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Vacio por SpicaDice

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Notas del fanfic:

Hola chic@s! Gracias por leer, espero les guste.

Nunca había escrito nada así (quizá por que no he escrito mucho), pero espero les agrade. Por favor, lean hasta el final.

 

Notas del capitulo:

Nunca esta de más decirlo; los personajes no me perteneces, yo solo los uso para quitarme algunos traumas y sin fines de lucro.

 

Inspirado en un libro que lei de Taylor Caldwell.

Veía a través de la ventana, pero no miraba nada. Estaba parado en su enorme oficina, frente a una de las ventanas que daba hacia la calle. Desde ahí podía observar todo, tenía una vista privilegiada, la ubicación de su oficina se la otorgaba; el mejor edificio de la ciudad y era suyo.


 


A través de la ventana veía el parque, niños jugando, parejas sentadas en las bancas, susurrándose dulces palabras, grupos de amigos conversando. Pero nada significaba nada para él. Veía los edificios a su alrededor, las magnificas estructuras creadas por los hombres; las calles transitadas por automóviles, un ejemplo de la inteligencia humana; las luces artificiales que comenzaban a iluminar. Pero nada tenía significado para él. También podía ver el atardecer, con su mezcla de colores; violetas, morados, rojizos, todos ellos en el orden y cantidad perfecto. Las estrellas comenzaban a aparecer y las veía cintilando en un cielo cada vez más oscuro, podía ver la gran magnificencia de la naturaleza y de un ser supremo. Podía ver todo ello, pero no tenia significado para él.


 


Antes había creído que detenerse a mirar todo ello, buscando algo más que la contemplación, un significado, era una pérdida de tiempo. Y el siempre había estado muy ocupado, logrando alcanzar sus metas y las había alcanzado, tenía todo lo que siempre había deseado, pero en el fondo sabía que no tenía nada.


 


Se sentó en un sillón frente a la ventana y recordó su infancia. Sus padres siempre le habían dado todo lo necesario a él y a su hermano, quizás no fuera mucho, en realidad había sido poco, pero nunca les falto lo esencial: amor. O al menos eso era lo que decía su hermano mayor. Pero para él no había sido suficiente y siendo aun niño se había prometido que no descansaría hasta tener todo lo que quisiera. Y así había sido.


 


Siempre trabajo, al principio en trabajos simples, después aumentando la complejidad, tanto física como mental. Pero había algo común en todos sus trabajos; su desempeño, siempre fue el mejor, nadie se esforzaba ni lo hacía mejor que él y eso lo reconocían todos a su alrededor. Más grande se decidió por ser abogado y logro conseguir el trabajo de asistente en un buen despacho. Estudiaba mientras trabajaba y al final todo rindió frutos, se graduó como el mejor  abogado de su generación y obtuvo un puesto en la misma firma en la que trabajaba. El socio más joven que habrían tenido, 23 años. Y habría porque no lo fue, cambio ese puesto por uno mejor que le ofrecieron al descubrir su talento. Muchos pensaron que había sido una muestra de ingratitud hacia aquellos que tanto lo habían apoyado, pero él no lo pensó.


 


De eso habían pasado ya cuatro años, en donde jamás se detuvo a descansar o disfrutar de lo que había logrado. Con astucia, inteligencia, habilidad y otras cualidades, algunas más comprendidas que otras, había ascendido poco a poco, ahora tenía una firma propia, una de las mejores. Poseía varios edificios en la misma ciudad y tenia negocios bastante prometedores en otras ciudades.


 


Había ganado mucho, pero también había perdido. El mismo alejo a su familia, casi no la veía. Sus padres habían muerto hacia quince años y solo le quedaba su hermano, pero este no comprendía su ansia por poseer, no lograba comprender cuál era su meta. Y él tampoco comprendía a su hermano, lo juzgaba mediocre, ¿Qué más podía pensar de él si se había conformado con un modesto trabajo? Su hermano pudo haber logrado cualquier cosa, también era abogado y conocía sus capacidades. No lo comprendía, no comprendía que para él fuera suficiente estar al lado de alguien.


