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Extraña Relacion por Saga Excalibur

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Notas del capitulo:

Lemon, Shota.

En el camino, Aioria no podía dejar de pensar en ese rostro macabro que le hizo sentir un miedo terrible y lo peor de todo, es que el portador le llevaba en brazos en ese momento, tenia miedo de verlo, puesto que no quería pensar en que forma le vería. La curiosidad le gano y levanto su cabeza hacia arriba hasta que pudo ver ese rostro que, mostraba tristeza, algo que el chico no pensó que fuera a ver.
"Shu…Shura".-Dijo con algo de nerviosismo.

Al escuchar su nombre el mayor volteo a verle a la cara.

-"Mmm…¿Qué pasa Aioria?".-Este le vio a los ojos, por lo que el menor al darse cuenta de eso desvió la mirada.

-"¿Me puedes bajar?".-Dijo algo apenado, y a la vez asustado.

El mayor en cambio, rápidamente bajo los pies del chico al suelo.

-"¿Seguro q ya puedes caminar?.-Le dijo.

"O claro que si".-Aioria, al sentir que tocaba tierra empezó a caminar con algo de debilidad, veía como el español lo veía, pero no le importo, puesto que quería demostrar que el no era un débil, si no al contrario tenia el coraje necesario para no darse por vencido aunque, en ese momento solo demostraba q ya podía caminar sin que le trajeran en brazos.

"¿Que pasará con Milo?...Ese Saga se lo llevo pero, me dio a entender q debo de confiar en el…Más le vale, porque si este…-Aioria estaba tan concentrado en sus pensamientos, pero al voltear atrás se dio cuenta de que el español se encontraba llorando.

"Pero ahora ¿que le pasa a este?"-Se dijo mientras veía como le salían lágrimas de sus orbes negras. El pelinegro se percato de que el chico le veía y esbozó una débil sonrisa, Aioria en cambio, ante tal acto rápidamente giro la cabeza hacia delante.

En el camino pateaba una que otra piedrilla q se interponía en su camino, pero aun así, iba algo molesto, triste, frustrado y, sobre todo confundido, puesto q le dolía su cuerpo, no entendía la actitud del mayor que traía atrás de él y mucho menos, porque de la nada el tal Saga, se llevo a su amigo.

Todo eso eran las consecuencia del porque el chico andaba así, pero aun así el chico quería darse un baño y relajar todas esos hechos q le han dejado confundido. Volteo hacia atrás y se percato de que el trigueño ya no lloraba y tenía la vista perdida hacia el oriente, el mayor en cambio sintió en las entrañas esa miradita curiosa q le veía con algo de impaciencia y confusión.

Así que decidió ver al chico.

-¿Qué tanto me ves?-Le dijo con algo de seriedad, Aioria en ese momento pensó q el mayor iría a golpearlo de nuevo, no pudo evitar cerrar los ojos, pues ya esperaba lo que a menudo le sucedía, pero esta vez eso no sucedió. A lo que el chico le vio algo confundido.

-Debiste ver tu cara Aioria, ahora te fallo.-el mayor seguía riendo a carcajadas, mientras tanto el castaño, le veía con algo de molestia.

Idiota.-Dijo el castaño para después, seguir el paso. A lo lejos el chico ya podía ver su pequeña casa, en solo pensar darse un baño con agua caliente le llenaba de alegría.

Empezó acelerar le paso, puesto que tenia que cazar su comida o cena antes de su esperado baño.
El trigueño solamente le miro alejarse.

-¿Huh? "Creo que no quiere que lo deje en su casa, pero tengo que decirle algo que me he estado guardando hace tiempo."-El trigueño, corrió detrás del chico que ya había entrado a su choza. Al llegar al lugar abrió la puerta.

-Aioria, ¿Qué vas hacer?-Le pregunto.

A cazar una liebre o algo para comer o cenar.-Le respondió el pequeño, a la vez que sacaba una lanza debajo de su cama.

