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The four season (Las cuatro estaciones) por blackrain

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Notas del capitulo:

Bueno, lo prometido es deuda, d{ia 21 actualización...

Dudaron que actualizaría hoy??

La verdad yo si xD, ya que el sabado llegó y yo aún no habia iniciado el cápitulo...

Aunque al final me quedo hasta tiempo de actualizar...

Bueno la canción esta aquí:

http://www.4shared.com/audio/VYbFpz2p/02_Vivaldi_-_Spring_-_Largo.html

Naruto es de un japonesio que no recuerdo su nombre... Bien si lo recuerdo, pero no lo quiero decir...

Visitas

 

 

Itachi se encontraba asomado por la ventana de su casa, su vecino pelinegro se encontraba arreglando el jardín, tenía todo el día limpiando su casa, él chico tenia ya un mes viviendo ahí y en ningún otro fin de semana lo había visto arreglar su casa de tal manera. Aunque tratara de negarlo, no podía hacerlo, no había podido dejar de observar a su vecino desde la vez que lo vio aplaudir en el balcón, había algo bastante llamativo en ese chico, algo que lo atraía de sobremanera, fue por esa misma razón que se atrevió a robarle un beso para hacerlo enojar.

 

El pelinegro de cabello largo se dirigió a su estudio, no era que se hubiera cansado de ver al chico pelinegro con esa camisa demasiado pegada a su cuerpo debido al sudor, era sólo que de verlo hacer tal cantidad de cosas le parecía muy grosero si no le ofrecía su ayuda.

 

-No es que la vaya a recibir-murmuró al tiempo que llegaba a su estudio.

 

El chico pelinegro le había sacado la vuelta, no era que lo hubiera buscado, sino que en la clase en la que ayudaba al profesor, le sacaba la vuelta, y trataba de sentarse lo más lejos de él, además cada vez que sus miradas se encontraban (lo cual, extrañamente, era muy seguido) el pelinegro lo miraba molesto, muestra clara de que aún seguía enojado de haber sido llamado “pintorcito”.

 

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Sai salió de su habitación ya bañado y cambiado, miró el reloj con impaciencia, era casi medio día, aún no era tarde, pero le parecía que el tiempo estaba pasando más lento de lo normal. Caminó a la sala donde fue a dejarse caer en el sillón, mirando el reloj que se encontraba colgado en la pared, le pareció que los segundo viajaban tan lentos como si fueran horas, acción que le empezaba a hacer perder el juicio, hasta que el teléfono lo obligó a apartar la vista preocupado.

 

-Que no sea que me cancela, que no sea que me cancela-empezó a murmurar al tiempo que levantaba su bocina-¿Si?

 

-¿Sai-kun?

 

-Naruto-kun-Sai sonó animado.

 

-Hola-oyó la alegre risa del chico rubio al otro lado de la línea-Llamaba para confirmar si vendrás.

 

-Claro Naruto-kun, no perdería esa invitación por nada del mundo, estaré ahí a las dos.

 

-¡Perfecto!, entonces te veo aquí mañana a las 2, adiós Sai-kun.

 

-Adiós Naruto-kun.

 

Al tiempo que Sai colgó el teléfono notó que un taxi se estacionó frente a su casa, las cortinas de la enorme ventana que daba a la calle le permitió ver bajar al ocupante del éste, un atractivo hombre pelirrojo que vestía de traje.

 

-Gaa-chan-el chico pelinegro se apuró a correr a la calle.

 

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Itachi iba entrando a su casa cuando notó que alguien bajaba del taxi, pagando éste se marcho de inmediato, eso no le hubiera llamado bastante la atención, de no ser que el pasajero había bajado en la casa de su vecino, algo bastante extraño, ya que en el mes que tenía viviendo ahí no había recibido una sola visita.

 

-Es el pintorcito-Sai había salido corriendo de la casa, y de un salto se había colgado al cuello del hombre que había bajado del taxi, enredando sus piernas en la cintura del mayor, quien correspondió a su abrazo, pasando las manos por la cintura del pelinegro.

