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Duelo de Orgullo por AkiraHilar

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Notas del fanfic:

Razon: No tengo la más mínima idea de donde salió, pero creo que fue de una conversación con Akito donde a Shaka lo confundía con chica y lo demás es pues… esto xD. Es parte de los trabajos para nuestro subforo Saga x Shaka.
Dedicatoria: A Karin, Athena_Arianna, Ale_Chan, Kimee, Lola, Sahasara y todas las miembros del club Santísimo Pecado Geminis x Virgo

Notas del capitulo: Saga y Shaka les toca pasar una noche juntos, obligados muy a pesar de sus diferencias.
-Buenos días a la posada Cascadas del Rozan. Soy Sunrey, la encargada.

Y el griego veía la hermosa china que lo atendía vestida de forma tradicional, con su cabello sujeto en una hermosa trenza y con una sonrisa acogedora. La mujer con su mano le insistió en seguirla y él hizo lo propio, mirando a su lado a su acompañante de cabello rubio, que no dejaba de ver inescrupulosamente cada detalle del local.

-Vamos Shaka…-murmuró con fastidio, antes de seguir su camino. Sintió que el rubio le pisaba casi los pies y giró sus ojos con cansancio.

Caminaron por un lado corredor de madera. Todo rechinaba a los pasos y el griego no perdía detalle de ello. De reojo vio al rubio haciendo anotaciones en su Palm y resopló de nuevo. No sabía porque sólo saber que respiraban el mismo aire lo incomodaba

-Llegamos a su habitación. Espero que lo disfrute con su pareja-el griego abrió sus esmeraldas desorbitadas.

-Así es-la mujer saca su cuaderno de nota-, dice, habitación 06, para el Señor Saga Green y la señorita Shaka Murphies-la mujer busca con la mirada el cabello rubio que vio por allí hasta encontrarse con… ¿un hombre?

Y Shaka estaba colorado hasta la oreja de la furia, de ser confundido como mujer y de paso, escuchar la carcajada que lanzó Saga al escuchar el término.

-Sé que parece mujer pero… ¡¡es hombre!!

-¡¡Cállate animal!!-reclamó el rubio furioso

-¡¡Pero bien macho!!-remató el griego ante la mirada iracunda del menor-. Quizás si te quitas esa cabellera, ¡barbie!-volvió a reírse animadamente.

-Oh… pero quien hizo la reservación dijo…

-Ya sé, ¡¡ya sé!!-escupió el hindú con un visible gesto de molestia. ¡Ese Milo se la pagaría!- ¡¡Da igual!! ¡¡Denme mi habitación ya!!

-Es que…-la mujer veía nerviosa la puerta. Saga sintió que le habían metido una piedra en la garganta y el rubio se transparentó-. Es la única que hay disponible por la temporada… esta… matrimonial.

La mujer empezó a disculparse avergonzada, reclinándose múltiples veces. Saga no salía del asombro, quitándose todo animo de reírse y maldiciendo a toda la descendencia de cierto griego que le hizo la tan pesada broma. Shaka entre tanto estaba ventilándose con la mano, intentando tomar aire porque tanta había sido la impresión que sentía que se estaba ahogando. ¡¡MALDITA SEA SU SUERTE!!

-¡¡Pero le prometo que en cuanto desocupen una habitación les avisaremos!! Mañana desocupan una así que…-la encargada trataba de calmar el panorama-, se las entregaremos.

-Está bien, no se preocupe-uso su sonrisa más matadora posible-. Pasaremos la noche aquí y mañana arreglamos este malentendido-y esperaba que fuera así aunque no tenía la menor idea de que ocurriría dentro de esa habitación-. Ya es tarde y sólo será una noche-esmeraldas que buscaron zafiros enfurecidos y llenos de vergüenza-. Será un placer pasarla con la barbie.

-¡Cállate malnacido!-el rubio tomó su maletín y se adelantó, mirando antes a la encargada apenada-. Si mañana no tengo mi propia habitación, ¡OLVIDENSE DEL PRESTAMO!

El griego tomó su maletín y se disculpó en nombre de su compañero, entrando a la habitación y viendo a Shaka en medio de ella, con sus ojos azules espantado observando la diminuta habitación, con sólo la cama matrimonial pequeña, una mesita con espejo y la puerta que llevaba al baño y closet. Y el rubio tenía razón de mirar la cama tan espantado, al menos si fuera una Queen fuera pasable, pero era un micro matrimonial para dos hombres que superaban los 180 cm de altura. Sería una muy pero muy incómoda noche.

-Tomó la derecha-dijo sin protocolo el mayor, tirando el maletín de ese lado. Shaka resignado fue hasta la izquierda-. Milo me la pagara.

-¡Milo no se salvará de esta!

Y el griego observaba de reojo como Shaka abría su maletín, con todo perfectamente doblado, sacando su toalla blanca, una bermuda de cuadros, una camiseta blanca, desodorante, champoo, espuma, crema, talco…y otra cantidad de cosas que el mayor ya empezó a preguntarse si de verdad la confusión no era válida. ¡Pero cuanta cosa traía en ese maletín!

