Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lo que más desprecio en la vida es... por shix

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Bueno, simplemente les pido que lo lean. Probablemente las actualizaciones sean lentas, pero espero que la historia les atraiga lo suficiente como para esperar.

Notas del capitulo:

Al principio mi personaje es casi homofobico. Pero a veces nos volvemos justo lo que más odiamos.

 

Hay muchas cosas que desprecio:

 

Las personas que son: arrogantes, mandonas e hipócritas…

 

 

Los deportistas creídos, altos y fornidos.

 

 

La clase de artes

 

 

Encontrar gente que conozco en algún lugar, y más si no me agradan esas personas…

 

 

Ir a lugares que no conozco y más si no sé exactamente donde están.

 

 

Las apuestas

 

 

La gente supersticiosa

 

 

Que me provoquen

 

 

Hacer escenas, berrinches, frente a otras personas

 

 

 

Y sobre todo…

 

 

 

Los maricones. Son la escoria más baja del mundo…

 

 

 

*_*_*_*

 

Hoy me encontré con John. Es un tipo arrogante, hipócrita… El dice que es más inteligente de la clase, pero eso no es verdad… Lo peor es que… ¡Estaba en el centro comercial cuando me lo encontré!... El me quiso saludar pero yo fingí que no lo veía… Así mejor, para que después no creyera que me agrade…

 

 

Mi primo Daniel, que es varios años mayor que yo, (aunque no estoy seguro de cuentos…), es maestro de artes… Y como si eso no fuera poco, decidió que sería “grandioso” enseñar en mi escuela… Yo estoy seguro que desde pequeño demostré mi aborrecimiento a las artes… y hacia Daniel… ¿Qué hace aquí? ¿Por qué escogió justamente esta escuela entre los 100 que hay?... Seguro para molestarme…

 

 

Mi vecino, que es mi enemigo, es un atleta, alto, grande, fornido e intimidante… Antes éramos bueno amigos… Pero después tuvimos unas cuantas discusiones… Y cuando se metió al club de… Ah de lo que sea en lo que este… Decidí que odiaba a todos los atletas como él… Independientemente de en cual deporte estén… Porque no sé en cual este él….

 

 

Y bueno… Las otras cosas también tenían sus razones… Pero no me lamentaré… A menos que me causen más problemas…

 

 

—Hola Alan…—Saludé a mi amigo

 

 

—Ah, hola Miguel…—Me contestó este.

 

Estaba aparentemente haciendo su tarea… Yo sí la había hecho así que no me importó. Saqué un libro de mi mochila para ponerme a leer mientras esperaba a que Alan terminara de copiar la tarea… Esa era nuestra rutina diaria, por lo menos durante las mañanas….

 

 

Cuando terminó guardo sus cosas soltando un suspiro y entonces se giró a verme empezando a contarme cosas de qué había hecho la tarde anterior. Ese era el momento en que yo cerraba el libro, no sin antes ponerle un separador de un oso panda que mi padre me había regalado, y que era mi favorito por lo tierno del panda, y centraba toda mi atención en Alan…

 

 

Mientras él contaba sus historias, parecía que las experimentaba vívidamente; Pues cuando contaba cosas felices, graciosas, o que aparentemente eran lo que más le emocionaba de su relato, no paraba de sonreír… Con esa boba sonrisa que era gravemente contagiosa… Haciéndome a mí también sonreír, aun cuando no experimentara la misma felicidad que él mientras oía sus relatos…

 

 

*_*_*_*

 

—Oye miguel…—Me habló Alan cuando estábamos en la penúltima clase

 

—¿Qué quieres?— Pregunté en voz baja, no quería que el profesor nos sorprendiera

 

—Bueno… yo… eh…

 

—Habla rápido— Le apuré molesto— No quiero que el profesor nos diga algo…

 

—Ah… sí, claro… Lo siento… Eh, pues… Sé que a ti no te interesan esas cosas pero…

 

—Sí sabes que me vas a pedir algo que no me interesa, no lo hagas…

 

—Ah pero luego dices que Andrés y yo te excluimos

 

—Ah, no metas a esa marica de Andrés…

 

—Bueno, pero lo que te quería decir…

 

—Ya te dije… Luego hablamos…—El se me quedó viendo… No le gustaba que le hiciera eso… Pero bueno, a mi no me gustaba que me hablara en clases…

—Bueno, está bien…Pero luego no te andes quejando…—Me reclamó. Decidí ignorarlo… Ah… Estos niños sentimentales…

 

*_*_*_*

 

—Miguel… ¿Entonces no piensas escucharme?—Preguntó en un murmullo

 

—Ah, sí… Claro que te voy a escuchar… Lo siento, pero es que sabes que no me agrada que me hablen en clases…—Me disculpé

 

—Sí, tienes razón… Lo siento…—Me dijo él, ya hablando normal…

 

—No importa… ¿Qué era eso que me querías preguntar?