El pelicorto le miraba con impaciencia, no sabia si decirle ahora o esperar hasta que cazará su cena, pero algo llamo su atención, fue esa herida que sangraba en la espalda del castaño.
No dudo en observarle de cerca.

-Aioria.-Le dijo con preocupación. El chico volteo a verle ya cuando tenia la lanza en sus manos.

-¿Qué quieres?-Dijo el castaño desesperado. El trigueño no dejaba de verle con esa preocupación que lo embriagaba.

Debes curar tus heridas en este instante.-Le dijo al momento que apuntaba a su espalda.

El chico miro su espalda rápidamente, al parecer no le dio importancia alguna. Camino hacia Shura q le veía aun preocupado, al tenerlo cerca el castaño no dudo en mirarlo algo retador.

Tengo hambre y se me hace tarde así q eso será después.-Aioria estaba apunto de salir de su choza cuando la mano del mayor se poso en su pecho.

-Te propongo algo, yo iré por tu alimento, mientras vengo…calienta el agua y báñate cuando regrese te curaré esas heridas.-El chico se quedo impresionado, pero a la vez recordó las palabras del peliazul.

-"No te hará daño, confía en mi...Ve con el, yo me encargaré de Milo." "Si eso es lo que quieren, esta bien".-Aioria solamente afirmo con la cabeza.

-Bien, entonces, me voy.-Estoy fue lo último q dijo el trigueño para después desaparecer del lugar.

Aioria se dirigió a la llave del agua q tenia en su pequeña choza, la abrió y empezó a caer el agua helada en una tina q tenia debajo, después de acarrear agua unas 10 veces por la pequeña chimenea q tenia, la llevaba a la tina q tenia en su pequeño baño.

Al ver el vapor del líquido cristalino, dedujo q estaba a la temperatura q a el le agradaba, así q decidió quitarse sus prendas. Levanto la camiseta hasta la mitad, puesto q la sangre seca de su espalda impedía q se la quitará.

-Demonios, esto duele.-Dijo agonizante.

Jalo varias veces, pero era en vano puesto q no alcanzaba con sus manos la parte donde se quedaba pegada la prenda a su piel.

-Tienes q cortarla.-Se escucho la voz del trigueño q se adentraba a la choza.

-No pedí tu opinión.-dijo el chico algo molesto.

Ja, como quieras.-El mayor dejo un canasto lleno de frutas y verduras en la pequeña mesa q se encontraba enfrente de la cama. Al hacerlo, Aioria no pudo contener esas ganas de devorárselas, hace q no comía algo tan rico, q tenia los ojos como platos. Nuestro querido santo de capricornio lo noto inmediatamente.

Si llegas a ser un santo dorado, tenlo por seguro de q comerás esto diario o, por lo menos comerás mejor de lo q ahora.-Hizo una pausa para mirar al castaño, puesto q su boca se estaba haciendo agua.

-Tranquilo Aio, comerás después de que te cure esas heridas y, ahora deja ayudarte.
El castaño volvió a la realidad, es verdad q estaba fantaseando en comer esas deliciosas frutas y verduras, pero a la vez sintió pena de que alguien como Shura, le viera en ese estado, en que muchos de nosotros le llamamos "Se me hace agua la boca".

Shura, saco del canasto unas cuantas vendas, se acerco al chico y cuando lo tuvo cerca de su cuerpo, le jalo la camiseta con rapidez haciendo q el menor diera un grito de dolor.

-Idiota, dijiste q la tenias q cortar.

Si, lo dije ¿y que?, además no tienes nada filoso por aquí.-le recalco al menor que empezaba a mirarlo con algo de admiración.

-Aio, te diré algo y seré breve, espero no te lo tomes a mal pero…-Aioria lo veía con algo de impaciencia, además q esa mirada q le proporcionaba no le estaba agradando en lo absoluto.