 

Tal acción no pudo menos que sorprender al violinista, Itachi revisó al visitante de su vecino, era un hombre de unos 25 años, era de un cabello rojo llamativo y de piel blanca, similar a la del pelinegro, no lograba ver sus ojos a esa distancia, ni distinguir sus facciones, vestía con un elegante traje y no traía en sus manos nada.

 

-¿Será  el amante del pintorcito?-Itachi no apartó la vista de ambos, esperando un beso que nunca llegó.

 

El pelirrojo permitió al Sai bajarse, el chico pelinegro no dejaba de sonreír y platicaba cosas con el pelirrojo que debido a la distancia no lograba escuchar, el hombre mayor le ofreció al pelinegro su mano que el menor tomó sin dudarlo y ambos comenzaron a dirigirse a la casa tomados de la mano. El chico Uchiha sólo sacudió la cabeza cuando ambos entraron a la casa del menor, no era algo común en el espiar a sus vecinos, pero esta vez no había podido apartar la vista del pelinegro.

 

···

 

-Gaa-chan, ¿Por qué no trajiste maleta?-Sai guió al pelirrojo al sofá donde ambos se sentaron.

 

-Sai, no me podré quedar como habíamos quedado.

 

-Pero Gaara…-los oscuros ojos de Sai se humedecieron, por lo que el pelirrojo se apuró a limpiar las lágrimas antes de que corrieran por las mejillas.

 

-Lo sé, créeme, soy quien más lo lamenta, lo había planeado desde hace meses pero…-Sai pudo ver lo cansado que Gaara se veía, debajo de los claros ojos del pelirrojo habían marcadas ojeras y su piel estaba bastante pálida, su cuerpo ya no mostraba la vitalidad de años anteriores.

 

-Lo siento-Sai abrazó a Gaara con fuerza, ocultando su rostro en el pecho del pelirrojo-soy un egoísta, Gaa-chan, había anhelado tanto que pasaras esta semana conmigo, nunca pensé lo ocupado que estás.

 

-No eres egoísta-el pelirrojo correspondió su abrazo, dando un beso al cabello azabache- me haz esperado bastante, Sai, y nunca me haz exigido nada, siempre tienes que ser tú quien debes de acoplarte a mis horarios, a mi tiempo.

 

-Yo…yo te esperare lo que quieras, no puedes estar ocupado toda la vida-estás ultimas palabras habían sido pronunciadas con desesperación al notar la tristeza del pelirrojo, levantó su rostro, los ojos negros se clavaron en los verdes tratando de demostrarle que sus palabras eran reales.

 

-No tienes que esperarme, vive tu vida, que tu vida no dependa de la mía.

 

-¿Qué quieres decirme?-Sai lo miró con miedo.

 

-Que estaré bastante ocupado para poder venir en un largo tiempo, no quiero que estés triste por eso, sabes que te quiero bastante, y que eres aún más importante para mi que mis hermanos de sangre-en los labios del pelirrojo se formó una sonrisa para convencer a Sai.

 

-¿Es sólo eso?-Aún estaba asustado.

 

-¿Qué otra cosa sería, tontito?

 

-No sé, hay algo que me asusta…

 

-No es nada.

 

-¿Comemos?

 

-Lo siento, mi taxi debe de estar por llegar-justo cuando el pelirrojo mencionó esas palabras oyeron una bocina sonar en la calle-Ese es.

 

Sai sólo asintió, la sonrisa que había estado pintada en sus labios cuando llegó no había vuelto a aparecer, el pelinegro lo acompañó a la puerta en silencio, se veía triste y sus ojos estaban húmedos.

 

-No estés enojado-le pidió con suavidad Gaara.

 

-No lo estoy… sólo… me da tristeza que te vayas tan pronto-una lágrima escapó de los ojos, corriendo por la mejilla.

 

-A mí también-Gaara besó la mejilla de Sai con suavidad-cuídate mucho, te quiero- dando un abrazo al pelinegro salió y subió al taxi que lo esperaba.

 

Sai se quedó parado en la puerta, estaba empezando a llover, algo bastante extraño para un día de abril, se despidió de Gaara con la mano hasta que el taxi se perdió a la distancia.

