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Sanando Corazones por Lina_Chan

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Notas del fanfic:

Bueno espero mucho que les guste, es como una introduccion a lo que sera mas o menos las parejas principales del dorama... Bueno Fanfic, jeje un beso y nos leemos lueguito

Notas del capitulo:

Bueno espero que les guste como yo he disfrutado al escribirlo espero poder actualizar una vez por semana pero no se si el trabajo me deje o si a ustedes les guste.

asi que les mando un beso

adios

 

Era pleno invierno, una capa espesa de nieve cubría las calles mientras que el señor sol se ocultaba detrás de las espesas nubes que tapaban casi en su totalidad el cielo volviéndolo grisáceo. El clima no impedía que las aceras de la avenida principal del distrito comercial estuvieran abarrotadas de gente, las compras decembrinas eran apuradas siendo ya 23 un día antes de noche buena. En ocasiones como estas los chicos de la “doux plaisir la confitería mas solicitada de Tokio no tenían descanso alguno desde su propietario Eiri Uesegui, un hermoso japonés mitad francés de cabellos dorados  que a juego con la gatuna mirada ambarina traían a mas de una babeando las banquetas, así como a su muy selecto personal, no quería extraños a su alrededor así que hacia dos años cuando hecho a andar el negocio, solicito la ayuda a sus amigos mas íntimos atrayendo así a la clientela femenina por tan bien parecidos dependientes.

 

 

 

 

 

A Nowaki lo conocía por su mejor amigo Hiroki, el chico había enamorado a su frio e inexpresivo compañero de infancia cambiando aunque sea un poco su personalidad y haciéndolo mas humano, el atractivo muchacho de ojos azules y cabello negro de aspecto maduro y atractivísimo pero la actitud de un tierno y enamorado adolescente, Hiroki le robo el corazón en el preciso momento en el que sus ojos se toparon con los suyos en aquel parque.

Hizo de todo para poder estar con el mayor y fue así como empezaron muy a pesar de la resistencia de Hiro una relación de ahora cuatro años de los cuales uno lo han pasado “felizmente” casados y Nowaki encontró por fin un trabajo fijo después de ir de nómada de local en local por todo el distrito comercial. Haciendo que este aprendiera un sin fin de cosas, todo con tal de estar a la altura de su amado esposo.

El cliente adoraba sus Callisons d'Aix, estaban deliciosas y hasta Eiri que vivió en Francia por diez años  aceptaba que ni en su país natal había probado algo tan exquisito.

 

 

 

 

Nakano Hiroshi, el mejor amigo de su hermano menor y graduado en la prestigiosa Le École Gastronomique de Paris, Bellovet  Rue. Repostero por naturaleza y el que le enseño a Nowaki todo lo que ahora sabe; de aspecto totalmente relajado por los largos cabellos rojizos y ojos de gris oscuro. Orgullosamente casado con “K” el se podría decir guarura y contador del Uesegui de hecho fue el rubio quien se encargo de que Hiro y K se conocieran.   

 

 

 

 

Suguru y Shinobu, los mas jóvenes y hermanos Takatsuki ambos estudiantes de universidad y primos de Eiri, meseros con personalidades atrayentes y aspecto simpático e infantil pero ambos serios y muy responsables, con el mismo gusto en hombres o al menos eso opinaba Eiri.

 

 

 

 

Sakano-san, el barista, encargado de la chocolatería y todo lo relacionado con el café, siempre nervioso y al pendiente de que todo marche prolijamente, amante del té que prepara el jefe Eiri, había sido parte de la compañía procesadora de café de su difunta madre y por lo tanto dueño de su confianza.

 

 

 

 

Y por ultimo y no muy para el agrado del dueño, Ryuichi Sakuma, como detestaba a esa persona, ya se suponía que tendría que ser un adulto a sus 32 y pico años pero su actitud y mentalidad era la de un preescolar, siempre con su inseparable Kumagoro encima, el conejo rosa era solo otro aditamento que lo hacia odiarlo mas y siendo novio de su hermano de apenas 16 años no pudo negarle el trabajo, así que el peli verde de ojos azules entro encargándose del área de helados y dulces atrayendo con su personalidad a todos los niños que se acercaban al lugar.

