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Tortura por maryluz_mty

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Notas del fanfic:

Este e sun fic de fanaticos para fanitico, olvide agregarlo al fic.

Esta historia es 100% mia, no me he basado ni inspirado en ningun anime. Si por allí ven una historia que se parezca muchisima a esta o  Juego por Un beso, esas son quien me esta copiando. Juego po un beso comenzó a publicarse en agosto del 2003 y tortura se republico en el 2004.

 

aaaaaaaaaaaaa

El sol de la mañana brillaba como nunca antes. A pesar de ser la segunda semana de Enero el sol ya comenzaba a calentar. No hacía mucho frío esa mañana y por suerte, en todo el año no se habían registrado nevadas.

La escuela de arte más importante del país recibía a cuantos actores, pintores, escritores, poetas, bailarines, modelos, cantantes, escultores y de más pudieran cubrir las elevadas tarifas que cobraban. Pero todos sabían, que quien lograra ingresar a esa escuela, después de una audición o un examen, tenia un 90% de probabilidades de triunfar en la farándula. No era para nadie desconocido, que grandes actores y escritores, salieran de esas aulas. Y muchos, desde que eran estudiantes, ya contaban con representantes que les llevaban a realizar diferentes trabajos muy bien remunerados.

Por esos amplios pasillos, caminaba a toda prisa uno de los alumnos problema, como le decían sus maestros por que siempre estaba metido en líos, sin percatarse de que todos sus compañeros discutían algo de forma alegre. Le urgía llegar a clases antes de que sonara el timbre y de nuevo le pusieran retardo. Ahora que comenzaba el segundo año, no dejaría que por llegar demasiadas veces tarde, le obligaran a hacer veranos.

Abrió la puerta y busco con la mirada su pupitre. Todos los alumnos estaban platicando, como era el segundo año, todos se conocían y habían ocupado sus lugares de siempre.

-- ¡Duo! – grito una chica de cabellos cortos llegando hasta su lado de forma alegre – ¿ya te enteraste? – pregunto con los ojos muy abiertos. Duo era tan distraído que seguramente no sabía la gran noticia del día. A pesar de que la nota se había anunciado en los principales diarios y noticieros de espectáculos durante toda la semana.

Duo tomo asiento y coloco sus libros bajo el banco para voltear sonriendo a ver a la chica que le hablaba. Hilde siempre era la encargada de decirle las noticias del día, a él no le importaba enterarse de que actor rompió con quien o quien acababa de casarse. Las únicas noticias que realmente le importaban, eran las que tenían que ver con algún trabajo que pudiera realizar. O quizá si había audiciones para representar algún papel en una obra de teatro. ¡Su gran sueño!...

-- ¿De que tendría que enterarme Hilde? – dijo Duo sin entender la alegría que se desprendía de los ojos de la chica.

-- ¡¡Viene a esta escuela!!, ¡¡¡Y Estará en segundo año!!!, ojalá y este con nosotros, es ¡¡tan guapo!! – dijo Hilde de forma soñadora haciendo que Duo se extrañara. Las únicas veces que había visto así de emocionada a la chica, era cuando hablaba de su artista favorito.

-- ¿De que diablos estas hablando? – pregunto sin entender, o temiendo haber entendido. Hilde comenzó a reír.

-- ¿Recuerdas al chico que se espera que este año sea nominado al oscar por que ya ha ganado muchos premios relacionados? ¿Ese de mirada fría y que no se deja entrevistar por nadie? – dijo Hilde recargándose en la paleta del pupitre. Duo solo asintió sintiendo que sus piernas comenzaban a temblar al saber a quien se refería Hilde – ¡pues viene a esta escuela!

-- ¿Heero Yuy? – dijo Duo sorprendido sintiendo como su corazón comenzaba a saltarle del pecho y comenzando a sentir que su sangre circulaba por su cuerpo de forma más violenta – ¿ese antipático actoricillo viene a esta escuela? – dijo en tono molesto enarcando sus cejas de forma molesta haciendo que Hilde se enderezara y frunciera el entrecejo ante las palabras de su mejor amigo.

-- Heero no es ningún antipático y mucho menos un actorcillo – dijo colocando ambas manos en su cadera para seguir hablando – Esta nominado al globo de oro como mejor actor y eso le da grandes posibilidades de que sea nominado al oscar. ¡Y va a ganar! ¡¡Eso te lo puedo apostar!!. Así que no es ningún actoricillo, solo estas celoso Duo Maxwell – dijo Hilde algo molesta. Jamás permitiría que insultaran o hablaran mal de su artista favorito. Nadie iba a decir que Heero Yuy era un actoricillo, aun que quien lo dijera fuera Duo.

Duo frunció más el entrecejo al escuchar las palabras de su amiga. Como se atrevía a decirle que él estaba celoso de ese actor tan antipático. Aun ni había sido nominado como para que Hilde asegurara que lo estaría. Aun que su película ya se escuchara nombrara por todos los pasillos de premios de la academia y que estuviera nominado a un globo de Oro no implicaba que lo fuesen a considerar para el Oscar. Pero reconsidero su postura al recordar que discutía con Hilde. La más terca y testaruda chica que jamás hubiera conocido. Ella no iba a cambiar de idea y si decía que Heero Yuy no era un actoricillo, aun que la crítica lo destrozara, ella lo seguiría defendiendo. Así que en lugar de molestarse le dio risa.

-- Ni siquiera lo conoces y ya lo estas defendiendo – dijo Duo medio divertido de la actitud que tomaba la chica. No valía la pena discutir con ella, era mejor relajarse, así saldría ganando.

-- Pues tu tampoco lo conoces y ya lo estas atacando – dijo Hilde aun molesta, sabía que Duo no seguiría discutiendo con ella, no por nada lo conocía desde hacía cuatro años. Pero ella quería saber por que Duo había atacado a su actor favorito – ¿que pruebas tienes de que sea antipático? - Duo suspiro al escuchar la pregunta de Hilde y se dispuso a contestarle de la forma más tranquila posible.

-- Bueno Hilde, tu sabes que en este medio todos se conocen y muchos dicen que es muy antipático – dijo Duo dejando descansar su cabeza sobre uno de sus brazos – yo solo lo vi una vez y se me hizo muy arrogante.

-- ¿Cuando?, ¿cuando lo viste? – pregunto Hilde interesada. Duo salía en muchos comerciales y era de esperarse que quizá algún día se hubiesen topado, ¿pero por que no le había dicho nada? Bueno, ella tampoco le había informado que su artista preferido era el nuevo alumno de la escuela.

-- Hace como un año, mientras firmaba el comercial para shampoo. El estaba con su representante y cuando un fotógrafo lo sorprendió, le rompió la cara de un golpe – dijo Duo sin ninguna expresión en el rostro. Algo que se le hizo extraño a Hilde, pero prefirió ignorarlo para seguir con el tema que más le interesaba.

-- ¡Oh!, ¿fue esa vez?, recuerdo haber visto esa noticia en los diarios – dijo Hilde sonriendo – por cierto, que fue él día en el que te golpeaste con la puerta del camerino ¿verdad? – recordó Hilde.

-- Si, ese día – dijo Duo con fastidio al haberlo recordado, ese día había perdido una gran oportunidad de trabajo debido a ese moretón en el ojo – Pero por lo que le hizo al reportero es un antipático – aseguro Duo de forma convencida.

-- Yo insisto en que estas celoso – dijo riendo la chica.

-- Ten por seguro que el arrogante y engreído de Heero Yuy no hablara con nadie. Se cree muy superior a nosotros – dijo Duo de forma aburrida – todo por que el programa infantil que solía hacer, aun se retrasmite en algunos canales, ¡ja!. Ni que eso le garantizara la nominación al oscar – murmuro en voz baja.

-- Pues yo lo dudo – dijo Hilde volviendo a poner las manos en su cintura - De ser como dices, no se hubiera inscrito en ninguna escuela. El no lo necesita. Y si realmente fuese un arrogante y engreído, ¡esta en todo su derecho!, ¡Lo vale!– Duo solo la observo con el seño fruncido. Jamás había visto a su amiga defender de esa forma a alguien. Y le molestaba mucho y más le molestaba el que defendiera a ese actorcillo. ¿Que tenía ese maldito actor que volvía locas a todas las chicas como Hilde? Y vaya que sabía que no solo a las chicas, uno que otro chico también estaba vuelto loco por ese actor de apariencia fría.

La puerta se abrió de golpe haciendo que todos los alumnos tomaran sus asientos de forma apresurada. Un hombre mayor entro en el salón seguido de un chico apuesto de ojos azul cobalto y cabellos oscuros alborotados.

Todos se quedaron callados al ver en persona al famoso actor Heero Yuy. Vestía como todos, con el uniforme de la escuela; pantalón y saco negro, con camisa blanca. Llevaba en la mano su portafolio y su vista estaba al frente, sin ver a nadie.

Duo trato a toda costa de no verlo, pero ese actor tenía un magnetismo que le impedía llevar a cabo su objetivo. Sin poder evitarlo, sus ojos, al igual que todos los demás, también se posaron en la magnifica figura del actor frente a ellos.

Su corazón, que había comenzado a latir de forma normal durante la discusión con Hilde, de nueva cuanta volvió a acelerarse. Verlo no le causaba ninguna gracia. Su ceño se frunció al contemplarlo. ¿Por que tenía que estar precisamente en ese salón?

Hilde, que se sentaba al lado derecho de Duo, en la última fila, se acerco a él para susurrarle:

-- ¿No te parece que es muy guapo? Aun más guapo que en el cine - dijo la chica sonriendo y regresando al frente su mirada.

-- Solo si te gustan del tipo fríos y arrogantes – contesto sin bajar la voz, haciendo que debido al silenció que había reinado después de la aparición del maestro y el actor, su voz sonara claramente en todo el salón y varios de sus compañeros voltearan a verle y que la mirada de Heero se dirigiera a él.

Duo sonrió de forma nerviosa al verse descubierto, mientras la mirada cobalto regreso su vista a la nada.

El profesor no le dio importancia al incidente, todos en esas aulas eran personas que estaban en la farándula o tenían grandes aspiraciones de llegar a ella. Así que estaba acostumbrado a los comentarios que a veces se dirigían entre si. Así que levanto las hojas que había puesto en su mano y se giro para ver a toda la clase.

-- Bien alumnos, en este año que comienza vamos a tener un alumno nuevo. No creo que necesite presentación, estoy seguro que todos lo conocen y será un verdadero honor tenerlo con nosotros. Creo que muchos podrán aprender de él – dijo el profesor viendo a Duo.

-- ¡Ja!, como si necesitara clases de actuación para ser un témpano de hielo – dijo Duo volteando el rostro y dejando descansar su barbilla sobre su mano.

Varios compañeros de Duo escucharon el comentario y algunos de ellos, al final de la segunda fila, no pudieron evitar el soltar una risita. Los ojos cobalto de Heero se fijaron en esos alumnos que reían a costa de algún chiste contado por el chico de la trenza. Pero no le agrado nada el pensar que había sido a costa suya.

De nueva cuenta el profesor se hizo el desentendido, pero sabía de donde había venido el alboroto. Así que sonriendo un poco, se dirigió a Heero.

-- Bueno joven Yuy, puede ocupar el asiento junto al joven Maxwell.

Duo sintió que sus piernas volvían a temblar al escuchar lo que el profesor dijo y volteo de golpe a ver si no estaba soñando que le había dicho a Heero que ocupara el asiento junto a él. Pero al ver que el profesor señalaba el asiento vació al final de la primera fila, se dio cuenta que no era un sueño… ¡tenía que ser una pesadilla!.

-- ¡Que suerte tienes Duo! – dijo Hilde feliz acercándose de nuevo a él para susurrarle– él estará a un lado tuyo todo el año – Duo volteo a ver a Hilde mientras de reojo veía como Heero comenzaba a caminar hasta el asiento. No quería tenerlo cerca, no lo soportaba, le fastidiaba. ¡Tenía que hacer algo y rápido!. Y Hilde le había dado la clave.

-- ¿Quieres cambiar de lugar conmigo? – pregunto Duo viéndola fijamente. En su mirada se notaba la suplica. Más que hacerle una pregunta le suplicaba que se cambiara de lugar. Pero Hilde estaba tan emocionada que no se percato de la mirada de Duo, así que sonrió de forma luminosa ante la pregunta del trenzado.

-- ¡Si, si quiero!

Duo tomo sus cosas y se levanto a la carrera, sintiendo que todo su cuerpo era una gelatina, justo en el momento en que Heero llegaba hasta el lugar que estaba junto al suyo. Sus ojos chocaron por segundos, pero Duo desvió la vista sin prestarle atención a ese mirada fría que denotaba cierta extrañeza y camino hasta el lugar de Hilde, mientras Hilde llego hasta el que era de Duo muy emocionada.

