Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

The four season (Las cuatro estaciones) por blackrain

[Reviews - 82]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno, con años de atrazo, pero ha llegado el final... Ahora escucho winter presto y siento ganas de llorar. Soy pésima para los finales y cada vez que hago uno (algo que sucede muy raramente) siento que estoy matando a los personajes u_u

Una vez dado el preludio.

Una sincera disculpa, podría darle mil excusas, pero no serviría de nada, la verdad es que no terminé esta historia cuando prometí, incluso he estado ausente como blackrain más de 9 meses, esta es mi primera actualización del 2012, por un momento creí que ya no volvería.

De hecho estaba segura que mi etapa de blackrain ya había terminado (aunque tengo planes de escribir una novela homoerotica de vampiros en un Tumblr, pero eso es otra historia) bueno, el hecho que haya vuelto es debido a dos personitas especiales: a Arzen y harulovesringos, es debido a un desencadenante de mala suerte de esta última que yo ando publicando hoy. Estas dos personas me enviaron correo a mi mail, en un mal momento de mi vida, lo cual me animó y me hizo volver cuando esta preparada para tirar la toalla.

Muchas gracias nenas, con todo cariño este capítulo va para ustedes, sin sus amenazas nunca habría terminado.

Y a todos los que me leyeron y esperaron este final por un MUY largo tiempo, mil gracias.

*Blackrain se va a llorando a las finales*

He aquí la canción:

http://www.4shared.com/mp3/AhNdQ3bF/12_Vivaldi_-_Winter_-_Presto.html

Naruto y The four season perteneces a sus respectivos autores

-No es posible-murmuró Naruto mientras leía el contenido de los papeles de la carpeta.

-¿Qué no es posible?-preguntó el peligris mientras le ofrecía el sobre al rubio, los ojos azules del menor se dirigieron al profesor, se veía bastante sorprendido.

-Mi padre me nombró su heredero universal, todas sus cosas pasaran a mi nombre cuando él muera y la empresa será mía cuando decida retirarse- el menor estaba aturdido con la información, por lo que Kakashi se apuró a sostenerlo con un brazo y llevarlo a una silla- se lo dije claramente, yo no quiero su dinero, ¿Por qué le es tan difícil entenderlo?

-Tal vez aquí te explique algo- le dijo el mayor entregándole el sobre en sus manos.

Querido hijo:

-¿Querido hijo?- no recordaba alguna vez que su padre se hubiera dirigido a él de esa manera…

Tienes razón, me es imposible entender el amor de un padre. En el pasado nunca logre verte como un hijo, siempre he sido consiente de nuestra semejanza física y fue por eso que acepté nuestra relación sin dudas, pero no lo entendí nunca, no entendía como tú podías ser mi hijo… no hasta nuestro último encuentro. ¿Sabes? Por primera vez lo vi, vi que mi sangre corre por tus venas, vi a mi viejo yo, al que casi olvide por completo, en ti. Hijo, no siempre he sido el tirano que conoces y tienes como padre, alguna vez fui feliz y ame con locura, ame como tú a la misma persona que hoy tienes a tu lado, mientras te escribo esto no puedo evitar reír, la persona a la que tanto amé y por la que estuve dispuesto a abandonarlo todo es la misma persona que tanto amas y por quien dejaste todo.  Te digo amé, porque sé que ya no soy correspondido y cuando eso sucede el amor comienza a perder sentido, estoy triste al saberme vencido, pero feliz al saber que ahora conozco una nueva forma de amar, tal vez una en la que sí recuerdo como amar y aprendo a hacerlo pueda ser correspondido… Hijo, perdóname, me marcho un tiempo al extranjero, deseaba decirte todo esto de frente pero tal vez aún no estoy listo para ello. Quiero proteger aquello que considero hoy tan valioso y ser capaz de lograr algo que en el pasado no pude hacer…

Espero verte pronto

Tu padre, Minato Namikaze

Naruto llevó su mano a su frente, apoyando en ella su cabeza, sus hombros empezaron a temblar sutilmente, por lo que el profesor se arrodilló a su lado. Para su sorpresa notó que el rubio lloraba y reía al mismo tiempo, sus ojos húmedos se dirigieron al profesor, mientras su risa se hacía más audible.

-¿Naruto?

Para su sorpresa el rubio lo abrazó, ocultando su rostro en su cuello.

-Todo está bien, todo estará bien…

:::

-Sai, ¿a dónde vas?- el castaño lo alcanzó cuando el pelinegro estaba por abordar su avión.

-Tengo que irme- Sai sólo vestía con bermudas y playera, en sus manos cargaba una mochila.

-¿Qué hay del dinero?

-Tengo algo más importante que atender- Sai escuchó como repetían el anuncio para abordar su vuelo.

-Si te vas- el rostro del castaño le pareció sombrío- tal vez nunca puedas volver a tener tu dinero.

Sai se detuvo en seco, la sonrisa de triunfo que apareció en los labios de Shikamaru desapareció al instante.

-No importa, nunca fue mío después de todo… ahora hay algo que me pertenece que debo proteger- antes de que dieran otra llamada Sai se dirigió corriendo a abordar el avión.

:::

Ni siquiera había notado que olvidó su gabardina en Tsuna hasta que la necesitó al abordar el taxi al salir del aeropuerto, buscó desesperadamente en su pequeña maleta, pero sólo encontró un pantalón de mezclilla y una playera, ropa que se vio obligado a ponerse sobre la que ya llevaba puesta, y aun así eso no lo salvó del frío clima y la tormenta de nieve.

Cuando llegó se apuró a pagarle al taxista y salir del taxi, con cierto recelo, debido al poco abrigador atuendo del menor, el hombre se marchó.

Sai se apuró a correr a la puerta, buscó sus llaves pero para su desgracia éstas tampoco estaban en su bolsa.

-¡Itachi!- la casa se veía desierta y el pelinegro se preguntó si no se encontraría en la escuela-¡Itachi!

Enojado aporreó la puerta con fuerza.

-¡Itachi, abre!- le pareció que no estaba, se sentó en el piso, abrazándose para tratar de conservar el calor-Itachi idiota, ve lo que me obligas a hacer, si no tienes una excelente explicación te romperé el violín en la cabeza…

:::

-¿Sai-chan?-abrió sus ojos, frente a él se encontraba parados Kakashi y su amigo rubio.

-¿Naruto-kun?- notó a ambos preocupados, no estaba seguro en donde se encontraba-¿Dónde está Itachi?-preguntó tratando de levantarse, pero su profesor se lo evitó-¿Kakashi-sensei?

-Deberías de ver en donde te encuentras antes de moverte.

Sai vio que en su mano se encontraba conectada la intravenosa, volteó a ver a su alrededor, se sentía confuso y su cuerpo temblaba por momentos, se encontraba en una habitación de hospital.