-Con solo ver el maletín si creerían que eres chica-y el menor giró su rostro sumamente molesto.

-¡Metete en tus asuntos, Saga!

-¿Para qué usas esto?-agarró la crema que el menor de inmediato le arrebató de la mano.

-Es crema humectante. Mi piel se reseca rápido si estoy mucho en el sol-el griego enarcó una ceja divertido.

-¿Y esto? ¿O esto? ¿No es lo mismo?-otra vez el rubio se las arrebató de las manos.

-Uno es talco para los pies, el otro es antes de dormir-Saga lo miraba entretenido, buscando un nuevo envase.

-Y esto… -Shaka quitó de su vista todo su equipo salvavidas en viajes.

-¡¡Basta ya!!-dijo rojo e indignado por la risita descarada del mayor-. ¡¡Me vale mierda si te ríes de mí pero para mí es vital estar bien a donde vaya!!

-Está bien, está bien. Me daré un baño.

El griego se levantó, sacando de su bolso un nuevo bóxer y una bermuda, con el desodorante y… ¡ya! ¿Qué más necesita un hombre para ir a dormir? El jabón y el champoo lo ponía la posada. Así que con sólo eso se encerró en el baño y el rubio se permitió tirarse en la cama y pensar en la desafortunada orden que lo hizo llegar allí.

Y es que, ¿cómo estar tranquilo si le toca pasar la noche no sólo con uno de sus compañeros de trabajo sino precisamente con él que le movía el piso? ¡¡El no pidió ese sufrimiento!! Podían enviarlo con cualquiera de los otros compañeros que se la llevaban mejor con él, pero no. Lo hicieron con el griego engreído que era su principal competencia y a quien le declaró la guerra nada más al entrar.

Y es que ambos trabajaban en una costosa firma de turismos del gobierno, que estaba invirtiendo para traer más turistas, dando préstamos de ayuda a las posadas de los lugares más emblemáticos. En este caso, las cascadas de Rozan. Para cuando él entro, Saga era la estrella. Con él se conseguían jugosas negociaciones, todas las posadas lo adoraban, siempre tenía un ojo casi clínico para detectar verdaderas minas de oro y eso le había creado toda una fama en el lugar. Hasta que claro, llegó él. Aún recuerda ese día de presentación, donde después de ser presentados ante todo, entró el griego engreído y orgulloso acostumbrado que todo lo alabaran por sus maravillas hazañas. Y claro, él era Shaka, y Shaka no se dejaba deslumbrar tan fácilmente.

-Saga, te presentó a nuestra nueva adquisición-el griego lo miró de arriba abajo, escaneándolo con las esmeraldas-. Se llama Shaka, es recién graduado pero tiene muy buenas referencias. De seguro podrá aprender mucho de ti-el griego le sonrió victoriosamente, ante la mirada del hindú, que le enarcó una ceja.

-Un placer, Señor Saga, soy Shaka-y el griego iba a agregar algo cuando el hindú prosiguió-. Entonces a ti es a quien debo tumbar.

Sí, esa no sería la presentación a un agradable compañero, pero como iba a saber que terminaría babeando por él. Y claro, en esa constante carrera buscando la forma de cumplir su amenaza se había dado cuenta de un montón de cosas que lo resaltaba frente a los demás y sintió que su corazoncito palpitaba… al ritmo de otra parte de su cuerpo. ¿Y tenía esperanzas? Ni las más mínimas. Saga cada vez que podía lo humillaba en público, lo subestimaba, infravaloraba, lo hacía ver pequeño con algunas bromas sarcásticas para solo molestarlo, le criticaba hasta la forma de caminar y cada mínima conversación que tenían era para terminar diciendo que les molestaba respirar el mismo aire. Y como si algo tenía Shaka era orgullo, el rubio se las arregló para aparecer en el cuadro del empleado del mes, junto a él, y demostrarle que algún día sólo iba a aparecer él, tumbándolo por completo. Hasta que… llegó esto…

Le hablaron de esa posada, dio la idea que podría ser la catapulta al éxito a su jefe se le ocurrió dejar ir a los dos mayores empleados que tenían para tan importante proyecto… ¿y quienes más sería que él y su griego amigo? Shaka maldecía la suerte, viendo la pequeña cama que tenían que compartir luego que se burlara de él descaradamente. ¿Qué culpa tenía que la piel se le resecara más rápido de lo normal en el sol? ¿Qué necesitaba dormir con talco porque las sábanas le daban piquiña? Y menos mal que no vio la lima sino se muere de vergüenza. ¡¡NADIE DEBIA SABER QUE SIEMPRE LLEVABA UNA LIMA!! Pero para alguien tan meticuloso como él y dado a las relaciones laborales por fuera, tener unas manos presentables era vital. Claro, eso no incluía pintura, pero uñas bien limpias y sin desniveles era para él una importante cosa que tomar en cuenta.