-- ¡Gusto en conocerte Heero! – dijo Hilde de forma amable, pero Heero solo la ignoro. Hilde se quedo en silencio sumamente decepcionada. Había esperado que por lo menos le saludara, pero ni siquiera una inclinación de cabeza había obtenido de su parte. Duo volteo a ver el rostro de la morena y se acerco hasta ella para susurrarle.

-- Te lo dije - Hilde volteo a ver a Duo frunciendo el ceño. Aun y cuando Heero no la hubiera saludad, no quería decir que era como Duo decía.

Mientras Hilde veía con enfado a un sonriente Duo, los ojos cobalto del actor veían de reojo a sus dos nuevos compañeros.

aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

La clase recién comenzaba. El maestro acababa de apuntar su nombre en el pizarrón cuando la puerta del aula se abrió y un chico alto de ojos verdes entraba sin pedir permiso.

-- ¡Joven Barton!, ¿por que demonios llega a esta hora? Las clases comienzan a las 7:30, no a las 8:00 de la mañana – regaño el profesor al chico que recién entraba, este solo giro su rostro para verlo sin mostrar ninguna clase de sentimientos en su mirada.

-- Hable con mi representante – dijo siguiendo su camino hasta su pupitre, que estaba a un lado del de Duo en la parte final de la cuarta fila. Era de esperarse que después de una presentación que había terminado después de las 12 de la noche y dado que la sinfónica se presentaba en bellas artes, que estaba a dos horas de camino, hubiese llegado en la madrugada al colegio y no se hubiera levantado temprano.

-- Hey amigo Trowa, deberías tener más respeto por los maestros – dijo Duo acercándose hasta el lugar de Trowa, arrastrando el banco con él, para susurrarle, mientras el maestro se tragaba su enojo.

-- ¡Tiene retardo Trowa Barton! – grito el maestro para seguir con lo que hacía en el pizarrón.

Trowa dejo de prestarle atención al maestro, poco le importaban los retardos. Una llamada a Catherine informándole del problema y ella llamaría al director y ese retardo desaparecería. Al fin y al cabo, tenía un pretexto y Cathy como su representante y hermana, sabía como defenderlo. Volteo a ver a su compañero con una mirada extraña. Los ojos de un verde esmeralda intenso se fijaron que Duo no estaba donde siempre.

-- ¿Y tu que haces aquí? – dijo Trowa viendo a Duo – ¿por que Hilde esta en tu lugar y tu en el de ella? – pregunto Trowa sin hacer caso a lo que el maestro apuntaba en el pizarrón. Duo solo giro un poco la vista y vio que Heero veía de forma atenta al pizarrón, así que vio a su amigo y se dispuso a susurrarle.

-- ¿Recuerdas hace un año, cuando llegue con el moretón en el ojo? – pregunto Duo a Trowa que se veía interesado en la platica de su amigo, al grado que no prestaba atención al maestro.

-- ¿Cuando perdiste la oportunidad de salir de frente en el comercial de Shampoo y tu representante llego con el cuento de que te habías golpeado con la puerta del camerino?

-- Si, ese mismo día – afirmo Duo – allí esta mi puerta – dijo Duo haciendo una seña con los ojos para que Trowa pudiera ver a Heero.

-- ¡Él! – dijo Trowa con asombro haciendo que Heero volteara de reojo a ver a sus compañeros que hablaban y ver como la mirada esmeralda del chico que acaba de entrar se fijaba en él.

-- ¡Tampoco levantes la voz! – reclamo Duo – ¡ese maldito me quito mi oportunidad! ¡Y por eso no lo soporto!, no tenía derecho a pegarme como lo hizo y ¡solo por querer una foto de él! – Gruño Duo – ese antipático.

-- ¿Por que no me lo habías contado antes? – pregunto Trowa con extrañeza. Había mucha confianza entre ellos como para que Duo no le hubiese contado ese incidente. Claro que… no había por que contarse todo.

-- Por que quería olvidarlo, pero con ese antipático aquí, será imposible que lo olvide. Ni siquiera se disculpo conmigo - dijo Duo en tono dolido. Trowa observo eso, para él era fácil identificar los diferentes tonos de voz que usaba Duo o cualquiera. No por nada era músico, tenía que saber identificar cuando alguien desafinaba y eso le llevo a poder reconocer los tonos de voz en la gente.

-- ¡Jóvenes Maxwell y Barton, si van a seguir platicando en mi clase, entonces salgan de ella! – grito el profesor.

-- ¡No profesor!, ya no vamos a platicar – dijo Duo regresando su atención al libro que acababan de sacar.

Trowa desvió la vista hasta Heero. Duo nunca le había contado que conocía al actor que ahora sería su compañero. Había escuchado el rumor de que se inscribiría en una escuela de arte, pero nunca imagino que sería en la que ellos estudiaban. Había visto su última actuación y era muy buena. ¿Pero sería verdad que era un tipo frío y demasiado reservado al que no le gustaba que la prensa le tomara fotos o se inmiscuyera en su vida privada por que era gay?

aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

El timbre del descanso sonó y varios de los alumnos se pararon para rodear a Heero y comenzar a hacerle preguntas. Hilde solo se giro en su asiento para quedar a un lado del actor, ella también estaba interesada en conocerle. Duo y Trowa se levantaron y se dirigieron a la puerta de salida.

-- ¿Tu no quieres conocerlo? – pregunto Trowa. Duo solo se giro para ver donde estaban casi todos sus compañeros rodeando a Heero. Pero negó con la cabeza, él ya sabía lo suficiente de ese antipático y egocéntrico actor.

-- Le doy cinco segundos antes de que los corra a todos – dijo Duo viendo su reloj y poniéndose a contar – 5… 4…

-- DEJENME EN PAZ – grito Heero poniéndose de pie y haciendo que todos los que lo rodeaban se hicieran a los lados.

-- Me fallo por tres segundos – dijo Duo sonriendo viendo a Trowa y haciendo que la mirada de Heero se fijara de nuevo en él. Después busco a Hilde con la mirada y le indico en voz alta para que todos escucharan – ves Hilde y luego me regañabas por atacarlo. ¡Ahora si, defiéndelo! – dijo a su amiga que estaba con los ojos muy abiertos por la sorpresa. Pero al escuchar las palabras de Duo, volvió a fruncir el ceño en señal de enojo - Creo que no le gusto darse cuenta que tenía la razón – dijo Duo saliendo en compañía de Trowa rumbo a la cafetería de la escuela.

Heero salió poco tiempo después que ellos, por completo solo.

aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

Habían caminado hasta la cafetería, era hora del descanso y Duo no se cansaba de repetir la misma historia. Heero le había golpeado en su primera incursión en un comercial para Shampoo y todo por que le había pedido una fotografía autografiada.

-- ¡Quizá llegaste demasiado efusivo! – contesto Trowa a la platica, mientras se sentaban en una de las mesas con su comida en una charola.

-- No, te juro que no Trowa – comento Duo de forma insistente – yo iba con Noin…

-- Tu representante – aclaro Trowa.

-- Si, con ella. Y fue entonces que vi a Heero parado hablando con un hombre alto de cabellos platinados…

-- Zech Merquise, su representante – volvió a aclarar Trowa.

-- Si, ese mismo – dijo Duo de forma repetitiva – Jamás pensé que algún día fuéramos a coincidir en un estudio. Según me entere, por fin iba a dar una entrevista para promover su película. Siempre me había gustado su forma de actuar, recuerdo haberlo visto en los programas infantiles que nos dejaban ver en el orfanato, así que me separe de Noin para irle a pedir una foto autografiada. Yo llevaba mi cámara digital y la iba preparando, cuando de repente levante el rostro y el muy estúpido me golpeo…

-- ¿Sin decirte nada? – pregunto Trowa asombrado.

-- Así, sin preguntarme o decirme nada. Solo me soltó un golpe en el rostro. Y me quito la cámara. Por suerte no tenía nada bueno en ella, si no, lo hubiera matado – dijo Duo con el ceño fruncido y hablando de forma molesta.

-- Si claro, ¿acaso no sabes que ese chico es cinta negra en karate? - todo mundo lo sabía. El actor era descendiente de japoneses, sus padres lo eran y él conocía varias técnicas de karate que lo había llevado a ganar varias medallas. Si Duo le hubiera golpeado, el actor era capaz de matarlo de un golpe. Su amigo no tenía músculos definidos, debido a su condición de modelo, lo contrario del actor Yuy.

-- Pues fuese del color que fuese, si por casualidad traía una foto de Claudia Shiffer, yo lo mato – Trowa solo esbozo una sonrisa al saber que su amigo solo estaba bromeando, algo típico de él – ¿Yo le grite que por que me había golpeado en el cara?. Que yo solo quería una foto suya, que ahora entendía por que todos lo llamaban témpano de Hielo Yuy.

-- ¿Lo insultaste? – cuestiono Trowa sumamente asombrado. A veces Duo tenía un carácter explosivo, pero haberse atrevido a insultar a ese actor le sorprendía. De verdad debió haberlo molestado mucho.

-- Eso no era un insulto – dijo Duo molesto por el incidente – era la verdad.

-- ¿Y que hizo? – cuestiono Trowa con interés.

-- ¿Él?, nada. Su representante se acerco a hablar conmigo y cuando supo que solo era un fan más, me dio una foto de Heero y me dijo que él mismo me la autografiaría – dijo Duo terminando su comida en la charola.

-- ¿Y lo hizo?

-- ¡Claro!... llego arrebatándome la foto de las manos y poniendo su nombre. Eso me enojo, realmente me enojo. Yo me hubiera sentido afortunado si tan solo se hubiera disculpado por el golpe que me dio y me hubiera firmado su foto. Pero lo hizo de muy mala gana, su representante lo obligo y eso me enfureció.

-- ¿Que hiciste entonces? – Trowa pudo ver el ligero rubor que apareció en las mejillas de Duo. Y eso solo se debía al enojo que sentía al estar recordando el suceso.

-- Rompí su fotografía en varios pedazos y se los lance a la cara – dijo Duo sonriendo – jamás voy a olvidar su expresión...

-- ¿Que hiciste que? – pregunto Trowa asombrado al escuchar las palabras de su amigo. Seguramente había sido un impulso, pero ¡vaya impulso!. Sabiendo como era el carácter agresivo de Heero Yuy, ese acto debió mandar al hospital a su amigo y solo llego con el moretón en el ojo y no fue producto de esa acción.

-- Lo que oíste, le rompí la foto y se la lance a la cara – repitió Duo con fastidio. ¿Por que Trowa se sorprendía tanto de lo que había hecho?

-- ¿Pero que hizo él? No creo que se haya quedado de brazos cruzados después de eso. Fue casi como golpearlo – pregunto Trowa muy interesado en la platica de Duo.

-- Pues si hizo algo no me entere… a no, si hizo algo – dijo riendo – le rompió la cara a un fotógrafo después de habérmela roto a mi.

-- ¿Y lo habías vuelto a ver después de ese incidente?

-- No. Hasta ahora. No creo que me recuerde… y ojalá que no lo haga - dijo Duo dejando descansar su cabeza sobre uno de sus brazos para perder su vista en el techo del amplio salón que servía como comedor.

-- ¿Entonces por que haces lo posible por que se de cuenta de que estas allí? – dijo Trowa de forma calmada viendo a Duo.

Duo bajo la vista sorprendido para ver a Trowa. ¿Que era lo que acababa de decir su amigo? ¿A caso pensaba que lo que había dicho fue solo para llamar la atención del actor? ¡Pero eso no era cierto! El no quería que Heero lo reconociera, quería olvidar el asunto, pero cada vez que veía a Heero Yuy después de lo que había pasado, sentía que su sangre hervía por el enojo. Así fuera en revistas o televisión. El verlo en persona era peor, por que su cuerpo temblara de coraje y su sangre circulaba más rápido haciendo que sus puños se cerraran, era casi imposible no pensar en devolverle el golpe que le debía desde hace un año.

-- ¡Yo no quiero que se de cuenta! – afirmó Duo con enojo frunciendo el ceño al tiempo en que un intenso color carmesí aparecía sobre sus mejillas – ¡no me interesa que me reconozca!.

-- Pues lo que has hecho me dice lo contrario Duo. Lo has estado retando con tus comentarios. Así que si él llega a golpearte por ello, no lo culpes – dijo Trowa levantándose de la mesa con una ligera sonrisa al haber terminado su comida.

-- ¡¡¡Maldición Trowa!!! No soporto al maldito desgraciado. ¿Como crees que iba a reaccionar al verle de nuevo? ¡Y más a sabiendas que esta solo a un pupitre de distancia!. Ojalá estuviera muy lejos de mi, no soporto verlo – dijo Duo casi en voz alta siguiéndolo.

-- Pues deberás soportarlo – afirmo Trowa viéndolo de reojo. Le divertían mucho las rabietas de niño chiquito de Duo y decirle lo que pensaba le iba a causar risa, de eso estaba seguro – por que será nuestro compañero por lo menos por un año. Y lo veras todos los días, y si como hasta ahora, el profesor de literatura te pide entregar las tareas… quizá hasta tengas que ir a su habitación a verle.