 


Conocía a la pareja de su hermano, la había conocido hacia más de cinco años. No juzgo malo o inmoral el hecho de que su hermano amara a otro hombre, pero creyó absurdo que fuera suficiente estar con alguien más para ser completamente feliz. No, no entendía como Aioros era feliz solo con tener a Shura cerca.


Por eso se había alejado de su hermano, no lograba comprenderlo y sentía molestia con esa actitud que él consideraba mediocre.


 


En cambio, ¿el era mediocre?,  claro que no, siempre había estado luchando por conseguir más. Pero ahora sentado en su hermosa oficina, viendo el cielo oscurecerse lentamente y aparecer las brillantes estrellas, se pregunto si había llegado al fin a su meta. Tenía todo lo que cualquier persona podría desear; dinero, poder, aprobación. Todo lo que siempre busco alcanzar. Había llegado a su meta.


 


Pero, ¿entonces por que sentía ese vacío?, ¿Por qué al mirar por la ventana solo podía ver?, ¿Por qué nada tenía un significado para él?, ¿Qué era lo que le faltaba?


 


Sus pensamientos fueron interrumpidos, por el sonar del conmutador de su oficina. Se levanto pesadamente del sillón. Por todos los cielos, solo tenía 27 años, pero sentía que el cuerpo le pesaba como si tuviera el doble de edad.


 


-          ¿Qué pasa Saori?- Le dijo a través del conmutador a su secretaria.


 


-          Siento molestarlo señor, pero su hermano le llama por la línea 1, ¿le digo que está ocupado?- Pregunto casi por formalidad la secretaria, ya que siempre que recibía llamada de su hermano daba la misma respuesta.


 


Aioria dudo por un instante.


 


-          No, yo mismo lo atenderé. Comunícame Saori.


 


-           Sí, señor.- Respondió la secretaria extrañada.


 


Aioria espero unos instantes en el auricular.


 


-          ¿Aioria?


 


-          Si, dime en que puedo ayudarte Aioros.


 


-          Vaya, no puedo creer que esté hablando contigo, siempre me dicen que estas ocupado.- Dijo un emocionado Aioros.


 


-          Siento no haber atendido antes a tus llamadas, pero he estado muy ocupado. Dime, ¿pasa algo?- Aioria se pregunto así mismo por que había aceptado la llamada.


 


-          No, nada en particular. Solo deseaba saber cómo estabas.


 


-          Pues estoy muy bien, como siempre, no era necesario que llamaras para eso.


 


-          Tienes razón, siempre estás bien.- Respondió Aioros olvidando las esperanzas de que su hermano hubiera cambiado al menos un poco, guardo silencio.


 


-          ¿Eso era todo?- Pregunto Aioria después de algunos segundos de incomodo silencio.


 


-          No,…- Aioros dudo en decirle.- También quería pedirte que vinieras a cenar con nosotros, tengo algo que pedirte, pero debe ser en persona.


 


-          No entiendo, si deseas pedirme algo, solo dilo. No es necesaria tanta formalidad.- Aioria empezaba a sentirse molesto.


 


-          Por favor, me gustaría mucho verte, no te quitare mucho tiempo,… solo por favor ven a cenar con nosotros.- Aioros se sintió triste por su hermano que guardaba silencio.- Hazlo por los viejos tiempo, solo será una noche, por favor.


 


Aiora no deseaba cenar con ellos, siempre le causaba un malestar extraño y sin sentido el estar con su hermano y su pareja. Pero tampoco podía hacer a un lado el ruego de su hermano, después de todo el lo había apoyado siempre.


 


-          Está bien, pero debo advertirte que no podre quedarme mucho tiempo, estoy muy ocupado. ¿Cuándo será?


 


-          Me gustaría que fuera hoy mismo.- Respondió Aioros con una sonrisa.- ¿Puedes?


 


-          Si, estaré en tu casa a las 8:30, ¿está bien?


 


-          Me parece perfecto.


 


-          Bien, entonces nos vemos.


 


Y sin más Aioria colgó el teléfono. En realidad no quería ir, pero ya había aceptado, así es que tomo su abrigo para protegerse del frio viento de enero y salió de su oficina rumbo a la casa de su hermano.


