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Alejate de mi por KUCHIKI HIWATARI

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Notas del fanfic:

 

Notas del capitulo:

neeeeeeeee bueno aquí con un nuevo fic hecho para tres personas en especial para paty y para la señorita  paulina espero les guste.

Bien salio de la nada este fic, no se la canción me llego mucho, la rola la canta el grupo Camilia, además que hago mención de otra que  la leerán.

Bueno Naruto ni Sasuke no son míos son de su autor traumado que cada vez me da miedo jejeje pero si lo fueran todo seria diferente muajaja

 

 

 

Aléjate de mí. Escapa.  Ya no debo verte.

 

 

 

Entiende que aunque pida que te vayas 

 

 

 

no quiero perderte.

 

 

 

Se veía la nieve caer despacio por la ventana, provocando que los copos se posaran graciosamente sobre las ramas de los árboles. Pero, esta fría Navidad en Konoha era diferente: por primera vez,  ambos la estaban pasando juntos en la casa que había pertenecido a la Familia Uchiha. Desde hace unos meses, después de un pequeño romance, habían decidido compartir juntos cada día de su vida. El rubio se sentía realmente feliz, debido a que era también su primera vez dentro de una familia. Ahora Sasuke era su familia.

 

 

 

Había sido difícil, pues ambos tenían hábitos y costumbres muy diferentes. Combinar lo dulce con lo salado nunca había tenido tantas complicaciones, pero ambos, a pesar de todo, se sentían convencidos de querer estar uno con el otro.  

 

 

 

Después de varios intentos fallidos sobre la cama, muecas, berrinches, sobornos y otras cosas, el rubio había logrado convencer a Uchiha que le permitiera poner un hermoso pino dentro de su casa. Ésa que compartían. A la que ambos le daban el nombre de hogar.

 

 

 

–Ne, ne, ¿qué te parece, Sasuke? –El rubio sonreía y miraba al moreno para recibir su aprobación. Después de todo, ese pino, desde su punto de vista, había quedado muy bien.

 

 

 

–Mmhp –volteó y miró detenidamente aquella creación.

 

 

 

–Je, je.  ¡A que quedó genial! –Estaba emocionado sonriendo, mientras Sasuke se le acercaba por detrás  y lo sujetaba por los hombros–. Espero te guste… Lo hice para ti… Digo, para ambos.

 

 

 

Sasuke le echó un vistazo y después se  volvió  a sentar  en el sofá.

 

 

 

–¡Oye, tú! ¡Regresa aquí!  ¡Baka!

 

 

 

–Uzurantonkachi… Es horrible. Quítalo. Es infantil y estúpido –gruñó.

 

 

 

–¿No te gusta?

 

 

 

–¿Cómo me puede gustar un árbol adornado con espirales de ramen?  –le aclaró al verlo acercarse a él.

 

 

 

–Pero… molan, ¿no crees?

 

 

 

–No… –contestó sin siquiera pensarlo.

 

 

 

–A veces de verdad me irritas –suspiró Naruto y se sentó a su lado, resignado.

 

 

 

–Mejor ponte esto. –Le puso una bufanda azul–. Salgamos a dar una vuelta. Debo quitar de mi cabeza esta horrible imagen.

 

 

 

–¡¡Sasuke!! –le gritó haciendo pucheros, pero después se fijó detenidamente en la bufanda que le había puesto. No la reconocía.

 

 

 

–¿De dónde ha salido? –La  acarició con sus dedos y pudo percatarse que al final de ella tenía un espiral con el símbolo Uchiha.

 

 

 

–¿No te gusta? –Se acercó aún más para acomodársela de nuevo alrededor de su cuello–. Feliz Navidad Naruto… –susurró muy bajo con las mejillas completamente teñidas de rojo, intentando mostrarse lo más frío posible– .Vamos, yo invito el Ramen.

 

 

 

–Sasuke… –le interrumpió. Se había formado en su pecho un torbellino de emociones. Era la primera vez que le hacía un regalo y le decía esas palabras que, en ese momento, le habían parecido hermosas–. Te amo.

 

 

 

–Usurantonkachi. –Capturó sus labios  y se besaron suavemente.

