¿Cuándo había pasado eso que no se dio cuenta? ¿Cuándo comenzó a mirarlo de una manera diferente a como lo hacía a diario? Comunicarle las órdenes para que él se las dijera al resto de la organización ya no era lo mismo. Siempre lo había hecho con indiferencia, ahora no podía apartar la mirada de esos piercing, de esos ojos de rinnegan de color azul avioletado. Sentía una curiosa sensación en el pecho, a la altura de su corazón. Jamás había sentido eso antes ni cuando tuvo a su primer hijo, ni cuando se caso, ni nunca ¿por que aparecía ahora? Y más importante ¿qué era aquella sensación?
Molestar a su 'Senpai' ya no era lo mismo, había perdido la gracia después de tanto tiempo fastidiando al rubio. Y hablando del rubio, tal vez él lo podría ayudar con su problemita con Pain. Después de todo, todos sabían de la relación que Deidara había sostenido con Sasori hasta su muerte.
El artista explosivo se encontraba su cuarto esculpiendo una figurita de su Danna, cuidadosamente para que nada le saliera mal. Le colocaba todos los detalles del verdadero. Estaba terminando de formar la capa de akatsuki cuando Tobi irrumpió en su dormitorio.
— ¡Tobi! ¿Qué no ves que estoy ocupado maldito crío? — Le espetó.
El enmascarado se sentó en una silla, hamacando sus pies.
— Tobi necesita ayuda. — Dijo mirando a su 'senpai'.
— Muérete. — Dijo sin mirarlo, siguió con su trabajo.
— Pero Deidara-senpai, Tobi quiere consejos de amor. — Cerró su ojo como esperando que el rubio se burlara de él.
La risa de Deidara no se hizo esperar.
— ¿Tú? ¿Enamorado? Jajaja, ¿y quien sería la desafortunada? Porque no creo que nadie te quiera. — Se reía.
— Es... Un hombre. — Susurró con vergüenza.
La risa se detuvo. Ahora el ojo azul de Deidara miraba a su compañero con asombro.
— Tobi ¿eres Gay?
Un pequeño asentimiento con la cabeza y el rubio volvió a soltar una carcajada.
— Entonces me corrijo ¿quién es EL desafortunado? — Preguntó, aun riéndose.
— Tobi se siente raro cuando esta cerca de líder-san. — jugo con sus dedos índices mientras lo decía.
Ante esto, Deidara dejó de reír, mirando atentamente a su compañero gilipollas.
— Tobi ¿crees que eso se deba al nuevo cuerpo del líder? Itachi también ha estado raro desde que Pain se apareció con ese nuevo cuerpo. — Comentó el rubio.
" ¿Itachi se siente atraído por Pain? ¡Pues no lo tendrá, Pain es solo mío! " Pensó un furioso Madara.
— Tal vez te estés enamorando del líder. — Continuó Deidara. — Yo me sentía igual con Sasori no Danna y mira como terminamos.
Tobi lo miró en silencio.
— Me refiero a que terminamos juntos no a que él murió. — Aclaró con una gota en la sien, sabiendo que pensaba Tobi.
— ¿Deidara-senpai cree que Tobi esta enamorando de líder-san? — Preguntó. Y sin esperar respuesta salió con toda tranquilidad del dormitorio.
Allí solo, el rubio trataba de asimilar lo ocurrido. Tobi gay, Tobi enamorado, Tobi enamorado del líder. Y lo más aterrador: ¡Tobi estaba tranquilo y no lo había fastidiado!
— Tobi esta loco. — Y se sentó a terminar su escultura de Sasori.
ITACHI ´POV
Desde que se había aparecido con ese nuevo cuerpo no podía dejar de apartar la mirada de él. Sus ojos chinos divididos en números círculos concéntricos, su cabello naranja similar al de Deidara aunque no igual, sus piercing, su sonrisa única. ¿Qué me pasaba? ¿Acaso estaba enamorado? No, Itachi Uchiha no se enamoraba jamás, los Uchihas solo juegan con las chicas y además, Pain es hombre y yo no soy homosexual.
Era miércoles, acababa de volver de una misión con Kisame y solo quería comer algo. Algo dietético, por supuesto. Era probable que no hubiera, con el pozo sin fondo que es Hidan era muy probable que se hubiese comido todo lo de la nevera. Aunque pensándolo bien, el albino ese no era de comer cosas dietéticas.
La cocina estaba vacía, la nevera estaba llena. Encontré una lata de Coca-Cola dietética y en la alacena un paquete de galletitas Light. Llevé todo a la sala, sentándome a ver mi serie favorita "Amor se escribe con sangre".
— ¿Qué hay, emo? — Lentamente volteé mi bello rostro para fijar mi vista en el boca sucia de akatsuki.
— No me llames emo. — Protesté inexpresivo.
Sentí como mi paquete de galletas me era arrebatado y Hidan mordía el contenido. Enseguida escupió la galleta de pasas.
— ¡Puaj! ¿Cómo puedes comer esto, Itachi? Odio lo dietético. — Sacó la lengua pasando las manos sobre ella para quitarse el sabor.
— Entonces déjame en paz, maldito masoquista boca sucia. — Fruncí ligeramente el entrecejo.
FIN ITACHI ´POV'S