Duo se detuvo ante el comentario de Trowa, mientras Trowa hizo todo lo posible por aguantar las carcajadas ante la reacción de su amigo. Pero Trowa tenía razón. El profesor de literatura siempre le pedía que llevara las tareas a los alumnos del área de varones. Y seguramente era el mismo del año pasado, por lo que intuía que de nuevo le asignaría la entrega de tareas. Por desgracia tenía que asegurarse que todos la recibieran, por eso tenía permitido entrar a las habitaciones y dejar la tarea sobre el escritorio, si los chicos no estaban.

-- Maldición Trowa ¿tenías que recordármelo? – dijo Duo alcanzando a Trowa que se había detenido unos paso adelante para esperar a su amigo.

Mientras, unos ojos azul cobalto observaban a los dos chicos marcharse del comedor, mientras él descansaba subido en la rama de un árbol, en la que los ventanales del amplio comedor eran visibles.

Esos dos chicos parecían llevarse muy bien. Y el de la trenza era sumamente popular y de un atractivo que atraía las miradas de todos como si fuera un imán. No le eran desconocidas esas miradas, también él hacía girar la vista tanto a hombres como a mujeres, pero siempre que se acercaban a él, era por que buscaban hacerse notar. No tenía ni un solo amigo, ni nadie en quien confiar, estaba condenado a la soledad debido a su patética profesión.

aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

Las clases habían continuado sin contratiempos. Hasta que llegaron a la última hora, en la que el profesor de literatura se había asomado a la clase para pedirles a Duo y a Hilde que le buscaran en la sala de maestros al finalizar las clases.

-- Me lo imagine, me lo imagine, me lo imagine – repetía balanceando la cabeza de un lado a otro con pesar, mientras el profesor sacaba varias hojas de una carpeta que decía segundo grado.

-- Chicos esta es la tarea. Y como el año pasado, espero que se las entreguen a sus compañeros. En la hoja viene apuntado el cuarto en el que esta cada uno, aun que supongo que ya deben saberlo. Bueno, a excepción de Heero Yuy, que es nuevo. Todos los demás ocupan el mismo. Espero que lo entreguen.

-- ¡Si profesor! – dijo Hilde sonriendo, mientras Duo tomo las hojas con la cabeza agachada.

-- ¿Sucede algo Duo? – pregunto el maestro viendo que Duo no levantaba su cabeza.

-- No profesor – dijo Duo de forma seca.

-- ¿Ya no quieres ayudarme a entregar las tareas? – pregunto de forma directa, haciendo que Duo levantara la cabeza de forma apresurada.

-- Como se le ocurre profesor, yo estoy encantado de ayudarle.

-- ¡Gracias Chicos!

-- De nada – dijo Hilde.

A penas habían salido de la sala de maestros, Hilde le arrebató la lista a Duo de las manos y se puso a leer ávidamente.

-- ¿Que tanto le ves a esa lista Hilde? – dijo Duo detenido a un costado de la chica – solo son nombres y números. Todavía fuera una revista de playboy… - dijo Duo tratando de bromear.

-- ¡Duo! – dijo Hile para que Duo guardara silencio - Quiero saber en que habitación esta Heero – dijo para después sonreírle – ¡que suerte tienes Duo! – dijo felizmente. Duo parpadeo sin entender al principio, para sentir de nuevo que iba a tener una pesadilla – ¡Heero es tu vecino de cuarto!

-- ¡¡¡Queee!!! – grito Duo arrebatando la lista a Hilde y viendo con sus propios ojos lo que la morena acababa de decirle. Su corazón latía con furia al reconocer el nombre y el número de la habitación que estaba justo a un lado del suyo – este será el peor año de mi vida – dijo Duo de forma derrotada, mientras Hilde hablaba de forma emocionada de su artista favorito: Heero Yuy.

aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

A las diez de la noche se cerraba el cuarto de descanso, que era donde se encontraba la televisión del ala este, donde estaban los chicos. A esa hora todos comenzaban a retirarse para ir a sus habitaciones a descansar.

Duo aprovechaba esa hora para entregar las tareas a sus compañeros, sabía que a esas horas ya deberían estar dentro. Quizá alguno que otro no estuviera por haber tenido que salir a cumplir con algún compromiso de trabajo que se llevara a cabo en la noche. Generalmente se enteraba de todos esos compromisos y estaba seguro que sus compañeros no tenían compromiso esa noche… bueno, no sabía nada de Heero, ni quería saberlo.

A veces pensaba que estar en una escuela internado era la mejor forma de olvidarse de sus familias. Pero cada vez se sorprendía al ver como muchos de sus compañeros estaban allí por verdadera vocación y no por huir de sus casas. El había entrado por que le ofrecieron pagarle la escuela, siempre y cuando se inclinara por la carrera de actor o modelo. Siendo un chico huérfano, acepto encantado. Además había una figura que le inspiraba a ser como él. Solo que a estas fechas, esa estatua de cristal se había caído del pedestal en el que lo había tenido casi toda su vida. Sería imposible remendar los pedazos… Por suerte el internado había resultado ser como el orfanato, solo que con un poco más de lujos y libertades.

Pero al final de cuentas, había terminado siendo adoptado… parecía que su nueva familia, los Maxwell, había encontrado muy redituable el darle su apellido y no solo pagarle las clases. Según palabras de su familia, era demasiado hermoso para dejarlo desamparado…

“¡Patrañas!”… se habían dado cuenta que ser un niño bonito dejaba mucho dinero. Pero eso lo tenía sin cuidado. Para él la escuela era su casa y era feliz el estar allí.

Conocía a todos los intendentes y vigilantes, además que la sala del director era como su segunda habitación, al igual que el aula de detención. A lo largo de su vida en el colegio, había roto un sin fin de reglas establecidas y debido a él, habían establecido muchas más. Nada de cuidado y nada que ameritara que lo expulsaran. Al final de cuentas, el director lo apreciaba. Si no fuera por la vieja amargada de la subdirectora, ese hogar sería mucho mejor que cualquiera.

Había entregado casi todas las tareas. No le gustaba quedarse platicando con sus compañeros a esas horas. Solo lo hacía con Trowa que estaba en la habitación de enfrente, solo que un poco más a la izquierda.

Deliberadamente había dejado la habitación de Heero al último, con la intención de pedirle a Trowa que la entregara por él. No quería tener que hablarle, ni siquiera quería verle.

Toco a la puerta de Trowa y casi de inmediato el alto de ojos verdes abrió. Duo sonrió al verle.

-- Hola amigo, pues aquí tienes la tarea de literatura – dijo Duo mostrándole la hoja y sonriendo de forma luminosa.

-- Entonces tuve razón – dijo Trowa tomando la hoja de manos de Duo – y ¿como reacciono tu puerta? – pregunto Trowa viéndolo directamente – ¿ya te reconoció? – Duo solo bajo la vista – ¿No te reconoció?

-- ¡Quiero pedirte un favor Trowa! – dijo Duo levantando la vista y viéndolo fijamente. Trowa retrocedió levantando las manos.

-- ¡Ah no!, yo no voy a entregarle la tarea en tu lugar. ¡Es tu obligación hacerlo!

-- ¡¡¡Por favor!!!, ¡¡¡por favor!!! – dijo Duo suplicando entrelazando sus manos y poniendo ojitos de cachorrito para tratar de convencerlo – ¿que no ves que no quiero verlo? ¡No lo soporto!

-- Quizá ni lo veas. A lo mejor no esta, estando en la campaña para la nominación al oscar, puede que haya salido esta noche. ¿Por que no solo tocas a su puerta? Si esta, no lo mires y entrégale la tarea. Y si no esta, entras a su habitación y la dejas en el escritorio como siempre.

-- Mal amigo – dijo Duo dándose la vuelta. Trowa solo se asomo para ver como su amigo se paraba en la puerta seguida a la suya. ¿Eso quería decir que Heero era su vecino? ¡Vaya sorpresa!, con eso no podría evitar tener que verlo. Y medio sonriendo por la suerte de su amigo, cerro la suya.

Duo aspiro de forma profunda tratando de que su corazón volviera a latir de forma normal. Quizá Trowa tenía razón y Heero no estaba en su habitación esa noche. Comenzó a rezar para que así fuera. Contó hasta tres y por fin toco esperando que el susodicho le abriera. Pero no obtuvo respuesta…

Sintiéndose un poco mejor al imaginar que Trowa había tenido razón. Volvió a tocar esta vez de forma más firme y fuerte sintiendo más confianza. Y de nuevo no obtuvo respuesta. Toco una tercera vez con iguales resultados y sonrió. En verdad Heero no estaba.

Abrió la puerta de forma segura, sosteniendo la hoja que contenía la tarea en la mano. La habitación estaba medio iluminada, seguramente Heero había dejado la luz de la lámpara del escritorio encendida y eso evitaba que estuviera del todo a oscuras. Camino viendo de forma detallada toda la habitación y sin darse cuenta choco con algo que estaba en el suelo sintiendo un gran dolor en el pie al hacerlo.

Se agacho para sobarse el golpe y vio un par de mancuernas(*). ¿Como se le ocurría a Heero dejarlas a medio camino? Peligro y quien entrara se golpeara con ellas, como lo había hecho él. Así que se dispuso a empujarlas del otro lado de la pared, para que el pasillo, entre la entrada y el resto de la habitación, quedara libre de ese peligro.

Siguió recorriendo con la mirada la habitación, pensando donde podría dejar la tarea para que Heero lo viera. Ya que sobre el escritorio aun había varias cajas cerradas. Quizá sus pertenencias. Así que decidió dejarla sobre el peinador que estaba frente a la cama.

Al levantar la vista vio por el espejo algo sobre el lecho y se dio la vuelta para ver que era. Allí estaba un pijama de seda de color azul oscuro. Un pijama de diseñador, se pudo dar cuenta. ¡Claro, era de esperarse!. Siendo un actor famoso, no podía usar cualquier cosa. Por suerte, siendo él modelo, las firmas de ropa para las que trabajaba se encargaban de vestirlo de pies a cabeza, incluyendo ropa interior. Sonrió al recordarlo.

Escucho el ruido de una puerta a sus espaldas y volteo de repente rumbo a la puerta del baño.

Allí, frente a él, estaba Heero viéndolo fijamente con ojos fríos. Usaba solo una toalla amarada a la cintura. Su cabello estaba aun mojado por que escurría pequeñas gotas de agua que caían hasta su pecho y se deslizaban de forma seductora sobre él. Entre sus manos traía un Discman y los audífonos, ahora entendía por que cuando toco a su puerta no le había respondido.

Sin poderlo evitar un calor indescriptible invadió su rostro y de nuevo su corazón se desbocó en su pecho. Se quedo paralizado ante la vista de los bien formados músculos del actor que definían sus brazos y los pectorales de su pecho. Ahora sabía para que necesitaba las mancuernas que había dejado en el piso. Era una lastima que la toalla fuera tan larga, eso le impedía ver que tan bien formadas estaban sus piernas…

¡¡¡Pero en que demonios estaba pensando!!!... se dijo a si mismo mientras un intenso rubor comenzó a cubrir su rostro.

Se dio cuenta como la mirada cobalto le recorría de arriba a bajo, de la misma forma en la que él lo había hecho segundo antes. Y su respiración comenzó a acelerarse al ritmo de los latidos de su corazón, mientras sus rodillas comenzaban a temblarle.

-- ¿Que haces en mi habitación? - escucho la voz de Heero de forma ronca.

-- Yo… yo… - dijo de forma nerviosa sintiendo que el calor que sentía en su rostro se incrementaba cada vez más al ver como Heero caminaba hasta él para estar a unos pasos de distancia – solo vine a…

-- ¿Has encontrado lo que viniste a buscar? – pregunto Heero enarcando una ceja, haciendo que Duo temblara de forma imperceptible.

-- Yo solo he venido a… - dijo Duo cada vez más nervioso tratando de retroceder al ver que Heero se acercaba cada vez más – traerte la tarea y ya me voy - dijo de forma apresurada dándose la vuelta para tomar el pasillo y llegar hasta la salida. ¿Por que se sentía como un ladrón atrapado con las manos en la masa?

Pero apenas se había dado la vuelta, cuando sintió una fuerte mano sosteniéndole por la muñeca y haciéndole voltear de forma brusca para con igual rapidez recargarlo contra la pared del pasillo con el cuerpo de Heero sobre él, sosteniéndole ambas muñecas a los lados.

Duo abrió los ojos de forma sorprendida y se topo con la mirada cobalto demasiado cerca de su rostro. Podía sentir el aliento tibio del actor muy cerca de su boca, y eso le asustaba. Un pánico se apoderó de él al sentirse acorralado y trato de abrir la boca para decir algo, pero por primera vez se había quedado sin palabras.