Resopló aire contrariado, guardando todo y dejando en la mesa con lo que se iba a cambiar, pensando en cómo rayos hacer para pasar una noche en el mismo cuarto y en la misma cama con ese griego.

Mientras meditaba en las posibilidades de recordar sus clases de relajación o de yoga, Saga salió con su torso desnudo, sólo una mínima -muy mínima- toalla alrededor de su cintura y el cabello mojado a un lado. Shaka viró su mirada a un lado, sintiéndose acelerado, mortal y peligrosamente acelerado, mientras el griego buscaba algo en su maletín. Afortunadamente el espejo estaba en un sitio ideal para ver las gruesas y torneadas piernas griegas sin verse amenazado de ser capturado con las manos en las masas. ¿Dijo al conocerlo que lo iba a tumbar? En ese preciso instante estaba pensando tomar muy literalmente esas palabras. ¡Claro que se lo quería tumbar! Lo quería tumbar a la cama, montársele encima y demostrarle lo bueno que era en eso de cabalgar. ¡MOMENTO! ¿En que andaba pensando? Shaka batió su cabeza con fuerza, cerrando sus ojos y despejando todo pensamiento y verbo que indicara algo encima de algo en ese momento. Aunque abajo también lo disfrutaría… ¡NOOO! Nada de nada, Shaka necesitaba respirar aire puro porque se le estaba subiendo varias cosas a la cabeza y no solo era sangre. ¡¡CIELOS!!

Y Saga veía el espectáculo divertido. Y es que siempre le pareció gracioso -por muy petulante, orgulloso y descarado que fuera el rubio- las veces que le daba las crisis existenciales y empezaba a pelear consigo mismo. Justamente eso estaba haciendo, tomando en cuenta que empezó a agitar su cabeza y darse leves golpecitos solo. No podía negarlo, le fastidiaría a veces, era su enemigo personal numero uno pero no dejaba de ser: ¿curioso? Si, quizás se trataba de eso. ¡Era curioso! Sólo eso… sólo podía ser eso… En fin, dejó de pensar en el rubio que hacía muecas graciosas para buscar lo que se le había olvidado: su cepillo de dientes. Con eso en manos regreso al baño, sin saberse seguido por dos zafiros que no perdieron detalles de esa ancha y trabajada espalda húmeda. ¡¡¡SHAKA NECESITABA UN BA—O FRIO Y YA!!!

Afortunadamente Saga tardó muy poco en el baño y Shaka, casi como si lo hubieran empujado, salió corriendo al baño, ante el asombro del griego. Alistando sus cosas por su lado de la cama, estaba a punto de acostarse cuando vio el maletín del menor a su lado. ¿Y cómo terminó en esa situación? Milo como siempre metiendo las narices done nadie lo había llamado. Según él, le gustaba el rubio pero pensarlo incluso le daba risa. ¡Jamás pondría sus ojos en un hombre tan fastidioso como Shaka! Podrá tener un cuerpo endiabladamente sexy, una voz delictivamente aterciopelada y sensual, un cabello de dioses, ojos de ninfas y la maldita sonrisa deslumbrante cuando alguien, claro, lograba sacársela. Y ese alguien, por cierto, no era precisamente él.

Lo único que él le sacaba al rubio eran muecas de enfados, insultos y miradas asesinas. Y claro, desde que él deliberadamente se le declaró enemigo número uno apenas al presentarse, no iba a ir en plan de amigos. ¡Era su orgullo profesional y de hombre lo que estaba en juego! Debía actuar a la altura de las circunstancias, aunque a veces se asombraba de las habilidades del muchacho y lo rápido que fue escalando hasta igualarle… Sí, apenas lo igualó dejó de ser divertido. Se convirtió seriamente en su adversario. Pero según Milo esas ansías de molestarlo, verlo enfurecido, verlo sonrojado de la ira y llamando su atención era un interés mayor, cosa que el negaba rotundamente.

Y ahora, gracias a su amiguito griego lo metió en ese aprieto, jugándole esa broma muy pesada para pasar una noche con él, en la misma habitación, la misma cama… ¿Cómo sobreviviría a eso? Capaz terminarían peleando por cada milímetro de tela de las sábanas. ¿Y si ronca? ¿O patea? De paso que él tiene la mala costumbre de abrazar con quien duerme… ¿y si lo abraza dormido? ¡¡HORROR!! Pero claro, debía comportarse a la altura, no lucir nervioso ante la idea de compartir cama con él y escucharlo de cerca, y sentir el aroma de champoo que claro, le detectaba a distancia. ¿Y cómo no hacerlo si olía a vainilla? ¿Sería que tiene más cosas de ese olor? Curioso empezó a hurgar en el maletín del compañero, encontrando cada cosa rara. Bloqueador solar, repelente de mosquitos, medicinas para todo tipo de dolencia posible, agua mineral, comida enlatada, curitas, alcohol, crema en contra de ampollas, crema para inflamaciones, ¡¡¡DIOSES!!! ¿Tenía hasta una lima? Ahora entendía porque eran las manos más cuidadas que había visto y que de alguna manera le gustaba… ¿Gustaba las manos de ese hombre? Bueno, siempre estaba cuidada, en fin, todo en Shaka estaba cuidadosamente medido y calculado y la forma en la que tiene de sostener el vasito de café cuando lo encuentra en los pasillos era sumamente sensual. ¡¡MOMENTO!! ¿En qué rayos estaba pensando? ¿Desde cuándo se ha puesto a detallar las manos de ese hombre? Echo todo pensamiento de su cabeza y guardó todo como cayera en el maletín. Prefirió de una vez cubrirse con las sábanas y hacerse el dormido. Si, mientras más rápido durmiera más rápido amanecería. Estaba seguro de eso.