 


Oo-oO


 


Aioros escucho como cortaba bruscamente la comunicación, pero no le importo, estaba muy feliz. Siendo sinceros no había creído que su hermano aceptara su invitación, pero acepto. Algo había cambiado en su hermano, esperaba que así fuera. No podía seguir con esa actitud hacia el mundo, pasar la vida solo buscando cosas materiales, pasar sin vivir, esperaba que algo hubiera cambiado.


 


-          Siento que no aceptara querido.- Dijo un hombre de cabellos negros al abrazar por la espalda a Aioros.


 


-          En realidad si lo hizo, Shura.- Respondió sonriente mientras se giraba para quedar de frente.


 


-          ¿Acepto?, no puedo creerlo.- Shura en realidad estaba muy sorprendido.


 


-          Así es.- Confirmo pasando sus brazos por el cuello de Shura para besarlo tiernamente.


 


Shura lo estrecho más hacia sí, profundizo un poco más el beso, amaba demasiado a ese hombre, siempre lo había hecho. Tenerlo entre sus brazos lo hacía sentirse completo, que nada mas faltaba en el mundo. Esa dulce sensación de felicidad los iba invadiendo cada vez más, hasta que se separaron un poco por la necesidad de aire y Aioros aprovecho, antes de que ya no se pudieran detener.


 


-          Debemos darnos prisa, llegara en menos de una hora.- Dijo deshaciendo un poco el abrazo.


 


-          ¿Vendrá hoy mismo?- Shura cada vez estaba más sorprendido.


 


-          Si, no podía darle tiempo para que cambiara de opinión.


 


-          Entonces démonos prisa.- Shura no podía evitar sentirse contagiado por la felicidad que emanaba Aioros, cualquier cosa que lograra hacerlo feliz, lo haría feliz a él también.


 


Oo-oO


 


Aioria se dirigía hacia la casa de su hermano, quizá no fuera tan grande o lujosa como la suya, pero tenía algo que la suya no. Y por ese simple motivo, el no saber que le faltaba, evitaba visitarla.


 


El chofer lo había dejado a una calle de la casa a petición suya. Tuvo deseos de caminar, caminaba lentamente como repasando sus pasos, no quería llegar, pero al fin llego. Toco el timbre de la casa y espero. De repente allí estaba su hermano frente al él, con una sonrisa en el rostro, parecía ser realmente feliz, que no le faltaba nada, ¿pero cómo era eso posible?


 


Aioros lo hizo pasar, le ayudo a quitarse el abrigo y lo colgó. Lo tomo por el brazo y lo condujo hacia el comedor, mientras le hablaba de cosas que ni siquiera escuchaba. No podía, ahí estaba de nuevo esa sensación de vacío que le producía esa casa, no lo entendía.


 


En el comedor, terminando de poner la mesa, estaba Shura, la pareja de años de su hermano, y al igual que este, estaba radiante, feliz. Lo recibió alegremente y lo invito a sentarse a la mesa. Después ayudo a su hermano a sentarse y el hizo lo mismo.


 


-          Nos alegra mucho que vinieras, Aioria.- Dijo Shura mientras tomaba la mano de Aioros.


 


Estaban sentados en una mesa redonda, Aioria pudo ver la sonrisa que se formo en el rostro de su hermano al sentir el contacto de la tibia piel de Shura sobre su mano.


 


-          Así es, nos da mucho gusto verte de nuevo.- Aioros confirmo las palabras de Shura.


 


-          A mí también.- Respondió Aioria más bien por cortesía.- ¿Qué es lo que deseas pedirme?


 


El rostro de Aioros se nublo al oír estas palabras, parecía que nada había cambiado en su hermano, siempre tan frio.


 


-          ¿Por qué no cenamos primero?- Shura lo noto y decidió intervenir.- Aioros ha preparado todo y es un excelente cocinero. Hablaremos después de cenar.


 


-          Está bien.- Aioria acepto.


 


Shura y Aioros se levantaron para servir la cena. Comieron casi en silencio, Aioros y Shura eran los únicos que hablaban, comentándole de alguna cosa. Aioria apenas si prestaba atención.


 


-          Bien, entonces ¿de qué hablaremos?- Dijo Aioria en cuanto terminar de cenar.


 


-          Queremos pedirte algo.- Continuo Aioros con una sonrisa que compartió Shura cuando tomo su mano.