-- ¿Has venido a dejar tarea? – dijo Heero viéndolo fijamente y enarcando una ceja de forma suspicaz - deberías buscar un pretexto más creíble…

Y sin darle tiempo a nada se apodero de los labios de Duo en un beso salvaje, cargado de pasión. Obligándolo a abrir la boca, dejo introducir su lengua para saborearlo, para jugar con una lengua que no se movía, para acariciar y chupar esos labios que sabían a gloria.

Duo estaba en shock con los ojos abiertos por la sorpresa, Heero lo estaba besando y el no podía impedírselo. No podía empujarlo para apartarlo de su lado. Su cuerpo no se movía, por más que ordenaba que lo hiciera, su cuerpo no quería responderle.

No, si le estaba respondiendo… pero no a él, le respondía al actor. Respondía a ese beso que parecía estarle robando los sentidos, por que sentía como si una llamarada de fuego corriera por sus venas.

Igual de rápido que comenzó todo, así termino. Heero lo soltó y le dio la espalda. Duo sintió que sus piernas no le respondían y casi se cae, pero saco fuerzas de donde pudo y se mantuvo en pie.

-- Ya obtuviste lo que querías, ahora ¡lárgate! – grito Heero sin verlo.

Duo quería gritarle, quería golpearlo por lo que le acababa de hacer, pero no tenía fuerzas para hacerlo. Se dio la vuelta y salió corriendo rumbo a su habitación.

Heero escucho la puerta cerrase y volteo a ver el lugar por donde Duo había desaparecido y se volvió a repetir el pretexto ‘¿tarea?’, no había sido nada original. Miles de veces se había encontrado personas en su habitación y habían dicho algo más eficaz. Pero claro, solía ser en los hoteles, donde había camareras o mozos. Incluso en una ocasión llego una persona en silla de ruedas, fingiendo estar paralítico, para poco después levantarse de la silla y arrojarse a sus brazos. Eso si había sido ingenioso.

Pero ‘tarea’… eso era lo más absurdo que había oído. Las tareas se entregan en clase, no se reparten cuarto por cuarto… ahora incluso ¿debía cuidarse estando en la escuela? Se había encerrado en ese colegio para huir de los acosos de los fans y de la prensa. Pero ya había tenido su primer problema en clases cuando todos lo rodearon para hacerle más preguntas que los propios periodistas.

Duo Maxwell… Había pensado que era distinto a los demás. Pero con desilusión se daba cuenta que ira igual a todos.

Camino hasta el peinador para tomar su discman y vio una hoja que él no había puesto allí. Levanto la mano y la tomo para verla fijamente. Su mirada antes fría cambio de inmediato a una de sorpresa.

-- Era cierto… - se dijo Heero a si mismo al ver que la hoja que tenía en sus manos, era la tarea de literatura de su grupo – quizá si eres diferente Duo Maxwell – se dijo con una mueca en el rostro al comprender su error.

aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

Duo estaba muy enojado. Patinaba sobre ruedas en la pista de concreto que se encontraba dentro del gimnasio. Lanzaba con furia los discos de jockey sobre la red que cubría la portería. Después de las 10 de la noche, estaba prohibido salir de sus habitaciones. Pero él tenía muchos años en esa escuela internado y le conocían bastante bien los conserjes. La escuela no solo contaba con los 3 años universitarios, también estaba la primaria, secundaria y preparatoria. Y él estaba allí casi desde que la escuela se había fundado. Por eso tenía ciertos ‘privilegios’ que otros alumnos no tenían. Y uno de ellos era usar la pista de jockey sobre ruedas para tranquilizarse.

Y ahora lo necesitaba más que nunca…

¡Heero Yuy lo había besado!, ese maldito desgraciado se había atrevido a besarlo introduciendo la lengua en su boca, haciéndolo temblar, casi haciéndole olvidar que era un hombre quien lo estaba besando y ¡¡¡aun se había atrevido a correrlo de su habitación después de eso!!!

¡¿¡¿¡Un Pretexto!?!?!... ¿como se atrevía a decir que llevarle la tarea había sido un pretexto? ¿Que acaso el maldito infeliz no sabía que los alumnos tenían permitido entrar a la habitación de otro alumno cuando este no estaba para dejar tareas o algo que fuese importante para las clases del siguiente día?

-- ¡Infeliz! – grito con furia golpeando el disco negro que se encontraba en el suelo con el taco de jockey, lanzando con certeza hasta la portería por completo sola – ¡maldito desgraciado! – volvió a gritar golpeando otro de los discos que había tirado – pero esto no se quedara así… la próxima vez que lo vea ¡le voy a partir la cara de un puñetazo!.

Tiro con enojo otro de los discos, pero este, por el contrario de los otros, salió volando por un costado de la portería. Duo siguió con la vista el disco. Pero la intensa luz de una de las lámparas le impedía ver en que dirección iba a parar el disco negro. Mientras no quebrara el estante de los trofeos, todo estaría bien.

Una sombra cubrió la luz de la lámpara y Duo levanto su brazo para tratar de ver a quien pertenecía esa silueta. Por un momento pensó que era Matt, el conserje que solía dejarle pasar. Pero la figura negra que se dibujaba detrás de la luz de la lámpara, pertenecía a una persona alta y delgada, de una buena figura y que sostenía algo en la mano… Algo pequeño… como el disco de jockey que había lanzado…

Duo apretó los dientes con disgusto al ver que la sombra se deslizaba hasta estar cerca de él y la luz de la lámpara le permitía ver quien era. Su corazón dio un vuelco en su pecho y comenzó a latir de forma apresurada.

-- ¿Maldición que haces aquí? – grito con fastidio al ver que la persona que le estaba causando tanto enojo le observaba fijamente con el ceño fruncido, intensificando su mirada cobalto sobre su rostro. Usaba al igual que él unos patines y ropa deportiva y su cabello lucía igual de desordenado que siempre.

-- Supongo que lo mismo que tu, no podía dormir… - pero a pesar de sus palabras, su mirada parecía decirle otra cosa. ¿Por que esos ojos cobalto le miraban de forma tan intensa?

-- Heero Yuy, ¿a caso me estas siguiendo? – pregunto Duo molesto viendo a Heero a los ojos. No iba a permitir que su mirada fría le intimidara.

-- ¿No sabía que venir a patinar al gimnasio era estarte siguiendo? – aseguro Heero sin apartar la vista de las orbes violetas de Duo.

Duo volvió a apretar los dientes y vio como Heero lanzó a sus pies el disco negro de Jockey y le observaba sin cambiar un músculo de su cara. Esa mirada fría que siempre le había visto en revistas y televisión. Esas cejas arqueadas con disgusto y los labios en una clara muestra de enojo o fastidio. ¿Es que este tipo nunca se reía?

Duo se dio la vuelta sobre sus patines, dejando a Heero parado en su lugar. No quería estar donde él estuviera y menos después de lo que había pasado en su habitación hacía un par de horas.

-- ¿Huyes?…

La voz calmada y fría a sus espaldas le hizo detenerse para ver a Heero que estaba parado con las manos en las bolsas del pantalón deportivo. ¿A caso estaba esperando que se quedara? Había pensado que podría romperle la cara a puñetazos, pero no quería arriesgarse a sufrir una lesión que le impidiera trabajar en la sesión de fotos del fin de semana. ¡Con una sola vez que le hubiera quitado el trabajo era suficiente!

-- No estoy huyendo de ti – afirmo Duo viéndolo fijamente a los ojos. Heero se deslizo hasta alcanzarlo.

-- No parece… – le susurro pasando por un costado de él sin apartar ni un segundo su mirada cobalto del bien formado cuerpo del trenzado.

Duo apretó con fuerza el taco de jockey en su mano. Heero parecía estarlo retando y no se lo iba a permitir. Le diría de una buena vez por que no se quedaría y no es que estuviera huyendo. No es que le tuviera miedo o que su corazón pareciera estallar ante su presencia… Se giro de frente a Heero y patino hasta donde él estaba. Heero solo lo observo sin cambiar de posición.

-- Escúchame Heero Yuy – dijo Duo de forma molesta – ¿no se cual sea tu problema?. Pero no te quiero cerca de mi…

-- Tú fuiste quien entro a mi cuarto – aclaro Heero sabiendo a donde iban las palabras de Duo – si no me quieres cerca no deberías entrar a una habitación que no es la tuya… - esas palabras le enojaron más haciendo que su corazón quisiera saltar. ¿Era tan engreído que creía que iba a buscarlo a él?

-- ¡¡Yo fui a dejarte la tarea maldito infeliz!! – grito Duo alterado – no tenías por que haberme besado, ¿que acaso eres gay? – dijo Duo con enojo enfrentando la postura fría de Heero.

-- Si – respondió Heero de la forma más calmada, haciendo que el enojo de Duo se tornara en sorpresa – pero si das esta información a la prensa la negare – dijo clavando su vista cobalto de forma fría en la sorprendida cara de Duo.

-- Eso… eso… - comenzó Duo de forma nerviosa viendo la expresión burlona que parecía aparecer en el semblante de Heero, para de forma inmediata recuperarse. ¡No iba a permitir que se burlara de él de esa forma! – Eso no te da derecho a besarme, ¡bastardo!. El que tu seas gay no quiere decir que yo lo sea…

-- Eres modelo – dijo Heero patinando a su alrededor observándolo de arriba a abajo, aun con las manos en los bolsillos del pantalón. Duo comenzaba a ponerse nervioso, pero no le iba a demostrar nada.

-- Soy uno de los mejores y ¿eso que? – dijo Duo sin moverse de su sitio, ya que su cuerpo comenzaba a temblar por el escrutinio del actor y temía que si se movía, pudiera caerse.

-- La mayoría de los modelos son gay – afirmo Heero deteniéndose frente a él. Duo frunció el entrecejo. El no era gay, ¿como se atrevía a tan siquiera insinuarlo?.

-- ¿Que no me escuchaste? Te dije que yo no soy gay – Heero enarco una ceja.

-- No parecías oponer mucha resistencia cuando te bese en la habitación… - Duo se sintió de pronto amenazado por el actor frente a él. Era como si estando en una noche de frío, alguien le hubiese descobijado dejándolo por completo desnudo a merced del clima. Y no se sintió cómodo con esas palabras, pero tampoco se lo daría a notar.

-- ¡Fue por que me tomaste por sorpresa! – dijo Duo sonrojándose al recordar ese beso – ¿como iba yo a saber que ibas a hacerme eso? Yo solo fui a dejarte la tarea de literatura, no a buscarte a ti. ¡Por que supongo que viste la tarea!

-- La vi – aseguro Heero sin cambiar su expresión fría.

-- ¡Y no vas a disculparte? ¡Ya ves que no fue un pretexto! – dijo exaltado, tratando de que su voz no sonara molesta. Pero como lo estaba, le era muy difícil contenerse. Sus emociones eran las que estaban ganando y no debía permitírselo.

-- Me disculparía si sintiera lo que hice, pero no lo siento – dijo Heero de forma fría. Duo se enojo aun más. Era imposible, a estas alturas, no notarlo.

-- ¿Que tu nunca te disculpas? – dijo evocando la vez en que le había golpeado. El había estado esperado una disculpa de su parte, pero el frío actor nunca se disculpo con él y ahora que sabía que había sido un error de su parte tampoco recibía una merecida disculpa.

-- No, si no es necesario. Además creo que tú también lo disfrutaste…

Duo cerró los ojos por la furia y se dio la vuelta en sus patines para llegar hasta la banca y retirarlos de sus pies. Ese tipo le exasperaba y el impulso de golpearlo era cada vez más fuerte. No le quedaba más que irse a su habitación e ignorarlo si le daba por decirle que estaba huyendo de él.

-- Sabes – dijo al ver que Heero también se acercaba para retirar los patines de sus pies – ¡no te soporto!

-- Yo más bien creo que te gusto – afirmo Heero. Duo se paro con los patines en las manos apretando fuertemente su puño sobre la parte acolchada de los tobillos de los mismos. Era sumamente arrogante y engreído, como se atrevía a pensar que le gustaba. ¡El no era gay!, le gustaban las mujeres no los hombres.

-- ¡¡¡No te soporto maldito bastardo!!!, eres un engreído y arrogante y ¡eso no quiere decir que me gustes! Me exaspera tu frialdad y tu forma de comportarte con los demás. Me dan ganas de golpearte cada vez que pienso en lo que me hiciste…

Heero se paro para estar a la altura de Duo. Solo era unos centímetros más alto que él, por lo que al pararse quedo frente a sus ojos y le observo de forma fija. Había un intenso rubor cubriendo sus mejillas, seguramente producto del enojo, pero sus ojos de un color azul violeta llamativo, brillaban de una forma viva. Jamás había visto ojos de semejante color y que brillaran con tal intensidad al verle. Si por lo menos fuera un brillo distinto…

-- ¿Solo por besarte me odias tanto? – dijo Heero cruzando sus brazos sobre su pecho frente a Duo. Duo esbozo una sonrisa socarrona – ni que te hubiera violado…

Ese simple comentario hizo que el color rojo sobre sus mejillas se intensificara. Jamás permitiría que Heero volviera a poner un dedo sobre él. Pero si que estaba equivocado Heero al pensar que le odiaba, solo le disgustaba sobremanera. En su corazón no cabía el odio. Y sobre los motivos, ¿como era posible que no lo recordara?

