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Adiós Tom por Princess of Darkness

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-¿Sabes cuántas veces me han preguntado lo mismo? -susurró Bill de frente. Por su voz parecía querer guardar entre ellos el tono de confidencialidad que usaban en otros tiempos. Ese tono que usaron tantas veces casi inaudible al oído de los demás, que se convertía en un grito dentro de ellos gracias a esa “mágica conexión”.

Las lágrimas de los presentes no dejaban de correr ahogando los sollozos, cualquier ruido extra en aquel silencio sepulcral parecería una falta de respeto.

-Miles de veces Tom, unas veces a ti, otras tantas a mí; ¿Y qué responder? Sólo tonterías y vanas teorías de lo que haríamos. Porque nunca hubiéramos sabido con exactitud como sería estar en este momento.

El chico guardó silencio al sentir que su voz se quebraba, y respiró profundo.

-Sabes Tomi -dijo lamiendo sus labios-. Es ahora que sé que no debimos dar todo por sentado. Que sé que tuvimos que ser menos cobardes, pero comó imaginar que los planes a futuro nunca iban a llegar. -Todos frente a él se volteaban a ver unos a otros; ¿Que quería decir aquel chico? Por primera vez dejó de parecer frágil a los ojos de todos. Parecía un hombre lleno de entereza, a pesar de las circunstancias.

-Sé que fui el más débil una y otra vez, en miles de circunstancias diferentes, sé que era al que debías cuidar y a veces hasta malcriar -dijo tomando la mano de su gemelo y cruzando los dedos con la mano de él, que no respondió al contacto-. Sé que tuviste que guardarte tu orgullo mil veces por mis altanerías, pero sé que también comprendiste que no habría en el mundo nada más importante para mí que el brillo de tus ojos siguiéndome frente a ti.

-Sé que presumiste una y otra vez los diez minutos mayor que eras… -guardó silencio, tragando un poco de saliva que aliviara su seca garganta-. Tomi ahora sólo te pido diez días antes de que volvamos a reunirnos, hay unas cosas que debemos arreglar.

Un grito de dolor entre lágrimas salió de Simone alborotando el murmullo creciente.

-Gracias por venir -dijo, luego de unos minutos de silencio levantó el rostro hacia aquella multitud que estaba en el templo frente a él. Era tan distinto, habían estado parados frente a multitudes miles de veces juntos. Ahora eran apenas unos mil presentes, medios de comunicación, amigos, fans que se habían colado y familia, pero él sin Tom no era capaz de continuar.

Soltó la mano de su hermano, y volteó de nuevo su vista hacia el cuerpo inerte de su gemelo, parecía verse reflejado.

-Adiós Tomi. Adiós Tom amigo y cómplice de travesuras de niños. Adiós Tom hermano con quien compartimos dolores familiares y también momentos de pobreza. Adiós Tom compañero de banda que a cada nota inspiraste a más de uno en replantearse su vida y seguir sus sueños. -Guardó abruptamente silencio, más todos sabían que no había terminado porque sus labios se movían pero parecía que su garganta no quería emitir sonido, tomó aire y continuó-. Adiós Tom mi amante…con quien compartimos momentos mágicos de amor -terminó por fin depositando una flor en el pecho de su gemelo.

Sus lágrimas caían una tras otra sobre el féretro de su hermano.

-Tengo que darme prisa Tomi –susurraba al oído de su gemelo-. Para que estemos juntos de nuevo, tienes que comprender que voy a hacer lo que debimos haber hecho. -dijo levantando su rostro de nuevo hacia la multitud.

Se colocó las gafas oscuras lentamente, no era consciente de los gritos y las palabras de asombro y confusión que se oían por todo el templo su propio dolor lo tenía demasiado anestesiado como para prestarle atención a eso. Caminó de frente al pasillo central de la iglesia sin voltear a ver siquiera, con la cabeza baja.

Estaba preparado para ello. Esperaba diez días de repudio. Y claro que lo tenía de parte de la gran mayoría, los presentes se lo hacían sentir con sus miradas de odio y rechazo, unos pasos más al frente y sintió a su lado la presencia de alguien, volteó a ver, era Saki junto con Toby escoltándolo, dos lágrimas corrieron de nuevo, nuca pensó tenerlos a ellos de su lado.