-¿Qué pasó?

-Tú deberías explicarlo- Naruto se veía enojado- estabas durmiendo frente a la puerta de Itachi sin abrigar, ¿estás loco, Sai-chan? Pudiste haber muerto.

-¿Dónde está Itachi?-volvió a preguntar.

-Se fue de su casa hace varios días- el profesor pasó su brazo por los hombros del rubio, mientras respondía a Sai- tuviste suerte de que volviera a buscar algunas cosas.

-Pudiste haber muerto-repitió Naruto, fue entonces cuando Sai notó que su amigo estaba llorado.

-Lo siento, Naruto-kun- estiró su mano con un poco de torpeza sujetando una mano del rubio-no quería asustarte.

-Eres un tonto, Sai-chan…

-¿Por qué volviste?-preguntó el profesor.

-¿Por qué?- a Sai le pareció notar que su sensei se veía decepcionado de él- El idiota de Itachi me dijo que me quedara en Tsuna y no volviera. Todo estaba bien entre nosotros, sé que me he comportado como un idiota algunas veces, pero si quería terminar debió decírmelo de frente.-sus ojos se humedecieron un poco, por lo que se apuró a secarlos.

El rubio y el peligris se miraron entre ellos, se veían confundidos.

-Entonces… ¿no lo sabes?-preguntó con cautela Naruto

-¿Saber qué?

-Itachi piensa que tú lo abandonaste-agregó el profesor.

-Le dejé una nota que decía que volvería por negocios a Tsuna- guardó silencio sin saber si continuar o no, decidió hacerlo- tengo problemas con el dinero, me he quedado sin nada, fui a Tsuna para arreglarlo, no podía decirle a Itachi.

-Él cree que lo abandonaste porque…- Naruto calló sin saber cómo seguir.

-Porque descubriste algo que no desea que sepas de su pasado.

-¿Es acaso idiota? No me importa su pasado, por mi sólo puede tener presente y seguirá todo igual- Sai se veía enojado, pero también estaba aliviado de que el pelinegro no hubiera cortado con él-¿En dónde está Itachi?

-Se fue…

-Necesitas descansar, después podrás ir a buscarlo- le dijo su profesor-vamos Naruto, Sai-kun debe dormir.

-Idiota Itachi-comentó Sai, deseaba ir a buscarlo, pero se encontraba muy cansado-idiota Itachi.

:::

Sai abrió sus ojos, notando que en el piso, junto a su cama, se encontraba una maleta. Esa la había dejado en la casa de Itachi, se levantó lo más rápido que pudo, sujetando la intravenosa la arrancó de su mano. No sabía cómo, pero estaba seguro que Itachi seguía ahí. Se apuró a correr descalzó por los pasillos, ignorando a las enfermeras que no tardaron en reprenderlo. No dudó al reconocer a la figura el pelinegro, traía su coleta atada a la nuca como siempre, la gabardina blanca era la misma que había abrazado con tanto empeño la última vez.

-¡Itachi!-gritó deteniéndose tras de él, el mayor se detuvo, pero no volteó a verlo, lo cual logró asustar a Sai- Mírame-le pidió.

Sai notó que dudo, por lo que se acercó a él tomándolo del brazo.

-¡¡Itachi, mírame!!

El mayor volteó a verlo, el pintor, experto en imágenes, no era capaz de definir que veía en el rostro de Itachi, ¿era tristeza?, ¿era molestia?, ¿dolor?

-Sai- sus ojos no le decían nada, ¿Qué había pasado? ¿Qué lo había hecho cambiar así?

-Itachi idiota- no lo entendía, había algo que se interponía entre ambos, había una barrera entre los dos, sintió unas lágrimas correr por sus mejillas- Itachi idiota, ¿Qué te hice?

Itachi no pareció inmutarse ante el llanto de Sai, cuando el pelinegro cubrió sus ojos con una mano el violinista notó la sangre que corría por la mano, la herida que se había hecho al arrancar la intravenosa.

-No lo sabías… sin embargo, lo mejor es que terminemos- Sai no vio el dolor en el rostro de Itachi- ve lo que pasó, ¿tienes idea de lo grave que estabas? Estuviste a punto de morir, y fue mi culpa.

-No es verdad- Sai dejó de cubrir sus ojos- fue mi culpa, no debí viajar tan descuidadamente, debí buscar mis llaves, debí arreglar mi ropa.

-Te he herido, ¿Cuánto tiempo pasará antes de que vuelva a hacerlo?

-¿A qué te refieres?- de sus ojos aún corrían lágrimas.

-Yo maté a mi hermano… Yo, Itachi Uchiha soy el asesino de mi hermano Sasuke Uchiha…

:::

-¿Sai-chan?- Naruto se asomó a la habitación, logrando escuchar el débil llanto de Sai, viéndose triste se dirigió a la sala.

-¿Cómo sigue?- Kakashi tomaba el té en la sala.

-Mal, no ha dejado de llorar, Itachi es un completo imbécil, ¿Cómo puede hacerle esto a Sai-chan?- el rubio estaba molesto- ¿Sabes a dónde se fue? Mandaré a los guardias de la empresa a partirle su cara.

-No me dijo- Kakashi rió un poco- Comienzas a llevarte bien con todos en Empresas Namikaze ¿verdad?

-Mi padre insiste en que vaya diario. “Aunque sea una hora, te prometo que no interferiré con tu tiempo con Hatake-sensei”- dijo imitando la voz adulta de su padre- ¿Por qué ahora te llama Hatake-sensei?

-Es lo normal en padres y maestros- comentó bebiendo su té.

-Pero entre ustedes hubo algo más. Además él fue tu maestro.

-Eso es prueba clara de que se acabo, ¿no crees?

-Mi padre me sorprende… no creí que fuera alguien tan cariñoso, cada rato me está abrazando, de seguir así me hará extrañar al viejo Minato- Kakashi vio la sonrisa en los labios de Naruto mientras tomaba su taza, sabía lo feliz que lo hacía el cambio de su padre.

-Pues a quien estás tratando es al viejo Minato, siempre fue así de pegajoso, a pesar de ser excelente maestro tenía problemas por su exceso de efusividad.

Naruto sonrió, tanto su padre como Kakashi les encantaba hablar del pasado, se sorprendía él mismo por el hecho de no sentir ni un atisbo de celos por el pasado que ambos compartían.

:::

Itachi dejó caer su violín, agachándose de inmediato notó como se había dañado.

-Maldición-murmuró dejándose caer sentado en el piso.