Creo q desde hace algunos años, meses, o días…me he estado enamorando de ti. Y no se, con el tiempo te llegue amar y te amo. Pero el sentimiento q aun tengo por el…no se si se desvanezca de mi corazón-El castaño no dio crédito a sus palabras, como era posible q siendo tan cruel con el, aun así le dijera eso q al parecer eran sentimientos. Pero algo en el pecho del castaño empezó a latir ¿por que razón?

Por la razón de que nadie en su vida le ha dicho q lo amaba salvo su hermano, pero llevaba años sin escuchar una palabra de aliento, una palabra por la cual seguir con vida, salvo q su pequeño amigo le da esos ánimos, pero aun así no sabe como interpretarlos.

El menor paso saliva, se estaba poniendo nervioso y no lo quería, no quería estar en ese estado de shock porque eso ya era demasiado, no quería q esos latidos de su corazón se conviertan en más de lo q ya lo son, una simple ilusión podría ser, pero el lo sabe perfectamente y es q el siente lo mismo por esa persona q día tras día, hasta este, lo trato como basura.

El trigueño se dio cuenta de q su interlocutor estaba algo rojo de las mejillas y q empezó a temblar de pies a cabeza, no dudo en desafanarlo de sus pensamientos, cuando tuvo la oportunidad le bajo los pantaloncillos de un jalón dejando ver la pequeña intimidad del menor.

El castaño algo rojo y medio moribundo miro q los pantalones estaban en sus pies.

-¿Pero q has hecho?-Pregunto algo alterado, mientras veía como el mayor veía su miembro algo confundido. Aioria no dudo en taparse sus partes con sus dos manos, como todo un chico lo haría.

Anda, métete ya, el agua se te enfriará.-Dijo el mayor mientras seguía contemplando el cuerpo del castaño. Miro de abajo para arriba, esa piel tostada, herida y esos pequeños músculos q poco a poco están tomando volumen por los entrenamientos.

El chico rápidamente se metió a la tina, en el instante en q el agua caliente toco sus heridas gimió con algo de dolor, pero al tocar la herida mas grave no dudo en gritar un poco.

Tranquilo.-Dijo el trigueño q se hinco en la tina y le acaricio la mejilla.

Al sentir tal contacto Aioria se sonrojo una vez más y su corazón volvió a latir, shura tomo el jabón q se encontraba en la tina cerca de él y empezó a frótale la espalda con el jabón, le daba masajes entre los hombros y el cuello y cuando llego a la herida q empezó a sangrar cuando le quito la camiseta, le froto lentamente para quitar la sangre q tenia pegada.

Eso me arde.-dijo quedamente el chico e hizo un gesto de dolor.

Shura al ver su rostro solamente rió para sus adentros y siguió limpiándole esa herida. Cuando termino de limpiar la herida, el trigueño bajo un poco más y seguía espumando la espalda del castaño con esa tablilla de color rosa y olor a canela.

Este a su vez sentía un sentimiento extraño hacia el pelinegro, claro q se estremeció al sentir que su intimidad empezaba a reaccionar, y la podría describir como si estuviera palpitando.

Al terminar de limpiar esa espalda tostada el trigueño se detuvo, puesto q ya se aproximaba al trasero del pequeño, cosa que quiso evitar, pues no quería q su niño lo viera de forma extraña. No tuvo más remedio que detenerse en esa zona, se paro y miro al chico que estaba de lo más tranquilo y algo sonrojado.

Aio, tu termina con lo demás.-Le extendió el jabón y Aioria sacaba tímidamente su mano de la tina.

-Shura.-Le dijo cuando tuvo la tablilla en sus manos, ante tal acto el mayor le miro directamente a los ojos, a lo que el chico bajo la cabeza y empezó a sonrojarse.

¿Por qué no te bañas tu también?-Convenció el castaño, al instante q sentía mariposas en el estomago y también q sus mejillas estaban a punto de estallar y mas que nada, la otra característica que tienen los enamorados, se le quería salir el corazón del pecho.