 

-El cielo también se ve mal-murmuró Sai cerrando la puerta.

 

···

 

Itachi revisó que su violín estuviera afinado, mirando inconcientemente hacía el balcón de su vecino, desde la tarde había estado encerrado, supo en que momento se fue el pelirrojo, el taxi fue el que lo obligó a mirar a la calle, encontrando que el pelirrojo se marchó y el pelinegro se quedo desanimado, le pareció ver que limpió sus lágrimas.

 

“Acaso su novio terminó con él”

 

Afuera aún seguía lloviendo, no era tan fuerte, pero era bastante tupida, cerró los ojos, aspiró profundamente, poniendo el violín en posición, empezó a tocar.

 

···

 

Sai estaba sentado en el balcón, la suave lluvia caía sobre él con suavidad, tenía bastante rato afuera de su balcón, sus ojos estaban rojos debido al llanto, sabía que era egoísta llorar, sin embargo, hacía más de un año desde que no había visto al pelirrojo, y esta vez sólo lo había podido ver muy poco tiempo, y Gaara le había dicho que no se verían en un buen tiempo.

 

“¿Acaso más de un año?”

 

La práctica de Itachi estaba durando más de lo normal, el violinista había empezado a tocar una nueva melodía, si acaso era la primera vez que la interpretaba lo había hecho muy bien… Pasó un rato cuando Sai abrió los ojos, no había notado que se había quedado dormido, la música ya no se escuchaba, y su ropa se encontraba empapada, se levantó, entrando a su habitación sin siquiera voltear al estudio de Itachi.

 

-Es tarde-su garganta ardió cuando mencionó tales palabras, el reloj marcaba las 12:30.

 

Tenía bastante frío, se dirigió a su habitación y poniéndose su pijama se acostó a dormir.

 

···

 

Itachi estaba corriendo por la banqueta de su calle, todos los domingos salía a correr durante la tarde, estaba llegando a  su casa cuando vio al pelinegro salir, usaba ropa ligera y cargaba una bolsa, pero no se veía muy bien, sus mejillas se veían un poco rojas, y caminaba algo inseguro, caminó distraído sin notar que pasó a su lado, pero Itachi logro actuar al notar que el chico estuvo a punto de desvanecerse, por lo que lo sujeto evitando que cayera, notando lo caliente que se encontraba su piel.

 

-¿Estás bien?-preguntó un poco preocupado.

 

-Déjame-Sai se alejó enojado, al notar quien lo había ayudado.

 

-Estás enfermo.

 

-No es algo que te importe-Sai se apuró a alejarse del joven de la coleta, aún seguía bastante molesto con él, podría ser un excelente músico pero como persona era insoportable.

 

Itachi se quedó un poco preocupado, aún cuando su rostro fingió no preocuparse.

 

Sai se apuró a alejarse de su casa, se sentía mal, pero no podía dejar plantado a Naruto, el rubio lo había invitado muy emocionado a su casa, incluso el ojiazul había cancelado un viaje para pasar el día con él.

 

-Ya me he tomado una pastilla, estaré bien-murmuró pasando su mano por su rostro.

 

···

 

-Toma, Sai-kun- el rubio se apuró a ofrecerle algo de comer a Sai.

 

Se encontraban en el enorme jardín trasero de la gran mansión del rubio, la casa de Naruto era enorme, pero desde que Sai había llegado sólo había visto a los sirvientes, a quienes Naruto trataba como a su familia, y quienes parecían adorara al chico, el jardín tenia una enorme alberca, y junto a ésta habían colocado una enorme mesa donde habían acomodado de manera primorosa la comida buffet.

 

-Gracias-Sai vestía con una bermuda negra, ya se sentía mejor y parecía no estar enfermo, el ojiazul también usaba bermuda, color naranja, Naruto se había pasado toda la tarde jugando con el pelinegro en la alberca.

 

 -Ya casi es hora que te vayas, ¿verdad?-preguntó desanimado.

 

-Si, Naruto-kun, sabes que tengo clases mañana temprano, tengo que acostarme pronto a descansar.