 

 

 

 

Ahora todos estaban corriendo de un lado a otro, sacando charolas al por mayor del horno y llenando el lugar de distintos y atractivos olores, atendiendo, empaquetando y sirviendo un sin fin de golosinas, mas que estresado al tener un segundo para sentarse el dueño se acerco a la primera mesa mas cercana al mostrador y se metió una rebanada de su postre favorito a la boca, pastel de frutas admirando su hermosa tienda no pudo evitar el sentirse orgulloso de su negocio, aunque todo había empezado por buscar una manera de mantener su mente alejada de él todo había ido por buen camino y ahora disfrutaba mucho de ese lugar.

 

 

 

 

- Tiene un antojo.- Escucho a Nowaki decir, el pelinegro tenia toda su atención puesta en el gran ventanal.

 

 

 

 

- ¿Qué?

 

 

 

 

- Ese chico, tiene un antojo, esa es la misma cara que pone Hiro-san cuando le dan a él.- Le explico debido a la experiencia que el embarazo de siete meses por el cual pasaba su esposo sabia a la perfección todos esos gestos.

 

 

 

 

- Y ¿Por qué no entra?

 

 

 

 

- No lo ve jefe, dudo que tenga para pagar siquiera una menta.- Eiri volteo a ver al muchacho, quedo prendido con tan solo un vistazo, tenia el pelo largo, hasta los hombros y de un peculiar tono rosado, su piel al parecer morena pero a la vez lechosa se veía a pesar de la suciedad suave y tersa. Quedo fascinado, no creía que existiera alguien tan hermoso y mucho menos que fuera un vagabundo.

 

 

 

 

- Es lindo.

 

 

 

 

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Llevaba toda la mañana caminando hasta que dio con ese lugar provocando que detuviera su andar, nunca había estado allí tan lejos de su “casa”. Su bebé de ya casi cinco meses le exigía alimento y él con todo el dolor del mundo tenia que negárselo. Ya había buscado y rebuscado en los bolsillos de los pantalones y de la mochila pero no había encontrado ni un mísero Yen.

 

 

 

 

Se moría de hambre, Shuichi Shindou sonrió al sentir una patadita del bebé que en su vientre trataba de sobrevivir bajo las pésimas condiciones en las que estaba. Si bien una de las principales causas de su actual miseria era ese bebé también era el único motivo por el que seguía con vida. La familia de su único amor lo había corrido a patadas al enterarse de la existencia del nonato y su pareja ni presente estuvo para defenderlos.

¿Si culpaba al padre? No claro que no, nunca podría, su hermoso Akihiko no tuvo la culpa, sabía a la perfección que lo amaba y si supiera de su embarazo lo haría mucho mas pero se había enterado ya muy tarde, ya se había ido y sus familiares no quisieron darle ni una mísera pista de donde estaba..

 

 

 

 

Mantuvo en secreto su estado hasta que ya con la barriga de cuatro meses no pudo más. La señora, abuela de su hijo lo corrió y amenazo por si acaso se le ocurría regresar.

Y era por eso que ahora vagaba sin rumbo. Familia no tiene, la perdió toda a la edad de cinco años cuando sus padres murieron y su hermana fue dada en adopción al igual que él. Pero esas personas lo “vendieron” y abandonaron en la mansión Usami.

Ahora sin absolutamente nada buscaba donde poder dormir cuando el astro sol se ocultara por la noche.

 

 

 

 

- ¿No crees que seria mejor comerlos que solo mirar?- Escucho una varonil, amable y tranquila voz a sus espaldas.

 

 

 

 

- ¿Ehh? Y-Yo lo siento ya me iba, jeje.- Rio nerviosamente Shuichi dándose vuelta con intensión de irse siendo detenido por un sonoro rugido de parte de su estomago.

 

 

 

 

- Espera.- Le dijo Nowaki.- Toma, es un regalo de mi parte para tu bebé, no es bueno guardarse un antojo…

 

 

 

 

- Yo no puedo aceptarlo.

 

 

 

 

- ¿Por qué no? Es cortesía de la casa.- Nowaki le sonrió provocando un sonrojo en las mejillas del  menor.- Bueno tengo que seguir con mi trabajo. Que estés bien… ¿?