Al escuchar tales palabras, Shura sonrió, se hinco de nuevo y extendió su mano hasta la barbilla del chico, la levanto y le giro hasta poder sus esmeraldas con sus orbes oscuras, estas le veían con nerviosismo.

- ¿Estás seguro?-Pregunto el mayor. Aioria solamente afirmo con la cabeza.

-Puede haber sido una gran idea pero…cuando fui a traer tu comida me duche.-El castaño no tuvo otra opción q bajar la cabeza, la verdad es que si hubiese sabido la respuesta mejor no preguntaba, pero el mismo sabe q el hubiera no existe.

El pelicorto no sabia como expresar eso q le acaban de decir, no pensó q el chico fuera a cambiar tan drásticamente su forma de ser con el.

Shura acaricio los cabellos castaños y después le dio un beso tiernamente en la frente.

-Termina de ducharte y después veremos como ayudarte con tu problemita entre las piernas.-Menciono el mayor en un tono divertido, y después salio del baño.

El chico sintió pena, y a la vez sorpresa, ¿Cómo vio Shura que tenia ese menudo problema? ¿Acaso se le notaba? Y la última pregunta q pudo pasar por su mente ¿Como demonios le ayudaría? ¿Acaso?

Aioria, por lo visto no era un niño tan inocente, pero a la vez si, solo de imaginar tales cosas por su mente se ponía cada vez más rojo y ese problema entre sus piernas aumentaba.

Por otro lado el pelinegro estaba lavando las frutas y legumbres q le llevo a Aioria, y aun así pensando en la erección del pequeño, aclaro, estaba pensando como le ayudaría a quitársela.

Pasaron unos 5 minutos y el castaño salio del baño, cubierto desde la cadera con una toalla color azul algo gastada, el trigueño al verlo le sonrió, pero Aioria bajo la cabeza y se percató de q ese problema estaba visible, y se puso rojo como un tomate.

Pero el color de su rostro aumento más al recordar las palabras q le dijo el mayor.-"Creo q desde hace algunos años, meses, o días…me he estado enamorando de ti. Y no se, con el tiempo te llegue amar y te amo."-

Sentía la necesidad de abrazarle, era realmente extraño para el, que esa persona q tenia enfrente fuera realmente Shura, ese Shura que rara vez le sonreía, ese Shura q se preocupara por sus heridas y lo más sorprendente, q le llevara comida.

Y tal como el pequeño sentía esa necesidad lo hizo, corrió hacia él y lo abrazo, escondiendo su cabeza en su pecho, empezó a derramar unas lagrimas, al sentir su pecho algo húmedo, el pelicorto sonrió, 5 segundos después le contesto el abrazo.-¿Qué pasa?-Le pregunto con la voz apagada mientras acariciaba sus cabellos.

Aioria levanto la cabeza y abrió un poco los labios para comenzar hablar.

-Yo…me siento feliz de que por una vez en mi vida me hayas tratado así pero…-Las lagrimas corrían por las mejillas del castaño mientras le mayor le veía con cariño. Después se aferro a la s ropas del mayor y escondió nuevamente su cabeza en el pecho de Shura.-Me pregunto si me estas tratando así por ti, o por lo que te dijo otra persona.

Terminadas dichas palabras, Shura lo separo de su agarre y se puso a su par, tomo al pequeño por la barbilla con su mano derecha mientras q con la otra limpiaba sus lagrimas.

-Fue por mi, tenia miedo de tratarte así pero, es verdad q no me gustaba verte a los ojos…pero son iguales a los de él.- Cuando termino dichas palabras acerco sus labios a los del castaño y beso el labio inferior q se encontraba herido, le besó con delicadeza puesto q no quería lastimarle. El chico sentía esos calidos labios besando el suyo, se quedo intacto, sentía q no podía moverse, los nervios le estaban atacando de nuevo.