Caminó unos pasos más y tuvo que parar abruptamente frente a él estaban esas dos mujeres rubias que por mucho tiempo fueron su madre en las giras, otras tantas fueron amigas. Eran Dunja y Natalie cada una paso su mano por los brazos de este para salir con él, y unos metros después caminaban sus verdaderos amigos Gustav y Georg… quienes toda la vida los habían apoyado, encubierto y muchas otra veces sorprendido por sus actos de solidaridad hacia los gemelos, con tal de mantener su secreto a salvo.

El resto del equipo de seguridad fue leal a los chicos con los que tanto tiempo compartieron. Iniciaron su plan de rutina como cuando los tenían que sacar de algún concierto o una multitud descontrolada, y ésta era una multitud que no habrían previsto controlar.

Ya dentro de la camioneta, apoyo su cabeza contra la ventana, Natalie no había dejado de limpiarle las lágrimas una y otra vez.

-Bill que vas a hacer. -Inquirió preocupada.

-Voy a hablar Nathie, es lo que toca. No pienso irme de este mundo con esa bandera de vergüenza que nos han hecho cargar.-

-Iremos a donde tu digas, hablaremos con quien tú quieras -le dijo Gustav tomándole el rostro haciéndole que su amigo le viera, y sintiera la autenticidad de sus palabras.

-Sólo toma en cuenta que no se puede hablar mucho -fue la voz que llamó la atención de todos era Dave, en el lugar del conductor.

-¿Dave? -dijo Georg viendo sorprendido a su manager

-No me veas así, no me subestimen ustedes son mi familia no cuatro chicos que solamente comercializo.

- Dime por qué no puedo hablar mucho -preguntó el pelinegro.

-En la corte no querrán tanto detalle extra para el juicio.

-No me quedare a eso -sentenció.

-Vamos Bill ese imbécil tiene que pagar por lo que hizo -dijo Gustav.

-Lo que hizo ¿Como pagar lo que me hizo? Lo que “nos” hizo -dijo sosteniendo la cadena que desde hacía más de cinco años no se quitaba del cuello, la cadena que Tom le había regalado con el primer dinero que ganaron-. Dime le dan treinta, sesenta u ochenta años, de que me sirve incluso que lo maten.

-¿No quieres justicia?

-Qué tipo de justicia es esa, no se me ocurre nada para que él sienta la mitad de lo que me está doliendo esto… obviamente él no sabe de amor, ni de lealtad, ni de nada. Ahora escuchen no puedo ir al entierro. Llévenme a casa necesito reponer fuerzas me esperan los nueve días mas largos de mi vida.

Las afueras de la residencia Kaulitz estaba repleta de reporteros y camiones de Tv, para Dave, fue una odisea meter el auto dentro de la barda de seguridad.

-Vayan al cementerio por favor -pidió Bill a sus amigos-. Yo sólo necesito estar solo un momento. ¿Se podrá acaso estar aún más solo de lo que ya lo estoy? -dijo en voz alta, como una reflexión para sí mismo.

Todos partieron una vez que lo dejaron instalado en la sala. Dunja contrario a lo que le habían instruido se quedó allí, y planeaba no interferir en su privacidad, por lo que fue directo a la cocina a preparar una jarra de té y se la llevó montando guardia fuera de la habitación donde Bill se encontraba tendido abrazado de una almohada, la almohada de Tom.

Dunja sentía su corazón partirse en mil pedazos al oír los gritos de dolor ahogados del menor de los Kaulitz, esos chicos de los que siempre se sintió más que una empleada, ese par de almas perdidas que en realidad no eran más que una misma.

-Dunny -fue el sonido que le llamó del otro lado de la puerta. La rubia sintió un alivio al saber que el chico la llamaba. Entró corriendo y sin esperar que este hablara, lo envolvió en sus brazos dejando que se desmoronara.

-Voy a morir lo sabes -le anunció el chico entre sollozos apoyado en su pecho, era como arrullar un chiquillo.

-Lo sé Bill.

-Si comprendes ¿verdad?

-No, los simples mortales, no lo entenderíamos nunca, debes entender que muchos somos limitados para amar -dijo mientras le acariciaba el cabello.

-No puedo vivir sin él. Voy a hablar, de eso se trataran estos nueve días, de enfrentar lo que nunca hicimos juntos, pero ahora sé que tuvimos que hacerlo.

-Está por demás que sepas que todos te apoyaremos.

-No quiero verla -chistó abruptamente, cambiando de tema-. No quiero ver a mi madre.

-Vamos, Bill ella…

-Ella es mi madre -interrumpió-. La amo, eso que nunca se dude, pero no puedo dejar que este en el proceso de lo que va a pasar. ¿Puedes cuidar de ella cuando ya no esté?