No podía olvidar el rostro de Sai, sus mejillas rojas mientras por éstas corrían abundantes lágrimas, lo había dañado, había visto lo mucho que el pintor había sufrido. Llevó su mano a su pecho, colocándola sobre su corazón presionó con fuerza, le dolía. Las manos de Sai estaban temblando cuando se lo dijo “Yo maté a mi hermano”

-¡Eres un mentiroso!-Sai había gritado fuerte, logrando que todos los miraran, y alguna que otra enfermera lo reprendiera-Si simplemente ya no me quieres, dímelo.

-Sai-chan- el rubio había corrido al lado de ambos cuando los vio.

-Si no me crees puedes preguntárselo a él- Itachi sonrió con frialdad, pero sólo el pelinegro notó el dolor y la desesperación en su rostro.

-No le creeré, incluso si Naruto-kun es quien me lo dice no le creeré- Itachi lo notó tan seguro que por un momento su determinación flaqueo.

-Si sigues a mi lado no tardaras de correr con la misma suerte- ni siquiera lo miraba cuando sintió el golpear con mano su rostro, se tambaleó un poco, volteando a ver a Sai.

El pelinegro temblaba notablemente, y se veían sus esfuerzos por no comenzar a llorar, sujeto con su otra mano la mano derecha que era con la que lo había golpeado.

-Itachi Uchiha- su voz era dura- eres un cobarde.

Sin decir nada más se alejo de él, Naruto, que hasta entonces había guardado silencio se atrevió a decir.

-Corre, alcánzalo, tienes que disculparte-su voz denotaba urgencia-nunca habrá otra oportunidad.

Itachi vio la espalda del pintor alejarse, dio un paso en su dirección, pero…

-La espalda de Sai será lo último que veré de él…

:::

Sai terminó de vestirse, su ropa le quedaba floja, había perdido peso en esos últimos días, estaba por salir de la habitación cuando oyó que tocaban a la puerta.

-Adelante- fue su lacónica  respuesta.

-Sai-chan, ¿te sientes mejor?

- Sí, Naruto-kun, perdona por haber sido una carga estos días.

-Nunca serás una carga para mí, puedes quedarte el tiempo que quieras- la amable sonrisa del rubio se dibujó en sus labios- yo sólo vine a traerte esto.

Le ofreció una caja cuadrada adornada con un lazo negro, Sai lo vio confundido mientras lo tomaba en sus manos.

-¿Qué es?

-¿No lo esperabas?- el rubio se vio desconcertado- me dijo el mensajero que lo ocupabas con urgencia.

-No le avise a nadie que me quedaría contigo, no entiendo cómo alguien me mando algo aquí.

-Venía con esta nota- el ojiazul le entregó una pequeña nota cuyo único escrito era su nombre: Sabaku no Sai

-La letra de Gaara- las manos de pintor temblaron sutilmente

-Te dejaré solo, veré si alcanzo al mensajero.

Sai desató el lazo negro, abriendo la caja encontró algo que hizo que sus pies dejaran de sostenerlo, cayó hincado en la alfombra, sosteniendo la caja en la que se encontraba un reloj de oro blanco

“-¿En dónde está el reloj de Gaara?- había preguntado frente al ataúd de su padrastro.

-No tengo idea- fue la respuesta de Shikamaru- no lo llevaba puesto cuando… murió.”

Recordaba todas las especificaciones de ese reloj, el lo había acompañado cuando lo compró.

“La caja es de 41 mm, está elaborado de oro blanco, cuenta con un movimiento mecánico automático”

Él había estado cabeceando aburrido sentado junto a Gaara…

La esfera es plateada engastada con diamantes, el brazalete es diseño president”

-No entiendo para qué quieres un reloj tan caro, Gaara.

-Padre, Sai- le había corregido con una sonrisa el mayor, nunca recibió un regaño de su parte.

-Bien, ¿Por qué quieres- había mirado el nombre con desdén – un Day-Date II?  Mmm, Rolex- agregó sonriendo un poco burlón.

-Porque un reloj demuestra parte de tu carácter- sonriendo entre dientes dijo- las personas con liderazgo las usan.

-Ni tú lo crees- había reído divertido Sai.

-No, pero es el consejo de mis asesores”

El reloj seguía en excelente estado a pesar del tiempo.

Para mí hasta el reloj del celular me parece suficiente, pero en ti se ve bastante bien.”

El reloj hacía juego con el elegante traje que Gaara usaba. Le gustaba verlo con él.

Si te gusta a ti me parece una excelente razón para valorarlo”

La pregunta era cómo había llegado el reloj a sus manos, lo sacó de la caja que lo protegía, sus manos temblaron sutilmente al revisarlo. Había algo distinto en el reloj, un grabado en la tapa, unos números y letras sin sentido alguno para él.

La caja cayó de sus manos cuando se le resbaló al ponerse el reloj, como imaginó, aún le venía grande.

Una tarjeta cayó de la caja cuando la levantó.

-Una dirección electrónica.

:::

-Hola, amor- el pelirrojo revolvió su cabello un poco desesperado- nunca es nada fácil hacer un mensaje que sabes que será visto postmorten.

Sai llevó sus manos a su rostro, limpiando las lágrimas que nublaron su vista, la página mostraba un video grabado por su padrastro y amante.

-Perdóname por hacerte sufrir de esta manera, no tengo derecho y no debería, pero lo hago por tú bien, y quizá en mayor medida por el mío, pero pensando siempre en ti. Si este video llegó a tus manos es que necesitas mi ayuda- el gesto de Gaara que hasta entonces se había mantenido triste se vio preocupado- no me preguntes como lo sé- sonrió un poco forzado- sabes que soy un genio. Sai, mi amor, siempre te voy a amar, ese reloj es mi último regalo para ti, me temó que ya no hay nada que pueda hacer por ti… te amo… sólo me queda darte un último consejo como padre- el pelinegro  se estremeció al ver correr las lágrimas por las mejillas del pelirrojo- Sai, lucha por lo que quieres hasta el último extremo, yo lucho por ti y no me arrepiento… Te amo, por favor, que tu vida no dependa de la mía.

Sai soltó el llanto, recordó la última visita de Gaara, él lo sabía “No tienes que esperarme, vive tu vida, que tu vida no dependa de la mía.

El video se acabó, y la página se cerró, Sai trató de volver a ingresar a la dirección pero aparecía como inexistente, lo intentó varias veces, ante lo cual la pantalla de su portátil se volvió negra, apareció un mensaje, ingrese código.

No entendía que pasaba, su computadora no tenía password y nunca había sufrido error.

-¿Qué es esto?- pensó en la posibilidad de un virus, recordando la sonrisa forzada de Gaara mencionó- eres un genio.

