Roy lo sabia, sabia que durante mucho tiempo había buscado algo como aquello. Ese rango anhelado e importante, mismo que no se encontraba ya muy lejos de alcanzar. Tan próximo, tan seguro, que debía cuidar las apariencias. Evitando cometer algún error que lo hiciera perderlo.
Incluso si era necesario ignorar los sentimientos y deseos lo haría. No podía manchar su nombre. Ya que si lo hacia, su nombramiento estaría en juego, perdiendo todos aquellos años de espera, de trabajo, de juegos y sumisión.
Pero últimamente conservar la cordura, era una tarea difícil...
Difícil mantener un deseo carnal como aquel...
Uno que desequilibraba la mascara que solía portar, de hombre serio y fuerte. Inmune a cualquier desequilibrio o momento de duda. Pero había alguien que lograba destruirla, haciendo sacar a flote los sentimientos que sentía, mas allá de deseo, mas allá de la lujuria. Fue un descuido, no lo iba a negar. Pero al menos, aun no cometía alguna estupidez en su presencia.
Un pequeño triunfo, se le podría llamar.
Ansiaba acercársele...
La idea le atraía, tanto como él. Acercarse, tocarlo, cometer un pecado sobre su cuerpo. Y al mismo tiempo, se arrepentía, anhelando alejarse, apartarse de él, olvidarlo, aunque la idea le parecía tan difícil de llevar a cabo. Justo como ahora, no dejaba de recordarle.
No dejaba de pensar en él.
Había sido una mañana tranquila, o al menos eso le parecía, la pila de papeles por firmar era relativamente minúscula y no tardaría mas de algunos minutos por terminar. Por lo cual había decidido esconder el rostro tras la gorra y sumirse en un agradable sueño. Que termino cuando violentamente alguien azoto la puerta con demasiada fuerza después de abrirla.
Su primer pensamiento después de tan abrupto despertar, era que Hawkeye se había molestado al verle durmiendo. Se quito de un rápido movimiento la gorra, esperando ver el rostro molesto de la mujer. Mas no encontró el mismo, sino unos ojos dorados que le miraban divertidos.
— Tan entretenido como siempre Coronel—
— Lo que sea... ¿A que has venido? — Soltó secamente el de cabellos negros, acomodándose en su silla y de paso regresando a su lugar algunos de aquellos mechones rebeldes que se habían desacomodado al quitarse tan deprisa la gorra.
El fullmetal sonrió victorioso, acercándose hasta el escritor del militar, tomando asiento en una de las sillas frente al mismo. Busco entre una de las bolsas dentro de la gabardina. Sacando algunos papeles, echándolos sobre el escritorio, justo a la mitad. Pero los ojos azul oscuro de Roy no los veían. Su vista se encontraba fija sobre algo aun mas importante que el reporte en el escritorio.
Aquella sonrisa suave en los labios del rubio, había robado toda su atención. Y parecía hecho a propósito, los brillantes rayos de sol que entraban por la ventana, llegaban hasta él, casi irradiando sus cabellos rubios, su llamativa y apacible mirada dorada. Una espléndida imagen, que pocos se atreverían a no contemplar. Y él, Roy Mustang mas que abstraído, lo observaba.
Mustang no supo en que momento, sus sentimientos hacia aquel joven habían cambiado de forma drástica y ahora llegaba a sentir todas aquellos deseos escandalosos que difícilmente mantenía a raya. Por el fullmetal sentía algo mucho mas que afecto. Pero a pesar de todo sabia que intentar algo mas con ese adolescente, era mas que arriesgado. Por ello se conformaba con mirarle desde lejos.
Una agradable conversación, jamás entablarían. Tal vez y en un futuro, serian compañeros de guerra. No dudarían en llamarlo cuando alguna ocurriera. Seria uno mas, una arma mas para la milicia, otro soldado, que para todos seria indiferente su sentir o su pesar. Sus ideas, sus pensamientos, sus miradas. Pero para Roy, seria mucho mas.
