El presente trabajo titulado, padres de recin nacidos ingresados en ucin, impacto emocional y familiar, parte de la idea de q
Alejé mi mano de su mejilla, pude observar como sus ojos habían comenzado a llenarse de lágrimas. Llevé mi mano hasta la barriga bastante prominente que tenía Uruha y que estaba ante mí, pero antes de llegar me detuve y lo miré a los ojos titubeando, no estaba seguro de que me dejase hacerlo.
Me sorprendí cuando él mismo tomó mi mano y la guió hasta su barriga. Aquel momento fue el más hermoso que he vivido en mi vida… sentir que una parte de ti crece dentro de la persona amada es una sensación increíble, sentir que una vida, que una persona pequeñita fue creada gracias al esfuerzo de a quien amo.
Estaba acariciando la barriga de Uruha cuando sentí algo que en el minuto no supe identificar, pero cuando miré a Uruha este me dio la respuesta.
-por lo visto él te perdonó-me dijo sonriendo mientras las lágrimas habían comenzado a caer por sus mejillas.
-mi-mi hijo…-susurré bajito.
-sí… tu hijo-dijo Uruha- se mueve bastante cada vez que le hablo de ti…
Lo miré sorprendido… no sabía que Uruha le hablase de mí al bebé.
Estaba pensando cuando lo sentí moverse de nuevo, mi rostro no daba más de la alegría, era mi bebé… mi hijo, aquel hijo que siempre quise y que Uruha se atrevió a tener en su barriga.
La alegría era demasiada, estaba desbordante de felicidad, quería gritarle al mundo que uno de mis mayores deseos se había hecho realidad… ¡¡sería padre!!
Bajé mi cabeza y acerqué mi rostro al vientre donde estaba nuestro hijo.
-bebé… papá está aquí ahora y no se irá, estará siempre contigo de aquí en adelante… -le hablaba a la barriguita, no sabía si me oía, pero no perdía nada intentándolo.
Estuve así unos minutos, ya más calmado, me senté junto a Uru y me dediqué a mirarlo… estaba más hermoso que nunca, su cabello brillaba más y sus ojos se veían más cristalinos que nunca.
-Uru… sé que han pasado muchas cosas, pero… me gustaría estar contigo de aquí en adelante. Sé que cometí muchos errores, pero y-
-no-me respondió él, sin dejarme terminar…
-pero Uru… quiero estar contigo y con nuestro hijo.
URUHA.
Era verdad que todo aquello era lo que había soñado todo ese tiempo, pero en cuanto Kai dijo todo aquello, me di cuenta que necesitaría de más tiempo para que mi corazón sanase de todo lo que había ocurrido.
-creo… que lo mejor-intentó interrumpirme, pero alcancé a cubrir su boca, para evitar que hablase- al menos por ahora… es que sigamos como amigos.
-pero yo te amo… más que a nada-me dijo… sabía que era verdad, sólo era asunto que viese sus ojos, pero aunque ya habían pasado meses, faltaba que una parte de el daño sanase.
-lo sé… yo tampoco he dejado de amarte, pero… creo que será mejor para ambos seguir como amigos y después… ya veremos.
Lo vi mirarme fijamente y suspirar.
-está bien… pero sólo por ahora –me dijo serio- quiero intentar recuperar cada momento de esto que has vivido solo.
-gracias-le respondí y acaricié su rostro.
Él por su parte volvió a acercar su mano a mi vientre.
-¿qué será?...
-él médico me confirmó la semana pasada que es un niño.
-¿un niño?...-me preguntó feliz- ¿ya es seguro?
Sólo asentí moviendo mi cabeza.
-siempre quise que mi primer hijo fuese niño… ni te imaginas lo feliz que estarán mis padres…
Le sonreí, esa era la escena que siempre imaginé para cuando Kai se enterase de mi embarazo… había llegado siete meses tarde, pero al fin había llegado.
33 semanas.
KAI.
No podía estar más feliz, él me había perdonado y finalmente podía estar cerca de él, no me importaba si era sólo como amigos. Cada día lo iba a ver a su casa y pasábamos largo rato conversando u ordenando la pieza de bebé.
Ya habían pasado varias semanas, desde aquel acontecimiento en su casa aquella tarde. Para mí era maravilloso verlo cada día y poder tocar su vientre que según yo crecía cada día más. Él sólo se reía de mí, mientras me observaba tocar o hablarle a su barriga.
-estás loco Kai –me decía- ya deja tranquilo a bebé.
-¿¿qué??... claro que no-le decía yo- tengo que tratar de recuperar el tiempo perdido…
-Kai… -me miraba pacientemente.
-sólo quiero que nuestro hijo sienta que estoy a su lado… -le respondí algo melancólico.
-Kai…-me llamó Uruha, tocando mi rostro con cariño, mientras yo colocaba mi otra mejilla en su vientre – nuestro hijo siempre ha sabido de ti.