Pero eso no impidió q el trigueño se detuviera, siguió besando sus labios, pero esta vez en su labio inferior no hubo delicadeza, lo mordió para sacar de ese estado a su niño q no reaccionaba, dicha acción hizo que el castaño diera un gemidito.

Shura por su parte sonrió, pero en los gestos del castaño un puchero se hizo ver.

-No es justo.-Dijo Aioria algo sonrojado.Shura volvió a atrapar esos pequeños labios y los beso con cariño, los besos eran bien recibidos por el pequeño que, a la vez se sentían unos besos inexpertos, pero eso no le importo al trigueño.

Separo sus labios de los del pequeño para empezar a dar unos cuantos besos por su cuello, para después empezar a darle unas mordidas leves, las cuales dejaban escapar gemidos de placer del castaño.

Las manos del trigueño acariciaban algo juguetonas la tostada espalda del menor, este por su parte tenía sus manos en sus hombros.

Cuando poso sus manos sobre sus caderas el trigueño le cargo y se lo llevo a la cama donde le recostó, después apreso sus muñecas por encima de la cabeza con una mano mientras q con la otra acariciaba su piel hasta llegar al ombligo.

Con brusquedad quito la toalla gastada q cubría las partes nobles del pequeño y a la vez el se despojaba de las suyas.

Sin dejar de mirarlo su boca cubrió la más inexperta moviéndose lentamente estimulando a que los pequeños labios se abrieran dándole acceso a la húmeda cavidad, su lengua exploró aquella dulce boca sin apuro, haciendo danzar su rosada humedad con la de Aioria que se dejaba llevar sin quejas, entregándose gustoso a ese sensual beso mientras sus dedos se enredaban en los suaves cabellos del mayor.

Lentamente Shura abandonó la boca del pequeño para deslizarse hacia su cuello el cual saboreó y marcó con cariñosa pasión excitándose más y más al escuchar los gemidos nada decorosos que escapan de la garganta del chico, y los que para él se convertían, segundo a segundo, en la más bella melodía.

Sus manos se deslizaban palpando cada segmento de piel, haciéndola arder y temblar con fuerza, provocando tales sensaciones en aquel tostado e inexperto cuerpo que parecía se deshacería en sus manos por lo que el trigueño intentó controlar todo el deseo que comenzaba a dominarlo, uno que sabía terminaría por consumirlos a ambos aquel día, pero el cual deseba prolongar el mayor tiempo posible.

Sonrió de medio lado al sentir como Aioria se arqueaba levemente cuando mordisqueó uno de sus pezones, por lo que se dedicó a torturarlo deliciosamente, primero con uno y luego con el otro, mientras sus manos subían y bajaban por la esbelta espalda hasta el término de esta negándose a acariciar los firmes glúteos que le invitaban a adentrarse en ellos lo antes posible.

Y continuó su recorrido hasta el plano abdomen, jugando en el pequeño ombligo por largos minutos, atrayéndolo más hacia si sintiendo la creciente erección del pequeño golpear su pecho pero ignorándola adrede, ya que deseaba escuchar que se lo pidiera, quería oír la voz de su niño suplicarle por más… y eso no demoró en ocurrir cuando separándose de él le abrió las piernas y mordió juguetón la parte interna de aquellos amarfilados y perfectos muslos… demasiado cerca de la excitada intimidad.

"… nght… aaahhhhh… Shu… Shura… nhgttttttt… por… por fa… aaaahhh favor…" – gimió el chico aferrándose desesperado a las sábanas, cerrando sus ojos con fuerza para bajar una de sus manos e intentar atender su despierto sexo pero siendo detenido por un firme pero suave agarre.

