Amándote, después de la Muerte [sasunaru] por guille uzumaki

Amándote…después la muerte…

Capitulo 1: el primer encuentro

Era un día común, en la tierra todo el mundo se estaba lamentando el momento en que llegaron al mundo, es decir… lo típico, como siempre nadie estaba contento con lo que tenia y repetitivamente decían: “me quiero morir” o “porque no me llevas señor?”; pues esa era la idea de Sasuke Uchiha, un joven de 16 años, estudiaba en la preparatoria de Konoha, y ese día, se había despertado tarde después de una fiesta la noche pasada, iba a llegar tarde a clases y como era costumbre por su mente pasaban preguntas como: ‘porque estoy vivo?’, ‘porque no me llevas de una jodida vez!’, la verdad es que para él la vida era el mismísimo infierno, sus padres murieron cuando el era apenas un niño y se quedo con su hermano mayor como tutor, lo quería mucho pero siempre tubo en la mente que él era un estorbo para Itachi, y por esa razón quería desaparecer; caminaba por la calle sin fijarse en nada ni en nadie, ni siquiera las mil y un chicas que lo quedaban observando, y como no? Era un chico de tez pálida, cabello y ojos negros petróleo, una pose chula, una figura que enloquecería a cualquiera… en fin el era perfecto; pero lo que el no sabia era que de un momento a otro toda su vida cambiaria… para bien o para mal, cambiaria de una manera muy drástica.

Andaba caminando por las mismas cuadras de siempre, a toda prisa, cuando el maullido desesperado de un gatito lo hizo detenerse, a pesar de todo ese azabache tenia corazón y no podía dejar que un animal sufriera, después de su hermano, los animales, eran muy importantes para él; subió la mirada pero lo que vio fue tan rápido, llego a ver a una velocidad sorprendente una trusa de color blanca, luego algo encima de él y después el golpe de su cuerpo contra el piso, abrió los ojos lentamente y se encontró con un doncel, como lo descubrió, traía falda, y no tenia pechos a pesar de su tamaño, además que su cabello rubio era corto y en puntas, su cabeza estaba mirando abajo y sus brazos rodeaban su pálido cuello, con el gatito en brazos, lamentablemente no se le podía ver el rostro por sus mechones en su rostro, el rubio estaba sentado sobre el azabache de lado; poco a poco el doncel abrió los ojos, y subió la mirada, sasuke se sorprendió, era la primera vez que observaba tanto a una persona que no sea su familiar, el rubio era simplemente hermoso, encantador, lindo, tierno, violable… espera! En que pensaba? Violable?, esa palabra no existía en su vocabulario y como es que ese doncel había… logrado tanto, sus ojos azul cielo soltaban un brillo singular, tenia unas marquitas como gato o como cualquier felino en el rostro, tres en cada mejilla, pasaron segundos, que para sasuke resultaron ser horas y horas y no podía ni quería despegar su mirada de la del rubio, sin duda ese se había convertido en un momento… mágico…

Pero como ya es costumbre algo tiene que arruinar un buen momento, el gatito comenzó a maullar y despertó de su sueño a sasuke, que al instante junto con el rubio bajaron la mirada para observar al minino.

-          etto… discúlpame no fue mi intención hacerte caer… - dijo el rubiecito levantándose y estirando la mano, ayudando a sasuke a pararse; siempre con el gatito en brazos

-          si… no fue nada… pero que hacías arriba del árbol? – pregunto sasuke, INCREIBLE! Era la primera vez que el se interesaba por algo, sin duda ese chico había despertado algo en él, algo que él no podía comprender

-          pues veras… caminaba hacia mi colegio cuando escuche al gatito, al parecer no sabia como bajar así que tenia que ayudarlo dattebayo – contesto con una amplia sonrisa, una sonrisa cien por ciento pura, una de las únicas que podías encontrar en un mundo como este – por cierto soy Naruto Uzumaki y te estiraría la mano, si no la estuvieras agarrando ahora… - dijo con una sonrisa algo nerviosa, desde que lo ayudo a levantarse sasuke no quiso soltar su mano y hasta ese momento la tenia agarrada

-          pe-perdón… - dijo algo avergonzado – yo soy Sasuke Uchiha un placer… - contesto este

-          si bueno… un placer haberte conocido Sasuke-kun pero ya me tengo que ir, llevare al gatito a la Veterinaria de cerca de mi casa… ojala y alguien lo adopte dattebayo, pues… nos vemos~ - le dijo y sin esperar respuesta del mayor, se fue tranquilamente, haciéndole mimos al minino, riéndose con él

por su parte sasuke, no había dejado de mirarlo y sin darse cuenta ya estaba examinando de pies a cabeza al rubio, sin duda de todos sus días ese había sido uno de los mas emocionantes, desde entonces, sasuke, intenta volver a encontrarse con naruto pero lo que no sabe es que… un día después de que se conocieron…