-- No lo recuerdas ¿verdad? – dijo Duo de forma firme ignorando el último comentario de Heero. Heero Descruzo sus brazos para verlo entrecerrando los ojos.

-- ¿Debería acordarme de algo? – pregunto con curiosidad.

-- Hace un año… - dijo Duo recordando lo sucedido.

-- ¿A caso nos conocemos de antes? – pregunto Heero viéndolo fijamente.

-- ¡¡Hace un año me golpeaste en el rostro y me hiciste perder una magnifica oportunidad de trabajo!! – dijo Duo molesto – me rompiste la cara y por eso no te soporto. ¡Ni siquiera te disculpaste por lo que hiciste infeliz! ¡Como quisiera romperte la cara como lo hiciste tu aquella vez!... y ¡ahora con más razón! – dijo con los ojos centellando por la furia.

Heero solo entrecerró los ojos, la mirada de Duo era fascinante. Los destellos de color cambiaban según el estado de ánimo del chico. Pasaban de un color violeta claro, cuando estaba calmado, a un intenso tono entre violeta oscuro y azul cuando estaba enojado como ahora. Se acerco a Duo al ver que este mantenía el puño levantado.

-- ¿Por que no lo haces? – cuestiono de forma fría.

Duo sintió que Heero lo estaba retando de nuevo. Le estaba retando a que lo golpeara, no se quedaría con eso. Por fin tenía la oportunidad de tomar revancha por lo que le había hecho hace un año y por lo que acababa de hacerle hacía unas horas. Así que sin vacilaciones respondió al reto.

-- ¡Eso mismo voy a hacer! – dijo Duo soltando los patines y soltando el puño cerrado sobre el rostro de Heero con fuerza y rapidez.

Pero Heero ya lo esperaba venir y solo se hizo un poco hacía un lado haciendo que Duo empujara su peso hasta su puño y haciéndolo irse hacía el frente. Tomo su muñeca en el aire y de forma fácil le doblo el brazo lanzándolo contra la pared del gimnasio, mientras él se colocaba detrás y le jalaba el cabello por la nunca para que le viera.

-- Pensé que eras más listo Duo Maxwell – dijo Heero – si me golpeas te demando – soltó en tono amenazante. El color de los ojos de Duo volvió a cambiar en ese momento y Heero pudo darse cuenta. Estaba sorprendido.

-- ¿He? – ¿demandarlo? ¿Era capaz Heero de demandarlo si le hubiera golpeado? Pero solo era un pleito estudiantil. No tenía por que llegar a más. Además Heero se merecía ese golpe. ¡Heero era un Idiota!, eso era, ¡un Idiota!

El tibio aliento de Heero golpeaba contra la piel de su nuca. Estaba sumamente alterado y le dolía el brazo por la forma brusca en la que Heero le tenía sujeto e inmóvil… no podía moverse sin ser lastimado. ¡Y él que pretendía caerle a golpes!, ¡Ja!, ese tipo le hubiera ganado con facilidad.

-- ¡Basta!, suéltame – dijo Duo tratando de mover su brazo, pero al contrario de lo que pensaba, Heero lo sujeto más fuerte – ¡Ay!, ¡eso duele!

De un fuerte tirón, Heero le dio la vuelta y le arrincono contra la pared del gimnasio, como lo había hecho en la habitación…

Era encantador ver el sonrojo sobre ese rostro blanco. Parecía luchar consigo mismo por liberarse de su agarre. Pero era intentos muy débiles. Una extraña necesidad se apodero de su cuerpo, quería volver a probar los labios del trenzado frente a él. Y quizá algo más…

Había entrado con una sola intención al colegio y estaba frente a él. No podía desaprovechar su oportunidad. El trenzado iba a pagarle lo que le hizo aquella vez en los estudios de grabación. Y ya sabía cual era su punto débil. El no era gay.

¿Que no lo recordaba?... claro que lo recordaba! y muy bien, era imposible olvidar esa forma arrogante de llamarlo témpano de Hielo Yuy y ese color de ojos. Y veía con agrado que el trenzado tampoco lo había olvidado y después de un año le seguía guardando rencor por haberle golpeado. Pues él no le guardaba rencor por haberle lanzado los pedazos de la fotografía al rostro y por darle a la prensa semejante apodo. Todo lo contrario…

Buscaba dos cosas, a parte de huir de los acosos de la prensa. Una era Venganza y la otra, quizá… quizá no iba a conseguirla…

Duo se sintió de nuevo asustado al ver y sentir el cuerpo de Heero así de cerca. Su corazón comenzó a latir apresurado al ver la cercanía de los labios de Heero sobre su rostro. Cerró los ojos y desvió la cara, evitando a toda costa que los labios de Heero fueran a apresar de nuevo su boca. Pero una mano delgada y fuerte se cerró sobre su barbilla obligándolo a voltear al frente.

-- No…

Pero la protesta de Duo fue callada por los labios de Heero que se cerraban sobre su boca, introduciendo su lengua dentro de ella, haciéndolo temblar de pies a cabeza, apoderándose de su voluntad y su deseo, como nunca antes alguien lo había hecho…

Trataba de separarlo de su cuerpo con sus brazos, pero los movimientos eran muy débiles y hacían que Heero le abrazara a su cuerpo aun más fuerte. Apresándolo, robándole el aliento, haciéndolo jadear buscando aire sin lograrlo…

Sintió algo duro que chocaba contra sus caderas y como algo calido se deslizaba entre sus ropas. Quería gritar que se detuviera, pero su boca estaba invadida y su lengua enredada con otra lengua que le impedía decir nada. Su corazón estaba a punto de estallar de lo fuerte que latía… estaba temblando y en poco tiempo ya no iba a pensar…

¿Por que Heero le hacía esto?...

¿Como Heero le hacía esto sin obtener de su parte mucha resistencia?...

Sintió como la mano de Heero se cerraba sobre su miembro bajo su pantalón. Al no usar ropa interior le había resultado fácil dar con él. A pesar de tener compañías que le brindaban esas prendas. El pantalón deportivo que había seleccionado era de likra(**) y la ropa interior se marcaba. Por eso no se la había puesto esa noche. Mala noche, por que al solo contacto de la calidez de los dedos de Heero, su miembro había comenzado a crecer entre ellos, a pesar de que le daba la orden a su cerebro de no ceder, su cuerpo no respondía, parecía tener vida propia.

Su cuerpo se calentaba como si fuera leña en una chimenea encendida. Gritaba órdenes a su cerebro para que su estúpido cuerpo dejara de responder a las caricias que Heero estaba dando sobre su miembro despierto. Sentía como la mano de Heero se deslizaba de arriba a abajo sobre su miembro y sus manos trataban inútilmente de detenerlo sin lograrlo.

¡Quería gritar!… ¡quería dejar de sentirse tan malditamente bien!... No, era Heero, era el maldito actor que le quito una magnifica oportunidad de trabajo… era un hombre egocéntrico y engreído que además era gay y él no lo era.

¡¡No!!, ¡él no era gay!

-- ¡¡Nooo!! – grito Duo soltándose por completo y cayendo al suelo sin que Heero lo detuviera. Por fin su cerebro había obedecido una de sus órdenes…

Levanto la vista al mismo tiempo en que ocultaba su erección con sus manos. La mirada de Heero estaba sobre él. Se veía tan sereno, mientras él jadeaba por la excitación. Heero ni siquiera parecía respirar de forma agitada. Pero si pudo apreciar que la excitación de Heero también estaba despierta.

-- ¿Quien esta allí?

Una voz les distrajo de cualquier cosa que pudieran decir y Duo se levanto con esfuerzos apoyándose de la pared. Alejándose de Heero de forma rápida. No podía soportar el verlo. No quería estar un segundo más cerca de él. Y la persona que se acercaba le daba la oportunidad perfecta para escapar.

-- Soy… soy yo Matt – dijo Duo en un jadeo.

Duo vio como un hombre delgado, bajito y mayor se paraba delante de él. Aun estaba sonrojado y con la respiración entrecortada. Pero el hombre pensaría que era debido al ejercicio al estar en la pista de patinaje, jamás se imaginaría lo que realmente había logrado detener. Por suerte, la playera larga que Heero había sacado del pantalón deportivo, cubría perfectamente su miembro excitado.

-- Ah, pequeño Duo, eres tu – dijo el hombre que se acercaba sonriendo sin percatarse de nada anormal en él… o en su compañero que estaba detrás – ¡Oh!, ¡tu eres Heero Yuy! – dijo el hombre abriendo los ojos por la sorpresa. Duo solo se hizo a un lado, evitando a toda costa estar cerca de Heero – No deberías estar fuera de tu habitación después de las 10 – dijo el hombre.

-- Hn – dijo Heero inclinando la cabeza.

-- ¡Pero que diablos! Si Duo puede salirse para venir aquí, tú también – dijo el hombre sonriendo.

Duo Aprovecho que Matt retenía a Heero para huir de ese hombre a quien estaba comenzando a odiar. Heero solo lo observo, pero no pudo seguirlo, por que Matt le hablaba sin soltarlo del hombro pidiéndole un autógrafo para su nieta.

Matt… Matt le había salvado de cualquier cosa que pudo haber ocurrido con Heero en el gimnasio. Y el viejo Matt le seguía diciendo pequeño… bueno, él lo conocía desde que había llegado al colegio siendo solo un niño, pero ahora tenía 20 años y el viejo le seguía diciendo pequeño. Por suerte, ahora detenía a Heero, necesitaba alejarse de él.

aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

A penas había doblado por el pasillo fuera del gimnasio y comenzó a correr para llegar hasta su habitación lo más pronto posible. No quería toparse con Heero Yuy en los oscuros pasillos de la escuela y ser participe de otra escena como la del gimnasio. Estaba asustado… muy asustado de la propia reacción de su cuerpo con alguien a quien se supone no soportaba. ¡Además él no era gay!, ¡no lo era!... entonces ¿por que su cuerpo respondía a unas manos delgadas y finas, pero que eran de otro hombre? ¿Por que su boca al sentirse invadida por una más fuerte y poderosa, no había reaccionado dándole una mordida en el labio? ¿Por que en lugar de defenderse del ataque de Heero Yuy, había estado tan receptivo?

Llego corriendo hasta los pasillos de los dormitorios y abrió su puerta a la carrera cerrándola de inmediato. En su mente no paraban las preguntas a su estúpido cuerpo, pero este no le respondía de forma satisfactoria. Aun ardía…

Pudo sentir como en su espalda el picaporte se movía tratando de abrir la puerta. Su corazón latió de forma más furiosa al imaginarse que de nuevo sería Heero… Se apoyo extendiendo las manos sobre ella, tratando de bloquear la puerta para que no pudiera entrar. Como si fuera tan sencillo quebrantar la puerta con seguro, pero en su cabeza no cabía la cordura y solo existía el temor a lo que estuvo a punto de pasar con ese actor…

-- Ve… vete – dijo de forma queda y nerviosa al percatarse que la persona detrás de la puerta seguía intentando abrirla.

-- ¿Duo?... Duo soy Trowa, abre la puerta…

Duo se sintió aliviado, como si al escuchar la voz de Trowa le hubieran puesto una custodia que le salvara de miles de personas que quisieran atacarle. Su corazón comenzó a latir con tranquilidad, pero su excitación no cedía. Así que dejo la playera de fuera y abrió la puerta a su amigo.

-- ¿Por que querías que me fuera? – pregunto Trowa al entrar por completo a la habitación de Duo – ¿donde estabas? Te ves muy agitado…

Duo sintió que el color subía a su rostro al imaginar que Trowa pudiera saber por que se sentía así, pero Trowa dejo de preguntar y de verlo, para comenzar a quitarse la bata que traía puesta.

-- ¿Que haces? – dijo totalmente sorprendido y sonrojado al ver lo que su amigo hacía.

-- Ya vi que vienes del gimnasio – dijo viendo la ropa deportiva que Duo traía – ¿donde dejaste los patines?

-- ¡¡¡Mis patines!!! – dijo Duo más aliviado y recordando que los patines los había dejado en el gimnasio al salir huyendo de Heero – los olvide en el gimnasio. Pero estoy seguro que Matt los guardara por mi, mañana los recojo. ¿Pero no me has dicho que haces?

Trowa se quito la cinta que sujetaba la bata, Duo pudo ver que bajo ella llevaba un pantalón de vestir arremangado de las piernas y una camisa perfectamente planchada. Llevaba los zapatos dentro de las bolsas de la bata larga. No era de extrañarse que alguno de los maestros se paseara por los pasillos después de las 10 y si alguien veía a Trowa arreglado para salir, iría directo a detención. Pero si lo veían en bata, solo diría que había ido por un vaso de agua a la cocina de la sala de estar.

