-¡¡Sakuma-san!! – Gritó y por fin logro llamar la atención de Ryu, quien lo miraba extrañado y un tanto asustado. Tatsuha no podía perder una oportunidad como aquella; tomó las manos de Ryuichi y…
-Sakuma-san… yo… ¡Te amo!... – Después de eso el chico Uesugi sintió un golpe en la cabeza que lo derribó hasta el suelo, una manzana lo había golpeado, arruinando ese hermoso momento, se odió asimismo porque habiendo tantos arboles de cerezo en el parque, precisamente había tenido que escoger un árbol de manzanas, creyendo que por ser el único en todo el lugar, este le daría suerte a su confesión. También odió a Newton por haber descubierto que cuando una manzana cae de un árbol es por la gravedad; pues el había descubierto algo mejor: las manzanas son impertinentes.
-¡Buuuuuaaaaa! ¡Kumagoro te odia…! – Gritó Ryu que se encontraba arrodillado a la altura de Tatsuha quien aún estaba tirado en el suelo. Los ojos del cantante de NG estaban llenos de lagrimas y abrazaba fuertemente su conejo. Al escuchar estas palabras el más joven entró en shock, lo había escuchado, ahora el amor de su vida lo odiaba; pero reacciono al escuchar hablar otra vez a Sakuma.
-Manzana malvada… Kumagoro te odiara por siempre, por haber golpeado al chico que me ama. – Al escuchar esto Tatsuha se llenó de alegría, sus esfuerzos no habían sido en vano. Se puso de pie, jalo a Ryu tomándolo entre sus brazos y deposito un beso en sus labios. Después de un momento se separaron y se miraron a los ojos.
-Nee Tatsuha-kun… ¿De verdad me amas? – Preguntó Ryuichi.
-Hounto, te amo.
-¿Y amas a Kumagoro?
-No.
-Buua… Tatsuha malo.
- Esta bien, esta bien… quiero a Kumagoro… pero a ti te amo. – Volvió a besarlo dulcemente.
-Tatsuha-kun…
-¿Si?
-Yo también te amo.- Pronuncio Ryu con una de sus ya acostumbradas infantiles sonrisas.
-¿Hai? Yokatta.
-Y Kumagoro te quiere.
-Estabien. – Dijo resignado a tener que convivir de ahora en adelante con el rosa de Kumagoro.
-¿Y ahora que hacemos? ¡Kumagoro y yo nos estamos aburriendo! – Exclamó inocentemente el dueño del conejo de felpa.
-¿Quieren ir a jugar a mi casa? – Preguntó Tatsuha con aire de pervertido.
-Si queremos ir a jugar. – Contestó felizmente el otro chico - ¿Y a que jugaremos?
-Veamos… podemos jugar a… “Atemonos con las cuerdas”, “Atinale al hoyo”, “Tocando el cielo”, “Vente primero” al “Mete-Saca” o “Abajo el Uke”, podemos jugar a muchas cosas… “Dentro de ti”…
-¿Y es divertido?
-¡POR SUPUESTO!
-¿Y Kumagoro puede jugar?
-Mmm… no me vienen los furrys pero… tu puedes ser mi conejito.
-¿Enserio?
-Si.
-¿Y después me darás dulces?
-No tengo dulces; pero te puedo dar más.
-¿Más que?
-Más fuerte.
-¿Eres fuerte Tatsuha?
-Ya lo comprobaras.
-¿Y tienes juguetes?
-Muchos.
-¿Me los prestaras?
-Si; los usaremos.
-¡¡Gracias Tatsuha-kun!!
Ambos chicos se alejaron, dirigiendose al apartamento de Tatsuha para pasar una entretenida tarde, uno tan inocente y el otro tan pervertido como siempre.
Al final Tatsuha decidió agradecer la existencia de las manzanas.