 

 

 

 

- Shindou, Shuichi Shindou.- Respondió tomando el paquete que le extendía el mayor.

 

 

 

 

-Bueno Shu-chan, cuando necesites ayuda no dudes en buscarme, pregunta por Nowaki. Cuida a tu papi pequeño.- Dijo sobando la pancita del menor y regresando al local. Shu con una enorme sonrisa en los labios busco un lugar tranquilo donde pudiera disfrutar de sus pastelillos.

 

 

 

 

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Un día mas de trabajo terminado, siempre cerraba a las ocho y se retiraban pasadas las nueve, en el caso de Nowaki tenia permiso de  irse a las siete por el cercano alumbramiento de su Hiro.

 

 

 

 

- Hasta mañana Jefe.- Se despidió del distraído rubio, desde que había visto a ese niño no se lo sacaba de la cabeza, pero ¿Por qué? No era más que un vagabundo, nadie quien se encuentre a su nivel como para pensar en él.

 

 

 

 

 

- Hasta mañana Nowaki, saludos a Hiro.- El pelinegro tomo el paquete que acababa de armar con algunas tartaletas de fresa, el antojo favorito de su princesa y camino hasta la estación del metro que lo llevaba a casa. Ansiaba estar con su Hiro-san, su hija llevaba todo el mes muy activa y a él le encantaba sentir los delicados movimientos de la nonata en la panza de su esposo.

 

 

…..

 

…..

 

 

 

- Tadaima Hiro-san.- Anuncio entrando por la puerta y quitándose los zapatos, la luz de su existir se encontraba sentado sobre el sofá con la televisión encendida mientras revisaba los exámenes del día. Tan concentrado estaba que no se dio cuenta que había llegado hasta que Nowaki beso la piel expuesta de su níveo cuello y poso una mano en el hinchado abdomen.

 

 

 

 

- ¡BAKA ME ASUSTASTE!- Grito “muy enojado” Cuando en realidad esperaba a su esposo desde hacia media hora.

 

 

 

 

 

- Gomen, te traje las tartaletas.- Nowaki le paso la cajita a Hiro quien no tardo en abrir el paquete dejando los exámenes a un lado  para que Nowaki se recostara en sus piernas y pudiera hacer lo de siempre.- ¿Podrías?

 

 

 

 

- Claro.-Dijo sobando todo el vientre intentando mover a su nena.

 

 

 

 

- He ido al baño como diez mil veces necesito que la muevas a mi no me hace caso.- Le explico dejándose hacer, no sabia el porque pero la bebé solo obedecía lo que su padre le decía.

 

 

 

 

- Vamos bebé deja descansar a mami.- Dijo con un casi imperceptible tono de burla.

 

 

 

 

- ¡Idiota!- Nowaki solo sintió un golpe en la cabeza mientras que al mismo tiempo la bebé cambiaba notablemente de posición logrando un suspiro de alivio por parte de Hiroki al no sentir la presión de antes en su vejiga.- Mucho mejor.

 

 

 

 

- Me alegro.- Nowaki beso la panza sonrojando a Hiro.- ¿Comiste?

 

 

 

 

- No, estaba esperando a que vinieras.

 

 

 

 

- Les preparare algo.

 

 

 

 

 

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- Ahh….. Ahhhh.- Gemía agitadamente Misaki Takahashi al ser constantemente embestido por su pareja Usagi Akihiko.

 

 

 

 

- Ahhhh Mi-Misaki, eres exquisito.- Le susurraba lleno de éxtasis al oído siendo alcanzado por el orgasmo obligándolo a correrse en el interior de Misaki mientras que el menor lo hacia en su mano por las caricias que este ejercía sobre su creciente excitación.-Te…Amo.- Le confeso jadeante.

 

 

 

 

-Akihiko…-Lo había conocido gracias a su hermano, eran amigos y debido a que este se había casado recientemente no quiso mudarse con la pareja para darles mas libertad así que hicieron un convenio que los llevo a lo que eran ahora… Una mezcla entre amantes y algo más.

