Alianza Ineludible
Capitulo 1:
Era una hermosa mañana de verano en aquel país llamado Inglaterra, los rayos solares iluminaban todos los rincones del lugar, se podía respirar la calma del lugar; las personas comenzaban a salir de sus cálidas casas para comenzar un nuevo día, algunos se dedicaban a pasear mientras otros se dirigían a sus trabajos a realizar la rutina diaria.
A las afueras de Londres se encontraba una gran mansión, la cual pertenecía a una de la familia mas adineradas de la región; el dueño de aquella gran casa era el conde Phantomhive el cual tenia un hijo de aproximadamente unos 13 años, la esposa del hombre habia muerto hace 3 años, aquella habia sido una gran perdida no solo para el si no también para su pequeño hijo. En la sala del lugar se llevaba acabo una reunión en la cual se hablaba, bueno mas bien se discutían algunos problemas entre las empresas.
-Muy bien Conde Vincent usted tiene una deuda con mi compañía-Dijo un pelinegro mientras tomaba una taza de té.
-Lo se muy bien Sebastian, y por ello le pido que decida cual sera la mejor forma de pago-Respondió el peliazul
-Muy bien determinare de cuanto es su deuda y desde allí veré como sera la forma de pago-Una sonrisa se formo en sus rostro
-Esta bien, mientras eso sucede le ofrezco mi mansión para su hospedaje-Propuso el conde
-De acuerdo aceptare su invitación-Contesto este dejando la taza sobre la mesa
Sebastian Michaels era un hombre de negocios, era un hombre alto esbelto, de cabellera oscura, pero sin duda lo que mas llamaba la atención de todas las personas que lo conocían era sus ojos, aquellos color escarlata que resaltaban a la vista de todos.
Uno de los sirvientes de la mansión fue llamado al lugar, se trataba de un hombre de edad de cabellera blanca debido a sus años.
-Tanaka-san por favor lleva al señor a la habitación de huéspedes-Pidió el ojiazul
-Como usted ordene-Hizo una reverencia-Conde por favor si me sigue lo guiare a su recamara-
Sebastian asistió, luego de despedirse del conde, siguió al hombre que lo guiaría a donde seria su habitación por un tiempo.
Mientras tanto en la plata alta en una gran habitación un pequeño niño se despertaba con pesadez de su amplia y lujosa cama, aquel jovencito era el hijo del conde Phantomhive. El menor era un niño muy lindo y muy parecido a su padre, tenia el cabello azul oscuro, unos hermosos ojos color diamante y tez blanca que a la vista de cualquier persona lucía como porcelana. A pesar de ya estar entrando en la adolescencia, aún conservaba la mayoría de sus facciones infantiles, e incluso femeninas, dándole un exquisito aspecto delicado.
El jovencito se levanto somnoliento y se dirigió hacia el baño, para asearse como todos los días.
Al ojiazul muy pocas veces se lo veía sonreír, ya que él decía que desde la muerte de su madre no habia razón para hacerlo, y por mucho que su padre intentara borrar aquel dolor nunca lo pudo conseguir.
Mientras tanto en la otra habitación, un ojirojo se encontraba observando su recamara, la cual era bastante amplia. Luego de caminar por todo el lugar decidió salir, mientras caminaba pudo escuchar algunos quejidos que provenía de la habitación que se encontraba al lado de la suya, sin pensarlo y sin saber porque lo hizo entro al lugar, se llevo una gran sorpresa al ver que se trataba de una recamara de al parecer un adolescente y luego de meditar un poco recordó que Vincent tenia un hijo “pequeño”; mientras inspeccionaba el lugar volvió a escuchar nuevamente aquellos extraños sonidos los cuales provenían del baño, camino a pasos seguros hacia aquel recinto y abrió la puerta sin dudarlo al hacerlo se quedo sorprendido por lo que encontró. Allí de encontraba un joven de unos 13 años el cual se encontraba dentro de una gran bañera, al parecer se encontraba muy ocupado ya que no se percato de la presencia de Sebastian, el joven al parecer producía aquellos quejidos ya que no alcanzaba con la esponja su pequeña y blanca espada lo cual provocaba su enfado, negándose a pedirle ayuda a algunos de sus sirvientes, por supuesto. El moreno al ver aquello sonrió sin saber porque y se dirigió hacia la bañera sin que el peliazul se diera cuenta tomo la esponja y comenzó a pasarla con mucho cuidado por la suave y pálida piel del pequeño.
El adolescente al sentir aquel contacto se estremeció obligándolo a girarse para ver quien provocaba ese cosquilleo que sentía, al hacerlo pudo ver a un hombre muy alto y de ojos muy llamativos, al ínstate se avergonzó al ver en qué condiciones lo habia encontrado y solo pudo ocultar su rostro mientras se hundía en el agua tibia para luego de unos minutos volver a salir y hacer una gran pregunta.
-¿Quien eres tú y que haces en mi habitación?-Pregunto sin entender nada, y con el rostro más serio.
Sebastian que hasta hace unos minutos habia estado callado admirado a aquel pequeño, escucho aquella pregunta y decidió contestarla.
-Yo soy Sebastian Michaels un amigo de tu padre-Contesto este mientras dirigía una sonrisa al menor, el cual se sonrojo un poco, avergonzado.
-¿Y que estas haciendo aquí?-El niño volvió nuevamente a realizar aquella pregunta que no habia sido contestada
-Pues tu padre me ha invitado a pasar unos días aquí-El niño asintió.
-¿Entonces eres uno de sus socios?-Preguntó maduramente, mientras envolvía su esbelto cuerpo con una toalla blanca, para ocultarlo del intruso.
Sebastian sonrió. Ese chico se veía incluso más apuesto que su padre, a quien había puesto en la mira al principio.
-Si, soy uno de sus socios, ¿Y tu eres?-Extendió su mano.
-Ciel Phantomhive-El mayor, en lugar de estrechar su mano, la volteó, y depositó un casto beso en la parte superior de la muñeca. El menor sorprendido se secó el cabello con una toalla más pequeña, suavemente, con movimientos circulares.
El mayor estaba anonadado con la figura completa del chico, sonriendo a sus propios pensamientos pervertidos.
Creo que ya encontré la solución conde Phantomhive.