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COMPETENCIA por Alhen Lawliet

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Notas del capitulo:

Hola, de antemao perdon por la terrible tardanza, pero no fuiyo, fue la pagina que me no me dejaba entrar y pedí nueva contraseña y nunca me llegaba, me entró la decepción y ya no quise escribir más, pero he vuelto con el último capi de éste fic, espero lo disfruten.

Kioma se acercó a la habitación donde se encontraba su futuro esposo. Tocó la puerta y escuchando un “adelante” pasó. Ranma se encontraba mirando el cielo desde la ventana que daba a un hermoso y verde jardín, cubierto de flores y frondosos árboles alrededor como si fuera una muralla.

- ¿Y bien? ¿Qué has decidido?

- Acepto.

Aquellas palabras parecían su sentencia de muerte, bajó la mirada con sus ojos cerrados como si estuviera camino a la horca. El Otokimi sonrió con satisfacción.

- Entonces, prepararé todo. Me gustaría que lucieras un lindo vestido de novia… pero eso sería demasiado. Nos casaremos al tradicional. Yo de negro y tu de blanco. Nada de trajes y vestidos occidentales, será con los trajes de boda japoneses correspondientes.

Y tras decir aquello, se retiró del lugar. Ranma ni siquiera había visto al sujeto ni un solo momento, estaba más concentrado en sufrir internamente. Y mientras se preparaban los preparativos para la boda, Kioma se aseguraba de que todo fuera perfecto.

- Quiero asegurarme de poder ganarme el amor de Ranma.

Pero cierta niña no parecía muy de acuerdo con el. Aiko miraba enfadada como los preparativos se llevaban a cabo. Pronto, la boda se realizaría. En otro lugar, Ranma estaba siendo preparado para “su” boda. Su mirada parecía triste. Se miró el traje blanco a través del espejo y a un lado, se imagino a Kioma con su traje de novio,, sonriendo mientras lo desposaba. Quiso llorar de angustia, pero no podía, su orgullo se lo impedía.

Mientras tanto, no muy lejos de la mansión, un chico corría como desesperado para rescatar a cierto pelinegro de cabello trenzado. A su lado, se unió una joven de rasgos chinos y un chico de lentes de fondo de botella. También se unió un joven llamado Kuno, Ukio también había llegado.

- ¿Qué hacen ustedes aquí?

Preguntó Ryoga, a lo que el chico con lentes de fondo de botella le respondió.

- Nos enteramos de la situación y también vamos a rescatar a Ranma.

- Se los agradezco.

Así, todos corrieron para salvar a Ranma, quien estaba a punto de desposarse con Kioma Otokimi. Ya todo estaba listo, solo faltaba el novio, que llegaba en ése instante, ricamente vestido. Las telas de un blanco impecable, hechas de seda fina, y los detalles en dorado. Llegó al lugar que le correspondía y se sentó. Esperó a que la ceremonia diera inicio y que todo aquello terminara.

Ryoga y los demás corrían a todo lo que sus piernas les daban hasta que llegaron a la lujosa mansión. Ukio habló.

- ¿Cómo entramos?

Ryoga ideó un plan.

- Lo tengo, esto es lo que haremos…

Así, dieron inicio a la operación: Rescatando a Ranma. Y mientras la ceremonia se llevaba a cabo, todos estaban entrando de la manera más cautelosa posible.

Kioma miraba de vez en cuando a su futuro esposo, feliz y esperando que Ranma estuviera igual, pero al ver su rostro lo único que había era tristeza, como si estuvieran condenándolo a muerte. Esperaba que con todo lo que había hecho por el, se sintiera feliz de unirse en matrimonio, pero en lugar de eso, parecía que en cualquier momento soltaría en llanto. Algo muy dentro de su interior se rompió. Se sentía triste nuevamente. Aquel viejo dolor regresó y los recuerdos llegaron, cuando tan solo era un niño de doce años, se había enamorado por primera vez, y la chica, dueña de su corazón lo había rechazado cruelmente, obligándolo a sentenciarse a una vida sumergido en dolor y amargura. Cuando conoció a Ranma aquella dulce sensación se repitió y deseaba hacerlo feliz. Estaba seguro que con ese nuevo amor no sufriría, pero ahora las cosas fueron diferentes. Ahora, en lugar de que le rompieran el corazón, el estaba haciendo infeliz a quien se supone quería hacer inmensamente feliz.

Pronto, la hora de los votos matrimoniales llegó y Kioma tuvo que responder, pero cuando llegó el turno de Ranma, dudando por un segundo, estuvo a punto de decir el “acepto”, pero un estruendoso ruido penetró la sala, levantando polvo del suelo y al despejarse, pudo contemplar a un grupo de chicos y entre ellos, a aquel joven que parecía estar también interesado en Ranma.

- ¡Ranma!