Casi a la hora fue que Shaka salió del baño y aún Saga intentaba dormir, reclamándose mil veces mientras pensaba que rayos estaría haciendo el rubio dentro de ese cuartico. Haciéndose el dormido lo sintió acercarse, con el maldito olor a vainilla, a su lado. ¡¡DIABLOS!! ¿No se pudo echar el champoo que dejaba el hotel? Y de paso… el jabón… el jabón también olía distinto… era… ¿leche y miel? ¡¡¡DIABLOS!!! No, tenía que dormir, es hora de dormir…

Y mientras el griego intentaba dormir, Shaka estaba con los crespos alborotados. ¡¡SAGA SE METIO CON SU MALETA!! Y no, no sólo eso sino que… ¡¡CONSIGUIO LA LIMA!! ¡¡DEMONIOS!! Ya estaba haciendo una reconstrucción mental de todo lo que haría el griego al día siguiente sacándole cada cinco minutos el hecho de que se lleva una lima, eso claro apoyado a la confusión idiota que hubo horas atrás. ¡¡CIELOS!! Esos serían los días más largos de su vida. ¡DIANTRES! Prefirió no comentar nada, guardar de nuevo todo en su lugar, bajar la maleta y acostarse de espalda al griego, cubriéndose hasta la cabeza. ¡¡DIOSES!! Casi se puso en la orillita para que ni un solo poro tuviera contacto con él luego de resolver cierto problemita bajo la ducha. ¡¡Es que eso sólo le podía estar pasando a él!! Estaba acelerado, muy acelerado, su corazón le palpitaba a mil estando de nuevo allí aunque estuviera dormido. Y es que sólo la idea de poder voltear y verlo y tener toda esa piel disponible para él era suficiente para acelerarlo. Definitivamente, tenía que buscar calmarse, buscar pensar en algo feo. Si, algo terrible… y lo consiguió.

Aldebaran.

Bien, ya tenía el modelo que le serviría para bajar las hormonas, ¡el brasileño Aldebaran en traje de Tarzan! Si, ya Shaka se le revolvió todo el almuerzo con ese cuadro. ¡Estaba funcionando! Hasta que Saga se removió en las sabanas… Shaka necesitaba más, más espantoso. A ver… Aldebaran con… ¡Veronika! Si, con esa combinación infalible de seguro ¡no se le paraba en semanas! Iba por buen camino. Aldebaran de tarzan, con Veronika de traje de baño de hilo y rojo, con vello por todos lados, Sí. Ya se lo imaginaba y estaba a punto de devolver todo lo comido en esa semana. ¡¡Es que la imagen era terrible!! Ahora, tenía que agravarlo… algo que lo hiciera asqueroso a la decima potencia… a ver… ¡Grasa! Si, echémosle un montón de grasa en sus movimientos lúdicos… ¡¡DIOSES!! Shaka se había mareado de sólo imaginarse la escena hasta que… ¡Saga lo abrazó! Adiós pensamientos asquerosos… ¿Saga lo estaba abrazando? Y es que el griego en un punto con ese olor a leche, miel y vainilla se había quedado dormido y como era costumbre al dormir con alguien, volteó a abrazarlo dormido. ¡Y ahora quien lo que lo calmaba! ¡¡Ni pensar en dos combatientes de sumo teniendo sexo podría calmarle la excitación!!

Y Shaka estaba en graves aprietos. Esos brazos fuertes sosteniéndolo desde la espalda y de paso… de paso… ¡¡ESO!! Que le estaba rozando la cadera. ¡MEJOR NO PENSAR EN QUE ERA ESO! Y lo peor es que Saga se le estaba acercando demasiado. La nariz sentía que le estaba recorriendo la parte trasera de su cuello y Shaka estaba a punto de ebullición, rojo hasta la oreja, con el corazón acelerado y cierto musculo tenso… muy tenso… increíblemente tenso a decir verdad. Tan tenso que… ¿para qué ocultarlo? ¡¡Estaba excitado!! Shaka tenía que hacer algo antes que terminara cediendo a los caprichos de su cuerpo…

Decidió darle un codazo. Se removió un poco para abrazarlo más de cerca, murmurando unas cosas inentendibles con esa voz sensual, ronca y somnolienta. ¡¡Diablos!! ¿Qué haría? Buscó separarse, quitándose un brazo de encima, pero moviéndose rozó AQUELLO que le tocaba la cadera, teniendo un temblor y provocando un sordo gemido en el griego, ¡sonidito que lo alebrestó aún más! ¡¡HORROR!! ¡¡Necesitaba agua fría de nuevo!!

