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Desde entonces
Viñeta
POV Hiroki
Desde que empezamos a vivir juntos, siempre dormíamos en camas separadas, en habitaciones diferentes. Nunca objetaste o dijiste algo al respecto, tal vez esperando que yo lo sugiriera primero. La verdad esta tonto si creía que rebajaría mi orgullo a tal grado, yo solo esperaba que él lo sugiriera primero mientras yo daba mis discretas peticiones.
Mi excusa más común era, bueno en si lo sigue siendo, estar cerca de él o llegar a su habitación en la noche y decir "Tengo frío." Sus brazos no tardaban en rodear mi torso o inmediatamente hacia un espacio en su cama para que me acostara a su lado. Otra discreta petición, es más de él que mía ya que siempre es él el que inicia, es cuando teníamos sexo en cualquier parte de la casa y terminábamos durmiendo en cualquiera de las dos camas. Aún así él no parecía ceder.
No fue hasta una noche, cuando Nowaki tenía guardia y no llegaría hasta la madrugada, no tenía mucho tiempo de haberme quedado dormido cuando mi subconsciente empezaba a jugar con mi mente.
Nowaki me dejaba… me dejaba para siempre. Decía que yo no estaba completamente comprometido a la relación y que regresaría a los Estados Unidos para nunca volver. Yo no podía articular palabra alguna para detenerlo, solo lágrimas salían de mis ojos sin control mientras veía como Nowaki se alejaba de mí.
"…san!" escuchaba una voz a los lejos y sentía como mi mundo se sacudía "…ro-san!"
Poco a poco salía de mi sueño, pero no podía alejar ese sentimiento de tristeza en mi interior.
"Hiro-san!" escuché llamándome desesperado, sacudiendo levemente mi hombro.
Abrí los ojos casi de golpe cuando lo vi tan cerca, con preocupación en su rostro. Me lancé a sus brazos y me di cuenta que seguía llorando, las lagrimas no solo habían sido en el sueño. Me aprisionó en sus brazos casi de inmediato, casi tan fuerte que agradecía que esa fuerza que podía sentir era tan real… que él aun seguía conmigo.
"No me dejes…" apenas pude decirlo en un susurro "No me dejes… por favor…"
Su abrazo fue más fuerte y susurro en mi oído. "Nunca más."
Desde entonces se lo tomo tan enserio que ahora dormimos juntos, en la misma cama, en la misma habitación; abrazándome hasta el amanecer. Era algo que yo quería, que ambos queríamos, no puedo quejarme. Es el momento que más disfruto estando con él.