Le gritó Ryoga. Kioma miró en dirección de Ranma y pudo notar que sus ojos tristes recobraban aquella vitalidad. Entonces supo que Ranma ya no podía ser suyo.

- Ryoga…

Susurró el pelinegro, contendiendo su felicidad de ver ahí a Ryoga.

- Libera a Ranma ahora!

Amenazó el Hibiki. Kioma lo miró serio. Aiko entonces se interpuso entre ambos hombres, en posición de ataque. Ryoga estaba dispuesto a todo con tal de rescatar a Ranma, por lo que si tenía que luchar con aquella niña, que así fuera, no seria compasivo con ella. Miró a Ranma y al verlo vestido de blanco, se veía completamente bien, como si ese color le favoreciera enormemente. Resaltando su belleza y aquellos grandes y expresivos ojos azules parecidos a profundos y cristalinos lagos.

Miró de nuevo a la chiquilla y se preparó para el ataque. Pronto, llegaron guardias de la casa y se dispusieron a luchar contra los invasores que habían perturbado un momento importante para su joven señor.

Todos comenzaron a luchar. Ukio luchaba con todas sus puertas, golpeando con su enorme espátula a cada uno de los hombres que se le acercaban. Shampoo golpeaba también con sus armas. Mouse lanzaba sus cuchillos y demás armas para atacar a los guardias, Kuno luchaba usando su estilo kendo. Mientras que, Ryoga, tenía dificultades para derrotar a aquella niña que parecía ser muy ágil y casi invencible. Aiko logró acertar un golpe en el estómago del Hibiki, haciendo que re retorciera de dolor. Ranma se preocupó por Ryoga.

- ¡Ryoga!

Kioma miraba la expresión de preocupación de Ranma, entonces, cuando Aiko estaba dispuesta a dar el golpe final, su voz hizo eco en todo el lugar, haciendo que todos se detuvieran inmediatamente.

- ¡Suficiente! Es todo. Retírense todos, Aiko, apártate del joven ahora mismo.

Todos quedaron impresionados por aquella orden, pero obedecieron. Aiko era quien todavía no lograba comprender a su amigo.

- Pero… Kioma… no comprendo.

- Aiko.

La niña obedeció sin más. Kioma miró a Ranma y tomando sus manos, con una expresión de profundo dolor, le dijo agobiado y casi sin voz, como si su corazón lo estuvieran atravesando son una espada.

- Ranma Saótome… yo te libero de tu compromiso obligado hacia mí.

Ranma quedó sorprendido, al igual que todos los demás. Aiko no comprendía nada y una expresión de asombró y confusión se apoderó de ella. Kioma continuó.

- Me he dado cuenta que no puedo hacer que me ames… ya que tu ya eres de alguien más, y debo decir, que lo envidio…

Miró a Ryoga y pidiéndole que caminara hacia el, le tomó de una de sus manos y la unió a la de Ranma, ambos viéndose a los ojos fijamente y con un sonrojo apareciendo en sus rostros. Kioma habló.

- Cuídalo mucho, es muy valioso.

Y dicho eso, se levantó de su lugar y se marchó con un semblante triste. Aiko lo miró también afligida. Ryoga y Ranma seguían viéndose. El Hibiki se acercó al rostro de Ranma y lentamente posó sus labios en los de Ranma, compartiendo ambos un cálido y dulce beso que duró segundos casi eternos. Al separarse, se volvieron a ver nuevamente a los ojos. Ambos diciéndose con la mirada lo mucho que se querían.

Kuno rompió el ambiente.

- Después de todo no hubo rescate. Eso fue una perdida de tiempo.

Ukio le dio un golpe con su espátula en la cabeza por haber arruinado tan somático momento entre la ahora feliz pareja. Todos rieron y regresaron a casa. Cuando estuvieron de regreso, Ryoga y Ranma estaban recostados juntos en el techo de la casa, mirando el cielo estrellado como era su costumbre.

- Ranma…

- ¿Si?

- Ese traje de novia que quedaba muy bien. Algún día usarás uno parecido.

Ranma río ante el comentario de su “amigo” que ahora podría decirse que era algo más que un amigo. Se acercó a el, y con una mirada profunda le dijo casi en susurro.

- Gracias por haber ido por mí a salvarme.

Ryoga lo miró con la misma profundidad.

- No podía permitir que te alejaran de mí.

Y así, ambos no dejaron de verse, uniendo sus rostros para compartir un beso dulce y casto. Todo bajo la atenta mirada del cielo.

Notas finales:

Espero que les haya gustado, lamento tardar... bueno, jejeje, parece que las cosas mejoraron después de todo para la feliz pareja. pobre de Kioma, se quedó solito y triste y con elo corazón roto nuevamente T_T pero bueno, algo debía sufrir, en fin, espero que les haya gustado el fic, ¿Reviews?


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