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Trago saliva apenas vio al resto de los caballeros reunidos. ¡Habían crecido tanto! Ahora todos eran “adultos” y él, aun era un muchacho, incluso Aioria, había revuelto sus cabellos al pasar saludándolo como: “hermanito.” Y la ultima vez que había tenido oportunidad de estar con él, de puntitas le llegaba al pecho.
–¡Ah! Todos reunidos a estas horas de la madrugada.- si las diez de la mañana eran de madrugada para el caballero de cancer. – Todos menos Dohko, ya me sabia yo las cosas iban a comenzar con nepotismo.
Aunque quizás aun no maduraban. Se rasco la nuca, sí, estaba nervioso. La perotada de Cancer, apenas comenzaba.
–… ¡Sha! El viejo patriarca no ha salido de sus aposentos desde que regresamos al santuario hace una semana, por eso si lo matan, ¡nadie se entera! ¡uno apenas sabe que cara tiene!
–Mi maestro sabe lo que hace.
Mu se mordió el labio inferior mientras sus ojos estaban dirigidos a la puerta. Era el único que sabía que su maestro no había pisado el santuario en ningún momento, y que, el echo de que los hubiera citado, era imposible. No es porque su maestro le hubiera confiado aquello, al igual que el resto de los caballeros, no le había visto ni la sombra a Shion después del primer día.
Y aquello era más para convencerse a si mismo, no para callar a cancer. Aldebaran asintió apoyando al tibetano, aunque este, se encontraba sumido en sus pensamientos. Saga lucia estoico, cruzado de brazos, revisando inquisitivamente a cada uno de los caballeros, se sentía necesitado de saber como reaccionaba el resto a su presencia. DM permanecía cerca de él, eso era algo que el italiano hacía casi por reflejo, y Afrodita buscaba la presencia de cancer, cuando los ojos de Aioros se cruzaron con los de Shura, este instintivamente volvió su rostro al suelo y sin darse cuenta ya estaba a menos de dos pasos de ellos, así que se podría decir que Géminis aun era una abeja reina.
No es que Shura hubiese de pronto decidido perdonar y olvidar lo que había pasado con Saga, era confuso, pero se sentía protegido cerca del aura de “la cara buena de géminis” quizás tantos “satan imperial” lo hubieran dejado dañado, no descartaba la posibilidad, pero en ese momento, tan solo deseaba estar cerca de algo que lo hiciera sentir “victima” y no “victimario”
Que Shura se acercara a Géminis, no le callo muy en gracia al sagitario, que pretendió ignorarlo e ir junto a su hermano. Aunque desde ahí rumiaba, que aunque Shaka se encontrara alejado del resto, aceptaba todo lo que viniera de Saga. Camus se había sentado en el suelo con apatía y dormitaba, en espera a que el patriarca los llamara adentro.
Cuando la puerta se abrió, el cuerpo de Mu se tenso y a pesar de su usual serenidad, no puedo evitar dejar escapar un “ah” casi ahogado. Obviamente quien estaba adentro no era su maestro… ¿Dónde estaría él? Y ¿Cómo? Porque tampoco podía sentir su presencia tampoco.
–¡Enhorabuena! Ya quiero largarme, muero de hambre.
–¿No has desayunado aun?
–Apenas abrí los ojos y corrí acá.
Afrodita alejo su mano del hombro de DM, porque eso significaba que tampoco se había bañado aun.
Quien llevaba puestas las ropas del patriarca, descansaba recargado contra el borde del trono, como si estuviera dormido, o apático. Era difícil saberlo detrás de la mascara, Mu se detuvo en la entrada. Impidiendo el paso del resto de los caballeros, que observaron todos desde detrás del ariano.
–¿Quie… que…?
–¿Ah?
Dohko despertó de golpe quitándose el casco y la mascara del patriarca. Maldiciendo mentalmente que hubieran dejado entrar a los caballeros dorados sin despertarlo primero.
–Lo siento, no quería que me vieran así… solo… quería usarlo para saber que se sentía estar en el lugar de Shion… y así tratar de entenderlo mejor…
La ultima frase fue solo para si mismo.
–Viejo maestro… ¿Qué significa esto?
–Significa Mu, que Shion no va a volver.
–¿Dónde esta?
–Donde van los muertos. ¿Dónde más?
