Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Help me por Ebediyet

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Disclaimer: Katekyo Hitman Reborn! No me pertenece


Help Me


Como cabeza de una reconocida familia de mafiosos debía de mantener la compostura, o por lo menos, era lo que le recalcaban cada que fuera posible; sin embargo, pasaban por alto sus afamados atributos como el "perdedor Tsuna" y es que el, haciendo un preciso honor a aquel sobrenombre, zanjaba con torpeza todos los asuntos importantes que le rodeaban. Desde siempre había sido de esa manera.


Recalcando interminables veces su apodo en medio de un orgullo extravagante y patético. Claro, con la simple excusa de "Soy un perdedor". Toda su vida había sido el mismo asunto, tropezar, escuchar las risas ajenas y luego levantarse con los brazos en la nuca y una sonrisa nerviosa; pero, al estar frente a las llamativas bombas que lo abrazaban en una cortina peligrosa e indefinible; las balas salidas de un cuento de ciencia ficción que amenazaban su dignidad y vida con el brillo de su metal contra el sol o en un violento campo de batalla, no todo terminaría siempre a su favor.


Lo comprendió en el instante que, se encontró tirado en el piso bajo la sombra de un enorme árbol. Algunos rayos de sol chocaban contra su cara sin piedad, cegándolo, y a su vez, obligándolo a apretar sus parpados con fuerza.


Cierto dolor recorrió su espina dorsal haciéndolo retorcerse con pesadez y atrayendo sus torpes manos hacia su abdomen. Junto las rodillas contra su torso intentando desaparecer una cierta molestia que lo abatía. Sus labios se oprimieron, chocando contra sus dientes, contrayendo de sufrimiento en un efímero suspiro.


Entonces el dolor desapareció como arte de magia de su pequeño y tembloroso cuerpo, dejando solo el temor de su regreso. Tsuna abrió sus ojos encontrando una sonrisa amigable.


Retrocedió un poco hasta chocar su espalda contra el tronco del árbol que le protegía de los calurosos rayos del sol. Luego, suspiro lentamente, permitiendo a sus pulmones absorber el aire que los tranquilizaría, reavivando sus sentidos.


Una mano se extendió frente a el, ofreciendo una pequeña ayuda en vista de su estado. Sus ojos se dirigieron luego, a los amigables y dulces orbes de aquella persona frente a el. Sus manos temblaron con cierto desconcierto, atrayendo un mal presagio por toda su conciencia.


Su cabeza giró de izquierda a derecha, intentando tranquilizar las trampas de su propia y retorcida mente. Era simplemente imposible que en aquel pacifico rostro, o que en aquel dulce cuerpo existiera cualquier rastro de maldad o si quiera, llegase a tocar en el filo de sus pensamientos. Debía de confiar en las personas, eso debía.


Le extendió su mano, aceptando humildemente su ayuda. Pronto, la brisa choco contra su cara, y cuando sus mirada se lo permitió, se vio atrapado entre los brazos de aquella dulce persona.


-Tsuna-san, me gusta mucho su camisa-Confesó recorriendo el abdomen del Vongola con sensualidad. Una descarga eléctrica descendió por la espalda del jefe mafioso. Esto no se supone era el carisma de las personas, esto iba más… allá.


Sucio, perverso y más…


-¡Alguien sálveme!, ¡alguien!-Gritó alzando las manos en el aire, moviéndolos con desesperación -¡Me están violando!


Violar. Una palabra tan grata que causaba cierta conmoción. ¿Cómo fue que termino de aquella manera? ¡Maldita su inocencia! Por primera vez en su vida, desearía estar rodeado de bombas y balas, solo por esta vez. Rezó en su mente al ser incapaz de pedir socorro por la mano que se sitúo sobre sus labios.


-Silencio Décimo, no querrá que nos descubran ¿cierto?-Susurró a su oído. Una gota de sudor resbalo a través de la frente del Vongola, sintiendo como su razonamiento y calma dejaban de existir en ese momento. Aquella voz lo estaba embriagando, y el desliz del aliento de aquel peliazul sobre su cuello le ocasionaba un cosquilleo incesable.


¿Placer? ¡No! ¡El pobre estaba a punto de orinar los pantalones!


Estaba a punto de resignarse cuando escucho lo llamaban por la espalda.


-¡Décimo!-Nunca en su vida se sintió más aliviado. Podía sentir como la tensión de sus hombros desaparecía haciéndolos descender lentamente.


-¡Teme como te atreves a hacerle eso al Décimo!-El agarre sobre el desapareció, dejando un enorme vacío de separación entre sus cuerpos.


Pudo observar como Gokudera Hayato sacaba de entre los bolsillos de su ropa varios explosivos, y de los que pronto, una llama empezó a recorrer la punta de su mecha con rapidez, logrando escuchar un "shhh" peligroso y ya común para sus sentidos. Al otro extremo con un imperturbable semblante, el peliazul observaba indiferente los movimientos del peliplata.


-¡El único que puede tocarlo es su mano derecha!-Grito con voz firme. Tsuna sintió como si algo se quebrara dentro de si. ¿Qué había dicho Gokudera-kun?


Pronto las bombas inundaron el aire para descender son brutalidad sobre su cabeza.


-¡Ahhhh! ¡Ayúdenme! ¡Alguien!-Pedía corriendo en un sentido caótico en un acto de auto-protección a su vida de perdedor.


Pronto sintió como tiraban de sus brazos, como si quisieran desprenderlo de ellos. Pudo, después, ver a Gokudera Hayato y a un ahora identificado, Mukuro Rokudo, tirando de cada uno de sus debiluchos brazos, mientras discutían incoherencias como "El es mío" "A el le gustan las cosas que yo le puedo dar" "Soy el único que le puede quitarle la virginidad" y demás cosas que prefirió pasar por alto.


-¡Reborn!-Grito al percibir la diminuta silueta del Arcobaleno, sintiéndose rotundamente afortunado de ello -¡Sálvame Reborn!


El Arcobaleno se detuvo dirigiendo su mirada fija a Tsunayoshi Sawada. El jefe Vongola percibió un movimiento en la cabeza de su tutor, aparentemente León estaba inquieto, tal vez demasiado. El Arcobaleno se dio media vuelta comenzando a caminar normalmente a través de las sombras de los árboles.


-Debes de aprender a resolver tus propios problemas -Pronunció desvaneciéndose a la distancia. Tsuna podría jurar haber visto una sonrisa sádica en los labios de su tutor, una ya tan conocida que implicaba el sufrimiento de cierta persona, él.


-¡Ahhh!


Poco le quedaba hacer, debía de resignarse, después de todo, un buen jefe Mafioso tenía que vivir peligrosas experiencias que lo fortalecieran, sin embargo, esa clase de experiencias no iba dentro del concepto que tendría que vivir.


Al menos, habría una moraleja dentro su tortuosa experiencia. Nunca confíes en nadie, sobre todo si ese alguien se ha declarado tu eterno acosador.

Notas finales:

Se perfectamente que no hay nada por que desangrarse, de hecho solo es una pequeña escena mental, pero aun así, con el summary estoy segura de que decidieron echarle un ojo, ¿cierto? Una pequeña bromita de mi parte.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).