Tomó el reloj, pasando los números y letras que vio en éste, al terminar dio clic en enter. Comenzaron a aparecer distintas páginas bancarias, todas transfiriendo dinero a la misma cuenta, Sai se asustó, temiendo haber hecho algo malo, tardaron 10 minutos en transferirse todas las cuentas, hasta que pareció un nuevo mensaje en la pantalla.

Cuenta transferida, las posesiones materiales pasan a manos de Sabaku no Sai.

El teléfono del pelinegro comenzó a sonar, distraído contestó, viendo la enorme cifra de su cuenta y la lista de las propiedades que pasaban a estar a su nombre.

-Diga.

-Tu dinero vuelve a estar en tus manos, confiar no es malo, pero es importante saber en quien confiamos.

-¿Quién habla?- la voz le pareció conocida, sabía que la había oído antes, pero no recordaba en dónde. No hubo respuesta más el sonido de un teléfono al colgar.

Revisó el número, era un número privado.

-¿Qué demonios está pasando?

:::

-Muchas gracias por todo, Naruto-kun- el pelinegro acomodó la mochila a su hombro.

-¿Estás seguro que quieres ir sólo?- le preguntó su amigo, el rubio aún traía su uniforme de su escuela, no llevaba ni una hora en su casa.

–Sí, no te preocupes, sólo tengo que ir a Osaka y hablar con sus padres, no espero que esté ahí, pero es un buen lugar para empezar.

–Buena suerte, Sai-chan, espero que lo encuentres.

–Gracias, despídeme de Kakashi–sensei– Sai le guiñó un ojo al darse la vuelta, el rubio se sonrojó, el pelinegro sabía todo, sin importar lo mucho que había tratado de ocultarlo.

–Nunca fue por ti–comentó Naruto cuando Sai tomaba la maleta.

–Lo sé– el rubio pudo ver la sonrisa de su amigo– aún no es bien visto.

–Es amor… qué importa lo que piensen los demás– su gesto se vio algo desanimado– pero por desgracia la escuela no perdonaría que un profesor salga con un alumno menor de edad.

Sai revolvió el cabello del rubio, la sonrisa volvió a los labios del peliazul, el gesto del pelinegro podría pasar como el de un hermano mayor.

–Estarán bien– la amable sonrisa logró que las preocupaciones del heredero Namikaze desaparecieran– es amor ¿no?

–Sí… buena suerte, Sai-chan…

:::

Miró el polvo blanco, estaba sudando y sus manos, que sostenían la pequeña bolsa transparente, temblaban notablemente. No tuvo que pensarlo mucho para dejar el polvo sobre la mesa de cristal, en esta se encontraba un cuchara cuya base se veía había sido calentada, había dos pequeñas botellas con un líquido distinto en cada una que llegaba a la mitad de la botella, junto a éstas se encontraba un encendedor de plata y una jeringa de cristal, algunas gotas de sangre seca se encontraban pegadas a la mesa, mientras que si alguien hubiera logrado ver con suficiente atención a la aguja se podrían notar otras más. Apoyó sus manos en la fría superficie de cristal, presionando para tratar de controlar el temblor, una vez que estuvo seguro de ser capaz de controlarlo lo suficiente llevo sus manos a la cuchara.

Vació un poco del polvo en la cuchara, pero debido al persistente temblor de sus manos una cierta cantidad fue a caer en la mesa, no le importó demasiado, tomó las botellas, que al destaparlas revelaban ser gotero, dejó una gota de cada una sobre el polvo, al dejarlas tomo el encendedor que cayó al intentar abrirlo la primera vez, volvió a intentar, logrando esta vez encenderlo, lo pasó por la base de la cuchara, la llama acarició el metal, el polvo comenzó a volverse líquido al tiempo que la cuchara se calentaba, cerró el encendedor, dejándolo caer al piso se apuró a tomar la jeringa, colocando la aguja en el líquido comenzó a llenarla.

Dejó las cosas de lado, tomando una corbata que se encontraba en el suelo amarró su brazo por encima del codo, sujeto un extremo de la corbata con sus dientes, mientras el otro lo jalaba con fuerza con su mano contraria. Cuando las venas de la parte posterior del codo se notaron notablemente tomó la aguja, clavándola en la vena. Había varías heridas en el mismo lugar en donde se había inyectado, en el brazo con el que se inyectaba también tenía heridas de que se había inyectado.

Dejó caer la jeringa al suelo, aflojó la corbata, no tardó en sentir un brote de euforia, pero fue muy breve, pronto fue sustituido por una sensación de placer y bienestar, se dejó caer en la alfombra, nada le importó, por un momento fue capaz de olvidar todo, sintió su respiración más lenta, pero no le molestaba, le agradaba no tener que pensar, era lo único que había hecho desde que llegó a ese lugar, pensar no le ayudaba, no podía tocar y tocar era lo único que le había salvado la última vez. Cerró sus ojos.

Creyó sentir a su lado los pasos de alguien, sonrió, la puerta estaba cerrada, la única silla del lugar estaba recargada en la puerta, cualquier persona que lograra entrar haría el ruido para alertarlo, incluso en ese estado. Abrió sus ojos con pesadez, encontrando a una figura pelinegra inclinada sobre él. El joven le sonrió con frialdad, logró notar en su rostro el odio que sentía hacía él.

–Hola– su voz trasmitía la misma frialdad que sus gestos– hermano.

:::

–Muchas gracias por todo– Sai hizo una reverencia al tiempo que cerraban la puerta con lentitud, al darse la vuelta la nieve golpeó su rostro, logrando que la piel se volviera un poco roja debido a la fuerza.

Los padres de Itachi (sí, aquí están vivos, pero no tienen importancia para la trama, así que con su permiso, los ignoraré) le habían pedido que esperara a que la tormenta se calmara, pero le habían dado un idea clara de en donde podía encontrar a Itachi, por lo que no quería esperar.

“Itachi idiota, nada fue tu culpa”

:::

–No es posible– cubrió sus rostro con sus manos– No puede ser posible.

-¿Acaso no te alegra verme, hermano?

–Calla– Itachi se sentó en la alfombra, cubriendo sus oídos con las manos, apretando con fuerza sus parpados para no ver.

-No sirve de nada– en pelinegro se sentó en el suelo, frente al violinista– me sigues oyendo y lo sabes. Dime ¿eres feliz? ¿Te hace feliz vivir mi sueño?

–Calla, por favor– sus últimas palabras fueron un murmullo.

–Eres feliz habiendo robado mi vida.

–¡¡Yo no te he robado nada!!– Itachi se atrevió a destapar sus oídos y a enfrentar a su hermano–Yo no vivo tu vida.

–Sabes que sí.

Su hermano no había cambiado, su cabello desordenado seguía de ese tono negro con reflejos azules, que él no había heredado, sus ojos ligeramente rasgados lo miraba con odio, su negro color no le reflejaban ni una pizca de piedad, sonrió, con esa boca tan atractiva que muchos habían alabado en el pasado. Vestía de traje, el traje que le había visto usar algunas veces para los conciertos, un traje como el que muchas veces él había usado para algún concierto.