 


-          Y, ¿puedo saber qué es?- Pregunto impaciente Aioria, le molestaba darle vueltas a los asuntos.


 


-          Claro.- Aioros estaba cada vez mas sonriente.- Nos gustaría que fueras nuestro padrino.


 


-          ¿Padrino?- Era algo que no esperaba Aioria, se le habían ocurrido otras tantas peticiones, pero no está.- ¿De qué?


 


-          ¿De qué más?, de bodas. ¿Aceptas?- Aioria continuaba hablando y la felicidad creciendo.


 


-          ¿De bodas?, ¿se van a casar?


 


-          Si.- Ahora Shura hablo, ya que la sonrisa de Aioros se borro al oír la respuesta de su hermano.- ¿Te molesta?, porque aun asi lo haremos.


 


Shura no estaba dispuesto a permitir que Aioria ensombreciera su decisión. Sabia lo mucho que le importaba a Aioros la aceptación de su hermano, pero no daría un solo paso atrás solo por él.


 


-          Claro que no me molesta, ustedes pueden hacer lo que deseen, a mi no me afecta. Es solo que no entiendo porque tomaron esa decisión. Llevan muchos años viviendo juntos y hasta ahora se casaran, ¿no les parece ridículo?- Aioria se sorprendió por la decisión de su hermano, en verdad le parecía ridícula.


 


-          ¿Ridícula?- Respondió tranquilamente Aioros.- ¿Te parece ridículo que deseemos hacer nuestro compromiso mas formal?, ¿crees que es ridículo que digamos que nos amamos?, ¿es ridículo decirle a alguien que lo amas y que deseas estar por siempre a su lado?


 


Aioros no se había molestado por la respuesta de su hermano, por el contrario, se sintió triste por el. Nada había cambiado, continuaba viviendo sin vivir, permitiendo que la vida pasara sin disfrutarla, sin que le dejara algo, sin darle significado.


 


-          Siento haberte ofendido Aioros, no quise hacerlo. También siento no poder ser tu padrino, pero estoy muy ocupado.


 


Aioria se sorprendió por la reacción de su hermano. Realmente a él le parecía una decisión ridícula y no quería ser partícipe de ella, por lo tanto se negó.


 


-          Pero, si aun no te he dicho la fecha, ¿Cómo sabes que estarás ocupado?- Aioros replico, deseaba que su hermano estuviera presente ese día que significaba tanto para él.


 


-          Mañana salgo de viaje y estaré fuera de la ciudad por al menos seis meses, no podría asistir.- Aioria invento una escusa, calculo que su hermano habría planeado la fecha antes de seis meses.


 


-          Será en dos semanas.- Hablo Shura.- De verdad nos gustaría que estuvieras presente, aun si no quieres ser el padrino.- Shura dejaba la puerta abierta.


 


-          Veré si mi agenda me lo permite, pero no les aseguro nada.- Aioria deseaba salir de ahí, cada vez se sentía más incomodo.- Gracias por la cena, pero ya tengo que irme….


 


-          Pero, aun es temprano.- Dijo casi como una súplica Aioros.


 


-          Lo siento, pero mañana tengo una junta muy temprano. Debo irme.


 


Aioria se puso en pie y se dirigió hacia la entrada seguido por la pareja.


 


-          Nos alegro verte, espero que puedas venir más seguido.- Dijo Aioros a manera de despedida, se acerco para abrazar a Aioria, pero no lo hizo al ver que su hermano les daba la mano como despedida.


 


-          Lo intentare. Adiós.- Se despidió Aioria y salió de la casa.


 


-          Siento mucho que no haya aceptado, Aioros.- Shura lo abrazo suavemente.


 


-          No importa.- Suspiro Aioros.- Creo que nunca creí que lo haría,… solo me gustaría que al fin pudiera dejar de ver y al fin mirar.


 


Aioros vio que la mirada de su hermano había perdido ese brillo que la caracterizo durante mucho tiempo. Ahora estaba apagada, ya no había ilusión, no había nada.