Se había enamorado del mayor en tan solo cinco meses y según Akihiko él lo amaba desde el preciso momento en que lo conoció.

 

 

 

 

- Duerme, tienes escuela temprano.- Le dijo saliendo de su interior y acostándose a su lado.

 

 

 

 

- Te amo Usagi.

 

 

 

 

- Yo mas mi hermoso Misaki.

 

 

 

 

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-Tadaima.- Shinobu entro a su “casa” cerrando la puerta tras de si, sus ojos se abrieron desmesuradamente cuando poniendo atención en el sofá se encontró con su hermana y reciente pareja revolcándose sobre el mismo.

 

 

 

 

¿Qué no se había separado? Llevaban de relación dos años con Miyagi poco después del engaño de su hermana y su inminente divorcio. Y ahora los encontraba juntos, eso si que no se lo imaginaba ni en sus sueños más bizarros, con todo el coraje y rencor que sentía en estos momentos se quito la mochila y la lanzo directo a la cabeza de Miyagi.

 

 

 

 

- ¡OE!- Grito por el inesperado trancazo, cuando vio a Shinobu con los ojos empañados por las lagrimas que recorrían en abundancia sus mejillas se sintió morir ¿Cómo había terminado con su ex esposa en el sofá del departamento que compartía con el menor? Había aceptado tomar una copa con la mujer pues esta le insistió demasiado, cuando después de un par comenzó a sentirse como barco en alta mar esta lo llevo a casa y fue así que terminaron como estaban- ¡Shinobu! Espera… Puedo explicarlo.

 

 

 

 

- ¡No me interesa! Follate a quien quieras… ¡Y si lo que quieres es caer de nuevo en las redes de la perra de mi hermana es tu maldito problema! ¡Yo me largo!- Grito lanzándole ahora un zapato dándole en ojo.

 

 

 

 

- ¡AHHH!- Grito por el golpe.

 

 

 

 

- ¡Te odio! ¡A los dos!- Grito cerrando la puerta de golpe, solo tenia un lugar a donde ir y esperaba que su querido hermano no estuviera ocupado…

 

 

 

 

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El frio calaba en los huesos, ya eran las doce y no tenia a donde ir, había parado en el mirador del parque y una banca era su única propuesta para pasar la noche, en el refugio para indigentes no tenían lugar y pues le dolían demasiado los pies como para buscar donde quedarse; tomo una manta de la mochila y se la puso sobre los hombros por lo menos eso le quitaría un poco ese maldito y calador frio. Tomo otro de los pastelillos de chocolate que le había regalado el amable peli negro de en la mañana, estaban deliciosos y jamás alguien había sido tan amable con él además de Akihiko.

 

 

 

 

- ¡ACHUUUUU!- Estornudo. Lo que le faltaba que se resfriara, temía por su bebé, como demonios lo traería al mundo sin ni un centavo para pagar una clínica, necesitaba buscar uno de esos lugares para padres y madres embarazados con problemas sino lo mas seguro es que su bebé nazca en medio de la calle y que lo hiciera muerto.

 

 

 

 

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Bendita puñetera hora en que se le ocurrió dejar su mercedes en el departamento, ahora tenia que regresar caminando hasta el edificio que por lo menos no quedaba tan lejos, unas ocho cuadras y el parque jamás se subiría un taxi o algún otro transporte publico.

Sirve que pensaba, él había regresado y le había pedido perdón, ¡JA! Perdón después de lo que el maldito había hecho. No lo merecía ni él ni su pequeño, le había entregado todo y solo le traiciono y le quito una parte de su ser.

 

 

 

 

El parque siempre le hacia pensar y milagrosamente encontrar una solución a sus problemas llego a la cima, el mirado daba la mejor vista de la ciudad que era bellamente iluminada por un millar de luces y de como la gente lucia mucho mas pequeña de lo normal.

 

 

 

 

- Kitasawa ¡TE ODIO!- Grito con todo lo que daba sus pulmones, las lagrimas que se estaba tragando desde su rencuentro del día de ayer ganaron la batalla.- ¡¿Tenias que matarlo?! ¡¿Qué te hizo?! ¡¿Existir bruto de mierda?!- Su llanto era fuerte y no sabia como detenerlo, una tos suave y flemosa le llamo la atención interrumpiendo un poco su llanto, un muchacho estaba hecho bolita sobre una de las bancas mientras comía interrumpido por los tosidos un trozo de pastel. ¡El lindo vagabundo!

