Quentin Tarantino, ¿quieren verla?

Y mientras a Aioria se le dibujó la cara de horror de tan solo pensar perder más tiempo, a Shaka le brillaron los zafiros de forma demandantes. ¡Quería verla! Era una de las cosas que tenía en cola de espera. Perdió la oportunidad de verla en cine y no quería descargarla por internet, y allí, el castaño le mostraba la caratula original. ¡Era imperdible! ¡Más tomando en cuenta el Home Theather! El rubio volteó hacía su acompañante rogándole con la mirada que le brillaba como niñito a quién le están mostrando su regalo navideño listo para ser destapados. Aioria no tuvo fuerzas para negarse, y sorprendido quedó cuando de repente y por primera vez en la noche Aioros y Shaka conversaban animadamente de algo común: adoraban a Tarantino. Así que acomodándose al lado del rubio, no dudó en pasarle el brazo a los hombros mientras empezaba la película, apagando la luz y quizás, sólo quizás aprovechar para ir calentando los motores en la penumbra.

--¿Quién fue?--tartamudeó el menor luego de verle la cara de: “¡me muero!” a Saga y es que, lo conocía tan bien como para saber que si estaba así era por una cosa en especifico y pensarlo le aterraba hondamente. El tibetano aprovechó para soltarse, viendo curioso el escenario.

--Debo encontrar a Shaka inmediatamente. ¡Es una emergencia!

--Saga… no me digas que…--cuando el mayor asintió, el menor trago grueso, con los ojos desorbitados. Mu no podía dejar de ver curioso la situación.

--Vamos, ¡debo ubicarlo deprisa! ¡No me interesa si no se lo han metido! ¡¡Debemos llegar al apartamento!!

--Ya va, ¡mira como estoy! --y señalo a su pequeño asunto sin resolver con el menor recato posible-- ¡No me puedo ir así!

Y Mu aún no terminaba de procesar la información. ¿Quién había llamado para poner a Saga de esa forma, hacer temblar a Kanon y necesitar tan imperativamente la presencia de su rubio amigo en el apartamento? Afortunadamente ninguno de los dos sabían que precisamente el castaño que les secuestro al rubio era su primo y tampoco pensaba ayudarlos al menos claro, que le contara que pasaba. Pero no, Saga estaba tan desesperado que ni tiempo tenía de esperar que Mu bajara de su nube cuántica a solucionarle el problema a su gemelo. Sin mediar simplemente decidió ponerse manos a la obra… literalmente.

El respingo del menor de los gemelos y el rojo que le subió de forma graciosa al tibetano fueron las reacciones cuando Saga tomó el asunto incompleto de Kanon y empezó a actuar en consecuencia.

--Que ra… ¡¡¡NGGHHH!!!--el bombeó le quito las palabras de la boca para soltar un gemido, sosteniéndose con dificultad en el lavado.

--¡¡Apúrate, maldita sea!!

--¡¡Mueve más rápido entonces!! ¡¡ARGGHH DIOSES!!

--¡¡Que te des prisa!!

--Ya… ya ¡¡CASI!! HAAAA Saga, ¡¡más!!

Mu estaba con los ojos que no le podía brillar más. ¿Es acaso que estaba soñando? Con semejante imagen frente a él y sirviendo de brutal espectador todos sus sentidos se pusieron en estado de alerta. Sin poderlo detener su propio organismo reaccionó y claro, que no podía dejar de pensar en que estaba viendo a dos gemelos haciéndose el favor ¡¡La imagen era por demás erótica!!

--Maldita sea, ¡¡te estás tardando mucho!!--gritaba el mayor sonrojado y encolerizado, aumentando el ritmo.

--¡¡¡MMMMM!!! Da… Haaaa…. ¡¡Dale!! Y ¡¡NGGGH!!... te callas ¡haaa!

Y claro que no tardó mucho tiempo. Con esa maestría con la que gozaba el mayor y las ganas acumuladas del gemelo, la esencia bañó los dedos gruesos del griego quien de inmediato soltó el órgano como si tirara cualquier desperdicio a la basura.

--Sólo porque se trata de eso te perdonaré esta, ¡Saga!--reclamaba el menor limpiándose para poderse vestir.

--¡Sólo a ti se te ocurre hacerlo en este asqueroso baño!

--Maldita sea, ¿no pueden venir en otro momento?

--¡Callate y vístete ya!

Apenas se lavó las manos muy bien, el gemelo mayor salió del baño sin prestar atención a lo que había dejado atrás, refunfuñando con el humor de las patadas. Kanon al vestirse vio la cara petrificada de su acompañante, sonriéndose de medio lado al comprender que el espectáculo que acababa de presenciar era muy erótico y perfecto para tenerlo pensando el doble por un buen rato. Con sigilo se le acercó, lamiéndole la mejilla y susurrándole en el oído un “búscame” que puso al tibetano en otra dimensión. Riéndose al final, le dejó un beso en los labios antes de irse, dejándolo allí solo, en el baño de hombres. ¿Y ahora quién resolvía el problema de Mu? El de cabellos lavanda bufó a los quince minutos después de haber regresado a la realidad y darse cuenta que ya había acabado su intento de venganza. Se sonrió. Con esa imagen que tenía de esos dos haciendo aquello tenía para masturbarse por el resto de su vida.