 

—Ah… Pues… Que…— Balbuceo poniéndose rojo

 

—¿Qué…?

 

—Que si te gustaría venir a mi casa…—Dijo con los ojos fijos en… En algún punto sobre mi hombro izquierdo

—Ah… Está bien…—Acepte sorprendido de que solo se tratara de eso…—Vaya, pues… Siento haber reaccionado así…—Murmuré más para mi mismo

Nos volvimos a quedar callados… Las clases terminaron

 

—Y… ¿Dónde queda tu casa?—Pregunté al notar que no lo sabia

 

—Ah, sí—Dijo con una sonrisa. Sacó de su mochila, que ya había guardado, su estuche y una libreta de la que arranco una hoja y tomando una pluma garabateo apresurado la dirección y me la entrego— Nos vemos ahí…—Me dijo, mientras él se levantaba apresurado

 

 

—Sí, claro…—Murmuré guardando la hoja sin siquiera mirarla en los bolsillos de mi pantalón

—Bueno, ya me voy… Tengo cosas que hacer… Nos vemos a las… ¿a qué hora puedes?

 

—Ah… no sé… dentro de unas cuantas horas… Tengo que ir a mi casa antes…

 

—Bueno está bien… Nos vemos más tarde… Puedes llegar a la hora que quieras…—Gritó, pues ya estaba cerca de la puerta… Un gesto exagerado pues nuestros lugares no se encontraba a más de 2 metros de la puerta…

 

 

Me quedé sentado un rato más… Pues yo todavía no guardaba mis cosas… Así era normalmente… Yo hacía todo con mucha calma, mi vida no era tan agitada como la de Alan… El todos los días salía casi volando de la escuela… Sabía que tenía algún tipo de clases… En horarios bastante apretados… No tenía idea de cómo aun así tenía tiempo para por ejemplo; Comer con su familia, acordarse de los cumpleaños de sus amigos, hacer reuniones y dormir… Aunque su falta de tiempo explicaría eso de que casi nunca hace tareas… Pero que yo supiera él nunca había reprobado ninguna materia… No era el mejor, ni por asomo… Pero yo en su lugar probablemente no podría…

 

Mi vida sin lugar a dudas era mucho más sencilla… Podía tardarme lo que yo quisiera en llegar a casa, pues no habría nadie… Podría pasar horas encerrado en mi cuarto usando la computadora, viendo la televisión, haciendo tarea, incluso viendo videos porno en internet… Nadie se daría cuenta… Nadie estaba en la casa hasta la noche…

 

Mientras iba saliendo de la escuela mire a las canchas… Ahí estaba ese marica… Andrés… Decidí ignorarlo… No sabía porque siempre tenía la mala fortuna que a donde mirara lo encontraba… parecía casi que se pasaba justo por donde yo estaba…

 

*_*_*_*

 

Me acordé que tenía que ir a la casa de Alan un poco tarde, me alegré por eso… probablemente ya no habría nadie, incluso tal vez, tampoco Andrés, y eso sería bueno…

 

Antes de salir de la casa, busqué en los bolsillos de mi uniforme, que ya no traía puesto, la dirección. Fue sencillo, solo estaba ese papel. Guardé sin leer el papel en los bolsillos del pants que me había puesto. Me puse una chamarra verde obscuro gruesa pues hacia frio. Camine hasta la parada de autobuses y entonces sí revisé la hoja…Horrorizado me di cuenta que no sabía muy bien en donde quedaba…

 

“Bueno, yal vez no tenga que ir” pensé. Entonces caminé de regreso a mi casa. Al pararme frene a la puerta de entrada busqué en mis bolsillos…

 

—¡Mierda!— Mascullé. Había olvidado mis llaves y no tenía manera de entrar… Mis padres llegarían hasta quien sabe qué hora de la noche. Y mi “queridísima” hermana, (¿Se nota el sarcasmo?) tendría ahora mismo una de esas tantas clases de yoga que tanto le gustan… Básicamente, estaba jodido hasta como mínimo hasta las 10 de la noche…

 

Busqué de nuevo en los bolsillos, sabía que por más que buscara, no las encontraría, pero en un momento de frustración como ese, no tenía nada más que hacer.