 


Oo-oO


 


Aioria caminaba a prisa, su auto debería de estar esperándolo a dos calles de la casa de su hermano. Estaba molesto y no sabía ni por qué. Tenía las manos en los bolsillos del abrigo, el viento comenzaba a sentirse más frio, trataba de taparse más para no sentirlo.


 


Caminaba más rápido y estaba a punto de doblar la esquina cuando sintió un golpe. Al momento no supo que paso, pero después de instante, noto que había chocado con una persona, la cual estaba tirada en el piso, por instinto le dio la mano para ayudarla a ponerse en pie.


 


La otra persona tomo su mano y se levanto, fue cuando lo vio, la persona a la cual había tirado en la nieve. Era un joven rubio, quizá tendría veinte o veintidós años, podía ver sus ojos azul cielo mirarlos. Repentinamente se sintió desconcertado, esa mirada era tan pacifica, incluso le sonreía. No había notado que aun lo tenia de la mano, pero en cuanto se dio cuenta lo soltó inmediatamente.


 


-          Lo siento.- Dijo Aioria a manera de disculpa.


 


-          No importa, creo que venía demasiado distraído y no te vi, ¿estás bien?- dijo con una sonrisa el joven mientras le tocaba el brazo.


 


-          Sí, estoy bien. Me llamo Aioria, y ¿tu?- No supo porque le había preguntado eso, nunca lo hacía y menos con alguien que se encontrara en la calle, pero había algo en ese hombre, algo que lo hacía desear saber más de él.


 


-          Me llamo Shaka, es un placer conocerte Aioria.- Respondió con la misma sonrisa y ahora ofreciéndole la mano.


 


-          El placer es mío Shaka.- Dijo Aioria mientras estrechaba su mano, sintió la tibieza de su piel, era un calor que nunca antes había sentido, no quería alejarse de ahí.- Siento haberte tirado, ¿puedo llevarte a tu casa como disculpa?, mi auto esta cerca.


 


Aioria supo que estaba actuando de una manera extraña, pero no lo podía evitar.


 


-          No tienes por qué molestarte, también fue mi culpa. Además solo voy a la iglesia.- Dijo el rubio señalando el edificio que estaba justo a un lado.


 


Hubo un silencio, Aioria no sabia que decir, ya no podía hacer más. Shaka pudo ver una mueca de frustración en el rostro del castaño, así es que dijo algo más.


 


-          ¿Te gustaría acompañarme?, solo voy al campanario, me gusta ver las estrellas desde ahí.- Completo al ver la expresión que se formo en Aioria.- No tardare, pero no importa si no quieres ir.


 


-          Me gustaría acompañarte.


 


Ambos se dirigieron hacia la iglesia, en silencio. Subieron por las escaleras hasta llegar al campanario. Había una banca que habían puesto expresamente para observar la vista cómodamente, Shaka se sentó en un extremo y le señalo el otro a Aioria para que se sentara. Permanecieron en silencio por unos momentos, hasta que al fin el rubio se decidió a hablar.


 


-          ¿Sabes?- Se volvió a mirarlo.- Yo nunca hago esto, pero al verte sentí deseos de hablar contigo, no sé porque,… espero no haberte incomodado.- De nuevo volteo a observar las estrellas.


 


-          Yo tampoco lo hago, es mas creo que nunca hablo con nadie a menos que sea completamente necesario, pero contigo me paso lo mismo, quería estar un poco mas contigo.- Respondió Aioria aun sin creer lo que estaba diciendo.


 


-          Te entiendo,… ya que estamos aquí, ¿Por qué no me platicas acerca de ti?- Dijo con una sonrisa.


 


-          Pues,… soy abogado y tengo mi propia firma….- De repente Aioria se dio cuenta que era todo lo que decir de el mismo, solo eso tenía, se había pasado la vida siguiendo meta tras meta y solo eso tenia y lo peor era que ya no tenía ningún significado para él.


 


Shaka noto la expresión en el rostro de Aioria, sabía que sus pensamientos corrían rápidamente. Comprendió que una sensación de vacío lo invadía, deseo poder hacer algo por él, pero ¿Qué podría hacer él?


 


-          Pues que casualidad, yo también soy abogado, solo que nunca ejercí. Al terminar la carrera empecé a buscar otras cosas y estudie filosofía,  letras e incluso un poco de teología.- Ya no podría ayudarlo mucho, Shaka se dijo que al menos lo distraería un poco.