 

 

 

–Vamos. ¿Sigue en pie lo del ramen? –Saltó y lo tomó de las manos para salir juntos al ichiraku.

 

 

 

La relación de ambos era algo muy inusual. Cuando paseaban por la aldea todos los miraban; algunos con recelo y otros con alegría, sobre todo sus amigos, pero, para ambos, nada de eso importaba. Naruto siempre había vivido ese tipo de trato, sólo que ahora estaba acompañado de alguien mucho más fuerte que él, quien le daba la fuerza para caminar con una sonrisa en los labios. Casi todas las noches, cuando llegaban de las misiones o en momentos especiales, cenaban en el ichiraku, platicando sobre lo que había ocurrido en el día, sobre las tácticas y peligros que enfrentaban. Siempre tomados de las  manos.

 

 

 

 

Aléjate de mí y hazlo pronto, antes de que te mienta.

 

 

 

–No… okaasan… otouto… No… nee-san.

 

 

 

–Sasu… Sasu… –Ingresó rápidamente al oír esos gritos desde la entrada. Comenzó a moverlo despacio–. Vamos, Sasuke, despierta.

 

 

 

–¡No! –gritó y abrió los ojos completamente ensimismado por aquella pesadilla.

 

 

 

–Estoy aquí –pronunció dulcemente tomando sus manos entre las suyas.  

 

 

 

–Do… be… –formuló con la respiración aún agitada–. Vete – intentó alejarlo para no preocuparlo.

 

 

 

–Llegué a penas hace dos horas, pero te vi dormido y no quise despertarte. –Sonrió y llevó las manos que tenía sujetas entre las suyas para acariciarlas con su rostro. Esta vez no se iría como las demás ocasiones–. La misión fue muy emocionante… me muero por contarte.

 

 

 

–¿Quieres ir a cenar? –le dijo con la mirada perdida.

 

 

 

–Te tengo una sorpresa. Mejor lávate las manos. Te esperaré en la cocina. –Le soltó y caminó hasta la puerta donde le miró: Estaba ahí con la mirada perdida como siempre que tenía esas pesadillas que eran cada vez más frecuentes–. ¡Vamos, apúrate! –le ordenó abriendo y cerrando la puerta.

 

 

 

–Naru… –susurró cerrando los ojos y recordando lo que Tsunade había dicho.

 

 

 

“Un mes a lo mucho.”

 

 

 

–¿Por qué? –se dijo a sí mismo,  recargado en la puerta de la habitación donde sabía que estaba un muy confundido Sasuke–. ¿Por qué no puedo borrar tus heridas? –intentó no llorar, apretando los puños  lo más que pudiese.

 

 

 

 

Tu cielo se hace gris. Yo ya camino bajo la tormenta.

 

Aléjate de mí. Escapa. Ve que ya no debo verte.

 

 

 

– – – – – – – –

 

 

 

–So, when you're near me, darling, can't you hear me…? S.O.S. –tarareaba, mientras movía con trabajos y con mucha fuerza el cucharón dentro de una gran olla, sin darse cuenta que detrás de él se encontraba Sasuke observándolo.

 

 

 

–Auch –se quejó cuando el codo de Naruto dio directo en su estómago.

 

 

 

–¡Oh! ¡Sasuke, lo  siento! –se disculpó.  

 

 

 

–¿Qué demonios es eso? –pronunció después de notar la cocina hecha un desastre y aquellas ollas derramándose, sin mencionar el olor que emanaba.

 

 

 

–Este… Bueno, es  mi primer guiso. –Rió  ante la mirada incrédula del pelinegro–. Pero aún no está listo, así que siéntate y mientras… –Se quedó pensativo y después se quitó los audífonos que traía puestos de su Ipod para ponérselos a él–. Escucha. Es la nueva canción de la banda de la aldea del sonido, The Rasmus,  es muy buena…

 

 

 

–Es horrible –le dijo escuchando un poco y sentándose en el comedor.

