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Punishment por Ebediyet

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Disclaimer: Code Geass no me pertenece

Punishment


Aclamaban las trompetas su presencia desde la lejanía. El mundo guardaba silencio a su paso. El dictador Lelouch vi Britannia, era un ser despreciable. Había engañado, matado y sacrificado para obtener posesión y poder.

Sentado en su silla de madera y terciopelo rojo alzaba la mano con decoro, saludando al silencioso pueblo Eleven. Los niños se aferraban a la mano de su madre con fuerza, mientras que las mujeres dirigían una mirada cargada con desprecio al gran Emperador del Sacro Imperio Britannia, Lelouch.

El automóvil real se detuvo lentamente, el emperador baja sus manos, mientras su rostro, alegre y orgulloso, se conjuga a uno lleno de preocupación. Durante un instante el silencio reina. El emperador se levanta de su asiento, el viento golpeaba su pálido rostro, su capa es elevada y movida con elegancia en el aire. Sus ojos le muestran en la lejanía una vestimenta negra y la espada de la justicia en mano.

-Zero ha aparecido!- Gritaron los oprimidos elevens con alegría. Si Zero estaba aquí, las esperanzas también lo estarián.

Entonces Zero corre, atravesando la guardia real, policías y civiles. Llega ante presencia del dictador Lelouch, en tanto, su mirada se clava fijamente en la suya, una sonrisa nacía de aquellos labios pálidos y carnosos. La funda es separada de su espada, deslumbrando su metal con los rayos de sol.

Avanza algunos pasos hacia el hombre vestido del blanco más pulcro. Su mano arroja al suelo un pequeño objeto. Una cortina de humo los rodea.

-¿Lo estas dudando Suzaku?- Pregunta el emperador tomando un mechón de cabello negro entre sus largas manos.

Entonces el gran Zero se despoja de su mascara, provocando que su cabello castaño se adhiera a su rostro. Se miraron fijamente, sin parpadear ni un instante. El morocho avanza unos cuantos pasos hacia el castaño, quedando frente a frente del cuerpo frío de Suzaku Kururugi. Su temblor es constante, al igual que los latidos de su corazón.

El morocho puede sentir como en sus iris aparecen rastros cristalinos, muerde sus labios con fuerza, intentando suprimir la punzada certera.

-Siempre te amé-Confesiesa de repente.

Suzaku levanta su vista, encontrando una visión cristalizada y débil, la parte mortal de Lelouch vi Britannia. Sonríe, aquella persona era hipócrita, cruel e inhumana, pero ahora encontraba un mundo lleno de inocencia, sin falacia o complejidad alguna dentro de aquellos ojos púrpuras.

-Yo también, aunque seas un maldito dictador-Respondió cortante.

El morocho tomo el rostro vacilante del castaño, acariciando sus mejillas con tranquilidad y delicadeza, disfrutando la amabilidad de su piel. Sus labios se juntan con los de Kururugi, ambos cierran sus párpados. Sus lenguas jugaban inquietas en la boca del otro y su pecho latía con fervor, intentando salir de sus pechos.

La felicidad y paz se desvanecen en el aire. Se separan, mirándose por ultima vez, juntando sus manos, las yemas de sus dedos se separan sutilmente, ninguno quiere decir adiós.

El emperador levanta la vista orgulloso. Zero se coloca su mascara. Se separan poco a poco, quedando lo suficiente alejados para no escuchar sus propios latidos y sollozos.

Su propia imagen infantil aparece visualizada. Ambos tan inocentes, tan soñadores, juraban que harían de este mundo un lugar más amable, ¡que bellos eran los viejos tiempos!, ¡que bello era el día de hoy!

-Adiós Lelouch vi Britannia, ha sido un honor seguir sus órdenes- Susurra haciendo una reverencia.

-Adiós Suzaku Kururugi, un gusto coincidir en esta vida-Dice inclinándose levemente, correspondiendo su gesto.

El humo se disipa, el pueblo de Japón observa atento. Zero clava su espada en el pecho del emperador, atravesando su corazón, eliminado así la molestia más grande del mundo.

Sus lágrimas se derraman. La sonrisa de Lelouch es tan punzante, y trae remordimiento consigo.

Saca su espada del pecho del moreno, este se recarga en sus hombros.

-Este es tu castigo por tu pecado-Dice débilmente cubriéndose paulatinamente de la sangre cálida de Lelouch.

-También es el tuyo, a partir de hoy llevarás la carga del mundo en tus hombros.-Responde gelidamente, llevando su mano a la mascara de Zero.

Entonces el emperador cae por el precipicio, su sangre es derramada en la bandera de Britannia. La cautiva Nunally vi Britannia se dirige a su hermano tomando de su mano. Imágenes de los recuerdos de oni-sama se fusionan con sus memorias. Aquel ser creía despreciable, mantenía una sonrisa fresca y orgullosa, aún cuando sus ojos se cerraban con pesadez.

Entonces sus latidos de detuvieron, sus párpados se cerraron y su pecho no subió ni bajo más, su tiempo se había congelado. Emprendió un grito al cielo, comprendiendo su ingenuidad, oni-sama siempre había sido una buena persona, y a pesar de sus pecados se redimió al final, su camino estaba destinado al cielo.

Las campanas se escucharon a lo lejos, las aves volaron de los altos edificios hacia la infinidad. El pueblo Eleven grito con júbilo.

- ¡El emperador esta muerto!

Las risas se los hombres, el llanto de los bebes y el silencio de las mujeres se presenciaron en la Capital Eleven.

Zero otorga su espalda al fallecido emperador de Britannia, no sin detener las lágrimas que recorren sus mejillas una a una sin freno alguno. Se aleja con sus manos teñidas de carmesí "A partir de hoy llevarás la carga del mundo en tus hombros". Aprieta los puños mientras sus ojos se cierran impotentes ante tanta oscuridad. La fotografía sepia del héroe más grande del mundo se escondía tras una inmensa mancha carmesí..

-¡Zero!

-¡Zero!

Se escuchaban las alabanzas del pueblo Eleven. Rie irónico, Zero no era quien debía ser alagado, quien debía de serlo era Lelouch vi Britannia, poseedor del Geass más poderoso, el pecador más grande de la humanidad…

Notas finales:

Algo triste, tal vez no debí publicarlo, pero me gusta la idea de un final más romántico entre Lulu y Suzaku.


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