Bien, no se quien demonios son ustedes los que leen, pero da igual, a alguien le debo contar mi vida. Mi nombre es Mihael Keehl y soy un gato callejero.
Mi edad? no la me he puesto a contarla, ya saben que soy un gato, mi pelaje en fino y sedoso de color rubio, mis patas, orejas y la punta de mi cola son negras y mis ojos son verde agua, soy único y original, por eso todos en la calle admiran mi increíble apariencia y si fuera un humano estoy seguro que seria un modelo muy aclamado -sonrisa superior con ego por los cielos- seh, envídienme!
Pero se preguntaran (si no lo hacen me vale), si tanto me admiran los humanos, ¿Por que soy callejero? la respuesta es fácil, quiero que ese humano sea mi dueño, si ese que ven, de no mas de 12 años, sedoso cabello alvino al que enrula con sus estilizados y probablemente suaves dedos, piel de porcelana pálida e inmaculada y esos preciosos ojos negros que me recuerdan a los posos sin fondo, el es la razón por la que me rebajo a hurgar en los basureros en lugar de estar en una casa cualquiera donde me consentirían a mas no poder.
Y es que, ¡¡¡Estoy perdidamente enamorado de ese humano!!!, ¡Si!, ¡HUMANO!, al principio ¡No entendía que ocurría!, ¡Los animales raramente nos enamoramos!, mas tomando en cuenta que con nosotros una pareja es: un revolcón, la hembra queda premiada y te largas (curiosamente hombres humanos también la ponen en practica... aunque no planeen premiar), lo averigüé oyendo a unas colegialas leer una revista de moda con los "síntomas" de este sentimiento y ¡Me encontré a mi mismo concordando con todos! (excepto que yo no escribo su nombre rodeado de corazones en todo lo que encuentre... no tengo pulgares oponibles).
¡Oh!, ¡Dios Mio!, ¡Me esta mirando!!!
Efectivamente, el chico de vestimentas blancas le miraba inexpresivamente desde el otro lado de la calle, Mihael sentía que si no fuera un gato estaría mas rojo que el pelaje de el perro de la esquina de nombre Matt (que también amaba a su amo, pero esa es otra historia), el gato rubio estaba sentado como todo felino, pero si alguien se le acercaba notaria que estaba tieso de los nervios y la única extremidad que tenia el lujo de moverse era su cola, el alvino miro a ambos lados de la calle con curiosidad, parte por seguridad que todo peatón conoce y para cerciorarse de que el gato no tenia compañía.
A decir verdad, al alvino le gustaba ese gato y le encantaría llevárselo a casa, varias veces había intentado acercársele, pero o tenia a su empleado, Gevanni, molestando con las enfermedades de los animales callejeros, cosa que le daba ganas de despedirlo, o el animalito estaba en una lugar alto y no llegaba con su corta estatura.
Asi que cerciorándose de que podía pasar sin que ocurriera un accidente Cruzo hasta la otra vereda quedando frente a Mihael.
Mihael creía que le daría algo, ¡Su amor no solo lo había notado!, ¡Estaba frente a el!.
Calma, Mihael, calma... ¡¡¡Ahhhhh!!!, ¡¿Como me digo que me calme?!, ¡Esta situación es irreal!, ¡¡¡Mewwww!!!!!
Maúllo mentalmente sintiendo la frustración de no poderse mover, quería frotar su cuerpo contra las piernas del chico con una expresión animosa en su gatuno rostro para demostrarle lo mucho que le alegraba el tenerlo cerca, usar sus patas para pedir que le alcé, maullarle tiernamente y conquistarlo para que sea su amo, pero, ¡Mierda que no se podía mover!
El ojinegro, en cambio, se arrodillo para estar mas a la par del rubio y le vio a los ojos, el otro correspondió mientras su cuerpo se iba relajando lentamente, como si ver esos posos negro le calmaran como un delicioso sedante, sus gestos se destensaron (aunque el humano no notara por completo pues no eran tan obvios como los humanos) y lentamente movió su cabeza a la derecha de forma inocente.