 

 

 

 

 

 

Entiende que aunque pida que te vayas, no quiero perderte

 

 

 

Escuchaba aquella música favorita de Naruto pero no podía sacarse de la cabeza aquellas palabras, aquellos sueños y todos esos sentimientos. Contempló detenidamente al rubio. ¿Por qué no podía ser completamente feliz con alguien como él en su vida? Además, estaba el hecho de que no quería dañarlo y eso es lo que estaba haciendo o, peor aún, lo que más adelante podría provocar.

 

 

 

–¿Qué tal? –colocó frente a él un platón con muchas mezclas de  algo que parecía miso, takoyaki  y tal vez gohan.

 

 

 

–Asqueroso –confesó sin titubear–. No pienso comer eso, dobe.

 

 

 

–¿Qué tan mal puede saber? –Intentó meter una cuchara para probar un poco pero ésta quedó atorada en medio de aquel torbellino de ingredientes.

 

 

 

–¿Quieres más respuestas?

 

 

 

–Lo siento. Sólo quería prepararte algo –explicó agachando la mirada con ojitos de niño avergonzado por sus travesuras.

 

 

 

–Bueno… –Sujetó a Naruto por la cintura y lo sentó en sus piernas–. Pudo haber sido peor.

 

 

 

–Sasuke, ¿cómo puedes ser tan malo y después actuar como si fueras tan lindo? –le dijo sonrojado, al sentir la boca de Uchiha  besando su cuello y siendo prisionero de sus brazos–. Podríamos ir al ichiraku y… ¡Ah…!

 

 

 

–Prefiero comer otra cosa… –le susurró roncamente.

 

 

 

–Ah… ¡¡Espera, Sasuke!! –se desprendió de sus brazos, levantándose e intentando huir, pero, en un rápido movimiento, el ojinegro lo acorraló entre la mesa y su cuerpo.

 

 

 

–A ti –confesó y capturó sus labios para lamerlos lentamente–. ¿No te importa?

 

 

 

–No… –articuló, comenzándose a sentir embrujado por la presencia de Sasuke. Dejó que la lengua de éste comenzara a lamer la piel de su cuello, sintiendo esa corriente eléctrica que siempre le producía cuando comenzaban a tocarse de esa forma. Sus  brazos de inmediato se enredaron en el cuello del mayor para juntar más sus cuerpos.

 

 

 

–Sujétate, dobe –le dijo sensualmente, llevando su boca hasta el mentón del rubio y, entonces, sintió como ahora el ojiazul enredadaba sus piernas alrededor de su cintura, mientras aventaba  todo lo que estaba en la mesa hacia el suelo, para, después, con sus fuertes brazos, subir a ambos en la pequeña mesa.

 

 

 

Ambos quedaron uno sobre el otro repartiéndose besos y comenzándose a desnudar  torpemente. Gemían ante cada caricia provocadora o mordisco robado.

 

 

 

–Sasu… ke… –gimió cuando, ya desnudo, se dio cuenta de cómo sus piernas eran separadas para permitirle al otro acomodarse entre ellas. Con parsimonia fue besando unas de sus rodillas, después su ingle, su cadera, su pezón, su cuello y su mentón hasta que ambos rostros quedaron frente a frente para volverse a besar apasionadamente  y sus pieles se empalmaban perfectamente en una caliente sensación.

 

 

 

Sasuke mordió su propio labio cuando el rubio comenzó a acariciar su espalda y después su trasero, apretándolo.

 

 

 

–No juegues conmigo… Usurantonkachi… –nombró con dificultad por el placer que había experimentado.

 

 

 

–Baka… ¡Ah…! ¡¡Ahh!! –simplemente le contestó, para después volver a gemir cuando Sasuke masajeó uno de sus pezones con la yema de sus dedos.

 

 

 

–Dobe… –Volvieron a besarse  introduciendo su lengua en la boca del otro, recorriendo cada espacio de ella.

 

 

 

La lengua de Sasuke se deslizó por todo su cuerpo. Una ligera mordida en su parte baja aumentó la temperatura del portador del kiuby, quien comenzó a arañar suavemente la espalda blanca del portador del Sharingan.

 

 

 

No podía soportarlo. De forma inesperada Naruto arremetió contra Sasuke para quedar arriba, montándose en él. No importó el leve estremecimiento de la mesa o que ésta pudiese romperse. Lo miró detenidamente. Le excitaba verle sonrojado y sudoroso cuando lo hacían. Ese deseo que era capaz de provocarle le arrancaba cualquier pensamiento en esos momentos y de la nada lo besó ferozmente mordiendo sus labios y acariciándole los cabellos con su mano derecha.