 

 

 

 

Su corazón se apretujo al verlo tan mal, se veía cansado y al parecer por sus mejillas le estaba dando fiebre su nariz de lo frio que estaba haciendo se había vuelto roja y una ligera frazada cubría su cuerpo además de las gastadas ropas. No pudo evitar acercarse a él, Shuichi, recordó que le fue el nombre que le dio Nowaki.

 

 

 

 

- ¿Shuichi?- Pregunto limpiando disimuladamente las lagrimas de sus mejillas.

 

 

 

 

- Hai ¿Quién es usted?- Pregunto dejando el pastelillo de lado. Su sonrisa era hermosa, le sonría hasta un completo desconocido.- ¿Por qué sabe mi nombre?

 

 

 

 

- Soy el dueño del lugar donde te dieron eso.- Explico señalando la caja color perla.- Me llamo Eiri Uesegui.- Se presento ofreciendo la mano que fue estrechada por el peli rosa.

 

 

 

 

- Shuichi Shindou.

 

 

 

 

- No deberías estar afuera con este frio, en tu estado.- Eiri se sentó a lado del menor.

 

 

 

 

- Jeje, si lo que pasa es que…

 

 

 

 

- No tienes a donde ir.

 

 

 

 

- No, claro que tengo donde ir jeje.- Rio nerviosamente. La cabeza comenzó a darle vueltas, su cuerpo pesaba y el bebé no paraba de patear.

 

 

 

 

- Bueno, ya es muy noche y nevara en un rato.- Dijo viendo como pequeños copitos comenzaban a caer del cielo.- ¿Por qué no…?- No pudo terminar de decir nada pues Shu ya se encontraba desmayado sobre su hombro.- ¡Hey! ¡Shuichi!- Trato de despertarlo meciéndolo un poco, con una delicadeza desconocida para él tomo al pequeño en brazos. Aun a pesar de su estado se podían sentir sus costillas y no pesaba casi nada. Corrió lo mas rápido que pudo a su casa con cuidado de no resbalar por la nieve, cuando entro al lujoso pendhouse recostó al peli rosa sobre la cama y comenzó a, sin ver, quitarle la ropa, para suerte del menor su hermano había dejado ropa la ultima vez que se quedo con él, le quedaban grandes pero en las suyas nadaría. Cuando le había quitado ya la ropa mojada tomo un balde con agua, remojo un trapito y lo puso sobre su frente, marco a su medico personal y le pidió que de favor le dijera como le podía bajar la fiebre pues por el embarazo sabia que tenia prohibido los medicamentos. Le receto un par que no dañarían al bebé y como  rayo para no dejarlo solo tanto tiempo salió a comprarlos.

 

 

 

 

No tardo ni media hora cuando ya estaba en casa de nuevo, con un termómetro recién adquirido pues en su vida viviendo ahí había ocupado uno midió la temperatura del chico, tenia cuarenta grados así que  cambiando los paños cada vez que estos, por la fiebre se calentaban. Un par de  horas después cansado y desvelado comprobó que la temperatura había bajado a 37° y que después de despertar al pequeño para que se tomara la pastilla ya podía dormir un poco.

Shuichi se sentía en el cielo, tenía un montón de tiempo que no dormía en una cama tan cómoda como esa y que no estaba tan calientito, si bien sentía que le iba a estallar la cabeza y tenia la nariz tapada y la boca reseca no había descansado también desde ya hacia tiempo.

 

 

 

 

Cuando la luz del sol que empezaba a intensificarse atreves del ventanal que se encontraba a lado de la cama le dio en los ojos fue despertando. Se encontró en un lugar que en su vida había estado, las paredes eran color hueso y la decoración era toda en colores tierra, la cama estaba cubierta por las sabanas mas blancas que haya visto y los muebles finos, elegantes y modernos, olía increíblemente bien, a vainilla.

