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The four season (Las cuatro estaciones) por blackrain

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Notas del capitulo:

El nombre de la canción se repite, pero si lo conocen saben que no es igual

La vez pasada tuve problemas con la página de ahi que se haya subido varias veces.

Este capítulo es mucho relleno, habra pasado en cursivas...

La canción:

http://www.4shared.com/audio/TFTIuplU/09_Vivaldi_-_Autumn_-_Allegro.html

 

–Ya es hora

La enorme cortina que cubría el ventanal de la elegante habitación se abrió, permitiendo que la luz del sol inundara la estancia.

-Aún es temprano-el joven que dormía en la cama se cubrió con sus sabanas completamente.

–Sai– el atractivo abogado se acercó a la cama, vestía con un impecable traje negro–dijiste que tenías algo que hacer.

–Pero aún no es hora– el pelinegro se enredó en la sabanas, por lo que el mayor se agachó, empezando a hacerle cosquillas–Jajaja no, Shikamaru…

Sai se destapó, alejándose del abogado se bajó de la cama.

–¿A dónde irás?

–Quiero pasear solamente.

–Me alegra, ya tienes un mes en Tsuna y has salido muy poco.

–Iras a trabajar ¿verdad?

–Si, ¿querías que fuéramos a algún lado?, puedo hablar a la oficina y cancelar mis citas.

–No–Sai empezó a arreglar su cama mientras hablaba con el castaño– Ya has perdido bastante de trabajar por mí, además conozco muy bien Tsuna, no te preocupes por mí.

–Bien, deja la cama, alguien vendrá a arreglarla después–acercándose a Sai lo tomó de la barbilla, besando con dulzura sus labios, Sai le correspondió, pero no hizo nada por prolongarlo.

–Nos vemos luego– Shikamaru se alejó de él– me iré a trabajar.

–Si, que tengas buen día.

···

–¿Kakashi-sensei?

–Dime– el peligris seguía mirando la pantalla de su computadora, el rubio estaba sentado en un de las sillas que estaban frete a él en el escritorio, ambos se encontraban en la oficina del profesor.

–El mes que viene hay una semana libre, ¿verdad?

–Si–el profesor volteó a ver al rubio, el menor miraba distraído sus pies– ¿Por qué?– en los labios del mayor se dibujó una sonrisa al ver que las mejillas del rubio se sonrojaron.

–¿Hará… algo?—preguntó con timidez.

–¿Acaso tienes algo en mente, Naruto-kun?

-N…no, sólo quería saber cómo se pasa su tiempo libre.

–Pues no hago nada en especial, normalmente salgo a descansar a una antigua casa de campo que pertenece a mi familia.

-¿Va a ver a su familia?-el menor por fin se atrevió a voltear a ver al profesor.

-No, mis familiares cercanos murieron hace tiempo, la casa es sólo para mí…

-¿No se siente solo?-Naruto se vio triste al decir tales palabras.

-Algunas veces- el mayor subió su mano al escritorio, tomando entre la suya la mano del menor– ¿Quieres ir conmigo?

–¿En serio?– los azules ojos se iluminaron como si tuvieran brillo propio.

–Sólo si tú quieres…es mi manera de compensarte.

–¿Compensarme?

Kakashi se inclinó, besando la punta de los dedos del rubio.

–Debe ser terrible para ti salir con un viejo como yo– en los labios del mayor se formó una sonrisa forzada –no podemos salir a citas, mis pláticas deben aburrirte y siempre estoy ocupado con la escuela, encima de todo tenemos que mantenerlo en secreto.

–Kakashi-sensei, sabes que no todo es verdad, tus pláticas no me aburren, además –sus mejillas se inflaron en un rápido puchero– no eres tan viejo.

–Eso dices ahora, pero un par de años más y me veras muy viejo.

Naruto se levantó de su asiento, soltando la mano del profesor se acercó a él, sentándose en sus piernas se abrazó a su cuello. El menor no tardó en besar sus labios, un beso con pasión que el mayor le había enseñado a perfeccionar, y que aún por su falta de experiencia seguía perdiendo ante su profesor, él cual al poco tiempo logró dominarlo en ese juego de besos que tanto disfrutaban.

–Iré contigo, sensei– en sus labios se dibujó una sonrisa tentadora– y quién sabe, tal vez yo también te compense por salir con un niño – el joven ojiazul le guiñó un ojo, volviendo a acortar la distancia de sus rostros.