 

 

 

–Naru… to –gimió. Le encantaba cuando el rubio tomaba la iniciativa porque se volvía como un cachorro salvaje.

 

 

 

–Mmm…

 

 

 

–No… vas a ganar –articuló, apretándolo más contra sí para besarlo más arrebatadoramente, más ansioso, más sensual.

 

 

 

–Sa… ¡Ahh! –pronunció entre los pequeños espacios de aquel beso. Sintió cómo los dedos de Sasuke alcanzaban su ano para comenzarlo a estimular, mientras se movía impúdicamente frotando el miembro de Sasuke. 

 

 

 

–¡¡E… res un per… ve… rti… do!! –exclamó cuando sus bocas se separaron, intentando recuperar el aliento.

 

 

 

–Por eso no te dejaré en paz… Ahh… Ahh… –Metió tres dedos en ese pequeño orificio que estaba completamente húmedo.

 

 

 

–Ahhh… Ahhh… Sasu… Te quiero dentro… –le confesó sonrojado y caliente.

 

 

 

–¿Así? –le preguntó y, de un solo movimiento, lo levantó para penetrarlo abruptamente, dejándolo caer sobre su miembro.

 

 

 

–Uhhh… ¡Ahhh! –Ambos gimieron fuertemente. Sasuke estaba cegado de placer por aquel impulso y Naruto había enterrado sus uñas al sujetar,  con algunas lágrimas en sus ojos, los brazos del pelinegro.

 

 

 

–Bruto–. Es lo único que dijo después de reponerse de aquel poderoso estremecimiento.

 

 

 

–Tú lo pediste –le dijo burlonamente al notar al rubio como perdido. Lo atrajo hacia sí para besarlo con  pasión, mientras sus manos recorrían aquella espalda húmeda y recuperaban la cordura para comenzar a moverse.

 

 

 

Las embestidas comenzaron. El cuerpo de Naruto subía y bajaba ayudado  por los brazos de Sasuke que imponían el ritmo de aquel ritual.

 

 

 

–Ahhh… Ahh… Mmm…. Mmm… Naruto…

 

 

 

–Así, Sa… ahhh… Sí… Ohhh…

 

 

 

–Na… Naru…

 

 

 

–Más rápido… ¡Más! Ahí… ¡Ahí! –Sus uñas  se encajaban en los brazos del pelinegro, quien comenzó a moverse aún más.

 

 

 

–Ahhh… Ahhh…  –El moreno tenía entrecerrados los ojos. Sólo sentía el vibrar del cuerpo sobre suyo–. Sasuke… Sasuke… yo… –Un estremecimiento le nubló la razón. Estaba llegando al orgasmo sintiéndose totalmente desahogado, aunque aún seguía siendo movido por Sasuke, que en pocos instantes también había llegado al éxtasis  dentro de Naruto.

 

 

 

Rendido, el rubio se dejó caer en el pecho de su amante para ser rodeado con la poca fuerza que tenía el otro y acorrucarse en el pecho  húmedo y caliente que lo esperaba.

 

 

 

–Te amo, Sasuke… –le susurró pero no obtuvo respuesta oral; sólo pudo sentir los dedos del moreno en su cabello.

 

 

 

–Sasuke –pronunció casi adormilado.

 

 

 

–Mmh...

 

 

 

–Oye… ¿en verdad no te gusto mi forma de adornar? –le preguntó hundiendo su rostro en el cuello del ojinegro.

 

 

 

–Ja, ja. Eres un dobe. –Se rió  y después  guardo silencio–. Me gustó… Eso es lo que me hace estar a tu lado, esa parte tuya.

 

 

 

Lo que me gusta de ti.

 

 

 

–Gracias –expresó  tremendamente emocionado–. ¿A que también eran lindas las luces?

 

 

 

–Sí –dijo con la voz apagada–.  Pero tu guiso es un asco.

 

 

 

–¡Sasuke!

 

 

 

 

 

 

La luz ya no alcanza.