–No es verdad–insistió suavemente.

Miró con insistencia a su hermano, esté sonrió con frialdad.

–Buscas esto- le dijo levantando sus mangas, mostrándole las heridas de las muñecas, que ahora ya no sangraban.

Itachi tembló, sintió sus ojos arder, apretó con fuerza evitando llorar.

–No fue mi culpa.

–Sabes que sí, si hubieras dicho la verdad, tú eras mi hermano mayor, era tu deber decirme cuando yo estaba equivocado… ¿no me ibas a proteger?

–Yo… yo quería ayudarte… nunca me dejaste… yo…

–Querías mi vida…

–¡¡No!!

-Pero la tomaste– la voz de su hermano reflejo decepción.

Alguien estaba parado tras su hermano, no necesito levantar el rostro para verlo, ya que el joven se inclino tras el peliazul, las blancas manos, que estaba seguro conocía, recorrieron el pecho de su hermano por encima de su ropa, Itachi pasó saliva, las hebras oscuras cubrían el rostro del joven, que se encontraba inclinado besando el cuello del Uchiha.

–No– logró escapar un quejido de los labios de Itachi– él no… por favor… Sasuke.

–Él sería mío– Sasuke ladeó el rostro, buscando una boca que no tardó en corresponder el beso, permitiéndole ver a Itachi ese perfil que tanto amaba, cuando ambos jóvenes se separaron logró ver la sonrisa en los labios de ambos– yo hubiera amado a Sai desde la primera vez que nos encontramos.

Sai volteó a verlo, su mirada de indiferencia le dolió, no parecía reconocerlo siquiera, Sasuke murmuró algo al oído de Sai, lo que lo hizo sonreír y voltear a verlo.

–Yo también te amo, Sasuke– los delgados dedos de Sai se desasieron  de la corbata de su hermano, Sasuke lo tomó de la cintura, haciéndolo hincarse entre sus piernas, Sai sonrió, rodeando con sus manos el cuello de Sasuke  comenzó a besarlo con pasión.

–No– Itachi se lanzó hacía ellos, pero no pudo atraparlos.

–¿Por qué no mueres?— Sasuke se encontraba recargado en la pared– lastimaste a Sai… tienes idea de lo mucho que le dolió cuando lo dejaste por tu propio egoísmo.

–Yo solo quiero protegerlo.

–Claro que no, la verdad es que eres un egoísta, dudaste de él, creíste que prefirió al abogado y por eso te dejo, no mereces a Sai… ¿cómo fuiste capaz de dañar a aquel que amo tanto? Soy yo, y no tú quien merece a Sai. No lo mereces, lo mejor será que me lo lleve a mi lado.

–No– Itachi comprendió todo el significado que contenían esas palabras, no había visto a Sai salir del hospital, ni siquiera se enteró que tan grave podría ser su estado–No lo hagas– le fue más difícil respirar– no te lleves a Sai– trato de ponerse en pie, pero solo logró caer sobre la mesa, al golpearla con el codo el vidrio se hizo pedazos, ocasionando un gran ruido.

–¡Itachi! – Sai de nuevo estaba ahí, se veía aterrado, siguió su mirada, notando los pedazos de vidrio clavados en su brazo, no le causaban ningún dolor.

Pasó su lengua por sus labios resecos, pero no le sirvió de nada ya que no tuvo la suficiente saliva para humedecerlos, volteó con su hermano, volviendo a ponerse en pie, sudaba, le costaba mantener su atención.

–Sí muero… Sai vivirá…

–Es un hecho– respondió Sasuke– sólo quiero evitar que lo lastimes.

:::

–Itachi… por favor– Sai no pudo evitar que las lágrimas corrieran por sus mejillas al ver a Itachi arrancar uno de los fragmentos de cristal de su brazo, la sangre manó con abundancia, pero no tanta para que fuera algo fatal, vio la jeringa y el polvo en el suelo, no tardó en ubicar la cuchara y el encendedor. Había estado llamando a la puerta, pero Itachi no parecía escucharlo, lo había oído hablar y lo asusto, pero fue hasta que oyó quebrase el cristal que se atrevió a usar la llave que los padres de Itachi le habían dado.

Se dirigió a la ventana, a pesar de que quería correr a ayudar a Itachi no sabía que tanto podría reconocerlo y si se haría daño cuando se acercará a él. Abrió la ventana, la nieve no tardó en entrar, la habitación se puso helada en cuestión de minutos, podía ver la respiración de Itachi.

–¿Si muero… perdonas a Sai?

Itachi se veía mal, era más que obvio que las drogas le habían causado alucinaciones, se estremeció al ver las marcas de la aguja en sus brazos, se veía delgado, pero su piel estaba sonrojada, solo vestía con una camisa blanca sin manga y un pantalón de mezclilla, no tardaría en tener frío, de esa manera la sangre circularía con más lentitud.

–Itachi, escúchame, estoy aquí… estoy contigo.

(De este punto en adelante las divisiones son debido al cambio de perspectiva, recuerden que Sai no puede ver a Itachi, por lo que necesito estar pasando de Sai a Itachi para que noten la pelea con Sasuke)

:::

Itachi fue consciente de la presencia de Sai, se vio aliviado al verlo sano, al dar un paso a él su hermano lo detuvo.

–Ve… llora, de nuevo lo has lastimado– Sasuke dio un paso a él– no vez que tu sola existencia lo lastima.

Itachi abandonó su intento de ir hacía Sai, se hincó de nuevo en el suelo, tomando un cristal de la mesa, su mano sangró al sujetarlo, era largo, lo miró seducido por su forma, la sangre manchó lo que le recordó una hermosa daga.

:::

–Itachi, por favor, mírame– la voz de Sai tembló un poco, sus palabras lo había transportaron al hospital, en donde lo había dejado la vez anterior.

–Sasuke, por favor, no te lleves a Sai. Fue mi culpa, yo fui quien ocasionó tu muerte, él no tiene nada que ver.

–¿Sasuke?

:::

–¿Cuánto tiempo pasara antes de que dañes a Sai? ¿Antes de lo arrastres al mismo punto a dónde me llevaste a mí?

–Itachi– Sai pareció llenarse de fuerza, dio unos pasos acercándose a él– tú no hiciste nada.

:::

Sai entendió que estaba sucediendo, se estaba enfrentando a la sombra del hermano de Itachi, no podría ganar si temía, tendría que enfrentarse a él.

–Itachi, tú no hiciste nada, no puedes culparte de lo que pasó.