 

Luego de pensármelo bien, finalmente decidí ir… Ya que tampoco tenía mi celular… La semana pasada, en una pelea tonta, en la que yo ni siquiera participe pero si me pasó a golpear, se me cayó y se quebró la pantalla. Y aun si tuviera mi celular, no podría hacer mucho, normalmente olvidaba y no tenía muchos números ahí… No recordaba si tenía el de Alan, pero probablemente no…

 

Bueno, más o menos tenía una ligera idea de pro donde estaría, conocía la ruta que tenía que tomar… O que por lo menos me dejaría CERCA de ese lugar. Pero en cuanto bajara del autobús, no tendría mucha idea de dónde estaría… pero al menos lo intentaría… Además hacia aun mas frio y prefería estar en algún lugar con clima u algo así antes de que anocheciera…Y no era una opción esperar…

 

*_*_*_*

 

Después de tal vez más de 1 millón de vueltas, creí al fin dar con la casa indicada… Pero como había dado tantas vueltas, sentía el ligero temor de equivocarme y hacer uno de los momentos más humillantes de mi vida…

 

Suspirando me decidí; tocaría. Si me equivocaba, lo más probable era que una pareja de ancianos abriera… Considerando la fachada… Así que no había de que preocuparse. Toqué el timbre.

 

Esperé un largo momento hasta que finalmente alguien abrió. No me había equivocado y eso me relajo bastante… Sin embargo, no todo había salido como esperaba…

 

—Hola Andrés…—Mascullé mientras de un empujón lo apartaba para pasar

 

—Ah, hola Miguel…—Murmuró mientras cerraba la puerta— Creímos que ya no vendrías…

 

—Ah, claro… Me costó bastante llegar…

 

—Me imagino que sí…—Dijo Andrés, caminamos hasta la sala, que en realidad estaba algunos pasos, y nos quedamos ahí… Básicamente porque a pesar de todo, no podía entrar así, tan impertinentemente, a una casa que no me pertenecía y porque de haberlo hecho realmente no tenía ni idea donde estaría Alan.

 

—¿Dónde está Alan?— Pregunté fastidiado ese era el poder de Andrés de molestarme

 

—Ah… Está en su habitación— Me contestó con una sonrisa que solo logró fastidiarme más. ¡No hizo ademan de querer mostrarme DONDE queda su habitación!

 

—Mira maldito niñato, yo no soy la puta de Alan como tú, para saber donde mierda está su habitación. Ahora como yo sé que tú sí lo sabes, me llevaras ahí, ¿entendido?— Le dije molesto. Andrés entrecerró los ojos por el comentario, pero no me dijo nada.

 

Subimos las escaleras que estaban justo al lado de la sala, pero que por un relieve de la pared no había visto. En realidad esa casa era pequeña, pero era bastante linda, colores cálidos y muebles pequeños que hacían ver a la casa, aunque era pequeña, un poco grande.

 

Fuimos hasta el fondo del pasillo, donde había tres puertas. Una justo al terminar el pasillo y dos a los lados, de una de ellas se oían voces, así que supuse acertadamente que esa era la habitación de Alan. Andrés abrió la puerta, dejándome ver un pequeño grupo de personas en un círculo, charlando animadamente. Entre ellas estaba Alan, que parecía ser el centro de atención. La verdad no me sorprendía; se suponía que era algún tipo de reunión organizada por él…

 

—Oh, hola Miguel, creí que no vendrías— Me saludó Alan al verme, haciendo que todos los demás voltearan a verme

 

—En realidad no tuve opción— Murmuré más para mí mismo. Sin embargo, todos los demás escucharon. Alan solo me sonrió, me pidió que pasara… (Y también entro Andrés) y que me acomodara.

 

Tal vez demasiado tarde, ya había pasado mucho tiempo, por estar en las nubes, me di cuenta de que se trataba su pequeña reunión. Estaban hablando sobre justo una de las cosas que me desagradaban. Estaban hablando sobre cosas como leyendas sobre fantasmas, las cosas que se debe de hacer para que no te pase nada malo, y otras cosas de ese tipo. Al darme cuenta, me sentí tan fastidiado, que me salí de la habitación sin siquiera despedirme. Me fui de la casa casi corriendo. ¿Cómo me había podido pedir venir a estas cosas si sabía que a mí no me agradaban?