 

 

 

 

Sintió algo sobre su pancita y dirigió su mirada al hogar provisional de su bebé encontrándose con la blanca y masculina mano de alguien, un poco mas confundido que antes siguió el caminito formado por el brazo del individuo y encontró el rostro del rubio, sus varoniles y a la vez finas facciones estaban relajadas y demostraban cansancio de seguro por la incomoda posición en la que había dormido, estaba hincado en el piso con la cabeza recargada en la cama y la mano sobre la barriga de Shu. ¿Cómo había llegado allí? Quien sabe pero estaba muy cómodo.

 

 

 

 

- Despertaste.- Susurro aun con los ojos cerrados el mayor.

 

 

 

 

-Hai.- Respondió algo sonrojado, no sabía por que pero ese rubio le daba seguridad y se sentía protegido. El rubio abrió los ojos y miro al chico, definitivamente era hermoso, parecía un bello ángel, ya con el rostro limpio se veía aun mejor que en la tarde anterior.

 

 

 

 

- ¿Cómo te sientes?

 

 

 

 

- Bien, ya mejor, lamento todas estas molestias, no debería…

 

 

 

 

-No es molestia, si tienes ánimos podrías darte un baño, tengo ropa de mi hermano que pudieras usar, te la dejare aquí en lo que te aseas preparare algo de desayunar.

 

 

 

 

- Muchísimas gracias.- Le dijo levantándose de la cama e indicado por el rubio se metió al baño. Eiri en mientras le alisto la ropa que creyó le quedaría mejor. Después salió a la cocina a prepararle algo nutritivo a Shuichi. Una rica sopa de verduras con algo de pescado y jugo de naranja, además había llevado un par de pastelillos sobrantes de la venta del día y dejo uno de chocolate junto al lugar para Shuichi, no tenia idea del por que pero quería proteger al muchacho, había tomado una decisión, si no tenia donde quedarse, el departamento tenia mas de tres habitaciones, dejando el ultimo plato sobre la mesa vio como el lindo peli rosa bajaba las escaleras. Si la ropa de su hermano le quedaba muy grande pero eso era mejor a nada.

 

 

 

 

- Bueno algo es algo.- Dijo sentándose a la mesa y acercando un poco de arroz, con la vista le indico que se sentara frente a él.- Tendremos que comprante ropa.

 

 

 

 

- No, no es necesario, no tengo como pagarlo…

 

 

 

 

- Bueno.- Su cerebro maquino alguna solución, era mas que obvio que el chico no aceptaría el dinero del rubio así como así.- Oye sin mentiras por que créeme que no podrás engañarme, ¿Tienes donde dormir?... Y no el parque no es una opción.

 

 

 

 

- Yo, pues cuando en el albergue hay lugar si y si no…

 

 

 

 

- No puedes vivir así. No es bueno ni para ti ni para el bebé. ¿Piensas parirlo en la calle?

 

 

 

 

- Que más quisiera yo que no fuera así.- Sintió como si mil espinas se clavaran en su corazón al ver como las lágrimas del menor corrían por sus mejillas.

 

 

 

 

- No llores.- Pidió susurrando y con una mano rozo la frágil mejilla retirando una lagrima.- Todo esta bien, no hay por que llorar, te tengo una propuesta.

 

 

 

 

- H-Hai.

 

 

 

 

- Te rento una habitación y te comprare ropa nueva además de que te llevare a que vigilen tu embarazo a una buena clínica. Y a cambio tú trabajas para mí.

 

 

 

 

- ¿T-Trabajar?- Pregunto con miedo al pensar en lo peor, no seria el primero en proponerle ese tipo de cosas…

 

 

 

 

- Si, en mi confitería…- Respondió con una sonrisa, Shuichi suspiro agradecido.

 

 

 

 

- Hai…- Fue lo único que dijo con un marcado sonrojo en las mejillas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

nos leemos lo mas pronto que pueda

les mando saludos a todas y os no se

jeje

adious

 

doux plaisir: EL DULCE PLACER

Callisons d'Aix: es un postre como un polvoron o masapan generalmente de almendras.

Le École Gastronomique de Paris, Bellovet  Rue: ESCUELA RECONOCIDA DE COCINA EN FRANCIA o.o.

 


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