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Amame despues de la tormenta por Hashiba_Sora

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Notas del fanfic:

¿Tengo q menzionar q ni Gravitation ni La dama de las camelias son d mi autoria?? lo se zoi una thipa q no thiene otra koza en q perder el thiempo!!!

Notas del capitulo: No queria thener eztho abandonado jeje zi lo zubia me iba a prezionar para therminarlo, denle un oporthunidad plis, ze q zkribo pezimo, pro x favor, no kreo q za than malo jeje
Cortesana: Prostituta refinada.

Ámame después de la tormenta

Hashiba Sora

Capitulo 1: El color de tus ojos.

El día que lo conocí jamás pensé en lo que podría haber pasado, solo pensé en mi, esa noche, lo único que quería era satisfacer mis necesidades, claro, no seria al instante, lo sabia de sobra, pero el intento, con el paso de los días, seria divertido…

Estábamos en la opera, iba acompañado de un amigo, sabia de mi situación, de que estaba aburrido y quería jugar, divertirme por un tiempo.

Me comento de un hombre que trabajaba como cortesana, no me importo, había sido amante de muchas así que lo seguí, y no seria la primera vez que tendría una relación con un hombre, fuera quien fuera, no seria la gran cosa…

Abrió la cortina que dejaba la entrada al palco. El estaba sentado riendo a carcajadas junto con un amigo, comía bombones y no se había dado cuenta de nuestra presencia. Me pareció una persona vulgar…

-Shuichi Shindo, que gusto verte de nuevo por aquí. ¿Conoces a mi amigo? Eiri Uesugi, el famoso novelista. – dijo Sakano captando su atención.

-¿Novelas? ¡¿De que me sirve eso?! – dijo en un tono sarcástico mientras estallaba de nuevo en risas y burlas.

Y si, lo era a pulso…

-De que no seas ignorante – respondí tan frio como pude, sus comentarios no me hacían ninguna gracia…

-Para tu información, no leo novelas cursis y ridículas, y no soy ignorante…

-Disculpa, has de saber miles de “cosas” de la vida….- respondí en tono irónico.

-¿Lo dices por experiencia?

-No, al ver tu cara me di cuenta.

Creo que los otros dos se dieron cuenta de que el ambiente era un poco tenso entre nosotros.

-Eiri, tenemos que irnos, recuerda que mañana tienes que asistir a un evento de suma importancia…- dijo como si de verdad eso fuera cierto.

-Si claro, ay cosas mejores que perder el tiempo aquí…. – respondí saliendo con el atrás de mi.

-Idiota…- susurro el chico pelirrosa.

Desde ese momento mentiría al decir que lo había olvidado, muy al contrario, había herido mi orgullo, ¿Con que derecho? Me daba rabia recordarlo. Pensaba en el, por lo regular, muy poco.

Habían pasado tan solo unos cuantos meses cuando volví a verlo.

Sakano me había obligado a ir a una cena, prometió que seria divertido, que conocería personas, en fin, me dijo tantas cosas que termine por aceptar.

El coche se detuvo fuera de la casa en la calle Antin, esa noche llovía, las ventanas estaban cerradas, Sakano se adelanto a tocar la puerta.

Al abrirla, se escucharon risas, que me parecían familiares… Pero no le tome tanta importancia.

El salón estaba alumbrado por una gran lámpara, había una enorme mesa con cualquier tipo de suculenta comida, había muchas mujeres en la habitación, cosa a la cual, tampoco le tome importancia.

Me senté dispuesto a pasar una velada de lo más aburrida…

Hasta que lo vi entrar por la puerta.

Esta velada no seria aburrida, seria nauseabunda…

Suspire pensando que no podía ser peor…

…pero Kami-sama pensaba lo contrario, Shuichi se sentó junto a mi…

Bebía sake a grandes proporciones y reía con un chico moreno con el que había estado la última vez.

Yo solo trataba de descubrir si Shuichi tenia más de dos neuronas en el cerebro, ¿Se nota que no lo soportaba?

La noche transcurría lento, muchas damas se habían retirado ya, Sakano estaba dormido en el piso, Tachi, el amigo de Shuichi, estaba diciendo incoherencias con un vaso en la mano, Shuichi estaba un poco tomado pero aun tenia no dormitaba como los otros dos, y yo, aun estaba sobrio, solo estábamos nosotros.

Shuichi se quedo callado, pensativo, un ataque de tos lo invadió de repente, se paro hacia el baño, yo no sabia que hacer ni a quien acudir, ya que el se veía muy grave, claro, aun tenia un poco de conciencia hacia las personas.