De manera parsimoniosa el humano acerco su mano al animalito y acaricio con cariño su cabecita rubia, Mihael quedo encantado (mas de lo que ya estaba, cabe decir) creía poder florecitas de colores afeminados y corazones de fondo a la escena que presenciaba y como podía faltar el rostro de su amado chico enmarcado de rosas rojas que se abrían en su esplendor (aunque solo fueran plantas tontas comparadas con su alvino), mientras el sonría gatunamente con ilusión y felicidad en sus ojos agua marina; el humano lo noto fácilmente y lo alzó por debajo de los brazos sin dejar de verle la cara.
Fue entonces que Mihael oyó las palabras que anhelo por semanas.
-quieres venir conmigo?-
¡¡¡¡¡¡¡Mewwww!!!!!!!, ¡SI!, ¡¡SI!!, ¡¡¡SIIIIII!!! Gritaba en su mente a todo lo que daba el volumen de su "voz mental" y esa vez si se movió, estiraba sus patitas para alcanzar la cara del alvino (cosa que no alcanzaba pero no razonaba del todo bien por la emoción) y maullaba de manera entusiasta, cosa que hizo sonreír al humano ¡¡¡Santos Leones!!! exclamo impresionado, su chico (¡Porque desde que lo vio era suyo! y ¡Pobre del que lo negara!) en todo el periodo de conocerlo nunca había sonreído, cosa que extrañaba al oji agua marina, pero si que tenia una bellísima sonrisa, y lo mas hermoso para el enamorado, sonreía por EL solo por EL, se quedo embobado con una aura de flores a su alrededor y con sus orejas bajas, sumisas por las emociones tan agradables que sentía mientras su cola se balanceaba de un lado a otro con tranquilidad.
Reacciono en cuanto el centro de su mundo lo acuno cuidadoso entre sus brazos y reanudo su caminada calmada a casa, Mihael estaba a la mar de placer, era su paraíso soñado el estar junto a su chico, que se llamaba Nate River, pero prefería el alias Near por alguna razón según le había comentado en el trascurso del camino para que supiera.
Near...
Era como un soñado poema, podrían llenar una melodía solo con ese nombre y Mihael la consideraría superior a cualquier canción creada en el mundo, su cerebro parecía irse de juerga cada vez que pensaba en Near o estaba cerca del mismo y, la verdad, le importaba un rábano portarse como imbecil, después de todo, si estas enamorado, no te importa ser idiota.
***MeroNia***NiaMero******MeroNia***NiaMero******MeroNia***NiaMero***
-Eru-nee-san, ya llegue!-dijo subiendo a penas su neutro tono de voz cuando cruzó la puerta de entrada de una enorme, de verdad ENORME, mansión, Mihael estaba con la boca abierta, literalmente, dejaba ver sus blancos dientes a la vista de forma graciosa, si los jardines que estaban rodeados de un bosque con cientos de flores decorándolo y mariposas revoloteando entre estas junto con los rápidos colibríes, que por cierto le abrieron el apetito, (¿Que esperaban? Es un gato), le había impresionado, se le caía la mandíbula al piso con la mansión de exquisito gusto y las obras de arte tanto como muebles y demás probablemente carísimos.
-Near-Kun, por que tardaste? ya planeaba llamar a Li...?-la pregunta se le quedo en la garganta al ver que Near no estaba solo, L sonrío tiernamente mirando al gato (que seguía graciosamente sorprendido) -así que este es el gato del que siempre hablabas?-pregunto divertido con un dedo entre los labios sin dejar de sonreír, Near sonrío levemente y asintió como respuesta.
¡¡¡¿¿¿Oí bien???!!!, ¡¡¡¿¿¿¿Near hablaba de mi???? De MI????!!! Mihael no cabía en su sorpresa, ¡No pasaba desapercibido hacías su alvino! Estaba aun mas feliz (si acaso se podía), creí que se le saldría el alma en cualquier momento y entre pensamientos no presto atención a la conversación de los humanos sobre las clases extra por las que su querido Near salía 2 veces por semana y otros motivos de conversación que no le interesaban.
-y dime, Near-Chan, ¿Ya le pusiste un nombre?-pregunto el curioso humano de ojeras pronunciadas, tez pálida y cabello moreno despeinado de postura encorvada.
-aun no-Near alzo a Mihael con curiosidad y lo miro por unos momentos-... creo que Mello le quedara perfecto-