–Sai– Itachi acercó su mano a la mejilla de Sai, pero la detuvo antes de tocarle, los ojos negros del mayor se llenaron de lágrimas, simuló acariciar la mejilla– debo confórmame con esto para no hacerte daño.

:::

–Sai y yo nunca nos hubiéramos encontrado en esta posición– Sasuke se encontraba parado justo al lado de Sai, su hermano menor y el pelinegro eran de la misma edad y altura, nunca lo había notado, Sasuke se permitió tocar la mejilla del pintor, pero este fue impasible ante el contacto– nos hubiéramos amado sin miedo, ya que yo nunca lo hubiera lastimado.

:::

–Se que fue lo que pasó– Sai sujetó la mano de Itachi, éste se alejó como si quemara, el pintor no cedió–  es por eso que te atormentas con las cuatro estaciones.

:::

–Las cuatro estaciones– Sasuke desapareció, Itachi comenzó a escuchar la última canción de las cuatro estaciones– recuerdas que eso fue lo que me arrastro a la muerte… fuiste tú.

:::

–Siempre fuiste un excelente violinista, tus padres me dijeron, pero era Sasuke-san el que deseaba volverse un profesional.

:::

–Yo nunca fui tan bueno como tú, siendo que solamente lo hacías por diversión, yo fui serio– su hermano era quien interpretaba la canción con su viejo violín– tú seguiste mi juego, me ayudaste a fingir que yo tocaba a Vivaldi para que me aceptaran.

–Yo sabía que estaba mal, pero tú lo querías más que nada.

:::

–Fue su decisión– Sai vio a donde Itachi miraba, en el rincón de la habitación se encontraba tirado el violín.

–Lo presionaron debido a eso– Itachi volteó a ver a Sai– debía haber dicho la verdad– apretaba el cristal con más fuerza, Sai se asustó, temiendo que lastimara sus manos y no volviera a tocar.

–Era tu hermano y lo querías… aún lo quieres

:::

–Miente– Sasuke perdió el gesto frío ante las palabras de Sai– siempre me odiaste, te burlabas mientras veías como me torturaban para que repitiera mi actuación… nunca fue suficiente lo mucho que me esforzara.

–Yo traté de ayudarte.

–¡¡Tratar no es suficiente!!¡¡Tenías que haberlo hecho!!

–¡¡No era su responsabilidad!!¡¡No era tu responsabilidad!!—le gritó Sai, después su tono se volvió dulce–Itachi, nadie te culpa.

–¡¡Yo lo hago!! Yo te culpo… cuéntale, si tanto lo amas cuéntale que sucedió.

–Me culpa… Sasuke sabe que soy el culpable… él…

:::

–Lo sé… Sasuke-san no soportó la presión, lo tacharon de desgracia y sólo un golpe de suerte…–Sai quería que Itachi dejara de hacerse daño, pero no sentía el dolor del daño que le ocasionaba el cristal y si intentaba quitárselo podía arriesgarse a lastimarlo aún más.

–Yo estuve con él la noche que lo hizo…

:::

–Te pedí que interpretaras una vez más para mí la última canción…-Sasuke lloraba.

–Era su canción favorita…

–Winter-presto– Itachi y Sasuke se vieron sorprendidos cuando Sai se los dijo– esa canción llegó a hacerme llorar, la última parte de la estación, pero es como si el invierno no se rindiera…

–Como si quisiera vivir un poco más– agregó Sasuke– Sai es maravilloso.

–Sasuke entró después al baño… yo no vi nada raro en él.

–Él no quiso que lo notaras– Sai tomó a Itachi del brazo, en esta ocasión él no se alejó.

–Yo… –Sasuke dejó el violín– tú…

:::

–Era importante– Sai habló con suavidad–tú lo sabes, ¿verdad? Tú fuiste la última persona con la que quiso estar.

–Yo… lo maté… todo fue mi culpa.

–No– Sai metió su mano a la bolsa de su abrigo– tus padres me lo dieron– le dijo mientras le entregaba una hoja doblada a la mitad– la encontraron después de que te fuiste para nunca volver.

Itachi abrió la hoja… solo una frase estaba escrita en ella. Lamento haberte dañado, Itachi.

:::

–Mi letra– Sasuke sonrió con tristeza– vez, yo hubiera amado a Sai por siempre.

–Sasuke–Itachi volteó a la misma esquina.

:::

Sai entendió a quien era a quien veía ahí Itachi.

–Tú lo perdonaste, Sasuke-san– se dirigió a esa pared vacía, pero al ver el violín supo que no fingía a la hora de dirigirse a alguien– lo sabes… por favor… díselo a Itachi– sus lágrimas fueron sinceras, apretó con suavidad la mano de Itachi.

:::

Itachi notó como Sai temblaba, sus lágrimas lo hacían ver tan bello y se sintió tan culpable al pensarlo.

–Lo siento, Itachi– Sasuke sonrió, sus lágrimas seguían saliendo– por favor, cuando estés bien vuelve a tocar… no robaste mí sueño, era yo quien quería robar el tuyo.

–Gracias…– Itachi notó como se le complicaba respirar aún más, escuchó como el cristal se estrellaba cuando aflojó su agarre… todo se puso oscuro.

–¿Itachi? ¡¡ITACHI!! –Sai se oía aterrado.

“De nuevo te haré daño”

:::

–Algo me dice que ya te has enterado– Shikamaru se veía molesto ante la arrogante sonrisa de Neji Hyuga, quien sólo al sentarse subió los pies al escritorio de Shikamaru.

–Claro, el chico Sabaku tiene todas las posesiones de Sabaku no Gaara, solo no entiendo que te molesta, tarde o temprano iba a pasar, los hermanos Sabaku que viven no dependían de su hermano y éste no necesitaba nada de ellos, así que no entiendo que sea lo raro que el pequeño Sai-chan se haya vuelto su heredero.

–Ya que estás tan enterado de todo– Shikamaru se vio furioso– supongo que sabrás que haces aquí.

–Pues supongo que por fin quieres que me deshaga de algún contratiempo pasajero… pero no quiero que me lo digas aquí… encontrémonos de nuevo en otro lugar menos… comprometedor.

:::

Itachi abrió los ojos con trabajos, se sentía horrible. Estaba seguro que había sido jalado del borde del abismo en el último momento. Su memoria estaba nublada, pero lograba recordar fragmento de lo ocurrido, asustado levantó su mano para revisar sus heridas, ésta estaba cubierta de vendajes.

–Me alegra que se por lo primero que te preocupes, supongo que eso significa que aún sigues pensando en tocar– sentado en un sofá de la habitación se encontraba sentado el profesor peligris.

–Kakashi-sensei– el profesor miró la preocupación del pelilargo.