-- Necesito que me cubras y me prestes tu lazo para salir. Voy a verme con alguien en el bar cerca de aquí.

-- ¡¡Vas al bar!! – dijo Duo dándose prisa en sacar el lazo que mantenía oculto bajo la cama, mientras Trowa terminaba de arreglarse – yo voy contigo. Realmente necesito un trago – dijo de forma animada, tratando de olvidar todo lo que había pasado con Heero en el gimnasio.

Trowa tomo el lazo de manos de Duo y se dispuso a atarlo del barandal que estaba en la pequeña terraza de la habitación del trenzado. Todos los amigos de Duo sabían que tenía los medios para salir del colegio durante la noche sin que nadie se enterara. Sabía por donde entrar y salir de la escuela sin que se enteraran los directores. Además de estar en un segundo piso de los dormitorios, no en el primero, que contaba con protectores en las ventanas y no en el tercero o cuarto, como para ocultarse entre las copas de los árboles o bajar por la soga que ataban a los barandales.

Trowa estaba por bajar, cuando Duo se acerco dispuesto a seguirlo al no haber obtenido ningún comentario negativo de su amigo.

-- No Duo, no puedes venir conmigo esta noche – dijo Trowa deteniéndose por el lado de afuera del barandal.

-- ¿Por que no Trowa? ¡Realmente necesito un trago! – afirmo Duo. No quería estar en su habitación y no quería pensar en lo que había pasado en el gimnasio con Heero.

-- Te traeré una botella, pero no puedes acompañarme. No esta noche. Otra noche iremos nosotros – dijo Trowa a Duo de forma sería. No le gustaba negarle a su amigo la oportunidad de salir con él. Pero esta noche tenía una cita importante.

-- ¡No te voy a molestar!, ¡te aseguro que ni sabrás que estoy allí! – dijo Duo tratando de convencerlo, pero Trowa volvió a negar.

-- Duo – dijo Trowa en forma de advertencia.

-- ¡Oh, esta bien!. – dijo por fin Duo de forma derrotada. Tendría que conformarse con encerrarse en su cuarto y dormir.

-- Por cierto, ¿no tendrás?… - dijo Trowa sonrojándose ligeramente al ver a Duo.

-- ¿Que? No tendré ¿que? – pregunto curioso.

-- Algo para protegerte…

-- ¿Quieres que te preste una chamarra? – dijo Duo sin comprender. Estaba fresco, pero no tanto como para ponerse algo más abrigador.

-- No me refiero a esa clase de protección Duo. De la otra protección es la que hablo – Duo lo observo confundido. Trowa suspiro derrotado, sería más sencillo pasar a una farmacia, pero ya iba algo tarde y la única farmacia que habría las 24 horas estaba algo retirada. Así que no le quedaba más que decirle directamente a Duo lo que quería. ¿Por que su amigo tenía que ser tan distraído?… – ¡un Condón Duo! – dijo Trowa desesperado.

-- Si, si tengo, ahora entiendo por que no quieres que vaya – dijo Duo riendo al saber lo que Trowa le pedía – pero baja la voz, no quiero que mi antipático vecino se de cuenta que podemos salir del colegio – Duo entro de nuevo a su habitación y salió con un sobrecito en la mano para entregárselo a Trowa, quien al tenerlo en la mano comenzó a bajar por la soga – ¡pero mañana quiero detalles amigo! – dijo Duo gritando.

-- Creí que no querías que supiera – dijo Trowa desde abajo, señalando la ventana abierta de la habitación de Heero. Duo solo volteo a verla de reojo e hizo un ademán a Trowa de que lo olvidara.

-- ¡Detalles!... ¡mañana!

-- ¡Claro que no! – dijo Trowa dándole la espalda y corriendo rumbo a las bardas del colegio.

Duo sonrió por lo que había dicho Trowa. Cuantas veces no habían hecho lo mismo, escapar durante la noche a un bar cerca de la escuela. Ya sabía lo que tenía que hacer, pero por primera vez no le gustaba…

Tenía que dejar la ventana de su cuarto abierta y la soga colgada, para cuando Trowa llegara pudiera entrar por su cuarto, para llegar al suyo. Eso sería en la madrugada…

Sintió un escalofrío recorrerle la espalda, cuando se giro en su pequeña terraza y pudo ver la ventana del cuarto de Heero abierta y las cortinas trasparentes agitándose con el viento de la noche.

La habitación estaba por completo a oscuras y no se veían señales de Heero en la terraza que le indicara que se había enterado de lo que hacían. Era imposible que su otro vecino se enterara de algo. Tenía el sueño muy pesado, si ocurría un terremoto, era casi seguro que ni se daba por enterado.

Entro de nuevo a su habitación recordando lo que había ocurrido en el gimnasio. Y maldiciéndose a si mismo por sentirse tan asustado con Heero. Siendo un modelo, tenía que lidiar con esa clase de sucesos. Aun que no eran muy frecuentes, de vez en cuando le había ocurrido que alguno de los empresarios que quería contratarlo para alguna campaña, le hacía proposiciones con la condición de firmar el trato. Sabía como manejarlos… a ellos. ¿Por que con Heero no había podido?

Entro al baño para darse una ducha de agua helada. La excitación que había sentido con Heero no terminaba por alejarse de su cuerpo.

Se despojo de las prendas de ropa y las dejo tiradas de forma desordenada en el suelo del baño. No se podía decir que fuese ordenado, solía tener toda su ropa tirada por el cuarto. Pero las mucamas del colegio, limpiaban y acomodaban sus habitaciones, esa era la ventaja de estar en un colegio de paga tan caro. Y el motivo por el que la tarima de su colchón servía para ocultar la soga con la que escapaba por las noches, los cigarros y el alcohol; para que las mucamas no fueran a encontrarlo y se lo reportaran al director.

Abrió el agua fría y se metió bajo el fuerte chorro tratando de calmarse. Ojalá hubiera acompañado a Trowa al bar, conocía a algunas cuantas chicas en él con quienes hubiera podido divertirse y lograr calmar la excitación que aun con el agua fría no quería ceder.

Sacudió la cabeza en negativa al darse cuenta de que estaba por completo solo en la habitación de su baño.

¿Para que hacerla ceder si estaba solo?...

Abrió el agua caliente para nivelar la temperatura del agua y comenzó a evocar las imágenes de sus amigas en la cama. Las miles de veces en que se había acostado con ellas era el mejor indicativo que no era gay. Incluso había mantenido una relación amorosa con Hilde, hacía un par de años. Quizá no habían funcionado como novios y ahora eran los mejores amigos. Pero durante el tiempo que estuvieron juntos, varias veces hicieron el amor y le había gustado mucho.

Quizá era lo que más extrañaba de Hilde…

Mientras pensaba en cada una de las chicas con quienes se había acostado, había dejado que su mano bajara hasta su miembro aun sensible… dejaba que sus dedos rozaran la piel de su miembro de forma suave, haciéndolo sentir un estremecimiento al estarlo haciendo.

Acariciándolo despacio había vuelto a estar firme y palpitante, esperando por la atención que le daba con sus propias manos.

Había dejado de ser un adolescente que se masturbaba un día si y otro también, pero no podía olvidar que a veces era necesario… lo sentía necesario y más estando encerrado en un internado, donde no podía salir todas las noches en busca de compañía. Y con su apariencia, conseguir chicas era de lo más sencillo.

Pero ahora no iba a salir y calmar la excitación que crecía en su entrepierna era algo que se hacía cada vez más urgente… imaginaba, mientras se acariciaba a si mismo, que otras manos lo hacían por él… que unas manos delgadas y fuertes…

Abrió los ojos en sorpresa cuando por su cabeza paso la imagen de Heero… ¡no!, era culpa de Heero que su cuerpo estuviera como estaba… ¡pero no tenía por que imaginárselo!, ¡no!… debía pensar en las chicas, en ellas… no en Heero…

-- ¡¡Ahh!!

Un gemido escapo de su boca al comenzar a mover sus manos de forma más rápida, haciendo que cada vez su respiración se acelerara más. Que los gemidos escaparan de su boca más seguidos y que a pesar del agua, el sudor perlara su frente.

-- Mm, ¡ahhh!

En un último grito, la semilla escapo de su miembro perdiéndose entre los azulejos del suelo del baño y escurriéndose hasta la rendija del desagüe.

Se había quedado recargado en la pared del baño, esperando que su respiración se normalizara, recargando su cabeza contra los fríos azulejos, dejando que solo su cuerpo recibiera el agua templada de la regadera.

-- Ah, ah ¿por que? – dijo a la nada con la respiración entre cortada – ¿por que sigo pensado en eso?

Si, aun cuando hacía esfuerzos enormes por apartarlo de su cabeza, no lograba eliminar lo sucedido en el gimnasio. Aun cuando peleaba por sacar a flote sus recuerdos con otras chicas, la imagen de Heero besándolo, torturándolo con sus manos, parecía ser aun más fuerte.

Se incorporo de forma firme, sintiendo que su respiración estaba ya normalizada y tomo una toalla para secar su cuerpo. De forma lenta dejo que la tela de la toalla recorriera su cuerpo adolorido por el calor del agua… había pasado mucho tiempo bajo ella y su cuerpo lo estaba resintiendo.

Se sentía adolorido del pecho por la forma en la que Heero lo había empujado a la pared del gimnasio y también le dolía el brazo derecho por la forma brusca en que el maldito lo había sujetado.

Quizá descansando un poco se sentiría mejor y dejaría de pensar en lo sucedido en el gimnasio… así que ató la toalla a su cintura y se dispuso a salir para buscar su pijama y trenzar su cabello.

El pijama lo tenía en una de las cómodas de su habitación, así que se cambiaría afuera. No le importaba hacerlo, ¿quien dentro de ese lugar podría verlo? Y si alguien le veía, ¡que importaba!, era un modelo y estaba acostumbrado a cambiarse delante de otros.

A penas había dado unos pasos fuera del baño cuando vio algo sobre el centro de su cama que le llamo la atención y se acerco para verlo mejor.

-- ¡¡Mis Patines!! – casi grita al verlos en medio del colchón – ¿como llegaron hasta aquí?

Duo tomo los patines entre sus manos y vio una pequeña nota dentro de uno de ellos. La tomo y comenzó a leerla.

Sus mejillas se encendieron y el corazón comenzó a acelerarse de forma apresurada al darse cuenta de quien era esa nota y aun más al saber lo que significaba aquello.

-- ¡Maldito Desgraciado! – grito enojado frunciendo el ceño haciendo trizas la nota y arrojándola al cesto de la basura que a esas horas estaba vacío – ¡maldito infeliz! – dijo con enojo acercándose a la carrera hasta la puerta de su habitación y cerrándola con llave, para después sacar su pijama del cajón y cambiarse de forma violenta para entrar a la cama y cubrirse hasta la cabeza.

Pero de su cabeza no desparecían los sucesos del día y mucho menos las palabras de la nota:

“Si necesitas ayuda con lo que hacías en el baño… búscame… HY”

Daba vueltas en su cama presa de la indignación, tratando de dormir sin poder lograrlo. Recordando cada una de las palabras de esa nota en sus patines. Ese maldito infeliz de Heero Yuy había entrado en su habitación y le había espiado en el baño mientras se masturbaba. Eso le indignaba y le ponía furioso. Si hubiera sido otro de sus compañeros, quizá se hubiese sentido avergonzado, pero siendo el actor que hacía unos minutos se había atrevido a tocarle de una forma en que jamás creyó posible ser tocado, eso le enfurecía.

Se levanto bruscamente de la cama a sabiendas que no podría conciliar el sueño hasta que hiciera algo con lo que sentía. Quizá ir a su habitación y lanzarle un puñetazo en la cara aun que este lo demandara.

-- Si, eso mismo voy a hacer… - se dijo a si mismo con determinación, levantándose de un salto de la cama.

No se preocupo por buscar sus pantuflas, el coraje y la indignación hacían que no sintiera el frío del mármol en el suelo. Y totalmente descalzo y con el cabello suelto quito el seguro a su puerta y se dispuso a seguir hasta la habitación que era de Heero.

Se planto frente a la puerta con determinación, imaginando cual sería la reacción del actor al verle. ¿Se sorprendería de verlo parado frente a su puerta? ¡Claro!, tenía que sorprenderse, tanto por que pensara que iba a aceptar sus palabras, como si no las aceptara. Pero lo que le tomaría por completo desprevenido, sería su puño estrellándose contra su cara.

Imaginarse al actor yéndose de espaldas por la fuerza del golpe le hacía sonreír de forma involuntaria. Verlo al siguiente día en el salón con el ojo morado, sería la mejor recompensa a todo lo que había tenido que pasar ese día.

Se dispuso a levantar la mano para golpear a la puerta, cuando una segunda imagen llego hasta él. El cuerpo del actor previendo su ataque y haciéndose a un lado, para de nueva cuenta tomar su brazo y doblárselo por la espalda para dejarlo por completo a su merced y dentro de su habitación.