···

Sai vestía con un pantalón de mezclilla desgarrado, usaba un saco negro sobre su playera blanca, traía lentes oscuros para proteger sus ojos de la claridad del sol, al llegar a la puerta de la enorme mansión sacó la cartela de su bolsa, buscando en ésta encontró una llave, abriendo la puerta pasó al interior…

El peligro no tardó en llegar al estudio, sus lentes ya colgaban del cuello de su camisa, de sus ojos escapaban las cristalinas lágrimas al ver el estudio en donde tanto tiempo había pasado, los libros seguían en su lugar, al igual que todos los muebles que estaban intactos, se acercó a un librero en él que se encontraba un antiguo tocadiscos, en éste aún se encontraba un acetato, Sai se agachó, soplando el polvo que se encontraba sobre el disco.

–Algo digno de ti, Gaara-sonrió con tristeza al colocar la aguja y empezar a escuchar la melodías iniciales de Las Cuatro estaciones de Vivaldi.

Dejó que la música siguiera, yendo a una puerta que se encontraba tras una cortina. La habitación de Gaara se encontraba ahí, eran pocas las personas que sabían que ahí había una puerta que llevaba a ese lugar y por la que cientos de veces había atravesado. Al entrar se dirigió a la cama, soltando un suspiro empezó a deshacerse de su ropa. Una vez que estuvo desnudo subió a la cama, cubriéndose con las sabanas logró aspirar el aroma de Gaara que seguía impregnado en ellas. Nadie había ido a esa casa desde la muerte de su padrastro. Cerró sus ojos, recordaba todas las veces que había dormido en esa cama como el amante del hombre que lo crió como un hijo, recordaba el contacto de sus cálidas manos pasear por su piel, el contacto de sus cuerpo y el sabor de su boca. Pasó sus manos por su cuerpo, recordando las noches que Gaara había hecho eso mismo. Recordaba sus labios susurrando palabras dulces a su oído, recordaba el cabello rojo fuego rosando con su cuerpo mientras sus dientes dejaban huellas por su piel. Apretó sus ojos al llevar su mano a su miembro, empezando a masajearlo.

Los recuerdos se volvían borrosos, abrió sus ojos cuando de sus labios comenzaron a escapar algunos débiles gemidos. Cerró los ojos, logrando evocar el cabello largo acariciando su rostro, cabello que logró fantasear como negro, sintiendo como al llegar al éxtasis logró reconocer el rostro de la fantasía que lo acompañaba.

-¡I-TACHI-SAN!

El tocadisco interpretaba Autumn Allegro cuando se sentó asustado en la cama, incluso con el  aroma de su amante no había podido invocarlo en sus fantasías, tampoco había sido Shikamaru quien había aparecido, a pesar de haberlo elegido a él, sintió las lágrimas correr por sus mejillas, Las Cuatro Estaciones ya no le recordaban a Gaara como en el pasado, a la única persona que podía ver era a Itachi tocando el violín. Ocultó su rostro entre las sabana. Él mismo había ensuciado el lecho que tantas veces había compartido con Gaara.

–Gaara, lo siento… tanto…

···

Shikamaru cerró su computadora, se encontraba de mal humor, sabía que Sai no pensaba sólo en él. Ya tenía un mes viviendo juntos y cada día lo sentía más distante. El haberlo llevado a Tsuna fue con la intención de que se olvidara de su vecino, el abogado no era tonto, sabía de sobra a qué nivel llegaban los sentimientos de Sai por el violinista, pero creyó que una vez lejos le haría olvidarlo. Sonrió con amargura, si Gaara hubiera sabido lo que hacía nunca se lo hubiera perdonado, para su amigo pelirrojo lo más importante era la felicidad de Sai, estaba siempre sobre todo.

–Creo que mi amor no es tan puro como el tuyo, Gaara.

Tomó el teléfono, marcando el celular de Sai tuvo que esperar tres timbres para ser contestado.

¿Si?

Sai, soy yo.

¿Qué sucede?– logró notar un tono distinto en la voz de Sai.

–Llorabas– la línea se quedo en silencio.

No seas ridículo–pudo escuchar lo falso de la risa de Sai– ¿Por qué lo haría?

Me alegro– se obligó a sí mismo a continuar la farsa de que todo estaba bien– te habló para avisarte que ya arregle tu entrada a la escuela, puedes empezar a partir del próximo mes– de nuevo la línea se quedo en silencio por unos segundo.

Gracias por tomarte la molestia de hacerlo.

Sabes que haría lo que sea por ti, Sai. Te veo en casa.

Adiós.