–¡Pero! ¡El vivía, como el resto de nosotros!
–Pero no lo hace ya más.
–¿Por qué…?
–Quisiera saberlo tanto o más que tú, esa fue su decisión, ni yo puedo desobedecer al patriarca.
Dohko se recargo en el trono, metiendo sus manos en las mangas contrarias a las de la túnica, comprobando lo incomodas que eran, para sorpresa de todos el ariano simplemente se giro y echo a correr, sin detenerse se deshizo de su armadura de un modo desordenado, los trozos de metal dorado se estrellaron con violencia antes de reensamblarse detrás.
–¿Alguno de ustedes es tan rápido como para seguir a Mu? No. Lo sabía. – Dohko se puso de pie y camino en dirección al resto de los caballeros– Aioros, esto te pertenece. Solo si lo deseas.
El viejo maestro ofreció el casco del patriarca al aun sorprendido caballero de sagitario.
–Y-yo… yo no quiero algo por lo que ha corrido tantos mares de… codicia y sangre.
–Entiendo. –Dohko se acerco al caballero de Géminis. – ¿Saga? Ahora tu maldad ha sido depurada, confiamos en ti.
Aioros sintió algo pesado en su estomago, ¡No, imposible! Sí Saga tomaba ese casco, él seria el siguiente en salir corriendo de la habitación. Sintió un sudor frió correr por su frente mientras las manos de Géminis se posaban sobre aquel objeto.
–Maestro, por favor, concedamos el honor de llevarlo.
Un gemido involuntario salio del tenso cuerpo de sagitario cuando Saga declino el ofrecimiento, todos en la habitación lo notaron, toda las miradas de los caballeros dorados estaban posados en él. Dohko solo le había mirado de soslayo y luego busco atraer de nuevo la atención hacía si mismo.
–Ya veo. Sí algo he aprendido durante todo este tiempo es, que si no ha nacido el caballero capaz de portar un rango, lo mejor es, dejar las cosas como están. No seré el patriarca, pero eso no quiere decir que no estare detrás de ustedes, niños para jalar sus orejas. Apenas regrese de Jamir.
–¿No será mejor dejar solo a Mu por un tiempo?
–Mu ya ha estado solo demasiado tiempo, Shaka.
~*~
–Fue decisión del Gran Patriarca, antes de marcharse, que todos los caballeros resucitados de rangos inferiores, es decir, Plata y Bronce volvieran a ganar su armadura. Shiva, Agora, esto es vergonzoso para mí y será doloroso para ustedes, trabajaran como si fueran a ganar la armadura dorada de Virgo, solo de ese modo podré hacerlos perdonar por la vergüenza que me causaron en el pasado.
–M-maestro Shaka.
–Dos de mis caballeros derrotados por un solo caballero de Bronce. ¡Imperdonable!
Que fácil olvidaba Shaka que también había sido vencido por el mismo caballero. Mientras el vigoroso cosmos de Virgo estallaba en su lugar privado de entrenamiento, DM hacia lo suyo con sus pupilos… el jamás había entrenado ningún caballero, pero eso era parte de su “reentrenamiento” tratar con las personas, pelear con ellas, preocuparse por ellos, sin matarlos en el intento. Aioria era quien se encargaba de supervisarlo.
Oh sí, DM sulfuraba de contento.
–Tsk… ¡Levántate escoria! ¿es de ese modo que quieres llegar a caballero? ¿eh?
Aioria negaba con la cabeza con los ojos en blanco mientras DM literalmente masacraba a golpes a sus pupilos. Aunque hasta ese punto, Leo no podía evitar admitir que cancer se estaba esforzando, y que solo era violentamente osco, en el fondo, los chicos iban aprendiendo algo, aunque quizás lo olvidaran con tantos golpes.
–Creo que es suficiente Angelo.
Ah sí, otro de sus castigos era perder su adorado apodo y comenzar a ser llamado por su verdadero nombre, “nada de muerte”
–¡No te metas en esto Leo!
–Sabes que lo puedo hacer.
–…
–Vas a matarlos.
–¡No son más que escoria debilucha!
–Y debes atender las heridas de “tus alumnos”
–¿Amputación?
Aioria se hacia de oidos sordos a los sarcasmos, gruñidos y maldiciones de cancer.
–Alimentalos también, han estado entrenando duro todo el día.