¡¡Un momento!! ¿Saga abrazaba dormido? ¡¡Eso le daba una tonelada de formas de molestarlo en la oficina!! ¡¡Claro!! Con esa información infalible no habría forma que el griego se metiera con él por la lima. ¿Quién pensaría que el alto, prepotente y corpulento hombre cuando duerme le gusta abrazar cosas? Así que decidió voltear un poco y ver si realmente estaba dormido o tendiéndole una broma. ¡No había que descartar nada cuando se trataba de Saga! Pero no… si estaba dormido… y tan cerca… Y los labios gruesos, húmedos… ese aliento caliente… ¡¡CIELOS!! Shaka se relamió sus labios viendo semejante manjar griego a su lado, abrazándolo y con eso… ¡¡ESO!! Que por cómo se sentía era una cosa bien… proporcional… ¡¡Muy proporcional!! Digno para su altura y peso… ¡¡DIOSES!!

Se quedó acostado boca arriba, con el griego abrazándolo, mirando el techo e intentando calmar sus ansías. Buscó de nuevo la imagen de Aldebaran y Veronika y lo único que consiguió fue la mil y una forma en la que pondría a ese griego a delirar. ¡¡NADA FUNCIONABA!! Ya se estaba preparando mentalmente a la idea de que no pegaría ojo esa noche. Suspiró profundo y trató de dormir. El otro día de seguro discutirían de nuevo, aquel no le prestaría la mísera atención más que para avergonzarlo, conseguiría la otra habitación y todo sería como siempre. Quizás… quizás debería aprovechar la oportunidad y sentir un poco de su calor. Después de todo, ¿Saga no podría reclamar nada si fue él quien lo abrazó cierto? Pensando en eso, se acercó un poco a él, tanto que el aliento caliente golpeaba su oído. Mordió sus labios por las sensaciones que le recorrían en el cuerpo. ¿A quién quería engañar? No iba a dormir, estaba excitado y anhelante de sentir a ese hombre más cerca…

Se rindió, con una sonrisa. Se arriesgaría a pesar de que tal vez él terminaría o insultándole, gritando, burlándose de él y hasta posiblemente sacándole en cara que no se resistió a sus encantos. Pero al menos, al menos de esa desafortunada jugarreta del destino, le sacaría un beso. Sí… volteó pensando en ello, quedando ahora de lado, frente a él, sintiendo que al moverse el agarré se fortaleció más. Tragó grueso, contuvo su aliento y se acercó temblando a los labios, hasta rozarlo levemente. Suficiente para enviarle una fuerte corriente a su cuerpo. ¡DIOSES! ¡¡Le atraía demasiado!! Se arrepentía aún más de haberse puesto de idiota a desafiarlo en plena entrada, en vez de hacer de amigo, buscar su confianza y quizás tener más campo para conquistarlo. Pero bueno, ¿lo hecho ya estaba hecho no? No valía de nada recriminárselo. Debía más bien aprovechar esa oportunidad que tenía justo a milímetros de sus labios.

Pasó un brazo por debajo del de él. Ubicó el ángulo. Besó.

Labio a labio se fue abriendo paso, cerrando sus ojos, dispuesto a que al menos le hiciera caer en sus encantos esa noche. Lo haría despertar tan excitado que dejaría de lado su orgullo para hacerlo suyo y luego… bueno luego seguirían peleando. Y cuando en un suspiro dormido el mayor abrió sus labios, Shaka aprovechó e ingresó su lengua cadenciosa buscando acomodo en sus carnes, disfrutando de las sensaciones mientras su mano se posó sobre aquella espalda tibia y desnuda, palpando con delicadeza buscando no despertarlo… aún.

Y Saga estaba soñando… Sí, de un momento a otro empezó a soñar que estaba con alguien muy especial, que tenía aromas que le fascinaban y que besaba increíble. Y sí, sentía una mano en su espalda recorriéndola con cierta timidez. Atrapó entonces entre sus labios la lengua que lo recorría y lo sintió temblar. ¡Se sentía tan real! Y esa mano subía y bajaba con más fuerza, con un cierto trazo y se sentía tan suave y grande, de dedos largos. Debía ser como la de Shaka, pensaba, mientras se entregó a esos besos que estaba soñando. Sus manos que ya lo abrazaban subían y bajaban por la espalda, sintiendo la humedad del cabello largo… largo como el que tenía Shaka, y de pasó… ¡olía igual! A vainilla… ¡un segundo! ¿Sueña con manos como las de Shaka, cabello como el de Shaka con olor como el de Shaka y está durmiendo justamente al lado de Shaka? Algo… ¡¡algo estaba mal!! Y lo confirmó cuando sintió que su espalda golpeó el colchón y de insofacto abrió los ojos, encontrándose con la imagen en medio de la oscuridad de dos zafiros que lo veían brillantes, mejillas sonrojadas, respirar acelerado. Shaka sobre él…