Aioria abrió lentamente sus ojos al dejar de sentir la boca del mayor sobre su caliente piel, encontrándose con la oscura mirada de este la cual se veía oscurecida por la pasión provocándole un estremecimiento en todo su cuerpo, más aun cuando lo vio negar sonriéndole lujurioso mientras se acercaba a su boca para decirle antes de atraparla con la suya

– "Eres… hermoso y… delicioso, y quiero… ser yo el que te muestre todo… todo el placer que puedes sentir…" – y besarlo larga y profundamente mientras una de sus manos se dirigió al miembro de Aioria comenzando a masturbarlo expertamente, rodeándolo, apretándolo y estimulándolo cada vez más, sintiendo como los dedos de este se cerraban en su espalda apretándola con fuerza mientras él lo llevaba al extremo hasta hacerlo llegar al clímax sintiendo como descargaba su semilla en su mano mientras un profundo gemido brotaba de su garganta.

Shura lo observó respirar agitado, con los labios rojos y entreabiertos de tantos besos, sus mejillas completamente arreboladas y los ojos semicerrados cubiertos apenas por las suaves pestañas… y ya no quiso esperar más… deseaba hacerlo suyo ya, por lo que besándolo suavemente se acomodó entre las cortas piernas que separó con delicadeza, untando sus dedos en la misma simiente de Aioria para con cuidado introducir primero una de sus falanges en la virgen abertura, ya que sabía su bello niño nunca había estado con alguien.

Lo escuchó quejarse y tensarse por lo que rápidamente decidió distraerlo de aquella molestia que sabía solo sería momentánea, para dar paso a un placer que Aioria no imaginaba y que él se encargaría de hacérselo sentir.

Sonriendo dirigió su boca al semidespierto sexo del otro y comenzó a deslizar su lengua lentamente por él, elevando su mirada divertida para disfrutar del sonrojo que cubría con mayor furia las mejillas del chico mientras devoraba aquella hombría provocándole nuevas sensaciones que comenzaron a enloquecerlo otra vez, obteniendo que Aioria inconcientemente elevara sus extremidades para rodearle el cuello, incitándolo a seguir olvidando por completo la molestia que los dedos de este provocaban en su interior ya que estaba dando paso a un placer desconocido para él… pero increíblemente adictivo.

Los gemidos de Aioria inundaban la choza a medida que se acercaba nuevamente al clímax pero Shura que no perdía detalle de las reacciones que tenia el exquisito cuerpo de su niño, dejó de estimularlo de improviso, divertido al escucharlo quejarse y abriéndole más las piernas lo embistió de una vez causando que Aioria se arqueara ante el dolor de la intrusión enterrando sus uñas en su firme espalda.

Shura se quedó quieto unos segundos, mientras le acariciaba los costados susurrándole palabras cariñosas hasta que lo sintió relajarse y abrazándolo lo instó a sentarse sobre su pelvis sujetándolo firmemente de la nuca para comenzar a embestirlo primero lentamente y luego poco a poco aumentar la velocidad y profundidad de estas.

Aquel vaivén se prolongó por largo rato mientras Shura no cesaba de besar el cuello, pecho y boca de su amante sintiéndose en el cielo al escucharlo gemir, suplicar y gritar por más, sintiendo el cálido y acelerado aliento de este en su cuello, el dolor de aquellas uñas en su espalda y la presión de los músculos de Aioria alrededor de su hombría lo cual solo aumentaba su excitación y pasión.

Aioria deliraba de placer, sintiéndose perdido en un remolino de sensaciones y sentimientos que ya no controlaba, aferrándose con desespero al cuerpo del mayor, dejándose llevar sin importar a donde, sintiendo aquel miembro golpear sus cuerpos frente a cada arremetida generando espasmos de un calor inimaginable que lo recorría por completo.

Casi enloquecido por todo lo que vivía buscó la boca de Shura fundiéndose en un beso intenso donde le decía sin palabras todo lo que le estaba haciendo vivir, pero no pudo mantener esa caricia mucho tiempo ya que no controlaba sus roncos y gruesos gemidos que escapaban rebeldes de su garganta, con su espalda arqueándose a más no poder… y en un intentó por no gritar cuando ya no pudo contenerse más, mordió el hombro derecho de Shura a la vez que se descargaba entre sus abdómenes.

