Las cosas se habían calmado un poco después de que Oz, hablo con su padre aquella vez, había pasado ya casi medio año y no teníamos ninguna batalla, lo cual agradecía de sobremanera, ya que así, Oz no tendría que usar a ese Baka Usagi y que su reloj, siguiera avanzando.
Seguíamos en la búsqueda de las memorias de Alice, ese era un objetivo muy importante para Oz, por lo cual, a mi también debía de interesarme, aunque sintiera un profundo dolor al saber que Alice era demasiado importante para él.
Nos encontrábamos en la casa de Sharon, tomando el té como de costumbre, Breake, Alice y Sharon se encontraban en el comedor, yo me dirigí al balcón a toma un poco de aire y pensar en las emociones que sentía acerca de mi mejor amigo…
-¿Gilbert?-dijo la voz de mi preciado amo.
-¿Qué pasa Oz?-me volví hacia el mirándolo, y brindándole una de mis tantas sonrisas forzadas.
-no lo se dímelo tu.-dijo mientras recargaba sus brazos en el balcón.- últimamente has estado muy serio.-
Ni yo había notado mi actitud, me sorprendía que Oz, siguiera tan observador como siempre, aunque había cambiado, Oz era alguien difícil de engañar.
-solo recordaba viejos tiempos.-respondi a la pregunta.-y pensaba…-
-¿en qué?-pregunto con inocencia.
-bueno en que “el”, no ha hecho nada para mandarte al abiss, creo que ahora todo está muy calmado.-dije serio.
-si, supongo que tienes razón…es raro.-
Suspire, luego lo mire, su mirada se tornaba algo nostálgica, supongo que debí haberlo hecho recordar su pasado y su relación con su padre.
-Oz…-dije preocupado, estirando mi mano para tocar su hombro su darle consuelo.
-no te preocupes Gil.-dijo, eso hizo que me detuviera.-solo…, recordaba.-
Otra vez su sonrisa…, esa sonrisa falsa, posiblemente igual que las que yo le brindaba.
-vayamos con los demás.-dijo
-vayamos.-
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La noche llego, Alice había caído dormida en la cama de Oz, la miraba como si fuera su tesoro, mientras que yo, cerraba la ventana del balcón.
-deberías dormir ya Oz.-dije cerrando la cortina.
-no creo que pueda.-
-¿eh?-me extraño el comentario.
-quiero hacerte compañía en tu guardia.-dijo con una sonrisa.-a pesar de que lleva medio año sin hacer ningún movimiento, tú no dejas de hacer tu guardia.-
-es mi deber.-susurre.
-entonces…el mío también.-
Diciendo esto se sentó en el sofá, yo me senté a su lado, me quite el sombrero y la chaqueta, tome un cigarrillo y lo encendí.
-Gil…-dijo su pequeña voz.
-dime…-
-es mi culpa…-dijo triste.-esa cicatriz…yo la hice…-
Pude notar que mi cicatriz se dejaba ver, la cubrí rápidamente.
-Oz, ya te dije que no te preocupes por eso.-
-pero yo…-
Le tome la mano, lo cual hizo que parara, lo mire a los ojos.
-tú no tuviste la culpa de nada.-dije serio.-las cosas pasan por una razón, así que, supongo que esto también trajo cosas buenas.-
Sonreí de nuevo, Oz me miro, sus ojos se llenaron un poco de lagrimas.
-tengo sueño.-dijo tratando de ocultar su rostro, decidí seguirle la corriente.
-duerme entonces…-lo atraje hacia a mi, recargando su cabeza en mi hombro, lentamente, se quedo dormido.
Algo en mi interior comenzó a golpearme, mi corazón latía como nunca, no entendía…, no lograba entender el sentimiento que tenia hacia a Oz…
Mi mente comenzó a divagar, después de un rato cerré los ojos de cansancio…
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