Para Shaka, al verlo despertar con asombro, le produjo múltiples reacciones. ¿Pero iba a parar justo en ese momento luego de sentir, aunque fuere en sueño, que fue correspondido? No, eso jamás. Estaba muy excitado, ese beso le gustó en sobremanera y planeaba terminar esa jugada para luego, si él quería molestarlo por esa noche, sacarle que cayó rendido a sus encantos. Al menos de esa forma se escudaría de su ahora caída.

-Shaka…-murmuró al final el mayor, sintiéndose de alguna forma seducido por esos ojos azules mirándolo con deseos. Y un respingo agitó todos sus motores cuando sin piedad, sin pausa y con cierta gentileza, Shaka se le meció en las caderas, friccionando su ya despierto miembro. ¡Por todos los cielos!- ¡Hmmmmm! Qué… ¿¡qué haces!?

-Te tumbo-dijo con ese aire sensual y la sonrisita de triunfo-. Creo haberte dicho que lo haría…

Saga abrió los labios para decir algo, aunque palabra alguna salió. Más bien, a los pocos segundos tenía de nuevo esos labios hindús sobre los de él y casi hechizado no dudó en cruzar lenguas y labios en ese pecaminoso beso. Shaka se sentía en la gloria al sentir que lo estaba besando. ¡Lo estaba besando! Dioses, ¿cuánto había soñado con probar esos labios griegos al menos una vez? Y ciertamente, era una verdadera delicia y más si eran acompañados por esas dos manos que sin reparo alguno cubría su espalda.

Y el griego estaba en la cúspide del Himalaya, por así decirlo, al tener ese embriagante olor a vainilla caerle al lado, mientras besaba esa boca que olía y sabía a canela, con piel que olía a leche y miel… ¡¡Dioses!! ¡Pero qué combinación tan poderosa de olores que lo tenía extasiado! Y no pudo soportarlo. Haría ese rubio suyo y luego le haría creer que fue por su culpa y que él fue quien cayó en sus encantos. Porque claro, ¡él no iba a admitir que fue el vil seducido! No que no… y pensando en eso, de un solo movimiento se puso sobre él, con sus manos en las caderas del menor, sintiendo las de hindú en su espalda y viendo el cabello dorado esparramado en las sábanas. ¡¡DIOSES!! ¡Qué imagen tan criminal al tenerlo debajo de esa forma!

-Me gusta ir arriba-aclaró, con voz sensual, aliento caliente. El rubio enarcó una ceja, divertido

-Tendrás que obligarme a estar abajo…-se levantó con ayuda de sus antebrazos, rozándole peligrosamente los labios, de forma amenazantemente sensual-. Soy algo, complicado para aceptar que alguien me domine…

-Tú me besaste…

-Tú empezaste abrazándome-replicó el otro con simpleza.

Se sonrieron y antes de seguir discutiendo completaron el beso que ya estaba a medio cocer y en el momento que Saga se distrajo fue Shaka que lo volvió a tumbar sobre la cama, sin dejar de besarlo, dominándolo con fiereza, sin ánimos de dejarle un solo espacio para que volviera a subyugar. Y Saga, no dispuesto a dejarse vencer tan fácilmente por ese joven petulante que besaba como él quería; por lo que apretó los glúteos duros y redondos del rubio, sacándole un gemido sonoro antes de volverlo a echar contra la cama y besarle con deseos el cuello y mentón. El arrebato le quitó la cordura al hindú, dejándose llevar por esos besos que lo estaban excitando aún más, aplastando con sus manos libres la espalda desnuda del mayor. Pero no… se estaba dejando aplastar demasiado pronto y sin poner resistencia y eso si que no se lo podía permitir. Así que con habilidad, se trajo el rostro de nueva cuenta, para destinarlo otro beso mientras enredaba sus piernas en la cadera del mayor, metiendo sus pies entre las piernas de aquel para obligarlo a abrir las suyas. El movimiento creó una fricción tal en sus hombrías que ambos soltaron los labios del otro para gemir ahogados, antes de volver a apresar la otra boca con hambre y momento que el rubio aprovechó para tirarlo de nuevo de espaldas a las sábanas.

-Dije… que yo… te tumbaría…-dijo jadeante, con las mejillas rojas y ardientes. Saga se relamió sus labios, tomándolo con sus fuertes brazos para volverlo a llevar de espaldas al cochón.

-Dije… que me gusta… ir arriba…-contestó excitado, con su pecho labrado subiendo y bajando por la entrecortada respiración.