Le sonreí, me asombraba lo que había estado haciendo Uruha el tiempo en que no estuve, aún no terminaba de creerlo. [ya saben se refiere a que él igual le ha contado de Kai al bebé]
Aunque había algo que me molestaba y era esa amistad media rara que tenía con ese sujeto. Sabía de sobra que Uruha sólo lo veía como un amigo, pero estaba seguro que ese sujeto lo veía de otro modo. Sus ojos lo reflejaban cada vez que miraba a Uru. Más de una ocasión fui a buscar a Uruha a la galería y allí estaba él conversando con Uru, lo miraba de un modo que…
-¿¿eres idiota??-me dijo Aoi un día que le contaba de esto mismo- es del mismo modo en tú lo miras.
-¿¿qué??, estas equivocado… yo no pongo cara de idiota-dije seguro.
Aoi sólo me miró con una sonrisita incrédula…
-yo que tú ponía un espejo frente a ti la próxima vez que veas a Uru…
Lo miré frunciendo la frente… ‘de verdad yo ponía esa cara de idiota?... no me lo creía.
URUHA.
Tener a Kai tan cerca de mí y de nuestro hijo me hacía cada vez más feliz, no había día en que Kai no viniese a casa. Siempre me estaba llamando en las mañanas para preguntar cómo había amanecido, en la tarde me venía a ver y por las noches volvía a llamarme para desearme buenas noches. Verdaderamente me sentía como si hubiésemos vuelto a ser pareja y cada vez me costaba más tenerlo tan cerca mío y no cruzar la barrera de la amistad que yo mismo había impuesto.
Las semanas que después de aquello habían pasado demasiado rápido para mi gusto y cada vez mi vientre estaba más grande y me costaba más moverme, por lo que mucho de los días no iba a la galería a no ser de que fuese estrictamente necesario. En esos días Kai se la pasaba conmigo buena parte del día, aunque a veces tenía que obligarlo a no venir a casa.
-Kai, sé responsable y ve a tu trabajo ¿si?
-agh, noooo… no quiero, me quiero quedar con ustedes… -me decía mientras se abrazaba a mi cintura.
-Kai… tu jefe se molestará…
-noo… Aoi sabrá comprenderlo…
Lo miré sorprendido…
-¿¿Aoi??
-sí, Aoi…-se quedó en silencio y añadió –¿no sabías que Aoi es mi jefe?
-no, claro que no… -dudé unos momentos y abriendo los ojos añadí-eso quiere decir que tú… ¿¿¿sabías todo lo que le decía a él???
Le sonreí tontamente.
-bueeenooo… algunas cositas.
-arg… ese Aoi me las pagará –lo oí reírse- y tú también…
-ehh, ¿¿yo por qué??
-por no decírmelo… ahora me sueltas y te vas a trabajar –dije serio, mirando hacia otro lado.
Lo sentí soltar sus brazos de mi cintura y acercar su rostro al mío.
-me moría por saber de ti- me dijo en casi un susurro-no me puedes culpar de querer saber de quien amo.
Lo miré.
-no estoy molesto… es sólo que… bueno… tú mismo podrías haber ido y preguntarme.
-lo sé, lo sé… pero no tenía el valor, sabía que te había hecho daño y me daba temor acercarme a ti… incluso varias veces te espié afuera de tu galería.
-¿¿eehh??... ¿¿eras tú???
-¿¿me viste??-exclamó sorprendido.
-Kai… como no verte, te veías demasiado sospechoso con gorro, lentes y bufanda en plena primavera…
Kai rio fuertemente antes aquello, mostrándome esa sonrisa blanca y alegre, llena de vida que tanto amaba.
-está bien… iré a trabajar, pero que conste… lo hago en contra de mi voluntad.
Yo sólo reía, me encantaba el sentido del humor de Kai.
Lo vi caminar, hasta salir del cuarto del bebé.
Sentí que caminaba por el pasillo.
Corrí o más bien caminé lo más rápido que pude…
-¡Kai!
Lo vi mirarme con un signo de interrogación en su rostro.
-¿t-tú… me acompañarías… el control de este mes?
Vi como su rostro pasaba de la sorpresa y confusión a uno lleno de alegría.
-¿¿estás hablando en serio??... ¡¡¡¡claro que sí!!!! jajajaja… ahora sí que voy motivado a mi trabajo – lo vi acercarse e inesperadamente me plantó un beso en la mejilla-cada día que pasa me haces el hombre más feliz del mundo –me susurró cerca de mi oído.
Se separó lentamente de mí y se alejo dándome la espalda, rumbo a la puerta. Dejándome confundido, emocionado y más feliz que en mucho tiempo, tocando la mejilla que él anteriormente había besado.
KAI.
Salí se casa de Uruha caminando sobre las nubes… iría a un control de embarazo con él, podría ver a nuestro hijo en vivo por el ultrasonido y después quien sabe que más podría pasar.