 


-          Vaya, cuantas cosas, ¿puedo preguntar tu edad?- Aioria lo veía, no creía que alguien tan joven ya hubiera estudiado tantas cosas.


 


-          Tengo 27 años.


 


-          Definitivamente una casualidad, yo también tengo la misma edad.


 


Aioria juzgo que se veía demasiado joven para tener la misma edad que el. Parecía muy radiante.


 


-          ¿Vives por aquí?


 


-          No solo vine a ver a mi hermano, ¿tu si?


 


-          No, tampoco. Estoy de visita con un tío. Mañana me voy. Fue una suerte conocerte.


 


El rubio volteo a ver a Aioria y sus miradas se encontraron. Aioria vio algo en ella que no comprendía, deseo estar más cerca de él. Su mirada era tranquila y profunda, como una laguna azul, le inspiraba seguridad y confianza, parecía que podría llenar el vacío que últimamente sentía al levantarse. Quiso contarle todo, desahogar todo lo que sentía, quitarse ese peso de encima. Quería que le explicara porque sentía aquel vacio y que le ayudara a llenarlo.


 


-          ¿Podría platicarte algo?- Dijo un poco inseguro Aioria, no supo porque exactamente pero quería hablarle de ello.


 


-          Claro.


 


-          Hoy visite a mi hermano, quería pedirme un favor…


 


Aioria le explico todo lo que había pasado en la casa de su hermano. Esperaba que le pudiera ayudar a explicarse esa sensación que lo había invadido.


 


-          ¿En realidad crees que es ridículo?- Pregunto Shaka cuando Aioria termino de hablar.


 


-          No lo sé, en verdad que no lo sé.- Aioria suspiro.


 


-          ¿Qué es lo que buscas en la vida?


 


-          Triunfar, obtener lo que deseo. Mi firma, mi trabajo. Eso es lo que he buscado en la vida.


 


-          Y ahora que lo tienes, ¿sientes que has triunfado?, ¿eres feliz?- Pregunto con interés Shaka.


 


-          No, no lo soy. Siento que mi vida esta vacía.- Al fin, frente a este hombre desconocido, Aioria lo reconoció.


 


-          Quizá porque en algún momento perdiste el rumbo. A veces no todo en la vida es avanzar y luchar contra la corriente. Algunas veces tenemos la oportunidad de detenernos y disfrutar simplemente. Disfrutar de lo que tenemos, y es que tenemos tanto, tanto que olvidamos que los tenemos o no lo notamos. En una película escuche que Dios se molesta si no te detienes y miras el color purpura de las flores; creo que tiene razón, ¿Cómo podemos pasar la vida sin ver todo lo que se nos ofrece?, las flores, el cielo, el mundo. Todo está aquí para nosotros, para que lo miremos, para que nuestra vida tenga algún significado. Debemos luchar en la vida para alcanzar nuestros objetivos, pero cuando solo deseamos gloria o éxito de manera egoísta y no para poder compartirlo con alguien más o para los demás, hemos perdido el rumbo. La vida no es sencilla, pero hay que disfrutarla, superar cada obstáculo, para ser mejores, para poder ayudar a los demás. La vida es para vivirla, pero no solos, siempre hay alguien que esta a nuestro lado para disfrutar con nuestras alegrías, o para ayudarnos a superar las barreras, esa es la mayor recompensa y razón de la vida, tener a alguien para compartir.


 


-          ¿Cómo mi hermano?


 


-          Así es, el amor no está hecho en un solo molde, siempre se presenta en formas inesperadas. No creo en las almas gemelas o las medias naranjas, porque ya somos seres completos, por si solos tenemos la capacidad de lograr cualquier cosa y ser felices. Pero tampoco creo en el egoísmo, y esa felicidad que alcanzamos es para compartirla, para darla a los demás.


 


-          ¿Dices que mi hermano es feliz con solo estar con Shura?, ¿aun cuando pudo lograr mucho más?


 


-          “Lo esencial es invisible para los ojos.”* Lo más importante no es lo material, es lo que no puedes tocar, lo que solo puedes sentir.- Y al decir esto Shaka tomo suavemente la mano de Aioria.- Ya debo de irme.


