Y ahí estaba yo, parado frente a su ventana, maldiciéndolo, odiándolo, pero aún amándolo. ¿Quién dijo que amar es la bendición más grande que te da la vida? Yo puedo asegurar que nada de eso es cierto. Yo nunca amé, jamás sentí amor por alguien, ¿Por qué debería haberlo hecho? ¿Acaso alguien me lo dio alguna vez? Me reí de mi mismo, aún no entiendo como pude caer en su trampa, como pude creer que podía llegar a amarme, como pude creer que me querías, Kurama….
Mire por la ventana, y ahí estabas, estudiando en tu escritorio, fingiendo ser el hijo perfecto que ama a su madre, claro que no, tu no eres perfecto, ni mucho menos amas ¿En realidad sabes lo que es amar? No lo creo, yo creía haberlo aprendido de ti, pero creo que aprendí algo que tu jamás supiste sentir ¿Por eso será que dicen: Has lo que yo digo y no lo que yo hago? Creo que comienzo a entenderlo, porque tú eres de esos Kitsune, eres de los que hablan, dan sermones, y creen tener las respuestas de la vida, pero te equivocas, tú no sabes nada, no tienes idea de nada, tú no sabes todo lo que he sufrido luego de tu traición.
Quería hacerlo, realmente quería olvidarme de todos estos sentimientos, ¿Por qué? Esa era mi gran pregunta sin respuesta… “¿Por qué?” ¿Por qué te encaprichaste conmigo? ¿Por qué me destruiste así Kurama? Yo creí en ti, confié en ti, me entregué a ti en cuerpo y alma, pero a ti no te importo nada de eso. Me usaste, me ultrajaste, me engañaste, te burlaste de mí, y por sobre todo, me lastimaste, si, me lastimaste, mucho más que mi madre, más que mí hermana, y que cualquier persona que me haya fallado en esta vida. ¿Sabes por qué? Porque ninguno de ellos hizo que tu has hecho conmigo… “Enseñarme lo que es amar”. Cuando una madre ha vivido años a tu lado, te enseña a amar y te cuida, pero luego te abandona ¿Uno no sufre? ¿No cree que el mundo se ha terminado? Eso es lo que yo sentí cuando me dejaste Kurama, cuando me enteré que para ti, yo solo había sido un juego, un maldito juego, tu diversión, tu entretenimiento. En realidad en el fondo, no te culpo, yo fui quien se equivoco, yo fui el ingenuo. ¿Qué irónico no? Todo este tiempo me he burlado de Kuwabara por ser un incompetente, por ser tan inocente e ingenuo, y aquí me ven, ¿Quién fue el ingenuo ahora? Yo, por confiar, por creer, por desear… Si, por desear, por desear ser querido, por desear ser amado, por desear el amor que jamás me supieron dar, por desearte tanto Kurama. Tú que me mirabas con esos ojos que al principio no comprendía, tú que me dedicabas esas sonrisas que creía que solo eran mías, y que ahora descubro que se las entregabas a demás, tú que en noches de amor, me decías que me amabas, y que jamás me abandonarías, que yo era la razón de tu vivir. Sólo me queda una pregunta por hacer ¿Por qué? ¿Realmente te divertiste con todo esto? ¿Ni siquiera te duele el recuerdo de cuando alguna vez fuimos amigos? Sólo eso quisiera preguntarte, sólo eso quisiera saber. Levanté mis ojos rojos del llanto, y ahí estabas, frente a mi, con una mirada que no pude entender ¿Será por que todo lo que creía entender de ti, fue solo un doloroso error? Entre abriste tu boca, y de ahí salieron unas palabras que de momento creí no entender, pero que luego comprendí:
-Lo siento, Hiei- Lo miré desconcertado, no por no entender, si no por no creer. ¿Realmente podía llegar a ser tan repugnante? ¿Tanto me odias Kurama?
-Yo te amaba, y tu sólo buscabas diversión, eso lo tuviste bien en claro desde el primer día en que todo comenzó, desde el día en que en este mismo árbol… me besaste- Esas últimas dos palabras se quebraron en mi garganta al pronunciarlas, odiaba recordar sus besos, odiaba recordar sus caricias, pero mas odiaba recordar lo feliz que fui en ese tiempo.
-Yo…-¿Qué dirás ahora zorro? Otras de tus mentiras, yo ya no te creo, yo ya no confió- yo… lo lamento Hiei, lamento haberte hecho sufrir así.-
-Eres un maldito, te odio, odio cada momento y cada segundo que pasé a tu lado, odio cada instante que compartí contigo, odio tu existencia Kurama- Detuve con fuerzas, unas pocas lágrimas que asomaban en mis ojos, pidiendo salir bruscamente, pero no las deje, no le permitiría al kitsune burlarse de mi una vez más, no lloraría por él… al menos no frente a él.
-Lo sé, y no te culpo, pero… ¿Sabes algo? Yo soy este zorro, este Youko que no ama, que solo vive para divertirse, y que jamás sintió amor por nadie, por nadie Hiei- Una mezcla de furia, odio, tristeza, dolor, e impotencia, brotaron en mi interior. Y sin poder controlarlo, llorando dije:
-¡¡¿Por qué Kurama?!! ¡¿Por qué tuviste que divertirte conmigo?! Sabias todo por lo que pase, sabias todo lo que sufrí, sabias todo lo que deseaba que me amen. Sabias que te amaba como a nadie…- No pude seguir mis lágrimas me lo impedían, pero no, yo debía seguir, debía descargarle, y escupirle en la cara todo el dolor que sentía en ese momento, con una voz totalmente quebrada, casi inaudible le dije: ¿Por qué decidiste jugar conmigo Kurama? Exploté en llanto, con las manos en mi rostro, quería escucharlo, ¿Pero realmente estaba capacitado para escuchar tal confesión, y continuar viéndole a los ojos?
-Hiei, yo no te elegí, tú llegaste a mí, me demostraste que podías amarme, en el fondo te deseaba, y te deseo, pero jamás podré sentir amor, por que… yo no soy de esos Hiei.- No lo soporté más, desenvainé mi katana, y sin pensarlo, hundí la espada en su estomago. El me miro, y con una sonrisa perversa, cayó frente a mi, tieso, sin vida, y con los ojos cerrados. Esos labios que alguna vez deseé, esos que tantas emociones me hicieron sentir, esos que pronunciaban esas mentiras que ahora tanto odio, y que en aquellos tiempos me llenaban de alegría, estaban manchados con sangre. Me fui del lugar, dejándote atrás, quieto, sin vida, Solo, como yo mo siento. Un mal recuerdo, solo eso, Es lo que eres.