-          ¡¡¡espera niño sal de ahí!!! – grito naruto, corriendo hacia la pista donde, un niño de unos 6 o 7 años estaba jugando con una pelota rebotadora, el kitsune lo empujo y un auto fue contra el rubio, el impacto fue demasiado grave y la cabeza del doncel cayo contra el piso, muriendo al instante

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Un año después, en el cielo, en una zona lejos del paraíso se encontraban 3 chicos hablando, mirando hacia el mundo, observando toda la corrupción, todos los asesinados, violaciones, robos, era una mirada llena de tristeza de saber que eso nunca cambiaria y que, así siempre seria el mundo a pesar de cuanto quisieran ellos cambiarlo; en ese momento se les acerco su Dios, Madara, cada uno de los tres jóvenes respondían a los nombres de Naruto, Gaara y Deidara; cada quien con su diferente historia, Naruto salvo a un inocente de morir y en el momento en que llego al paraíso fue llamado por Madara para convertirse en un fiel servidor de él; Gaara fue violado y matado a los 15 años, por suerte su alma era demasiado pura, y al igual que el rubio fue llamado por Madara; y Deidara fue acosado de matar a su madre, la verdad era que su padre había llegado esa misma noche a su casa y golpeo a su madre, después de eso, agarro un cuchillo y se lo clavo, al darse cuenta de eso se dio a la fuga, Deidara había salido junto a sus amigos ese día y cuando llego intento salvar a su madre, pero era demasiado tarde, dejo sus huellas en el cuchillo y como en esos tiempos paraba discutiendo con su madre, los vecinos si lo creyeron capaz de cometer el delito; Deidara se ahorco tres noches después tras no poder vivir con ese remordimiento; y Madara lo auxilio antes de llegar al paraíso

-          chicos vengan rápido! Ya tengo nuevas misiones para ustedes! – les grito desde un lugar alejado Madara, y un eco re-sonó y re-sonó

-          genial! ¡¡Es momento de trabajar!! – dijo feliz Naruto, caminando animado hacia el lugar de donde vino el grito

-          solo esperemos que esta vez no sea la vida de otro inocente – dijo Deidara deprimiendo un poco a el kitsune

-          pues si les llego la hora, les llego la hora – comento tranquilo Gaara, caminando junto a ellos, los tres se acercaron hacia su Dios y esperaron su misión

-          bien, Gaara tienes que ir por el alma de una mujer en la calle 19 de la Av. Herrera, una mujer murió atropellada hace 5 minutos – contesto Madara y al instante Gaara se fue sin decir nada – Deidara, al parecer unos jóvenes estuvieron jugando con armas y uno murió, es por la zona de el Gimnasio de konoha, ve antes que su alma se pierda… - Deidara partió a su destino – y tu… naruto… - espero un poco y continuo – un joven esta a punto de morir en el Hospital de Konoha, ve con el y matalo antes que siga sufriendo

-          jai! – contesto animoso, la verdad era que no le gustaba el trabajo que le había tocado, pero de alguna forma, sentía que si así ayudaba a las almas que lo necesitaban para ir por el camino del bien, pues estaba feliz con eso

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Naruto llego al hospital, le gustaba imitar películas de espías, y como nadie lo veía se le hacia mas emocionante, se pegaba a la pared, se escurría entre los cuartos, imaginaba accesorios, en fin, era todo un niño en pleno juego, hasta que llego a la habitación 105, entro rápidamente pero lo que vio lo dejo pálido, vio a el mismo chico que había conocido un año atrás, un día antes de su muerte, cuando cayo del árbol, ese momento mágico en que unieron sus miradas, pero ahora era diferente, el chico estaba mas pálido de lo normal, tenia una mascarilla de oxigeno además de unos objetos mas que Naruto nunca había llegado a aprenderse su nombre, además de según naruto ‘la bip’ es decir la maquina que repetía y repetía ese ruido del BIP~, BIP~ que siempre le divertía ver y escuchar el BIIIIIIIPPP~ largo, lo hacia entender que ya tenia que llevarse esa alma; pero en este caso, no quería, no quería matarlo, sentía que ese chico tenia mucho mas que vivir, mas que conocer, mas por hacer en esta vida que simplemente morir, el rubio se apoyo contra la pared y se dejo caer, estaba confundido, quizás no era por ese sentimiento, quizás… era que ese chico despertaba algo extraño en él, algo que el entendía perfectamente porque Madara, siempre les hablaba de los buenos sentimientos que se tiene que tener cuando uno se esta en la tierra: la paz, la armonía, la solidaridad, el cariño, el respeto, la bondad y entre tantas la que mas representaba a ese sentimiento, el amor.