-No… no, no…- aplicó su fuerza para volverlo a voltear, dejando que su cabello le cayera un poco en el pecho-. No… no me dominaras…

-¿No?-preguntó divertido, mordiendo sus labios y haciendo uso de su peso para traerlo de nuevo al lugar donde quería: debajo. Y acto seguido buscó su oído, lamió cadenciosamente mientras el cuerpo del rubio se le contorsionaba debajo de su cuerpo, moviéndose como culebra, delictivamente-. Yo arriba…-murmuró en su oído, antes de volverlo a lamer.

Y debía admitirlo, pero eso que estaba haciendo Saga lo estaba dominando y demasiado bien. No podía dejar de moverse deliberadamente buscando que sus sexos se frotaran entre las telas, embaucado por las múltiples corrientes húmedas que le causaba esa lengua en su oído y cuello. Pero no… no debía dejarse someter y teniendo ese cuello disponible no iba a descartar ninguna carta.

Mordió, y Saga rugió golpeando con sus caderas las caderas de su compañero, rozando sus miembros con fuerza y exasperando a ambos, moviéndose ahora en un lento vaivén que ya les estaba robando la cordura. Shaka de nuevo hizo acopio de su fuerza para volverlo a llevar abajo, Saga hizo lo mismo, y luego de dos vueltas de ir y venir se quedaron sin colchón, sin cama, sin sábanas y presos, por supuesto, de la gravedad. Ambos cayeron aparatosamente de la cama al suelo, golpeándose Shaka las caderas y cabeza y Saga los glúteos y el brazo que chocó contra la pared.

Y bien… ¿se acabó la magia?

Ambos se miraban sin saber qué hacer, sobándose sus propios moretones por la caída, y viéndose perdidos. Totalmente perdidos. Shaka resentía que se acabara el momento de esa forma tan vergonzosa. ¿Cómo no calculó que se habían quedado sin cama para seguir dando vueltas? De paso el golpe que se había dado en la cadera sí que le dolía.

Saga entre tanto ni tiempo se había dado cuenta de ver como estaba su brazo. Había salido como de un trance y dándose cuenta de que estaba haciendo y con quien lo estaba haciendo. ¿Qué fue lo que estaba pasando? Y la excitación no se le iba, estaba más bien cada vez más deseoso de volver a subir a esa cama con él y volver a seguir en su lucha de quien iba a estar arriba. Y verlo con las mejillas sonrojadas por la excitación, una mueca de dolor por su labio mordido y sobándose su cadera, el olor a vainilla, el calor que tenía su cuerpo… Sí, Milo tenía razón, el rubio le atraía desde hace tiempo y él no había querido admitirlo. Admitir que se fijaba de cómo se vestía, de cómo cuidaba sus manos, del olor de su champoo, de esos minúsculos detalles que nadie ve en solo su colega de trabajo. Era claro, le llamaba la atención y luego de esa demostración tan sensual que acababa de probar no pensaba quedarse con sólo la muestra: Quería el producto completo.

-¡Eres un bruto!-por fin el rubio cortó el silencio, con mueca de enojo. Si, si ya se iba a acabar todo al menos Shaka se iría dignamente-. ¡Vaya manera de cortar! Ni para eso puedes servir, definitivamente ¡eres un animal!

-¿Qué paso? ¿Se te partió una uña?-comentó jocoso, logrando que el rubor del menor se le acumulara hasta en las orejas-. Para eso…-se fue acercando a gatas, ante la cara impresionada de Shaka-, tienes esa lima en tu maletín.

-¡¡MALD…!!

Apenas se abrieron sus labios para maldecirlos, fueron sellados por los griegos. Sin darle tiempo de reclamar o dar términos, el griego metió sus manos por debajo de la bermuda del menor, apresando sus glúteos y dispuesto a seguir con la fiesta. Shaka no pudo poner objeción alguna cuando esa lengua y esas manos acariciaban parte sensibles de su cuerpo. Y con lo excitado que estaba tampoco iba a perder la oportunidad. Se le enganchó del cuello para besarlo con más deseos, restregándosele deliberadamente en ese ahora visible bulto que guardaba debajo de esa bermuda negra. Gruñeron ambos, separando sus labios con un hilillo de saliva, declarándose excitados y deseosos de terminar fuera lo que fuera.

-Veo que al final no puedes contra mis encantos-siseó el rubio, acercándose a esos gruesos labios para delinearlo con su lengua-. ¡Sé que soy irresistible!

-¿Perdón?-replicó el mayor mordiendo esa lengua antes de succionarla, viéndolo temblar-. Tú eres él que no debes desaprovechar la oportunidad de estar con semejante semental-el rubio se rió en una carcajada irónica-. Y en lo que íbamos-lo tomó de las piernas para levantarlo con su peso y acostarlo de nueva cuenta en la cama con él, por supuesto, arriba-, yo iré arriba-siseó victorioso antes que los zafiros brillaran y lograra, de nuevo, ponerlo contras las sábanas.