Un estremecimiento le recorrió al recordar lo sucedido en el gimnasio. Heero Yuy era cinta negra en karate, por lo cual debía saber ver los futuros ataques de sus oponentes en sus ojos. Y para su desgracia, sus ojos eran como un libro abierto. ¡Cuantas veces no se lo habían dicho! Sus ojos reflejaban todo lo que pensaba…

-- ¡Maldición!… - murmuro para si mismo bajando la vista junto con su mano. No iba a poder sorprender a Heero Yuy con un golpe. Seguramente estaría esperando algún tipo de reacción a esa nota. Quizá la había dejado con el firme propósito de que fuera a su habitación a reclamarle y así poder reanudar lo que había quedado inconcluso en el gimnasio – no… no voy a caer en tu juego – dijo Duo sonriendo comprendiendo por fin el propósito de esa nota.

Giro sobre sus talones y regreso de forma más calmada a su habitación. Sus ojos se clavaron en el cesto de la basura y pudo ver como el montón de pedazos de papel se encontraban en el fondo como una fina alfombra. Ver todos esos pedazos le recordó algo y tomando el cesto, saco todos los trozos con su mano y se apresuro a meterlos a la bolsa del saco de su uniforme. Así no se le olvidarían por la mañana.

Con la idea del desquite en su cabeza, volvió a entrar en la cama y se dispuso a tratar de dormir. Ya era pasada de la media noche y seguramente Trowa volvería antes del amanecer.

-- Mañana me desquitare – dijo Duo con una sonrisa en el rostro mientras cerraba los ojos para disponerse a dormir.

aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

Pero su sueño no fue reparador, había tenido pesadillas. Soñaba con un Heero gigante que se lo quería comer y gozaba con golpearlo en el rostro una y otra vez. O le doblaba el brazo haciéndolo sufrir. Se sentía como un niño indefenso a merced de un niño mayor en la escuela, un niño que se empeñaba en golpearlo si no le daba el poco dinero que le daban o si no le daba su almuerzo.

Se despertó sudando, poco antes de que su reloj diera la hora de levantarse. Lo primero que vio sobre el buró fue la botella de vino que Trowa le había traído. Se estiro sobre la cama para tomarla entre sus manos, nada le hubiera dado más gusto que tenerla la noche anterior para caer dormido de forma inmediata y dejar de sufrir pesadillas. Pero ahora que la tenía, iba a tener que guardarla para disfrutarla por la noche. Así que se dispuso a guardarla bajo la tarima de la cama para que no la encontraran, junto con los cigarros, la soga para escapar del colegio y las cartas de póquer y el domino.

Se dispuso a arreglarse y peinar su cabello que debido a que la noche anterior no lo había trenzado, ahora se encontraba totalmente revuelto. Mientras recordaba los motivos por los que ya no les dejaban hacer muchas cosas.

Antes podían recibir paquetes de sus familiares, pero en una ocasión, se mando a si mismo una caja llena de botellas de vino y al ser sorprendido en la sala de estar del ala este, además de tenerlo en suspensión por una semana, al haber emborrachado a sus compañeros, también fueron suspendidos la entrega de paquetes de los familiares.

Antes se les permitía tener juegos de mesa en sus habitaciones los cuales llevaban a la sala, incluso los maestros a veces se ponían a jugar bingo o monopolio con ellos. No faltaba quien trajera calabozos y dragones u otro juego del mismo tipo. Pero a él le gustaban los juegos de azar en los que se podía apostar y llevo el póquer y el domino y comenzó a hacer apuestas entre sus compañeros. Al principio eran apuestas sencillas, de unos cuantos centavos, pero se fueron incrementando hasta que fueron varios cientos de dólares. El director llego una noche a la sala al escuchar el escándalo dentro y se topo con una mesa llena de dinero y las cartas del póquer en la mesa. Esa vez estuvo dos semanas en suspensión junto con los participantes del juego y se les confiscaron todos los juegos. Ahora solo se permitían las damas chinas y el ajedrez.

Antes podían celebrar su cumpleaños en la sala y se mandaba comprar un pastel para que este se partiera entre los compañeros. Pero en el cumpleaños numero 17 de Trowa, había mandado comprar un pastel que medía casi metro y medio. Había sido una sorpresa para los guardias el recibirlo y aun más para el director cuando al entrar a la sala para ver que harían con el pastel, se encontró a una mujer saliendo del mismo y bailando de forma seductora a los chicos. Y vaya que no solo los chicos disfrutaban de la chica del pastel, había sorprendido a los mismos guardias en la fiesta… esa vez estuvo dos meses en suspensión junto con Trowa y se prohibió la entrada de pasteles mayores a 30 centímetros.

Indudablemente antes podían pedir comida por teléfono, generalmente era en las noches y en fines de semana. La pedían a un restaurante cerca de la escuela y la dejaban en la caseta de seguridad. Pero en una ocasión había mandado solicitar un banquete para cien personas, incluyendo meseros y variedad. El director tuvo que despedir a los meseros y la variedad, pero permitió la entrada de la comida. Cuando entro a la sala del ala este para pedirles que la comida que sobrara la llevaran a la cocina para que se guardara, lo recibió una cacerola de sopa en la cabeza. Habían hecho una guerra de comida con todo lo que había sobrado… esa vez además de estar en suspensión por un mes, tuvo que lavar toda la sala hasta que quedara reluciente. Desde entonces se prohibió solicitar comida a los restaurantes.

Antes podían hacer llamadas a cualquier hora, para eso estaban los teléfonos de la sala de prensa o el teléfono de la sala de estar. Hasta que un día el director los sorprendió llamando a una Hot line… Todos los involucrados estuvieron en detención por una semana y ahora no existía el teléfono de la sala y para llamar a alguien había horarios en los cuales las secretarías se encargaban de hacer la llamada y dirigirla a la sala de prensa donde ellos debían contestar.

Vaya que tenía mucha culpa de las nuevas normas en la escuela, pero eso no le impedía divertirse. Cuando era más chico, aun se había divertido escondiendo a los profesores los borradores o las tizas, así no habían podido dar clases a tiempo. O había encerrando a alguno de sus compañeros en el baño de niñas. Ahora, siendo más grande, podía salir del colegió rumbo al bar.

Giro sobre su eje al ver en el suelo la cajetilla de cigarros, seguramente se le había olvidado guardarla y corrió para esconderla.

No, fumar siempre estuvo prohibido, de eso no podían echarle la culpa a él.

Un golpe en la puerta le distrajo de sus pensamientos y dibujo una enorme sonrisa al recordar sus travesuras en la escuela.

-- Duo, ya es hora! – escucho la voz de Trowa detrás de la puerta.

-- Ya voy amigo – grito en respuesta tomando el saco de su uniforme en sus manos junto con sus libros.

Trowa giro la vista al escuchar como la puerta que estaba a un lado de la habitación de Duo se abría y un serio Heero Yuy salía de ella usando el uniforme completo, llevando bajo sus brazos su portafolio con sus libros.

Trowa inclino la cabeza en señal de saludo cuando sus ojos verdes chocaron con la mirada azul cobalto del actor. Heero inclino la cabeza en respuesta y camino de forma altiva rumbo a las escaleras que le llevarían al comedor del primer piso.

Era extraño ese actor. Esperaba que le hubiera hecho lo mismo que a Hilde. Que le hubiera dejado esperando una señal de saludo, pero Heero le había respondido de forma cortes. Quizá no era tan huraño como todos decían y tenía algún motivo para actuar como lo hacía.

-- ¡Buen día Trowa! – dijo Duo con alegría abriendo la puerta y saludando de forma alegre a su amigo.

-- Buen día Duo, vamos a desayunar –dijo de forma sería comenzando a caminar dejando atrás a Duo.

Duo parpadeo un par de veces al ver a Trowa caminar de forma apresurada, para después ver como la inconfundible figura de Heero desaparecía, un poco más delante, por los escalones que daban al primer piso.

El simple hecho de ver su espalda le hizo recordar el incidente de la noche anterior. Sintió como el coraje regresaba y un intenso rubor cubrió sus mejillas. Iba a tomar revancha por lo que le hizo. ¡Claro que iba a hacerlo!.

-- ¿No vas a desayunar? – la voz de Trowa le hizo distraerse de sus pensamientos y volteo para ver a Trowa parado a un lado de las escaleras esperándole.

-- ¡Claro amigo! – dijo Duo corriendo para alcanzarlo.

Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa


El comedor se encontraba lleno a esa hora de la mañana. El día anterior muchos no habían llegado temprano por ir llegando de sus casas, pero el día de hoy todos estaban en la escuela. Quizá algunos no desayunaran o padecieran de bulimia o anorexia, pero ni Trowa ni Duo tenían esos trastornos alimenticios y ahora se encontraban eligiendo lo que iban a comer.

Duo insistía en preguntarle a Trowa por su cita, pero el alto de ojos verdes ignoraba olímpicamente la insistencia del trenzado.

--¡Vamos Trowa!, ¿dime quien es la afortunada? – insistió Duo una vez más tomando un vaso de jugo de naranja y depositándolo en su charola.

-- No voy a responder tus preguntas Duo – volvió a decir Trowa, tomando un plato de frutas.

-- ¡Vamos!, ¿que te cuesta?, ¿es alguien de la sinfónica? – Duo pudo ver como un ligero color rosa tupió las mejillas de su amigo – ¡lo sabía! – dijo de forma triunfal, siguiendo a su amigo hasta las mesas.

Trowa se puso a ver hacía todos lados, mientras Duo seguía preguntando sobre la chica de la sinfónica con la que supuestamente se había encontrado la noche anterior. Duo hacía demasiadas preguntas y no quería contarle nada, quizá lo hiciera más adelante, pero no ahora. Tenía que buscar una forma para que el trenzado dejara de torturarle con preguntas y al girar la vista hacía una de las mesas, encontró lo que buscaba.

-- Vamos a esa mesa – dijo Trowa, haciendo que Duo callara de forma abrupta.

La mirada violeta de Duo se dejo caer sobre la única persona que ocupaba una de las mesas del recinto. Se veía tan serio como siempre, con la vista perdida en un libro, mientras picaba de forma distraída un plato con frutas. Su uniforme estaba pulcro y completo, ni una sola arruga sobre el cuello de su camisa o el saco. Sus zapatos negros muy bien lustrados. Parecía todo, menos humano. ¡Parecía un fino maniquí de aparador que lucía un traje a la venta!.

Enarco sus cejas con disgusto, ¿como pretendía Trowa que se sentara en la misma mesa que Heero Yuy?

-- ¿Estas loco? – preguntó viendo los ojos verdes de su amigo – ese tipo y yo no nos soportamos.

-- Eso no lo sabía – dijo Trowa levantando una ceja de forma suspicaz mientras caminaba a otra mesa desocupada, cerca de donde Heero estaba – pensé que eras tu quien no lo soportaba. O… - dijo sentándose frente al trenzado – ¿por fin te ha reconocido?

Un intenso rubor cubrió las mejillas de Duo cuando escucho la pregunta de Trowa. No, Heero Yuy no parecía reconocerle, pero quizá con lo que iba a hacerle lo recordaría por siempre.

-- No me recuerda, pero lo hará – dijo de forma firme.

-- ¿Hubo algún problema con la tarea que no me hayas dicho? – pregunto Trowa viendo que el rubor en las mejillas de Duo se incrementaba aun más al preguntarle.

-- N… no – dijo de forma nerviosa.

-- ¡¡Buen día chicos!! – la alegre voz de Hilde les distrajo y Duo suspiro para si mismo y daba gracias que la morena hubiese interrumpido el interrogatorio que Trowa le estaba haciendo.

-- Buenos días Hilde –saludo Trowa de forma cortes.

-- ¡Buen día Hilde! – dijo Duo de forma alegre – pensé que hoy no desayunarías con nosotros – dijo comenzando a comer lo que tenía en su plato, mientras la mirada de Hilde se dirigió a la figura de Duo que tenía a un lado.

-- ¿Por que no?, todos los días desde que nos conocemos hemos desayunado juntos. ¿O es que ya no me quieren en su mesa? – pregunto Hilde enarcando las cejas con disgusto.

-- ¡No, no, no, no, no mal interpretes Hilde! – se dio prisa en aclarar el trenzado moviendo las manos en negativa para reforzar sus palabras – lo que pasa es que como desde ayer le prestas más atención a ese actorcillo Heero Yuy, pues yo pensé…

-- ¡Como se te ocurre Duo Maxwell! – dijo con enojo Hilde interrumpiendo lo que Duo decía, haciendo que tanto Duo como Trowa fijaran su vista en la morena – esta bien que me gustaría conocerle y ser su amiga, pero yo no voy a importunarle – dijo desviando la vista para ver al actor que parecía no prestarle atención a otra cosa que no fuera su libro – además, esta estudiando – dijo de forma sería y triste.