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Pasaron unas cuantas horas y Deidara y Gaara ya estaban de regreso, solo faltaba naruto que no se encontraba, cuando los dos iban a salir a buscarlo llego caminando lentamente y cabizbajo, con unos aires depresivos sobre ella, pero bueno Gaara no le tomo mucha importancia, con eso que no era capaz de demostrar sus emociones, Deidara por el contrario siempre había querido a Naruto como su hermanito menor, y por eso iba a ir a preguntarle cuando fue parado por Madara, quien se le acerco al rubio

-          ¿que sucede naruto?  - fue lo primero que se atrevió a preguntar, el rubio, le dio una sonrisa algo fingida y le dijo al odio “tengo que hablar con usted” de este modo se alejo un poco, hasta una zona alejada en donde se sentó y miro nostálgico hacia la tierra; llena de tragedias, corrupción, desastres, no comprendía porque pero… quería regresar… quería volver a estar en ella, volver a sufrir con la vida, volver a pasar por las mismas experiencias, aunque sea maltratado por su padre como cuando estaba vivo, aunque se crea una basura como cuando estaba vivo… quería regresar… de alguna forma… todo esto había comenzado cuando volvió a ver al azabache.

Madara se sentó a su lado, y miro la tierra por unos instantes, veía como en ella, por cada minuto que pasaba morían alrededor de 100 personas en todo el mundo, no podía comprenderlo, porque todos desaprovechaban la vida que se les daba? Porque la malgastaban tomando, fumando, drogándose, matando, matándose… porque? Era lo que siempre se preguntaba pero nadie sabia responderle con una respuesta concreta, en fin, dio un suspiro y volvió su vista hasta Naruto.

-          ahora si me dirás… ¿que te pasa? – le dijo

-          Madara-sama… gomenasai… - dijo en un susurro, pero sabia que Madara lo había escuchado claramente

-          Porque naruto… ¿Qué hiciste? – pregunto algo preocupado, conociendo a Naruto no era de pedir disculpas a menor que sea algo muy grave, una travesura que llego a demasiado, como las tantas otras veces

-          Ese es el problema… no hice nada… - sus ojos celestes se empezaron a aguar y se ruborizo un momento – no puedo matarlo… no a él…

-          ¿Por qué? Es un pariente tuyo? – pregunto Madara, pero naruto simplemente negó con la cabeza – entonces… mira Naruto… no puedes dejar de cumplir con tus misiones por simple capricho porque si es así un día Deidara y también Gaara… -

-          por el morí Madara-sama… - dijo Naruto soltando unas lagrimas, unas pequeñas y cristalinas lagrimas que brillaban al caer

-          pero Naruto… no puede ser… tu moriste por salvar a un niño, por eso estas aquí… porque tienes uno de los mejores corazones que el mundo ha podido poseer… y si no es así… por favor explícamelo…

-          lo que paso es que… un día antes lo había conocido… ese día estaba huyendo de casa… me iba a matar Madara-sama… estaba alejándome porque me iba a intentar ahogar… pero cuando caminaba por una de las tantas cuadras escuche un gatito, el no tenia porque estar ahí, y el hecho que yo tenga problemas no significa que me seguiría de largo, y cuando subí por el gatito una rama se rompió, pensé y rogué en ese mismo momento morirme pero… el estaba ahí… caí sobre él… desde ese día no pude dejar de pensar en volver a verlo, por eso al día siguiente pase por la mismas cuadras que ese día esperando encontrármelo, yo nunca había pasado por ahí, pero ahora lo hice por él… ahí fue cuando me encontre al niño… y lo salve… - confeso el rubio quien ya estaba siendo abrazado por Madara, Deidara, quien se encontraba escuchando la historia desde lejos, unas lagrimas aparecieron por sus ojos azules opacos, bueno, aunque solo se podía ver uno de ellos por el mechón que cubría el derecho se sabia que ambos lloraban

-          entonces… quieres que mande a Gaara o a Deidara por su alma Naruto? – pregunto Madara, sintiéndose mal, y de nuevo se pregunto el porque de esa situación, habiendo tantos corruptos, delincuentes, sádicos en el mundo, Naruto, un chico con el corazón de oro tendría que haber sufrido tanto en la tierra y ahora sufría en el cielo, ¿Por qué? Porque la vida es tan cruel?, no… Madara no seria el que siquiera con el sufrimiento del rubio, por eso en su cabeza se empezó a formular una solución al problema, aunque rompiera una regla importante del paraíso lo haría, por ver feliz a Naruto, al menos por un corto tiempo, pero para esto necesitaba la respuesta a esta ultima pregunta

-          no, - contesto Naruto – yo no quiero que el muere, quiero que siga su vida, así no lo tenga aquí… yo se que él tiene mucho mas para dar y quiero que lo de en la tierra, hasta que ya viejo, le llegue la hora… - dijo Naruto sonriendo, si, eso era lo que el quería para Sasuke

-          perfecto, entonces ya se que aremos…

CONTINUARA…