Lo seguí y pude observar que al salir, tenia manchas de sangre alrededor de su rostro,

-No me mires…- dijo agachando su cabeza enjuagando su ahora pálido rostro.

--Solo vine a ayudarte, pero si no quieres, mejor…

Un ataque aun más fuerte hizo que Shuichi cayera de rodillas y tosiera cada vez más fuerte.

Lo ayude a levantarse, el no tenia fuerzas ni para poder alzar su cabeza. Al tranquilizarse, parecía ausente, cansado y sus ojeras se marcaban más. No podía dar más de dos pasos sin estar apoyado de la pared.

Lo cargue con ambos brazos llevándolo a su habitación, ya que esa enorme y lujosa casa era suya, la cama era amplia y estaba adornada con colchas blancas y abundantes almohadas de plumas. Lo recosté cuidadosamente, apoyando su cabeza en una de las tantas almohadas. Tenia los ojos entreabiertos y esa errática respiración desde que sus ataques se volvieron mas frecuentes, estuve junto a el, administrando sus medicamentos, ya que, en un buro de la habitación había una nota con las indicaciones especificas de los cuidados del chico.

Dormía y yo velaba su sueño, parecía un ángel, aunque fuera hombre, fácilmente se podría confundir con una chica, su cabello, sus ojos, su piel… Todo en el me parecía atractivo.

No me di cuenta de esto hasta mucho tiempo después, no esa noche.

Los días habían pasado, y el no frecuentaba los lugares en donde por lo regular asistía siempre, noche con noche.

Tenía curiosidad en saber que había pasado.

Esa tarde caminaba pensando en miles de cosas, sin darme cuenta, estaba frente a la puerta de su residencia. ¿Qué podía perder? Toque y casi instantáneamente alguien abrió la puerta. Un hombre de cabellos rubios salió para decirme que Shuichi estaba muy enfermo…

-¿Desea que le informe que le ha venido a visitar?...- pregunto el caballero.

-No, gracias – dije marchándome del lugar.

Al día siguiente paso exactamente lo mismo, y de nuevo, pedí el anonimato. Esto se repitió durante toda la semana….

…Y durante el mes siguiente…

Solía ir a los lugares donde asistía Shuichi, aun no sabía por que, pero hoy creo, que era por la fuerte esperanza de verlo y saber de el.


Hasta que un día, cumpliendo exactamente, dos meses de mis visitas a su hogar, fui a la opera, alce la vista en el palco donde lo había conocido, abrí mis ojos por la enorme sorpresa, el estaba ahí, con un hermoso ramo de camelias blancas, viendo a todos, hasta posar su vista en mi.

No parecía aquel chico enfermo que había auxiliado aquella noche, se veía tan lleno de vida, tan alegre, yo no lo hubiera creído.

El acto termino, en un pestañear de ojos, ya que yo no veía nada que no fuera Shuichi.

Pero por Dios, no era nada del otro mundo, una simple persona más, ¿Qué de tenia? ¡Nada! Absolutamente, y mas por el simple hecho de ser cortesana…

Sabia de sus múltiples relaciones con varios condes, uno, que en especial lo visitaba cada noche sin falta alguna. El otro, era un señor de mediana edad, casado, con hijos, y con el dinero suficiente para pagar los gastos de Shuichi. Podría mencionar mas, y todos, eran mayores que el.

Tachi, en tiempos pasados se había dedicado a lo mismo, ahora solo era un parasito que vivía a costas de Shuichi.

Eran finales de febrero, yo había salido a caminar en busca de inspiración para continuar con mi novela, me senté en una banca del parque al que siempre iba cuando estaba estresado. Prendí un cigarrillo disfrutando de la tranquilidad…

-¡Yuki Eiri-san! – hasta que una molesta voz inundo mis oídos.

-Aizawa Tachi –respondí con mi más hipócrita sonrisa. - ¡Que gusto verte por aquí!

-Eiri-san, esta noche habrá un baile con mascaras y disfraces en casa de Shu, el me ha mandado invitarlo

¡¿Yo?! ¿Invitado? ¿Porque? Era obvio que no nos soportábamos, así que, al instante, pensé que ese mocoso planeaba algo…

-Claro, ahí estaré sin falta –dije sonriendo un poco gracias al gran plan que se me acababa de ocurrir.

Lo detestaba, lo acepto, pero aun en ese momento el chico se veía tan apetecible… Solo seria una noche…

-Lo estaremos esperando Eiri-san

°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°

Dieron las ocho de la noche. Yo estaba vestido, perfumado, con un antifaz negro en los ojos, veía cada minuto que pasaba mas lento ante mis ojos desesperados, estaba nervioso, ahora lo se, mis manos temblaban aunque en ese momento, pensaba que era por el intenso frio.