–¿Qué soy una nana o su maestro?
–Pues… es un sinónimo ¿sabes? sí prefieres ese termino por mi no hay ningún problema.
–Ya va.
Aioria se dio la vuelta para ir a buscar algo de comer para los tres pupilos de Cancer, estaba seguro que DM no tendría comida decente para ellos y no muy en el fondo, sabía que mantener a esos chicos con vida, sanos y aprendiendo, era también su responsabilidad.
–Va, cinco minutos más y nos largamos. – apenas Leo se hubo marchado lo suficiente, se volvió a sus alumnos, para reiniciar el combate.–Tsk… vamos levantate… ¡que tengo que darte tu mamila y ponerte banditas! Tú, levántalo.
–M-maestro… él… él… esta…
–Esta demorándonos.
Cuando Aioria regreso, encontró a Cancer sentado, de brazos y piernas cruzadas, dos de sus alumnos con una rodilla en tierra y la cabeza gacha frente a él y el otro tendido entre alumnos y maestros.
–¿Qué paso?
–Esta muerto.
–¡Eres un…!
–Cállate Leo. Solo era basura.
DM invoco sus ondas infernales y desapareció en ellas arrastrando a su alumno muerto. Aioria se llevo una mano a la frente, pero estaba seguro que cancer tendría que volver un día de estos y entonces, arreglaría cuentas con él. Luego se volvio a los dos alumnos sobrevivientes, que luchaban por contener el llanto de ver morir a su compañero y amigo.
–Comamos algo.
Asintieron tomando lo que Leo les ofrecía sin verlo. El silencio se volvió indefinido y espeso, porque todos los demás ruidos de los otros caballeros entrenando no le permitía ser total, más bien, un ruido silbante que no expresaba nada. Antes de que apareciera la rasgadura entre el mundo de los vivos y los muertos con DM arrastrando a su maltrecho pupilo… vivo.
–¡Muriéndote no te libraras de mi! ¡Maldito gusano cobarde! ¡debería enviarte a entrenar con las amazonas y ellas te patearían el trasero!
–¡Maestro! ¡Coeville!
–No abras tu bocota, hice esto expresamente para que no la abrieras, así que… solo, cállate.
DM dirigio su mirada inquisidora a Aioria antes que pudiera decir algo, y aprovecho aquella oportunidad para escapar de ahí, encontrando camino al coliseo a Afrodita.
–¿No deberias estar con tus alumnos?
–Me quieren volver loco.
–Hmn… – El peliceleste asintió sarcásticamente, tragándose un: “¿más?” solo porque, era mejor darle por su lado. – traje lo que me encargaste, el almuerzo para ti, tus chicos y para Aioria también… Shura ayudo, prometió no decirle a nadie.
–¿Esta envenenada?
–No.
–¿Por qué nooo?
Cancer se llevo las manos a la cabeza y tiro de sus cabellos. Luego sacudió al caballero de piscis por los hombros.
–¿Por qué a ti no te torturan?
–¿Tan malo es?
Queriéndole decir: “porque yo si me sé quedar callado” piscis estaba seguro que si no hubiera echo ningún comentario con respecto a “la faldita del patriarca”, o mencionado eso sobre la andropausia, la chochez de los años, o inventado la historia de que el santuario había sido diseñado por lemurianos que podían teletransportarse y por eso habían echo tantas “puñeteras” escaleras y se alegraba que Athena hubiera bloqueado la telquinesis en sus dominios y la ley del Karma se había encargado de que llegaran a patriarcas y tuvieran que “chuparse” todos esos escalones en andadera.
–¡Si hubiera sabido que iba a pagar de este modo mis crímenes…! Yo… yo… ¡me hubiera cuidado mejor de no dejar huellas!
–¿Es que acaso no hay ni una sola pizca de arrepentimiento en tu alma podrida?
Esa era la voz de Aioria a sus espaldas. El caballero de cancer aun sin soltar los hombros del caballero de piscis, lo giro, todo antes de que Aioria viera que “sí se estaba preocupando por los chicos”
–Jaja ¿Y yo que voy a saber que neglille te queda mejor? Llévate eso de aquí y nos vemos en la noche.
Piscis entre cerro los ojos, iba a cubrirlo, pero eso le iba a doler a DM.
–Claro, nos vemos en la noche.