 


Ambos se pusieron en pie. Aioria había estrechado la mano de Shaka entre la suya, no sabía que estaba pasando con él, no quería alejarse de él. Apenas comprendía lo que acababa de oír. Por un momento sintió envidia de su hermano por tener lo que él nunca pudo tener, pero fue momentáneo, al instante siguiente se sintió feliz por él y por Shura, porque eran felices. Después de comprenderlo, el sentimiento siguiente fue la tristeza al saber que era lo que causaba ese vacío y saber que no podía llenarlo.


 


Shaka vio la tristeza en los ojos verdes y casi por instinto aunque también lo deseaba, tomo entre sus manos el rostro de Aioria y lentamente acerco su rostro al suyo, uniendo sus labios en apenas un roce. Solo sus labios se tocaban, no había movimiento, pero a pesar de eso, ambos sintieron un estremecimiento que los recorría, una opresión en el pecho al saber que habían encontrado algo que buscaban. Era solo un roce, una delicada unión, pero significo algo mas para ellos dos, pudieron escucha el latir de sus corazones siguiendo el mismo compas, no existía nada en ese momento más que ellos dos.


 


Aiora había deslizado sus brazos para poder abrazar a Shaka, este había hecho lo mismo al sentir la caricia. Ahora estaban abrazados pero el dulce beso seguía, solo eso un beso. Pero había significado más que cualquier cosa en sus vidas. Al fin habían se habían encontrado.


 


Después de un momento, que jamás supieron cuanto duro, se separaron, pero no deshicieron el abrazo. Solo se veían a los ojos. No había nada que decir, todo estaba comprendido. Un suave sonrojo subió al rostro del rubio al hablar.


 


-          ¿Sabes?, no creo en el amor a primera vista, pero desde hace un momento creo en el amor al primer beso.- Sonrió aun sonrojado.


 


Aioria también sonrió, en solo un instante había logrado tener lo que siempre había deseado, aun sin saberlo. Y no quería dejarlo ir.


 


-          ¿Te quedaras conmigo, verdad?- Aioria lo estrecho más a su pecho y recargo su cabeza en su hombro.- Ya no podría dejarte ir.


 


-          Yo tampoco, no entiendo como paso todo esto, pero ya no podría estar sin ti.- Respondió correspondiendo al abrazo.


 


-          ¿Entonces te quedaras?, ¿vivirás conmigo?- Aioria de repente estaba muy feliz.


 


-          Vaya, pues es algo inesperado.


 


-          ¿Para qué perder el tiempo?, saber que al final terminaras haciéndolo. Además mañana te irías, ya no tienes donde quedarte. Quédate conmigo aunque seas solo como un amigo, podemos esperar todo lo que desees, pero no te vayas.


 


-          No puedo creer lo que voy a decir, pero acepto.- Shaka también sonreía.


 


Aioria deshizo suavemente el abrazo y tomo de la mano a Shaka.


 


-          ¿Entonces nos vamos?


 


-          No, aun no. debo de hablar con mi tío y arreglar mis cosas. Ven por mí mañana a las tres en el mismo lugar que nos encontramos, ¿sí?- Shaka sonrió ante la impaciencia de Aioria.


 


-          Está bien, mañana regresare por ti.


 


Ambos bajaron de nuevo hacia la calle tomados de la mano. Se despidieron en el mismo lugar que tropezaron, con un suave beso y con una sonrisa.


 


Oo-oO


 


Al chofer le sorprendió ver a Aioria tan sonriente, nunca estaba así. De repente le pareció lo que era, un joven.


 


Aioria llego a su casa, se dirigió a su habitación, dispuesto a dormir. Pero no lograba conciliar el sueño, la emoción del día siguiente no se lo permitía. Pero también el recordar cómo había tratado a su hermano, había sido insensible e irrespetuoso. Se dijo a si mismo que el día siguiente hablaría con su hermano y le pediría perdón por todo lo ocurrido y de ser necesario le rogaría que le permitiera ser el padrino de su boda. Pensando en esto y en el dulce rubio se quedo dormido.