El trigueño jadeaba y gemía tan excitado como su niño, más aun al sentir aquella agresiva pero excitante reacción y sentir el calor de aquella semilla en su cuerpo, sin dejar de embestirlo lo llamó varias veces hasta que ambos ojos se encontraron y tomándolo de la barbilla lo besó posesivo mientras susurraba al recostarlo sobre la cama.

- "Eres mío… ¿Escu…nght… escuchaste Aioria?... solo… mío…" - y sin esperar respuesta le tomó las manos a cada lado del bello cuerpo entrelazando sus dedos afirmándolas con fuerza, mirándolo directamente a los ojos para arremeter con toda la pasión y lujuria que aquel acto le generaba, uno que iba más allá de lo que había vivido en toda su existencia, llegando a lo más profundo de Aioria, ese punto que sabía solo él conocía y el cual conquistaba únicamente para si.

Ya sin poder contenerse más e irguiéndose excitado lo soltó aferrándose a las pequeñas caderas de su niño y luego de un par de embestidas casi violentas se descargó en aquel estrecho interior inundándolo con su semilla, emitiendo un profundo gemido el cual fue acompañado por un largo suspiro emitido por Aioria que se había aferrado a los bordes de la cama esos últimos momentos.

Agotado y saliendo lentamente del interior de su amante, Shura se dejó caer a su lado y lo atrajo hacia su pecho, acarició con ternura los húmedos cabellos escuchando como sus corazones se calmaban al igual que sus respiraciones y en ese momento supo que por primera vez no solo había tenido sexo, sino q hicieron el amor, algo q no se imaginaron q podria pasar entre ellos y no pudo evitar sentir una profunda emoción inundar su pecho… algo que supo de inmediato… era felicidad.

Aioria por su parte casi no podía mantener los ojos abiertos, estaba demasiado agotado pero profundamente feliz y satisfecho de lo que había hecho… entregarse a quien amaba, por completo.

Se acurrucó en el pecho de Shura dispuesto a hablar, aunque el sueño lo vencía rápidamente, por lo que ocultando su ruborizado rostro en el fuerte pecho a su lado susurró apenas, pero lo suficientemente alto para ser escuchado

– "Gracias… fue mara… villoso…" – y levantando su brillante mirada agregar

– "Te… te amo Shura" – quedándose en silencio, maravillado al ver la bella sonrisa que se formó en el rostro del trigueño.

Shura lo besó con suavidad, disfrutando el dulce sabor de esos labios tan suyos y tomándolo de la barbilla le dijo aquello que Aioria jamás creyó escucharía

– "Yo… yo también te amo Aioria y …perdóname…" – para sonreír levemente y con ternura acariciar el hermoso rostro del chico, cuyos melancólicos ojos se repletaron de lágrimas que silenciosas comenzaron a deslizarse por las sus mejillas.

El trigueño limpió con suavidad aquellas saladas gotas que expresaban la felicidad que Aioria no podía decir en palabras, depositó pequeños besos en aquel rostro tan pequeño y abrazándolo repitió lo que su corazón dictaba, sin pensar en nada que no fuera lo vivido junto a ese chico que negaba cada día y todos los sentimientos hacia él

– "Si, lo que escuchas… te amo…" – para sentirlo aferrarse a su cuerpo, llorando quedito por largo rato hasta que se quedaron dormidos profundamente.

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¿Quien…¿Quién eres tu?.-Pregunto Milo del todo confundido al ver q un peliazul le miraba fijamente.

El peliazul le sonrió al niño, se acerco un poco a él hasta hacer q Milo se tapará con el brazo.



Notas finales:

Esperio que les halla gustado.

 


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