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Love Etc. por Yoru Eiri

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Notas del fanfic:

Inspirado en la canción de Love Etc. de los Pet Shop Boys

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Hay veces que tienes que pensar y pensar, pero nada vale la pena porque a fin de cuentas te quedas con lo que tenías en un principio, un maldito dilema que no cambia ni pasa nada, ¿Verdad?

 

You need Love

You need Love

 

-¿Por qué pasa eso?- preguntó Ken, atento en el teléfono a lo que su mejor amigo le contaba estúpidamente pensando “ojala cuelgue y me largo a otro lado”

 

-Ya te dije- reclamaba Tetsuya- No tengo idea por qué pero se debe a algo, ¿No crees?

 

-Tetsuya- por el otro lado del auricular- Creo, seriamente, que necesitas buscarte una novia, porque esa perra esta absorbiendo tus neuronas a una velocidad impresionante.

 

Tetsu no dijo nada, simplemente suspiró.

 

-Lo voy a pensar- y colgó.

 

De seguro Ken pensó “¡Hijo de su reputa madre! Primero me habla pidiendo consejo y luego me manda a la verga” Pero no lo mencionó, simplemente siguió con su vida en la ciudad en la que había decidido estudiar. Y Tetsuya Ogawa se quedó en Osaka, sin esperaza alguna, indagando en la pregunta de por qué su novia era una perra con él y por qué demonios todo en su vida terminaba siendo un dilema.

 

¿Para qué pensar tanto? Hay que sentirlo, no sólo razonarlo.

 

Dejó la caseta telefónica en la que se encontraba y se puso a caminar por las calles de la noche de Osaka, pensando y pensando y pensando y pensando y…

 

-¿¡Qué chingados te pasa!? ¡¿Qué no ves por donde caminas?! ¿Qué estas pendejo o qué?!

 

¡Vaya sarta de vocabulario en un hombre tan pequeño! Se acaba de topar un jovencito, más pequeño que él, aunque trajera esas botas de mujer.

 

-Perdón- no supo que más decir, estaba anonadado, nadie le había hablado así en mucho tiempo, y Ken no estaba para decirle tantas cosas últimamente.- ¿Te ayudo?

 

Se percató que al haber chocado con el muchacho había tirado su guitarra al suelo. Eso le iba a salir muy caro.

 

-No importa- el joven se agachó para recoger sus cosas- estoy acostumbrado a todo tipo de idiotas… Por cierto- le miró con detenimiento, observó todo el cuerpo del hombre que tenía de frente- ¿No conocerás a algún bajista?

 

¡Vaya suerte!

 

-Pues… yo toco el bajo- tuvo miedo de decir algo que pudiese provocar una reacción violenta en el joven que tenía de frente.

 

-Me llamo Hyde- sonrió.

 

Y Tetsuya pensó “¿Cómo es posible que me sonría si me acaba de decir de lo que me voy a morir? ¿Qué le pasa? ¿Tendrá problemas de personalidad? ¡Ah! Como el doctor Jenkyll y Mr. Hyde, claro…”

 

-Piensas demasiado- Hyde se acomodó el cabello por detrás de los hombros- deberías sentir más- sacó un pequeño pedazo de papel con un número escrito- si ocupas algo me llamas.

 

-¿Algo?- Tetsu pensó en todo lo habido y por haber.

 

-Si- volvió a sonreír pero de una manera extraña- lo que sea.

 

Así se quedó Tetsu con un papel en la mano y la cabeza llena de preguntas mientras Hyde se alejaba caminando como una típica adolescente de Osaka, hermosa moviendo las caderas mientras se alejaba.

 

***

 

¿Y? Cuando una oportunidad se nos presenta, generalmente no sabemos como tomarla, y el problema es que cuando queremos tomar la iniciativa nos cae el mundo encima y pasa algo que no nos deja hacerlo. ¿Por qué? Hay una cosa que se llama Karma, y no te deja en paz hasta que decides que no lo mereces.