-Bill por favor -gimió la chica en una súplica ahogada con sus propias lágrimas.

El pelinegro fue cerrando sus ojos trayendo así el recuerdo de apenas tres días atrás. ¿Como iban a imaginar que esa era la última vez que harían el amor? Se preguntó.

Su respiración empezó a cortarse, su mente no dejaba de querer torturarle y recordarle segundo a segundo como había terminado todo para ellos. Bill se maldijo una y otra vez por esos escasos dos minutos que Tom había bajado al lobby antes que él para abordar la camioneta…

*FlashBack*
-Deja de pelear por una puta vez conmigo Tom Kaulitz, no soy berrinchudo sólo entiende que no puedo irme sin mi bolso

-Es una entrevista a menos de 10 minutos de aquí, regresamos y no pasa nada no seas ridículo.

-Ya deja de fastidiarme igual en mi bolso van tus dulces no se que tanto reclamas, adelántate tu -dijo saliendo del elevador escuchando los gritos de su gemelo, mientras las puertas se cerraban tras él.

Regresó corriendo a la habitación tomó su bolso y salió, habían pasado menos de dos minutos el elevador ya lo estaba esperando. La luz de la “L” que le indicaba que habían llegado al lobby se iluminó estaba listo para bajar. Salió y Toby le esperaba, le tomó del brazo para escoltarlo.

Caminaron unos escasos pasos a la puerta de vidrio, en donde a menos de cinco metros estaba estacionada la camioneta, dos estruendosas explosiones del otro lado le ensordecieron, creyó escucharlas más cerca aún de lo que fueron.

En un instante sintió el aire de la calle en medio de todo. Sintió un agudo dolor en el pecho y simultáneamente un dolor le explotó el cerebro.

-NO -gritó cayendo de rodillas. Del otro lado del vidrio el cuerpo de Tom se desplomaba entre el staff y las fans…

-No, no, NO- gritaba sin llorar todo era tan irreal. Sus manos se pegaron contra el vidrio golpeándolo, quería tirarlo, llegar hacia él-. Nos mataron -gritaba sin control.

Toby lo cargó siguiendo las instrucciones de Saki, pero el dolor y la impotencia hicieron que Bill se lograra zafar y corriera de nuevo hacia el vidrio-. Nos mataron Tomi, nos mataron -gritaba nuevamente.

Frente a él las cámaras no dejaron de disparar, no había un segundo de compasión o de alarma siquiera, ni alguna muestra de shock, todo era reducido al morbo de la noticia.

- ¿Y, a ellos les vendimos nuestra alma? -se cuestionó indignado.

-Cálmate pronto vendrá una ambulancia. Todo va a estar bien -dijo Natalie llegando hacia el.

-No, hemos muerto lo sé -dijo cubriéndose el rostro con sus manos temblorosas.

-Qué paso, como fue -gritó parándose como si saberlo haría que todo estuviera mejor-. ¿Como mierdas paso un arma? Porque mierdas no estás haciendo tu trabajo -gritó golpeando el pecho de Toby.

-Fue Andreas -le anuncio Dave-. Por eso nadie lo revisó.

-No, no…¿Porque? -dijo cayendo de nuevo de rodillas….

*End FlashBack*

****

-Y Diez días después del entierro del guitarrista de Tokio Hotel, Tom Kaulitz, otra tragedia se suma al mundo de la música en Alemania. El cuerpo de Bill Kaulitz fue encontrado en su residencia. “Todo indica un suicidio”, según noticias preliminares informo la policía. Siga con nosotros soy Dana Davis en RTL.

-Lo hizo -dijo Gustav tal cual autómata, aún en shock en el sillón de la casa de Georg mientras recibían la noticia que esperaban de uno a otro momento.

La pantalla del televisor se lleno de imágenes de Bill y su hermano, como preámbulo al nuevo segmento-“Una muerte anunciada por más de nueve días en todos los medios en los que el menor de los Kaulitz dió entrevistas después del asesinato de su gemelo a manos de su mejor amigo Andreas. Siga con nosotros para ver los fragmentos de las polémicas declaraciones de Bill Kaulitz acerca de su relación mas allá de lo fraternal con Tom su hermano gemelo.”.

En la sala donde se encontraban Gustav y Georg el sonido de los teléfonos explotaron en un segundo. Decidieron apagarlos por un instante era cuestión de minutos que las afueras de la casa del castaño se llenara de periodistas de nuevo.

Notas finales:

Dedicado a todas las sisters de www.twckaulitz.com 


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