El suave vaivén de la góndola te ha adormecido, Tus hermosos ojos están velados por un marco de negrísimas pestañas, mientras que en tus delgados labios aun queda un leve atisbo de la sonrisa que siempre ostentas a cualquier hora, esa que regalas indiscriminadamente a quien pose los ojos en ti. Se que finges dormir y te dejo creer que me engañas.
Con un gran esfuerzo alejo mi vista del glorioso espectáculo que eres, y la dirijo a la ciudad que es la anfitriona de este amor. Pasamos por antiguos palacios, que parecen salidos de un sueño. Con sus antorchas refulgentes, lanzando destellos de oro hacia las oscuras aguas que surcamos, mientras que a nuestro lado pasan otras embarcaciones llenas de fantasmas salidos del carnaval, de rostros de un blanco marmóreo, y con pétreas expresiones, cuyos vivos ojos desmienten su rigidez, y demuestran la chispa de la vida que hace moverse a aquellas sublimes marionetas.
Te mueves y suspiras, ¿Es que acaso han penetrado hasta la tierra de los sueños los gritos de los locos enamorados, que corretean por las estrechas callejuelas, en pos del amor que esquivo se escapa de entre sus dedos? No te preocupes, nunca lo alcanzaran, por que yo lo he atrapado, y lo he convertido en realidad, lo he encarnado y le he dado vida. Y la prueba esta entre mis brazos.
La oscuridad se cierne un momento sobre nosotros, ocultando de mi mirada los diamantes de los que hoy el cielo se ha engalanado para celebrar nuestra unión, pues pasamos debajo de un puente. ¿Lo notas? Huele a humedad, a salinidad de esta tierra de fantasía, colocada sobre el mar.
Aprovecho la oscuridad para besarte de nuevo, y es que es casi imposible resistirse a esos delicados y suaves labios tuyos, que invitadoramente has entreabierto murmurando cosas que no comprendo.
Suspiro, cuando siento derramarse sobre mí de nuevo la luz artificial, me separo un poco y me deleito con el sabor del vino que has tomado en exceso, y que es probablemente el causante de tu sopor.
Mis dedos temblorosos y excitados por el simple aroma de tu carne no pueden contenerse y comienzan a acariciarte sobre la ropa, sin importarme la mirada curiosa que me lanza el conductor, da igual, dentro de poco no lo necesitaremos. Cada vez es mas difícil para ti fingir la indiferencia del sueño, pues siento tu cuerpo calentarse, y un suspiro ahogado se te escapa en respuesta a mis atenciones.
Levanto un poco la voz, para indicarle que redirija la ruta que le había marcado en un principio, la luz molesta al durmiente, y los fuegos de artificio no tardan en comenzar, alego, y una semi penumbra los hacen aun más encantadores, explico.
Con zalamerías absurdas, aprueba mi decisión después de pasar un par de monedas más que las que usualmente conformarían el sueldo de un mes. Nos lleva por canales más lejanos, más tranquilos, más oscuros. Y eso es lo que yo deseaba...
Levando un brazo para indicarle que se acerque, quiero hacerle una confidencia, tal vez un absurdo pedido mas, no le importa, ha visto refulgir el oro a la luz de la luna y la codicia brilla en sus ojos, se inclina y mi mano lo apresa por el cuello, es sencillo, un simple "Crack" y esta muerto; pero parece que tu hermosa y noble naturaleza lo siente, pues te remueves inquieto y abres tus asustados ojos acristalados por los vapores del vino, te atraigo mas a mi con el otro brazo, confortándote, no te preocupes mi hermoso, todo estará bien.
Sin dificultad empujo el cuerpo inerte hacia las oscuras y densas aguas, ellas guardaran mi secreto. Siento como tus dedos se aferran a mi camisa y escondes tu rostro en mi pecho tembloroso. ¡Ah! Tan noble criatura, da las gracias a este amable señor que nos ha traído "Gracias" murmuras con voz ahogada por la tela.
Hemos llegado, y la embarcación se detiene ante mi voluntad, te incorporas y tratas de penetrar en la oscuridad, no sabes donde estas, nunca has llegado a este lado de la ciudad, comienzo a sentir tu inquietud, tu sangre corre mas rápido por tus delicadas venas, puedo escucharla.
Te giro ante mí, y tu dócil cordero, obedeces, sentándote sobre mí regazo, haciéndome notar la dureza que se ha levantado debajo de la fina tela de tus pantalones, y echándome los brazos al cuello. Permanecemos así, en mutua contemplación, me tienes fascinado, y te tengo hechizado.
"Apresúrate" Musitas con un tono de urgencia, y yo fiel ciervo tuyo obedezco, te atraigo, enterrando mis fríos dedos en tus oscuros rizos, mientras tu dejas escapar un gemido sugerente, y entierro mi rostro en tu cuello, enervado por el sonido de la sangre palpitando bajo tu carne, alzo la mirada al cielo, justo cuando el primer fuego explota en el firmamento llenado de colores la oscuridad, y ahogando con su estallido el grito de dolor que haz lanzado al sentir tu delicada piel perforada tan desconsideradamente, tu respiración se vuelve errática, y tus brazos que me atraían a tu ser, ahora luchan desesperadamente por alejarme pero te es imposible, no mi hermoso, espera un poco mas... solo un poco mas.
Cierro los ojos, y me pierdo en tu sabor, en tu calor, en tu aroma, te estrecho contra mi, como si temiera que desaparecieras en cualquier momento. Pero es suficiente... me separo de ti, tus ojos vuelven a estar dulcemente cerrados, y la sonrisa sempiterna se ha trucado por un gesto de dolor. Tus mejillas se notan lívidas, y tu cuerpo permanece exangüe.
Te tiendo gentilmente sobre el agua, donde comienzas a hundirte, en un mar de destellos rojos y dorados, demasiado hermoso, irresistiblemente hermoso, no puedo dejar de pensarlo, adiós mi amor, adiós mi pequeño.
Gracias.