Duo giro la vista para ver al actor que estaba en la mesa cerca de la suya. No creía que estuviese estudiando nada, el único maestro que había dejado tarea era el de literatura. Levanto un poco la vista para ver como un grupo de chicas se acercaba sonriendo al actor.

-- A ellas no parece importarles el que este leyendo – dijo Duo señalando al grupo de chicas que dejaba su charola en la mesa del actor y le sonreían diciéndole algo – pero me imagino que ya se encargara él de hacérselos saber.

Trowa y Hilde también giraron su vista para ver lo que Duo señalaba, justo en el momento en el que lo hacían, la vista cobalto de Heero había visto a las chicas. Habían podido ver como las chicas habían callado de forma abrupta y se retiraban de forma silenciosa y asustada, dejándolo de nuevo solo.

-- No cabe duda que la vista del témpano de hielo Yuy es aun más peligrosa que sus palabras – dijo Duo riendo, haciendo que Trowa esbozara una sonrisa.

-- Deja de decir eso Duo – recrimino molesta Hilde – quizá esas chicas le molestaban, hablan demasiado, hasta a mi me molestan – dijo la morena defendiendo la actitud de Heero.

-- Yo creo que lo que quiere es un poco de compañía masculina, seguramente a ellos no los espantaría con esa mirada de hielo y quien quite y alguno podría derretirlo – dijo Duo entre carcajadas, haciendo que Trowa también riera.

-- ¡BASTA DE BURLAS DUO! – dijo la morena parándose de la mesa molesta, haciendo que Duo y Trowa guardaran silenció y que la mirada cobalto de Heero se posara en ella – No tienes derecho a hacer insinuaciones de ese tipo, no voy a permitírtelo – dijo un poco más calmada al ver que todos se le habían quedado viendo, sentándose de nuevo en la mesa totalmente ruborizada.

Heero observo al trío en la mesa cerca de él, allí estaba el trenzado, diciendo algo que había molestado a su amiga. Sus ojos cobalto chocaron por segundos con los violeta y pudo ver como un rubor cubría sus blancas mejillas. Pero el trenzado no le había sostenido la mirada, la había retirado de forma rápida. Había estado esperando su reacción a la nota toda la noche, pero nunca llegó. Quizá no era tan predecible como lo había pensado. Por un momento había creído que iría hasta su puerta para reclamarle por la nota o para tratar de golpearlo como lo había intentado en el gimnasio. Pero al parecer había decidido ignorarla.

-- Lastima - se dijo con pesar levantándose de la mesa para dejar la bandeja a la salida del comedor e ir rumbo al salón a seguir leyendo - me hubiera gustado seguir con él juego que habíamos comenzado.

Duo vio como la figura de Heero se levantaba de su lugar y caminaba rumbo a la salida del comedor. Era su oportunidad, así que dejo de prestar atención a lo que Hilde le reclamaba.

-- Tranquila Hilde – dijo Trowa de forma conciliadora – Ya sabes que Duo solo esta bromeando, no debes tomártelo tan a pecho.

-- Pero es que… - comenzó a decir Hilde.

--¡Nos vemos en clase! – dijo Duo parándose a la carrera recogiendo su bandeja para salir del comedor, dejando a Hilde y a Trowa confundidos.

aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

Duo iba caminando de forma segura por los pasillos que llevaban a los salones. Aun era muy temprano como para que el resto de los alumnos anduvieran por allí, la mayoría estaba aun en el comedor y aquellos que no desayunaban, seguramente a penas se estaban vistiendo para presentarse en clases unos minutos más tarde.

Se había ido colocando el saco mientras caminaba, dejando que sus ideas se ordenaran. Tenía que ser algo perfecto, la revancha de lo que le había hecho Heero la noche anterior quedaría saldada sin que le tocara.

Dejo deslizar su mano por fuera de la bolsa del saco y sintió como esta estaba un poco abultada. Eso era lo que necesitaba para desquitarse. Llegó hasta la puerta de su salón y se detuvo viéndola fijamente. Sabía que Heero estaba dentro y estaba solo. Respiro profundamente y la abrió.

El salón estaba por completo solo, nada más la última silla de la primera fila estaba ocupada por eses insoportable actor. El muy infeliz ni siquiera había levantado la vista de su libro al escuchar que la puerta se había abierto, mejor para él, así le sorprendería.

Camino sintiendo que su corazón se salía del pecho. Heero continuaba leyendo sin imaginarse lo que estaba a punto de hacerle. Quizá no iba a golpearlo, como seguramente Heero esperaba que lo hiciera, pero para el orgullo del actor, sería algo parecido.

Sus pasos se detuvieron frente al pupitre del actor. Desde esa distancia el aroma a colonia llegaba hasta sus sentidos comenzando a marearlo. ¿Qué tal que las cosas no salían como las tenía pensadas? ¿Que tal que Heero le golpeara como se supone debió hacerlo cuando lo había hecho por primera vez? ¿Qué tal si…?

-- ¿Vienes a responder la nota?

Las frías palabras de Heero le distrajeron haciéndolo voltear hacía abajo. La fría mirada cobalto del actor se había clavado en su rostro haciéndolo sonrojar. ¿Qué si venía a responder la nota?, ¡claro que si!.

La sonrisa que vio dibujada en el rostro del trenzado se le hizo extraña. Esperaba una mueca de disgusto como la del día anterior, pero no una sonrisa. Una sonrisa que no era de felicidad, ¿que tramaba el modelo?.

Duo dejo deslizar la mano dentro de la bolsa del saco de su uniforme sin borrar la sonrisa de su rostro. Heero se las iba a apagar.

-- ¡Esta es mi respuesta, infeliz!

Los ojos de Heero se cerraron de forma instintiva al sentir como una lluvia de papelitos de color amarillo golpeaban su rostro. Un sentimiento de “deja vu” le inundo. Se sentía trasportado un año atrás, cuando el trenzado le había lanzado a la cara su fotografía hecha pedazos… lo había repetido, ahora con la nota, se había vengado. Era mucho peor a que le hubiese golpeado. Bien, él sabía el punto débil del trenzado, pero el trenzado sabía el suyo.

Abrió los ojos para ver como la figura de Duo se carcajeaba alejándose de su lugar para llegar a la puerta. No podía permitirlo.

Duo se sentía feliz, un sentimiento de dicha le inundaba el pecho, era como si hubiese golpeado a Heero con todas sus fuerzas y lo hubiese dejado noqueado. Ahora sabía como se sentía David, al haber vencido a Goleat. Quizá no lo había golpeado físicamente, pero si moralmente al haberlo rechazado de esa forma. Estaba dichoso y no habría nada que le quitara ese sentimiento.

Estaba a punto de abrir la puerta para regresar al comedor con toda la felicidad desbordándose de su pecho, cuando sintió que alguien la cerraba fuertemente sin darle tiempo de salir y le tomaba por el brazo haciéndolo girar al tiempo en que sus libros caían al suelo y se azotaban contre él haciendo que el sonido retumbara en el salón por completo solo.

Abrió los ojos, asustado, topándose con la mirada cobalto muy cerca de su rostro, sintiendo que su corazón martillaba con furia en su pecho. Los ojos de Heero parecían filosos cuchillos dispuestos a rebanarle el cuello. No contaba con esa reacción, no esperaba que Heero se levantara de su asiento y le dijera algo… ¿o no iba a decirle nada?

-- Buena jugada – dijo Heero viéndolo fijamente dibujando una mueca en sus labios – pero me toca a mí hacer mi movimiento…

Duo abrió la boca tratando de decirle algo, pero fue asaltado de nuevo por unos fuertes labios que se apoderaban de los suyos obligándole a callar. Su corazón volvió a latir con fuerza, haciendo que su pecho doliera. La lengua de Heero había entrado aprovechando que tenía la boca abierta. Le asaltaba, le torturaba de una forma en que jamás pensó llegara a suceder. ¿Cuantas veces era que lo había hecho? Tres veces, contando esta, desde la noche anterior, y cada vez más salvaje que la anterior. Acaso algún día él…

¡No!, repitió en su cabeza de forma vehemente comenzando a moverse para separar al actor de su cuerpo. Sus manos luchaban por apartarlo de su lado, pero cada vez que empujaba, Heero lo sujetaba aun más fuerte haciéndolo perder casi el conocimiento. Tenía los ojos abiertos y veía como los ojos de Heero permanecían cerrados mientras le besaba. Algo muy dentro le pedía que los cerrara, pero no iba a ceder.

No iba a ceder…

Pero su cabeza giraba órdenes que no eran obedecidas por su cuerpo. Su corazón latía a toda prisa haciendo que algo en su entrepierna despertara. Sentía una intensa oleada de calor recorrerle el cuerpo y le hacía temblar. Había terminado por cerrar los ojos sin que lo hubiese pensado. Heero parecía saber muy bien lo que hacía, por que al ver que comenzaba a ceder, había dejado de abrazarlo de forma fuerte.

Abrió los ojos al sentir como algo tibio tocaba su pecho y de forma ruda empujo el cuerpo frente a él. ¿En que momento Heero había abierto su camisa para dejar deslizar su mano hasta su pecho?

Podía escuchar la respiración acelera de Heero y la suya propia. Los ojos cobaltos le veían de una forma extraña, mientras sus propias facciones parecían confundidas. Un intenso rubor cubrió sus mejillas. Esto se había salido de control. Dejo deslizar su mano a sus espaldas de forma temblorosa, creía que al darle la espalda al actor, este podría intentar sujetarlo de nuevo y no quería darle esa ventaja.

Abrió la puerta y salió corriendo rumbo al baño. Necesitaba calmarse, necesitaba tranquilizarse y pensar ¿que iba a hacer ahora con Heero? Abrió la llave del agua y dejo caer un gran chorro en su cara, tenía que tranquilizarse.

La presencia de Heero en el colegio iba a ser un infierno.

Comenzó a sentirse furioso. Heero de nuevo le había asaltado. Era como liarse a golpes con alguien, solo que Heero usaba, en lugar de los puños, sus labios. Si usara los puños, tenía más oportunidad de ganarle. ¿Es a caso que Heero le estaba ganando?, ¡No!, jamás iba a dejarse vencer por ese actorcillo.

Cerró la llave del agua y se dispuso a regresar al salón. Esta vez no iba a dejarse. La vez que lo beso en el cuarto lo había dejado pasar. La vez del gimnasio estaba demasiado asustado como para responderle. ¿Pero esta vez?, esta vez no se iba a dejar. Heero podía ser gay, pero él no lo era. Quizá su cuerpo respondía a las caricias, como respondería ante las de cualquier chica. No era que él fuese gay, ¡claro que no lo era! Y ahora se lo iba a demostrar.

Podía escuchar voces dentro del salón, faltaban pocos minutos para que la primera clase diera comienzo. Así que ya habían llegado algunos cuantos alumnos. Abrió la puerta y pudo ver a Hilde y a Trowa platicando al final de la cuarta fila. En los primeros bancos de las últimas filas había otros tantos chicos sumidos en su mundo. Y al final de la primera fila, estaba su enemigo: Heero Yuy, leyendo su maldito libro.

Enarco las cejas con disgusto al verle, esta vez no se iba a dejar. Así que camino de nuevo de forma decidida. Se había acomodado el saco y cerrado de nuevo la camisa. El infeliz lucía como si nada hubiese pasado, ¡pero claro que había pasado!. El infeliz, hasta se había tomado la molestia de recoger los libros que le había tirado y los había dejado sobre su banco.

Se detuvo delante de la silla de Heero, al tiempo en que Hilde y Trowa voltearon a verlo confundidos. Heero levanto la vista al ver los zapatos negros de alguien frente a él. Y al tiempo en que subió la mirada pudo ver los ojos violetas cargados de enojo y sintió como algo se azotaba fuertemente contra su rostro.

El fuerte golpe lo tomo de sorpresa lanzándolo al suelo.

-- ¡DEMANDAME, NO ME IMPORTA!

-- ¡Duo! – grito Hilde al ver a Duo a los pies de Heero, mientras Trowa detenía al trenzado por ambos brazos para evitar que se le fuera a golpes al actor.

Los ojos cobaltos de Heero contemplaron con asombro las facciones molestas del trenzado. Sus ojos violetas parecían morados por el enojo, sus cejas arqueadas con disgusto, mientras un color carmesí pintaba sus mejillas blancas. La pasión le embriagaba por dentro, podía verle respirando de forma agitada y luchando contra los brazos de su amigo para que le soltara.

“Hermoso” pensó para si mismo, mientras limpiaba el hilillo de sangre que escapaba de su labio reventado.

Aaaaaaaaaaaaaaaaa

Notas finales:

Me lo borraron por no actualizar, pero ya estar terminado. Asi que me quitare la flojera y debere dividir algunos capitulos para poderlo subir completo. No desesperen

 

Y a si, las mancuernas y la licra, s eme borro. Likra, la tela que usan los deportistas, también conocida como spandex. Y las mancuernas, son pesas que se usan para incrementar la musculatura de los brazos.


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