Y cancer supo que si le iba a doler mucho… ¡Oh! no podría esperar las 4 horas que faltaban para que oscureciera.
–Tenemos que hablar.
–Si fueras mujer o Afrodita, esa frasecita me preocuparía.
–Escuche eso.
Contesto el sueco con una voz casi musical. El caballero de piscis no estaba lo suficientemente lejos aun y el italiano supo que realmente lo harían pagar por eso.
–No estoy jugando, no debes jugar con la vida de esos chicos como si fueran objetos.
–…
DM entrecerró los ojos.
–¡Tres días y mira lo que has echo con ellos!
–Siguen vivos ¿no? Por cierto… ¿Dónde están?
–Aioros se ofreció a entrenarlos hasta que regreses.
–¿¡Aioros!?
Que alguien alejara esa mala influencia de sus alumnos. ¿Qué iba a encontrar a su regreso? ¿caballeros que lucharan por la justicia y… eso?
–¡Argth! ¿Por qué tenias que dejárselos a Aioros?
–¿Qué tiene de malo mi hermano?
–¡Eso va a ser… eso va a ser…!
DM de nuevo tiraba de sus cabellos gesticulando maldiciones al aire.
–¿Qué?
Una venita comenzaba a punzar en la frente de Aioria.
–¡Va a ser… ideales encontrados! Sí, eso.
–Los ideales de los caballeros son todos iguales.
–Da… ni caso tiene, tu no entiendes eso, eres incapaz de ver todos los tonos del negro profundo, los ideales del terror y lo demoníaco.
–¿Terror y demoníaco?
A leo comenzaba a sacarlo de quicio como cancer pasaba de la histeria a la apatía en menos de tres segundos.
–¡Tu eres el que no entiende nada Det… Angello! ¡la justicia y…!
–¡Ja! ¡Seguir tus tontos ideales no te ha llevado a nada! Yo soy el caballero de cancer, pero tú, nunca vas a dejar de ser un segundón que siempre solo es recordado por ser el hermano del “heroe” o el sujeto que no alcanzo a correr, en mi diccionario.
–¿¡Cómo te atreves TÚ a decirme algo así!? ¡Solo en tu diccionario todos esas estupideces tienen sentido!
–Primero el hermano de un traidor, luego el hermano de un heroe, pero nunca “Tú mismo” al menos yo, soy Cancer, el tipo malo, el protagonista de mi propia vida. Soy taaaan “yo” que incluso tengo una nana.
–Death Mask…
El limite de Aioria se había quedado atrás hacia unas palabras, algo pequeño crujió debajo de la suela de Leo cuando este dio un paso al frente. En medio de su discusión, ni leo, ni cancer vieron llegar rodando de escaleras arriba pequeñas y oscuras cuentas de madera. A pesar de la ira, estaba conciente que con palabras, ese caballero no iba a entender nada, y a golpes, tampoco, pero al menos iba a desquitarse. Tenso los puños, no, tenia que ser paciente, ¡apenas iban tres días y ya estaba pensando en darle una escarmiento!
–¿Y bien?
Además, eso era lo que quería DM, tenia que contar hasta diez, piso otra de las cuentas cerca de su pie, desmenuzándola sobre el rugoso suelo de piedra. Puesto que había otra y otra y varias más, desquitarse con ellas parecía una mejor idea. Fue cuando cancer puso atención a aquellas piezas de madera, alzo una, y la observo mientras la giraba entre el dedo índice y el pulgar antes de partirla en dos.
–Que basura… ¿Dónde las he visto antes?
Fue cuando se giro para encontrarse con la espigada figura del caballero de Virgo cortando la luz del atardecer, a contraluz y con los ojos abiertos con una expresión de ira contenida que jamás había imaginado ver en el rubio, de su brazo derecho colgaba el rosario con el cordel reventado con las pocas cuentas que aun conservaba, mientras el izquierdo sujetaba su túnica para recoger en ella las piezas que Shiva y Agora se esforzaban por recuperar, todo aquello junto, le llevo a saludarlo tontamente moviendo la mano, acompañándola de un “Hola” mientras ocultaba en su espalda la prueba del delito. No se acordó ni de volver a ver la expresión de Aioria, y si lo hubiera echo, a pesar de la tensión del momento, hubiera caído de espaldas en un ataque de risa incontenible.