–Lo doctores del colegio ya te han revisado, dicen que no es nada por lo que debas preocuparte, necesitaras un poco de terapia para no perder el ritmo en lo que las heridas se curan, pero estarás bien, tuviste mucha suerte.

–Sensei, ¿esas sabanas? –Kakashi volteó a ver las sabanas que estaban en el sofá junto con una almohada.

–No son mías, no es que no haya estado preocupado, pero sólo permiten quedarse una sola persona y ni la influencia de la familia Namikaze ni el renombre del apellido Sabaku pueden hacer que el hospital cambie de opinión.

–Sai –Itachi no pudo evitar verse emocionado– eso debes averiguarlo por tu cuenta

Aún contra sus deseos Itachi comenzó a quedarse dormido de nuevo.

–Tienes que descansar, han sido varias semanas terribles–logró escuchar la voz de Kakashi en sueños.

–Sensei –Kakashi se inclinó sobre el pelilargo, acercando su oído a la boca de Itachi para poder oír su petición.

:::

Naruto rió como niño haciendo una travesura, Kakashi no pudo evitar sonreír, el rubio aún era un niño, por lo que colocar  con cuidado el regalo en los brazos de Sai sin despertarlo le parecía muy divertido.

–¿No podemos quedarnos a ver su reacción?

–Vendremos luego– le prometió Kakashi– vamos.

–Bien– el rubio hizo un puchero, pero se apuró a tomar la mano del mayor, en algunos momento agradecía la diferencia de edad que le permitía no levantar sospechas cuando caminaban tomados de la mano- es amor ¿no? –murmuró.

–Por supuesto que lo es– le respondió Kakashi caminado a paso firme.

–¡¡KAKASHI-SENSEI!! ¡¡TE AMO!!

–Tonto, despertarás a Sai– lo reprendió con dulzura.

–Lo siento– murmuró apenado.

–Está bien– comentó soltando un suspiro– yo también te amo.

Las enfermeras no pudieron comprender al chico rubio que abrazaba con fuerza al mayor por la espalda y reía al tiempo que lloraba.

:::

Sai despertó con el olor a rosas, se encontraba abrazando un enorme ramo de rosas rojas.

–Te dije que las rosas de otro color te quedarían mejor–Itachi lo miraba desde la cama, Sai se levantó casi corriendo, tropezando con las sabana y sus zapatos pero logró llegar a la cama con las rosas aún en sus manos.

–Estás bien– las lágrimas no tardaron en desbordarse, pero el pelilargo las limpió con suavidad.

–Lamento lo que te hice pasar. Al menos lo que logro recordar.

–Eres un tonto– Sai limpió sus lágrimas– estuviste a punto de morir, no podías respirar, y tus alucinaciones casi logran que te suicides

–Ahora lo sabes todo–Itachi agachó su rostro, incapaz de mirarlo al rostro– sabes lo que hi…

Sai cubrió la boca de Itachi con un dedo.

–No hiciste nada, puedes recordarlo, ¿verdad?

–Lo sé… estoy vivo gracias a ti… pero no entiendo, cómo es que lo supiste.

–Fui a hablar con tus padres, Kakashi-sensei consiguió la dirección para mí, ellos me contaron todo, y me dieron la dirección de tu antigua casa, así como la copia de la llave. Ellos están muy preocupados por ti, perdieron un hijo y temen haber perdido a otro. Hable con ellos para contarles lo que pasó, tu padre me dijo que tal vez no deseas verlos, y esperan que cuando estés mejor seas capaz de hablar con ellos y puedas perdonarlos.

–¿Ellos no me culpan?

Sai negó con su cabeza, le sonrió con tristeza.

–Ellos piensan lo contrario– el pintor se sentó en la orilla de la cama–ahora me explicas esto– le dijo refiriéndose a las rosas.

–Después de lo que pasó… mi regalo de despedida…

–Vuelves a lo mismo– Sai dejó las rosas sobre el regazo de Itachi– en tal caso no las quiero.

–Pero, después de lo que pasó…

–Itachi, ahora he visto lo peor de ti y después de eso…

–Te amo– lo interrumpió Itachi– antes de cualquier otra cosa, antes de que pase algo más, te amo, sin importar lo que haya pasado y lo que te haya dicho… te amo, lo que he pasado contigo, todo lo que vivimos en este loco año, ha sido lo mejor que me ha pasado, en toda la vida y seguro será lo mejor del resto de la vida… yo…

–Sasuke– Itachi se sorprendió al creer que lo llamaba así, pero lo dejó continuar– me contaras todo sobre Sasuke, tu hermano.

–Él también te amaría, me lo dijo, o al menos esa loca alucinación lo hizo.

–Vez– Sai sonrió– incluso después de todo lo que paso y ahora que me dices eso estoy seguro que te amo… nada puede ser peor de lo que ya pasó.

Itachi lo abrazó, besando su boca con dulzura, un beso que Sai no tardó en corresponder con igual dulzura.

–Te amo, te amo– repitió entre cada separación pequeños besos que daba a los labios de Sai.

Sai se atrevió a alejarse, viendo las rosas entre ambos.

–Las dañaras, aunque dije que no quería tu regalo de despedida.

–¿Y cómo regalo de disculpa?

–Me contaras todo…

–Lo haré.

:::

Minato Namikaze hojeaba el álbum fotográfico, cuando su teléfono sonó.

–¿Diga? Kushina, sí, me llegó, gracias por el álbum, las fotos de pequeño de Naruto son adorables. –El rubio rió alegre por algo que escuchó al otro lado de la línea– seguro terminaré enamorándome de Naruto como tú dices, por cierto– hizo un puchero– ¿crees que hoy vendrá a verme?

:::

–Al principio el entrar a la escuela, fue por que sentí que se lo debía a Sasuke, creí que era lo correcto lograr lo que él quería, las 4 estaciones, las tocaba antes de conocerte, era mi castigo, lo que me recordaba todas las noches que yo había matado a Sasuke.

Sai se encontraba sentado acostado en la cama a un lado de Itachi, había cerrado la puerta para evitar que alguien entrara al lugar.

–Las cuatro estaciones fue con lo que Sasuke-san entró a la escuela.

–Sí. Fui bueno en la escuela, antes tomé violín por hacer feliz a mi madre, era bueno en ello, pero sólo lo hacía por diversión. En Konoha comencé a disfrutarlo y eso me hacía sentir culpable, sentía que había robado el sueño de mi hermano.

–Por eso tu culpabilidad se hacía más profunda.

–Sí.

–El oírte tocar… se volvió algo importante para mí… oírte interpretar algo que Gaara tanto amaba… gracias a ti fui capaz de terminarlo, acabé ese regalo que le prometí hace años a Gaara, de no ser por ti yo no hubiera sido capaz de volver a pintar, el que hayas estudiado en Konoha no es una traición a tu hermano y fue gracias a eso que pude estar contigo… que fui capaz de enamorarme de ti… ¿lo dejarás ahora que nada te ata a él?