 

-Lo sé, pero si quieres puedes quedarte aquí conmigo.

 

Sai sonrió, el rubio actuaba como un niño, y lo trataba como si fuera él algún compañero de su edad.

 

-La próxima ves que venga traeré ropa para quedarme en tú casa.

 

-¡¿Lo prometes?!-preguntó emocionado.

 

-Claro-era muy fácil hacer feliz al rubio.

 

-Si-kun, ¿no quieres bañarte antes de irte a tu casa?

 

-No, gracias, sólo me cambiare de ropa y me iré. Por cierto, Naruto-kun- Sai sacó un papel de su mochila entregándoselo al rubio -pensé que te interesaría esto, Kakashi-sensei busca un asistente para su clase, no se necesita tener mucha experiencia, sólo debes presentarte con lo que te pide a la dirección, ellos te aceptan y te manda con el sensei.

 

-¡¡Muchas gracias, Sai-kun!!-Naruto había sonado muy animado, y de improviso abrazó a Sai, quien no tardó en corresponder su abrazó.

 

···

 

Sai entró a su estudio, abriendo la puerta con cuidado salió al balcón, sentándose en el suelo esperó a que el pelinegro empezara a practicar, sin embargo, su cabeza le dolía bastante y tenía mucho frío, se empezaba a sentir mal, y antes de que se diera cuenta ya se había quedado dormido.

 

···

 

Itachi terminó de tocar y como desde hace casi un mes apagó la luz y esperó en la sombras de su habitación, esperando que la puerta que daba al estudio de su vecino se abriera para saber que el  pelinegro se había ido a dormir, sin embargo, estuvo esperando cerca de una hora y el chico no abrió la puerta.

 

-Tal vez hoy no salió-murmuró en voz baja saliendo se su estudio.

 

El chico de la coleta se sintió un poco decepcionado de no haber sido escuchado esa vez, sabía que el pelinegro escuchaba su práctica en secreto todos los días, al principio le pareció algo molesto, pero con el tiempo empezó a disfrutar de su secreta compañía, era agradable que alguien disfrutara su música, al menos sabía que algo que lo lastimaba profundamente podía ser disfrutado por alguien más.

 

Itachi terminó de lavarse la boca, vestía sólo con un pantalón negro que era lo único que utilizaba siempre para dormir, su atractivo torso estaba al descubierto y su lacio cabello estaba suelto, algo lo inquietaba cuando se acostó, por lo que dejando que sus instintos lo guiaran se dirigió al primer piso de su casa, asomándose por la puerta vio que la luz de su vecino pelinegro seguía encendida, apurándose corrió a su estudió, asomándose al balcón de al lado vio lo que temía, Sai estaba durmiendo en el suelo, su rostro estaba rojo y su respiración un poco agitada, sin dudarlo, saltó al balcón del menor, inclinándose tomó su temperatura.

 

-Está ardiendo-se dijo preocupado.

 

Tomó con cuidado al chico de piel blanca en brazos, arreglándoselas logró abrir la puerta del balcón y entrar con Sai en brazos, para su suerte la puerta del estudio estaba abierta, por lo que entró al pasillo, buscando la habitación del pelinegro, que no tardó en hallar. Con suavidad lo colocó en la cama, cubriéndolo con sus sabanas se acercó a él.

 

-Lo siento, yo no soy la clase de personas que suele preocuparse por los demás, así que esto es lo máximo que puedo hacer por ti.

 

Y enderezándose se alejó de Sai saliendo de la habitación para volver a su casa, el día de mañana tenía un examen muy importante y no podía perderlo por el descuido del pelinegro, debió de haber tenido más precaución el día que llovió, o ya de menos cuidarse al darse cuenta de que estaba enfermo.