 

No quieras caminar descalzo sobre el dolor.

 

 

 

Un ángel te cuida

 

y puso en mi boca la verdad para mostrarme la salida.

 

 

 

“Un mes a lo mucho… Sasuke.”

 

 

 

–No… No… Ita… Orochi… ¡¡No!! –gritó desesperado, bañado en sudor.

 

 

 

–Sasu… –Lo intentó  despertar como desde hacía tantas noches, pero en esta  ocasión, cuando lo movió, de pronto ya lo tenía sujeto del cuello,  ahorcándolo.

 

 

 

–¡Váyanse! No… ¡Váyanse! –comenzó a gritar y del pelinegro  emanó un chakra violeta que lo estaba convirtiendo en aquel monstruo que  había perfeccionado Orochimaru.

 

 

 

–Sasu… ke… –Le estaba costando respirar–. Soy… yo, Sasu… ke… –De sus ojos comenzaron a brotar lágrimas. Las garras  que lo tenían apresado le estaban rasgando la piel, pero no quería usar el poder del Kyubi, porque podía ocasionarle un gran daño a Uchiha.

 

 

 

–Vete… Vete. ¡¡No volveré!! –gritó y lo lanzó contra la pared, dejándolo inconsciente. Al oír el impacto salió del trance en el que se encontraba, dándose cuenta de lo que había hecho. Corrió deprisa hasta donde se encontraba  su rubio.

 

 

 

–Naru… ¡¡Naruto!! –lo llamó, moviéndolo para hacerlo reaccionar.

 

 

 

–Sasu… –Entreabrió los ojos–. ¡Sasuke! –Lo vio ahí con una mirada preocupada y lo abrazó fuertemente,  repitiendo su nombre entre lágrimas.

 

 

 

–Lo siento… Lo siento. – Sólo pudo repetir esa palabra miles de veces.

 

 

 

–Estoy bien… Por favor, tranquilízate. –Naruto sabía que para Sasuke había sido muy difícil alejarse de esa oscuridad en la que vivía y que aún lo perseguía, aquella que no lo dejaba estar sereno. Llevó sus manos hasta el rostro del pelinegro para que lo mirase, pero éste no lo miraba, por ello simplemente lo volvió a abrazar,  acariciando sus cabellos para que se calmara.

 

 

 

–Suéltame. –En un instante cambió de actitud–. ¡Vete! –le gritó apartándose del ojiazul.

 

 

 

–Sasu…–No entendía  por qué le estaba diciendo eso.

 

 

 

–¡Vete! ¡Vete! –Lo sujetó de la muñeca al ver que no le hacía caso–. ¡Vete! –le gritaba mientras lo sacaba de la habitación.

 

 

 

–¡Por favor abre! –Histérico, golpeó la puerta una y otra vez sin obtener respuesta, así que, en su desesperación, empezó hacer jutsus para abrirla, pero una voz lo interrumpió:

 

 

 

–Ni te atrevas. No quiero verte, ¿acaso no lo entiendes? –le gritó furioso como si adivinase lo que pensaba hacer.

 

 

 

–Pero Sasuke… onegai… No… –Rompió en llanto. Sujetó la puerta y se deslizó, quedando arrodillado en ella–. Sasuke… Déjame estar contigo…

 

 

 

Sentado del otro lado de la puerta, Sasuke también derramó lágrimas silenciosamente para que no fuese escuchado. No quería hacerle daño y  lo estaba haciendo. Miró sus manos con las huellas de sangre que habían quedado del ataque hacia el rubio. Todo estaba pasando como le había dicho y ya no había marcha atrás. Tenía que alejarse aunque no quisiera. Llevó, con mucho dolor, sus manos ensangrentadas hasta su pecho.

 

 

 

Y aléjate de mi amor.

 

Yo sé que aún estás a tiempo.

Notas finales:

bien  espero actualizar pronto >.< al igual que mis otros fics, u.u pero mucha tarea en la normal

la tercera persona soy yo, je quice actualizar despues de haber oido a mi hermoso lejandro sanz  en el auditorio para recordar la fecha, a veces entro en lapsos de perdida de memoria x.x

bien hasta la actualización


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