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¡Semana con mi suegra! por MaYani

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Notas del fanfic:

¡Hola! Este fanfic es de una idea bastante loca xD. No recuerdo que se haya mencionado a lo largo del manga a la mamá de Usagi que no sea en el primer capítulo y cuando le dicen que él y Haruhiko son hijos de distintas madres, y si se lo ha hecho, me he olvidado completamente y perdón por el error. 

Fue una idea muy loca que se me ocurrió al ver una película (ya se imaginarán cual es) y, como Misaki tiene una facilidad tan grande en meterse en problemas, pensé que sería divertido. 

Notas del capitulo:

Junjou Romantica ni sus personajes me pertenecen. 

 

Takahashi Misaki nunca pensó que le tocaría vivir eso, o al menos no con esa persona que tenía como pareja. Observó con desgano el aula de clases, el reloj y a sus compañero que reían divertidos mientras charlaban entre ellos. Cuando terminaran las clases, tendría que ir a su hogar a hacer las valijas y partir viaje para ir a pasar una semana en la casa de su suegra; no sabía en qué momento aceptó esa propuesta de esa señora que un día llamó como si nada y los invitó con la sola excusa de  “¡quiero conocer a la pareja de mi hijo!”, pero aunque Akihiko se rehusó, Misaki creyó lo mejor ya que aquella mujer tenía los derechos más privilegiados con el escritor, así que, por primera vez en la vida de ambos, hicieron lo que el castaño quería.

 

—¡Oye Takahashi! ¿Quieres comer con nosotros? —Preguntó un chico de cabellos rubios y ojos color miel mientras se sentaba al lado de su asiento.

 

—¿Eh? —Lo miró algo incrédulo, ¿de verdad alguien le estaba hablando?

 

—¡Vamos Takahashi! Come con nosotros, ¡Sumi nos ha dicho que cuidemos de ti y eso haremos! —Agregó otro muchacho cuando se acercaba al lugar donde se encontraban ellos, junto con tres hombres más y dos mujeres que reían divertidos y le esbozaban una cálida sonrisa.

 

—¿Él dijo…? —Los orbes de Misaki quedaron como platos, ¡Sumi sí que era un gran amigo! A pesar de ya haberse graduado, le había dicho a sus amistades que estén junto a él.

 

Misaki no tuvo más opción que aceptar, así que tomaron sus cosas y cuando sonó la campana se dirigieron hacia la cafetería.

 

Por lo menos, si hablaban de otra cosa, se podría mantener distraído y tranquilizarse con respecto al viaje.

Todos ordenaron sus comidas y se sentaron juntos en una gran mesa redonda. El castaño tan solo tomó una bebida porque ya había desayunado abundantemente en la mañana y se quedó escuchando como aquellos “nuevos amigos” hablaban de deporte, música, comida y cosas por el estilo.

 

—Y dime, ¿cómo es vivir con él?

 

Una voz femenina lo sacó de sus pensamientos, levantó la cabeza.

 

—¿Eh?

 

—De seguro tienes un montón de modelos a tu disposición, ¿verdad, campeón? —Río uno de los chicos mientras lo miraba fijamente a los ojos.

 

—¿Cómo? ¿De qué hablan? —El castaño casi se golpea la cabeza como estúpido al no reparar a qué se referían.

 

—¡De ese ultra sexy escritor Usami-sensei! —Exclamó una joven y lanzó un grito de fanática.

 

“¿Ultra-sexy?”, pensó para él mismo y pudo jurar que su cara en algún momento se volvió de color verde al imaginar a aquella persona de la cual se referían.

 

—Emmm… Bueno… etto… —Musitó sin saber bien qué responder y se tuvo que morder la lengua para no dejar en evidencia que ese tan magnífico escritor en realidad era la persona más caprichosa, inútil y pervertida que había conocido en su vida. No pudo evitar sonrojarse levemente.

 

—¡Ya, deja a Takahashi en paz, Kotoko-chan! —Interrumpió otro muchacho la conversación—, ¿no ves que él es hombre y le importa un maní lo que haga o deje de hacer ese tal Usami? ¡De seguro mientras hablan de esto él está pensando en ropa interior femenina en miniatura!

 

Ante ese comentario, otra mujer lo golpeó en la cabeza.

 

—¡Claro que no! ¿No ves que el niño es una lindura? ¡No lo metas en tus perversidades!

 

Misaki se quedó divertido escuchándolos pelear, al menos, había podido zafar de una.

 

—¡Yo lo meto donde quiero! —Tomó un sorbo de su bebida y prosiguió—: ¿Qué vas a hacer en vacaciones? —Dibujó una sonrisa pervertida en su rostro—, ¿vendrás de putas, con nosotros?

 

—¿E-eh?

 

Sin saber qué responder, volteó su mirada a las chicas, luego a los jóvenes de nuevo, una vez más a las muchachas y finalmente a sus compañeros.