Conforme Saga llamaba sin tener éxitos al teléfono celular de Shaka. Aioria veía como el móvil de su acompañante se encendía en media película, en silencio. Ignoró olímpicamente las llamadas al notar el nombre en el directorio, el mismo que el rubio mencionara cuando se encontró frente a ese hombre a las afueras del club. Sea lo que sea, tendría que esperar y más aún si ya tenía la cabeza de su acompañante furtivo en sus hombros, recargada y acariciándole el cuello, notando la suavidad de la piel, un tanto pegajosa de seguro por el sudor que había transpirado por el baile. Sus papilas gustativas se activaron de tan sólo pensar en el sabor que tendría al pasar su lengua por toda esa dermis perfectamente aliñada por el baile erótico y si, ya quería llevar las cosas al otro término. Aprovechando que en algún momento su hermano mayor se quedó dormido en la película, se acercó sigilosamente hasta el rostro del hindú, buscando con su nariz llegar a sus labios. Pero se detuvo.

Las esmeraldas lo veían impresionados. ¡Shaka dormía! ¡Y se veía tan sereno! La respiración tranquila más algunas palabras balbuceadas debido al movimiento del griego, lo habían enternecido, hasta que finalmente Shaka se acomodó mejor en sus hombros, pasando uno de sus brazos como si buscara ser abrazado. Apenas le abrió el espacio de su pecho, el rubio se recargó dormido, sonriéndose mientras se anclaba al cuerpo del castaño como Koala al bambú, tal como tenía acostumbrado, dormir abrazado. La imagen, además de demoledoramente sensual, le pareció sumamente tierna. Si, se había conseguido con una extraña colección de detalles en ese rubio, un hombre seguro de sí mismo, inteligente y con conocimientos en su campo, que le gustaba la comida rápida y bailaba con un dios, pero que justo en ese momento se abrazaba protectoramente a su acompañante mientras dormía. Una sonrisa adornó los labios de Aioria, pasando un tanto el flequillo a un lado y admirando el tilak que adoraba su frente.

--Ese hombre es un estúpido--se dijo a sí mismo, descubriéndose en ese momento con ánimos de pasar más que una noche de sexo con el tesoro encontrado--. Shaka, ¿no? Ahora no hay quien te salve de mí--amenazó al aire, con una mirada decidida. Sí, definitivamente no habría forma en la que Shaka se le escurriera de sus manos y aprovecharía ese despecho del cual le habló para mostrarse como alma amiga y por supuesto, futuro amante.

Con cuidado apagó el televisor y cargó a Shaka en sus brazos, notando el sueño pesado que tenía. Se sonrió de nuevo y se lo llevó a su habitación, dejando a su hermano atrás. Al recostarlo en la cama, le quitó la chaqueta de Jean, los zapatos, notando que además era por demasía higiénico. Le quitó la correa y pensó por un momento en despertarlo y hacerle el amor allí mismo. Pero no, esa forma en la que dormía lo había dejado desarmado. Le gustaba verlo así. Aún así, sabía lo incomodo que sería dormir con el jean puesto, así que con cuidado se lo quitó, dejándolo con un provocativo boxer rojo que enmarcaba sus piernas gruesas y perfectamente formada, junto con sus glúteos que ya había apreciado sobre la tela en el baile, pero que al tenerlos apretados por la licra a su vista se le hacía una deliciosa tentación. La camiseta roja se la dejó.

El mismo se desvistió rápidamente, colocándose una bermuda negra e internándose a la cama. Esperaba que no le molestara despertar a su lado. Apenas apagó la luz, pasó su mano derecha a su frente, sonriéndose al tener la presa a su lado, durmiendo semidesnudo y aún así estar más fascinado por como dormía que por cómo sería tenerlo gimiendo por él. De improvisto, el rubio lo buscó dormido, encontrándolo y abrazándolo como si fuera una almohada. Sin hacerse rogar, Aioria pasó el brazo derecho a la espalda de su acompañante, y guiado por la dulce respiración tranquila, se dejó llevar por Morpheo.

Si, quizás no terminó en una alocada noche de sexo pero, definitivamente, no acabó tan mal
Notas finales: [1> ISO: conjunto de normas para la calidad del productor. Existe una extensión de ellas relacionadas con los programas y diseños de aplicaciones.

[2> Word Wide Web Consortion. Son un conjunto de normas para hacer las páginas web accesibles para todos, sin importar la versión del navegador, computador y sistema operativo, junto a las velocidades de la conexión.

Gracias a todos los comentarios ^^

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).