La espalda desnuda de Tom descansa apoyada sobre el pecho de su gemelo, mientras la mano del pelinegro le rodea por la cintura, un sopor profundo estaba apoderado de ellos. Aún así Bill se inclinó un poco hacia la oreja de su gemelo y la beso dulcemente, mientras Tom reaccionó tomándole la mano y cruzando sus dedos. Había sido la experiencia más embriagadora y deliciosa. ¿Tener a Bill dentro de él? Quien iba a pensarlo, él mismo no lo había pensado nunca.
-Tomi uke-murmuró su gemelo.
-No me digas así -negó tímidamente.
-Vamos, Tomi uke despierta -le susurró Bill, al oído, riendo.
-Déjame dormir -decía Tom sin abrir los ojos aún.
-No estás durmiendo, no seas payaso. -Aseveró el pelinegro.
Una sonrisa en el rostro de Tom se reflejo en él de su gemelo.
-¿Tienes vergüenza Tomi uke? -rió Bill viéndolo con ternura.
-Un poco -dijo el de rastas enterrando su rostro en la almohadada.
-A ver, no seas ridículo -dijo Bill reposando la mano en la ingle de Tom. Ahora envolviéndolo por la cintura y jalándolo hacia él, pegando su cuerpo más de lo que físicamente se podría en otros tiempos.
El rostro de Tom se tiñó de rojo, la semi-erección matutina de su gemelo le recordó el dolor que aún sentía en su cuerpo tras haber sido embestido repetidamente por su amor. Pero la sensación de placer inigualable que le siguió justificaba cualquier cosa.
La lengua de Bill jugaba en su oído, mientras empezaba a murmurarle dulcemente: -Sabes cuánto te amo Tomi…Mi Tomi u…
-Si dices uke me convierto en tu hermano y te parto la madre. -Advirtió Tom, riendo y simulando un gesto rudo.
-Sabes que en este preciso momento, no te luce la pose de salvaje. -Se burló Bill sonriendo.
-Tonterías tienes miedo que te golpee y lo sabes. -gritó Tom, volteándose al mismo tiempo que el pelinegro le sujetaba por la cintura haciendo, hábilmente, que se colocara encima de él.
-Kaulitz estás delgado -puntualizó Bill consciente de lo fácil que le había sido cargar a su gemelo-. Vas a necesitar más proteína -dijo soltando una carcajada lasciva, arquendo la ceja en forma sugerente.
El sonido del teléfono interrumpió un frustrado beso.
-Contesta -ordenó Bill-. Es responsabilidad del que va arriba. -dijo seriamente como si se tratara de algo irrefutable como la ley de gravedad.
Tom se estiro hacia la mesa de noche mientras su hermano lo sostenía por las caderas.
-¿Bill? -era la voz de Dunja.
-No, es Tom.
-Perdón creí que marcaba a la habitación de Bill. Bueno hablo de una vez contigo, tienen media hora antes que suba Natalie para ayudarlos a arreglarse…
-Ok, gracias. -Interrumpió-. Y no te preocupes por avisarle a Bill yo le digo -dijo colgando rápidamente retornando a los labios de su amante y dándole el mensaje.
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-¿Alguien me puede decir donde diablos están ese par de mocosos? -fue el grito de Dave, entrando al salón donde se suponía que se concentraría todo el equipo antes de partir a la entrega de premios.
-Pues… ehh.-tartamudeaba Georg.
-Durmiendo donde más habrían de estar -interrumpió Gustav sentándose resignado-. Sabes esto es una falta de respeto -puntualizó recibiendo de Dunja unas pastillas para el dolor de cabeza y un vaso de agua.
-Ay Gustav no seas enoj…
-Soy responsable Georg Listing, si quieres culparme de algo, que sea de eso. Hace dos días me partí el alma en un accidente e igual estoy puntual.
-Tú siempre eres puntual, no tienes nada interesante que hacer, más que rezongar.
-Georg pareces la novia de los gemelos, deja de defender…
-Bueno ya cállense los dos, que no estoy de humor. Natalie ¿los chicos? -preguntó Dave aliviado al ver entrar a la rubia con todo su equipo de maquillaje y peinado.
-Ya bajan, acabo de terminar de arreglarlos, pero él se quería cambiar de ropa de nuevo
-Ese Bill, que desconsiderado -refunfuñó de nuevo Gustav
-¿Que yo qué? -interrumpió el pelinegro entrando al salón con una sonrisa de oreja a oreja-. Es Tom quien se está mudando de ropa de nuevo no le gusto la combinación -dijo muy naturalmente sentándose al lado de Georg. Mientras, automáticamente un Red Bull le fue colocado en la mano por Dunja.
-Gracias -respondió alegremente.
Veinte minutos después, las piernas de todo el staff se movían impacientemente, Dave lanzaba miradas furiosas de cuando en cuando a la puerta pensando que finalmente el mayor de los Kaulitz se iba a dignar en aparecer. Gustav gruñía una y otra vez. Mientras Bill hablaba hasta por los codos tratando de distraer la atención de todo el equipo y que no se les ocurriera ir a fastidiar a su Tomi “mi Tomi uke” pensó sonriendo.
La puerta de vidrio anunció unos segundos antes la entrada del mayor de los Kaulitz, mientras todo el mundo se empezaba a parar para salir de una buena vez, cuando el de rastas terminara de atravesar la puerta.
El chico de seguridad que le acompañaba le abrió la puerta y Tom entró con una amplia sonrisa en los labios, era casi hipnotizante. Dave no se atrevió a regañarlo siquiera el bienestar de este era contagioso.
Tom sintió la mirada de todos en su rostro, y empezó a sentirse nervioso
-Tomé un poco de tu maquillaje Bill, es que ya sabes, a veces salgo un poco brilloso en las fotos -se apuró a excusar su rostro totalmente color mate y sin una imperfección a la vista.
-Ah, por Dios -respondió el pelinegro llevándose las manos al pecho exageradamente-. Creo que voy a llorar -dijo sonriendo-. Te vez guapo Tomi… -tosió- igual que tu hermano -dijo frenando el “uke” que repentinamente quiso salir de sus labios.
-No vas a llevar gorra -preguntó Georg pasando frente a su amigo.
-No, creo que se ven bien mis rastas así.
-Están lindas -interrumpió Natalie temiendo que el chico decidiera hacer otro pequeño “cambio de última hora” y ahora sí, Dave los mataría.
-Bien ya estás aquí. Vamos -dijo el manager caminando con todo el equipo hacia el lobby. Bill iba delante y dio un pequeño freno a su marcha esperando que Tom se colocara a su lado.
-Suerte chicos los Ema´s los esperan- fue el grito del productor que los despedía antes que abordaran la camioneta y partieran a la tan codiciada entrega de Premios Europeos de MTV. Bill no sabía si ganarían ahora eso le importaba poco, se quitó del frente para que Tom pasara delante. Todo había cambiado en una noche era su turno de consentir a su Tomi…”Mi Tomi Uke”…
-Bill -reprendió Tom seriamente a su gemelo leyéndole el pensamiento.
-Vamos ¿acaso me puedes culpar? -le sonrió Bill devuelta, guiñándole el ojo.