El día era hermoso, dos chicas caminaban por aquel lugar donde tiempo atrás habían logrado unir a dos enamorados: Light y L. Ayane se preguntaba el cómo estarían después de tiempo de no verse, exactamente un año.
- Alhen...
- ¿Qué pasa?
- ¿Cómo crees que se encuentren esos dos después de tanto de no vernos?
- Bueno, de Light me vale pepino, de L espero que bien.
Ambas muchachas habían cambiado mucho, más Alhen. La pelinegra tenía ahora un nuevo look, sus cabellos lucía un poco más largos mientras ahora vestía de manera diferente. En las puntas de su cabello había colores rojos y azules. Su amiga vestía un atuendo más veraniego de color azulado.
Habían llegado al fin, esperando ver a aquella parejita como antes de marcharse. Entraron pero algo había de raro... ni Light ni L se encontraban.
- Alhen, ¿Dónde crees que estén?
- No tengo idea.
Ambas muchachas entraron al local y preguntaron por los chicos, el dueño les respondió que hace mucho habian dejado de trabajar. Las muchachas se decepcionaron al saber aquello.
- ¿Ahora cómo los encontraremos Alhen?
- No lo se, no puedo saber a donde les haya dado la gana irse.
Ayane pensaba en la forma para lograr encontrar a esos dos.
- ¡Lo tengo!
- ¿Qué cosa?
- La forma de encontrarlos.
- ¿Cómo?
- Vamos.
- ¿A dónde?
- Ya lo verás.
Dijo sonriendo la rubia mientras literalmente arrastraba a Alhen. Se diriguieron a una biblioteca y entraron. Después de varios minútos que se hicieron eternos a Alhen, Ayane tomó un libro y lo abrió leyendo su contenido. Alhen esperaba inpaciente la razón por la cual debían estár en esa biblioteca leyendo un libro.
- Oye... ¿Para qué estamos aquí?
- Lo encontre.
- ¿Qué cosa?
- Lo que buscaba.
- ¿Qué es?
- Esto, mira.
Le puso el libro en la cara y pudo observar direcciones, tantas que se mareo de tantos nombres y números distíntos. Ayane dijo al fin la razón de todo.
- Buscaba la dirección de uno de ellos y lo encontré, pero esta lejos.
- ¿Qué tanto?
- Mucho, deberemos irnos ya para poder llegar.
- ¿Cuál es la prisa?
- Es un secreto. Vamos.
- Ok.
Así, ambas se diriguieron a una estación de camiones y abordaron el que las llevaría a su destino. Alhen se sentó junto a la ventana por que le encantaba ver por ella y observar los paisajes. Ayane tambien le encantaba ver por la ventana pero para poder ver la desgracia ajena y reirse de eso. Durante el trayecto vieron a varios individuos en las calles y muchas de esas veces se reían de lo que obserbaron, como una señora que no cabía por una puertecita y por fuerzas quería entrar, una niña a la que se caía el helado y fue a dar en la espalda de un muchacho que estaba agachado levantando unos libros que se le cayeron o otro individuo que hiba en su bicicleta y se le atoró en el vestido de una muchacha y casi se lo rompe.
Justo cuando ya estaban a medio camino el autobus se avería y ellas tuvieron que andar a pie, claro que la pelinegra soltó añgunos insultos.
- Estupido autobus chafa, por eso estamos como estamos, por eso méxico no progresa, por que siempre nos esntán chi$#~¬€%&...ando.
- Calmate, además nos hace bien caminar.
- ¿Hasta donde tenemos que ir?
- Eh... jejejeje.
- Genial.
Así, las dos chicas se diriguieron a una gran choco aventura. Caminaron por diversos lugares hasta conseguir perderse, pués al estar en medio de un lugar rural la vegetación abundaba y como no conocían nada se terminaron perdiendo en un bosque. Alhen ya estaba estresada, le desesperaba no hayar una salida. Ayane estaba más calmada, buscando la forma de salir de aquel lugar lo antes posible.
La noche se acercaba y las chicas aún no daban con una salida. Ayane al ver que no lograrían salir de aquel boscoso lugar no le quedó de otra que buscar donde pasar la noche.
- Alhen, busquemos donde dormir.
- Bien.
Dijo completamente resignada. Encontraron una cueva y se adentraron para pasar la noche, había recogido algo de leña e hicieron una fogata. Pronto, el cielo se nubló y comenzó a llover. Alhen sentía frío y hambre. Ayane sacó de su mochila unos botecitos que contenían comida, como trocitos de manzánas deshidratadas, nueces, gomitas de dulce y lo que más agradó a la triste y congelada pelinegra, unas deliciosas galletas de vainilla con chispas de chocolate.
- Suerte que me previne, ¿no Alhen?
- Galletaaassss... hambreeeee... comeeeerr... ahoraaaa...
La baba se le escurría mientras veía como zombie a las inocentes galletas que estaban destinadas a perecer en la boca de la muchacha. Después de deborar todos los dulces que pudieron se quedaron dormidas y con algo de frío.
Al día siguiente, las muchachas se levantaron e iniciaron de nuevo su recorrído. después de varias horas de camino estaban realmente agotadas. Ayane escuchó algo que no lograba distinguir pero desidió curiosear. Se acercaron lentamente y descubrieron a dos hombres que parecían golpearse. Yane después de distinguir de quién se trataba gritó como loca asustando a su amiga y de paso a los dos fulanos que se vieron interrumpidos.
