La noche se sentía fresca. Light Yagami, no podía dormir en lo absoluto, pués la constante sospecha de aquel ser tan horrendo, parecido a un muerto; L. No le permitía descansar apropiadamente. La lina resplandecía más que ninguna otra noche. Algo le decía que ese hermoso resplandor que irradiaba la luna era un muy mal augurio.
Al día siguiente. Light ya se encontraba despierto, caminó a donde toda su familia, su pequeña hermana canturreaba al rededor de Light mientras le daba los buenos días. Así, el castaño desayuno y se preparó para ir al cuartel de investigación al lado de aquel al que tanto detestaba.
Mientras, L, revisaba algunos archivos y al mismo tiempo saboreaba un delicioso pastel de crema y fresas. Sin despegar la vista del monitor, escuchó a light entrar al lugar.
- Buenos días, Light-kun.
- Buenos días, Ryuuzaki.
Dijo más por inercia que por ganas. Al estar sentado ya, junto al ojeroso chico. Light comienza a trabajar. Revisaba algunos informes y archivos. Los demás, poco a poco fueron llegando. Las horas pasaron y al ya ser la hora de terminar con aquel día de árduo trabajo, todos se fueron.
Light, esa noche no podía conciliar el sueño. Algo en lo más profundo de su mente, lo perturbaba. Su sueño era intranquilo. Pronto, la voz del shinigami, Ryuuk, lo llamó. Al despertar con algo de fastidio, notó algo muy extraño en el ambiente.
- ¿Pero qué...? ¿Qué sucede?
- No tengo idea.
El sol aún no salía, sin embargo, creyó prudente levantarse. Habrió la puerta y al parecer, no había nada fuera de lo normal, pero había una extraña sensación de que algo iba a pasar. El joven castaño caminó unos cuantos pasos y encontrandose con la puerta del la habitación de su hermana abierta, algo lo alteró. Se dirigió a la habitación de sus padres y la puerta estaba igual.
Algo le indicó que no debía ser curioso y correr a todo pulmón. Pero las ganas de saber que ocurría le estaban ganando. Sin darse una oportunidad de pensarselo más, coloca la mano en la perilla. Algo detiene su acción. Un sonido peculiar. Se aleja de la puerta y decidido emprende la marcha, asta que escuchó como la puerta se abría lentamente.
Se giró un poco para poder ver y lo que sus ojos contemplaron no le agradó en lo más mínimo. Su hermana, con una mirada perdida y en su boca escurriendo sangre, mancando algo de su pijama. Como un resorte, Light sale corriendo pero la chiquilla le da alcance y antes de lograr morderlo, el castaño la toma de su camisa y la arroja lejos de sí para darse tiempo a correr.
Su madre bajaba por las escaleras, de igual forma que la niña, seguida del padre. Light observó aquello lleno de gran horror. Salió inmediatamente de ahí para poder estar a salvo. Corrió hasta donde supondría estaría seguro. No tenía idea de cómo fue que las cosas se pusieron así, ni como inició ni la causa.
Al estar frente al edificio de L, trató de entrar. Algo no andaba bien, temía que L tambien estuviera igual que su familia. Aliviado, la puerta se abrió, entró y buscó a L.
- L, ¿Dónde estás?
- ¿Qué sucede Light-kun?
- ¿Cómo que qué sucede? ¿no lo has notado?
- Notar qué?
Dijo algo fastidiado el pelinegro. Light, tomó de los hombros a L y lo asotó contra la dura pared. El pelinegro soltó un lijero quejido, sorprendido por la actitud de su sospechoso principal.
- Light, relajate, ¿Qué sucede?
Light se encontraba irritable, o tenía idea de como decirle a aquel chico raro lo que había visto, su hermana, su padre y madre, lo que había sentido, todas aquellas sensaciones que lo estaban atormentando, no tenía idea de como decirselo sin que pareciera una broma o que estaba alucinando.
L esperaba inpaciente la respuesta de su sospechoso, pero había algo en su mirada que lo desconcertaba totalmete. Una mirada llena de... ¿Miedo? ¿Acaso sentía miedo? ¿por qué? ¿A qué le temía?
- Light, comienzas a ponerme nervioso. ¿Qué está pasando?
- Lo que ví...
- ¿Qué viste?
¿Debía decirle o no? ¿Qué debía hacer? Mantenerlo en secreto no era una opción, pero ¿Cómo decirle aquello sin que pensara que te habías vuelto loco?
- L...
- Light... ¿Qué pasa?
El muchacho aún tenía sujeto al ojeroso muchacho. Quizás...
- Light... ¿Qué... ?
- ¡Zombies!
Se lo había dicho al fin. Ahora debía esperar a ver cómo reaccionaba. Ryuuzaki trató de procesar la palabra escuchada y todo lo que pudo decir fue...
- ¿Qué?
- Dije que hay zombies.
- ¿Zombies?
- Así es.
- Pero... ¿Es una broma?
- ¡NO! ¡Carajo! es verdad lo que te estoy diciendo. Hay zombies, mi hermana y mis padres y otros tantos fulanos que logré ver en la calle.
- Pero entonces...