 

···

 

Sai trató de alejar con sus manos la frialdad que sentía en su rostro, se sentía frío, helado, trataba de correr pero no podía alejarse, lo estaban siguiendo, podía oír sus risas burlonas, sabía que se burlaban de él, esta vez sintió frío en su abdomen, congelaba, le ocasionaba escalofríos. “Por favor, basta”, nadie lo oía, se empezaba a hundir cada vez más en la oscuridad. Gaara lo había dejado, él mismo se había despedido, por más que se esforzab,a la oscuridad lo tragaba vivo. “Es la muerte” estaba aterrado, nadie podía salvarlo, seguía oyendo las frías risas que lo acosaban desde que era un niño. “¿Qué acaso nadie va ayudarme?”, empezaba a sentir escalofríos, estaba cada vez más profundo, su rostro empezaba a ocultarse en la oscuridad, una oscuridad tan onda que a la vez lo envolvía como agua turbia. “¿Qué acaso nadie puede ayudarme?” se hundió completamente, las risas eran cada vez mas fuertes, sintió las manos jalado sus pies, llevándolo al fondo del que sabía que nunca saldría, arrastrándolo… hasta que de pronto las risas empezaron a ser acalladas por la música de un violín, conocía la melodía, una mano se sumergió en el agua, abierta, ofreciéndole una ayuda que no tardo en recibir, tomando la mano con fuerza, que lo sacó del agua, que lo rescató de la oscuridad, permitiendo ver a su salvador cuando salió de nuevo a la luz.

 

-¿Estás bien?

 

···

 

-¿Itachi?-Sai mencionó su nombre incluso antes de abrir sus ojos, por lo que el pelinegro de la coleta se apuró a arrimarse a su lado.

 

-Te encuentras mejor-no obtuvo una respuesta, sólo una mirada confundida que sin duda trataba de entender el significado de su presencia en su habitación.

 

Sai parpadeó varias veces, trataba de saber si aún seguía soñando, ¿acaso seguía dormido?, pero estaba en su habitación, y era de día, miró el reloj, pasaba de la una de la tarde, lo último que recordaba era haberse quedado sentado en el balcón durante la noche, ¿entonces que hacía Itachi Uchiha en su habitación? Y ¿cómo había llegado ahí?

 

Itachi colocó su mano en la frente del pelinegro, ya no tenía fiebre, sólo se veía algo aturdido.

 

-¿Qué haces aquí?-habló por fin.

 

-Si, claro…-Itachi se molestó por el frío tono del pelinegro-gracias por cuidarme toda la noche, Itachi, no tenías porqué hacerlo-ironizó de malas.

 

-Yo no te pedí que lo hicieras-le reclamó sonrojado al imaginar que Itachi había pasado toda la noche en su habitación.

 

Miró al violinista de pies a cabeza, Itachi estaba vestido sólo con un pantalón negro, no usaba playera lo que permitía ver su bien marcado cuerpo, su cabello negro azabache estaba suelto, dándole una apariencia distinta a la de diario, pero no por eso menos atractiva.

 

 -Pues no debí hacerlo-Molestó Itachi se alejó de Sai- culpa tuya perdí un examen bastante importante.

 

El violinista salió de la habitación de Sai de malas, iba tan enojado que azotó la puerta con fuerza al salir, dejando a Sai confundido aún en su cama. Itachi saltó a su casa por el balcón, corrió a su habitación para cambiarse de ropa, tal vez si lograba apurarse el profesor le diera la oportunidad de presentar el examen.

 

Sai vio que en su habitación había demasiadas cosas que el día anterior no estaban ahí y muchas que no le pertenecían. Entre ellas un termómetro y una caja de pastillas, también había un traste con agua y varios paños, los que sin duda habían sido usados para bajar su fiebre.

 

-Yo no le pedí su ayuda- mencionó en voz baja.

 

“A quien engaño, esta vez lo arruine horrible”

 

···

 

Itachi estaba de mal humor, desde que había entrado a Konoha era el primer examen que no presentaba, y un “no presentado” lo enviaba directo a reprobar el curso.

 

“Es mi culpa” pensaba molesto “nadie me obligó a cuidar a pintorcito”

 

No podía decirle al profesor que no había llegado al examen debido a que se quedó a cuidar a su vecino, era algo increíble, incluso ni él lo creería, todo mundo sabía que el antisocial de Itachi Uchiha ni de broma haría algo como eso. Aunque no era algo de lo que se arrepentía, la temperatura del pelinegro había alcanzado niveles bastantes peligrosos durante la noche, sabía lo peligrosa que era la fiebre, de haberlo dejado solo era posible que no hubiera visto otro día en su vida. Muy a su pesar, lo que realmente le molestaba de haberlo cuidado es que el pelinegro no le hubiera dado ni un “gracias” por lo que hizo por él.