-Convénceme-retó contorneándosele en las caderas con un movimiento circular sumamente tentador. Saga mordió sus labios ahogando un gemido-, si puedes… claro.

Y sin dar tregua, asaltó labios, apretó glúteos griegos, se movió sobre él serpenteadamente, robando jadeos y gemidos del mayor mientras sentía esas dos gruesas y grandes manos tomando con fuerza sus músculos traseros e incitando mayor roce. Aunque, el griego no pensaba darse por vencido tan rápidamente. El juego siguió mientras las cosas se calentaban a buen ritmo entre las sábanas. Saga lo hizo caer de nuevo, arrebatándole de inmediato esa camiseta y capturando sus tetillas entre sus labios, creándole verdaderos gemidos enloquecidos al hindú que por todos lados le olía a miel y leche. Luego Shaka dominó por momentos quitándole la bermuda para hacerlo delirar de placer luego de una buena lamida intima que abarco cada milímetro terrenal de su virilidad, en lo que el griego debía admitir era uno de los mejores -para no decir el mejor, no que no- trabajo oral que recibía. Y antes de terminar lo tomó del brazo para lanzarlo de nuevo y esta vez ser él quien le mostrara sus capacidades bucales, lanzando a lo lejos la bermuda de cuadros y esta vez, si que haciéndolo terminar en su boca.

¿Para qué negarlo? En ese duelito de quien dominaba a quien se estaban excitando mucho más que con cualquier otra pareja anterior. Pero ya necesitaba llevar las cosas a una segunda fase y para hacerlo había que decidir la posición. Y ninguno daba el brazo a torcer. Aunque Saga preparaba en medio de tanto ajetreo la entrada de Shaka, cuando estaba a punto de irrumpir con su hombría, el rubio le cambiaba la jugada y se ponía sobre él. Podría pensar en dejarse montar pero eso sería darle la victoria al ser “él tumbado” y por mucha excitación que tuviera encima no iba a dejarse por mero orgullo. En ese ir y venir ambos miembros estaban más que ansioso, sus cuerpos calientes y excitados y sí, era hora de cuadrar términos ya. Cansado de pelear por el arriba y abajo, el griego optó por un acuerdo bilateral que permitieran a ambos salvaguardar sus orgullos. ¡Sentados!

Se llevó al rubio contra la pared y la cama, se enganchó las piernas con las de él y de inmediato buscó acomodo dentro de sus entrañas, carne que el rubio aceptó complacido y excitado, ya anhelante de sentirlo hasta el último milímetro de esa hombría. Apenas segundos para acostumbrarse cuando ya ambos estaban jadeando en el movimiento pecaminoso de caderas y cuerpos golpeándose contra la pared y el otro; los sudores cayendo, besos que se escapan y mordidas en el hombro y cuello del contrario. Shaka tocó las cumbres del nirvana al sentir aquella espesa esencia marcándolo, y el griego estaba seguro de haber conseguido el tesoro perdido cuando en su vientre aquella semilla caliente recorrió sus pliegues.

Cayeron ambos cansados, de un lado al otro, boca arriba e incrédulos de lo que acababa de pasar. Se miraron, enarcando una ceja, pensando en que rayos decir ahora que la excitación estaba dando paso a la cordura. ¿Quién tumbo a quién? ¿Quién fue el seducido? Ninguno quería dar el brazo a torcer.

-Nada mal, al menos sabes usarlo-comentó con sorna el rubio, buscando ponerse de pie y salir, muy dignamente, de la pugna en la cama.

-Sea como sea yo estuve arriba-se declaró victorioso, con sus piernas abiertas mostrándole toda su viril extensión.

-Yo también tengo con que hacerte chillar, Saga-replicó el rubio, con una mirada decidida.

-Intenta hacerlo.

Y así empezó otro duelo, por ver quien se tumbaba a quien, hasta el amanecer.

¿Shaka estuvo arriba? Sí, el griego tuvo que aceptar sus carnes y bien que lo disfrutó.

¿Desocuparon otra habitación? Pues no, la familia que se iba a ir terminó quedándose unos días más y los delegados del turismo tampoco pusieron mayores contratiempos.

¿Les dieron el préstamo? Si, y la posada se convirtió en un hermoso centro recreacional para todas las edades con planes de entretenimiento orquestados por ambos supervisores.

¿Y la oficina se enteró del incidente? Pues no, luego de que ambos por separados se vengaran de Milo con bromas pesadas, todo quedó en que se la pasaron peleando por los milímetros de sábanas y hablando cada uno peste del otro. Cuándo la verdad era que seguían teniendo duelos en la cama por ver quien estaría arriba.

¿Había amor? Sí, pero ninguno admitiría que lo había hasta que el otro lo hiciera.

Y mientras eso pasaba seguirían jugando el duelo de orgullo tanto en su oficina como en la cama…
Notas finales: Espero les guste. Gracias por los comentarios ^^

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