 

*_*_*_*

 

 

 

Me fui tan enojado, que no note para donde iba exactamente, solamente quería alejarme, y la desorientación que ya de por si traía solo hizo que llegara a un extraño parque. Cuando vi ese parque, me di cuenta que no había venido por el camino correcto, pero había dado tantas vueltas, las que según yo eran, que ya no sabía exactamente para donde tenía que ir…

 

Después del momento de desesperación y molestia, y de dar casi una vuelta entera al parque, tratando de ver para donde tenía que ir. Me adentré en el parque, encontrando unos columpios que parecían muy cómodos. Como siempre cuando ya es muy noche las calles llegaban a parecer tétricas, y estar en un parque en donde los juegos chirrean todo el tiempo, no era uno de los mejores lugares.

Estaba tratando de ignorar los tediosos sonidos, pero sabía que tratar de ignorarlos solo hacía que los escuchara más.

 

 

 

Me sobresalte al oír unos pasos rápidos, ansiosos y agitados a lo lejos… Sonaba a una persona corriendo desesperadamente. Tragué saliva al oír los pasos aproximarse, esperando que pasaran de largo…Pero no lo hicieron.

 

 

 

Cada vez los oía más cerca, y gracias a que los columpios estaban casi enfrene de unos arbustos, me era imposible ver de quien se trataba. Pero tampoco era capaz de mirar, no me quería mover. Aun sentí a la esperanza de que todo fuera mi imaginación, o que esa persona se alejara…

 

Lo que fuese, o quien fuera, que estuviese frente a mí, solamente tenía que atravesar esos arbustos para encontrarme… Siguieron de largo… Me relajé lo suficiente como para soltar el aire… haciendo más ruido del necesario.

 

De repente los pasos cesaron, se volvieron más tranquilos, casi silenciosos… busqué desesperadamente por todos lados, sabía que seguía ahí… Y pronto escuche un ruido, justo detrás de mí. Me gire asustado. Me sentía tan aterrado que no era ni capaz de distinguir quién era, aunque se me hacia ligeramente conocido. Era una persona muy delgada, así que aun con el pánico que sentía, me calmaba diciéndome que alguien tan delgado no me podría hacer daño. Cuando paso cerca de un poste de luz entonces vi su cara, y aunque me sentí enojado, también me sentí aliviado…

 

—Hola Andrés…— Saludé al chico que estaba frente a mí, que estaba jadeando pues como había oído, había venido corriendo.

 

Andrés me miró, con algo parecido a alivio y enojo… Suponía que me había estado buscando, y tal vez se alegraba de verme y estaba enojado por haber tenido que correr tanto. Lucia cansado, se veía, gracias a la luz; sudado… Como si hubiese estado corriendo durante horas. Tampoco me sorprendería que hubiese tenido que hacerlo. No estaba muy seguro de cuánto tiempo había pasado desde que me había ido, pero parecía mucho; considerando que ya estaba completamente obscuro para cuando él me encontró. También algunos mechones del cabello se le pegaban, y otras partes estaban alborotadas. Respiraba dificultosamente, demostrando así; que había estado corriendo mucho tiempo.

 

—…Hola…— Me contestó ya llegando hasta mí y sentándose en un columpio… Su saludo había sonado más como un jadeo, además sonaba muy ronca su voz, como si se hubiese quedado seca… Esperé hasta que su respiración se volviera más calmada, tampoco sabía que tendría que decir realmente…

 

—¿Qué hora es?— fue la primera pregunta que le hice al pensar que ya no le costaría responderme. El me miro confundido, como si hubiese esperado que le preguntara otra cosa, o le agradeciera algo

 

—No lo sé… Tarde, supongo…— Me contesto simplemente… Pareció sumergirse en sus pensamientos, para tratar de pensar que tan tarde era…

 

—Y…—Comencé, sacándolo de sus pensamientos y haciendo que se concentrara en mí de nuevo.— ¿Qué haces aquí?—Le pregunté.