— ¿Antes de tiempo no? — Pregunto el mayor, aun mirando al rubio quien solo, giro los ojos aburrido. Mustang dejo de observarle, tomando entre sus manos el reporte del chico.
— No había nada importante en aquella ciudad, los avisos de la piedra filosofal eran falsos—
— Ya veo— contesto el militar levantándose de la silla, con los papeles en mano, acercándose hacia la ventana.
Desde el principio lo sabia, pero en aquel momento lo que había deseado era alejarle de él. Edward, había estado demasiado cerca últimamente. Con el único propósito de preguntarle de alguna pista, algún rumor sobre la piedra. Y él simplemente lo había alejado, enviándole a cualquier ciudad con falsas referencias sobre la piedra que continuamente buscaba. Era necesario.
Fue necesario hacerlo.
El tenerlo cerca solo aumentaban la ansiedad de Roy por entablar una relación con el menor. Si Edward estaba cerca por mas tiempo, no podría evitar el acercarse, tocarlo, recorrer con sus manos desnudas la blanca y suave piel del fullmetal. De confesar todos aquellos sueños que había tenido, no, que aun tenia. Aquellos sueños de lujuria, de deseo y pasión. Sueños, pensamientos o simples visiones que llegaban a su mente en cualquier momento.
Pero que crecían en intensidad cuando le tenían cerca.
No podía evitar mirarlo así, como tampoco anhelar mandar al diablo todos aquellos prejuicios y culpas. Para finalmente tomarlo entre sus brazos y cumplir su anhelado deseo de poseerlo.
Deseos de tener una verdadera vida, una relación, algo mas que solo un amorio... deseaba la enternidad, aquello llamado amor verdadero
Nuevamente los ojos de ambos se habían encontrado y una vez mas el coronel desvió la mirada de la suya, pero ese brillo, llamativo, sugerente le llamo la atención al rubio. Esa mirada alguna vez la había visto en las mujeres que habían ansiado enredarse con el coronel, una mirada llena de anhelo, libídine, deseo.
Una pequeña sonrisa se dibujo en los labios del fullmetal, tal vez solo fuera su imaginación...
O tal vez no...
Tenia que comprobarlo...
Ed solo quería probarlo, por ello se había acercado hasta él, quedando demasiado cerca, supo que aquello no seria suficiente, aunque sus movimientos se habían vuelto descuidados y la respiración del mayor entrecortada. No era suficiente para probar la idea que había llegado desde momentos antes a su cabeza. Decidió arriesgarse. Después de todo no creía que Mustang evitara su excesiva cercanía.
A propósito enredo sus pies en la larga gabardina roja, simulando que caía. Esperaba que Roy le sujetara entre sus brazos, lo cual no dudo en hacer, pero al parecer ninguno de los dos pudo evitar la fuerza de la gravedad, que les mando al suelo, el rubio sobre Mustang, con todo el peso de su delgado cuerpo sobre las piernas abiertas del mayor. Sintiéndolo, sintiéndose.
Los papeles del reporte, aun flotaban en el aire o al menos la mayoría de los mismos.Y fue entonces que Ed, decidió arriesgarse un poco mas, acercando sus caderas a las del coronel, como si lo hiciera de forma descuidada y con la intención de levantarse, pero que con sus torpes movimientos no hacían mas que hacerlo acercarse mas al militar, de forma sugerente e incitante.
Lo escucho gemir casi en susurro ahogando en su garganta el grito de excitación que luchaba por escapar de sus labios. El temblor que le recorría y que al mismo tiempo le hacia tensar el cuerpo. Los ojos del rubio brillaron comprendiéndolo. Una sonrisa maliciosa se dibujo en sus labios.
No se había esperado nada como eso...
Pero no desaprovecharía una oportunidad como aquella...
Y menos si podia sacar algun provecho, después de todo, sería Intercambio Equivalente no?
Continua...