 

—Etto, yo… Su-suegra —logró tartamudear mientras acallaba sus nervios.

 

Los compañeros se miraron entre ellos con los ojos gélidos. ¡Genial! Acababa de decir una de las más estúpidas revelaciones que podría haber dicho.

 

Luego de unos segundos, los chicos y las chicas literalmente se abalanzaron sobre él.

 

—¿Así que tienes novia, Misaki-kun? —Preguntó entre ansiosa e intrigada una de ellas.

 

—¿Y qué tal es? ¿Te la presentó ese Usami? ¿Medidas?

 

Misaki se puso tan o más rojo que un mismo tomate. Las manos le empezaron a temblar y el sudor pasaba por su frente.

 

—Bueno… Yo… N-no

 

—¿No pueden ser un poco más precavidos? —Retó una joven—¿no ves que el chico está a punto de vivir uno de los más grandes castigos de la vida? ¡Irá a la casa de sus suegros! ¡Ténganle compasión!

 

—Vamos, no es tan malo, yo creo que mi suegra me quiere, si es un ángel—Dijo una muchacha con una gran sonrisa en su rostro—. Cada vez que voy a su casa, ¡me hace un té con una torta muy rica!

 

—¿Y te lo tomas así como así? —Preguntó sorprendido uno de los chicos— ¡Yo tendría cuidado en que le haya puesto algún veneno o algo…!

 

—Eres muy infantil, Jonuchi-chan —rió la muchacha—, ¿cómo alguien podría hacer semejante cosa?

 

—Tú eres muy inocente, Kotoko-chan…—Suspiró —, la mayoría, solamente se hace la amable al principio, pero en realidad está esperando a algún bajón de parte tuya, como un comentario, una acción o algo, para luego ¡zas! —Dio un golpe en la mesa que hizo que todos temblaran—, usarlo en tu contra para hacerle ver a tu pareja que no eres la mejor para él o ella.

 

Los demás compañeros, que escuchaban atentamente la conversación, cruzaron sus brazos y asintieron en signo a que estaba en lo correcto. Otros, que no participaban de la charla pero habían logrado percatarse de lo que hablaban, se miraron con el compañero que tenían al lado y murmuraron un “es verdad”

 

—Vaya…—Comentó la chica pensativa—, nunca lo vi así… Supongo que deben tener razón.

 

Misaki casi se da la cabeza contra el piso al escucharlos, en vez de haberlo apoyado habían empeorado más la situación, sentía que estaba al borde de un paro cardíaco.

 

—Como sea…—Inquirió otro hombre— por el bien de tu vida, asegúrate que si quieres darle durante ese periodo que estés en su casa, que no esté su mamá y ¡mucho menos su papá o su hermano! Los hombres son muy celosos de que alguien les quite a su pequeña niña.

 

El castaño sintió que tenía los pelos de punta, no solamente porque su pareja no era precisamente una “pequeña niña”, sino porque el que tendría que controlarse de “no dar” no era él, era tan vergonzoso asumir que él era un Uke.

 

—¡Vamos! Takahashi es muy inocente, de seguro es virgen.

 

—¿En qué siglo te quedaste? —Todos miraron rápidamente a Misaki—, ¿lo eres?

 

Misaki por poco entró en un ataque de pánico. Intentó calmarse y ordenar sus ideas mientras las manos le sudaban como si se fuera a morir.

 

Por suerte, el ruido de la campana para que volvieran a clases acalló todo tipo de comentarios. El castaño agarró todas sus cosas rápidamente y corrió al salón de clases sin siquiera saludar a sus nuevos amigos, aunque pudo escuchar un quedado “nos vemos” de parte de ellos.

 

OoO

 

Misaki llegó al departamento cansado y agitado. Cuando abrió la puerta se encontró con el escritor quien revisaba su manuscrito sentado en el sillón.

 

—¿Cómo te fue?

 

Sintió como si le dieran una patada en el hígado al recordar esas conversaciones universitarias. Lo miró con enojo, después de todo, ese idiota tenía la culpa de todo lo que había pasado, ¿o no?

 

—¡Cállate! ¡No quiero hablar!

 

Akihiko dirigió un cigarro a sus labios.

 

—Sabes, con respecto a lo de mi mamá… No hace falta que lo hagas si no quieres.

 

El universitario miró hacia abajo y no pudo evitar que su cara se tiñera de diferentes colores rojizos.

 

—E-está bien, yo lo he decidido…

 

El escritor le sonrió extremadamente feliz y se acercó a él para darle un suave beso en los labios.

 

—De acuerdo, prepara tus valijas, para que vayamos.

 

Y así, Takahashi Misaki, estaba a punto de vivir una de las más largas semanas de su vida en la primavera de sus veintiún años. 

 

Notas finales:

¡Hasta acá el primer capítulo! xD

En el próximo: La llegada a la casa de la suegra, lemmon y más. 


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