(Roy's POV)
Miro la blanca puerta frente a mí, mis dedos se encuentran en la perilla listo para girarla y salir, pero, en lugar de hacer eso, solo me ocupo de girar el pequeño seguro para que nadie intente entrar. No soy consciente de nada, mas que de esta anhelante sensación que tengo.
Me acerco una vez mas a la cama, ahí estas, descansando placidamente, recuperando energías, en medio de la amplia y sobria habitación de este hospital. No son lesiones graves las que tienes, es solo un uso exagerado de energía lo que te tiene aquí, confinado en esa cama durmiendo tranquilamente.
Mis dedos están ahí, acariciando con suavidad los largos flequillos rubios a cada lado de tu cara, esos mismos que brillan un poco más claros, gracias a la pálida luz de luna que entra por la ventana.
¿Sabes una cosa?
Hace muchas horas que debí de haber salido de tu habitación. Y aquí me tienes, contemplándote en silencio, acariciando tu cabello con delicadeza, después de todo esta es la única forma en que puedo hacerlo.
Me gustas...
No, eso es poco, me fascinas hasta enloquecer Edward.
¿Desde hace cuanto? Ah, creo que desde que te conocí por primera vez. Desde ese instante, anhelaba que estuvieses cerca y sin que lo supieras e incluso percibiéndolo, me encargaba de cuidar de ti, lo sé, sé que no te gusta que nadie lo haga, pero nunca me ha gustado descuidar algo que me pertenece.
Sí Edward, me perteneces.
Las mullidas mantas y el colchón se hunden con mi peso, dejándote un poquito mas alejado de mí, pero no lo suficiente. Las yemas de mis dedos recorren la bronceada piel de tu cara, recorriendo con sutileza tus mejillas, tu nariz, ese huequito entre tus cejas, donde marcas tu aferrada y cómica mueca de fastidio cuando estas enfadado o bien tu intenso odio cuando te llaman chibi.
Tus labios tersos ahora son presa de mi contemplación, esos mismos que muestran una burlona sonrisa e incluso la más grande de las tristezas, aumentando mas el melancólico cuadro con tu dorada mirada arrepentida.
¿Cuantas veces quise borrar de tu rostro esa terrible tristeza?
Demasiadas pero solo podía mostrarme frío, impasible, e incluso desinteresado.
Y solo esta noche podré demostrarte lo que en verdad he sentido todo este tiempo, porque solo así, soy capaz de hacerlo.
Beso tu frente con suavidad, aspirando el dulce aroma de tus cabellos dorados. Discúlpame Edward, esta es la única forma en que puedo hacerlo. Mis labios se entretienen besando todo tu rostro, los párpados cerrados, las cálidas mejillas, tus labios tersos que por mas que deseé me correspondan, no lo harán.
Ahora es la suave piel de tu cuello la que recibe mis atenciones, te revuelves un poco en la cama, pero no lo suficiente para que te despiertes ¿Cómo decirlo? Hasta parece que solo buscabas una forma más cómoda para acomodarte bajo de mí.
Mis manos por si solas recorren cada parte de tu cuerpo, cubierta por las delgadas ropas que en estos lugares a los pacientes dan. Con sutiles movimientos logro despojarte de la playera de tirantes que llevabas puesta, dejando al descubierto tu pecho y abdomen, los apenas sugeridos músculos llaman mi atención, pero solo puedo dirigir mis labios a los rosados botones en tu pecho.
Escucho los ahogados suspiros que tus labios dejan escapar con mis reiteradas atenciones, no te preocupes, pronto no solo suspiraras, sino también lograre arrancarte quejidos y sonoros gemidos, eso si no te levantas e intentas matarme por lo que le provoco a tu cuerpo.
Aun continuando con mis labores en tu pecho, una de mis manos baja hasta los delgados pantaloncillos que llevas puestos, las finas cintillas que los sujetaban no fueron un gran impedimento para mis dedos, que se adentraron en los mismos y te tocaron con suavidad.
.-Ah!.-
Mis labios bajan por tu abdomen humedeciendo cada uno de tus finos músculos, mientras mi mano de encarga de acariciar con vehemencia tu hombría, no quería llegar a hacer esto, lo juro, pero, cada uno de tus gemidos me incita a continuar, a seguir, porque deseas que continué y al mismo tiempo yo lo deseo así.
Siento como te retuerces entre las sabanas, arrugando con tus dedos las mismas al tomarlas con fuerza, al mismo tiempo que abres mas para facilitar mi labor tus piernas, tus gemidos son fuertes y a pesar de todo lo que mi boca hace en tu miembro, no despiertas.
¿Crees acaso que todo esto es parte de un sueño?
Que así sea, no soportaría que despertaras y me vieras con odio fuertemente grabado en las agraciadas facciones de tu cara.
Mi lengua recorre con insistencia la tersa piel erguida, pero es cuando la escondo entre mi boca que siento como te levantas levemente del lecho que ahora compartimos, enredando tus dedos en mi cabello, imponiéndome un firme ritmo mientras suspiras. Creí que despertaste, pero no es así. Tus movimientos son torpes, guiados solo por reflejo.
.-Taisa!... Ah! Taisa.-
Gimes aquellas palabras con fuerza y aumento mis atenciones a tu cuerpo, logrando que incluso muevas tus caderas hacia mí ¿Edward acaso soy participe de esto también en tus sueños? Me gustaría creer que si y que al mismo tiempo, es algo mas profundo que esto.
.-Ahhh... Roy... Ahhh.-
La cálida semilla de tu interior lleno mi boca, antes de que te dejaras caer hacia atrás, quedando recostado exhausto otra vez contra las blandas almohadas y las mullidas sabanas.
¿Era mi nombre brotando en éxtasis lo que había escuchado gritar de tus labios?
Podía ser o también, alguna alucinación mía, producto de mi propia excitación. Mis dedos se encargan de limpiar los restos que no pude evitar, se derramaran por mis labios. Me levanto de la cama quedando nuevamente a un lado de la misma como al principio.
Miro tu rostro y una suave sonrisa esta plasmada en tus labios...
¿Estuvo bien lo que hice Edward?
¿Lo estuvo?
Desvió mi mirada de tu rostro, dejándola en la ventana donde la pálida luna aun intensa brilla.
La verdad ya no se nada...