 


Al día siguiente se despertó temprano y soluciono todo lo que tenía que hacer ese día lo más rápido que pudo. A las dos de la tarde ya estaba libre. Rápidamente se dirigió al lugar de la cita. Llego con más de quince minutos de anticipación, espero. Pasaban los minutos lentamente para él. Las tres de la tarde, nada pasaba. Quince minutos mas y aun no llegaba. Treinta minutos y el vacio que creía haber llenado de nuevo se abría como un abismo.


 


Se había arrepentido, esa fue la única respuesta que Aioria encontró. Estaba confundido, de nuevo sentía esa opresión en el pecho, pero ya no era de felicidad, sino lo contrario. Una lagrima se escapo de un de sus ojos. La seco y suspiro. Aun estaba el vacio, pero había aprendido algo, se dirigió hacia la casa de su hermano.


 


Una vez en ella, toco la puerta y espero que atendieran. La puerta se abrió y allí estaban ambos, su hermano y Shura. Ambos sorprendidos.


 


-          ¿Pasa algo Aioria?- Aioros fue el primero en hablar, estaba muy extrañado, además de que noto la tristeza en su hermano.


 


-          No, no es nada. Solo deseaba disculparme con ustedes, lamento mucho la manera en que les hable ayer. También quisiera pedirles que me permitieran ser el padrino.- Aioria sonrió ligeramente.


 


-          Pero, ¿y tu viaje?- Pregunto sorprendido Shura.


 


-          No lo hay. Entiendo que nunca he sido amable con ustedes y que dije cosas horribles ayer, pero ¿Podrían perdonarme?


 


Aioros y Shura no daban crédito a lo que escuchaban, no respondían. Hasta que al fin Aioros reacciono y solo abrazo a su hermano.


 


-          Ya te habíamos perdonado.- Aioros sonreía.


 


-          Pero, ¿Por qué estamos aquí?, entremos.- Dijo Shura al notar que aun estaban en la puerta.


 


-          Lo siento pero ya tengo que irme. Pero volveré.- Les aseguro Aioria, deseaba estar solo en esos momentos.


-          Está bien, te estaremos esperando.


 


Aioros comprendió las palabras de su hermano. Nuevamente lo abrazo al igual que Shura y se despidieron.


 


Aioria caminaba desganadamente, recorría el mismo camino que la noche anterior. Se acercaba al lugar donde debía de dar vuelta. Pudo ver que había alguien, su corazón latió de prisa, sus pasos se aceleraron. Esperaba que fuera él.


 


Shaka había tenido más complicaciones de las que esperaba. Su tío no había comprendido totalmente la buena nueva. Arreglar todo le llevo más tiempo del esperado y había llegado cuarenta y cinco minutos tarde. Cuando llego no encontró a nadie, creyó todas sus esperanzas perdidas, no podía creer que la felicidad se le hubiera ido de las manos como granos de arena.


 


Estaba todavía ahí de pie, esperando que algo pasara. Se dio la vuelta y lo vio, frente a él. Ambos se vieron. Aioria avanzo la distancia que los separaba. Lo tomo entre sus brazos y sus labios se unieron nuevamente, primero en el suave roce. Transmitiendo a través de él todo lo que sentían. El vacio se llenaba, para no volver a aparecer. Solo estaban ellos dos.


 


El beso se hizo solo un poco más profundo, permitiéndose probar su sabor, reconociéndose. Sintiendo su corazón latir al mismo tiempo.


 


Al fin después de un momento se separaron. Viéndose a los ojos, observando la felicidad en ellos, reconociéndose en los ojos del otro. Encontrando lo que habían buscado. Llegando a la meta.


 


-          Siento haber llegado tarde.


 


Dijo con una sonrisa Shaka, para de nuevo unir sus labios y sus vidas.

Notas finales:

Espero les gustara.

Dejenme algún comentario por favor, al menos para saber que no le gusto.

 

P.D. Yo se que debería de estar actualizando mi fic "Pasatiempo", pero no podía quitarme esta idea de la cabeza. Pero ya voy a continuar a escribir la actualización, que por cierto al menos los dos capitulos siguientes serán ShionxDohko (uno de los motivos por los que no agregue lemon en este fic, guarde todas mis ideas de lemon, que no son muchas, para la pareja de ShionxDohko).


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