 

—Buscarte…—Me contestó. Sabía que justamente eso era lo que le había preguntado, pero me refería más a algo como “¿Por qué viniste hasta aquí?”…. no esa respuesta

 

—Ah, y… ¿Para qué?— le pregunté, a lo que él pareció no tener respuesta, pues se quedo pensativo.— Te mando Alan, ¿no es cierto?—Se lo había dicho más como una afirmación que como una pregunta, pero él me respondió

 

—No, no me mandó Alan… Simplemente quise saber qué te había pasado…

 

—Ah, pues estoy bien, gracias… Ahora ya puedes irte.—Le contesté molesto, en ese momento no entendí la razón exacta de porque estaba molesto, suponía que tal vez era el hecho de que no tenía ni idea de para donde estaba mi casa, y que no quería ayuda de Andrés…

 

—Bueno, es que yo creía que…

 

—¡¿Qué creías?!—Le grité molesto.

 

—Que te perderías, sabes… Este lugar no es uno de los mejores para vivir… Así que por eso te salí a buscar… De hecho salí casi después que ti. Así fue como me di cuenta para donde ibas, y también sabía que ibas en mal camino… Pero estabas tan lejos que para cuando llegue al lugar donde tú estabas ya no te vi, y entonces… Te he estado buscando…—Sabía que Andrés era ese tipo de chico; Tan preocupado por los demás. Pero aun así no pude evitar pensar que había otro motivo, sin embargo tal vez el me podría ayudar

 

—Bien, pues tal vez sí este un poquito perdido…—Comenté, haciendo que se riera, como diciéndome de manera sarcástica “¿poquito?”— Así que podrías ayudarme…

 

—Sí, claro…—Me contestó sonriendo, pero no dijo nada más…

 

— ¿y bien?— Le pregunté molesto, pues pensaba que me diría para donde tenía que ir

 

—¿Y bien qué?— Me preguntó, luciendo una cara confundida. Me pregunté si realmente no entendía…

 

—¿Me dirás para donde ir, para llegar a mi casa?— Le pregunté y el puso una cara de horror casi

 

—¡No, claro que no! No te voy a dejar ir a estas horas…

 

—Creía que no sabías que hora era…—Le corté y él se enojo un poco

 

—Bien, pues no lo sé. Pero sé que es muy noche. Tú vendrás a mi casa, y ahí te quedaras, ¿Entendido?—Me preguntó firmemente. Probablemente era la primera vez que se dirigía a mí con tanta seguridad. Entendí que eso no era una opción, era un orden.

 

—¿me queda de otra?—Le pregunté con un ligero tono de diversión…

 

El se mostró decidido, y entonces casi sin darme cuenta a pensar, se levantó y empezó a caminar hacia su casa… Bueno eso creía; después de todo yo no sabía ya ni para donde estaba eso… De todas maneras no creía que me fuese a llevar a otro lugar. Y no tenía más opciones. Y me sentía un poco estúpido por haberme ido así, así que también tenía que disculparme con Alán.

 

Caminamos un buen rato, dando vueltas para aquí y para allá. Estaba a punto de preguntarle si sabía para donde estábamos yendo a Andrés, cuando anunció que ya estamos cerca de su casa, señaló una de las casas, y era verdad; era su casa. Cuando llegamos a la puerta, miré la calle, miré la esquina por donde habíamos llegado, y me pregunté cómo rayos habíamos llegado hasta ahí, pero no era momento de pensar en eso, solamente quería entrar… Hacía tanto frío…

Andrés abrió la puerta, y entramos a la casa, Andrés lucia satisfecho, como si hubiese completado una misión súper importante. Me causo un poco de gracia las actitudes de Andrés, muchas veces bien podría confundirle con un niño.

 

—Oye, siento lo de hace un rato…—Le dije, dándome cuenta que no habíamos hablado sobre eso.

 

—¿Sobre qué?—Me preguntó Andrés.

 

—Bueno ya sabes…—Le dije, y él me miró… Comprendí que el “no sabía”—… Por irme de aquí así…—Le aclaré, entonces el comprendió y me sonrió.

 

—No hay problema, no te preocupes… A mí no me molesto, pero tal vez con quien tendrías que disculparte es con Alan…—Me dijo, y entonces… recordé a Alan, tendría que hablar con él— ¿Un vaso de agua?—Me ofreció Andrés, dirigiéndose a la cocina

 

—Sí, por favor…—Le dije mientras caminaba junto a él.

 

Notas finales:

dejen algún review


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).