Caminaba a paso lento, al llegar, lo vi acodado en la ventana, mirando con tristeza hacia la calle, al verme, pareció haber visto un fantasma, se pero erguido y corrió hacia dentro, al tocar la puerta un par de veces, el la abrió tratando de regular su respiración, ya que al parecer, había corrido de mas.

-Pa..pasa- susurro haciéndose a un lado

Las personas bailaban, giraban de un lado a otro, abrazados, tomados de la mano, casi todos sonreían.

-Yuki, ¿Quieres bailar conmigo? –pregunto agachando la cabeza…

Yo no respondí, lo tome por la cintura y lo tome de la mano, acerque su cuerpo al mío, permitiéndome oler el hermoso aroma que desprendía, sus ojos miraban los míos detrás de un antifaz de plumas rosas, al igual que su vestido, era amplio, estaba adornado con amplios olanes y encajes rosas y violetas, como sus ojos, tenia un adorno extravagante en el cabello, a pesar de estar vestido como una mujer, se veía lindo, girábamos al ritmo de la música, pero no prestaba mucha atención en ese, solo dejaba que mi cuerpo se moviera solo mientras yo me entretenía mirando con detalle sus facciones.

La melodía dejo de inundar el lugar, quedamos parados, sin ejercer ningún movimiento, hasta que un sonrojo cubrió sus mejillas y bajo la mirada al instante.

-Gracias, Yuki

-En seguida vuelvo, tengo un poco de sed…- dije dándole la espalda

Lo veía a la distancia, su sonrisa, el brillo de sus ojos, sus delicados movimientos, parecía hipnotizarme…

No tenia nada mas que hacer ahí, el estaba con alguien mas y por alguna extraña razón, hizo que mi rabia se presentara.

Una cortina separaba el oscuro corredor con un amplio ventanal que dejaba admirar las estrellas, me recargue sobre la pared a punto de romper con la mano el vaso de whisky por la fuerza con la que lo apretaba.

Alguien mas pasó a través de la enorme cortina, unos pasos se acercaban, al volver la vista, lo vi, me había seguido.

-¿Te marchas tan pronto? – pregunto parándose frente a mi.

-No, es solo que…estoy mejor aquí – dije evitando verle a los ojos.

-¿Volvemos?

-No, quiero estar solo

-¡Shuichi! –Alguien grito asomando la cabeza por la cortina –¡Te buscan!

Me miro por ultima vez antes de irse ¡De seguro se iría con uno de sus tantos amantes! ¡Me daba tanto coraje recordarlo! ¿Rabia? ¿Coraje? ¿Por qué? ¡Era muy su vida! No tenía nada que ver conmigo.

°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°

Después de un rato, volvía a pasar lo mismo que la vez pasada, no había nadie, solo Tachi que dormitaba, Shuichi y yo.

El reía por las tonterías que decía su amigo, y de nuevo esa horrorosa tos se hizo presente, llevándolo instantáneamente al tocador, yo lo seguí, como lo había hecho la última vez.

Al llegar, el lloraba, el alcohol se le había subido mas que en otra ocasión, me abrazo, deje que sollozara en mi pecho mientras lo atraía mas a mi, y acariciaba su cabello.

-Yuki…- suspiro abrazándome.

-¿Qué deseas? –dije solo por responderle.

-A ti…

En ese instante, rodeo con sus brazos mi cuello, acerco su rostro al mío, juntando nuestros labios, profundizando aquel tacto, era tan delicioso, tan profundo, ese inolvidable sabor…

-¿Qué quieres de mi mocoso? –pregunte sabiendo la respuesta.

-Nada…

-¿Piensas que te creeré?

-Te lo agradecería…

-No obtendrás nada de mí

-No quiero nada de ti, solo, abrázame…-dijo volviendo a apoderarse de mi boca.

Me tomo de la mano y me guio hasta su habitación, sabia lo que quería, pero el que aprovecharía seria yo, y el estúpido seria el…

-Ven, recuéstate…-dijo mientras se sentaba sobre la cama.

Me acerque hacia el, tome su delicado rostro entre mis manos, besándolo como si fuera mi única oportunidad.

Lo recosté suavemente, acercándolo a mi cuerpo.

-No quiero nada de ti, solo abrázame…- dijo evitándome y posando su cabeza en mí pecho.

Hasta ese momento estaba confundido, me quede junto a el, abrazándolo, en completo silencio, en unos instantes, el cerro los ojos, cayendo en un profundo sueño.

Después de unos segundos, lo abrace, y al igual que el, me quede dormido.
Notas finales: Dudaz? pregunthen, Lez guztho? komenthen jeje matta ne!!

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