 

Ensayaba moviendo los dedos rápidamente por las cuerdas del bajo. Pensaba en todas las melodías que tenía que hacer para salir de ese agujero en el que sus agallas lo habían puesto.

 

-¡Tetsuya!- la voz de su madre le desconcentró- ¡Te llaman!

 

Con mala gana dejó el bajo negro en la cama y fue a atender la llamada.

 

-Hola- escuchó una voz que quiso reconocer pero le costó trabajo- ¿Tetsuya?

 

¡Era el chico que había conocido en la calle!

 

-¿Hyde?- se sorprendió y sacó de lugar- ¿Cómo, por qué?

 

-No te emociones- Hyde respondió- llamé en la mañana y tu madre me explicó todo.

 

-¿Cómo demonios tienes mi número?

 

-Pues, esperé a que me llamaras pero nunca lo hiciste, entonces agarré un directorio telefónico después de haber rastreado la llamada que hiciste en la caseta telefónica le pregunté tu nombre a Ken y listo.

 

Un ¿Acosador?

 

-Oye… eso esta muy raro- los pensamientos de Tetsu no tenían sentido, todo parecía indicar que el chico grosero le había acosado de una rara manera para conseguir…- ¿Qué se te ofrece?

 

-Nos vemos en el café que está en la esquina de aquella calle que transitas a diario para llegar al club donde pasas todas las noches- específico- a las nueve, ¿está bien? Adiós te quiero.

 

Y colgó.

 

El bajista se quedó con el alma en un hilo, todo lo que estaba pasando, no tenía sentido alguno, pero ¿Qué situación amorosa lo tiene? No, no eso no era amor, era un chico bastante lindo obsesionado con sacarle algo que no sabía ni que era.

 

Miró el reloj, ocho y media, se metió a bañar lo más rápido que pudo y salió de su casa corriendo para alcanzar a llegar temprano.

 

En cuanto llegó al café se percató de la pequeña figura que tomaba en una taza enorme, con un suéter enorme que le tapaba la mitad de las manos y su cabello largo suelto adornando su cuello. Era una visión tan hipnotizante, como si algo le llamara a estar a su lado sintiendo que le reconfortaba… hasta olvidó por un momento la mala impresión que había tenido al conocerlo.

 

Avanzó con cautela y se sentó frente a Hyde en aquella mesa.

 

-Llegas tarde- implicó Hyde- llevo media taza de café.

 

No le pareció, no le agradó, hasta sintió que lo odiaba. Pero en todo ese sentimiento se sentía atraído.

 

-Perdona- hizo una seña a la mesera para encargar algo de café negro- lo que pasa es que sólo tuve media hora para arreglarme.

 

-¿Arreglarte?- Hyde lo miró con los ojos muy abiertos- ¿Cómo si fuese una cita?

 

-No, como si fuese a salir a la calle.

 

Tetsuya lo miraba hostilmente, trataba de ser hostil, pero algo se lo impedía completamente. Se sentía demasiado atraído al chico grosero y hermoso que parecía más chica que él.

 

-¿Por qué me llamaste?- preguntó al fin.

 

Hyde miró alrededor con precaución y luego dio un pequeño sorbo a su café.

 

-Pues porque me gustas.

 

Directo, a la cara, eso no sucede todos los días.

 

-¡¿Qué!?

 

-Si no, ¿Por qué habría de hacer tantas cosas?

 

-Pues…- el chico tenía un punto- pero bueno yo… no quiero herir tus sentimientos “si quiero hacerlo” pero yo no soy gay.

 

El pequeño chico volvió a sorber su café.

 

-Pero se que te gustará- sonrió maliciosamente.

 

¿Gustar? ¿Pensar? ¿Sentir? Acaso se necesita más explicación para lo que es inevitable, tan sólo hay que sentirlo, ¿No es así?

Notas finales:

Gracias por leer

especialmente para mi amiga Kaoru


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