Me sorprendí, lo último que pensé fue que diría fue eso.
-¡ah! -exclamé, dirigiendo mi atención nuevamente a mi batería y tocando lo que se me ocurriese- ¿cómo esta?- pregunté tratando de sonar indiferente.
-se veía bastante bien, aún trabaja en la galería, lo pasé a dejar en la mañana allí.
-¡ah!- recordé lo tanto que amaba el arte, nadie lo sabía, pero era algo que le encantaba.
Al parecer Aoi notó que el tema no me era muy agradable y no siguió hablando de eso, cambiando el tema, rápidamente, a algo relacionado con la producción de cierto disco.
URUHA
Desde esa mañana, casi todas las mañanas siguientes me encontraba con Aoi y me llevaba a la galería.
En los viajes siguientes comenzó a indagar sobre mi embarazo. Siempre quería que le contara algo y como habían pasado varias cosas todos los días terminaba por contarle algo. Le conté de las nauseas, del comportamiento gracioso de Ruki, hasta como sobrellevaba el trabajo en la galería.
A veces, cuando él aceptaba nos tomábamos un té juntos y hablábamos de diversas cosas, sin saber que aquella información sin quererlo yo, llegaba a oídos de Kai.
KAI
Desde aquel día Aoi me contó de su primer encuentro con Uruha, casi todos los días me llegaba contando sobre él y sobre su embarazo.
Me sentía emocionado cada vez que me contaba algo nuevo. Supe de cada uno de sus malestares, de las nauseas del primer mes, de las dietas para poder comer un poco, de cómo Reita y Ruki se habían ocupado de él después de que yo me alejara.
-mañana tiene control médico- me dijo Aoi una mañana- dijo que el doctor le diría cuanto había crecido el bebe.
-¿de verdad?- le pregunte intentando que no se notara la emoción en mi voz.
-sí-me respondió- sabes hoy me mostró un poco su vientre y ya se le nota una pequeña barriga, incluso me dejo tocarla un poco
Oí eso y mis barreras se derrumbaron y lloré.
Aoi se acercó y me abrazó.
-¿por qué no vas a verlo?- me sugirió.
-no- respondí- no podría verlo y no poder acercarme.
Lloré un rato más sosteniendo que hubiese dado lo que fuera porque ese bebe fuese mío.
URUHA
En el control prenatal de ese mes, la matrona me dio permiso para comer más cosas y me felicitó por haber logrado subir algunos de los kilos que antes había perdido.
-el crédito no lo tengo yo, fue todo gracias a él- dije apuntando a Ruki.
Él sólo se rio sonrojado, la matrona le tendió la mano felicitándolo.
Después de eso me recetó otras vitaminas y me mandó a hacer algunos exámenes para que le llevara los resultados en el control de los 4 meses.
-disculpe- lo llamé- ¿cuándo me podría hacer un ultrasonido?
-vaya ¿así que quieres ver a tu hijo?- me pregunto sonriente.
-sí- le dije- pero mejor dicho QUEREMOS verlo- le dije- porque creo que Ruki también quiere conocer a su ahijado ¿verdad?.
-¡sííí!!- dijo feliz él- ¿cuándo podremos conocerlo?
-¿te parece bien en el próximo control?-me preguntó la matrona y añadió- de todos modos esa ecografía ya está determinada para esa fecha.
-sí- respondí feliz.
Y así quedo planeado.
Llegamos a la cafetería cuando Reita atendía a una pareja que desayunaba aún.
-¡Reita!, ¡Reita!- lo llamó emocionado Ruki- el próximo mes podré conocer al bebé.
Reita abrió los ojos y me miró.
-¿es cierto?- me preguntó.
Yo solo asentí y él me sonrió, abrazando a Ruki, para después depositar un beso suave en sus labios, yo sonreí y me alejé sutilmente.
Estaba feliz por ellos, se veían más unidos que nunca y fue allí cuando comencé a plantearme la idea de marcharme a una casa aparte para que ellos tuviesen más tiempo para los dos, tiempo que se había visto visiblemente reducido conmigo allí, por todas las atenciones que Ruki me daba por mi embarazo.
A la mañana siguiente como casi todos los días me encontré con Aoi de camino a la galería, una vez que ya me había subido al auto, le agradecí por llevarme en las mañanas.
-cada vez me canso más-le expliqué.
Él me miro asustado.
-no te preocupes-me apresuré a añadir- ya me explicaron que es normal, el bebé absorbe todas mis energías para poder desarrollarse normalmente.
Su mirada se volvió más tranquila.
-deberías descansar más- me dijo.
-estaré bien- le dije- el trabajo en la galería no involucra mucho esfuerzo y me distrae.
Aoi sólo me miró y me pidió que tuviese cuidado.
-¿cómo te fue en el control de ayer?- me preguntó después de un rato.
-muy bien- le respondí,-la matrona me encontró bien de peso y ya me dio hora para que en el próximo control me hagan el primer ultrasonido, podré conocer a mi bebé- le dije feliz.
Aoi sonrió emocionado y me dijo.
-¿después puedo verlo?
-¡claro!- le contesté- tomaré fotografías y grabaré para que puedas verlo.
KAI
Ese día estaba más nervioso de lo normal, sabía que el día anterior Uruha había tenido control médico y que posiblemente Aoi se hubiese encontrado con el esa mañana.
Llegué más temprano de lo habitual y cuando vi entrar a Aoi caminé rápidamente hacia él.
-¿te encontraste hoy con él?- pregunté rápidamente-¿te dijo algo?
Aoi sonrió.
-¿por qué demuestras tanto interés en un bebé que crees que no es tuyo?
-ese no es el punto Aoi- le respondí algo molesto- ¿me dirás o no algo de él?
-sí hombre, sí- me respondió riendo y procedió a contarme lo que Uruha había dicho- hay algo más- añadió-en el próximo control se hará un ultrasonido.
Yo quedé sin palabras.
-eso quiere decir que…- no pude terminar la frase.
-sí- me dijo Aoi- podrá ver a su hijo, lo hubieras visto… está demasiado emocionado por esto, hasta le brillaban los ojos.
16 semanas.
KAI
Todo ese mes me debatí entre ir o no a verlo y hablarle. Sabía perfectamente sus horarios y rutina, gracias a Aoi que se encontraba con él todo los días.
Estaba ansioso, quería verlo, necesitaba verlo, por los relatos de Aoi, sabía que ya tenía un poco de barriga y la curiosidad me consumía.
Un día en la tarde, a eso de la hora de almuerzo, me dirigí a la galería. Sólo lo miraría, no me atrevía a hablarle. La última vez había sido muy violento, sin medir las consecuencias.
Cuando llegué noté que la galería estaba cerrada, mire la hora en mi reloj y me percaté que aun falta media hora para que Uruha abriese. Me dispuse a esperarlo, crucé la calle y esperé en la vereda de enfrente. Quería pasar desapercibido, no quería que me notara, así que me había puesto un gorro y anteojos.
Esperé unos minutos y lo vi, llevaba un sweater azul, que le quedaba levemente apretado y un pantalón sport. Su cabello castaño iva bien arreglado y su rostro se veía radiante, caminaba lentamente y de forma sutil una de sus manos acariciaba su incipiente barriga.
No podía creer lo lindo que se veía con ese pequeño bultito en su abdomen, no era muy notorio, pero para mí que tanto lo conocía era evidente. No podía dejar de mirarlo, era como si algo en él me atrajese aún más que antes.