 

-No es como si lo quisiera-se dijo en voz baja al entrar al salón.

 

-Señor Uchiha, que bueno que llegó- era la misma clase que había reprobado y era el mismo maestro que le había negado presentar el examen por su tardanza.

 

-Perdone-mencionó, no era muy tarde, pero de seguro el maestro ya se había hecho una mala idea e él.

 

-No se preocupe, sólo quiero que me espere al terminar la clase…

 

Itachi se quedó tal como el maestro se lo pidió, no tenía idea de que era lo que quería, tal vez seguir regañándolo.

 

-Trae su violín, ¿o me equivoco?-a pesar de que muchos cargaban su estuche muchas veces no traían el violín con ellos, es por eso que esa ya era una pregunta normal en su clase.

 

-Si, profesor-Cada vez entendía menos, ¿acaso quería quitárselo?, ¿los profesores podían hacer eso?

 

-¿Está preparado para hacer el examen ahora?

 

-¿Co-cómo?-Acaso había oído mal, que acaso el profesor no le había dicho el día anterior que no había segundas oportunidades por tardanza.

 

-Su amigo vino en la mañana a explicarme la razón por la que no pudo usted asistir, la verdad por un instante estuve apunto de no creerle pero al final me convenció.

 

-Disculpe, ¿A qué se refiere?-preguntó cada vez más confundido.

 

-A, es verdad, me dijo que no lo consideraba su amigo, dijo que era su vecino, me contó que se quedo a cuidarlo aún cuando no era su responsabilidad, algo muy noble e impresionante de su parte, joven Uchiha, nunca creí que usted fuera capaz de hacer algo tan desinteresado.

 

-A pues…-Itachi no sabía que decir, no tenía idea de cómo Sai había sabido a quien acudir, ni siquiera recordaba haber mencionado con quien perdió el examen, además “¿Qué no había dicho que no me pidió mi ayuda?”

 

-¿Está listo?

 

-Si, profesor- con una sonrisa en sus labios, Itachi empezó su interpretación.

 

···

 

Itachi regresó a su casa sin poder ocultar la sonrisa de sus labios, había sacado un 100 sobre 100 y había dejado al profesor con una buena impresión, sin duda Sai había tenido que ver con su éxito, llegando a su casa decidió que iría a hablar con él.

 

-Pintorcito-Sai hizo un mohín molesto al escuchar el apodo con que Itachi lo llamó, pero no mencionó nada.

 

El pelinegro de cabello corto vestía con una bermuda azul marino y una camisa de manga larga color negra, a juego con sus zapatos tenis, negros, se encontraba sentado en el escalón que llevaba a la puerta de la casa de Itachi, su mochila no estaba ahí, así que supuso que había llegado antes a su casa. Cuando Itachi estuvo frente a él se puso de pie.

 

-Te esperaba, te debo una disculpa-mencionó desviando su vista, para no verlo al rostro- mi manera de actuar fue imperdonable, lo lamento mucho.

 

-No te preocupes, estamos a mano-mencionó revolviendo de manera afectuosa el cabello de Sai.

 

-Me alegró-Itachi no logro notar la sonrisa ni el sonrojo de las mejillas de Sai- entonces nos vemos luego.

 

Sai estaba por marcharse a su casa pero Itachi lo detuvo tomándolo del brazo, por lo que el chico volteó sorprendido.

 

-Lo siento,-Itachi lo soltó de inmediato-si no tienes prisa, ¿te gustaría pasar?

 

Sai dudó un poco, pero al ver que Itachi se lo pedía de manera amable decidió aceptar.

 

 -Claro-Sai entró a la puerta cuando el violinista le abrió la puerta y le ofreció el paso.