- KIAAAAAAAAAAAA! no lo puedo creer, son Goku y Vegeta, siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, genial.
Ambos se quedaron sorprendidos al saberse conocidos por aquella jovencita que en su vida habían visto.
- ¿Quién eres?
Preguntó Goku, observando a aquella niña que practicamente se colgaba de su brazo sin poderla apartar. Intentaba quitarla pero parecía estar pegada como pegamento.
- Dejalo, es inútil, ella jamás se soltará hasta que se le calme la felicidad.
Dijo en tono aburrido la muchacha pelinegra. Después de que se calmara Ayane, las muchachas contaron su desventura a los guerreros Saiyajin. Goku llevó a las chicas a su casa donde Milk les preparó algo a las hambrientas chicas.Todos se asombraron al ver que entre las dos fueron capaces de comer más que el propio Goku.
- GRACIAS!!!
Fue la respuesta de ambas muchachas que sonreían felices por haber podido porbar algo para sus estomagos que parecían rugir como lobos hambrientos. Ayane pidio a Goku un favor inmeso, su más grande anhelo.
- Señor Goku, me preguntaba si... ¡Quiero que me entrene!
El pelinegro se quedó con una cara desconcertada pero accedió a la petición de la muchacha.
- De acuerdo, pero te advierto que no será nada facil y el entrenamiento sera muy duro.
- No importa, soy capáz de todo con tal de lograr ser como usted, es mi ídolo lo adoro es usted tan genial.
Sonrojado por los alagos, no hizo más que colocar su mano a la cabeza y sobarse. Vegeta no parecía nada contento con aquello, se supone que Goku y el pelearían para averiguar de una vez por todas quién era el mejor de los dos y de pronto, aparece aquella muchacha y acapara toda la atención de SU Goku. Un momento... ¿Su? eso no era así, pensó mal, si, esa era la respuesta más lógica.
Alhen parecía estar aburridísima, así que trato de distraerse viendo el cielo, por alguna razón, el ver las nubes la relajaba y el tiempo se le hacía corto, siempre soñando, soñaba con L, con lo mucho que pudo haber echo si Light núnca hubiera aparecido en su vida... En fin, las cosas son como son y no tenían forma de cambiar. De pronto recordó que tenían que marcharse. No quería arruiar todo, a su amiga se le había hecho con poder ser entrenada con el más grande guerrero de todo el universo; Goku.
Desùés de algunas horas, Ayane recordó a donde tenían que ir por lo que le pidio de favor a su ahora maestro el poder decirles a donde poder ir para llegar a su destino. No hubo mucho problema pués Goku se ofreció a llevarlas. Vegeta tuvo que llevar a una malhumorada Alhen mientras Goku llevaba a Ayane. Después de varias horas de vuelo, llegaron a donde querían, donde los dos tortolitos vivían juntos.
Ayane tocó a la puerta y enseguida abrió Light Yagami que al ver de quién se trataba se puso azul para pasar a un pálido como papel.
- ¿Qué haces aquí?
- Vinimos a visitarlos Light, ¿Qué, no se puede?
- S-si, pasa.
- Gracias
Al estar adentro, lograron ver una casa muy bonita y acogedora. El estilo era muy modesto y el color predominante era el tono cafe oscuro. En el fondo, se podía ver a un L recostado en un sofá. Alhen se acercó al joven durmiente y lo miró fijamente. Light se acercó a la muchacha y abrazó posesiva-mente a su amado. Ayane habló.
- Light, ¿te parece si nos invitas algún té o café?
- Como gusten... traeré el té.
Se la pasaron hablando casi todo el día, Light más atendiendo a los invitados. Al fin, después de rato, L despertó de su largo sueño.
- Buenas noches, L.
Dijo Alhen dando a entender lo mucho que dormía el pálido pelinegro. L se sentó y tomó una taza de té y la endulzó todo lo que pudo, poniendo tres, cuatro, seis, ocho, doce cubitos de azúcar. Luego de rato, Ayane explicó la razón de estar ahí.
- Light, escucha... la razón de nuestra visita es por que queríamos saber como estaba.
- ¿Por qué pepino se vinieron hasta aquí?
- Bueno, la razón de mudarnos aquí fue para ya no verlas más.
Eso hizo que las chicas lo miraran con una gran sentimiento homicida. L tan solo reía bajito. Ayane estaba satisfecha con su visita.
- Bien, supongo que estarán muy "ocupaditos esta noche" nos vamos.
- Eh?
- Vayámonos ya Alhen.
- Pero... Ok.
Las muchachas salieron de la casita y se dispusieron a marcharse, pero Ayane recordó algo.
- Señor Goku, recuerde que prometió entrenarme.
- Cierto, bien, comenzamos... ¿mañana?
- Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.
La cosa no terminó ahí. Vegeta tuvo que reprimir las ganas de matar a aquella muchacha que se la pasaba con Goku a cada rato entrenando. Alhen era una buena compañera, callada y nada molesta, como si no existiera...
Light y L estuvieron MUY "ocupaditos" aquella noche. Y así, todo ocurrió en uno de los típicos días de estas chicas en...
...EL MUNDO GUAJIRO... CON ALHEN Y AYANE.
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