El amor es egoísta– el abogado se levantó de malas de su cómoda silla– eso es algo que tú nunca entendiste, Gaara, y con el tiempo te hizo perder a Sai. Yo lo amo, y haré lo necesario para no perderlo. ¿Qué caso tiene amar a alguien si no serás capaz de luchar hasta el último extremo por él?

···

–Es todo, nos vemos mañana– Minato Namikaze despidió a las personas que estaba en la oficina, de mal humor se acostó en el diván.

¿Qué se creía Kakashi Hatake? ¿Por qué se empeñaba a elegir a Naruto cuando sabía que sólo lo hacía por su parecido físico? Él profesor se engañaba haciéndose creer que sentía algo por Naruto, por su hijo.

–Sólo por que seas mi sangre no creas que te perdonare.

Fue su culpa que lo haya perdido, si él nunca hubiera nacido Kakashi y él serían felices. Si Kushina nunca se hubiera entrometido y tenido ese hijo que él nunca quiso Kakashi no hubiera sufrido.

-Naruto Uzumaki… tú eres el único que arruinó mi vida. Pero esta vez no me quedare viendo sin hacer nada.

Minato tomó el teléfono, marcando a su secretaria dio órdenes claras sin permitirle hablar siquiera.

–Dile a mi hijo que tiene que prepararse, hará un viaje el mes que viene, se que tiene una semana libre así que no tiene ninguna excusa. Quiero que le mandes los detalles de la escuela de Tsuna, tengo un negocio ahí de varios días y él se encargara de ello.

–Uchiha-san– Naruto  golpeaba la puerta con bastante fuerza– ¡¡Abreme!!

–¿Qué te pasa?—Itachi por fin abrió la puerta– ¿Tienes idea de qué hora es?

–Son las 6:30 de la mañana– contesto el rubio sin siquiera esbozar una sonrisa– Aunque imagino que ya deben de pasar porque tengo cerca de 15 minutos esperado que abrieras.

–Es sábado… qué esperabas– el pelinegro estaba desaliñado y seguía vistiendo con su pijama, en ningún momento se movió para invitar a Naruto a pasar.

–No hagas planes, iremos a Tsuna la semana libre del mes que viene.

–¿Qué te hace creer que quiero ir?

–Que sé que ya pasó tu momento de estupidez y es hora de decirle a Sai que vuelva– el tono de Naruto por fin se ablandó un poco– él espera con ansias por ti Uchiha-san. Te extraña tanto como tú a él.

–Él no querrá volver conmigo, fue él mismo quien decidió irse– el rostro de Itachi se vio triste a pesar de sus esfuerzos por evitarlo.

–Fue porque tú no tuviste el valor de ser sincero con él, Uchiha-san, Sai es un amigo al que quiero mucho, no permitiré que por tu cobardía lo lastimes.

El rubio de nuevo estaba serio, se dio la vuelta alejándose de Itachi abordó un auto que lo esperaba en la acera.

–¿Qué le pasa?—se preguntó el violinista viéndolo alejarse, era muy raro ver a Naruto molesto.

···

–¿Y a donde fuiste hoy? –las palabras de Shikamaru le parecieron molestas, no acostumbraba ser interrogado por lo que hacía

“¿Y te divertiste hoy?”

Gaara siempre se las había arreglando para tratarlo sin hacerle sentir presionado.

–Sólo a vagar por ahí, no hice nada en especial.

–¿Seguro?

Por única respuesta Sai asintió, apurándose a cenar.

Shikamaru arrugó su frente un poco molesto por la respuesta, soltó un suspiro tratando de calmarse, si seguía así sólo lograría alejar más a Sai de él.

···

–¿Cómo crees que se mida el amor?

–¿El amor? No creo que pueda medirse– el pelirrojo usaba las piernas del pelinegro como almohada, el menor se encontraba sentado en la cama acariciando los llamativos cabellos de Gaara.

–Pero todo se puede medir, incluso el oxigeno.

–Jajajaja –Gaara dejó escapar una suave risa– supongamos que puede medirse, y en ese nivel yo te amo mucho, para algunas personas ese nivel de amor que yo considero mucho puede ser considerado muy poco, mientras que para otras personas puede ser demasiado.

–Pero el amor es lo mismo.

–No…–el hombre mayor levantó su mano, acariciando con suavidad la mejilla de Sai– el amor nunca puede ser lo mismo, es diferente como cada persona, es igual a que alguien te diga siempre que te ama, no porque lo haga será verdad… Hay veces en que las personas que aman más son incapaces de decirlo.