 

La casa de Itachi era bastante bonita, sus muebles eran modernos y de colores claros, en la pared había cuadros que le llamaron la atención a Sai, la mayoría eran diseños en forma de notas musicales, arte moderno. Solo había algo viejo, una hoja, una vieja partitura en color café, bastante vieja sin duda, o al menos eso parecía.

 

-¿Es antigua?-pregunto mirándola con curiosidad.

 

-No pintorcito- rió alegre Itachi- Es falsa, ve de cerca, está hecha con café.

 

Sai volvió a hacer un gesto de mal humor al oír el apodo, Itachi se colocó a su lado pasando una mano por sus hombros en gesto amistoso.

 

-No te enojes, pintorcito, no te llamo así por devaluar tus cualidades de pintor, menos cuando ya he visto tu trabajo, nunca había visto a Kakashi-sensei tan emocionado con un primer trabajo.

 

Sai se sonrojó, la cercanía de Itachi lo ponía nervioso.

 

-¿E-entonces?

 

-Eres más pequeño que yo, además tienes una cara de niño muy linda.

 

-G-gracias… creo…-murmuró cada vez más rojo.

 

-Ya te había dicho lo atractivo que eres-Itachi lo soltó dirigiéndose a la cocina.

 

-También que era un entrometido-mencionó siguiéndolo.

 

-No lo eras, aún lo eres-le dijo riendo-¿quieres algo de beber?

 

-Lamento haberte molestado ese día, no debí espiarte-dijo sentándose en un banco.

 

-No deberías hacerlo, querrás decir-Itachi le ofreció una lata con jugo-¿te gusta el durazno?

 

-Si-Sai tomó la lata, rozando sus dedos con los de Itachi, lo que ocasionó que se sonrojara “¿Qué me pasa?”-. ¿A qué te refieres?

 

-¿Sabes cómo te encontré?-Itachi se sentó en un banco a su lado.

 

-Me lo he estado preguntado.

 

-Te quedabas dormido en tu balcón.

 

-¡¡Lo…lo siento!! ¡¡No es lo que crees!!...yo…

 

-No te molestes-le dijo sonriendo al tiempo que destapaba su lata-gracias a eso pude encontrarte rápido, me extraño que no te fueras.

 

-¿Desde cuando lo sabes?-apenado, jugó con su lata nervioso.

 

-Desde hace algunas semanas, sabes, las puertas no se abren sólo por que sí.

 

-Lo dejare de hacer-dijo triste.

 

-No es necesario, lo único que debes de dejar de hacer es esconderte, si me molestara ya me hubiera cambiado de lugar, ¿no crees?, te parece si consideramos esto una tregua.

 

Sai sonrió alegre.

 

-¿Entonces somos amigos?

 

-¿Por qué no?-Itachi chocó su lata con la de Sai- Brindemos por una larga amistad.

 

Feliz, Sai se apuró a destapar su lata y beber. Después de todo Itachi no era tan mala persona como parecía.

 

···

 

-¡¡Buenas tardes, Kakashi-sensei!!-el rubio llegó animado al salón de artes.

 

-¿Qué hace aquí, Uzumaki-san?-preguntó un poco incomodo con su presencia.

 

-Seré su ayudante este año-mencionó sonriendo.

 

-A que se refiere-el peligris lo miró preocupado.

 

-Tengo el permiso, el director lo mandó-Naruto le enseñó el papel a Kakashi- será mi manera de pagarle.

 

-No quería un pago.

 

-Aun así…le pagare-con una enorme sonrisa del rubio, Kakashi entendió que no había nada que hacer.

 

-Al primer error está fuera, ¿entendido?

 

-Entendido-Naruto fingió un saludo militar, poniéndose firme y llevando su mano derecha a su frente.

Notas finales:

Aquí el cápitulo, nos vemos en un mes...

El dia 21, a menos que caiga en domingo así que lo haré en sabado...

Bueno me voy, se agradecen los comentarios...

(Los reviews los respondo en la tarde porque estoy en la uni y como que me siento acosada xD)

"¿Crees que el amor existe? Yo no, sólo creo que existe la obseción...Y yo estoy obsesionada contigo"


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