-No, sería imposible… como le mostraría al mundo mi amor por ti– Sai sonrió, dando un beso a los labios de Itachi se puso en pie.

Se acercó a la mesa, tomando agua se la llevo a Itachi. El pelinegro le había contado todo con detalle, entendía porque se sentía culpable, pero notó que ya no creía ser el responsable directo.

–¿Cómo sabías de la canción? –se atrevió a preguntarle, mientras le ayudaba a beber agua

–Es una de mis canciones favoritas, por lo que soy capaz de reconocerla en cualquier parte que la veo… es la canción que tenías enmarcada en tu sala, tu hermano la hizo ¿verdad?

–Eres muy listo–comentó una vez que terminó el agua.

–Siempre he estado seguro de ello– le dijo sonriendo.

–¿Cuánto tengo aquí? –le preguntó poniéndose serio.

–Un buen tiempo –comentó suspirando –los primeros días de abstinencia fueron terribles.

–La heroína es la droga que causa una adicción más rápida y de la que tiene mayor riesgo.

–Tonto, si lo sabías ¿por qué lo hiciste? –las lágrimas volvieron a correr.

Itachi notó lo cansado que Sai se veía, el pelinegro fue a quitar el seguro de la puerta para tratar de ocultar sus lágrimas. Lo notó pálido, se veía muy cansado, pero lo notaba aliviado, aún con sus lágrimas y su palidez  lo notaba muy atractivo, estiró su mano sin vendajes, volviéndose consiente de la aguja de la intravenosa al sentir una punzada, aun así tomó la mano de Sai, besándola con dulzura.

–No te había visto ese reloj– le dijo notando la pieza que le veía grande a Sai

–No es mi estilo, además de que me viene grande, pero es algo muy importante para mí, así que deseaba usarlo– la voz de Sai se volvió más baja– es como un amuleto de la buena suerte, era lo que me ayudaba a pensar que todo saldría bien.

Itachi entendió por fin el alivio de Sai, el pintor debió de haber esperado lo peor por momentos, podía verlo con facilidad llorando, mientras se aferraba a ese reloj.

–Lamento lo mal que te hice pasar.

–No importa… mientras no vuelvas a hacer lo mismo.

–Nunca más– guardó silencio– la nota de Sasuke, era…

–¿Real? –Sai se dirigió a sus cosas, sacando una hoja manchada de sangre– lo es, tus padres me la dieron.

Itachi la tomó, abriéndola se encontró con la letra de su hermano, sintió las lágrimas calientes correr por sus mejillas.

–Te amo– dijo volteando a ver a Sai.

–Yo también, Itachi Uchiha.

:::

–¿Qué sucede? –Sai volteó hacía atrás, sin dejar de apoyar su peso en el balcón.

Itachi Uchiha se encontraba tras de él, vestía con un desgastado pantalón de mezclilla, usaba una vieja sudadera que le venía algo floja debido al peso que había perdido las pasadas semanas, su cabello estaba atado en una media cola, en su mano traía el arco de su violín, jugaba con él como parte de su terapia para volver a tocar.

–Siento que ya hace un siglo cuando te vi a través del balcón por primera vez.

–Lo sé– el pelinegro soltó una breve carcajada– la verdad es que fue una sorpresa.

–Te enojaste…

–Sí, pero al principio me sorprendí bastante, no entendía quien eras y si te tratabas de alguna imaginación mía, desde ese momento me di cuenta de lo atractivo que eras.

Sai sonrió, volteando con él se sentó en el balcón, Itachi se arrimó, rodeando con una mano la cintura de Sai, mientras el pasaba sus manos por su cuello, besando sus labios.

:::

–Él es la persona que quiero que te encargues– Shikamaru le entregó un folder a Neji Hyuga, el castaño lo tomó, abriéndolo reviso.

–¿Quieres que mate a Itachi Uchiha?

–Si…

:::

–¿Estás seguro de esto? –Sai traía en sus manos el estuche del violín, Itachi lo abrió, metiendo dentro el violín de su hermano.

–Seguiré tocando las cuatro estaciones, pero sé que Sasuke me perdonara que no lo haga con su violín– tomó el estuche de las manos del pintor, colocándola sobre la pequeña mesa de madera, dio unos pasos hacia atrás, mirando los bellos cuadros que adornaban la pared– son bellísimos.

Los cuatro cuatros que adornaban la pared de la habitación de Gaara eran imponentes, cada uno era como una ventana que lo llevaba a una estación distinta. Sai había logrado reflejar la misma emoción que transmitían las notas de Vivaldi.

–Son mi regalo para ti, Gaara– Sai se quitó el reloj– hay alguien que amo ahora, espero que seas muy feliz como yo lo soy ahora y me puedas perdonar– dio un beso al reloj y lo guardo en el estuche del violín, sin poder evitarlo empezó a llorar.

–Ahora todo estará bien– le prometió Itachi tomándolo de la mano.

–Lo sé…

El mayor tomó la mano de Sai, dirigiéndolo a la salida de la mansión, tenían que volver a casa, pronto iniciaría el nuevo curso de Konoha, las vacaciones había terminado.

– Te amo.

–Y yo a ti, pintorcito.

 

Notas finales:

Lamento deberles el lemmon de Kakashi y Naruto, pero hubiera sido muy complicado acomodarlo.

Como han notado, terminó con un final abierto... y es debido a una razón muy simple.

¡¡CREE MÁS DE 20 FINALES ALTERNATIVOS PARA ESTA HISTORIA!!

Es lo más duro que he hecho, empezar a eliminar finales, logre deshacerme de 10, pero los otros diez seguían convenciendomé, al final pude eliminar 5, pero los otros 5 no pude eliminarlos del todo (de hecho creo que fueron más de 5 los que sobrevivieron)

La historia oficialmente termina aquí, pero haré un bonus (no me odien, no aportará nada a la trama, o quiza un poquito, pero son solo cosas que no cambian para nada lo que ya han leído, como quien le envió el reloj a Sai y la caja con los datos de cuentas de banco a Itachi) en este pondré los finales, no escritos tal como eran, sino una explicación y quizá un breve fragmento de cada final

Bueno, he terminado...

Personas bellas.

¡¡MUCHAS GRACIAS POR TODO!!

The four season no ubiera sido nada sin ustedes que lo leyeron.

*Reverencia, manda besos y se va a la insulsa vida real a hacer tarea*

"Y si nos encontramos en una nueva vida, amor mío, prometeme que me miraras y me regalaras un sonrisa que haga latir de nuevo mi congelado corazon"


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).