···

Sai giró con lentitud la silla de Gaara, dando la vuelta vio todos los detalles del estudio, cerró los ojos mientras trataba de recordar. Tenía varios días yendo a la mansión de Gaara, cada día era menos doloroso y más confortante. De esforzaba en traer a su memoria que había sentido la primera vez que entró a ese lugar, era difícil, lograba recordar lo que sintió cuando entraba a ese lugar  y Gaara se encontraba con otros hombres, dejó de pasar cuando empezaron a dormir juntos, ningún amante de una noche volvió a esa cama. En aquel entonces era doloroso saber que Gaara no pensaba en él, mientras que él se la pasa llorando en ese lugar.

–Éramos tan tontos –Sai sonrió con tristeza, se puso de pie dirigiéndose a la puerta, ya era tarde y debía llegar al apartamento de Shikamaru antes que él.

Tomó la mochila que tenía en el suelo al llegar a la puerta volteó a ver sobre su hombro, sonrió para sí.

-Emoción…La primera vez que entre aquí y mire a Gaara sentado en el escritorio sentí emoción y mucha felicidad…

···

–¿A mi edad?

–Si– Sai sonrió tomando la mano de Gaara mientras caminaban por los hermosos jardines de la mansión.

–Pues no sé, imagino que lo que más me gustaría es verte graduar.

Sai hizo un puchero.

–Tienes idea de lo anciano que sonó eso…

–Pues perdona que no pueda negar mi edad– Gaara había reído por la reacción de Sai.

–¿No hay algo más egoísta que te gustaría a futuro?

–Me gustaría… me gustaría que alguien hiciera una pintura tan bella de las cuatro estaciones como Vivaldi lo hizo con su concierto.

–¿Es lo que más te gustaría? –la sonrisa de Sai se amplió.

–Si, es lo más egoísta que me gustaría… a futuro –correspondió la sonrisa de Sai.

–Lo haré– el menor estaba realmente emocionado– es algo que puedo hacer por ti.

–En tal caso– Gaara se inclinó, dando un casto beso a los labios del menor– esperaré con ansias ese día.

···

Itachi dejó su violín en la banca, sentándose estiró los pies, últimamente se sentía muy cansado, por las noches no dormía pensando en Sai, creía que podría olvidarle, después de todo no se habían conocido mucho, habían sido sólo unos meses y no habían vivido tanto juntos.

–A excepción de su compañía cuando tocaba el violín.

Pero eso no había sido nada especial… ¿O si? Sai había transformado una experiencia tortuosa para él en algo agradable, ver la emoción y la felicidad en su rostro cuando tocaba volvió todo distinto.

–Tal vez al pasar el tiempo lo olvide.

–Itachi-kun– el pelinegro levantó su vista, parado frente a él se encontraba el profesor peligris.

–Kakashi-sensei, ¿Qué hace aquí?

–Amm, no sé, tomando un descanso de mi trabajo, ¿acaso? Lo creas o no de vez en cuando los maestros descansamos.

–Lo sé– el pelinegro arrugó su frente un poco molesto por el tono del profesor– a lo que me refiero es que quiere de mí.

–Nada– respondió alegre encogiéndose de hombros.

–Entonces– preguntó algo molesto.

–Te vi y pensé que necesitabas compañía.

–¿Qué le hace creer que la necesito?

–No sé… ¿tu apariencia desolada acaso? No pensé que se te vería triste de nuevo, ya habías superado lo de tu hermano.

Ante sus palabras Itachi se vio furioso.

–Lo siento, lo siento–Kakashi se sentó a su lado– parece que estás triste por mi ex-alumno.

–¿Por qué lo estaría por él?

–Bueno, eso suele suceder cuando estás enamorado.

–¡¿Qué acaso todos lo saben menos el implicado?!—Itachi explotó de pronto.

–Cuando uno ama a alguien– Kakashi ni siquiera se inmutó– teme creer que es correspondido por temor a sufrir si se es rechazado.

–Entonces debí decírselo de frente…– el pelinegro lo murmuró más para sí que para el profesor.

–Aún tiene oportunidad –Kakashi se levantó– nos vemos luego, Itachi-kun.

–¿Oportunidad? ¿Me servirá acaso otra oportunidad después del tiempo que esta pasado?

 

Notas finales:

En lo personal me pareció aburrido y que nada avanza

En el siguiente capitulo inicio con invierno que ya es la ultima estación, asi que ya será más emocionante...

Este fic tiene su vida contada ^^

"Sólo existe algo más fuerte que el amor y eso, querido mío, es el odio."

 


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